Mi padre ejecutivo (6)

Mi padre es un alto ejecutivo y yo un chaval con una gran atracción por los hombres vestidos de traje y corbata

Continuación de "Mi padre ejecutivo", recomiendo leer el primer relato para no perderos nada la historia.

Perdón por no haber escrito en mucho tiempo, he estado muy ocupado y no he podido dedicar mucho tiempo a escribir, aquí os traigo la continuación de la historia, pronto subiré otras historias centradas más en los "juegos" que hacemos mi padre y yo.


Cuando nos despertamos al día siguiente solo tenía ganas de seguir durmiendo, entre la medio resaca que tenía y el agotamiento por todo lo sucedido la noche anterior no quería salir de esa cama, Samu también estaba muy vago para hacer cualquier cosa. Nos dimos unos cuantos besos y hablamos un rato tumbados uno frente al otro hasta que nos decidimos en ir a la ducha para limpiarnos un poco, es mañana no hubo sexo, los dos estábamos agotados y sequísimos, pero sí que nos hacíamos caricias en la ducha y nos dábamos besos, muchos besos. Nos vestimos y aireamos el cuarto para que no oliese tanto a sexo. Ya era una poco tarde para desayunar así que picamos algo viendo la tele. Al de un rato le dije:

-Oye voy a tener que irme, que le dije a mi padre que volvía para comer.

-Vale, no te preocupes, no sé a qué hora volverán mis padres pero por si acaso está bien que tenga la casa libre a la hora de comer – me dijo.

-Que pasa, es que te avergüenzas de que me vean? – le dije haciéndole cosquillas en modo divertido.

-No joder jajajaja- dijo intentado quitarme de encima – pero sabes que de momento quiero ser discreto.

Seguí intentando hacerle cosquillas un rato más pero es más fuerte que yo, me cogió las manos con una de las suyas y me dio la vuelta, quedando yo tumbado en el sofá bocarriba y el encima.

-Parece que ahora estás tú en problemas – me dijo poniendo una mirada maliciosa, acto seguido empezó a hacerme cosquillas el a mí con la mano libre.

-No por favor para que tengo muchas cosquillas – le dije riéndome e intentando quitármelo de encima, la verdad es que tengo muchas cosquillas por la zona del vientre y las costillas pero Samu me tenía bien agarrado y no podía hacer nada.

Al final paró cuando yo ya estaba sufriendo demasiado, y sin dejar de agarrarme las manos se tumbó encima de mí y me besó. Estuvimos como 10 minutos seguidos así de acaramelados, la verdad es que estaba muy a gusto con él solo besándonos sin necesidad de subir el tono, pero tenía que irme y Samu también se quedaría más tranquilo por si sus padres llegaban antes.

-Bueno ahora sí que me tengo que ir – y me dejó libre, me terminé de vestir y me acompaño hasta la puerta, antes de abrirla me dio un último beso.

-Quiero repetir más veces esto – me dijo.

-Yo también, ahora que se acerca el verano tendremos más tiempo libre para hacer bien de cosas.

-Bueno pues seguimos en contacto vale?

-Claro tío, hablamos – y salí de su casa.

A los 5 minutos ya estaba en la mía.

-Papá, ya estoy en casa – entré saludando.

-Buenos! Que tal la noche campeón? – le escuche que me decía desde la cocina.

-Bien, me cambio de ropa y te cuento – dije dirigiéndome a mi cuarto a ponerme algo más cómodo, me puse una camiseta de tirantes y unos pantalones de deporte (como suelo ir por casa) y bajé a la cocina, mi padre estaba haciendo la comida, iba vestido igual que yo.

-Bueno hijo, que tal? – dijo acercando la cara para darnos un pico mientras seguía con la comida.

-Bien, ha estado muy “interesante” – le dije poniendo un acento picante en la última palabra.

-Ummm, espero que me cuentes todos los detalles jejeje.

-Si claro, no te preocupes – me dije acercándome a él por detrás y abrazándolo,  mi padre es un poco más alto que yo así que mi cara quedaba justo a la altura de su nuca, así como estaba le dije al oído – oye eso huele muy bien – y me pegué más a él.

-Espero que también sepa igual de bien – me dijo poniendo el culo un poco en pompa y restregándose con mi entrepierna, eso me gustó y me empecé a poner duro.

-Seguro que sabe tan bien como esto – y le di un azote suave a una de sus nalgas, mi padre gimió bajito. Me estaba empezando a calentar mucho y eso que solo hacia unas pocas horas que me había corrido con Samu. No lo hacemos mucho, pero de vez en cuando mi padre y yo cambiamos los roles y soy yo el que hace de activo.

-Que pasa peque, no habéis hecho nada Samuel y tú? – me dijo mientras seguía con el culo hacía atrás.

-Sí que hemos hecho, pero creo que es importante que un hijo le agradezca a su padre como es debido que le deje pasar la noche fuera con un follamigo no crees? – le contesté poniendo una voz sensual y restregando todo el paquete por el culo de mi padre.

-Sí que et he educado bien jejeje – puso el culo un poco más en pompa mientras seguía pendiente de la comida que estaba cocinando. Le bajé el pantalón de deporte lo suficiente como para dejar sus nalgas al aire, le di varias palmadas mientras me restregaba con él con la polla a tope dentro del pantalón.

Me agaché y le empecé a comer el culo a mi padre, aunque en nuestra relación yo sea el 95% de las veces el pasivo me ha enseñado bien a hacer de activo. Empezó a gemir sintiendo mi lengua moviéndose por su ano y cunado le daba mordisquitos. Me baje el pantalón para poder pelármela mientras le comía el culo, estábamos los dos a tope, había llegado para la hora de comer pero antes me lo comería a él jajaja.

Me levanté cuando ya tenía el culo bien lubricado y me tiré varios lapos a mi polla dura como una roca, la de mi padre es un poco más grande pero la mía no está nada mal, además mi padre también tiene un culo tan tragón como el mío por muy activo que sea por lo que no necesita una lubricación excesiva para que le entre bien. Me levanté y seguí frotándome contra su ano, esta vez piel con piel, empezábamos a jadear ambos solo de la excitación.

