MI PADRE, BERTO Y YO...Ahora Lobezno.

El padre y Berto le confiesan algo a Rafi que le descoloca: llevan un virus de licantropía que creen que le han infectado

Voy a dar un giro a la historia. Se que a alguno no le gustará, pero a otros sí, osea que ya me contareis que os parece. Me apetecía experimentar.

Dedico este relato a mis comentaristas: Yony, Tindayita, alexmonroe, elbotiija, prude, cristian, pepe, Zarok, Santiago y a ti, Ausha (ya me dirás si te ha gustado)

MI PADRE, BERTO Y YO... Ahora, "Lobezno"

Rafi se despertó agobiado, sudando, algo no le había sentado bien, se sentía extraño, los olores eran más fuertes, los sonidos más nítidos, sentía el estómago extraño. Cuando abrió los ojos, notó que veía mejor en la oscuridad. El olor que emitían sus compañeros de cama era distinto al de los otros días y su nariz husmeaba sus culos y sus pollas con un instinto que no podía reprimir.

Los dos hombres abrieron los ojos de golpe y, alertados, se irguieron en la cama. Se miraron y luego dirigieron la mirada al cachorro. Rafa calmó a su hijo y le dijo que descansara, que durmiera. Le abrazó y el calor de su cuerpo hizo que el adolescente volviera a caer en el sueño.


Estaban sentados en el porche, la luna les iluminaba, bebían y fumaban.

  • Dime Rafi, qué te pasó anoche.

El chico les contó lo que sintió y notó como los mayores se miraban fijamente y le oían con atención.

Cuando terminó de hablar...

La historia de Rafa

Hace mucho tiempo, tu ya habías nacido, trabajaba de camionero y un día me quedé tirado en el medio de un páramo. Entonces no teníamos móviles y me dispuse a dormir en el camión en espera de que a la mañana siguiente alguien me pudiera socorrer. Pero en medio de la noche, me despertaron los faros de un Land Rover. Lo conducía un hombre maduro muy atractivo, alto, fuerte, con el pelo gris y, amablemente, se ofreció a ayudarme. Vivía relativamente cerca, podría pasar la noche en su casa y a la mañana siguiente podría llamar a algún taller o a la empresa para que me ayudaran. Agradecí su hospitalidad y fui con él.

Me contó que era viudo desde hacía tiempo y que vivía solo en ese caserón. Las tierras donde el camión se había averiado eran suyas. Entre el calor de la chimenea, la comida y la bebida, ocurrió algo que aun no puedo explicar, se fue acercando a mi y su olor, calor, poderío y el tono de su voz amable pero firme, hizo que le dejara aproximarse poco a poco hasta que me besó en los labios. No se que tenía aquel hombre pero me dejé llevar por una excitación que no pude reprimir.

Ya sabes que en el campo y en el monte, la relación entre hombres es algo normal, no voy a decir que me violara porque mentiría y ya había tenido experiencias similares, así que le dejé hacer... No, no le dejé hacer, me rendí a él como si fuera una quinceañera virgen a la espera de su primer polvo.

Me folló como nunca nadie lo había hecho y sentí algo que nunca había sentido y fue que asumí que él era el amo, el macho, y yo fui sumiso con él sin protestar. Me olía el culo con lujuria, me lamía la polla, pero no me la mamaba, me metía su lengua en mi boca pero no me besaba y, al final, me puso a cuatro, me agarró las caderas y me folló. Ahora te lo podría explicar, pero entonces lo que noté fue como una especie de lanza fina y esponjosa se adentraba en mis entrañas haciendo que desfalleciera de placer. El final fue una corrida como nunca la había sentido. Entre unas cosas y otras, estuve con ese hombre cerca de una semana.

Un día me contó la verdad y es la que te voy a contar y con la que vas a tener que vivir toda tu vida. Escucha:

Me contó que en realidad era un hombre lobo: -¡Cuidado!- Me dijo, no te imagines esas tonterías del cine, la televisión y la literatura. No, no tiene nada que ver...bueno... algo si... pero... es otra cosa.

Y es verdad, es otra cosa. No te conviertes en esos monstruos peludos que se comen a todo hombre que se encuentran. No, es distinto, pero es cierto que cambias y tienes que tener cuidado. Por eso he dejado de vivir con tu madre, no porque no la quiera, sino porque no puedo permitir que ella me vea, o me sienta, o que lo la infecte. Eso no lo podría permitir, así que decidí venir a vivir al campo.

