Mi padre ejecutivo

Mi padre es un alto ejecutivo y yo un chaval con una gran atracción por los hombres vestidos de traje y corbata

Antes que nada me presento, me llamo Carlos Gómez y tengo 19 años. Vivo en una urbanización a las afueras de mi ciudad, mido 1,75, soy delgado pero suelo hacer algo de ejercicio de vez en cuando por lo que marco un poco de pectoral y brazos, tengo el pelo corto castaño y ojos marrón-verdosos. Vivo con mi padre, mi madre y él se divorciaron cuando yo tenía 5 años, mantengo muy buena relación con ella y su pareja desde hace años, pero no se puede comparar con la relación que tengo con mi padre. Mi padre se llama David, tiene 45 años, mide cerca de 1,85, pelo castaño oscuro y ojos marrones. Tiene un buen cuerpo, hace algo más de ejercicio que yo y sobre todo sale a correr a menudo, a veces voy con el pero me suele dar más pereza. Nuestra relación no es solo la de un padre y un hijo, para mi es mi mejor amigo, tenemos muchísima confianza el uno con el otro siempre contándonos cosas, riendo, saliendo a tomar algo,… por supuesto yo tengo mi grupo de amigos y él el suyo, pero me gusta salir con mi padre de vez en cuando aunque sea a dar una vuelta.

Desde que era pequeño no ha habido ningún tipo de secretos entre los dos, desde que mi madre se fue después del divorcio él se centró casi al 100% y eso nos acercó aún más. El tema del sexo no fue nunca un tabú entre los dos, a mí me daba algo de vergüenza hablar sobre estos temas cada vez que me iba haciendo más mayor, pero mi padre me transmitía mucha confianza. El estar desnudos por casa tampoco fue nunca un problema, y así fui creciendo, con mi padre como la persona que más quería en el mundo. Me di cuenta de que me sentía atraído por los hombres,  se lo conté a mi padre, estaba muy nervioso, sabía que no me iba a rechazar pero aun así sentía cierta angustia, no solo no se lo tomó mal si no que incluso me dio una charla sobre que era totalmente natural sentir esas cosas y también me habló sobre el sexo seguro y esas cosas, desde ese momento mi padre y yo ya éramos totalmente inseparables.

Empecé a sentirme atraído por mi padre, al principio me dio mucha vergüenza sentir ese tipo de cosas, pero pronto me di cuenta de que mi padre también me miraba distinto, era una mirada de ternura, como me miraba siempre, pero a veces notaba cierta lujuria en sus ojos. Aprovechando la confianza mutua que teníamos, quise acercarme más a él y le pregunté con algo de timidez si podía enseñarme a masturbarme bien porque no sabía si lo hacía bien, el a veces me contaba cosas sobre sexo y experiencias que había tenido con total normalidad así que no le pareció raro, desde entonces empezamos a hacernos las pajas juntos y ya no había vuelta atrás. Le confesé que sentía una atracción por él, no solo de un hijo que quiere a su padre, sino también física, el me dijo que no pasaba nada y que él también me quería de esa manera. Fue a mi padre a quien le hice mi primera mamada, y él fue la primera persona que me la hizo a mí,  me penetró por primera vez, y aun que yo también le he penetrado, me gusta más ser el pasivo cuando lo hago con él.

Así pasaron los años hasta la actualidad, tengo una excelente relación con mi padre, para los dos no somos nada más que padre e hijo, pero nos va el morbo y el tema del sexo no cambia nada para nosotros. Descubrí en mi adolescencia que tenía un fetiche por los hombres trajeados, los hombres que visten traje y corbata, que van elegantes y bien vestidos, creo que esto es porque mi padre es un alto ejecutivo de una empresa de seguros y le he visto casi la mitad de las veces en traje y corbata por su trabajo. Se lo comenté un día con total confianza:

-Oye papá.

-Dime peque (el me llama peque o nene desde pequeño).

-Es que te quería comentar una cosa que tiene que ver con sexo.

-Bueno pues para eso está tu padre, para ayudarte en lo que pueda – se acercó a mí y me dio un pico en los labios mientras me acariciaba el pelo.

-Buen verás, es que he creo…..

-¿Si? Dilo sin miedo peque.

