Mi padre, el amor de mi vida 2

Continuación de este amor prohibido entre padre e hija, ¿sera mas fuerte el deseo o el tabú condenara esta historia?

Ya había pasado un tiempo, casi un año, desde que la relación entre papá y yo cambió, aunque él no quería avanzar más físicamente de unos besos y dormir abrazados. Todo el tiempo traté de convencerlo de que me tocara o me dejara tocarlo, pero jamás lo logré. Le suplique, lloré, pataleé, pero no dio pie atrás, solo decía “bebe aún eres una niña ten paciencia”, pero yo no quería tener paciencia, el deseo se había despertado en mí y bullía bajo mi piel como lava ardiendo, ya no me conformaba con roces inocentes, cada vez mi propio cuerpo me pedía más, quería saber cómo se sentían sus manos sobre mí piel, su boca en todas partes y de tan solo imaginarlo me estremecía.

Pero como si el destino estuviera de mi parte, sucedió algo que cambió su actitud, o mejor dicho se vio forzado a tocarme como yo quería. Nos encontrábamos de vacaciones en la casa en la playa que tenía una de mis tías, no era una casa muy grande por lo que teníamos que compartir habitación, pero como mis primos son casi todos hombres y ni papá ni la abuela permitieron que durmiera en la misma habitación que ellos, tuve que dormir con papá, además la abuela ayudo a que aceptara con el pretexto de que “los hombres son nombres cariño, no importa si son familia”. Papá entendió de inmediato lo que quiso decir, aunque yo no, después papá me explico que según él y la abuela mis primos me estaban viendo con otros ojos, según mis tías es que me estaba volviendo una hermosa señorita, para tratar de disculpar las actitudes de sus hijos. Mis primas grandes no se encontraban con nosotros, ellas veraneaban por su cuenta, las tres ya eran universitarias.

La única otra prima que tengo que se encontraba conmigo es mucho más pequeña, Paloma de seis años o “pajarito” para la familia, le decíamos así por su aspecto tan vulnerable ya que es bastante enfermiza. Me gusta cuidar de ella, de cierta forma me hace sentir grande y responsable. Fue que por cuidar de ella que papá se vio en un aprieto.

Yo jugaba con pajarito a las muñecas en la habitación, se había cortado la luz y estábamos con velas por toda la casa. Llegaron mis primos molestando y tomaron la muñeca favorita de ella y la lanzaron por la ventana hacia el jardín que se encontraba en el primer piso, salimos corriendo para ver si la encontrábamos pero era difícil ver, los adultos no nos hicieron caso, estaban ocupados conversando, así que tuvimos que salir con velas para encontrar la muñeca, Paloma lloraba así que no podíamos dejarla allí, mis primos se burlaban desde la ventana de arriba gritando estupideces, en eso mi prima tropieza y cae, la vela que tenía en la mano le encendió el cabello y yo no sé como comienzo a apagar las llamas de su cabello con mis manos, hasta que siento que alguien nos moja. No sé cuánto tiempo habrá pasado solo que papá me sacó corriendo hacia el auto llevándome a urgencias. Tenía quemaduras de primer grado, con vendas y no podía sacármelas para bañarme ni nada.

Papá estaba furioso al saber que es lo que había pasado, lo que los alertó de todo fueron los gritos desesperados de mis primos que bajaron corriendo a pedir ayuda para nosotras, las vacaciones se acabaron para los dos, ya que papá se negó a quedarse argumentando “no me quedaré bajo el mismo techo que esos vándalos”. La verdad es que me parecía bastante gracioso que quisiera protegerme de todo, pero al escucharlo discutir con mi tía supe que papá no quería dejarme a solas con mis primos pero la abuela y ellas lo convencieron. Él se sentía muy culpable por haberles hecho caso. Me canse de decirle que esas cosas a veces pasan, pero es tan testarudo que no me prestó mucha atención. Si quería torturarse no podía hacer nada para hacerlo cambiar de parecer.