Aquí conocí a Berto, teníamos relaciones sexuales con precauciones porque no quería que tuviera problemas, pero al tercer mes de sentir la "transformación" en este lugar, se lo tuve que contar. Berto lo quiso ver con sus ojos porque no lo creía, pero cuando lo vio, me dijo que lo convirtiera que quería ser como yo, que yo sería el macho alfa de la manada. Nosotros no podemos o no debemos vivir en solitario porque nos volveríamos locos y salvajes. Necesitamos tener compañía, necesitamos una manada, alguien con quien compartir nuestra soledad y nuestra vida. El hombre que me convirtió también tenía una manada. Yo sólo tengo a Berto y ahora...

  • Pero, qué nos pasa, qué hacemos, cómo cambiamos. Si no fuerais Berto y tu, estaría acojonado. Por favor, cuéntame...

Tranquilo Rafi, te lo voy a contar todo, pero tu lo vas a sentir en tu cuerpo. Lo que no quiero es que te asustes, porque ya no hay solución. No se si te ha infectado Berto o yo, pero el hecho es que tu reacción de anoche es un claro efecto y lo único que quiero es que lo puedas disfrutar lo mejor posible.

Ya sabes, por los dichos populares, que se desarrolla durante la luna llena. Es verdad. Pero sólo dura tres días, comienza suavemente el día anterior a la plenitud , la noche de luna llena es cuando nos convertimos, al siguiente, baja la influencia y luego desaparece. Tu, al ser adolescente y con las hormonas desatadas, el efecto ha comenzado un día antes, pero esta noche estarás peor y mañana será la auténtica noche, por eso quería contártelo hoy. Debías saberlo. No tengas miedo porque Berto y yo estamos contigo. Te iniciaremos y serás uno de nuestra manada. Ten confianza en nosotros. No quiero contarte más porque quiero que lo sientas tu, que notes tus cambios, tus sensaciones. Nosotros estaremos a tu lado. No te preocupes. Después de la primera experiencia hablaremos.

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Me desperté a media noche con una gran excitación, a pesar de la infusión de valeriana que Berto me hizo tomar. Me dolía el cuerpo y noté un inmenso calor. Creí que la piel comenzaba a sudar por todos los poros... pero no era así... ni mucho menos.

Los dos adultos se despertaron sobresaltados y se pusieron de rodillas en la cama mientras me miraban. Vi como su musculatura crecía a la vez que notaba como mi cuerpo cambiaba, sus músculos crecían hasta formar unos cuerpos maravillosamente formados y vi como el vello se iba espesando poco a poco hasta crecer donde antes no había. Los brazos se cubrían de pelo que subía por sus hombros y su cuello para luego bajar por sus espaldas hasta llegar a las nalgas y los muslos.

Yo miraba extasiado la transformación mientras notaba que a mi me sucedía lo mismo. Me miré los brazos, el pecho y las manos, que no se transformaron en garras, pero si crecieron y se endurecieron las uñas y, por lo que noté, también les estaba ocurriendo a las de mis pies. Vi como los cojones se apretaban y se encajaban cerca de su culo y como las pollas crecían y aumentaban el grosor hasta que desapareció el perineo y, desde los huevos se formó un conducto grueso cubierto de fino y corto vello.

Vi como me miraban la entrepierna y comprendí que a mi me estaba pasando lo mismo porque noté una presión en mis genitales como si me los apretaran a la vez que sentía que mi miembro ensanchaba. Me miré y lo que vi me dejó asombrado. Aquello no era mío y sin embargo allí estaba una verga el doble de la mía y cubierta de vello. Miré a mis adultos que se relamieron con sus largas lenguas y de sus falos comenzó a salir una especie de capullo afilado y de color fresa echando para atrás el prepucio velludo. Esa visión me puso tan excitado que noté como a mi me pasaba lo mismo, me miré y, en efecto, de mi miembro comenzaba a asomar un glande fino, largo y afilado. Les miré con terror, pero el olor que emitían hizo que me olvidara del miedo, de todo. En ese momento lo único que quería era olerles.