-Es que me ponen mucho los tíos trajeados, pero mucho no, muchísimo, creo que soy fetichista de los trajes y claro, verte a ti en traje y corbata todos los días no ayuda – le dije sonriendo y algo pícaro.

  • Jajajaja, pero hijo eso no tiene nada de malo, es muy normal que te de morbo cierta prenda, actitud o situación, a todo el mundo le pasa.

-A ti también?

-Pues claro, mi fetiche es verte a ti en ropa interior sumiso y dispuesto a agradar a papi – y me dio un beso, esta vez de lengua, muy tierno, mi padre fuera del tema sexual es muy cariñoso y me encanta.

-Además – siguió diciendo – si tanto te gusta pues ya sé que tengo que estar bien vestido en casa para ti – dijo sonriendo.

-No seas tonto, no tienes que estar siempre así vestido jajaja, pero de vez en cuando me gustaría probar a hacer cosas tu vestido de traje, hasta algún “jueguecito” – esta última frase la dije con tono sensual.

-Mmmm, pues me encantaría, y me gusta ir elegante por casa, y ahora que sé que tanto te gusta aún más.

Todo esto ocurrió cuando yo estaba acabando el instituto y desde entonces mi padre va siempre que puede en traje por casa, se compró un par de trajes nuevos y bastantes corbatas para follar conmigo y no tener que usar los que utiliza para ir a trabajar por si se manchaban.

Pero os quiero contar lo que pasó hace unos meses, mi padre, como ya os he comentado,

trabaja en una empresa de seguros, es un alto ejecutivo, no sé exactamente cuáles son las funciones de las que se encarga mi padre pero tiene un despacho propio y varios empleados a su cargo, he ido algunas veces a su trabajo, especialmente cuando era más pequeño. Un día yo estaba en casa porque una de las clases de la universidad la cambiaron de día  y para ir a la otra que tenía no me apetecía nada ya que era un coñazo de profesora. Era como la 1 de la tarde cuando recibo una llamada en el móvil, era mi padre:

-Hola papá.

-Hola hijo, mira te tengo que pedir un favor.

-Claro papá dime.

-Verás, me he dejado unos documentos que le tenía que entregar a Julián para una reunión que tiene hoy con unos de una empresa Alemana, la reunión no es hasta las 6 de la tarde por lo que no tiene que ser a toda prisa, pero puedes venir aquí y dárselos a Diego (el secretario de mi padre) para que se los pase a Raúl?

-Claro papá, me doy una ducha rápida y voy cuanto antes.

-No hace falta que vengas corriendo hijo, como la reunión no es hasta dentro de 5 horas no es de mucha urgencia, pero para que no estés yendo y viniendo te quedas a comer aquí conmigo que te parece?

-Me parece genial papá

  • Bien hijo, los documentos están en una carpeta azul oscura en algún cajón de la mesa de mi despacho (mi padre tiene un despacho en casa desde donde trabaja de vez en cuando), nos vemos ahora peque.

-Hasta ahora papá-

La oficina de mi padre no estaba muy lejos de la urbanización, 20 minutos en coche, pero yo no tengo el carnet todavía tenía que ir en bus, por lo que el viaje serían 45 minutos, me daba algo de pereza, pero era para hacer un favor a mi padre, ya me lo pagaría cuando volviera del trabajo pensé jejeje para mí.

Me duché, me puse algo cómodo y me fui a la parada de bus, por suerte el autobús no tardó más de unos minutos en llegar y para algo antes de las 2 ya estaba en la recepción de la oficina, no era un edificio muy grande, 5 plantas pero moderno, le dije una de las chicas que estaban atendiendo que tenía que darle unos documentos al secretario de mi padre y me dejaron pasar sin problemas, subí hasta la cuarta planta, donde estaban algunas oficinas y el despacho de mi padre, cuando llegué a la parte donde estaba el despacho vi a Diego en su mesa escribiendo algo en el ordenador, Diego tiene unos 20 tantos años, es rubio y tiene el pelo coro pero algo más largo que yo bien peinado hacia un lado, tiene unos ojos azules súper bonitos y alguna pecas que le hacen parecer casi un adolescente. Se giró al oírme llegar y se puso de pié sonriéndome:

-Hombre Carlos, cuanto tiempo – dijo acercándose a mí a estrecharme la mano.

