Mi padre ejecutivo (4)

Conozco al dueño de la empresa de mi padre y descubro algunas cosas sobre Diego.

MI padre ejecutivo (IV)

Recomiendo leer los anteriores relatos para entender la historia.

Disculpad que haya tardado tanto tiempo en seguir con la historia, pero he estado muy ocupado con los examenes y trabajos de la universidad. Procuraré seguir escribiendo cuando sea posible y que tengais más historias en torno a mis vivencias con los hombres en traje y corbata.


La semana pasó sin novedades, mi padre trabajando en el despacho y yo estudiando en la universidad. El fin de semana no salí de casa, no tuve planes con mis amigos y Samu ya había quedado con los suyos. No habíamos quedado desde la primera vez porque teníamos clases y era complicado, el sábado por la noche me envió una foto suya haciéndose un selfie para enseñarme como iba a ir a la discoteca, una camisa blanca de verano y pantalones pitillo negros, vestía de forma pija pero si era él no me molestaba. También me mandó de madrugada algún audio borracho diciendo que ojalá estuviera allí para comerle la polla.

Llegó el viernes siguiente y había quedado con mi padre en ir a su oficina para conocer al director general de la empresa. No tenía muchas ganas pero ya le había dicho que iría, además podría saludar a Diego, me daba morbo pensar que cuando me guiñó varias veces el ojo la semana pasada era porque intentaba ligar conmigo y que no era solo una forma de afecto. Me puse ropa algo formal como me había dicho mi padre, nada de ir en chándal, así que cogí unos vaqueros color negro que suelo ponerme para ir de discotecas y que me marcan culo, una camiseta azul simple y una sudadera gris claro. Subí al bus para ir a la oficina y cuando llegué llamé a mi padre por el móvil.

-Hola papá, ya he llegado, estoy abajo en la entrada.

-Perfecto hijo, sube al despacho.

Saludé a la recepcionista y subí por el ascensor, cuando llegué a la zona del despacho vi que no estaba Diego en su escritorio, me dio un poco de pena no verle pero lo olvidé enseguida. Llamé a la puerta.

-Adelante – dijo mi padre.

-Hola papá, ya estoy – dije abriendo la puerta. Al entrar vi que estaban Diego y mi padre de pié hablando de algún tema de trabajo, mi padre le daba unos cuantos papeles metidos en unas carpetas para que las llevara algún lado o algo así entendí.

-Hola hijo, enseguida terminamos – me dijo sonriéndome.

-Tranquilo papá que no os molesto, hola Diego – le dije sonriendo, cuando le saludé me dio la sensación de que se me cambiaba el tono de voz a la de un niño cuando tiene vergüenza.

-Hola Carlos, que tal estas? – me dijo sonriendo mientras ponía bien las carpetas para que no se le cayeran, cuando las tuvo bien sujetas con un brazo se ajustó el nudo de la corbata con la mano libre ya que de los movimientos se le había aflojado un poco. Ese gesto, no sé por qué, me pareció muy sexy, notaba como la sangre me bajaba rápidamente a la entrepierna.

Igual era el calentón repentino, pero me parecía que Diego estaba más guapo que de costumbre. Llevaba un pantalón de traje negro, camisa azul cielo debajo de un chaleco gris oscuro con la parte de atrás azul también oscura y una corbata gris con pequeños puntos negros muy elegante. El pelo lo tenía como siempre se lo había visto, peinado hacia un lado, probablemente engominado

-Bien, sin más, tirando – le dije sin saber realmente como hablarle, me había quedado embobado.

-Y esta carpeta también llévasela a Lucía – mi padre seguía a lo suyo.

-Perfecto señor García – contestó Diego – entrego los papeles y voy a saludar al director general – se puso la chaqueta del traje que tenía colgada en la silla y empezó a andar en dirección mía para salir por la puerta, me hice a un lado saliendo del trance en el que estaba – hasta ahora – se despidió de nosotros cerrando la puerta. Me quedé como embobado mirando a la puerta aunque Diego ya se había ido, ni siquiera había escuchado a mi padre que me estaba hablando. Pone una mano delante de mi cara y hace un chasquido de dedos.

