Mi padrastro madurito
El coqueteo con el madurito novio de mi madre se convierte en el mejor polvo de mi vida...
Me llamo Paula, tengo 25 años, soy una chica sencilla pero que causa que las cabezas de hombres y mujeres se vuelvan al pasar. Soy más bien bajita, mi cuerpo no es el de una modelo extremadamente delgada, pero tengo un buen pecho (actualmente una 100B), una cintura bastante estrechita, bien definida y un buen trasero que hacen que mi silueta esté llena de curvas, pero sin un gramo de grasa.
Vivo en un pequeño pueblo de Asturias, del cual no diré el nombre para mantener mi anonimato, es un lugar tranquilo donde nunca pasa nada fuera de lo normal, y aunque me desplazo unos kilómetros todos los días para acudir a mi trabajo en Oviedo, me gusta volver a la casa en donde vivo sola con mi madre desde hace ya bastantes años. Mi madre aunque ya hace unos años que pasó de los 50, se conserva bien, tiene una cara preciosa y aunque está un poco más rellenita que yo, conserva un cuerpo bien formado.
Como decía hasta hace bien poco vivíamos las dos solas en nuestra casa, desde que mi padre se marchara hacía unos años, mi madre había tenido algún noviete pero aunque habían pasado alguna noche en casa nunca había sido algo tan formal como para tomar la decisión de vivir juntos. Sin embargo, hace unos meses conoció a un hombre, Carlos, algo más joven que ella, recién entrado en los 40, muy atractivo, con el cabello canoso, cosa que le daba un aire interesante, de cuerpo fibroso y marcado. Carlos se trasladó a vivir con nosotras al poco tiempo y desde el principio yo me alegré mucho de que mi madre hubiese rehecho su vida, además los dos nos llevábamos muy bien y congeniábamos en muchos aspectos... aunque la verdad nunca sospeché que pudiese suceder lo que pasó.
Una mañana, mi madre y Carlos estaban desayunando en la cocina, y yo que no tenía que trabajar, aproveché para unirme. Bajé a desayunar vestida con mi pijama de verano, un short cortito que permitía entrever el final de mis muslos y el comienzo de mis glúteos y una camiseta apretada con un escote redondo que enseñaba la redondez de mis pechos y mi apretado canalillo, además de marcar mis pezones al no llevar sujetador. Mientras me sentaba en frente de Carlos noté como me comía con los ojos, me miró fijamente de arriba a abajo parándose un buen rato en mi escote y no me avergüenza decir que sentí un cosquilleo en el estómago y un poco más abajo... Desde ese día, me decidí a provocarlo un poquito, algo más cada día aunque nunca pensé en pasar de un simple juego. Hasta que un día mi madre por motivos de trabajo se tuvo que ausentar durante una semana y nos quedamos los dos solos. El primer día al llegar del trabajo comimos juntos y luego me ayudó a recoger la cocina, yo notaba su mirada en mi pecho, en mi trasero... e intentaba rozarlo, primero una mano, la espalda, su culo al pasar, hasta que al acercarme a colocar un vaso rocé ligeramente su paquete con mi culo, sentí la dureza y el calor que desprendía a través del fino pantalón de verano, y me apreté un poco más, él hizo como si no se percatara, pero su paquete me decía lo contrario.
Por la noche decidimos ver una película que estaban echando, aunque por el título no lo parecía, la película tenía escenas bastante subidas de tono, y yo cada vez me estaba calentando más, como estaba cubierta por la mantita y recostada en el sofá, decidí bajar mi mano y abrirme paso entre la tela de mi tanguita hasta llegar a mi erecto clítoris. Notaba mis labios vaginales hinchados y mi clítoris deseoso de una caricia que lo calmase, acerqué mis dedos a la entrada de mi vagina y los humedecí con mis flujos, los extendí por todo mi coñito con suaves caricias, rodeando mi clítoris hasta colocar un dedo sobre él y comenzar una masturbación que enseguida noté que me llevaba al orgasmo, y aproveché para bajar la otra mano y meter dos dedos en mi coño hasta tocar mi punto G y convulsionar en una ola de placer. Aunque mis movimientos habían sido extremadamente sigilosos y había conseguido morderme la lengua para no gemir, mi cara acalorada y roja de excitación evidenciaban lo que acababa de ocurrir, aunque Carlos no decía tenía los ojos como platos y vi como bajaba su mano para aliviar el calentón que le acababa de provocar. Al verlo cerrar sus ojos de placer, decidí llevar este juego un paso más allá y le con vocecita de niña buena le dije:
-¿ Carlos te estás quedando dormido?- y me acerqué un poquito a él, para acariciarle la mejilla- pobre madrugas mucho.
- No, tengo algo de jaqueca- mintió
Yo me acerqué un poco más y le pasé la mano por el pelo,
-Deja que te de un masaje en la cabeza, para aliviarte la tensión, ven túmbate contra mí ya verás que bien- y lo coloqué de forma que quedaba entre mis piernas y su cabeza reposaba en mi pecho y comencé un suave masaje en sus sienes.- ¿Te gusta?