-Creo que es hora de agradecerte lo de la paga de ayer papi – le dije con tono de niño, nuestros roles no cambiaban aunque yo fuera el activo, yo era el hijo y el mi padre.

-Claro que si peque, demuéstrame lo mucho que has crecido – me dijo cachondísimo.

Le fui metiendo la polla poco a poco, agarrándomela con una mano y con la otra apartándome un poco la camiseta para ver bien. Mi padre no dejaba la comida en ningún momento, solo gimió un poco al principio. No paré de meterla hasta que mis huevos chocaron, los últimos centímetros los metí de golpe a lo que mi padre solo pegó un gemido fuerte.

-JODER! – dijo con una voz muy varonil.

Lo abracé tocando y amasando sus pectorales mientras le daba besos en la nuca, entonces se me ocurrió una idea morbosa, le susurré al oído:

-Creo que en lugar de agradecerte lo de la paga es mejor que te castigue por la follada de ayer – en un tono de niño malo.

Sin esperar le empecé a dar por culo de manera fuerte y rápida, mi padre enseguida empezó a gemir fuerte, como pudo apagó el fuego y dejó la comida a un lado y se movió un poco hacía un lado para poder apoyar su pecho en la encimera y así poner el culo más en pompa.

-Ah! AH! AAAHH! JODEEER HIJO AAAGH! VE MÁS SUAVEEAAAH! – Intentaba hablar pero solo le salían gemidos de placer y dolor, me había enseñado a meterla bien, pero nunca le había dado una follada dura por lo que no estaba acostumbrado, era mi pequeña venganza por medio violarme la mañana anterior sin mi permiso.

-No te quejes tanto – decía yo mientras me costaba respirar por el esfuerzo – yo he aguantado folladas más duras que me has dado con tu pollón en mi agujerito,  ahora cállate que se nota que lo disfrutas uuufffff siiii mírate si gimes igual que una putita.

Me estaba encantado follarme a mi padre de esa manera, los golpes de mi cadera con sus nalgas resonaban por toda la cocina, mi padre gemía mucho y no era capaz de hablar, aunque fueran gemidos varoniles parecía una zorra en celo como yo en lugar del macho activo que es. No me reconocía ni yo mismo, hablar como un macho activo en lugar de como una putita sumisa, y encima a mi padre, era lo más. Aunque se notaba mi falta de experiencia en ese sentido, no había hecho más que empezar y ya estaba agotado y casi sin aliento, tenía que bajar un poco el ritmo por que no podía mantenerlo. Mi padre lo notó.

-Que pasa peque, el machito ya no puede más? – me lo dijo en un tono de juego, de burla, me quería picar, ya se había acostumbrado a la polla de su nene por lo que ahora solo estaba disfrutando.

-No hagas que te rompa el culo papi ZAASSS – y le di una nalgada bien fuerte, como me era casi imposible volver al ritmo del principio al menos podía ser duro de otras formas. ZAS!

-Ufff si nene, sigue así, me encanta hijo agghh.

Estuvimos así unos minutos más, intercambiando momentos de nalgadas con momentos cortos de follada fuerte hasta que me cansaba, y al final no aguanté más.

-JODER PAPI ME CORRO, NO AGUANTO MÁS ME CORRO ME..AAAAAHHHH – me corrí dentro del culo de mi padre, aunque no de manera tan abundante como por la noche. Caí agotado sobre su espalda, abrazándolo y dándole besos. Sabía que estas cosas no solían ocurrir ya que tiene que coincidir que me apetezca a mí hacer de activo y a mi padre recibir, esto último es poco común.

-Bien hecho hijo, eres todo un campeón, me has abierto bien el culo jajjaja – se rió dándome palmadas suaves en la pierna mientras recuperaba el aliento – pero tenemos que comer que se queda fría la comida.

-Sí, tienes razón papá – dije reponiéndome y saliendo de él poco a poco – buff que buena follada. Me subí los pantalones y cuando iba a preparar la mesa para comer mi padre me cogió del brazo, me acercó a su boca y nos fundimos en un tierno beso.

-No me refería a la comida de la mesa – me dijo sonriendo. Me cogió de la cabeza y me puso de rodillas en frente de su pollón a reventar, no se había corrido todavía.

-Es hora de dar de comer al nenito – me dijo acariciándome la cara y revolviéndome el pelo.

-Si papi – le dije volviendo a mi rol natural de sumiso y cambiando comportamiento de niño malo a niño bueno. Lamí toda la polla de mi padre hasta dejarla bien brillante y acto seguido me la metí en la boca. Mi padre gemía de placer absoluto y yo me tragaba su pollón mirándole a los ojos como le gustaba.

-Eso es peque, estoy a punto, te voy a dar de comer pero bien – y me agarró de la cabeza con ambas manos y me hizo tragar toda su polla de golpe, empezó a darme una follada de boca increíble, yo intentaba respirar por la nariz pero era la follada era tan brutal que en lugar de gemidos lo que salía de mi boca eran arcadas y un montón de babas espesas. Estaba a punto de quedarme sin respiración (y sin garganta) cuando mi padre soltó un fuerte gemido.

-AQUÍ VA LA LECHITA DE PAPI PEQUE AAAAAAGHHHHFFF – y me llenó toda la boca de su semen, los primeros chorros fueron directos de mi garganta al estómago, pero con las convulsiones que tenía por el orgasmo su polla salía más de mi garganta y empezó a inundarme la boca, intenté tragármela toda pero un poco se me escapaba por la comisura de los labios. Al final me la sacó y se me quedó viendo desde arriba como estaba, de rodillas con la cara roja y al boca abierta, con semen escurriéndome hasta la barbilla.

-Espero que haya quedado claro quién es hombre en esta casa y cuál es tu lugar en la relación – me dijo mientras hacía gestos con su dedo índice y sonreía.

-Si papi – dije sumiso. Y nos echamos a reír, mi padre sabía perfectamente cómo me gustaba que me tratara y que es lo que más me pone, que haga de padre duro con su nenito.