-Buenas Diego, pues sí, hace varios meses que no me paso por aquí jaja, tu que tal estás?

-Pues muy bien, trabajando duro pero no me quejo, tu padre se porta muy bien conmigo – mientras decía todo esto no podía parar de fijarme en él. Diego me atraía desde que hace dos años lo contrataron para ser el secretario de mi padre, es algo que ya le he comentado a mi padre alguna vez y me suele decir que lo intente, que no le importa tener un yerno secretario, y se ríe. A mí me da algo de corte lanzarme por lo que me quedo solo con el calentón cuando lo veo. Me estaba fijando en cómo iba vestido, pantalón de traje gris con chaleco a juego, camisa blanca, corbata azul con rallas blancas y zapatos marrones. Parecíamos casi de la misma edad pero por como vestíamos el aparentaba ser un alto ejecutivo como mi padre y yo un adolescente que sale del instituto. Me encanta que los hombres vistan traje y corbata, pero a mí solo me gusta ir en sudadera y chándal o vaqueros. Estaba concentrado pensando en cómo me ponía como iba vestido Diego cuando éste me sacó de mis pensamientos:

-Son esos los documentos que me ha dicho tu padre que me ibas a entregar?

-E? A si si! – dije saliendo de mis pensamientos – espero que sean estos, mi padre me dijo los de la carpeta azul oscura.

-Sí, estos son, no te preocupes – dijo echándoles una ojeada.

-Bueno es que no entiendo nada de los que hay en esos papeles y no iba a saber comprobarlos jajjaa.

-Jajaja no te preocupes, estos temas son algo complicados, pero estudiando y trabajando duro logras pillarle el tranquillo, tu sigue estudiando mucho y llegarás tan lejos como tu padre – me dijo dándome cariñosamente con los papeles en la cabeza – bueno me voy a darle estos papeles a Raúl, tu padre está en el despacho y ahora mismo está libre, pasate a saludarlo si quiere – me dijo sonriendo.

-Vale muchas gracias, pues ya nos veremos la próxima – le dije devolviéndole la sonrisa.

-Espero que sea pronto, hasta luego – y se fue hacia el ascensor, esa última frase me dejo algo confundido pero pensé que sería una frase hecha o por ser educado.

Cuando Diego se fue con los papeles me acerque a la puerta del despacho y toqué la puerta.

-Adelante.

-Hola papá, se puede? – dije asomando la cabeza por la puerta.

-Claro hijo, pasa pasa! Que tal ha ido el viaje hasta aquí? Todo bien?

-Si papá, sin problemas – dije cerrando la puerta y sentándome en frente suyo delante de la mesa.

-Perdona por hacerte venir hasta aquí peque, pero estos días tengo la cabeza en otra parte con el tema de los Alemanes y con el tema de don Eduardo y la nueva sucursal en Manchester.

-No te preocupes papá, si de todas formas no tenía nada que hacer en casa y así daba una vuelta, tu que tal con el trabajo hoy?

-Bueno pues el día está siendo más tranquilo, puedes quedarte aquí en el despacho antes de ir a comer, me queda una hora, te puedes entretener con el ordenador viejo de la otra mesa si quieres de mientras.

El despacho de mi padre era algo más clásico que el resto del edificio que era bastante moderno, tenía una mesa grande donde tenía espacio para sus cosas y el ordenador a un lado, un pequeño sofá pegado a la pared a su derecha, una ventana detrás suyo y a su izquierda una pequeña mesa con un ordenador más viejo, me dijo que el primer mes que estuvo Diego trabajando lo hizo con él en esa mesa para evaluarle y comprobar si le convenía como secretario personal y la han dejado ahí por si acaso, al lado de esta mesa hay una puerta que da a un pequeño baño personal con una ducha incluida.

-Bueno ya buscaré la forma de entretenerme – dije yo sin mucha importancia – pero si viene alguien de trabajo no va a ver poco serio que un adolescente esté jugando en tu despacho? Jajaja.

-No te preocupes, no tengo ninguna cita durante todo el día, el único que se pasa hoy por aquí a parte de ti es Diego con los informes y el café – dijo señalando a su taza y siguió tecleando cosas en su ordenador.

