Mi padre ejecutivo (2)

Después del polvo con mi padre vuelvo a casa, pero todavía sigo con ganas de follar.

Continuación de "Mi padre ejecutivo", recomiendo leer el primer relato para no perderos nada la historia.


Bajamos a la cafetería y vimos que todavía había bastante gente comiendo, por lo que tampoco habíamos tardado mucho en bajar. Es una cafetería amplia, donde servían también servían comidas. Mi padre y yo nos pusimos en una mesa cerca de una de las ventanas, fue saludando a varios compañeros por el camino y presentándome a alguno que no conocía.

-Hoy toca comer con la familia verdad David? – le comentó uno.

-Pues sí, el chaval ha venido a traerme unos papeles que se me habían olvidado por lo que me toca comer con él jajaja.

-Vigila a tu padre chaval – dijo dirigiéndose a mí – que ya se está haciendo viejo y se le va a olvidar hasta donde trabaja – y nos reímos.

Cuando llegamos a la mesa mi padre le hizo un gesto al que atendía la barra y éste se acercó a preparar la mesa poniendo un par de manteles de papel y diciendo los dos menús que había para elegir ese día. Ambos escogimos los macarrones de primero y el filete empanado con patatas de segundo. Mientras comíamos hablábamos de cosas sin importancia:

-Entonces hoy solo tenías la clase que se ha suspendido? – me preguntó.

-No que va, también la de la pesada esta, pero para ir solo a su clase preferí quedarme en casa.

-Bueno, pero no te acostumbres a eso, es mejor que vayas a todas las clases aunque sean un coñazo, no solo para que te enteres de los temas que se dan si no para que la profesora te vea en clase, que parece que no pero ayuda a la hora de la nota.

-Lo sé papá, pero piensa que si hubiera ido no habría podido traerte los documentos que necesitabas, y lo más importante – esta parte la dije bajito – no habríamos podido hacer lo de hace cinco minutos en el despacho – y me reí.

-Que cabrón, me ha gustado mucho – me dijo también bajando el tono de voz – pero ya sabes lo que te espera esta semana por esto – y se agarró de la corbata para enseñarme la parte final, la había limpiado bien pero se notaba una mancha. Nos empezamos a reír y volvió a colocarse correctamente la corbata en su sitio.

Terminamos de comer volviendo al tema de los estudios, de si tenía planes con los amigos para el fin de semana, etc. Cuando terminamos de comer casi todo el mundo había vuelto a su puesto de trabajo, mi padre me acompaño hasta la recepción.

-Tengo que seguir trabajando por lo que no puedo llevarte hasta casa en coche, tienes suficiente para el autobús? – me preguntó.

-Si papá, no te preocupes, igual hasta voy al centro a dar una vuelta antes de ir para casa.

-Bueno pues nos pásalo bien hijo, nos vemos para la hora de cenar.

Nos abrazamos y le di un beso en la mejilla y el me lo devolvió en la frente, estas muestras de cariño al ser de lo más normales entre padre e hijo no nos importaba nada hacer en público. Fui a la salida y mi padre volvió a su despacho, cuando salí giré en dirección a la parada de bus pensando en si dar una vuelta o irme directamente a casa ya que el polvo de antes me había dejado muerto. Estaba en esas cuando noto que alguien me llama.

-Ey Carlos! – era Diego – estaba aquí terminándome el piti, ya te vuelves a casa? – me preguntó sonriendo.

-Sí, justo estaba pensando si en irme a dar una vuelta por el centro, pero es que también estoy cansado así que no sé jajaja – le dije, el tío me ponía bastante y cuando hablaba con el me sentía como un niño ya que él es bastante culto y sabe bastante de casi todos los temas, y yo sin ser un ignorante ni mucho menos me solía quedar en blanco ya que me embobaba su presencia.

-Ya lo supongo, es que ayudar a tu padre como lo ayudas debe de cansar bastante – me dijo sonriendo. Por un momento a mí se me heló la sangre, sabía lo que acabábamos de hacer? No, no puede ser. Me empezó a temblar la voz.

-A qu… que te refieres?

