Mi oficial en botas
Mi segundo relato, espero les guste. Mi nombre es Miguel, soy un chico de 35 años, mi cuerpo es atlético y velludo. Soy moreno, tengo ojos y pelo negros.
Mi nombre es Miguel, soy un chico de 35 años, mi cuerpo es atlético y velludo. Soy moreno, tengo ojos y pelo negros.
Mi compañero de departamento se llama Beto, tiene 41 años, es alto, varonil, atlético y es policía en moto. Todos los días usa un bello uniforme azul con botas altas negras y lustrosas, casco y guantes de cuero, y vivimos solos.
Siempre me ha gustado el uniforme que usa Beto, con esas relucientes botas altas negras, pues además de que desde hace tiempo descubrí mi inclinación por los hombres, me fascinan las botas y los hombres que las usan.
Un buen día cuando Beto no regresaba aún del trabajo, entré a su habitación para hacer limpieza y al ordenar sus cosas, miré el sitio donde guarda sus botas.
Me acerqué lentamente atraído por el olor característico del cuero de sus botas usadas.
Comencé a probármelas, una por una y a pasar mis manos por todas ellas.
Levanté un par y la olí. ¡Qué maravilloso olor desprendían!
Seguí oliendo y me empecé a excitar; e inconscientemente coloqué la otra mano en mi verga sobre el pantalón y comencé a sobarla.
Sin dejar de oler las botas, primero una y después la otra, saqué mi verga del encierro en que se encontraba ya totalmente parada y comencé a masturbarme.
¡Me encontraba en el cielo! Y mi mundo en ese momento era ese par de botas olorosas a hombre, a macho...
Las olía, las acariciaba, las lamía...
Me desnudé y seguí pasando esas botas por todo mi cuerpo, especialmente por mi verga y mi excitación crecía a cada instante.
Tan absorto estaba en mi labor que perdí la noción del tiempo, y no reparé en que mi compañero había llegado del trabajo.
Había subido sin hacer ruido y se encontraba mirándome desde el quicio de la puerta de su habitación.
Miraba fijamente como me encontraba probándome sus botas, totalmente excitado y lejos de molestarse, comenzó a excitarse él también, decidiendo mantenerse escondido para que no lo viera.
Se sobaba la verga sobre el pantalón del uniforme y se pasaba la lengua sobre los labios, acariciando también sus pezones con sus manos enfundadas en sus guantes de cuero, por lo cual se descuida y lo descubro.
Yo hago como que no lo he visto y sigo ocupado en masturbarme con sus botas, pero ahora comienzo a lanzar gemidos de placer, lo que termina por ponerlo a mil.
Empiezo a acariciarme las nalgas y a pasar sus botas por ellas. Me ensalivo un dedo y me acaricio el culo hasta ir metiéndolo poco a poco.
Beto me observa detenidamente y cada vez le cuesta más trabajo pasar saliva.
Yo estoy super caliente sabiendo que Beto me observa y le imagino masturbándose, mirando a su amigo con sus botas puestas completamente desnudo, descubriendo el placer fetichista del cuero y el deseo incontenible por él.
Y acaricio con más energía mi verga... sin saber que se encuentra super cachondo pensar en mí, lamiendo sus botas, a sus pies..
Y entonces me giro lentamente y Beto sale del sitio donde está escondido...
Se que le gustaría castigarme poniéndome así a sus pies.
Yo volteo fingiendo sorpresa y temor, sabiendo que vas a decirme algo
- Beto yo.... perdón
No me dice nada, sólo se acerca a mí y tomando mi cabeza va bajándola hacia sus botas...
Yo me arrodillo sumiso, sé lo que desea y sé que yo también lo deseo.
Me dice - has sido un chico malo
Perdóname amigo...
Ahora verás el castigo que tengo para ti...¡
Si papi...
Y me ordena que chupe sus botas, mientras acaricia mis nalgas hambrientas.
Me repite que he sido malo y que tendré que cumplir con la infracción
Con rapidez me tiro a sus pies y empiezo a lamer cada centímetro del cuero de sus poderosas botas, olisqueando el aroma a semen que sé que tienen pues le he visto en secreto como se masturbaba en ellas cientos de veces cuando está solo en casa.
Lamo el tubo, el empeine, la punta mientras acaricio sus nalgas firmes y redondas.
Mientras acaricia con firmeza mi verga, mete una mano dentro de mi culo...virgen, fresco, suave...mientras vé sus botas altas lustrosas por mi saliva me dice:
- Además miro que aún llevas puestas un par de mis botas...
