Mi odioso y viejo vecino se folla a mi esposa VI

Final de las peripecias de este matrimonio, yo cornudo y ella como lo querais calificar

Mil disculpas por la tardanza. Esta saga como algunos me señalasteis muy acertadamente debería haberla publicado en el apartado dominación y no en infidelidad, pero no hay vuelta de hoja.

Para una mejor comprensión de la historia sugiero a los lectores la lectura de los relatos anteriores.

Tras la tremenda follada que Ahmed dio a mi esposa, Alba se duchó en el pequeño cuarto de baño del salón de masajes propiedad de mi odioso vecino Oscar y su hermano Juan Carlos.

Yo, bañado en la leche de esos dos machos alfa intentaba limpiarme con una vieja toalla los restos de su semen, mientras Oscar y su hermano Juan Carlos, detrás del cristal opaco para mi esposa, se deleitaban viendo el espléndido cuerpo de mi mujer.

Juan Carlos se dirigió a Oscar: que pedazo de hembra es toda una zorrita, tengo que follármela.

Oscar: pues tendrás que pedir el permiso del cornudo.

Juan Carlos se dirigió a mí: cabrón me das permiso para follarme a tu mujercita?.

Si contesté débilmente.

Juan Carlos: no te oigo cerdo dijo en tono autoritario.

Sí, contesté más alto.

Si que? Nenaza me dijo Juan Carlos.

Si, Juan Carlos, quiero que te folles a mi esposa.

Así me gusta cornudo pajillero, voy a follarme a tu linda mujercita y quizás con un poco de suerte te la devuelva preñada, ya me ha dicho mi querido hermano que por orden suya Alba ya no toma la píldora.

La idea de que cualquiera de los degenerados que se habían follado a mi esposa pudiesen haberla dejado embarazada hacía que mi excitación se desbordase y Oscar se percató de ello al instante.

Pero si está otra vez empalmado el muy cerdo, has utilizado la palabra preñarla y mira como se ha puesto la nenaza, dijo mi asqueroso vecino.

Mientras tanto Alba había terminado de vestirse, sin su tanga que había quedado en manos de Ahmed como recompensa. Salimos de la habitación y en el mismo pasillo nos encontramos con mi esposa.

Ahmed se acercó a mi mujer con la intención de despedirse mientras Oscar, humillándome aún más si cabe, procedió muy jocosamente a presentarme al semental que escasos minutos antes se había follado a mi mujercita.

Tiene Ud. una esposa muy atractiva aunque trate de que cuide más su espalda, para mí será un auténtico placer darla un masaje cuando lo necesite, dijo Ahmed riéndose estruendosamente mientras metía su mano en el bolsillo del pantalón donde guardaba el tanga de Alba y se dirigió a la recepción.

Por su parte, Oscar, dándole una fuerte nalgada a mi mujer, presentó a su hermano Juan Carlos a mi esposa.

Juan Carlos, ni corto ni perezoso, ante la incredulidad de mi esposa, la estampó un tremendo morreo mientras sobaba con total descaro e impunidad, ante mi pasividad y la de Alba, sus hermosas nalgas.

Eres una hembra de bandera tal y como me contó mi hermano Oscar dijo Juan Carlos.

Oscar, tomando la palabra, se dirigió a mi esposa: mi querido hermanito conoce toda vuestra historia y ha tenido ocasión de ver tus fotos y los vídeos que tengo grabados, por supuesto le he facilitado una copia de ellos para su deleite particular, pero creo que ya se ha cansado de pajearse con ellos y quiere algo más.

¿Algo más? dijo Alba, quizá podríamos ir a casa y relajarnos un poco, ¿verdad cornudo pichafloja? me pregunto.

Yo bajando la cabeza asentí.

Pues ya que tenemos la autorización del cornudo y de la hembra será hora de volver a casa y follar a esta preciosa dama en su propio lecho matrimonial dijo Juan Carlos.

Bajamos al garaje y cuando me disponía a sentarme al volante de mi cuatro por cuatro, Juan Carlos dijo: tu cornudo y la zorrita aquí detrás conmigo, Oscar ¿te importa conducir?.

En absoluto contestó Oscar.