-Pues que venir desde tu casa hasta la oficina en bus debe de cansar bastante, como tu padre y yo solemos hablar bastante me ha contado en que urbanización vivís y de que no tienes coche todavía, perdóname si soy un poco cotilla jajaja – me dijo de forma tranquila. Mi corazón pasó de ir aceleradísimo a frenarse en seco, como cuando estas esperando la nota de un examen y por fin te dicen que has aprobado. Seguro que hasta se me notó en la cara.

-A bueno, si esto, no me molesta ir en bus, es como he ido desde los 15 años cuando quería moverme sin depender de mi padre. Es que lo del carnet de conducir no me convence, no me veo conduciendo un coche y, la verdad, me da algo de miedo – le dije para tratar de calmarme y llevar el tema de conversación hacia otro lado.

-Bueno no te preocupes, no hay prisas para sacárselo, si es que te lo sacas. Yo me lo saqué con 18 por temas de trabajo, pero de eso hace casi 10 años, lo único que para ti igual es más incómodo al vivir en una urbanización donde tienes todo lejos.

-Bueno, no es para tanto, si quiero algo ya me lleva mi padre o me lo trae a casa – y ambos nos reímos.

-Bueno pues que suerte, yo tuve que empezar a trabajar con 18 años y compaginarlo con los estudios hasta llegar aquí, tu padre me trata súper bien, es el mejor jefe que he tenido de lejos – y miró su reloj de pulsera – vaya tengo que volver rápido a mi mesa, ya han pasado 10 minutos desde que ha terminado mi descanso – y apagó el cigarro en la papelera que tenía cerca – cuídate Carlos, nos vemos pronto – y se fue con esa sonrisa tan sexy y guiñándome un ojo.

-Adiós – le respondí yo con cara de bobo, me había guiñado un ojo! Seguro que es otro gesto cariñoso, lo habrá hecho sin pensárselo me dije a mi mismo.

Me fui a la parada de bus, había decidido que mejor me iba a casa  a jugar con la play o algo. El viaje de vuela fue tranquilo, sin demasiada gente así que me puse en un asiento con ventana y me distraje con el móvil o viendo el paisaje.

Cuando llegué a la parada de la urbanización me bajé y fui directo hacia mi casa, al pasar por delante de una de las muchas casas unifamiliares me fijé en el coche que acababa de aparcar en una de ellas a solo 3 casas de distancia de la mía. Era un mercedes modelo GLE coupé color blanco (no se casi nada de coches, no es un mundo que me interese, por eso tuve que buscar de que marca era exactamente al llegar a casa), del coche salió una mujer de unos cuarenta y tantos años, de la edad de mi padre más o menos, y bastante atractiva. Pero quien captó mi atención fue el chico que salió del asiento del copiloto, ya lo conocía de vista y de saludarnos alguna vez por la urbanización, se llama Samuel y tiene 18 años si mal no recuerdo, uno menos que yo, ya le preguntaría a mi padre que me cuente algo sobre él ya que se lleva bien con sus padres (mi padre conoce a la mayoría de nuestros vecinos y se queda con toda la información de lo que le cuentan, yo soy más tímido y solo conozco a un par de ellos). Tiene el pelo corto pero con un pequeño tupé, de color castaño. Es de mi estatura más o menos, igual un poquito más alto. Aunque su ropa no me dejaba ver su cuerpo se notaba que hacia ejercicio, marcaba pero no demasiado, igual hacia piscina o futbol, en ese momento no lo sabía. Era un chico bastante mono, pero lo más me gustó fue que iba en el uniforme del instituto. Un uniforme simple, pantalón gris claro, zapatos negros, americana negra con franjas grises y el logo del instituto y corbata roja. Pasé por delante de la casa cuando estaban abriendo la puerta y les saludé de forma amable, la madre me devolvió el saludo muy sonriente, Samuel solo me hizo un gesto con la cabeza.