-Sí me alivia mucho- respondió mientras un sospechoso bulto crecía en su entrepierna y levantaba la tela de su pijama, al darse cuenta se tapó con la manta.
Bajé las manos por el cuello con un suave masaje y metí mis manos por debajo de la camiseta de su pijama masajeando desde los hombros a sus pectorales hasta llegar a la zona de las costillas.
-Espera, que no llego bien- le susurré y me cambié de posición colocándome a horcajadas sobre su piernas, y continué mi inocente masaje desde el pecho a la cintura, echándome bien hacia delante para lucir mis pechos que se movían al ritmo de mis manos.
Comencé a rozar ligeramente el abultado paquete con mi muñeca a lo que Carlos respondió con un suave jadeo, los roces pasaron a ser un masaje directo sobre su polla dura, se la saqué del pantalón y la vi en todo su esplendor, de tamaño normal aunque la más gruesa que había tocado en mi vida, con unas venas marcadas palpitando y no dudé al comenzar una masturbación cada vez más rápida, notaba como Carlos disfrutaba, escuchaba sus gemidos y me llevé su polla a la boca. Empecé jugueteando con la lengua por la punta de su glande y bajé lamiendo toda su dureza hasta que me la metí de golpe hasta la campanilla, en ese momento Carlos gritó de placer y comencé la mejor mamada que le iban a hacer en su vida, él me agarró la cabeza para controlar el ritmo, y mientras con una mano le sujetaba la polla por la base con la otra comencé un masaje el los huevos y aceleré el ritmo del mete-saca de mi boca hasta que noté como empezaba a correrse y saboree cada gota de su semen , dejando bien limpio todo su instrumento.
Todavía estaba limpiando mi boca cuando Carlos se abalanzó sobre mí y me arrancó la camiseta, acercó sus manos a mis tetas y las agarró con fuerza masajeándolas fuertemente como si les estuviese dando forma. Metió mi pezón derecho en su boca y lo besó, noté su lengua acariciándolo, y lo mordía suavemente. Me tumbó en el sofá y bajó con suaves besos por las costillas, rodeando el ombligo hasta llegar al pubis y volvió a subir al otro pezón, me iba a matar de placer... Ummmm.......... Mientras besaba mis pezones y los mordía bajó por sorpresa su mano derecha, la metió en mi pantalón y empezó a acariciarme suavemente el clítoris. Yo estaba empapada, sentía como con cada roce mi vagina soltaba flujos. Continuó masturbándome con el dedo gordo y me metió de golpe un dedo en el coño.
-Ahhhhhhhh - y calló mi grito con un profundo, húmedo y largo beso.
Me metió otro dedo en el coño y ya no pude más, mi cuerpo empezó a convulsionar y mi vagina a contraerse apretando sus dedos en un profundo orgasmo.
-Uuuummmmm ahhhhhhhh ahhhhhhh ahhhhhh o sí dios sí, ahhhhhhhhhhhhhh.
Pero Carlos no tenía suficiente, con mi orgasmo su polla volvía a estar dura,me sacó el pantalón y el tanga, me separó las piernas , acercó su boca a mi entrepierna y empezó a comerme el coño, su lengua exploraba cada centímetro de mi vagina y se bebía mis flujos, succionaba mi clítoris y luego la introducía en mi agujero todo lo profundo que podía haciéndola vibrar, algo que me daba un placer terrible. Agarré su cabeza y la acerqué más a mi entrepierna, notaba que otro orgasmo se acercaba y Carlos aceleró los movimientos de su lengua pero antes de que llegara a correrme se separó de mí, me levantó las piernas y se puso una en cada hombro. Vi como agarraba su enorme polla y de un solo golpe me la metió haciéndome tener varios orgasmos seguidos.
Las contracciones de mi vagina hicieron que Carlos se excitara todavía más y aumentó sus embestidas mientras su lengua exploraba mi boca con pasión. No me lo podía creer me estaba tirando a un cuarentón que encima era el novio de mi madre, pero me estaba haciendo disfrutar como nadie, así que decidí tomar las riendas y le hice colocarse debajo, me metí su polla dura de un golpe y comencé a montarlo, ondulando mis caderas, aumentando el ritmo y volviéndolo a bajar para hacerlo disfrutar el máximo tiempo posible, subía y me dejaba caer de golpe haciendo que sus penetraciones fuesen cada vez más profundas. Estaba gozando como una perra, mi espalda se arqueaba y su polla tocaba cada parte de mi estrecha vagina, sentí que estaba a punto de estallar en un orgasmo tremendo y me abalancé sobre Carlos besándolo con furia, mordiéndole los labios y aumentando mis movimientos.
-Ahhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Tuve tres orgasmos continuos, mi vagina apretó su polla y yo subí y bajé más rápido y fuerte hasta que Carlos agarró mis tetas y los apretó con fuerza mientras sentía que su leche inundaba todo mi coño y empezaba a salirse. Dejé que su polla se quedase dentro hasta que se salió sola al ponerse flácida. Esa semana follamos durante horas y próximamente os contaré como continúa nuestra historia.....