Los cuatro montamos en mi coche, Alba se sentó en medio mientras Oscar conducía. Juan Carlos cogiendo la mejilla hizo que mi esposa girase la cabeza y con sus dedazos abrió la boca de mi mujer. Alba sacó la lengua y se acercó aún más a Juan Carlos, al instante sus lenguas empezaron a jugar mientra la manaza de Juan Carlos acariciaba los muslos de mi esposa para finalmente introducirse por debajo de su minifalda. Alba abrió sus piernas mientras con sus manos se acariciaba sus tetas.

Oscar movió el espejo retrovisor para no perderse detalle del espectáculo mientras yo acariciaba mi bulto que nuevamente empezaba a empalmarse.

Esta puta está todavía chorreando la leche de Ahmed dijo Juan Carlos y sacando sus dedos del coño de Alba le dio a probar la leche del semental moro.

Tu cornudo cabrón me dijo Juan Carlos, será mejor que dejes limpio el coño de tu linda esposa para que otro verdadero macho vuelva a darle lo que tu no sabes, arrodíllate imbécil.

Me arrodillé delante de mi esposa y de su nuevo macho. Alba abrió totalmente sus piernas y cogiendo la mano de Juan Carlos se las llevó a sus tetas.

Déjalo bien limpio maricón de mierda me ordenó mi esposa. Me introduje entre los muslos de mi esposa, la leche del moro fluía desde su coño hasta la raja de su ano, introduje mi lengua y procedía a lamer, succionar y tragarme toda la leche que el moro había dejado en las entrañas de mi esposa.

Alba gemía como una posesa, no parece que la chupe mal dijo Juan Carlos riéndose. Este pichafloja es un verdadero cabrón tragador de leche y lo se por experiencia contestó Oscar estallando en una gran carcajada.

Vale, vale, cornudo deja de lamer el coño de tu zorrita no quiero que se corra todavía dijo Juan Carlos, y dándome una patada me alejó de Alba.

Finalmente, llegamos a casa, dejamos el coche y subimos en el ascensor donde Juan Carlos sobó y magreó las nalgas y las tetas de Alba a su entero placer, diciéndole todo tipo de obscenidades mientras Oscar me insultaba y humillaba diciéndome lo poco hombre que soy.

Entramos en casa, Juan Carlos mandaba y daba las órdenes. Tú cornudo desnúdate dijo Juan Carlos, procedí de inmediato a quitarme la ropa quedando totalmente desnudo y mi pequeña pollita totalmente empalmada.

Oscar fue a nuestro cuarto de baño y sacando un tanga de mi esposa usado me ordenó ponérmelo en presencia de Alba.

Tu y yo vamos a ver un bonito espectáculo verdad cornudito dijo Oscar.

Si lo deseo contesté, y antes de que pudiese moverme Oscar me atizó un fuerte manotazo en mi pollita tapada con el tanga de Alba que hizo que casi me corriese en ese mismo momento.

Juan Carlos por su parte le ordenó a mi esposa: puta ponte de rodillas y bájame el pantalón. Su mugriento slip apenas podía contener la enorme polla que se ocultaba debajo.

Todas las casadas sois unas zorras que necesitáis una buena ración de polla, dijo Juan Carlos. Alba bajó el slip y una verga muy gruesa de unos veinte centímetros apareció. Trágatela hasta los huevos Alba, ordenó. Mi esposa con una mano bajó el capullo del macho alfa mientras que con la otra acariciaba sus enormes testículos, y empezó a chupar con frenesí.

Juan Carlos empezó a gemir de placer insultando a mi esposa. Yo procedía a meter mi mano por debajo del tanga para masturbarme. Oscar al percatarse de ello me dio un fuerte empujón y me dijo:

Hoy ya te la has meneado bastantes veces pajillero de mierda.

Mientra tanto Alba seguía mamando la verga de su nuevo macho alfa. Que suerte ha tenido tu mierda de marido, así se la chupabas pedazo de puta dijo Juan Carlos.

Nunca se la he mamado pese a las veces que me lo ha suplicado contestó mi esposa.