Llegué a mi casa, me puse un pantalón de deporte corto negro y una camiseta blanca y me senté en el sofá encendiendo la play, aunque pronto empecé a tocarme por encima del pantalón. Recordar la follada con mi padre, el guiño de Diego y luego ver a Samuel en ese uniforme de niño pijo hizo que se me pusiera dura. Podía hacerme una paja sin más, pero la verdad es que el polvo del mediodía me había dejado con ganas de seguir y aún quedaban muchas horas para que llegara mi padre a casa. Así que fui al app store de mi móvil y me puse a instalar grindr de nuevo, al tener a mi padre no solo para el sexo convencional sino también para sexo morboso o para hacer fantasías no he necesitado casi nunca usar grindr, solo la he usado un par de veces para algún polvo rápido cuando mi padre esta unos días fuera por algún viaje de negocios pero hacía un año o así que no la usaba. Me la instalé y vi que se me habían guardado los datos del perfil que me puse la última vez. Una foto mía en el espejo con una camiseta de tirantes de Jack Daniels y un pantalón corto azul de deporte y donde se me veía la cara (como imagináis no tengo ningún reparo en que alguien sepa que me gustan los chicos jajaja) y un perfil simple donde pongo mis gustos sexuales y que me interesa más hacer amigos a buscar pareja, también dejo caer lo del gusto por los trajes pero sin centrarme demasiado en eso, me da algo de palo que los desconocidos sepan mucho de mis fetiches. Miré un poco por encima para ver que perfiles había, algunos me sonaban del año pasado pero generalmente todos están lejos, es normal teniendo en cuenta donde vivía yo y que la zona aunque no estaba muy apartada sí que no tenía mucha densidad de población.

Dejé el móvil a un lado y me puse a jugar con la play, ya que no veía nada interesante. Estaba jugando cuando me llegaron notificaciones del grindr, esperé a terminar la partida para mirarlos, aunque no hizo falta esperar mucho ya que me mataron al de pocos minutos.

-Mierda! – dije cogiendo el móvil.

Me habían hablado 4 usuarios, uno era un oso maduro que descarté al momento, no siento atracción física hacia los osos y aun que suelo ser bastante amable y no parecer borde ese día no me apetecía dar explicaciones. Miré los otros perfiles, uno era un tío normalito de 30 años y le buscaba algo serio , descartado, otro solo me pasó la foto de su culo y que si quería comérmelo, descartado también, da igual lo bueno que esté la persona que si empieza así una conversación lo voy a ignorar. Iba a descartar al último porque no tenía foto de perfil cuando me fijé a la distancia que estaba: 100m. Eso es que estaba dentro de mi urba, era la primea vez que veía por grindr a alguien que estaba en un radio de menos de medio kilómetro (también es verdad que con lo poco que lo he usado pues normal jajajaja). No solo no tenía foto, tampoco tenía puestos datos personales, no me fiaba demasiado pero tenía mucha curiosidad. Su mensaje era muy simple:

-Hola

-Hola, que tal? – contesté. Me respondió en pocos segundos.

-Bien, y tu?

-Yo bien también, que buscas, vives en la urbanización?

-Si vivo aquí – no parecía muy hablador, así que yo llevé la conversación para que se animara a hablar más.

-Pues si vives aquí seguro que nos conocemos no?

-Sí, de hecho viendo tu foto sé quién eres y por eso me he animado a hablarte.

-Ostias que guay, oye y quién eres? Quieres que quedemos en persona?

-Lo siento no paso foto, busco máxima discreción, no llevo mucho con esto y tampoco quiero que se sepa.

-Ok tranqui, tengo la casa libre hasta la noche, si quieres puedes pasarte y hablamos, no hace falta hacer nada que no te apetezca.

-Bueno…. Vale está bien, me tengo que preparar pero en 10 minutos estoy en tu casa.

-Vale perfecto, te paso ubicación.

-No hace falta, ya sé en qué casa vives – esto me hizo sentir un poco incómodo ya que yo no tenía ni idea de quién podía ser, ni cómo era físicamente. Y si era ese vecino de 70 años que vive cerca de la entrada? O un amigo cercano de mi padre? Para asegurarme le pregunté.