Yo me puse a mirar cosas en el móvil cuando me fijé en mi padre, me dio morbo verlo ahí trabajando, era un hombre que estaba buenísimo, madurito pero muy bien conservado, con gran porte y, lo importante para mí, en un traje que me ponía mucho. Mi padre tiene unos trajes para trabajar los cuales no usa para hacer cosas sexuales conmigo, ya que son más caros y pueden mancharse, por lo que solo los usa en días especiales como mi cumpleaños. Era un traje negro claro, con unas rallas verticales muy finas y también de negro pero de un color ligeramente distinto, camisa blanca y una corbata de cuadraditos pequeños de color azul oscuro, se la elegí yo mismo ya que me gusta ir a comprar ese tipo de ropa para él. Nunca lo hacíamos nada fuera de casa por si nos pillaban, nos gustaba hacerlo encasa, pero ese día estaba algo cachondo y la situación empezó a darme morbo.

-Oye papá, y si un día de estos venimos a tu despacho los dos cuando todos se hayan ido y jugamos a nuestros juegos – le dije pícaro.

-Ya sabes hijo que no me gusta mezclar el trabajo y el placer – decía mientras seguía concentrado en sus papeles – además, si quieres jugar ya sabes que estoy encantado de hacerlo en el despacho de cas.

-Ya, pero no te da morbo aquí, en donde trabajas todos los días, a mí me pone mucho, y más a estas horas con la gente trabajando sin enterarse – lo estaba diciendo para picar un poco a mi padre por que se ponía nervioso cuando hablábamos de las cosas que hacíamos fuera de casa, pero la situación cada vez me calentaba más.

-Hijo estás loco? Una cosa es venir aquí los dos cuando no haya nadie con la posibilidad de que alguien nos descubra y otra muy distinta es a estas horas en las que nos pillan seguro, se montaría un escándalo, y tú no quieres que me quede sin trabajo verdad?

-Pues claro que no papá, pero ahora mismo Diego está con tu compañero Raúl, los que trabajan en esta planta están alejados de tu despacho y además cada vez son menos por que estarán yendo a comer a la cafetería o en su descanso – decía yo cada vez más convencido.

-Hijo olvídalo, distráete con el ordenador anda.

-Venga papá, y si solo te la chupo un poquito – dije yo levantándome del asiento y poniéndome detrás de su silla masajeándole sensualmente los hombros.

-Hijo por favor! Intento terminar esto y me estás desconcentrando, además que lo que dices no puede ser, es muy arriesgado, no digas tonterías anda.

-Venga papá solo un poquito – le dije susurrándole al oído, por una parte quería provocarle solo para tontear, pero por otra quería que pasara algo.

-Hijo… para por favor.

-Y si no quiero que? Me vas a castigar? – le dije sensualmente y estirando mi mano a su paquete – porque parece que alguien se está despertando jeje – la entrepierna de mi padre se estaba poniendo morcillona.

-Hijo! – me dijo apartándose un poco de la mesa aún sentado en la silla – puede venir Diego en cualquier momento y entrar, o cualquier otra persona! Por favor estate quieto.

-Hace unos minutos me has dicho que no tenías ningún tipo de cita y Diego estará ya en comiendo en la cafetería, venga déjame un ratito papi – solo llamo papi a mi padre cuando quiero ponerlo cachondo antes y durante el sexo, le volvía loco.

-Hijo es que… ufff! – se le estaba poniendo dura con mi suave masaje sobre la tela del pantalón.

-Venga, solo será un par de minutos y luego nos iremos a comer, aunque yo tengo aquí mi comida – le dije dándole besitos por la mejilla y mordiéndole sensualmente la oreja. Él empezaba a respirar cada vez más fuerte, y con su mano me agarro de la nuca con delicadeza y me plantó un beso en la boca, nos estuvimos besado suavemente un par de minutos, era la primera vez que íbamos a hacer algo sexual fuera de casa y la situación no podía ponerme más cachondo, en su despacho a la hora del trabajo con uno de los trajes que más me ponían. Dejé de besarle un momento – esto significa si? – le dije mordiéndome el labio inferior.