Zorra asquerosa, cuantas pajas me he cascado viendo tus fotos y vídeos, pensando que te follaba por todos tus agujeros, y ahora te tengo de rodillas mamando mi polla y magreando tus tetas. Después de mas de cinco minutos de mamada, Juan Carlos se corrió como un animal llenando la cara, el pelo y las tetas de su leche.

Límpiame la polla cerda que esto aun no ha acabado dijo Juan Carlos, y tú cornudo prepara la ducha que las putas a las que yo me follo las quiero bien limpias.

Rápidamente fui a nuestro baño y lo preparé todo. Juan Carlos llevó en brazos a mi esposa y abriendo la mampara se metieron los dos en la ducha. Juan Carlos enjabonó todo el cuerpo de mi esposa, deteniéndose en su depilado coño. Su mano acarició la vulva de mi mujer e irónicamente dijo, ¿Quieres que te haga un dedo zorrita?, si por favor contestó Alba. Suplícame que te haga un dedo, fóllame con tus dedos por favor gritó mi esposa. Dos dedos se introdujeron en su vagina alcanzando su clítoris.

Quiero que te corras en mi mano zorra asquerosa dijo Juan Carlos, mientras que con su otra mano propinaba unos fuertes nalgadas a mi linda mujercita. Al poco rato Alba estalló en un orgasmo bestial que la dejó sin fuerzas.

Oscar y yo habíamos visto entera la escena. Oscar se reía de mí diciéndome lo poco hombre que soy para mi esposa, que soy incapaz de dar a una hembra lo que realmente necesitaba. Las humillaciones y vejaciones por parte de Oscar incrementaban mi excitación y deseos de masturbarme, pero Oscar a base de manotazos y empujones lo impedía constantemente.

Juan Carlos sacó a Alba del baño y de un fuerte empujón la tiro encima de nuestra cama matrimonial.

Abre las piernas zorra asquerosa ordenó Juan Carlos mientras se masturbaba delante nuestro y mirándome a los ojos me dijo: me gusta ver la cara del hijo puta de tu marido cuando ve a su amada esposa abierta de piernas en su cama matrimonial dispuesta a ser follada por todos sus agujeros.

Juan Carlos sacó un condón y me ordenó: pónmelo con la boca puto asqueroso. Su pene estaba totalmente erecto y el condón desde mi boca se deslizo por su duro miembro.

Ponte a cuatro patas puta que te voy a follar como la zorra que eres ordenó Juan Carlos a mi esposa.

En ese momento sentí un fuerte empujón y la poderosa voz de Oscar: de rodillas cabrón quiero que veas como mi hermanito se la clava a tu linda esposa, a la altiva y superior Alba.

El tremendo pollón de Juan Carlos jugaba en la entrada del sexo de alba pero sin llegar a penetrarla, lo cual, volvía loca a mi esposa.

Suplica que te folle perra, gánatelo dijo Juan Carlos. Fóllame cabrón gritó mi mujer y de un solo golpe Juan Carlos introdujo su enorme y gruesa verga en las entrañas de mi querida esposa.

La sientes perra preguntó Juan Carlos. Si contestó Alba mientras jadeaba de placer. ¿es más grande y gorda que la del marica de tu esposo?. Si acertó a contestar entre gemido y gemido Alba. Que prieto este tu coño, que pasa ¿tu querido esposo no te folla como es debido?.

Después de bombear a mi esposa durante un rato que se me hizo interminable, Juan Carlos dio la vuelta a mi esposa y poniéndola a cuatro patas y de un solo golpe introdujo su enorme pollón en su ano.

Alba empezó a mover sus caderas, ¿has visto lo que se pierde el cornudo de tu marido?, dijo Juan Carlos. ¿Te gusta que te den por el culo o quieres que te la saque?.

No por favor continúa contestó Alba.

Pues eso depende ya del cornudo de tu esposo. Tu pichafloja quieres que continue follándome el culo de tu esposa me preguntó Juan Carlos.

Y gritando como un verdadero cabrón le pedí y supliqué a Juan Carlos que se follase el culo de mi esposa. Alba tuvo un orgasmo anal tremendo y calló derrotada sobre nuestro lecho matrimonial.