-Oye pero cuántos años tienes? Es para hacerme una idea de quien puedes ser – No obtuve respuesta inmediata como antes, iban pasando los minutos y seguía sin contestar, me empezaba a poner nervioso. Me había dicho que vendría a mi casa en 10 minutos, quedaban 5 minutos para que llegase y seguía sin contestar, yo no sabía qué hacer y me empecé a rallar. ¿Y si era un acosador? ¿O era muy mayor y por eso no me decía su edad?, son las preguntas que me hacía cuando llamaron al timbre. Di un pequeño bote en el sofá, con manos temblorosas me puse de pié para ir a abrir la puerta, estaba llegando cuando recibí un mensaje de grindr que decía:

-18.

Me quedé un segundo parado frente a la puerta y pensando: no puede ser.

Abrí la puerta y ahí estaba, Samuel.

-Hola, puedo pasar?

-Eeee oohh claro, claro si, pasa – le dije saliendo de mi trance y de lo confuso que estaba en ese momento.

Pasó y fue echando un vistazo por la entrada de la casa. Cerré la puerta y me dijo:

-Carlos, verdad? Soy un poco desastre para los nombres perdona – me dijo riendo, se le notaba nervioso igual que a mí.

-Si eso es, te llamabas Samuel verdad? – quise hacer como que no me sabía su nombre.

-Sí, correcto Samuel.

-Bueno, pues si quieres vamos al salón y hablamos, quieres tomar algo? Agua, coca cola, … cerveza?.

-Una cerveza está bien gracias – le indiqué donde estaba el salón y me fui a la cocina, tenía el corazón acelerado, no me había imaginado que a Samuel también le gustaban los chicos y además lo tenía en mi casa, se me estaba poniendo morcillona pero pensé en otra cosa ya que no quería asustarlo. Iba vestido con un polo blanco de lacoste con el que se le marcaban los brazos y pantalones pitillo veis. Vestía muy pijo, bastante diferente de mi estilo que era más urbano por así decirlo, ojalá hubiese venido con el uniforme puesto pensé.

Fui al salón con la cerveza para Samuel y una coca cola para mí y me senté en el sofá dejando un poco de distancia entre los dos.

-Pues sigo un poco sorprendido la verdad – le dije rompiendo el hielo.

-Si bueno, para mí también lo ha sido verte en grindr y con toda tu foto que se te reconoce perfectamente.

-Ya, es que en mi caso mi padre sabe que me gustan también los chicos, soy bisexual – dije sin meterme en el tema, claro está, de lo que también hacíamos mi padre y yo.

-Que guay, yo soy gay pero lo sé desde hace poco, llevo algo más de medio año por grindr y nunca te había visto, tú también hace poco que sabes que te gustan los chicos? – me preguntó mientras iba bebiendo la cerveza.

-No que va, lo sé de hace muchos años, pero hacía un año o más que no usaba grindr por qué me cansé de él – dije sin dar más detalles.

-Ya, hay bastantes gilipollas y calienta bragueta – y nos reímos los dos.

-Así que tú no estás fuera del armario verdad? – seguí preguntando.

-Nooo que va, no es que tenga problemas con mi familia ni nada, pero es algo bastante nuevo para mí, aún ni siquiera estoy 100% seguro de ser gay porque hasta hace poco incluso tenía novia y me gustaba mucho lo que hacíamos. Pero comencé a sentir algo por dentro al ver porno gay y quise probar con otros chicos, he tenido pocas experiencias pero me han gustado bastante y por eso estoy algo confuso – me dijo, se le notaba más relajado, hablaba con más soltura y con confianza, la cerveza seguro que ayudaba.

-Si suele pasar, y a nuestra edad sobre todo, puede que seas bi como yo, pero mientras disfrutes de lo que haces y sobre todo te aceptes tal y como eres no hace falta que le pongas etiquetas.

-Tienes razón.

Seguimos hablando de todo un poco, de nuestras vidas, nuestros hobbies y luego ya de temas de experiencias que habíamos tenido con otros chicos, lo que nos gustaba hacer y esas coas. Yo me callaba muchas cosas primero para que no supiera que las había hecho con mi padre y segundo para que no pensara mal de mí por haber hecho tantas cosas diferentes ya que él era inexperto.

-Que dices! Follaste con un abogado en su cocina vestido de traje!! – me dijo sorprendido, cambié algunos detalles de una experiencia real con mi padre.

