Mi padrastro, hermanastro y yo

Mamá no estaba y yo estaba sola con ellos

[Incesto- Trio]

El día de hoy estaba lluvioso, y como había anuncio de una vaguada, eso significa que no podría salir este fin de semana con mis amigas, para colmo me encontraba sola con mi hermanastro y mi padrastro ya que mamá tuvo que salir de viaje desde ayer a cuidar a mi abuela.

Mi padrastro es un hombre de color mestizo, cabello negro, alto y de complexión física fuerte, un jodido hombre de 40 años que se ve ridículamente bien. Está casado con mamá desde tres años, ya.

Para colmo su hijo no se ve nada mal, es técnicamente igual a él, solo que más bajito y menos fuerte, pero también es un manjar verlo a él, tiene 22 años y en el Instituto es todo un galán para las chicas.

Yo tengo 20 y no veo nada mal, soy una rubia de voz un poco chillona, mejillas rojas y cuerpo delgado.

Cansada de estar mirando el techo, ya había caído un poco la noche, eran las siete y decidí bajar a la sala por un poco de agua, vestía un vestido corto negro ajustado y un moño mal hecho.

Ya en la cocina me tope con mi padrastro que le dedique un saludo con la cabeza. Lucía un pantalón de mezclilla y sin camisa.

Tomé el agua y justo cuando me iba de nuevo a mí habitación Dan estaba cerca de mi. Muy cerca...

—Buenas noches, Erika— Saluda, yo me pongo nerviosa por tenerlo tan cerca de mi.

—Buenas noches, Dan— Trato de no sonrojarme, su cuerpo es indescriptible...

—¿Ya te vas arriba de nuevo?— Inquiere, se pega a mi y siento su bulto, mi respiración se agita un poco.

—Si— Jadee.

—¿Por qué no te quedas conmigo aquí?

—Yo

—¿Te da miedo?— Su voz ronca hace que mi piel se erice.

Acaricia mi pierna desnuda y muerdo mi labio para no gemir. Esto no debería estar pasando, Osea si, tengo muchas fantasías con él y su hijo, pero no está bien.

—Esto no está bien, Dan— Alejo su mano en busca de mi vagina.

—Nadie tiene porqué saberlo— Muerde mí oreja.

—Pero y tú hijo.

—Josh está en la habitación y no sale por toda la tarea que tiene— Responde.

Iba a negarme pero viendo mi intención se arrodilló y bajo mis bragas. Abrió mis pliegues y su lengua entró a dar lenguetazo en mi vagina.

Me olvidé de mamá y el que su hijo podría escucharlos y solo me deje llevar.

Dejaba mordisco en mi clítoris, lamía y jugaba con mi vagina y hasta penetraba con su lengua, yo me apoyaba de la meseta para no caer y me aseguraba de gemir no tan alto, aunque los rayos y la lluvia opacaba mis gemidos.

Enrede mis manos en su cabello y lo guiaba para que siguiera mamando, mi respiración estaba agitada y mis pezones estaban bien erectos.

¡Dios, si que sabe mamar!

Cuando sentía que ya venía el orgasmo el se detuvo, yo lo agradecí, sí de por si ya lo íbamos hacer quisiera que el orgasmo lo tuviera con su miembro dentro de mí, no con su boca.

—¿Ibas a decir algo?— Inquirió y yo negué rápidamente. —Eso pensé— Él se levantó y bajo sus pantalones.

Me mostró su miembro, grande, erecto y con las venas bien remarcadas, Dios mío debía medir por lo menos 20 cm así de erecto.

Admito que me intimidó ese miembro así de grueso, pero sin miedo me arrodillé y lo tomé con ambas manos y lo metí a mi boca.

Es tan enorme que decir que llegué a la mitad, sería mentir, estaba bien grueso y cada momento me daba alcahadas.

Yo lo escuchaba gemir y eso me motivo a ir más rápido, saber que yo podía ocasionar eso en el.

Después de un rato el me levantó y pegada a la pared en donde estaba ya yo echa un charco en mi entrepierna de lo húmeda que estoy, me embistió así de golpe, con necesidad, caliente como un puto hombre.

La sentía toda, me quemaba, pero joder que me encanta, la sentí toda y casi me desvanezco por la excitación.

Sin ningún tipo de contemplación empezó a dar estocadas en mi vagina, gruñía y yo gemía sin importarme nada.

El me sostenía sin ningún problema por mí beso, besaba mi pecho y tetas qué se removían y seguía embistiendo.