Mi ano cosquillea mientras pasa su dedo por él, pero levanto más el culo para que pueda manipularlo mejor.
Entretanto sigo lamiendo sus botas golosamente y puedo imaginar el olor, el sabor que le han dejado sus pies... me encanta lamer sus botas, pero mi mano va subiendo poco a poco hasta su bragueta... y puedo sentir el enorme bulto que lucha por salir de su pantalón.
Y cuando siente mi mano que se acerca a ese preciado tesoro siente un deseo irrefrenable...
Mi mano se posa inevitablemente en su grande y poderosa verga y empiezo a acariciarla.
Y ese deseo crece cada vez más en su mente. sus manos y su verga...sentir ese sabor y olor de botas como yo lo siento... además de un deseo increíble por chupar ese ano que hace unos momentos sintió con su mano enfundada en un guante de cuero...
Así que me toma de la cintura y me levanta... me sienta en la cama y toma una de las botas que llevo puestas.
Yo obedezco sumisamente
- Estás dispuesto a soportar tu castigo?
Y el castigo comienza....
Cuando tiene mi pie enfundado en su bota, comienza a lamer... puedo sentir el calor que emana de su boca, chupando esa bota sudorosa y caliente que le da un sabor inigualable al cuero de la bota
Yo empiezo a acariciarme la verga al verle así, en esa posición. Me excita demasiado así que poco a poco voy subiendo hacia su verga, que apunta al techo como mástil de barco, y la tomo con mi mano...la acaricio sin dejar de lamer sus botas en sus pies. Y sólo gimo de placer...
A propósito me voy recostando y levantando las piernas dejando mi ano expuesto, mientras él sigue mamando la bota.
Pero con la otra mano empieza a acariciar mi ano de nuevo. Mi plan funciona pues por un momento deja de lamer la bota.
Y va bajando su cabeza directo a mi ano joven e inexperto, completamente virgen y empieza a usar tu deliciosa lengua para acariciarlo.
Comenzando con ligeros toqueteos húmedos... y al poner la lengua en tu ano... me vuelvo loco!
Pero las cosas van subiendo de intensidad y comienza a lamer más y más fuerte el ojete de mi culo tomándome por las piernas enfundadas en sus botas y manipulando mis nalgas para abrirlas más y procurando meter su poderosa lengua.
Comienza a mamar y por un momento siento como si quisiera meter en mi culo toda su humanidad mientras acaricia las botas que llevo puestas.
Y rápidamente abro la bragueta de su pantalón y comienzo a menear furiosamente su verga, mientras mama mi culo delicioso.
Siento sus labios chupando y yo aprieto el culo y sintiendo tu lengua penetrando y saliendo de mi ojete y me dice:
- Será inútil que lo aprietes...
Alterna su lengua con un dedo
- ¡Serás castigado como mereces!
Entonces tomando mis pies con sus botas puestas, levanta mis piernas y me mete la punta de una de sus bota altas de policía y a continuación sin darme cuenta acomoda su verga que está durísima en mi culo que está más que dilatado.
Sólo consigo decir entre jadeos:
¡Métela hasta adentro papito! ¡Quiero sentirte todo!
Y comienza un furioso bombeo, el mete y saca cada vez más intenso...
En la habitación que está impregnada de un delicioso aroma a sexo, sólo se escuchan nuestros jadeos.
Su respiración agitada me anuncia su inminente venida.
¡ahhhhhhhhhhhhh!
¡Si, papi, dame toda tu leche!
Y siento entonces como descarga toda su colosal venida que me quema las entrañas, y hace que sin tocarme, descargue todo el torrente de leche caliente que mis bolas habían guardado para un macho como él.
Exhausto se derrumba sobre mí, y comienza a acariciarme el pecho.
Ya descansados y abrazados en la cama me dice
Muy bien joven, espero que esta infracción le sirva de lección, antes de pensar infringir la ley una vez más.
No se preocupe oficial, lo tendré en cuenta para ocasiones posteriores.
Desde entonces, todos los días, espero en la puerta de nuestro departamento a Beto, mi oficial favorito, con sus botas puestas, para que descargue todo el peso de la ley en mi ardiente y hambriento culo, como sólo él sabe hacerlo diciéndole:
- Oficial, me declaro culpable de cometer una falta y espero el castigo que merezco y sólo usted sabe darme.