-Uf, solo un minuto y nada más, ponte bajo la mesa por si acaso – la mesa de mi padre tenía hueco suficiente como para caber yo dentro de rodillas y por el otro lado estaba cerrada, por lo que solo se me veía desde la posición de mi padre.

Me bajé al suelo y gateé hasta ponerme bajo la mesa, tenía la poya hinchadísima, me apretaban los boxers una barbaridad y se me notaba una carpa de campeonato bajo el chándal. Una vez me puse en mi sitio, me acerqué a la entrepierna de mi padre y pasé la cara por ella, sentir el suave tacto de la tela del pantalón en mi cara me ponía más cachondo aún.

-Eso es nene, disfruta de tu papi, déjame que termine de firmar estos documentos y soy 100% tuyo.

-Claro papi, no te preocupes por mí, tu sigue con tus asuntos importantes – le decía mientras daba besitos a ese gran bulto que ya se le notaba a mi padre. Me gustaba la situación de que mi padre me medio ignorase haciendo cosas de su trabajo mientras le empezaba a acariciar la entrepierna, era como si yo fuera un objeto al que no hay que prestar atención porque su trabajo es dar placer, así me sentía en estas situaciones con mi padre y era lo más. Comencé a lamer la tela del bulto mientras me tocaba mi polla por encima del chándal, cogí la cremallera del pantalón y la fui bajando lentamente, metí mi nariz dentro y aspiré el olor de mi padre, era un olor a limpio pero a la vez a macho y algo de sudor, estaba cada vez más caliente. Aparte los calzoncillos de mi padre como pude y le saqué la polla que tanto conocía por la ranura del pantalón, es una polla de unos 20cm, de grosor normal pero algo gorda y con un cabezón increíblemente grande, era tan ancho como la base, cuando estaba a tope posiblemente hasta más, de un color rosa pálido ya que mi padre estaba circuncidado como yo. Me detuve un momento para admirar ese enorme falo que tan buenos ratos me había dado, ese pene junto con la situación morbosa que estaba viviendo me hacía ver a mi padre como a un ser superior, un macho al que debía darle todo el placer que me fuera posible, me acerqué lentamente y aspire el aroma de mi padre, al hacer esto mi padre dijo:

-No tenías tantas ganas peque? Es toda tuya, aprovecha que no tenemos mucho tiempo.

Seguidamente le di un besito al capullo de mi padre, luego a la base y todo el tronco, hasta que le empecé a dar lametones por todas partes, cortos y largos, quería empaparla bien, pero ya no me aguantaba más y me metí ese cabezón en mi boca, mi padre se estremeció y ya por fin dejó los papeles de lado y se puso cómodo apoyado en el sillón, lo que me dejó a mi más maniobra para comerla bien. Comencé comiéndola lento, sin usar las manos, como a ambos nos gusta. Miraba a mi padre de vez en cuando para ver si estaba relajado puesto que estas situaciones le dan algo de pánico. Por como bufaba y me sonreía sabía que estaba pasándolo bien. Apoyó la cabeza en el respaldo de la silla y cerró los ojos y me dejó hacer a mí. La polla me entraba cada vez más adentro, aunque estaba acostumbrado al principio de cada mamada me costaba algo ir comiéndomela por lo grande que era, pero siempre conseguía tragármela por completo. Cuando por fin me la trague del todo mi padre gimió bajito y me cogió de la cabeza para dejarme ahí un rato. Me empezó a guiar él con la mano, a un ritmo algo más rápido que el mío. Su polla estaba caliente y muy dura, pero la mía no era menos, ya me había metido mi mano derecha por debajo del chándal  del bóxer y me la estaba cascando al ritmo de la mamada.

-Mmmm hijo que bien lo hacer aaah te está gustando?

-Ajámm – asentí con la polla en la boca.

Mi padre no iba a tardar mucho en correrse, su polla estaba cada vez más grande y me empezaba a costar comérmela entera.

-Hijo, oohhh sigue así que me falta poco, mmmm.

Pero justo en ese momento llamaron a la puerta – Señor Gómez puedo pasar? – era Diego. Mi padre y yo nos quedamos quietos sin saber que hacer durante un segundo, hasta que rápidamente me quito la polla de la boca, me hizo meterme al fondo de la mesa (lo cual no era mucho espacio más) y él se pegó todo lo cerca que pudo. Antes de decir nada cogió el periódico que tenía sobre la mesa e hizo como que lo leía, de esta forma si Diego se acercaba mucho a los lados de la mesa no me vería a mí porque me tapaba con el periódico.