-Pues sí, como lo oyes jajaja.

-Joder tío no has perdido el tiempo jajaja – los dos estábamos relajados y hablando sin problemas, hasta nos habíamos acercado más el uno al otro.

-La situación debió ser morbosa – continuó – oye y si él iba con el traje puesto tu también ibas vestido?

-Que va, yo como dios me trajo al mundo jajaja.

-Jajaja, ya veo, pues creo que habría sido más morbos aún si lo hubieses hecho con lo que llevas puesto ahora – me dijo señalando mi ropa.

-Con esto? Si solo es un pantalón de deporte de andar por casa, y la camiseta también jajaja.

-Sí, por eso lo digo, los chicos que visten con chándal me gustan bastante, me dan morbo, hasta algún tío con pinta de cani macarra me follaría – y nos reímos los dos.

-Así que te gustan los chándales y los que parecemos poligonéros no? – le dije en un tono divertido – seguro que es porque estas harto de ver tanto niño pijo al insti al que vas.

-Puede ser, pero no vayas aquí de que yo soy el único pijo porque esta casa no es precisamente de clase obrera – dijo riendo y mirando por el salón.

-Oye que yo no nací aquí y además mi padre no ha tenido siempre este trabajo, hasta que yo no cumplí los 15 años tuvo que trabajar mucho para que le fueran ascendiendo y vivíamos en un piso normal e iba a colegio público – le iba diciendo mientras bebía una cerveza que había cogido de la cocina y él se tomaba la segunda – luego es verdad que fui a un insti privado porque la situación económica de mi padre aumentó mucho, pero no soy pijo como tú, si hasta vistes como uno – le dije divertido señalándole la ropa – y yo odio vestir así, hasta llevar el uniforme de mi insti lo odiaba, por lo menos no tenía corbata jajaja.

-Pues en ese caso no te hubiese gustado ir al mío, nosotros tenemos uniforme completo, hasta con corbata – me dijo sonriendo.

-Igual en el tuyo no me hubiese importado tanto – le respondí también sonriendo.

-Porqué lo dices?

  • Bueno, aunque a mí no me guste nada vestir ese tipo de ropa, sí que me da morbo que los chicos se vistan así.

-A si? – me dijo sonriendo y juntándose más conmigo – pues gozarías la ostia con ese abogado.

-Sí, pero me gustan más los de mi edad que visten así, pero claro, es un tipo de ropa que suelen llevar los hombres más mayores jajaja.

-Mmmm, pues otro día puedo venir con el uniforme puesto jajaja – me dijo divertido y un poco pícaro.

-Jajajaja pues no estaría nada mal, antes cuando te he visto se te veía muy guapo y elegante – y puse la mano en su rodilla – y yo si quieres me pongo el chándal y camiseta que más barriobajero me haga parecer – y nos echamos a reír los dos.

Nos quedamos unos segundos en silencio mirándonos, hasta que me lancé y le di un pico en los labios, y después de eso nos empezamos a besar con lengua, de forma lenta, sin prisas. Íbamos tocándonos poco a poco con nuestras manos, yo tocaba sus brazos los cuales me estaban duros y me ponía, el me acariciaba las piernas que estaban al aire y también la cara. El beso iba creciendo de intensidad y ya no era un beso cariñoso, era pasional, con muchas ganas. Nuestras lenguas luchaban por entrar más y más en la boca del otro. Mis manos fueron a su pantalón y empezaron a tocar ese bulto que ya se marcaba claramente en la entrepierna. La tenía muy dura y se le notaba un buen miembro. Él hizo lo mismo y nuestras respiraciones comenzaron a ser más fuertes. Me incorporé y me puse encima suyo, con Samuel sentado puse mis piernas a cada lado de las suyas y me senté sobre su paquete pero sin llevando el peso de mi cuerpo a mis piernas para no aplastárselo. Nos seguimos liando mientras restregaba mi culo por su entrepierna, estábamos los dos súper cachondos. Fui bajando por su cuello y lo lamí y le di besitos, se quitó el polo y pude lamer sus pectorales y pezones, el empezó a gemir por el roce de mi lengua, seguí bajando hasta el ombligo donde empezaba una línea de pelos negros finos que eran bastante sexis. Le desabroché el cinturón y le ayudé a quitarse los pantalones. Tenía una tienda de campaña grande bajo los boxers negros. La empecé a chupar un poco por encima y a dar lamidas. Hasta que no aguanté más y se los quité, ante mí apareció un pene que me gustó mucho, unos 17-18 cm, más pequeño que el de mi padre pero igual de bonito, no estaba circuncidado por lo que su cabeza era de un color rosita y bien brillante por el precum. Tenía pocos pelos por los huevos y alrededor del pene, se notaba que se depilaba, aunque tenía más que yo puesto que yo me quito absolutamente todos.