Nos limpiamos bien y esta vez si empezamos a comer de verdad. Le conté con todo detalle cómo había sido la noche con Samuel, desde la cena hasta el polvo, pasando por la discoteca.

El resto del domingo fue como otro cualquiera, yo chateaba con mis amigos y con Samu por el móvil o jugaba a algo y mi padre pues hacía sus cosas. La semana también pasó tranquila, iba a la uni aunque con menos frecuencia por que se acercaban los exámenes y algunas asignaturas ya estaban por terminar. Mi padre iba a trabajar como siempre y por las noches teníamos nuestros momentos de sexo o si estábamos cansados pues algo de morbo sin ir a más. Le pregunté por Diego, estaba un poco preocupado por lo del otro día y me daba miedo que hubiera dejado el trabajo. Por suerte no había sido así, mi padre me dijo que vino como siempre a trabajar, aunque sí que le notaba un poco distinto de ánimo, sobre todo cuando estaba en su escritorio trabajando solo, lo veía como más serio o triste.

-Evidentemente yo no le he comentado nada de lo que me dijiste, sí que le he preguntado si estaba todo bien, con la familia y así, y me ha dicho que sí que no hay ningún problema, de hecho conmigo se comporta como siempre y con las otras personas también. Pero cuando está solo me he fijado que sí que está como algo tristón, o pensativo – me comentaba mi padre uno de los días de esa semana cuando volvió del trabajo.

-Joder pues me siento mal, creo que está confundido con lo que ha pasado y que se siente culpable, no sé si por haber hecho algo con el hijo de su jefe o simplemente por haberlo hecho con un chico – le dije.

-Hacemos una cosa, uno de estos días te pasas por el despacho, diré que tenías que traerme algún papel como la última vez y os dejo solos para hablar. Pero tranquilo que seré discreto, que te parece?

-Bueno estaría bien, no quiero que esté mal – respondí yo.

Así pasó la semana, sin mucho alboroto, pero se acercaba el sábado y yo seguía un poco nervioso. Hablé con Don Gregorio por email el jueves para confirmar que el sábado quedaríamos para, en principio, tomar algo y que me conociera mejor para saber si le daba es ascenso a mi padre o no. Yo sabía perfectamente que no quería solamente tomar algo, quería algo más, pero que me dijera que no pasaría nada que yo no quisiera y que eso no repercutiría negativamente en el trabajo de mi padre me tranquilizaba. Quedamos en que mandaría a su chofer a recogerme sobre las 5 de la tarde del sábado, y que luego me dejaría donde me había recogido a la hora que yo quisiera. Le dije que me podía recoger en la parada de autobús de la urbanización (de no ser por mi padre le hubiera dicho que me recogiera en mi casa directamente, pero no quería que se viera involucrado en nada de esto, básicamente porque si se entera de lo que su jefe le ha ofrecido a su hijo de 19 años le arranca la cabeza, por mucho que haga cosas guarras conmigo).

Llegó el sábado, fue una mañana como otra cualquiera, la noche anterior mí padre y yo habíamos follado y procuré correrme bien para que un calentón tonto me hiciera hacer cosas con Don Gregorio de las que luego me podría arrepentir. A mi padre le dije que esa tarde saldría con los amigos a tomar algo, luego cenaríamos por ahí y que igual terminábamos yendo de fiesta, se me hacía raro mentirle a mi padre en estos temas. Antes de comer se me ocurrió preguntarle por email a Don Gregorio si quería que fuera vestido de alguna manera, pero al escribirlo me di cuenta de que parecía que yo iba con intención de hacer algo y no quería que pensara que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ese ascenso, así que reformulé mi pregunta preguntando si tenía que ir vestido de manera formal, casual o que si incluso podía ir en chándal, de esta forma no parecía que le estaba preguntando qué forma de vestir le ponía más cachondo al viejo jefe de mi padre.

Fui a comer y al terminar fui a mi cuarto para prepararme y comprobar si me había respondido, lo había hecho, su mensaje decía que fuera de la manera que más me apeteciera, él iría con ropa de trabajo para que yo viera que su intención principal era hablar sobre ese tipo de temas, al menos si va en traje no me fijaré tanto en su edad pensé. Por lo tanto decidí ir con ropa normal, sin ser provocativa, pero tampoco iba a ir en chándal ya que eso igual daba mala imagen ante un señor que se notaba bastante elegante. Me duché y me puse unos vaqueros y una camiseta roja, con una sudadera gris oscura y zapas  negras, de ropa interior al final decidí ponerme un suspensorio blanco, no vaya a ser que el viejo resulta ser un cabrón y acaba chantajeándome, por lo menos ir algo sexy si llega el momento.

Salí 15 minutos antes de las 5 de casa y llegué a la parada de autobús con tiempo de sobra, estaba nervioso, pocas veces había estado con estos nervios, estaba yo solo en esa parada. Pasaron unos minutos de las 5 cuando vi cómo se acercaba un mercedes negro claro y se paraba delante de mí, a la vez que me puse de pié para ir al coche del asiento del conductor se bajó un hombre de unos 25 – 20 muchos años, algo musculado, pelo corto castaño y con cara de ser el típico abusón de instituto que ha repetido como 3 veces. Iba vestido de traje y corbata, pero no de los caros como mi padre o Don Gregorio, si no de los comunes tipo uniforme. Se quitó las gafas de sol, tenía los ojos castaño oscuro, e hizo un pequeño gesto señalándome.

-Carlos Gómez? – me preguntó, hasta la voz era del típico abusón.

-Sí, soy yo – le dije algo intimidado, me parecía el típico que se metía con los gays en el instituto y me daba apuro que me llevara en el coche, aunque mi opinión cambió al momento cuando me respondió con una gran sonrisa y una actitud muy amable.

-Perfecto, pues entra en el coche y nos ponemos en marcha – dijo sonriendo y abriéndome la compuerta de atrás del mercedes.