-Oye Carlos, que te has quedado embobado o qué? – se rió.

-Eeee? Qué? Estooo no no que va, es solo que…. pensaba en mis cosas –dije lo primero que se me vino a la mente.

-Ya claro, estabas pensando en cómo le chuparías la poya a Diego ahora mismo verdad? – dijo riéndose.

-Joder papá – quise hacerme el ofendido, aunque parezca increíble con la relación que hay entre mi padre y yo, tanto de sexo como de confianza, me seguía dando vergüenza que me pillara embobado por algún otro chico o chica – Diego me ha parecido siempre un chico muy atractivo, pero es que hoy directamente me la ha puesto super dura, mira toca – y le puse la mano en el bulto que tenía bajo el vaquero.

-Joder hijo, sí que te has puesto palote.

-Ya te lo he dicho.

-Ve al baño y date un poco de agua fría para que se te pase, no es buena idea que conozcas al hombre que puede hacer que despidan a tu padre con un empalme jajaja.

-Jajaja ya, mejor me doy un agua – y fui al baño del despacho, mientras me daba un poco de agua fría en la cara mi padre me pregunto – oye hijo, si te gusta tanto Diego, porque no le dices algo? Por lo que me ha contado no tiene pareja y a lo mejor le gustan los chicos, por mí no tengas problemas vale? No me importa que mi hijo se tire a mi secretario de vez en cuando jajaja.

-Que dices papá? No voy a decirle nada a Diego jajaja, estás loco, me da mucha vergüenza.

-Per de ocurrir que sepas que no me importa en absoluto, tu disfruta con todos los que puedas – me dijo revolviéndome el pelo.

-Que si papá – le dije como para que dejase de hablar del tema y peinándome con las manos – pero aun así tú sigues siendo mi favorito – y lo acerqué a mi agarrándolo suavemente del nudo de la corbata y dándole un pico rápido. El me agarró con las dos manos el culo de una forma tierna y me dio un beso en condiciones.

-Bueno vámonos ya, no sea que nos pillen – dijo el apartándose, se le había formado un ligero bulto en la entrepierna – vamos arriba que ya estarán todos.

-Vale papá.

Subimos a la quinta planta, la última del edificio y la que tenía más espacio. El piso se dividía en dos partes, una mitad estaba dedicada a conferencias (es donde estaba casi todo el mundo en esa especie de “fiesta” para el director ejecutivo, habían quitado las sillas para tener espacio de sobra) y la otra mitad eran salas de reuniones, una con una mesa bastante grande y alargada donde cabían fácilmente 20 personas y otras dos más pequeñas para 6 personas máximo. Habría como unos 15-20 ejecutivos de la empresa, altos ejecutivos como mi padre y algunos de un rango inferior o los secretarios. Estaban también las mujeres o los maridos de algunos de los empleados más “recientes” y que el director general quería conocer, mi padre llevaba ya unos 4 años en la empresa pero yo no era tan mayor como para que fuera importante que conociera a su jefe.

Entramos donde estaba todo el mundo y empecé a saludar a compañeros y amigos de mi padre que ya conocía de antes, saludé a Raúl que es al que más conocía y a su hija Laura que tendría más o menos mi edad.

-Ven hijo, voy a presentare a Don Gregorio – me dijo mi padre agarrándome suavemente del brazo.

Nos acercamos a un grupo de hombres de la edad de mi padre hablando entre ellos, el que estaba en el medio era más mayor, unos 60 años calculé. Pelo corto encanado pero no blanco del todo peinado hacia un lado, algo más alto que yo y muy parecido a mi padre. No estaba gordo, pero tampoco delgado, se le notaba buen cuerpo para su edad debajo del traje. Me fijé también en el traje que llevaba puesto, tenía pinta de valer un dineral, traje negro a rayas con camisa blanca, corbata morada con detalles azules, zapatos negros que brillaban la ostia y que deduje que serían de alguna firma carísima, un alfiler de corbata plateado y un reloj Rolex que debía de valer la mitad de nuestra casa. Como bien deduje al momento, ese era Don Gregorio, el director general de la empresa.