Pues aún queda lo mejor, cornudo tu mujercita tiene unas nalgas y un culo estupendos dijo Juan Carlos, pero todavía no me he corrido, le voy a follar el coño sin preservativo para dejártela preñada y que seas un auténtico cornudo humillado y mamporrero.

Oscar de un tremendo empujón me ordenó: ponte a cuatro patas cabrón y empezó a darme fuertes nalgadas con sus tremendas manos.

Juan Carlos se puso de rodillas y comenzó a comerme el coño a Alba. Mi esposa se retorcía de gusto y placer mientras con fuerza amasaba sus tetas pellizcando sus pezones. Juan Carlos me obligó a quitarle con mi boca el preservativo, limpiándose su enorme verga con la foto de nuestra boda que coronaba la encimera de nuestra cama matrimonial. Se puso encima de mi mujercita y de un golpe la introdujo hasta el fondo de su coño.

Yo volví a cuatro patas, con mi pollita casi saliendo del tanga de mi esposa, contemplaba la escena sin poder pajearme. Noté que Oscar retiraba el hilo del tanga y sin ninguna contemplación metió dos de sus dedazos dentro de mi ano. Tal invasión de mi intimidad provocó el mayor orgasmo de mi vida, y como el cornudo pajillero que soy me corrí viendo como Juan Carlos bombeaba y follaba a mi esposa.

Te voy a preñar puta gritó Juan Carlos continuando con un mete saca brutal, era incansable, nalgueó a mi mujercita mientras la follaba a placer con mi total consentimiento y pasividad, mientras mi esposa se me corría varias veces de gusto, finalmente un espasmo sacudió a Juan Carlos, toma mi leche puta barata para que aprenda el cornudo de tu marido, me estoy corriendo y yo seré quien te preñe y le de un bastardo al marica cornudo de tu esposo y una gran lechada inundó las entrañas de Alba.

En ese mismo instante noté el mayor dolor de toda mi vida, Oscar con su poderoso miembro me la metió por el culo, de un solo golpe, hasta lo más hondo de mí ser, el grito fue desgarrador y debió escucharse en toda la vecindad ……

Despierta amor, despierta dijo una voz.

Abrí los ojos, estaba tumbado en nuestra cama matrimonial, miré alrededor desorientado y empapado de sudor.

Que te ocurre, una pesadilla?. Era la voz de Alba, te lo he dicho cientos de veces no te tumbes en la cama recién comido. Has tenido un sueño muy pesado.

¿Qué es esto?, bajo mis bermudas podía apreciarse una enorme erección.

Vaya, vaya dijo Alba me parece que no ha sido precisamente una pesadilla lo que has tenido. Habrá que solucionar esto de alguna manera.

La mano de mi esposa se introdujo debajo de mi bermuda y empezó a acariciar mi miembro. Me bajo la prenda hasta los tobillos y comenzó la mejor felación de mi vida.

Sigue zorra, putita continúa dije yo. Levante mi cabeza y vi como mi maravillosa esposa a parte de mamar mi verga se introducía un par de dedos en su depilado coño.

Nos corrimos como dos novios y sorprendentemente mi esposa se tragó toda mi leche, y a continuación me quedé perplejo con su pregunta.

Quieres que esta putita te limpie como es debido esta polla?. A lo cual asentí.

Me avalancé sobre mi esposa con la intención de follármela pero me dijo: te recuerdo que tienes que subir donde el viejo degenerado del vecino por lo de la antena de la comunidad.

Me quedé perplejo, tras ducharme subí y llamé a la puerta de Oscar.

Que tal vecinito? Y tu linda esposa?

Oscar perdona que te moleste vengo por lo de la antena y tengo que salir a tu terraza para ver donde está ubicada exactamente.

Cruzamos por el salón de estar, encima de una mesa había un portátil que Oscar cerró apresuradamente y salimos a la terraza.

Quiero que vea una cosa me dijo Oscar asomándose a la terraza, las vistas son espléndidas verdad? Me asomé y ví a Alba totalmente desnuda tomando el sol. Mi erección fue tremenda y Oscar percatándose de ello y con una gran carcajada dijo: mira lo que tenemos aquí, acompáñame quiero enseñarte algo en el ordenador.

Me percaté en ese mismo instante de cual es mi destino y de lo que realmente quiero ser ....

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