Mi osito de peluche

Mi segundo encuentro con Martìn, fue delicioso,compartimos nuestros gustos y nuestros cuerpos, lo complací en todo.

Mi osito de peluche

En mi relato anterior titulado "Conociendo vergas", les platiqué de Martín, al que conocía por las mamadas que le daba en el cine, y que después de mucho tiempo me cogió.

A Martín le gusta que entre cogidas le diga mi osito de peluche, ya que es gordito y peludo, con barba de candado, muy guapo y varonil. Le llamé cuando me había indicado, y quedamos de vernos al siguiente día para preparar todo y vernos por un buen rato sin prisas, y sin tener que preocuparnos por el tiempo.

La cita fue en el departamento de una amiga, que se supone andaba de viaje pues trabaja de aeromoza, me dijo que no llevara lencería porque su amiga tenía suficiente y quería que yo luciera su ropa.

Ya en el departamento bebimos un poco de alcohol, según él para animarse, luego puso una película en la que aparecía él cogiendo con una mujer, al parecer su amiga, era una película grabada sin el consentimiento de ella. Mientras la veíamos nos excitábamos, entonces me pidió que fuera al baño y me preparara como quisiera, pero que sea algo sensual como le gusta, con emoción me dirigí a vestirme, encontré diferente ropa interior femenina, y escogí una prenda que había visto en un catálogo de ventas de cosméticos muy famoso, era un baby doll color guinda, que se abrocha con un cordón por delante, y una tanga de hilo dental, busqué más y encontré unos zapatos de tacón, que me apretaban un poco pero no me importó y me los puse. Cuando salí me esperaba en la recámara desnudo y con su verga muy parada, por primera vez la veía como era, ya que anteriormente solo la mamaba en la oscuridad. Una verga no muy larga, pero si gorda y cabezona, mis dedos apenas alcanzaban la circunferencia de su grosor. Cuando él me vio, suspiró con deseos de tenerme, me acerqué a él casi a gatas para dedicarle una de las mejores mamadas de mi vida.

Empecé por sus piernas, subí para lamer sus huevos enormes, tomé su pene duro y lo masturbé delicadamente, antes de meterlo a mi boca lo admiré y me di cuenta del porqué me dolía la quijada cuando se la mamaba, es una verga demasiado gorda, muy rica. Podía hundirla hasta mi garganta pero no por mucho tiempo, pues me sacaba las lágrimas y me ahogaba, pero a Martín le gustaba que lo hiciera, y lo complacía. Trataba de estirarse para tocar mis nalgas que agradecidas por sus caricias se movían casi instintivamente. Intentaba meter su dedo, luego me puso sobre él, haciendo un sesenta y nueve, que me parecía difícil, ya que por su corpulencia casi no alcanzaba su verga para mamarla a gusto, pero Martín si se daba gusto con mis nalgas mordiéndolas y besándolas, además de tratar de meter su dedo y abrir mi hoyo trasero. La sensación de tener una lengua experta en mi culo, me estaba enloqueciendo, y restregaba mi trasero en su cara. Con mi ano ya ensalivado intentó meter su dedo que por lo grueso que los tiene, era un poco doloroso, entonces sacó un lubricante y me untó exageradamente para poder meterlo, entonces ya no era un dedo, eran dos. Luego me empinó y se puso detrás de mí, pensé que me cogería pero lo que hizo fue darme de nalgadas y abrir mi culo con sus dedos y sus manos, cada vez que lo abría jadeaba y suspiraba, luego apuntaba a mi agujero y escupía hacia mi interior. Luego le di un condón para que se lo pusiera, lo miró y lo tiró para luego sacar otro más grande,o sea de su calibre.Ya con el condón puesto, colocó su verga en la entrada de mi ano, se afianzó de mis caderas y me la metió hasta el fondo, en esos momentos pensaba que si no fuera la lubricación y metida de dedos, me hubiera dolido hasta el alma. Me cogía desesperado, casi, violándome provocándome suspiros placenteros y llenos de gozo.

Luego se detuvo y se acostó boca arriba, me monté en él y sin quitarme la tanga sostuve su palo para metérmela otra vez, aunque está gordito sabía moverse bien, y su palo entraba y salía de mí, resbalando por su vientre, Martín pasaba sus manos debajo del baby doll para acariciar mi cintura,luego estiró la cinta para abrirlo, acarició y mordió mis tetas con la pasión de un experimentado amante.Mis caderas parecían una licuadora con su verga ensartada, luego me quité para cambiar de posición, él se quedó boca arriba y yo volteado dándole mi espalda (y mis nalgas), sobre mi hombro miraba su cara de lujuria, estaba gozando el momento, y yo estaba feliz de ser cogido por Martín, su verga entraba y salía como agua, ya sentía mi culo más grande que el grueso de su verga. Esa posición casi nadie la aguanta y terminan por venirse, y Martín no era la excepción, no aguantó la velocidad de mis movimientos y jadeante eyaculó mientras mis nalgas trataban de exprimir su gorda verga, tocaba sus huevos para sentir el paso de su leche, hasta que cesaron sus gemidos y su venida.

