Mi ojete recibe rabos, en secreto.

Soy heterosexual, tengo novia, pero siempre me ha gustado tener el culo bien abierto...

Hola a todos, mi nombre es Marcos, y la historia que vais a escuchar es completamente real. Vivo en Murcia (España) y tengo novia desde hace 7 años. Actualmente tengo 23, así que prácticamente desde el principio de mi juventud tengo pareja. Soy alto, mido 1.77, peso 74 kg y estoy muy bien físicamente debido a que siempre he hecho fútbol en un equipo y estos últimos años he ido al gimnasio. Estudio en un piso con mi novia, los dos solos, y nos pilla cerca de la universidad. Por tanto, tengo una vida sexual muy activa.

Me considero completamente heterosexual, es decir, no me atraen los hombres físicamente, no me gusta besarlos, ni tener una relación con ninguno. Tengo muchos amigos y siempre los he visto únicamente como eso. El único... "problemilla" es que me encanta el sexo anal, tanto practicarlo como recibirlo. Mi novia es un poco reacia a ello, aunque lo hemos hecho algunas veces. Pero desde luego, lo que ella no sabe es que, como he dicho, me encanta recibir también.

Ambos somos muy felices juntos, pero la verdad que estoy deseando siempre que se vaya a pasar unos días para poder meterme cosas por el culo. A veces he pensado en comprarme un consolador pero me da mucha vergüenza por si lo encuentra. Por tanto, siempre me meto pepinos cuando me quedo solo, les pongo un condón y los unto con vaselina o crema corporal. Me masturbo mientras los voy metiendo muy poco a poco en mi ojete, hasta que por fin consigo que se dilate lo suficiente para parar la paja y centrarme únicamente en lo de detrás. Me corro como una bestia, y sobre todo me encanta la sensación que se queda después ahí atrás, esa mezcla entre dolor muy suave y placer que se va distribuyendo a lo largo del día.

Una vez introducido esto, he de decir que he tenido folladas muy buenas con algún amigo que ya no está aquí, y que además de asegurarme que era de fiar y no diría nunca nada a nadie de mi entorno cercano, él si era homosexual.

La historia que vengo a contar sucedió hace un par de semanas, antes de empezar la Navidad. Mi novia tuvo que irse a casa de sus padres porque su perro iba a ser operado, y quería estar unos días con él. Tras irse, yo ya sabía que iban a ser unos días geniales pero dentro de la normalidad, no planteaba llevar a ningún conocido a casa a que me abriera el culo ni nada, simplemente imaginaba un par de masturbaciones anales y poco más.

Por tanto, cuando me quedé solo lo primero que hice fue preparar el material de siempre, acostarme en la cama con una toalla debajo, levantar las piernas y meterme poco a poco ese pepino bien untado en crema por el culo. A pesar de no recibir fiesta asiduamente, mi ojete ha recibido bastantes cosas ya en sus 23 años, y por eso no me cuesta mucho meterme en faena. Pero esta vez, la cosa fue muy distinta. La "paja" anal que me estaba haciendo no me satisfacía como de costumbre, y empecé a darle vueltas ahí tirado a la idea de avisar a alguien que pudiera venir y preñarme bien por el culo.

Entonces me vino a la cabeza mi compañero de prácticas de la universidad, Mario. Mario es un chico gay, que además no conoce a mi novia ni a ninguno de mis amigos, por lo que pensé que podría ser una buena idea. Tras avisarlo y decirle poco a poco el plan que llevaba en mente, me dijo que le encantaría pero que estaba de viaje desde esa mañana, y no volvería hasta la semana siguiente que teníamos un examen parcial en la universidad. Demasiado tiempo para mi... Había ganado unas buenas folladas de culo futuras, pero yo necesitaba algo ahora.

Cuál fue mi sorpresa cuando después de estar ahí meditando sobre qué hacer, medio desnudo y con el agujero boqueante, llamaron al fono. Fui a cogerlo rápidamente, y era el tío del gas. Tenía que pasar la inspección mensual, así que le abrí el portal y también deje la puerta un poco abierta. Fui corriendo a la habitación para recoger las cosas antes de que subiera, ya que para llegar a la cocina donde está el contador tenía que pasar por delante (en ese momento no se me ocurrió simplemente cerrar la puerta), y con toda la prisa que llevaba encima el móvil se me cayó al suelo. Total... perdí tanto tiempo viendo si la pantalla del móvil estaba bien, quitando la toalla de la cama y tal, que cuando me di cuenta el hombre del gas había entrado a la casa y estaba en la puerta de la habitación.