Mierda.

Siguió dándome estocadas hasta que sentí como nos venimos al mismo tiempo, él dentro de mi. Tanto era su jugo que salió un mar dentro de mí.

Mi respiración era escasas, sentía como parloteaba por la follada que me había dado mi padrastro y encima de eso él empezó a chupar mis pezones.

Yo lo veía y le daba vía libre para ello.

—Mmm... Dan— Gemí.

—Eso es, sigue así— Paró un segundo y volvió a lo suyo, mientras me masturbaba con dos dedos.

De mi canal el entraba como si no era nada, yo estaba loca, me dolía la cabeza de lo que este hombre ocasionaba en mi.

—Mmm... Si, si— Gemí.

Él se detuvo y me puso chocando mis tetas de la meseta, escupió y se metió a mi ano.

Aquí dolió, aunque lo hizo más lento, en cuanto se acomodo, la velocidad aumento de lenta a algo rápida, enredó mi pelo con su mano, mientras me follara mí culo.

Cada embestida hacia casi perder el conocimiento de lo duro qué lo hacía y lo peor es que no tenía voz para decirle que pare.

Así siguió el un largo rato. Hasta que sentí como de agrandó su pene y sé vino a charco en mi ano.

Me dio una nalgada y se tuvo que ir por una llamada que recibió.

Yo apenas si pude subir a mí habitación y me acosté en la cama. Trataba de buscar aire y que mi respiración se calmara y eso tardó al rededor de una hora.

Todavía no me lo creo, tremenda follada que me había dado con mi padrastro.

Lo peor es que después de esa hora es que yo quería más, yo podría ir a su habitación y con la excusa de que yo no me vine podría follarme, pero me daba ahora mucha vergüenza.

Ni modo a tener que auto complacerme.

Apague el bombillo y me quité el vestido, quedando totalmente desnuda.

Recordé sus gemidos, su miembro y en la forma tan brusca en la que me había penetrado.

No necesite más nada para tener que humedecerme, acaricié mis pliegues y clítoris, y aunque si me daba placer no era igual.

Cerré los ojos viajando a ese momento, y nada.

—¿Quieres ayuda?— Esa no era la voz de mi Dan, sino de Josh.

—No, ¿Qué haces aquí?— Inquirí cubriéndome avergonzada.

—Te vi follando con papá— Susurra.

—¡Oh, Dios!

—No diré nada, solo quiero terminar lo que él empezó— Me jala su dirección y me besa.

Su erección era notoria solo andaba con un bóxer puesto y yo estaba toda húmeda, su boca y la mía empezaron a unirse en un beso efusivo.

El me apretaba con posesión, vaya que si son padre e hijo.

Se quita el bóxer y entre mi humedad y la de él, me penetró yo estando encima de él.

Sus movimientos eran agresivos y duros y me hacia gemir por obligación.

—¿Te gusta así?— Inquirió.

—Más duro, papi— Ni siquiera reconocí mi propia voz.

—Yo no soy tú papi— Ladeo una sonrisa.

—Soy yo— Escuché la voz de Dan.

Se la estaba jalando y sin esperar permiso o aprobación su pene otra vez entro a mi canal trasero.

—¿Qué- qué haces aquí?

—¿Quieres que pares?— Preguntó moviéndose lento.

—Disfruta— Aconsejó Josh.

—Despues de esto...

—Si, si, si.

Dan empezó a moverse a la par con su hijo, me sentía tan llena, siendo penetrada por padre e hijo uno delante y otro detrás, uno comiendo mis tetas y el otro la boca.

Las estocadas cambiaron a unas feroces, haciéndome venir casi que un minuto después.

Cambiaron de posición y ahora Dan era el que me penetraba en la vagina y su hijo en mi ano.

Sus estocadas hacían bastante ruidos, pero nuestros gemidos aun más.

Me dolía hasta la uña, pero me gustaba ese dolor.

Después de que se vinieran ambos dentro de mí, yo me acosté hacia abajo y empecé a mamar el miembro de Dan y Josh siguió penetrándome.

Lamía de arriba abajo, mientras Josh gruñía dándome por el culo.

Así duramos un rato más hasta que los tres nos venimos nuevamente.

Recostada en la cama hecha polvo, empecé a besar a Josh, mientras que este a mí lado me besaba también la boca y me penetraba con dos dedos, Dan comía de mis tetas y me acariciaba el clítoris.

Así hasta que me vine nuevamente y el sueño me venció.