-Disculpe Don Gregorio – le dijo mi padre acercándose a él – quería presentarle a mi hijo Carlos – y me acercó a él empujándome con una mano por la espalda como si fuera un niño pequeño, el gesto me dio un poco de vergüenza y me fijé que alguno de los otros hombres me miraba con una sonrisa divertida, aunque a lo mejor era algo más.

-Hombre García, cuanto tiempo – le dijo Don Gregorio estrechándole la mano a mi padre – entonces este es tu hijo? Encantado chaval – dijo dirigiéndose a mí estirando la mano para estrechársela – mucho gusto Don Gregorio – le dije intentando ser lo más educado posible y usando el mejor vocabulario que me saliera.

-Puedes llamarme señor Areza – ese es su apellido pensé – cuando los chavales me llaman de Don me siento 30 años más viejo jajaja – parecía amable, pensaba que sería un señor muy mayor, de aspecto viejuno y seco tipo tío Gilito, en cambio era un hombre que para ser un maduro entrado en años conservaba bastante atractivo incluso para mí que el único “daddy” que me ponía era mi propio padre.

-Cómo te llamas chaval? – preguntó.

-Carlos, Don Gre... Señor Areza – rectifiqué.

-Y cuántos años tienes?  - me preguntó, se notaba que quería empezar una conversación y como yo estaba un poco cortado me preguntaba todo, así que empecé a contestar en condiciones.

-19 señor, estoy en la universidad terminando el primer año.

-Vaya García, pensaba que tu hijo seguía siendo un chiquillo pero míralo, ya en la universidad, con lo cara de pillo que tiene – y se rió, era un señor bastante amable, me empezó a caer bien.

-Bueno Don Gregorio, ya sabe que los niños crecen en seguida y que cuando uno se da cuenta ya abandonan el nido jajaja – contestó mi padre.

-Que me vas a contar García, mis 2 hijos ya se han ido de casa y viven con sus parejas. Escucha Carlos, estudia y trabaja mucho en la universidad y con un poco de esfuerzo en nada seguro que llegas tan lejos como tu padre o más – dijo dirigiéndose a mi otra vez.

-Bueno lo que hace mi padre me parece muy aburrido, yo lo que más quiero de momento es viajar e ir de fiesta con mis amigos – lo solté casi sin pensar, no sé por qué sentía algo de confianza con ese señor y por eso me atreví a decir eso así sin más. Al momento me entró el cague ya que mi padre me había echado una mirada asesina por hablar con poca educación en lugar de responder a todo “si señor Areza” como esperaba.

-Jajajaja estos chavales, siempre piensan en lo mismo, aprovecha que eres joven para hacer esas cosas, pero recuerda que también tú tienes que trabajar y esforzarte para conseguir lo que quieres, tenlo en cuenta – me dijo tocándome el brazo de manera amable, me sentí aliviado, no le había molestado mi comentario, hasta le había hecho gracia.

Mi padre y el Don Gregorio siguieron hablando de sus cosas, yo hablé un poco con otros hombre que había por ahí amigos de mi padre y que ya me conocían de antes o que sabían de mi existencia porque mi padre les había hablado de mí. Al rato miraba a otros grupos de gente hablando, me fijé en que Diego había llegado y estaba hablando con otro chico que era también secretario, le había visto trabajando pero no sabía de quien era. Que guapo estaba Diego, era la primera vez que le veía vistiendo un traje completo, siempre iba con un chaleco pero ahora estaba con la chaqueta puesta, lo hacía muy atractivo y hasta más maduro.

Pasó el rato y yo acabé en una esquina con el móvil sin interactuar mucho con nadie, cuando me empezó a dar muchas ganas de mear así qué fui a los baños que estaban cerca de las escaleras. Entré pero los urinarios estaban ocupados y me meaba a fuego, así que baje a todo correr a los baños de abajo, los de la planta del despacho de mi padre. Entré y evidentemente no había nadie, me puse a mear tranquilamente y soltando un largo suspiro por el placer cuando escucho que entra alguien al baño.