Se dirigieron a mi y comenzaron a olerme el culo, luego a lamerlo, aquello me excitó de tal manera que me revolví para hacer lo mismo, de manera que comenzamos a olernos los culos....¡Dios mío! aquel olor me tensaba el cuerpo y noté como mi glande ya fuera de su funda comenzó a soltar líquido viscoso. Berto se abalanzó hacia mi polla para lamerme el fluido y yo hice lo mismo con mi padre, el sabor de aquel líquido y el olor a macho hizo que sólo quisiera que me follara como el macho que era y yo el cachorro primerizo.

Berto se lanzó a la boca de mi padre y comenzaron a lamerse las lenguas, no se besaban, se lamían con ansia hasta que la saliva caía a chorros al suelo. La verga de Berto, ya en estado de extrema excitación se acercó a mi boca y no pude más que lamer los dos miembros de mis machos con tal ansiedad que les hice aullar de placer.

El Alfa me dio la vuelta y me puso a cuatro, me lamió el agujero con auténtico placer cubriéndolo de saliva, luego, sin previo aviso, y ayudado de su líquido lubrificante me penetró. Noté un inmenso placer sin dolor, me entraba por mi cavidad con una facilidad pasmosa. Berto se puso delante mío y me comenzó a lamer el fluido que salía de la punta de mi polla. De repente, noté como el glande que me penetraba se hinchaba en su base hasta encajarse en mi ano y poseerlo, la sensación de poderío de aquel cuerpo maravilloso hizo que cayera en un placer y sensación de sumisión que me llevó a lamer la verga de Berto a la vez que Rafa me mordía los hombros con sus afilados caninos , las embestidas del macho cogían un ritmo frenético y se descargó en mi interior. Poco a poco se fue relajando y su bola se deshincho hasta liberarme, mientras me lamía las heridas que me había infligido a causa de su excitación. Cuando acabó, se retiró de mi para dejar paso al segundo de la manada.

La montura del Alfa más el sabor y olor de Berto me habían excitado de tal manera que me abría de patas para recibir aquella enorme reata que me volvía loco. Me lamió con intensidad el culo para limpiarme de la corrida del anterior macho y darme la suya. Apoyó su inmenso cuerpo en mi espalda, yo me abrí deseando que me penetrara y me montó. Noté su verga entrar e hincharse hasta que su bolo me taponó por completo y entonces aullé de placer e hice que el aullara también. Me folló con una energía que demostraba algo más que puro sexo, me apretaba el pecho con la fuerza de sus brazos, me mordía el cuello y los hombros haciéndome sangre y lamiéndola después, mientras disfrutaba de la follada que me estaba dando, de la frenética follada.

Mi padre metía su lengua en mi boca entre aullido y aullido de placer hasta que el lobo se corrió como la bestia que era. Mi polla estaba a estallar y no dejaba de soltar babas. Cuando Berto terminó, puso su culo en mi cara dándome permiso para que le montara.

Aquellas nalgas peludas eran un espectáculo, se las abrí para dejar libre su orificio rosado rodeado de vello, no pude resistir la tentación de meter mi hocico y olerlo y, luego comenzar a lamer y saborearle, hasta que sus patas se abrieron dejando más espacio y abriendo el agujero para indicarme que ya podía entrar.

La sensación que me invadía en esos momentos no la había sentido nunca. Mi cuerpo era todo ardor sexual y todos los sentidos los tenía en la punta de mi polla, que era lo único que importaba. Arrimé mi capullo a su entrada, dejé que un chorro de líquido cayera en el centro de su orificio y le penetré. Noté como mi miembro entraba en una cavidad suave y caliente y, de repente, una corriente me sacudió el cuerpo y mi capullo se agrandó hasta que se encajó e hice mio aquel agujero. Luego, el instinto me indicó los movimientos y la frecuencia de las embestidas, la fiereza se desató en mi y le mordí la espalda para luego lamerle la sangre, mis manos arañaban su pecho y la lujuria se apoderó de mi hasta que le regué las entrañas con tal cantidad de lefa que no imaginaba que tenía retenida en mis cojones.

Aquella sensación fue tan excitante, tan plena que, al día siguiente les pregunté mientras desayunábamos cómo era posible que, después de esa experiencia, se conformaran con una follada normal.

  • No nos conformamos... esperamos a la luna siguiente - y comenzaron a reír.

Me uní a sus carcajadas.

Estaré unos días sin publicar porque me voy de viaje. A la vuelta nos leemos.