Así me quedé por un rato, su verga seguía dura en mi trasero, la saqué para quitarle el condón y saborear su semen, sus huevos mojados de sudor y sexo bajo su palo que se mostraba duro y orgulloso, su brillo le daba el toque de lujuria que antojaba otra buena mamada. Agradeciéndole haberme cogido la mamé por buen rato, mientras los dedos de Martín me penetraban con facilidad. Luego de la mamada me acosté a su lado, su verga seguía dura, me gustaba que me besara en la boca mientras acariciaba mis nalgas y yo su verga.

No nos dimos cuenta cuando terminó la película, pero la regresó y la volvió a poner, me habló un poco de ella, me extrañaba que insistiera en que era una amiga, como si pensara que no le creía, a mí eso me tenía sin cuidado.

Entre la platica su verga se bajó un poco, bebimos un poco más y en eso se animó a decirme que en realidad era su esposa, pero que no sabía de la cinta y que le excitaba la idea de que otro la viera coger, que a mí me lo confesaba porque sabía que no comentaría nada, le dije que no se preocupara, que solo entre él y yo solo debe haber sexo, nada más, y que si eso le excitaba adelante, yo lo complacía. Me dijo que al hacerlo conmigo imaginaba que era su esposa, ya que ella en la intimidad no era muy imaginativa y que él hacía todo, y lo comprobé con la película, porque ella solo se abría las piernas, o se empinaba y recibía, no hacía nada más. Y yo soy diferente, yo me entrego totalmente.

Momentos más tarde me pidió que regresara al baño y me cambiara de ropa, antes de hacerlo decidí bañarme y prepararme sin prisa. Esa vez elegí un sostén muy sexy que hacía juego con un liguero blanco, adornado de encajes, medias y tanga del mismo color para combinarlos con un vestido muy corto y casi trasparente, como no había otros zapatos, me puse los mismos, y rematé con un perfume de mujer que había ahí, era un "AMARIGE". Al regresar con Martín, ya estaba de nuevo listo con su palo duro, su glande brillaba de la baba que salía de su uretra, se sentó en la orilla de la cama y yo me hinqué para mamársela y tragarme sus jugos, Martín emocionado levantaba el vestido para admirar mis nalgas envueltas en las prendas femeninas. En esos momentos me siento "ella", y me encanta ser tratada como tal. Me levantó y me volteó para que me sentara en su palo, bajó la tanga hasta mis rodillas, abrió mis nalgas para lamerlas, untó otra vez lubricante y sin perder tiempo me ensartó su verga, mis nalgas empezaron a moverse como si quisieran triturar ese palo gordo y rico. Bajó el vestido y los tirantes del sostén a mi cintura.

Sin sacarla me levantó y me inclinó en la orilla de la cama, la cogida era casi violenta, mis piernas abiertas en forma de "v" invertida no dejaban caer la tanga, luego sin sacarla, caminamos pegados, sentía mi ano tan dilatado que me era imposible apretar su verga. Luego trató de inclinarme hasta el suelo, me quitó por completo la tanga y el vestido, el sostén seguía en mi cintura, me agachó casi por completo, y me ordenaba que caminara, parecíamos dos perros en celo pegados, me decía gimiendo que le gustaban las perras putas como yo, y que estaba seguro que su esposa era igual o más caliente que yo solo que no se animaba a demostrárselo,  y como me encanta que me comparen con las esposas, le permitía que me dijera lo que quisiera, me trajo por toda la habitación como una perra cogida, nos cansamos de coger así y luego se detuvo, me empinó y se colocó detrás de mí, casi parado empezó a pistonear mi culo ya super dilatado, quería venirse pero creo que el cansancio hizo que perdiera concentración, toqué su verga, para confirmar que traía condón, entonces le pedí que me dejara acostar un poco, y levantando mis nalgas le pedí que se sostuviera en la alfombra, para yo mover mi trasero, asegurándole que esa no fallaba ya que a muchos les gusta cogerme así, hizo lo que le dije y empecé a mover mi  trasero hacia arriba y abajo, alternando con círculos, su sudor caía en mi espalda, no tardó mucho cuando sus jadeos aumentaron y dejó escapar su leche, en cada chorro embestía como queriendo lastimarme, yo gozaba su penetración, su furia y deseo de cogerme y venirse, y no falló mi estrategia, se vino enloqueciendo de placer, en esos momentos no me importaba su peso, estaba cogiéndome como me gusta que me coja un buen macho.

Después del clímax me puso de lado sin sacarme su verga, acariciaba mis muslos y besaba mi cuello, le gustaba besarme en la boca y me volteaba para hacerlo, yo lo aceptaba porque es guapo, no beso a cualquiera, tiene que gustarme y él debe pedírmelo, ya que algunos se ofenden, con Martín era distinto, gozaba tenerme y hacerme de todo, él sabía que lo complacería en lo que me pidiera.

Nos seguimos viendo unas cuantas veces más, siempre sin compromisos ni celos de nada, luego tuvo unos contratiempos personales, y creé que su esposa está embarazada, entonces  quedamos de vernos cuando todo eso pasara, sin presiones ni nada por el estilo. No sé cuando será ese tiempo, mientras intento encontrar a alguien, que sea como él, o como Oscar, dueño de la verga más grande y rica que me a cogido, y que ahora tiene sexo con mi esposa, ellos dos han sido buenos amantes de los gays, que gustan de usar ropa femenina, igual que yo.