-Gracias – es lo me salió al responder, me puse detrás del asiento del copiloto, él se sentó al volante y arrancó. Al parecer la casa de Don Gregorio también estaba a las afueras de la ciudad en otra urbanización, pero prácticamente al otro extremo, por lo que el viaje sería de casi media hora por autovía. Yo estaba un poco incómodo por estar atrás de un coche tan lujoso y con chofer, no es precisamente mi modo de vida, el chofer debió de notarlo y se puso a hablar conmigo.

-Es la primera vez que te montas en uno de estos? – vi por el retrovisor que me miraba a los ojos de vez en cuando al hablar y siempre con una gran sonrisa.

-Estando yo solo aquí atrás si la verdad.

-No te preocupes, hay gente que se siente incómoda porque no está acostumbrada, pero este es mi trabajo y no me importa en absoluto, tu estate tranquilo vale? – me dijo ofreciéndome otra vez una gran sonrisa.

-Vale – dije yo un poco tímido y sonriendo también.

Durante el trayecto fui relajándome, seguía hablando con el chofer, me dijo que se llamaba Alejandro y que si quería que lo podía llamar Alex, me contó un poco su vida, donde vivía, cuantos años tenía (28) y yo le conté un poco la mía por encima.

-Debes ser alguien importante, normalmente si no es para trasladar a Don Gregorio de algún lugar a otro solo llevo a señores maduros o mayores para temas de trabajo, a sus hoteles o a los aeropuertos, pero casi nadie a su domicilio, y menos alguien tan jovencito y guapo.

Me puse rojo al instante.

-Ya… bueno (ejem), yo es que… soy el hi-hijo de un empleado importante suyo y me dijo que… que quería hablar conmigo sobre mi padre… y …. – me estaba trabando al hablar.

-Jajajaja tranquilo, solo te estaba tomando el pelo – me dijo – suelo llevar también a hombre o mujeres de mi edad o un poco más mayores por temas de trabajo o familiares, y también alguna que otra vez de otro tipo – hizo una pequeña pausa y me fijé en que me dio un repaso con la mirada de arriba abajo a través del retrovisor – pero (prosiguió) me has sorprendido un poco porque pareces bastante joven jeje.

-Bueno tengo 19 años, pero suelen decirme que aparento menos – dije intentando tener un tono normal en la voz.

-Ya veo – respondió el con una pequeña sonrisa, no era como las de antes que se notaba que eran de amabilidad, esta era algo más sexy.

Durante el resto del trayecto no hablamos mucho más de ningún tema, al final llegamos a una urbanización privada de las que tienen barrera y guardia de seguridad (mi urbanización es de gente con nivel adquisitivo alto pero no es privada ni mucho menos tiene esa seguridad), Alex le enseñó una tarjeta, aunque solo por mero trámite ya que el guardia le saludó muy cordialmente, ya se conocían. Nos dejaron pasar y flipé un poco, ya que las casas no eran todas iguales y unifamiliares como las de mi urbanización, eran putas mansiones, al principio eran todas como de piedra y madera bastante elegantes, pero a medida que avanzábamos había de todo, desde las ultramodernas hasta las que parecían castillos. Yo miraba por la ventana como si estuviera en un tour turístico. Cuanto más nos adentrábamos en la urbanización las parcelas eran más grandes, tenían más espacio y las casas de los vecinos cada vez se veían menos. Llegamos al final a una entrada con una verja de metal típico de las películas, Alex se acercó a un pequeño escáner al lado de un botón que supuse sería el timbre, puso una tarjeta encima y las puertas se abrieron. Aún estuvimos 1 minuto entre que entramos por las puertas y que el coche aparcó, el terreno del que disponía la mansión de Don Gregorio era enorme, iba a abrir la puerta del coche cuando Alex me paró.

-Espera, no hace falta que abras – se bajó rápidamente y me abrió el mismo la puerta.

-Gracias, aunque creo que esto es pasarse – dije yo riéndome un poco.

-Es el protocolo y además Don Gregorio me ha pedido personalmente que te tratara como a un alto directivo y eso hago – decía con esa sonrisa que transmitía amabilidad.

Miré un momento al pedazo jardín que tenía detrás y luego me fijé en la mansión, era de piedra pero bastante moderna, de 3 pisos y suponía que habría un cuarto piso bajo tierra y que había dos puertas de garaje en un extremo que se conectaban con una rampa al jardín.

Alex me hizo un gesto para acompañarle hasta la puerta, llamó el mismo al timbre, nos abrió un hombre maduro, algo más mayor que mi padre.

-Roberto este es Carlos Gómez, ha quedado con Don Gregorio – dijo educadamente Alex.

-Perfecto, gracias Alejandro, sígame por aquí señor Gómez – “señor Gómez”, estuve a punto de reírme, pero recordé que tenía que comportarme, me giré al entrar en la casa para despedirme de Alex.

-Muchas gracias por el viaje – dije sonriendo.

-De nada, para eso estamos, nos vemos cuando tengas que regresar a casa – me dijo sonriendo, y antes de ponerse las gafas de sol me guiñó un ojo. No sé qué pasaba que últimamente todos los hombres que conocía me guiñaban un ojo, igual estoy en una etapa en la que me quiero tirar a todo dios y me imagino cosas que no son pensé para mí mismo.

Seguí al mayordomo, el tal Roberto, era un tipo con canas, vestía con pantalón de traje, chaleco y corbata a rayas. El típico “pingüino” pensé.

Subimos a la segunda planta donde había un enorme salón que ocupaba un tercio de la planta, una parte del salón era como la de un despacho por lo que intuí que ese salón era el de reuniones y cosas así. En uno de los sillones que había estaba Don Gregorio leyendo unos papeles. Al verme se puso inmediatamente de pie mientras Roberto el mayordomo le indicaba que había llegado.

-Don Gregorio, ha venido el señor Carlos Gómez para su  reunión.

-Gracias Roberto, si no te importa nos puedes traer un gin tonic para mí y para Carlos…

-Yo nada gracias – dije amable.

-Que tímido, no te preocupes, tráele un vodka con naranja Roberto - dijo seguro Don Gregorio, madre mía me quiere emborrachar pensé.