-Adelante! – dijo mi padre con la respiración algo acelerada por el susto y por la mamada.

-Disculpe la interrupción señor Gómez, venía a decirle que ya he entregado la carpeta con los documentos al señor Del Valle (me imaginé que se refería a Raúl el compañero de mi padre).

-Muchas gracias Diego, querías algo más? – mi padre lo dijo con algo de ansias y prisas para que Diego se marchase pero él no se dio cuenta.

-Ah bueno si, venía a decirle también que el Señor Fernández ha programado una reunión para mañana a las 10 en punto de la mañana para el tema de la nueva sucursal.

-Oh vale muchas gracias por avisarme Diego.

-Por cierto señor, su hijo se ha marchado ya?

-Estooo, no, mi hijo está en el baño, estoy haciendo tiempo hasta que termine para ir los dos a comer juntos – dijo esto moviendo el periódico para que Diego pensara que lo estaba leyendo, pero al hacer esto atrajo mi atención en su pene, el cual del susto ya estaba blando de nuevo aunque algo morcillón todavía. Se me ocurrió una locura, pero como yo seguía cachondísimo no me dio tiempo a pensar en posibles consecuencias. Así que sin hacer ruido me acerqué al pene de mi padre y me lo metí lentamente en la boca. Mi padre dio un pequeño espasmo.

-Se encuentra bien señor? Le noto un poco rojo, quiere que le traiga algo? – Dijo diego desde el otro lado de la mesa.

-Nooo, no es na-nada Diego, no te pre-preocupes, es solo que en este despacho hace algo de caa-calor – decía mi padre aguantándose los gemidos, ya que la situación le estaba calentando mucho a él también. Su poya se puso durísima en segundos y yo empecé a comerla despacio para no hacer ruido, centrándome sobre todo en la enorme cabeza, ya que si me la metía más seguramente haría ruido.

-Bueno pues eso era todo lo que quería comentarle, ahora con su permiso iré a comer por mi comida para el descanso.

-Claro Diego, no-nos vemos en la ca-cafetería.

Escuché que la puerta se cerraba y a Diego cogiendo algunas cosas de su mesa y después los pasos hacia el ascensor. Yo tenía el capullo de mi padre en la boca y movía muy lentamente la lengua sin moverme. Hasta que un par de minutos después mi padre dobló de nuevo el periódico y se apartó un poco de la mesa. Le miré a los ojos con algo de miedo por si se había enfadado, pero lo que vi fue una mirada de lujuria total, como pocas veces le había visto.

-Así que el nene no puede parar de comer polla ni con una tercera persona delante verdad? - Me dijo dándome dos azotes con el pene en la cara – Pues ahora que se han ido todos a comer te vas a enterar, putito – esa última palabra me puso a 100. Papá solo me llamaba putito cuando me iba a castigar por haber hecho algo malo, desde el instituto por no hacer los deberes o por no ordenar mi cuarto, sabía lo que venía ahora.

-Desnúdate! – me ordenó.

-Si papi – contesté sumiso.

Me quité la camiseta y cuando me iba a quitarme las zapas me dijo: Déjatelas puestas. Y mientras me desnudaba y me quedaba solo con las zapas puestas mi padre se sentó en el pequeño sofá que tiene pegado en la pared.

-Tumbate! – me dijo señalando sus piernas. Yo le hice caso y me tumbé con el culo en pompa y accesible, notaba su enorme pene en mi estómago, me empezó a acariciar las nalgas suavemente.

-Así que el niño travieso no sabe controlarse verdad?

-No papi, me gusta demasiado tu leche – le dije yo poniendo voz de niño bueno.

-Bueno, pues esto es para que aprendas a hacer las cosas a su debido tiempo ZAS – me soltó el primer azote. Yo solo gemí en una mezcla de dolor y placer.

Me siguió azotando sin ser muy fuertes para que no se escuchara por si acaso pero lo suficiente como para que me doliera un poco.

-Vas ZAS a comportaste ZAS como un niño ZAS bueno?