-Vaya Carlos, no pensaba que hubiera nadie en estos baños – me dijo Diego acercándose y poniéndose a mear en el urinario contiguo.

-Eeeeeh… - es lo único que me salía de la boca, me quedé de piedra, Diego estaba meando a mi lado y podía verle la polla, aunque estuviera pequeña porque estaba meando no estaba nada mal. Sin circuncidar y me fijé que tenía pocos pelos.

-Los de arriba estaban ocupados y no me aguantaba – siguió diciéndome – uffff que gusto verdad?

Yo seguía embobado, no podía apartar la mirada de su polla. Ni siquiera me había dado cuenta de que había terminado de mear y que me estaba frotando suavemente provocando que se me empezara a poner dura.

-Carlos… - me dijo cambiando su habitual sonrisa por un tono más serio. Él había terminado de mear y me había mirado para decirme algo, y me vio a mí que estaba como en trance mirando sin disimulo a su polla y haciéndome una suave paja, en ese momento yo no era consciente de lo que estaba haciendo. El calentón era el que manejaba mi cuerpo.

Le miré a los ojos, estaba serio, pero no se movió. Algo se apoderó de mí, con lo tímido que soy para todo y lo cortado que soy con algunos chicos no sé cómo pude estirar la mano y agarrarle toda la polla.

Diego puso su mano en la mía como para apartarla.

-Carlos, por favor, no – me dijo muy serio, pero no hizo fuerza para apartarme la mano, ni siquiera se hizo a un lado. Yo con la mano de Diego encima de la mía empecé a moverla muy lentamente, enseguida noté como iba adquiriendo tamaño.

-Carlos por favor para, nos pueden pillar, esto no está nada bien – esta vez sí me apartó la mano del todo. Yo eché un rápido vistazo a la entrada del baño como asegurándome que no viniera nadie, le cogí de la mano y lo llevé hasta uno de los cubículos, el protestó pero se dejó llevar. Cerré la puerta con seguro y puse a Diego de espaldas a la puerta. Seguíamos con las pollas fuera de la bragueta los dos, la suya en reposo pero algo morcillona por la caricia de antes y la mía a reventar. Con una mano empecé a pajearme y con la otra le pajeaba a Diego.

-Por favor Carlos, esto no está bien, tu padre es mi jefe y le tengo muchísimo respeto, le debo mucho, no le puedo hacer esto uffff – me decía en un tono preocupado y suplicante, pero también soltando su primer gemido.

-No te preocupes, no va a enterarse de nada – le dije para tranquilizarlo, por primera vez era yo el que llevaba la iniciativa antes de echar un polvo y era el dominante. Me senté en la tapa bajada del váter y para estar más cómodo y empecé a hacerle una buena paja, quería que Diego disfrutara, él empezaba a gemir pero todavía estaba preocupado.

-Ooooh esto no está bieeen aaah, y si ufffff y si entra alguien aaah?

-No pasa nada, aguantas los gemidos y ya está, y por si acaso no te quitas nada y lo hacemos todo a través de la bragueta – le dije con una sonrisa pícara y con cara de niño travieso.

Mi paja hizo que rápidamente se le pusiera la polla bien dura, era una polla normal de unos 17 cm gordita, no era cabezona como la de mi padre o Samuel, pero me gustaba. Al estar sin circuncidar su cabeza estaba rosita y brillante por la lubricación natural. Paré unos segundos de pajearle y observé bien su polla en todo su esplendor, es algo que me gusta hacer de vez en cuando.

-Por qué paras? – dijo Diego en un tono de súplica.

-Me gusta ver bien lo que me voy a comer – respondí. Acto seguido me metí todo el capullo en la boca, saboreando el abundante precum que soltaba. Me gustaba, era suave.

-Uuffffffff – es lo único que pudo decir Diego el cual se apoyó aún más con la espalda en la puerta.

