Mi padre cumplio su promesa - 11

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MI PADRE CUMPLIO LA PROMESA – 11

A la mañana siguiente, cuando me desperté Fran ya estaba desayunando, lo encontré en el pequeño comedor privado leyendo el periódico que estaba abierto en las hojas de cotización de bolsa, me acerque y le di un beso, me pregunto cómo había dormido.

-          En tus brazos como si fuese un colchón de nubes.

-          No quise despertarte, estabas tan dormida y se te veía feliz, me tengo que ir, cariño, tengo unas reuniones esta mañana, nos vemos a la hora del almuerzo.

-          Si cariño, que tengas un buen día.

Fran, marcho, yo termine de desayunar y me acerque a la cocina, Marcial me dijo lo que tenía preparado para el almuerzo, le di el visto bueno y me fui a mi cuarto.

En el ya estaba Cristin, preparándome el baño me pregunto qué quería ponerme, le indique que una ropa sencilla para estar en casa que la escogiese ella misma, como estábamos en primavera, me escogió un vestido estampado en flores, muy alegre y juvenil, recién tenía 22 años, y me dijo.

-          Srta. Carla, creo que este le sentara muy bien, es alegre como Ud. y la casa necesita un toque de vida y alegría.

-          Tienes razón Cristin, le daremos un toque de distinción y alegría a la casa, se acabaron las tristezas, si vives en un sitio triste te deprimes, si vives en un sitio alegre eres más feliz.

Me metí en el baño, era amplio con todo aquello que te puedas imaginar, el agua estaba a la temperatura ideal, le pedí a Cristin que cuando estuviese yo en el baño que nadie me molestase, no sabía si el servicio sabia de mi condición, ya se lo preguntaría a Fran. Tras una hora larga arreglándome, las mujeres necesitamos más tiempo para ponernos guapas, baje al salón, Toni ya había regresado de llevar a Fran y salimos los dos a recorrer la finca, le pregunte qué tipo de flores le gustaban a difunta esposa de Fran, y me dijo que las rosas amarillas.

Llegamos a los dominios de Chang, era el jardinero, era de Vietnam, me saludo muy cortésmente y le dije.

-          Chang, quiero que todos los días ante el cuadro de Dñª  Marian, que así se llamaba la que había sido esposa de Fran, no falten un ramo de rosas amarillas, quiero que se la recuerde esta es su casa.

-          Como Ud. mande Srta. Carla, ahora mismo lo preparo y se las llevo.

Seguimos recorriendo la finca, llegamos a los establos, en ellos tenía dos caballos pura sangre de raza española, uno tordo y otro negro azabache con unas crines largas y muy cuidados, en el garaje había tres coches, un Rolls, un Citroën  y un Mercedes, todos eran grandes, que los cuidaba Toni, le pregunte cuál de ellos le gustaba más y me dijo.

-          Srta., me pone en un dilema, el Rolls lo utiliza muy poco, solo para acudir a grandes eventos, opera, recepciones oficiales y cosas parecidas, el Citroën, y el Mercedes los usa indistintamente para viajar o para ir a la oficina. Pero los tres son estupendos de conducir. ¿Ud. sabe conducir Srta.?

-          No, no se me tendrás que enseñar pero no en esos que son mucho para mí, prefiero coches más modestos y manejables.

-          Cuando Ud. quiera le enseño, solo tiene que pedírmelo.

-          Gracias Toni, eres muy amable.

A la salida del garaje se acercaron dos perros, un pastor Alemán y un Golden Retrive, como aparecieron de repente, me asuste.

-          No se preocupe Srta. Son muy cariñosos, solo quieres saludarla, se llaman Brandy y Kino, le hacen mucha compañía al Sr. pero ahora esta Ud.

-          Yo también necesito que me hagan compañía, además me gustan los perros.

-          Se nota, ya ve como se le acercan a saludarla, y con ellos a su lado no tenga miedo de nada si le molesta alguien ellos la defenderán.