Ya en casa y después de que se calmara un poco se dio cuenta de que haber rechazado la ayuda de la abuela no fue tan buena idea, cuando fuera al baño ¿Quién me limpiaría? ¿Quién iba a bañarme? Al ver su cara de angustia creí que lo mejor sería llamar a la abuela para que viniera, pero me dijo que él podía conmigo, que me conocía desde que era bebe. La verdad es que no le creí mucho, sabía que el verme desnuda lo perturbaría, ya hace un tiempo me había dado cuenta de la forma en que me miraba, no era precisamente de una manera paternal, más bien de cómo un hombre mira a una mujer. Aunque sé que sonará falto de modestia, pero en este último año me había desarrollado bastante, me crecieron los pechos a una talla bastante mayor para mis 12 años y salieron curvas donde antes no las había, además de que había menstruado desde hace unos meses. Mis primas decían que eso y la cara de niña inocente era una combinación letal, debía darles la razón, al menos en la calle muchos hombres se daban la vuelta para mirarme y no solo jóvenes. Y papá no era la excepción, además debemos sumarle que yo lo besaba cada vez que se me daba la gana, cuando estábamos solos claro, pero notaba que se “ponía contento” muchas veces cuando lo besaba con más ímpetu.

Cuando llegó la noche tocó la hora del baño, me sentía nerviosa y excitada por lo que podría pasar. Pero papá lo hizo rápido y casi sin mirarme, no logré que se demorara más. Aunque al sacarme  de la tina para secarme note cierta protuberancia en su pantalón, no comente nada por miedo a que se avergonzara y mi esfuerzo haya sido en vano. Durante una semana esta situación se repitió, además de que cada vez que iba al baño el debía ir conmigo para limpiarme, hasta que el fin de semana me decidí a ser más osada. Preparé un baño de burbujas para que papá se bañara  se relajara, se lo dije y él me lo agradeció encantado, lo que no sabía es que había una pequeña trampa que le tenía preparada.

Me metí al baño que se sentía a una gran temperatura por el vapor de la tina, ahí estaba papá dentro de la bañera  la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados, respiraba pausadamente como si se estuviera quedando dormido. Me acerque lentamente para que no me escuchara y se espantara, aunque con la música que puse dentro del baño era difícil y con suavidad le di un beso. Se sorprendió como es normal en él cada vez que lo beso. Me separé de su boca lentamente dándole besitos por el cuello.

  • ¿papi? – le dije suavemente al lado de su oreja

  • mmh – gimió suavemente – ¿si cariño?

  • ¿puedo bañarme contigo? – se quedo rígido un momento

  • no creo que sea una buena idea bebe – me dijo con voz contenida y las mejillas sonrojadas, no sé si por el calor del baño o tal vez algo más.

  • ¿No quieres? ¿Tan poco te gusto? – le dije haciendo un puchero y lágrimas en los ojos, la verdad es que las clases de manipulación que me dieron mis primas me han servido de mucho.

  • no llores amor…- suspiro profundamente cerrando los ojos – está bien pero compórtate ¿sí?

  • papi yo siempre me comporto – le dije con una pícara sonrisa. El rió conmigo dándome un piquito en la boca.

Me separé de papá y me comencé a sacar la ropa, él trataba de no mirarme pero sus ojos me encontraban cada pocos segundos, su respiración se había acelerado y sus manos temblaban. Me metí en la tina, en medio de las piernas de papá y me apoye contra su pecho, sentir su piel contra la mía me dio escalofríos poniéndome chinita de pies a cabeza. Me abrazó por la cintura al darse cuenta que no tenía la intención de hacer nada loco, aspiró fuerte en mi pelo y fue bajando con su boca dándome besitos por mi nuca y mi cuello, cepillando sus labios en la cuenca entre mi hombro y cuello, me sentía muy excitada pero no hice movimiento alguno para que tomara confianza, había notado que cada vez que tomaba la iniciativa de tocarlo él se espantaba y ponía distancia entre nosotros, esta vez dejé que se sintiera seguro pero haría que esta vez fuera él quien diera el primer paso.