No es muy normal que alguien que va a tu casa entre, ya que suelen quedarse en la puerta hasta que tú apareces a acompañarles. Pero imaginad la escena... el chico se quedó atónito. Yo estaba medio agachado, sin pantalones, con un pepino con crema corporal en la mano y muy nervioso. Quizás lo fácil para vosotros es pensar "follatelo, díselo", pero como os he dicho soy heterosexual, no me atraen los hombres, así que esas ideas no se me ocurren fácilmente, es como que... no caigo en ellas rápidamente. Pero no hizo falta, el chico además era joven y no pasaron muchos minutos hasta que tomó la iniciativa.

  • Ehhh.. ho..hola? Soy el técnico del gas, he estado un momento en la puerta pero como estaba abierta y la luz encendida pensaba que podría entrar.

  • Sí, es que se me ha caído el móvil y.. tenía que recoger unas cosas de aquí.

  • Ya veo.. dónde puedo medir el contador del gas?

  • En la cocina, voy en un segundo.

El chico se apartó de la puerta y pude recoger las cosas, después, lo lie todo en la toalla, la deje en el baño y fui con él a la cocina.

Empezó a mirar el contador pero se le veía un poco nervioso. Creo que había visto el espectáculo y estaba un poco confuso.

  • Vale, pues aquí pone 150, pero... veo que eres estudiante así que el valor está un poco alto. No se cómo andas de dinero pero me parece una medida muy alta. Yo te lo podría bajar un poco, a unos 80 si quieres. - dijo mucho más calmado que antes.

  • Pues la verdad que si, me harías un gran favor, este mes con la calefacción y tal se nos ha ido todo de las manos a mi novia y a mi.

  • Tienes novia? - preguntó extrañado.

  • Sí, vive aquí conmigo pero no está esta semana. - contesté.

  • Ehhh.. a ver, es que no sé si debería decir esto, pero creo que.. he visto algo un poco extraño en tu habitación, y estoy un poco descolocado ahora. - dijo desconcertado.

En ese momento lo vi claro, cómo os he dicho antes, de primeras no se me pasa nunca por la cabeza la idea de follar con un hombre porque no me atraen, pero ahora lo vi muy claro y pensé que además de rebajar la factura del gas podría darle a mi puerta trasera una alegría. Por tanto, decidí ir sin rodeos, al fin y al cabo no iba a volver a verlo prácticamente nunca y no conoce a nadie ni de mis amigos, ni familia, ni nada.

  • Estaba masturbandome analmente, quizás por eso has visto el pepino, jajajaja - dije lo más normal que pude.

  • Joder, ya veo que te van los dos bandos entonces... eres bisexual?

A todo esto el tío ya no estaba midiendo el gas, ni siquiera disimulando, se había sentado y estaba apoyado en la mesa, preguntándome directamente.

  • No, no soy bisexual, pero me gusta que me den por culo y la verdad que no se por qué. Llevo muchos años haciéndolo. También he follando con algunos amigos, pero sin contacto cercano, simplemente dejar que me abran el culo o follarles yo.

  • Pues yo no soy gay pero la verdad es que me estás poniendo muy cachondo y no se por qué...

  • Te gustaría probar? - dije sin rodeos.

  • Yo no soy maricon eh.

  • Tranquilo, es como si follaras el culo de una chica, de hecho... creo que hasta mejor.

  • Mejor? - pregunto extrañado.

  • Sí, yo he probado a follar ambos culos y... no se, parece que el de un tío traga y aprieta más, no entiendo por qué.

  • Joder pues sí que voy a probar, sí... - dijo acercándose a mi.

La situación era un poco incómoda porque al no ser ninguno de los dos homsexual no nos besamos, no sabíamos realmente que hacer. Asi que para no enfriar la cosa, me giré y le dije que me siguiera. Fui a la habitación y me puse en pompa. El chaval se quedó helado.

  • Joder, pero si tienes el ojete como una piba. Apenas tienes pelos.

  • Me depilo todo el cuerpo con láser, me gusta verme bien por el gimnasio y demás.

  • Aún tienes crema de meterte el pepino, yo creo que va a entrar mi polla bien.

Se sacó el pantalón y salió su polla. Al verla me quedé helado. Cómo podría entender a estas alturas de la historia, no iba a ponerme a chuparsela por mi condición sexual, pero es que tampoco habría podido. Sin exagerar, ese rabo mediría 22 centímetros y era gorda, bastante gorda.

  • Madre mía tío, me vas a partir en dos, la tienes enorme.

  • Jajajajaja, tengo un pollón si, no esperaba usarlo aquí pero visto lo visto..

Se escupió en la mano y la pasó por mi ojete, el cual estaba en el fondo deseando de abrazar aquella tranca. Tenía una mezcla entre miedo y emoción. Por un lado estaba nervioso porque jamás me había metido algo tan grande, pero también estaba feliz de ver que ese día no iba a acabar con un simple pepino entre mis piernas, más bien con la polla casi de un caballo reventándome los intestinos.