-Si AUU si papi – dije yo con algo de escozor en las nalgas.

-Bien, pues ponte de rodillas y comete la polla de papá.

Hice lo que me ordenó y comencé a comérsela, esta vez mi padre estaba como desatado y no tuvo miramientos en clavármela hasta la garganta de una estocada, cosa que me hizo tener una fuerte arcada. Me sujetaba de la cabeza y me hacía tragar polla.

-No querías esto? Sé un buen chico y haz disfrutar a tu padre, eso es aahhh si así peque.

Mi padre me follaba la boca de una manera frenética, se puso de pie y me empezó a dar polla aún más profundo, me hacía comérmela entera. Tocaba con la barbilla sus huevos y con la frente y nariz su corbata. Soltaba un montón de baba que iba a parar al suelo y también a mi polla.

-Tócate nene, disfruta – mi padre, incluso en los momentos donde más dominante se ponía, seguía siendo un cacho de pan y solo quería que yo disfrutase al máximo. Me empecé a masturbar fuertemente, con ganas, estaba cachondisimo. Cuando llevábamos unos minutos así mi padre me la sacó, aparto unos papeles y el periódico de la mesa y me hizo apoyarme en ella boca abajo y con el culo bien en pompa, mirando a su silla. Se sentó en ella y me comió el culito con muchas ganas.

-Aahhhh papi siiii, que bien lo haces aaahh cómeme el culo como tú sabes.

-Mmmmmm si, que culito más rico tiene mi niño mmmmmm que bueno estas peque.

Yo estaba en la gloria, mi poya iba explotar de tanto morbo, me rozaba con la mesa de mi padre que tenía una tela dura que parecía como de piel la cual me estaba dando mucho gustito cuando restregaba mi polla en ella. Mi padre utilizaba la lengua con maestría, la metía y sacaba, sabía usarla y aún más conmigo. Me fue dilatando, yo ya no tenía problemas para acomodarme a mi padre por lo que no tardó mucho en dilatarme, además de que yo ya estaba bien abierto de lo cachondo que estaba. Me dio la vuelta y yo levanté mis piernas, con una mano me sujeto un tobillo y con la otra apunto su enorme cabeza a mi agujero. Al ser padre e hijo no usábamos condón ya que teníamos absoluta confianza el uno en el otro. Antes de metérmela mi padre se froto un poco con mi ano y me miro con una mirada de lujuria pero también de mucha dulzura y me sonrió. Yo le devolví la sonrisa, y le dije:

-Venga papi, fóllate a tu niñito.

-No me lo digas dos veces nene.

Y así me la fue metiendo poco a poco, era muy grande, sobre todo la cabeza, yo aguantaba mis gemidos de dolor y placer mientras que el bufaba fuerte. Mi ano se había acostumbrado a su pene por lo que lento pero seguro entró toda como un cuchillo partiendo mantequilla, hasta que sentí su pantalón en mis nalgas. Esa visión hizo que casi me corriera sin tocarme, mi padre, la persona que más me gustaba del mundo, me tenía desnudo solo con las zapas puestas y totalmente ensartado por su enorme pene y vestido perfectamente con un elegante traje y corbata. Al ser el un alto ejecutivo de verdad me imaginé por un momento que yo era su chapero, su putito, y me puso aún más la situación.

-Ya está toda dentro nene.

Se agachó y me dio un morreo largo, con cariño. Yo le agarré de la corbata para acercarlo aún más a mí. Empezó a darme suave mientras seguíamos besándonos, nuestros gemidos se apagaban en la boca del otro. Con la mano que tenía libré me fui haciendo una paja al ritmo de la follada.

-Joder papi, estoy cachondisimo!

-Ya lo noto nene, la tienes a reventar.

Me agarro el pene y me empezó a dar más fuerte, intentábamos no gemir muy alto por si acaso, pero era casi imposible, la situación nos había puesto demasiado y estábamos en éxtasis.

-Joder siii papaaa sigue asi aaaah no pareees!

-Te gusta cómo te folla papi nene?

-Si papi mmmm me gusta mucho.

-Vas a seguir siendo buen chico y no ser travieso? – y seguidamente me dio un azote.

-Aaahh si papi, lo prometo.