El mayordomo se fue mientras Don Gregorio se acercaba a mi sonriente y me estrechaba la mano con entusiasmo.

-Me alegro de que hayas venido, tenemos bastante de lo que hablar.

Yo seguía algo nervioso, me senté en un sillón que me señaló, bastante cómodo, y él se puso frente a mí. Al momento comenzó a hablar sobre el ascenso que ofrecía a mi padre, iba directo al grano, como me había dicho íbamos a hablar de temas de trabajo. Yo  solo había abierto la boca para saludarle, Don Gregorio se mostraba amable e intentaba explicarme en qué consistiría el trabajo de mi padre con muchos detalles, yo apenas entendía a que se dedicaba mi padre exactamente por lo que no entendía demasiado de lo que me estaba hablando. A esto apareció Roberto con las bebidas, nos las sirvió y se fue.

Como no me enteraba bien me distraje observándole mejor, era un hombre maduro, 60 años aproximadamente, conservaba bastante pelo aunque ya era prácticamente todo canas. De cuerpo no estaba mal para la edad pensé, no estaba gordo y conservaba buen físico, o eso notaba bajo el traje, me hizo gracia pensar que las dos veces que nos hemos visto solamente le he visto vestido con un traje carísimo. Llevaba el mismo traje que en la fiesta de la empresa, un traje negro a rayas y camisa blanca, aunque la corbata era distinta, esta vez llevaba una de color azul marino también con un alfiler de corbata. Este señor tenía pinta de que todos los trajes que tenía valían un dineral, mientras que mi padre solo tiene uno que vale mucho para los actos especiales, no lo usa para follar conmigo, aunque me gustaría ya que aunque no me importa lo que valen es verdad que follar con alguien que lleva un traje caro da mucho morbo. Ya ni siquiera prestaba atención a lo que me estaba contando Don Gregorio, absorto en mis pensamientos, y él se dio cuenta.

-Perdona, te estoy aburriendo con todos los tecnicismos sobre el trabajo de tu padre jajaja – me dijo amablemente.

-Ah? No no no, en absoluto! – dije saliendo de mis pensamientos rápidamente – es solamente que como me contó que quiere conocerme mejor para darle finalmente a mi padre ese ascenso pues puede preguntarme cosas sobre mí si quiere Don Gre- … digo, señor Areza.

-Muy bien, pues empezemos – dijo sonriente. Me empezó a preguntar cosas sobre mi vida, que me gustaba hacer, que estudiaba exactamente y ese tipo de cosas. La conversación era de lo más normal, yo quería ser amable y hablaba bastante, contaba bastantes detalles sobre lo que me preguntaba para que viera que me habría ante él en lugar de los simples “si” y “no” como respuesta, pensaba que a lo mejor el jefe de mi padre realmente solo quería conocerme y yo me había montado una película de Hollywood en la cabeza.

Entonces llegamos a una parte más personal.

-Y tienes pareja? Una novia, o un novio? – preguntó interesado.

-No señor Areza, la verdad es que no tengo pareja.

-Pero te gustan los chicos verdad? – preguntó.

-Bueno… sí, soy bisexual, me atraen ambos, chicos y chicas – contesté un poco incómodo.

-Y dices que no tienes novio – preguntó inquisitivamente, un poco más serio.

-No de verdad que no tengo novio – dije yo firme.

-Entonces tendrías que tener más cuidado a la hora de hacer ciertas cosas con desconocidos – dijo dejando a un lado el lado serio y con un tono más bien paternal – sabes que hay muchas enfermedades que puedes contraer por hacerlo con cualquiera, además de tienes que limpiarte mejor cuando acabes de hacerlo.

La verdad es que la conversación había dado un vuelco total y empezaba a estar realmente incómodo, estaba en la casa del jefe de mi padre y me estaba dando un sermón sobre sexo seguro, en que momento habíamos llegado a este punto pensé, aunque claro, tenía que llegar esa conversación en algún momento dado que me pillo con semen en el pelo.

-Verá, no es algo que haga habitualmente ni mucho menos, e intento tener sumo cuidado a la hora de hacer estas cosas con quien y donde las hago – la única manera que tengo de que una situación me incomode menos es hablando – y he de decirle que me dio mucha vergüenza que me pillara así de pleno porque fui muy descuidado, pero si le consuela no fue con un desconocido cualquiera.

-A no? Y con quien fue? – me preguntó interesado.

-Lo siento señor Areza, no es por ser maleducado, pero me gustaría no contarle con quien hice ciertas coas la verdad – dije de la manera más amable que pude.

-No pasa nada, lo entiendo, perdóname por hacerte tantas preguntas. Es que sinceramente me sorprendió mucho que un chico que parece tan espabilado como tu tuviera ese desliz de ir por toda la fiesta con un pegote de semen en el pelo jajajaja –se rió, la verdad es que por lo menos me estaba empezando a sentir menos incomodo – supongo que solo me daría cuenta yo verdad? – preguntó.

-Uf pues eso espero, la verdad es que me quedé helado cuando me di cuenta de la cagada que había hecho jaja – me reí un poco, todavía un poco incómodo.

-Escucha Carlos, sé que a tu edad es normal que te guste hacer ciertas cosas en lugares que no son los más apropiados, pero tienes que tener más cuidado. Te he pedido que vengas a mi casa no solo para hablar del trabajo de tu padre, sino también que puedes tener plena confianza conmigo para hablar de lo que quieras – Don Gregorio me decía todo eso en un tono muy amable, pero creo que ya sabía hacia donde iba a ir esa conversación – la verdad es que cuando me di cuenta de que tenías semen en el pelo y que posiblemente se la acabaras de comer a cualquiera en los baños o donde sea que lo hicisteis pues…. – hizo una pequeña pausa como pensando en lo que decir – pues que me excitó un poco, pero por supuesto no quiero que pienses nada malo de mí ni de que mis intenciones contigo son otras – dijo apresuradamente como para no ofenderme, yo estaba escuchando atentamente - quiero que sepas que lo que hablamos por teléfono el otro día sigue completamente en pie, quería conocerte un poco mejor y me has caído muy bien, también me ha gustado como hablas y te expresas, por lo que ese aumento irá para tu padre.