Se la empecé a chupar por todas partes, como una piruleta, de la base a la punta, se la estaba dejando llena de saliva y brillante. Me la fui metiendo en la boca poco a poco, adelante y atrás, cada vez me metía más de ese pedazo de carne caliente en la boca. Acostumbrado al pollón de mi padre no me fue complicado, y en 5 minutos ya se la estaba comiendo entera.

-AAAAhhhhh jodeeeer, que bien lo haces Carlos ufffffff – Diego gemía de placer, tenía la polla durísima. Se le fueron los complejos con mis chupadas y me cogió de la nuca con una mano para llevar él el ritmo, también fue moviendo poco a poco las caderas para empezar a follarme la boca. Aunque me gustaba ser el sumiso en las relaciones, me apetecía mucho ser yo en esa ocasión el que llevara el ritmo de las cosas. Dejé que me follara suavemente la boca, pero yo era el que mandaba en ese momento.

Me la tragaba entera, me la metía hasta que mi cara se hundía en el pantalón de su traje quedándome quieto y moviendo mi lengua por toda la polla unos segundos, para luego sacarla poco a poco apretando con mis labios dejando solo el glande dentro de mi boca, y volvía a repetir la acción. Cuando la tenía toda dentro de la boca lo miraba a los ojos.

-Diooooos Carlooss! Eres impresionante! Aaaaaaaah jodeeer, que bien lo haceees uffff, te cabe enteraaaahh – no paraba de gemir y de decirme cosas morbosas, pero en ningún momento me dijo cosas obscenas, aunque me gusta que me las llamen durante el sexo me gustó esa faceta suya – como sigas así no voy a tardar nada en correrme.

Al decir eso yo aumenté el ritmo de la mamada. Glubp, glubp, glubp, … es todo lo que salía de mi boca, estaba engullendo su pene a un ritmo frenético. Diego ya no podía decir nada, solo gemía y me miraba con una cara de profundo gozo con la boca abierta mientras con los ojos me pedía que no parara.

-Aaaaaaagghhhh oooooohhhh uuffffff.

Noté como se le hinchaba la polla a mas no poder, se le puso durísima, yo estaba preparado para recibir toda su leche en mi boca.

-JOOODEEEER ME CORRROOO AAAAAAGHHH!! – dijo gimiendo super alto, seguro que si alguien hubiese estado cerca de los baños lo habría escuchado.

Me dispuse a recibir todo su semen cuando en un movimiento rápido me la saco de golpe de la boca, se pajeó frenéticamente delante de mi cara durante 3 segundos y se empezó a correr. Me pilló totalmente desprevenido, el primer chorro me cruzó la cara desde la frente hasta el labio superior de la boca como un látigo. Me dio tiempo a cerrar los ojos cuando sentí otro trallazo de semen que me manchó toda la cara, tenía la boca a medio abrir porque me había quitado literalmente la polla de golpe. Para el tercer trallazo ya había reaccionado y saqué la lengua y puse cara de putita viciosa. Conté 6 chorros de semen, los dos primeros inundaron mi cara y los demás fueron a parar a mi boca. Yo sonreía de vicio y me pajeaba fuertemente.

-Jodeeerrr, lo siento lo siento, ahora mismo te limpio – me decía Diego intentando recuperar el aliento y con un tono de preocupación real. No le presté mucha atención ya que estaba a punto de correrme, me metí su polla todavía dura en la boca y me dispuse a dejarla bien limpia. Sentir la polla y su semen en la boca al mismo tiempo fue demasiado y me corrí fuerte en el suelo del baño.

Tenía un montón de leche en la cara, así que cuando me tragué la que me había dejado en la boca recogí los restos que tenía en los ojos, frente y papos con la polla de Diego, como si fuera un cacho de pan untando salda, y me la fui comiendo chupándosela.

-Bufff Carlos, no hagas eso por favor, me siento muy mal por haberme corrido en tu cara, deja que te limpie – me dijo con un tono de disculpa sincera.

-No te preocupes – le dije yo que seguía con los ojos cerrados por que aún estaba con bastante semen – a mí me gusta que se corran en cualquier parte de mi cuerpo, y comérmelo todavía más jeje.