Me acariciaba la panza con un dedo, delineando mi ombligo, yo gemí bajito, él paro abruptamente dándose cuenta de lo que hacía, pero esta vez no dejaría que escapara.

  • papá…no me dejes esta vez, que como tengo las manos ahora no podre arreglármelas yo solita – le dije volteándome de lado aún apoyada contra su pecho, me miró con curiosidad, siempre podía distraerlo de esa forma, era muy curioso con cualquier cosa que le dijera sobre mí. Al ver que no entendía a lo que me refería se lo aclaré, aunque claro mi intención siempre fue esta – cuando nos besamos mucho tiempo pues bueno…me excito papi y cuando me voy a mi habitación me toco y se siente rico – me mordí los labios nerviosamente esperando su reacción.

Primero abrió los ojos a más no poder y su boca formaba una gran “o”, la verdad se veía bastante gracioso, luego se puso rojito rojito, respiro profundo cerrando los ojos, cuando los abrió me miro intensamente como buscando una mentira, al no encontrarla me abrazo más firmemente por la cintura y hablo con la voz enronquecida.

  • cuando nos besamos bebe ¿Qué sientes?

  • pues se siente rico…no se…cuando tu legua toca la mía siento como calorcito por todas partes, y cuando nos besamos mucho rato quiero que me abraces y me toques…y cuando lo haces siento como si me palpitara mi chochito…- cuando dije lo ultimo papá me interrumpió. Ya sentía su polla dura contra mi trasero, eso me emociono mucho, lo había logrado, papá estaba excitado.

-y cuando eso te pasa, cuando tu…- trago saliva ruidosamente- chochito palpita ¿Qué quieres hacer? ¿Que haces? – ahora fui yo la que se puso toda colorada, pero esto era lo que quería, así que tenía que ser valiente, así que mirándolo a los ojos se lo confesé.

  • quiero que me toques mi chochito, pero como no lo vas a hacer, cuando me voy a dormir lo hago yo.- lo oí mascullar algo como “me vuelve loco”. Pero me tomo de mi mejilla y por segunda vez fue él quien me beso, sentir su lengua entrando a mi boca siempre me volvía loca, abrí mi boca dejando que hiciera cuanto quisiera, siempre era muy dulce cuando me besaba, muy tierno. Sentí su mano acariciando mi ombligo bajando un poco más cada vez que me acariciaba.

Solté un gemido en su boca, que parece haberlo encendido por completo ya que nunca me había besado así, tomándome con su mano libre por el cuello inclinó mi cabeza hacia atrás para tener mejor acceso a mi boca y metió toda su lengua dentro de mi boca, sus labios aplastaron los míos con fuerza, moviéndolos con mayor rapidez. Mi chochito palpitaba con una intensidad impresionante, lleve una de mis manos, que aún estaban vendadas, tomándolo de su cuello y acerque su boca más a la mía si es que era posible. Por fin su mano llego donde quería y los dos gemimos en la boca del otro.

Papá me tocaba el clítoris con su dedo pulgar y con el índice rozaba la entrada de mi coñito, eso me excito tanto que no me di cuenta de que comencé a mover mis caderas contra las él haciendo que su polla se moviera por mi trasero haciéndolo estremecer, por lo que aumento la velocidad con la que me tocaba.

Cada vez que me movía su pene se movía por mi colita, estaba tan excitado que no se si lo hizo conscientemente o no, pero metió su dedo dentro de mi vagina, eso se sintió tan bien que grite dentro de su boca que seguía besándome con gran intensidad, respirábamos en la boca del otro, como vio mi reacción comenzó a meterlo y sacarlo dentro de mí, la presión que sentía en mi bajo vientre se hizo insoportable, ahora los dos movíamos nuestras caderas y jadeábamos en busca de aire sin separar nuestras bocas mas allá de unos pocos centímetros, solo tuvo que pasar muy poco para que yo llegara a un intensísimo orgasmo apretando el dedo que papá tenía dentro de mí, esto lo llevó a él a su propia liberación, la que sentí ensuciar mi baja espalda. Nos quedamos en la misma posición largos minutos tratando de controlar nuestras respiraciones y tomar fuerzas para levantarnos. Papá me dio la vuelta quedando a horcajadas sobre él, yo me puse más cerca, quedando mi chochito sobre su polla ahora blandita y lo abracé por el cuello, él me abrazo de vuelta por la cintura. Me besó en la boca suavemente, metió su lengua rozando la mía con suaves caricias húmedas que me hacían suspirar.