Fui lamiendo poco a poco ese pene tan bonito, dejándolo bien mojado y lubricado. Samuel empezaba a gemir y cerró los ojos echando la cabeza hacia atrás disfrutando de la mamada. Me gustaba mucho su cabeza rosa y brillante, lo que más me gusta de las pollas, y sobre todo al comerlas, son sus cabezas, que sean grandes o brillantes, me encantan. Iba lamiendo la cabeza como si fuera un helado hasta que me la metí en la boca moviendo mi lengua. Samuel soltó un gran gemido y se incorporó para mirarme. Yo me la iba comiendo mirándole a los ojos, poniendo mi mejor cara de putita, quería que disfrutase al 100% de mi mamada. Tenía la cara desencajada del placer, seguro que no se la habían comido muchas veces ya que mi mamada no era nada que no le hiciera a mi padre, pero por sus expresiones y gemidos era como si estuviera en el cielo para él. Me la metía cada vez más adentro, acelerando el ritmo de la mamada hasta que me agarro del pelo para pararme.

-Para para para aaaghh – dijo gimiendo – si sigues me voy a correr y no quiero terminar aún, ponte de pié – me dijo en todo de orden.

Me puse de pie y se fue haciendo una paja suave, cubriendo su capullo con la piel y bajándolo.

-Quiero verte bien, me pones mucho y más así como vas.

Yo no me había quitado ninguna prenda, así que empecé a tocarme a mí mismo por todo el cuerpo y ponía caras de gusto. Me daba la vuelta lentamente para que me viera bien, se me marcaba un paquete bastante grande bajo el pantalón de deporte, más todavía porque en casa no uso ropa interior. Samuel iba acelerando su paja hasta que me agarró del culo y me atrajo hacia el sofá. Seguía sentado pero se incorporó un poco, me bajo los pantalones hasta los tobillos y sin más se metió mi polla dentro. Mi polla es parecida a la suya, un poco más larga pero no menos gorda, estaba circuncidado y al igual que mi padre mi capullo era gordo, la de Samuel miraba al techo y la mía es más recta.

Se notaba que no tenía mucha experiencia, esas prisas por comérmela sin lamer y besar antes y sin ciertos preliminares le delataban, además de su manera de comer rápida y algo torpe. Por lo que, siendo yo en el ámbito sexual con chicos bastante sumiso, decidí tomar las riendas y agarrándole de la cabeza y la barbilla fui marcando el ritmo.

-No tengas prisa, empieza lento, eso es, así bufff – ahora me gustaba más.

-Perdona, no lo he hecho muchas veces y quería hacerlo tan bien como tú para que gozaras como lo he hecho yo – me dijo cuándo se la sacó de la boca.

-No te preocupes, es cuestión de práctica – le dije sonriendo.

Seguí marcando el ritmo hasta que lo fue haciendo mejor sin mi ayuda, ahora la comía más lento y chupaba bien todo mi pene. Estábamos gozando mucho los dos. Chupó mis huevos y con una mano iba explorando mi culo, yo no podía más.