-          No creo que sea necesario, no pienso meterme en líos.

Tras el recorrido con Toni regresamos a la casa, los perros me acompañaron hasta la puerta y se quedaron esperando a que les diese permiso para entrar, por lo visto Fran, no quería que los perros entrasen en la casa, respete sus costumbres. Me fui a la biblioteca, allí estaba Chang colocando el ramo de rosas que le había pedido y acercándose a mí, me dio una , y me dijo.

-          Esta es para Ud. con mi respeto y humildad.

-          Gracias Chang.

La mañana había pasado sin darme cuenta, en eso mientras ojeaba los libros de la biblioteca, apareció Fran, me cogió por la cintura y me dio un beso en la mejilla, me pregunto qué estaba haciendo y le dije que ojeando algún libro para leer.

-          Aquí puedes escoger no será por falta de libros, tienes de todo, novelas, clásicos, poesía, teatro, ensayos etc.

-          A Marian le gustaban los de poesía.

En eso se dio la vuelta para ver el retrato y vio las flores.

-          Me dijeron que eran las que le gustaban y le ordene a Chang, que no faltasen nunca un ramo de ellas ante su imagen.

-          Gracias Carla, esas cosas son las que había olvidado, pero tú me las recuerdas.

-          Sé que no podre remplazarla, pero hare lo posible para que su ausencia sea menos dolorosa para ti, yo aquí solo soy una mujer que quiere que la persona que la a sacado del mundo que no se lo había buscado, sea feliz y con eso me siento pagada.

-          Carla, eres para mi, mucho más que eso, y te lo demostrare día a día, deja que asimile mi nueva vida desde que llegaste.

Nos avisaron de que el almuerzo estaba preparado y podíamos almorzar.

Durante el mismo, le conté lo que había hecho durante la mañana, mis nuevos amigos, Brandy y Kino, los hermosos caballos, los coches todo en si era una maravilla.

-          Carla, as montado alguna vez a caballo?

-          No, nunca, porque?

-          Es que uno de ellos es tuyo, cual te gusta más?

-          Pero Cariño si no se montar a caballo, seguro que me subo y me tira al suelo.

-          Eso tiene arreglo, le diré al mozo de cuadra que te enseñe a montar, escoge cual quieres.

-          El negro me gusta.

-          Pues es tuyo, y esta tarde vamos de compras a comprar ropa para montar.

-          Y los perros, te asustaron?.

-          Bueno como salieron de golpe, en un principio sí, pero enseguida comenzaron a olerme y seguro que dijeron, “Esta es la novia del amo no podemos morderle la besaremos” y se pusieron a lamerme toda la cara y manos.

Lo que le dije le hizo gracia y comenzó a reír.

Toni que estaba sirviendo la comida se extraño, desde que había muerto Marian no lo habían visto reírse.

-          Con permiso Srta. Carla, muchas gracias.

-          Porque Toni?

-          Porque ha con seguido que el Sr. vuelva a reír.

Cuando terminamos de comer, me acerque a la cocina a felicitar a Marcial por el menú.

Cuando entre, todos se pusieron de pie y empezaron a aplaudirme y darme las gracias por haber conseguido que el Sr. volviese a reír. Aquello me emociono mucho se notaba que el personal quería a Fran, que para ellos era como su padre o hermano mayor su protector y consejero.

-          Espero, que ese aprecio que tienen al Sr. Piñón con el tiempo me consideren un amiga de Uds. Sé que el puesto que ocupo es muy difícil mantenerlo, espero que me ayuden no solo a mí, pues si me ayudan a mi también están ayudando al Sr. Piñón y a Uds. mismos. Y basta de sentimentalismos, Marcial la comida estaba muy rica, me parece que yo también engordare como me ceben de esa manera.

Las sonrisas aparecieron en sus rostros al igual que el brillo de satisfacción se reflejaba en sus ojos.