  • ¿te hice daño cariño?- yo lo mire a la cara  y me largue a reír sin parar hasta que me dolió la barriga, él solo me miraba con una sonrisa pero con la curiosidad escrita por toda su cara. -¿Por qué te ríes?

  • papá ¿acaso no me viste como estaba?, créeme que no sentí dolor precisamente- él avergonzado me sonrió

  • es que te metí…tu sabes…y te pude hacer daño

  • ¿No recuerdas verdad?

  • ¿Qué cosa bebe?

  • que hace 3 años montando a caballo me salió sangre de mi chochito…

  • …y que se te rompió tu himen…es verdad lo había olvidado, pero pude hacerte daño…- lo interrumpí para que dejara de sentirse culpable

  • Papá, no me hiciste daño, cuando yo me toco…pues, digamos q no uso un solo dedo – su cara era todo un poema – además cuando me sangro mi chochito, la abuela dijo que no me dolería cuando estuviera con mi novio.

Parece que el no me escuchaba, su mirada estaba fija en mi cuerpo que comenzó a recorrer con sus manos lentamente. Me abrazo hacia su cuerpo hasta que no quedo distancia entre nuestros cuerpos, me beso el cuello largo rato.

  • Mi amor, la verdad es que había olvidado eso – me hablo suavemente con su boca pegada a mi oreja, su aliento me hacia estremecer – la verdad es que quiero probar algo, pero no sé si tu estarás de acuerdo, pero ahora que me recordaste esto creo que puedo intentarlo.

  • ¿Qué cosa papi? Tu sabes que todo lo que hacemos me gusta – le dije lo mas inocentemente que pude, la verdad si sabía lo que él quería intentar, pero necesitaba que me lo dijera, que las palabras salieran de su boca, tanto para que él las creyera y asumiera, como también para poder creer que esto es real, que no es un sueño.

  • Quiero sentirme dentro de ti – se puso muy nervioso y rojito pero no dudo en lo que quería lo que me alegro mucho, esto hablaba de los avances que está teniendo – quiero enterrar mi polla en tu chochito mi vida – sus palabras fueron muy claras, veía el esfuerzo que estaba haciendo, así que lo abrace por el cuello y le hable mirándolo a los ojos.

  • Papi, es lo que más deseo, estar así contigo.

Me beso con dulzura levantándonos a ambos de la bañera, enganche mis piernas a su cintura ya que no tenía deseos de separarme ni un instante de él. Nos saco del baño y nos llevo a su habitación sin dejar de besarnos. Me llevo hasta el centro de la cama y se recostó sobre mí sin dejar de acariciarme y besarme ni un instante. Después de un rato donde ya me encontraba más que excitada, puede sentir su polla nuevamente dura. El moviendo sus caderas me rozaba todo mi chochito que estaba muy mojado haciendo que resbalara, sentirlo así encima de mi cuerpo, moviéndose de esa manera me tenia vuelta loca, gemíamos ahogándonos y jadeando en busca de aire en la boca del otro, mordía su boca y el la mía cuando las sensaciones eran muy fuertes.

Se separo de mi boca deteniendo el movimiento de sus caderas lo que me hizo hacer un puchero en forma de protesta, el sonrió con dulzura besando castamente mi labio sobresaliente, luego se puso serio aunque su respiración seguía siendo agitada cuando me hablo con sumo cuidado.

  • Mi amor ¿estás lista? – su aliento quemaba en mi rostro, lo único que quería es su polla se enterrara profundamente dentro de mí.

  • Si…por favor necesito sentirte dentro ya.