-Ven – le dije levantándolo del suelo y dándole un beso, mezclando nuestros sabores de polla – vamos a mi cuarto. Lo llevé a la planta de arriba como pude, ya que él se puso detrás de mí abrazándome y besando mi cuello. Notaba toda su polla restregándose en mi culo. Lo llevé a mi habitación. Yo uso mi cuarto para todo menos para dormir, ya que duermo con mi padre. Nos tumbamos en la cama y seguimos morreándonos, el encima de mí. Me dio la vuelta y me puso boca abajo, se tumbó encima y me agarró la cabeza para que la voltease y seguimos besándonos. Samuel se estaba restregando contra la raja de mi culo, notaba su polla durísima y caliente queriendo entrar, hasta que noté que su capullo tropezaba con la entrada de mi ano y con un ligero empujón entro un poco la punta.

-Espera espera! – Le dije yo – tienes condones? – yo no tenía condones a mano ya que con mi padre no uso.

-Uy si perdona, los tengo en la cartera, me he animado porque me estas volviendo loco – me dijo dándome un pico – ahora vengo. Y bajó a por el condón. Cuando volvió yo no me había movido, se quedó de pie muy cerca de mi cara mientras abría el preservativo a lo que aproveché a chupársela un poco.

-Joder tío, eres un tragapollas de campeonato mmmmm.

Se puso el condón y yo moví mis caderas sensualmente restregándome con las sabanas para provocarlo un poquito, me gustaba jugar de esa manera con los chicos, a calentarlos.

Se puso detrás de mí y la fue metiendo lentamente, yo gemía de placer, no me dolía casi nada por la follada que había tenido hace unas horas con mi padre. Cuando la metió por completo ambos gemimos de placer y se dejó caer sobre mí y nos besamos. Estábamos en esa posición cuando comenzó a moverse lento, me abrazaba con los brazos, uno rodeando el pecho y el otro por el vientre. Yo gemía contra la almohada y notaba su respiración entre cortada sobre mi nuca, me iba dando besitos por todos lados. No era el tipo de sexo que solía tener habitualmente con mi padre, los polvos dulces y románticos fueron sobre todo al principio de todo cuando empezábamos y ahora solíamos hacer muchas más cosas, más fuertes con morbo y fantasía. Pero me estaba encantando, me sentía muy a gusto con Samuel, no tenía mucho aspecto de ser tan cariñoso en la cama, lo cual lo volvía aún más sexy, para ser todavía inexperto lo estaba haciendo de puta madre. Me fue dando más fuerte.

-Aaaah jodeer Carlitos, que culo tienes mmmmmgghhaaahh siiiii tienes el culito de una putita – me puso muy duro que me llamara Carlitos, y que me dijera esa guarradas.

-Si? Te gustaaaaah? – le respondí gimiendo.

-Joder si me gusta uuumpppff es durito y aprieta, pero a la vez me entra entera sin problemas aaaaaghh es como si tuviera lubricante natural ooooo siii – y me reí por dentro, seguro que ese lubricante que decía eran restos del semen de mi padre.

Lo tenía completamente encima de mí follándome cada vez más fuerte, el roce de mi polla que estaba aplastada entre las sabanas y mi vientre me provocaban un gran placer, era demasiado, me iba a correr.

-Joder Samu! No pares siiiii jodeeeer! Me voy a correeeer! – le dije gimiendo muy fuerte.

-Espera, no te corras todavía – me dijo. Y sin sacarme la polla fue poniéndome de lado y el detrás de mí, y en esa posición comenzó un mete saca rapidísimo. Uno de sus brazos me agarraba el pecho y tocaba mis tetillas y el otro empezó a pajearme de una manera brutal.

-Ahora sí, córrete pequeño cani – me dijo dándome mordisquitos en la oreja. Todo eso era ya demasiado, y pegué un gemido fortísimo.

-AAAAAAAAGHHH SIIII JODEEER!! – volví a correrme de una manera bestial, a pesar de haberme corrido solo unas horas antes en el despacho de mi padre. Esta vez fueron solo 4 trallazos, pero lo suficientemente fuertes como para mancharme el abdomen, las sabanas y su mano. El orgasmo había hecho que apretase mi culo, por lo que Samu se corrió también dentro del condón.

-SIIII, ESO EEEES AAAAGGH UFFFFF!!