-Vaya señor Areza, muchas gracias, estooo, no sé qué decir – la verdad es que estaba contento porque había conseguido que a mi padre le ascendieran sin tener que hacer ningún “favor” a ese señor, aunque lo de mantener su promesa y que no intente propasarse lo más mínimo lo estaba apreciando de verdad.

-No te preocupes, es lo mínimo que puedo hacer, la verdad es que he estado pensando estos días que a lo mejor te hice pensar que quería algo a cambio de ese aumento y me he sentido mal. La verdad es que me daba morbo y solamente quería que me contases si tu quieres un poco que hiciste ese día nada más, si te resulta incómodo no te preocupes que no tienes porqué contarme nada – me estaba gustando como me trataba Don Gregorio, sin presiones y solamente quería estar conmigo porque le daba morbo que le contara lo que había hecho en la fiesta. La verdad es que estaba agradecido con él y quería compensárselo contándole lo que hice.

-Bueno se lo cuento si quiere, pero antes cuénteme usted un poco de su vida – le dije.

-De mi vida? Que quieres saber exactamente – dijo un poco confuso.

-Pues si a usted le gustan los hombres o solamente le gusta escuchar historias eróticas – dije, esta vez más cómodo porque en este caso yo llevaba la voz cantante.

-Bueno, verás, es más complicado, toda mi vida me he sentido atraído única y exclusivamente por las mujeres, pero desde que mi mujer y yo nos separamos hace unos años me empecé a sentir atraído por ciertos hombres, ejem, los más jóvenes en concreto – se le notaba un poco incómodo, creo que era la primera vez que hablaba abiertamente sobre este tema con alguien – el caso es que en estos últimos años he estado con alguna mujer pero también he tenido la “compañía” de algún chico, Roberto es totalmente discreto y un hombre de gran confianza por lo que él ya sabe que de vez en cuando puede entrar en casa algún chico joven.

-Entonces… usted quiere conmigo….? – empecé a preguntar, ya quería ir al grano de si Don Gregorio  tenía alguna intención conmigo.

-NO no no no  no – se apresuró a decir – es decir, EJEM, tu eres un chico atractivo, pero no quiero que pienses que solo quiero hacer algo contigo a cambio del ascenso, EJEM, además no creo que yo te atraiga de esa manera.

-Bueno, es verdad que no es mi tipo, no le voy a engañar, pero creo que no está mal para la edad que tiene, sin ofender – esto último lo dije en tono asustado por si se había sentido insultado, pero se rió a lo que yo seguí hablando – de echo así vestido me parece que está atractivo-

-De verdad – dijo con un tono más animado – así vestido? – se miró un poco a su ropa – a que te refieres?

Le conté mi morbo con los hombres en traje y también le acabé contando lo que pasó en los baños con Diego, pero omití su nombre ya que quería que fuera anónimo. Me estaba sintiendo a gusto con ese señor, el alcohol también ayudaba, mientras hablábamos yo me había bebido el cubata que me había preparado el mayordomo y Don Gregorio casi había terminado su gin tonic, tengo el defecto de que bebo super rápido los cubatas. Al terminar mi historia Don Gregorio se desabrochó el botón de su chaqueta e hizo el gesto de aflojarse la corbata, había cogido calor y le noté el bulto que tenía bajo los pantalones.

-Vaya, menuda historia, y se nota cuando la cuentas que la experiencia te gustó mucho, me ha entrado mucho calor de repente, te apetece beber otra? – me preguntó, antes de poder responder dio a un botón que tenía en una de las mesillas y al de un minuto apareció Roberto.

-Sí señor.

-Ponnos otro gin tonic y otro vodka naranja por favor Roberto.

-Enseguida señor – y salió de la sala.

-No pienses que quiero emborracharte Carlos, es solo que me está gustando esta conversación y creo que con unas bebidas estaría mejor.

-Opino lo mismo – le dije yo con un tono pícaro que me salió sin querer, joder con el alcohol ya no me parecía tan mala idea aunque sea hacerle una mamada a ese señor como agradecimiento, hasta me estaba poniendo cachondo toda la situación a pesar de que el tio no era para nada mi tipo. Roberto trajo las bebidas y seguimos charlando mientras bebíamos. Hablamos de cosas más picantes, lo que a mí me gustaba en el sexo y lo que a Don Gregorio le gustaba, también nos contamos alguna experiencia que hemos tenido, omitiendo claro está que esas experiencias en su mayoría las había tenido con mi padre. Seguro que era el alcohol, pero cada vez me parecía mejor lo de comérsela a ese viejo, total, seguro que lo hago feliz y a mi padre le puede venir de perlas ya que seguro que le da más beneficios gracias a mí.

Don Gregorio me estaba contando la vez que contrató a un chapero joven ya que todavía no tenía ningún tipo de experiencia con hombres cuando se me ocurrió algo, mientras me hablaba con entusiasmo de cómo fue esa experiencia pagada en un hotel yo me puse encima de una de sus rodillas.

-Eso suena muy bien, cuénteme más – dije yo pícaro y cachondo, el alcohol y la lujuria habían ganado en mi interior.

-Aaa bueno pues veras… - tartamudeaba al hablar, se notaba que no se lo esperaba, y le gustó. Yo aproveché la situación para actuar como una puta real.

-Cuénteme señor Areza, que es lo que le hizo ese jovencito a cambio de dinero – dije mirándole con cara de zorra, aproveché y puse las dos piernas a sus costados y el culo entre las dos piernas mientras le acariciaba la corbata.

-Bueno… e-el me tocó en es-ese sitio y….

-En esté? – pregunté yo en tono infantil tocándole con una mano todo el paquete sobre el pantalón.

-SIii justo ese – dijo el cachondísimo echando un poco la cabeza para atrás apoyándola contra el sillón, yo me acerqué a su oído.