Con un ronco gemido reclamo nuevamente mi boca con una intensidad, casi ahogándome al meter su lengua tan profundo en mi boca, no dejando ningún rincón sin recorrer. Bajo su mano desde mi pecho que estaba acariciando y la fue bajando hasta su sexo, lo tomo acomodándolo en la entrada de mi vagina, lo que me hizo jadear por la inmensa excitación que estaba sintiendo. Presiono su polla en la entrada, metiendo lentamente la cabeza a lo que respondí con un intenso y largo gemido.

  • Papaaaaaaaaa – mi voz estaba entrecortada por todo lo que sentía

  • ¿Te duele? ¿Me detengo? – me dijo parando su intrusión.

  • Sigue, no me duele nada, se siente rico papi

  • Se siente increíble estar dentro de ti bebe – siguió moviéndose de a poco adentro y afuera, para que mi chochito se acostumbrara a su tamaño, cada vez estaba un poco más dentro de mí, hasta que después de un rato sentí su cadera chocar contra la mía y me di cuenta que estaba todo dentro de mí, estaba llena con su polla que entraba y salía lentamente de mi vagina, tratando de no lastimarme, pero yo no sentía dolor alguno, solo placer y esa misma presión en mi bajo vientre, que cada vez se hacía mayor. Necesitaba que se moviera con mayor rapidez y se lo hice saber, parece que cada cosa que decía y sonido que salía de mi boca lo hacía encenderse aun mas si es que era posible. Se movía rápidamente y cada vez con mayor fuerza al darse cuenta que no sufría ningún dolor.

En la habitación solo se oían las desacompasadas respiraciones, los gemidos de placer acompañaban al incesante sonido de piel con piel, el sol iluminaba nuestros cuerpos sudorosos haciéndonos brillar, el olor a sexo se extendía en cada rincón. La cama se movía al compas de nuestro ritmo incansable. Tuve que tomarme de los barrotes de la cabecera para contrarrestar  las arremetidas intensas y fuertes de mi papá.

Su cara de placer máximo es algo que me quedo grabada a fuego en mi mente, tomo mi pierna y la puso sobre su hombro, al sentir el nuevo ángulo de penetración no pude aguantar más y tuve el mayor orgasmo que había tenido hasta ahora. Apreté de tal formas la polla de mi padre que no logro sacarla a tiempo y eyaculo dentro, dejando todo su semen en mi interior, saco su miembro de mi vagina y de esta comenzó a salir una combinación de fluidos de ambos, que se derramaron por mi entrepierna y mojando la cama.

Me abrazo poniéndome sobre su cuerpo, permanecí recostada y sin moverme de ahí por un buen tiempo, escuchando el latido frenético de su corazón y como se calmaba junto con su respiración y la mía. Me quede reflexionando sobre lo que acababa de suceder, había sido fantástico, cada sensación, su rostro distorsionado por el inmenso placer, su piel chocando con la mía, su olor y el de nuestra unión, todo grabado para siempre en mi memoria.

Comencé a sentir suaves caricias en mi espalda, dibujaba patrones sin ningún sentido sobre mi piel, levante mi cabeza de su pecho para ver su rostro, él al darse cuenta de mi movimiento abrió sus ojos que permanecían cerrados, y voltio a verme. Pensé encontrarme con la culpa dibujada sobre sus facciones, pero solo había una sonrisa pacifica y, porque no decirlo, satisfecha en sus labios. Solo lo mire hasta que acerco su rostro al mío, dándome un lento y suave pero no por eso menos intenso beso, su lengua jugó con la mía durante mucho tiempo, me subió más a su altura y me di cuenta de la gran erección que tenia de nuevo. Lo mire con una de mis cejas alzadas en una muda pregunta, el solo sonrió brillantemente y contesto.

-Te amo – tomando mis caderas me penetro de nuevo lentamente, comenzando una larga pero placentera tarde, la que sería sin ser nosotros consciente, más que nuestros cuerpos unidos moviéndonos al mismo ritmo, el inicio de una historia de amor, prohibido, pero de amor al fin y al cabo.