Mi padre me agarró por los tobillos y empezó a encularme de una manera frenética, su pene estaba cada vez más duro, la metía y la sacaba entera, iba a correrse de un momento a otro, y yo también.

-A papi le queda poco peque.

-Yo también estoy casi aaaaah joder.

Entonces hice algo que no había hecho nunca, agarré la corbata de mi padre que se balanceaba sobre mi polla por la follada y enrollé la parte de abajo a mi polla y me fui pajeando sintiendo su tacto suave sobre mi piel.

-Pero que putita más traviesa tengo como hijo, como manches mi corbata vas a estar castigado más de una semana con azotes constantes – me dijo cachondo.

-Mmmmmm sii papi, soy un nene travieso – lo dije en un tono de niño travieso y provocador.

Mi padre me empezó a dar muy fuerte y noté como su pene se hinchaba en mi interior.

-Jodeeeer, me voy a correr peque uffff que culito más rico

-Córrete dentro papi siiii preña a tu nene aaaahhh

-Aaaahhh jodeeeeer que gustooo siiiii

Noté el calor del semen de mi padre bañarme por dentro, me sentía lleno. Cuando mi padre tenía los últimos espasmos de la corrida, yo terminé soltando 5 trallazos que acabaron en mi pecho y abdomen. Los primeros al ser fuertes no tocaron la corbata, pero el último salió ya sin fuerza y una gran gota creó una mancha en la parte baja de la corbata de mi padre.

-Joder, perdona papi, no lo he hecho queriendo, no me ha dado tiempo a apartar la corbata – le dije casi sin poder respirar y algo preocupado.

-No te preocupes hijo, ahora la limpio, pero recuerda que te voy a tener que dar muchos azotes esta semana – me dijo sonriendo y me guiñó un ojo.

Se salió de mi con la polla morcillona, y antes de que me levantara de la mesa se acercó y me dio un beso lento, con cariño.

-Gracias por esta nueva experiencia hijo, me ha encantado, menudo morbo

-Me alegro que te haya gustado papá, la verdad es que ha sido súper morboso hacerlo en tu despacho a la hora del trabajo – y ambos nos reímos. Me acompaño al baño, yo procuré no manchar nada más con el semen que tenía en el cuerpo y por el culo. Me metí a la ducha mientras él se limpiaba la corbata con papel y agua, sabía que la mancha no se quitaría del todo hasta llevarlo a la tintorería, así que se abrochó la chaqueta del traje ocultando la parte baja de la corbata y para que no se notase. Mientras me daba una ducha rápida para quitarme el semen del cuerpo, mi padre me trajo la ropa. Cuando terminé me vestí y salí del cuarto de baño, mi padre estaba ordenando la mesa poniendo los papeles en su sitio.

-Ya has terminado? Pues vamos a la cafetería.

-Bien, pero tú tienes hambre? Porque yo me acabo de comer una buena salchicha – le dije sonriendo y nos reímos. Se acercó y me dio un pico.

-Venga vamos, seguro que esta Diego abajo y tendrás ganas de verlo.

-Porque dices eso?

-No, por nada, cuando os veo juntos me fijo en que lo miras mucho – me contestó, ya estábamos en modo padre e hijo mejores amigos.

-Bueno, es que lleva unos buenos trajes que me gustan-

-Jajaja tú y tus trajes, solo puedes fijarte en eso de los hombres o qué? – me dijo revolviéndome el pelo.

-No que va – dije yo peinándomelo de nuevo – pero es algo en lo que no puedo evitar fijarme, me ponen demasiado los tíos así vestidos, sé que soy un pesado con el tema.

-No te preocupes cariño, a mí me encanta como eres y los gustos que tienes. Es más, me encanta ponerme guapo para ti y verte como una perrita en celo cada vez que me miras -  me dijo poniendo un brazo sobre mis hombros  y dándome un beso en la frente.

-Gracias papi, contigo tengo mucha confianza para hablar de este tema.

-Claro que si hijo, y cuando quieras yo le puedo comentar algo a Diego, puedo dejar caer que te has fijado en él.

-Papá!! -  le dije con vergüenza. Él solo se rió y salimos de su despacho hacia la cafetería.

Continuará

Espero que os haya gustado el relato, intentaré escribir la continuación lo antes posible.