-Mierda, no hay papel – dijo.

Me empezó a limpiar la cara de semen con algo que no sabía que era, me cogió de la barbilla y empezó a limpiarme con esmero, como una madre cuando limpia a un niño que se ha manchado la cara jugando en el parque.

Cuando terminó de limpiarme bien pude abrir los ojos, me crucé con sus azules ojos. Tenía cara de preocupado, por haberse corrido así y por lo que acababa de hacer, pero con una media sonrisa super dulce, signo de que había disfrutado mucho. Me fijé con que me había limpiado la cara ya que no había papel en el cubículo, era su pañuelo de traje a juego con la corbata y que tenía en el bolsillo izquierdo de la chaqueta.

-No tenías que haberme limpiado con esto – le dije siendo yo ahora el que se preocupaba – me podía haber limpiado con agua o con papel de otro váter. Seguro que te ha costado mucho.

-No te preocupes, lo lavaré bien y quedará como nuevo – dijo doblándolo un poco y metiéndoselo en el bolsillo del pantalón.

Yo me quedé mirándolo un rato, cuando me miró a los ojos me lancé a besarlo. Me devolvió el beso. Era un beso tierno, dulce.

-Esto es una locura – dijo separándose de mi – como tu padre se entere me va a despedir, pero antes me dará una paliza – volvió a su tono serio y preocupado. Me causaba mucha ternura, ya que en realidad no solo no tenía motivos para preocuparse de que mi padre lo supiera, si no que fue él mismo el que me animó a lanzarme a Diego. Ahora él era el que parecía un niño asustado e inocente, y eso me gustó mucho.

-No te preocupes por mi padre, ni tu ni yo le vamos a decir nada, esto queda como nuestro secreto – y le guiñé un ojo, por su puesto le había mentido para tranquilizarlo, cuando pudiera le contaría todo a mi padre con lujo de detalles jajaja.

-Bueno creo que deberíamos volver arriba, seguro que tu padre se pregunta dónde estás – parecía un poco más calmado, pero se le notaba nervioso y confuso todavía.

-Si mejor vamos arriba – dije, cuando miré al suelo un momento – espera! No puedes subir arriba con eso – dije señalándole sus zapatos negros y brillantes, ahora más brillantes por un chorretón de mi leche en su zapato derecho.

-Mierda – dijo metiendo su mano en el bolsillo del pantalón para sacar de nuevo el pañuelo.

-No espera, tú me has limpiado la cara de tu leche, deja que te devuelva el favor limpiando mi leche de tu zapato – Hice que subiera el pie apoyándolo en la tapa del váter, me puse de rodillas a un lado y comencé a lamer todo el semen del zapato. Es algo que me da mucho morbo y que solo lo había hecho con mi padre. Me parece que me pongo en una posición de sumisión a la vez que de humillación que me pone muchísimo. Lo dejé bien limpio, hasta di unos lametones de más por zonas que no tenían semen. Cuando terminé levanté la mirada para ver la de Diego. Me miraba atentamente lleno de lujuria.

-Joder con el hijo del jefe – fue lo único que pudo decir, en un tono bajo.

Yo me reí, me limpié un poco los morros con el brazo. Diego abrió la puerta y se asomó para asegurarse de que no había nadie en los baños, salimos los dos.

-Ve subiendo tú, yo me voy a enjuagar un poco la boca – le dije sonriendo.

-Está bien – me dijo apresurado por salir, volvía a su faceta de seriedad y nervios, quería irse de allí cuanto antes y procesar lo que le acababa de pasar con el hijo de su jefe.

Yo me limpié la cara con agua y jabón, aunque no tenía semen notaba como costra y salitre que deja el semen cuando te lo quitas sin lavarte bien. Me enjuagué un poco y volví al piso de arriba. Cuando llegué había menos gente, llegaba la hora de comer y algunas personas se estaban empezando a ir a la cafetería a comer los que  tenían que trabajar por la tarde, y los que no se iban su casa. Miré un poco a mí alrededor y localicé a mi padre, que estaba hablando con una mujer y un hombre, los cuales no conocía. No vi a Diego por ningún lado. Mi padre me vio y me hizo un gesto para que me acercara.