Estuvimos un rato sin cambiar de posición intentando recuperar el aliento. La polla de Samu se fue ablandando y se salió sola de mi culo. Yo giré un poco la cabeza para mirarle y le vi observándome fijamente, con una cara de satisfacción total. No reímos los dos y me dio un beso, como al principio, suave y lento. Me gustaba mucho como besaba, tenía labios un poco carnosos y sabía hacerlo bien.

-Creo que nos vendría bien una ducha jajaja – me dijo.

-Sí, creo que es buena idea.

Fuimos al cuarto de baño de la planta de arriba y nos metimos a la ducha, nos enjabonamos el uno al otro y nos íbamos dando besos mientras nos reíamos. Puede que yo ya hubiese tenido muchas experiencias sexuales, la gran mayoría con mi padre, pero ese polvo con Samuel me gustó mucho y puede que haya encontrado un amigo más. No os equivoquéis, me encanta estar con mi padre y salir con el incluso alguna vez de fiesta por el ambiente, pero con alguien de mi misma edad era diferente ya que no nos andarían mirando todo el rato como si fuéramos un sugar daddy y un sugar baby, aunque en cierto modo lo éramos jajaja.

Nos secamos y bajamos a vestirnos, estuvimos hablando más tiempo en el salón y como aún era pronto nos pusimos a jugar a la pla.

-Oye, entonces te ha gustado? – le pregunté

-Joder si me ha gustado, ha sido genial, el mejor polvo de mi vida, en serio.

-Pues ya sabes, cuando quieras aquí estoy jajajaja.

-Jajaja pues sí, tu sueles tener la casa libre?

-Bueno, la casa está libre siempre desde la mañana hasta la noche todos los días menos en fin de semana porque mi padre se va a trabajar, pero yo suelo estar fuera también por la universidad.

-Ah bueno claro, tú ya estás en la universidad, yo ya voy el año que viene.

-No queda mucho para que se terminen las clases, lo malo que ya no iras con ese uniforme tan mono jajaja – le dije mordiéndome el labio.

-Jajajaja pero por eso no te preocupes, tengo también un traje que uso para las bodas, y creo que me van a comprar otro para la graduación.

-Uufff no hables más de eso que me la vuelves a poner dura – y nos reímos los dos.

-Y ya sabes que vas a estudiar en la universidad? – le pregunté.

-Económicas, mis padres querían que estudiase derecho para tener el futuro algo más asegurado, pero no me gusta nada. A mí me molaría crear una empresa  ganar bien de pasta con ella, me sentiría muy realizado.

-Ummm pues cuando seas un empresario de éxito espero que me contrates para hacer algún trabajo, puedo ser el chico de los recados si quieres jajaja.

-Mejor mi asistente personal, pero te obligaría a ir en chándal todos los días jajajaja.

-Jajajaja eso estaría guay – le dije dándole un pico – oye, que mi padre tiene un despacho en casa, cuando quieras hacemos una de empresario y asistente – y le guiñé un ojo.

-Ufffff que ganas tío, me molaría mucho la verdad jajaja, a molado mucho conocernos tan afondo – y reímos ambos. Estaba hecho, a partir de entonces éramos prácticamente follamigos. El primero que he tenido después de mi padre y ni más ni menos que mi vecino. Se tuvo que ir y le acompañé a la puerta.

-Ha sido un placer Carlitos, puedo llamarte así? – me dijo sonriendo.

-Claro, llámame como más te guste, y cuando quieras podemos quedar también para tomar algo o ir de fiesta.

-Eso estaría bien, no he ido aún a ninguna discoteca gay de esas y tiene pinta que se debe ligar bien.

-Pues un fin de semana de estos te llevo a una que es bastante conocida y grande y nos pillamos un buen pedo a ver si pillamos jajaja.

-Jajaja y si no pues entre nosotros – me dijo riendo – bueno pues me tengo que ir ya, gracias por todo Carlitos.

-Un placer, SEÑOR Samu – dije remarcando el señor como si fuera mi jefe y nos reímos. Nos dimos un pico antes de que abriese la puerta.

-Nos vemos – me dijo al salir.

Yo cerré la puerta y sonreí para mí mismo.

-Joder, no puedo esperar para contárselo a papá

Continuará