Poco a poco la coloco en la entrada y fue dejándose caer. Yo con mis manos abría los cachetes todo lo que podía para facilitarle la follada.

  • Uooooh... Ya va entrando, es fácil, se nota que has jugado con el pepino antes eh cabron?

  • Ohhhggg, sí, me lo he metido bien. - dije respirando agitadamente.

Si mi novia supiese lo que me estaba metiendo entre las piernas ahora mismo se habría desmayado. La polla poco a poco entraba hasta que sus huevos chocaron con mi culo, me había ensartado el cabron y además lo estaba disfrutando.

  • La hossstia, que agujero.. - dijo efusivo.

  • Dale rápido, esto ya entra bien.

  • Toma cabron, te voy a dejar el culo abierto al máximo.

Chof, chof, chof... Era el único sonido que se oía en la habitación. Estábamos los dos disfrutando como locos, yo ni siquiera tenía que tocarme la polla. Supongo que si fuera gay sería un pasivo de la hostia, tengo un "coño" increíble.

  • Mucho mejor que el de.. de.. una tía.. aaaarggg.. toma cabrón... toma polla... - decía retorciéndose de placer.

  • Quiero subirme encima, déjame subirme encima.

Se acostó en la cama y me puse en cuclillas, puedo hacer esto fácilmente debido a que entreno muchos días en el gimnasio y apenas me canso de esta posición. Con la mano, agarré su polla y la dirigí a mi culo. De esta forma, su rabo entraba entero en mi ojete, que lo recibía con los brazos abiertos dando gracias al cielo de estar tragándose semejante manjar.

  • Aaaarggg.. qué gustazo.. no he sentido nada igual en mi vida.

  • Te..te.. lo he dicho... Ohhhhhhhg. - dije completamente fuera de mi.

La follada estaba resultando fantástica. Era la vez que más placer estaba recibiendo, con mucha diferencia. No sé si era la situación de hacerlo realmente con un desconocido, haber deseado tanto una polla ese día, o los 22 centímetros de carne, pero estaba en la gloria.

  • Ohhhh.. si, si, bota encima, salta encima mío joder.

Plof, plof, plof, plof, plaf, chas, chas..

Sólo se oía el sonido de mis muslos chocando contra los suyos y las respiraciones de los dos. Estaba entrando perfectamente, creo que ni un centímetro se quedaba fuera porque yo me dejaba caer hasta el final, y a él le volvía loco.

  • Me voy a correr, me falta poq...poquísimo.. uffff.. -exclamó.

  • Quiero que me preñes, echalo todo dentro, todo.

Me encanta sentir la leche caliente dentro de mi, las pocas veces que había follado con mi amigo era la parte que más me gustaba, y eso que a él no le hacía mucha gracia.

  • No.. N.. No puedo más, me corro, aaaaahhhhrggg, me corro joder.

  • Siiiiiiiii. Diooooooooos.

Cuál fue mi sorpresa que no solo se estaba corriendo él, sino también yo. No se exactamente cómo pasó, pero quizás el roce de mi polla y la follada que me estaban dando fue suficiente para que sin tocarme ni una sola vez, empezar a echar leche como un cerdo. Qué gustazo. Una sensación invadía mi espalda y me sentía en una nube, creía que iba a salir literalmente flotando.

Solo podía estar clavado a esa polla y retorcerme en círculos. Creo que estuve así dos minutos, sin exagerar, y el tío del que ni siquiera conocía su nombre simplemente estaba acostado sin decir nada. Exhausto. Con los huevos vaciados completamente.

Poco después me levanté y mi culo estaba muy abierto. La lefa salió chorreando y la limpie para que no manchara mucho la cama.

  • Te ha gustado eh? Se nota que no habías follado un culo de un hombre.

  • Ha sido la mejor follada de mi vida, en general, incluyendo a las tías.

Recogi la cosa un poco y se fue. Se dejó hasta el bolígrafo de la empresa. Nos dimos los teléfonos y he vuelto a quedar con él alguna vez más en su casa porque vive solo y no tiene novia. Soy más feliz que nunca, puedo follarme a mi novia en mi piso y al día siguiente acercarme a casa de Juan Antonio (así se llama) a que abra mi culo todo lo que quiera.

Espero que mi novia no descubra nunca esto, porque aunque el sexo con ella es muy complaciente, por mucho que digan... creo que no hay nada más placentero que te abran bien el ojete.

Espero que os haya gustado la historia, y vuelvo a repetir que es verídica. Si sucede algo más en el futuro que merezca la pena ser contado, lo escribiré.

Un saludo, Marcos.