-Ven hijo, nos vamos en seguida, pero antes deja que te presente a unos amigos – me presentó a esas personas, la mujer era una alta ejecutiva de la misma empresa pero que trabajaba en una oficina en el centro de la ciudad, el hombre era su marido. Les saludé educadamente y cuando se fueron le pregunté a mi padre:

-Oye papá, has visto a Diego?

-Ha venido hace un rato donde mí a despedirse, decía que se encontraba un poco mal, que le dolía la cabeza, como no necesito que hoy se encargue de nada le he dejado que se vaya a casa.

-A vale – dije, estaba un poco preocupado por si Diego se sentía tan mal que no volvía a querer hablar conmigo o algo así.

-Vete despidiéndote de todo el mundo antes de irnos hijo – me dijo mi padre dándome una palmadita en la espalda.

-Si papá – contesté, sin hacer demasiado caso pensando en mis cosas.

Fui despidiéndome primero de las personas que ya conocía de antes, me daba un poco de vergüenza hacerlo de los que no conocía, les decía quién era y que nos íbamos ya a casa, alguno empezaba una conversación conmigo, yo procuraba ser educado y sonreír todo el rato. Por último fui a despedirme de Don Gregorio, al final el hombre me pareció alguien agradable y simpático.

-Disculpe señor Areza – estaba hablando con un hombre del que también se estaba despidiendo y que se iba cuando llegaba yo – era para decirle que mi padre y yo nos vamos ya, quería despedirme de usted y que mucho gusto en conocerlo – le dije dándole un apretón de manos.

-Mucho gusto en conocerte a ti también chaval, Carlos verdad?

-Así es – asentí.

-Lo dicho, mucho gusto y sigue estudiando y trabajando mucho – no siempre vas a poder ir de fiesta y viajar jajaja – dijo en un tono amable – a propósito, deja que te quité este papel de la oreja – dijo mientras pasaba con su dedo por el pelo que tenía justo encima de la oreja. Me dio un infarto cuando aparto la mano y se quedó mirando su dedo con un líquido blanco en la punta.

Diego no me había limpiado todo el semen que me había echado en la cara y yo no me di cuenta de mirar en otras partes de mi cabeza por si había saltado algo a otra parte, cosa que había ocurrido. Instintivamente me froté esa parte de mi cabeza con la mano para quitarme lo que quedaba, no era mucho pero lo suficiente como para que Don Gregorio lo viese y pensara que era un trozo de papel en lugar de semen. Me había paseado delante de todos los altos ejecutivos de la empresa con un poco de semen en el pelo de encima de mi oreja? Se habrían dado cuenta? Mi padre no me dijo nada por lo que él no lo notó, pero y los demás? Aunque pensaba en eso en milésimas de segundo lo que más me preocupaba era tener a Don Gregorio con semen de Diego en uno de sus dedos mirándolo.

Me miró a la cara unos segundo, yo me puse blanquísimo, quería que me tragara la tierra en ese momento, seguro que tenía una cara de terror absoluto.

-Vaya, vaya, vaya – fue lo único que dijo, cogió una servilleta de papel que tenía cerca y se limpió con ella.

-Como os gusta a los jóvenes de hoy en día divertiros sin pensar en nada más – volvió a decir, su tono ahora más serio que antes – verás Carlos, estaba pensando en alguien de confianza en esta empresa para ascenderle el puesto, seguiría haciendo las mismas cosa que hasta ahora solo que cobrando un 10% más para compensar que tendría que ir a conferencias en el extranjero más a menudo.