-Y luego que hizo? – pregunte sensualmente.

-Em-empezó a fro-frotarla – no había hecho más que empezar y al viejo ya le costaba hablar de lo cachondo que estaba. Yo empecé a frotarle la polla por encima del pantalón. Seguí jugando con su corbata con la mano libre y haciendo pequeños movimientos con mi cadera.

-Pero espere, ese chico estaba vestido cuando se lo hacía? – pregunté divertido.

-N-no – respondió.

Me bajé rápido de sus piernas y me empecé a quitar la ropa de manera sensual, lentamente, mientras Don Gregorio no paraba de mirarme con una mirada de cachondo total pero también como paternal, mientras se frotaba el con una mano el pantalón.

Decidí quedarme con las zapas puestas y con el suspensorio, para darle más morbo a la cosa, mi pene super duro, la verdad es que toda esa situación me había puesto cachondisimo. Me volví a poner encima de él y seguí frotándole la polla, pero esta vez restregándome con mi culo por su paquete, Don Gregorio resoplaba de placer. Si solo con eso ya estaba así no iba a tardar mucho en que acabe rápido la cosa jajaja. Don Gregorio se acercó un poco a mi cara, intento darme un beso, pero me aparté disimuladamente, aunque estuviera algo borracho seguía siendo consciente de que ese hombre no era precisamente mi tipo y prefería no darle besos.

Cuando llevaba ya un rato restregándome con su paquete me fui bajando lentamente hasta ponerme de rodillas y con la cara muy cerca del bulto que tenía bajo el pantalón.

-El chico ese le hizo algo aquí con la boca? – le pregunte en tono infantil mientras le masajeaba la polla por el pantalón.

-S-sí, pero solo de-después de pagarle – me dijo cachondísimo.

-Le gustaría fingir que yo soy ese chico y hacer lo mismo conmigo?

-Uffff si, espera – y sacó rápidamente la cartera de su bolsillo, no era eso lo que yo tenía en mente ni lo que le estaba sugiriendo, pero ya que estaba siendo una puta con alguien que no me gustaba especialmente pues mejor si cobraba de verdad jajaja. Sacó un billete de 50€ y los metió en la cinta del suspensorio, tenía 50 pavos metidos en la cadera y eso me puso duro.

Empecé a frotarle con más ganas la entrepierna, cuando ya vi que no podía ponerse más duro fui desabrochándole la cremallera, aspiré el olor, olía a limpio y a colonia de viejo. Gemí como una puta para que disfrutara, Don Gregorio me miraba con los ojos entrecerrados y con la boca medio abierta cachondo perdido. Metí mi mano por el hueco de la cremallera y se la saqué como pude apartando el calzoncillo, no era una polla muy grande, de echo era más bien pequeña y no muy gorda, pero tenía una forma bonita, con un capullo bien marcado. Le di un besito en la punta mientras le miraba a los ojos y seguidamente lamí toda la polla desde la base hasta la cabeza. Don Gregorio soltó un fuerte bufido y dejó caer su cabeza hacia atrás. Yo empecé a lamer la polla y dejarla bien mojada, como he dicho era más bien pequeña y no me costaba nada, me la fui metiendo poco a poco, primero chupando bien la cabeza y dejándola brillante. Don Gregorio me acariciaba la cabeza y me decía cosas guarras pero no ofensivas: “Joder que bien la chupas; estas echo todo un come pollas; eso es, así, sigue bonito; no sabes cuánto necesitaba esto; joder voy a hacer que tu padre no le falte de nada, esta zorrita tiene que estar bien cuidada” y cosas por el estilo, de vez en cuando me metía otro billete en el suspensorio. A mí esta situación sumado a lo que me iba diciendo y siendo bastante cariñoso me estaba poniendo muchísimo, tenía el pene super duro luchando por salir del suspensorio.

Se la comía hasta el fondo sin problemas, gimiendo como un niño, ya que eso le gustaba. Don Gregorio seguía diciéndome esas cosas mientras gemía, cambió las caricias por cogerme de la cabeza y marcar el ritmo, me hundía toda la polla y mi cara se quedaba atrapada en su corbata y pantalón. No me estaba desagradando la experiencia, ya que al tener práctica de comer pollas grandes esa no era nada, respiraba con normalidad y no tenía ni arcadas, pero fingía un poco para que se sintiera mejor y disfrutara más. Llevábamos así solo un par de minutos cuando noto que se le hincha más la polla.

-Me voy a correr pequeño aaahh siii que bien la chupas, se bueno y trágatelo todo ooooh sii jodeeer – me empujó la cabeza contra su polla y se empezó a correr en ella, fueron 5 chorros de leche, pero menos el primero los demás apenas salieron con fuerza, no me gustó demasiado el sabor pero como buen sumiso hice casó y me lo fui tragando. Se la dejé bien limpia, Don Gregorio parecía agotado, debió de gustarle mucho lo que le había hecho.

-Espero que le haya gustado – le dije en tono infantil y de niño bueno mientras me relamía los labios.

-Gustarme? Ha sido la leche, nunca mejor dicho jajajaja – dijo él volviendo al tono amable de siempre – espero que lo hayas hecho porque te apetecía y no porque pensaras que me debías algún tipo de favor – me dijo con un tono un poco más preocupado.

-No no, en absoluto, es que me he ido calentando con la conversación y viéndole así vestido me han entrado ganas de darle esta mamada jejeje.

-Bien, menos mal, no quiero que pienses que solo te quería en mi casa para esto.

Yo no me había corrido, pero no me importaba, de hecho si me hubiese corrido igual me hubiese dado un bajón al pensar más en frio lo que había hecho con Don Gregorio. Me fui quitando los billetes del suspensorio y se los devolví en un fajo.

-Quédate el dinero, para mí eso no es mucho y creo que te los has ganado jajaja, no es que te esté llamando puta ni mucho menos – dijo apresuradamente.

-No se preocupe, no me molesta – le dije sonriente poniéndome la ropa y guardando el dinero, por lo menos me había ganado una “paga” para mis caprichos jajaja.

