Mi nuevo yo, igual es de Ella

Continuación de "Me despertaste, ahora sopórtalo", si tienes algún prejuicio, por favor déjalo en la puerta cuando decidas entrar a leer

Es curioso como el control es el placer más primitivo que puede tener una persona, todos los seres humanos queremos determinar que hacemos y nuestro propio destino, el BDSM seas Sumisa o Dominante te permite controlar tu propia voluntad.

Ustedes preguntaran, ¿como una Sumisa puede controlar algo dentro del BDSM? Pues en primer lugar es el error más común ver a la sumisa como la persona “débil” dentro de la relación, al contrario, es Ella quien controla si se lleva a cabo o no la sesión, es Ella quien DECIDE entregar su voluntad, y más importante que todo esto, es Ella quien determina los limites.

El segundo error más común es imaginar a la persona Dominante como alguien fuerte e imponente físicamente, cuando lo verdaderamente importante es su fortaleza mental, y a este punto quería llegar exactamente.

La primera vez Ella y yo que tuvimos una relación Dominante-Sumisa, fue algo que nunca imagine que pudiera pasar, especialmente porque nunca me imagine capaz física y mentalmente de controlar a alguien, mis escasos 1,51mts, mi cuerpo delgado y mis manos frágiles me llevaban a dudar de mi mismo potencial.

Pero el detonante de los celos, la pasión y la entrega que vi que Ella era capaz de dar, me dieron una fuerza y una convicción que jamás creí que tenía, además, la excitación que sentí fue algo que nunca podría describir con palabras, sentir la mano caliente por azotar unos aun más calientes glúteos fue algo a otro nivel.

Sus gritos, como cerraba los ojos con cada azote, como saboreaba cada movimiento, movía su cola para pedir más, como se derramaba su centro sin siquiera haberla tocado, ese orgasmo que me regalo, esa noche fue la mas erótica, placentera, orgásmica y sobre todo mágica que he tenido en mi vida.

Al día siguiente un cálido aliento en mi entrepierna me despertó, Ella tenía su lengua en mi clítoris, mientras con sus ojos me miraba con la misma lujuria primitiva de la noche anterior, tengo que decir que despertar así no tiene precio, no tarde ni 5 segundos en ponerme caliente, en empezar a gemir con cada movimiento de su hábil lengua.

Con mis manos apreté su cabeza contra mi clítoris para que la presión sea mayor, con una mano empezó a masturbarme con ritmo rápido, estaba tan húmeda que sus dedos prácticamente entraban y salían sin resistencia.

Mi orgasmo fue brutal, apreté su cabello mientras llegaba y estoy seguro que mi grito se escucho en todo el motel, subió hasta mi cara y con un tierno beso me dijo. –Buenos días mi Reina, quería agradecerle como es debido los favores recibidos anoche.

Sus palabras me sorprendieron, pero a su vez me excitaron muchísimo, a pesar de estar derrotada por ese orgasmo le di un beso largo y apasionado que prácticamente duro toda la mañana.

Al medio día y luego de haber pedido el almuerzo a la habitación, decidimos ir a un centro comercial, no nos decíamos nada, pero sabíamos que todo había cambiado, escogí ese lugar precisamente porque estaba uno de los pocos sex shop de mi ciudad y no perdería la oportunidad de dar rienda suelta a nuestro placer.