Yo seguía en shock y no entendía a que venía esa conversación en estos momentos en absoluto, creo que ni siquiera lo estaba escuchando, mi mente estaba como fuera de mi cuerpo. Él prosiguió:

-Tu padre es uno de los candidatos, pero para tener confianza total en él también quiero tener confianza con su entorno más cercano, en este caso su hijo, tu – se  metió la mano a uno de los bolsillos internos de su chaqueta – esta es mi tarjeta, en ella está mi número de móvil. Me gustaría que este fin de semana o cuando te venga mejo me llamaras y tengamos una conversación de adultos sobre este tema, podrías hacer que tu padre ganara un puesto muy bueno en esta empresa y tú y yo podríamos conocernos mejor.

Eso sí que lo había escuchado, estaba diciendo lo que estaba diciendo? Me estaba proponiendo algo? No entendía muy bien lo que estaba ocurriendo.

-Yo…. – era lo único que me salió decir.

-No tienes que decir nada ahora mismo, tú llámame cuando tengas tus pensamientos en orden, seguro que un chico listo como tu sabrá apreciar la gran oportunidad que le estoy ofreciendo a su padre – me dijo esta vez con una sonrisilla que no supe cómo identificar. En ese momento siento que alguien pasa su brazo por mis hombros.

-Bueno hijo ya nos vamos, disculpe Don Gregorio pero ya nos íbamos – dijo mi padre estrechándole la mano.

-Si eso es lo que me estaba diciendo su hijo García, un chico muy majo, parece listo y estaría muy bien tener una conversación de negocios con él algún día, a lo mejor lo convenzo para que trabaje en nuestra empresa – y ambos se rieron. Mi padre y Don Gregorio cruzaron algunas frases más y nos acabamos despidiendo, aunque yo seguía en shock por lo que acababa de pasar.

-Hasta otra Carlos – me dijo Don Gregorio estrechándome la mano.

No pensaba decirle nada sobre esto a mi padre, una cosa era ligar con otras personas y contarle mis batallitas como él hacia también conmigo, y otra cosa era decirle que su jefe de 60 y pocos años le había hecho una proposición en la que se sobreentendía que iba a haber connotaciones sexuales a cambio de un aumento de sueldo para su padre. Era capaz de ir donde Don Gregorio y darle una paliza, no solo despedirían a mi padre si no que hasta podría ir a la cárcel.

-Estás bien hijo? Te noto raro – me dijo cuando entramos en el coche.

-E? A no no, sí, estoy bien papá, solo pensaba en mis cosas.

-A vale, entonces bien, muchas gracias por haber venido, has caído muy bien a todo el mundo y todos me han dicho que eres un chico encantador y super educado, a Don Gregorio parece que le has caído bien también.

-Sí, parece simpático – dije sin mucho ánimo.

-Qué te parece si esta noche hacemos algo especial por lo bien que te has portado? Te apetece que vayamos a cenar a un burguer y luego a ver una peli al cine? O tienes planes con los amigos?

-Vale bien, es un buen plan, no he quedado todavía con nadie así que sin problemas – dije sonriendo, no quería que me notara raro.

Yo estaba intentando procesar todo lo ocurrido durante esa mañana, lo de Diego y lo de Don Gregorio. Esto último, aunque solo hubiera sido una conversación de un par de minutos, me afectó más que mi primer contacto sexual con Diego. Se me habían quitado las ganas de contárselo a mi padre ese día. Se lo contaré cuando esté mejor de ánimos, lo de Don Gregorio lo mantendré en secreto, el primer secreto que le escondo desde que salí del armario con él. No tenía muy claro si lo quería hacer o no, ni lo que en realidad me había propuesto Don Gregorio, pero tenía claro que ese fin de semana hablaría con él por teléfono. Para acabar bien la mañana, recibí un mensaje de Samu:

-Hola Carlitos, que tal el día? Yo salgo ahora de clase, he quedado esta noche con mis amigos pero mañana no tengo planes y mis padres se van de fin de semana al pueblo, podríamos ir de fiesta y luego te quedas en mi casa dormir, o a hacer otras cosas (emoji guiñando y sacando la lengua).

-Perfecto, y te llevo a una discoteca gay muy guay que conozco, seguro que nos lo pasamos bien (emoji sonriendo) – contesté.

El fin de semana se había puesto muy interesante.

Continuará