Habían pasado ya unas horas desde que había llegado y Don Gregorio me invitó a cenar con él, durante la cena no hablamos mucho ya que todo lo que teníamos que contarnos ya lo dijimos, y después de la mamada las cosas eran un poco más incomodas. El mayordomo Roberto nos preparó y sirvió la mesa en un elegante comedor que tenía en la primera planta. Después de la cena Don Gregorio me dijo que podía quedarme a dormir si yo quería, a lo que le respondí que muchas gracias pero que mejor iba ya a mi casa. Él  lo entendió y llamó al chofer para que me volviera a llevar a casa. Al de 10 minutos el mayordomo informó a Don Gregorio de que Alex había llegado, por lo que nos despedimos con un apretón de manos.

-Espero que volvamos a repetir este tipo de reunión en el futuro Carlos, ha sido bastante productiva – me dijo en un tono más divertido. Me despedí amablemente y acompañé a Roberto a la puerta, me abrió y me fijé que tenía una sonrisilla en la boca todo el tiempo, no me hacía falta ser un genio para intuir que sabía lo que habíamos hecho. Me dio algo de vergüenza y salí rápidamente con un seco adiós de la casa.

Alex estaba junto al mercedes con el que me trajo esperando, me iba a abrir la puerta de atrás.

-No te preocupes – dije yo – me gusta ir de copiloto.

-Bien, como usted quiera – me dijo sonriente.

-Por favor no me trates de usted – dije yo un poco cansado de tantos modales y algo arrepentido por la mamada (la verdad que bastante innecesaria porque mi padre ya tenía el ascenso y solo lo había hecho por el alcohol y el calentón).

-Como quieras – respondió.

Salimos en dirección a mi casa, al principio no hablamos nada, yo estaba algo incómodo y también triste, Alex lo notó.

-Te encuentras bien? – preguntó mirando al frente.

-Sí, no es nada, cosas mías – dije con mi cabeza apoyada en un puño mirando por la ventana, estaba bastante oscuro ya que se había hecho de noche.

-Era tu primera vez? – me preguntó, de nuevo sin quitar la vista de la carretera.

-Mi primera vez? – pregunté confuso.

-Sí ya sabes, tu primera vez, el primer cliente que tienes como chapero – preguntó esta vez mirándome a los ojos.

Yo me quedé quieto mirándole desconcertado, cuando reaccioné le contesté molesto y ofendido.

-¡No soy ningún chapero!, por qué me preguntas eso?!

-Lo he deducido, un chico tan joven yendo solo a la casa de un señor de su edad a pasar toda la tarde y salir de noche y encima estas con esa cara triste de niño bueno, pues he hilado cabos – y me sonrió, pero no era una sonrisa de burla, sino como de cariño, paternalista.

-No soy ningún chapero – dije molesto.

-No hace falta que me cuentes lo que ha pasado, pero sé que has hecho algo de lo que te has arrepentido, eso lo veo en tus ojos.

Estaba mosqueado y triste, no quería tener esa conversación, no tenía que haber hecho nada con ese viejo, no tenía ni que haber ido a su casa en primer lugar, me estaba arrepintiendo muchísimo.

-Ey, mírame – me dijo tocándome la barbilla – no pasa nada vale? Yo también he pasado por eso.

-Tu?

-Sí, antes de ser el chofer de Don Gregorio fui un chapero que contrataba – me dijo – pero de eso hace a 4 años.

-Por qué me cuentas eso? – le pregunté intrigado.

-Para que veas que no eres el único que ha hecho este tipo de cosas y te sientas mal.

Decidí contarle la historia a Alex aunque sin dar detalles, el porqué estaba en esa casa y lo que acabé haciendo, quería que dejara de pensar que era un chapero.

-Joder, puto viejo verde – dijo riéndose – por lo menos te has ido con una buena propina, quieras o no has sido un chapero, bienvenido al club – dijo riéndose.

Yo lo di un pequeño puñetazo en el hombro como para que se callara y dejara de vacilarme, también me reí bastante. Me empezó a caer bien, durante el resto del viaje hablamos más y el intentaba animarme todo lo posible. Me contó que él fue chapero durante varios años ya que necesitaba ganarse la vida de algún modo, entonces un día Don Gregorio lo contrato, como en ese momento no había tenido apenas experiencias con hombres no fue difícil complacerle y no tuvo que hacer casi nada, pero al viejo le gustó Alex y fue un cliente recurrente que le pagaba bien, poco a poco dejó de atender a más personas ya que podía vivir de lo que le pagaba solamente Don Gregorio ya que era bastante generoso con él. Hasta que un día le ofreció ser su chofer oficial, ya que necesitaba uno nuevo, le paga bien y ya no tuvo que acostarse más con él, ya que prefiere más jovencitos y Alex, según dice él mismo, ya está empezando a ser un madurito.

Me gustó mucho hablar con Alex durante el trayecto de vuelta, tanto que se me hizo cortísimo, me tuvo que decir él que ya habíamos llegado a la parada de bus donde me recogió por la tarde. Le pregunté que si nos dábamos los washaps para estar en contacto, me dio su número y también su instagram. Nos despedimos sonriéndonos.

Salí del coche y vi como arrancaba y se iba de nuevo. Fui hasta mi casa y al entrar saludé a mi padre, le conté cualquier cosa de que había estado por ahí con mis amigos y subí un rato a mi cuarto, quería pensar que estaba haciendo en ese momento con mi vida y que quería replanteármelo todo. En primer lugar, tenía clarísimo que no quería volver a quedar con Don Gregorio para ese tipo de cosas, se lo diría de la forma más amable posible, en segundo lugar tenía que arreglar como fuera lo de Diego, hablar con él, y tercero y lo más importante, tenía que volver a dedicar el tiempo que le dedicaba antes a mi padre, estas dos semanas han sido una locura y no hemos “jugado” tanto como antes ni tampoco hemos salido por ahí ya que he estado con Samuel, por lo tanto, a partir de ahora mi padre tenía que volver a ser el centro de mi vida.

Continuará