Mi otra historia

Gabriel se había ido de viaje. Debía comprobar mi sexualidad, que quería ?? Me sentía bien en compañía de otro hombre ???

Hola amigo nuevamente estoy con Ustedes y con mis historias. Les pido disculpas si no son del todo "cachondas" pero se las relato como sucedieron y como las viví.


Luego de haber experimentado con Gabriel todas esas nuevas sensaciones por las que uno pasa cuando tiene una relación sexual, por primera vez, con otro hom- bre pasó por mi mente la idea de si era necesario comprobar mi sexualidad tenien- do relaciones con otros, que ni siquiera conociese.

Gabriel me había dicho que el no tendría relaciones con ningún otro hombre, que lo había hecho conmigo porque creía que eso me hacía feliz y que nunca sería un pasivo, aunque después sucedió todo lo contrario en esa hermosa noche de vaca- ciones en donde nos entregamos mutuamente.

No era fácil tomar una decisión de ese tipo, lo que yo sentía por Gabriel era muy especial. Vieron esa amistad que nace desde chico entre dos personas y que a medida que pasa el tiempo se acrecienta ya que se empiezan a compartir distintas situaciones de la vida: colegio, amistades, bailes, vacaciones y muchas veces pa- sa que uno empieza a sentir por el otro mas que amistad, es factible que uno sien ta cariño ?? y lo llegue a querer y por lo tanto compartir todo, hasta el cuerpo ???. Es eso amor ????. Es factible, entonces, el amor entre dos hombres ????.

De regreso en Buenos Aires y ya instalado, nuevamente, en mi departamento la idea me daba vueltas en la cabeza. Gabriel había tenido que viajar por problemas personales al interior y estaría fuera por quince días, por tal motivo resolví salir a tomar una copa a un lugar muy frecuentado por el ambiente gay y ver que suce- día.

Serían las 2230 Hs cuando ingresé al boliche, me dirigí a la barra en donde le soli- cité al barman un trago y desde ahí me puse a observar el ambiente. Era la prime- ra vez que yo entraba a uno de estos lugares y sinceramente no sabía a que ate- nerme ni como desenvolverme. En esos años tenía como les comenté un buen cuerpo y no tenía nada que envidiar a ninguno, por lo menos, de los presentes en el lugar. Estaba observando cuando me llamó la atención un chico de unos 22 a- ños que estaba sentado en una mesa con un grupo de amigos. Era carilindo, de cabello rubio, cuerpo bien formado y muy simpático por la forma en que se reía, era el centro de atención de la mesa y de otras que estaban próximas.

En un momento determinado gira su cabeza hacia la barra y ve que yo lo estaba mirando, me sostiene la mirada por unos segundos que me parecieron horas para luego seguir charlando con sus amigos como si nada pasara. Que hago aquí me pregunté y me di vuelta para llamar al barman, pagar y salir de ahí. Cuando estaba por pagar veo que alguien se sienta en la butaca de al lado y me pregunta el nom- bre, giro la vista y era él. Realmente y ahora viéndolo de cerca les puedo asegurar que era hermoso, estaba vestido con un pantalón blanco y una camisa verde agua bastante ceñida al cuerpo, sus ojos eran de color verde (me perseguían ?? ya que eran iguales a los de Gabriel), cortado le respondí y el me dijo que se llamaba Cris tian.

Me preguntó el porqué me iba, si me estaba aburriendo, si quería quedarme un rato mas para charlar con él. Que podría yo contestarle si me había cautivado el solo verlo. Le dije que sí y empezamos a charlar de todo, realmente era muy sim- pático y entrador. De a poco la conversación, como era normal, fue dirigiéndose a nuestras afinidades sexuales. Me preguntó si tenía pareja a lo cual le respondí que había tenido relaciones con un íntimo amigo que ahora estaba de viaje. Que ha- bían sido las primeras y únicas relaciones con otro hombre y que me encontraba en ese lugar para tratar de entender si lo que había hecho era realmente lo que yo quería. No se porque le hablaba tan sinceramente me estaba, prácticamente, con- fesando ante él. Creo que su cara de niño bueno era lo que me llevaba a eso.

Me escuchaba atentamente y muy de vez en cuando me decía algunas palabras de apoyo y comprensión. Su voz era suave y paternal. Luego de contarle parte de mi vida él me dijo que era un asiduo cliente del lugar y que le gustaba compartir momentos con jóvenes de su mismo sexo. Que había tenido relaciones, esporádi-cas, con chicas, pero que toda su fogosidad, cariño, entrega la había podido con- cretar, plenamente, en sus relaciones con hombres y por eso es que se encontra- ba ahí. Estuvimos charlando bastante y para mí todo lo que sucedía alrededor no tenía sentido era como si no existiera, me encontraba atraído, nuevamente, por un chico y deseaba, necesitaba poder estar a solas con él.

Era ya la madrugada cuando resolví decirle que me tenía que retirar, esperando que me dijera algo y me permitiera permanecer al lado suyo. Lo saludé dándole un beso en la mejilla que él me correspondió, me paré y me fui hacia la puerta de sali- da. Me encontré en la calle, desierta, calurosa y pensando que había hecho mal en ir a ese lugar, para que ??, que pretendía ???, pensando en eso me dirigí hasta mi auto que estaba estacionado en la vereda de enfrente, lo abro, me subo lo pon- go en marcha y cuando estoy por arrancar me golpean la ventanilla del acompa- ñante, era Adrián que me preguntaba si me podía acompañar ......