Mi nuevo trabajo - Me enamoré del papá de alumna 4
Viviendo ya como mujer y tomando una pausa de mi apasionado amorío con el papá de mi ex-alumna, encuentro un nuevo trabajo de oficina que me ayuda a experimentar nuevas cosas.
La vida de amante es muy excitante pero también requiere mucha paciencia. Ya que solo puedes estar con la persona que amas de vez en cuando. Y esas contadas ocasiones son solo cuando él puede y él quiere. Determinada a no ver más a este hombre, nuevamente, busqué un trabajo fuera de mi área que es la educación, y así me asignaron como asistente de reclutamiento y selección en una oficina de mi ciudad. Me gusta mucho trabajar aquí porque aprendo mucho y conozco muchas diferentes personas. Además me visto todos los días de ejecutiva con minifalda, tacón alto, blusa y saco.
Lo único malo es que a veces tenemos que quedarnos hasta tarde para terminar las entrevistas del día o bien llenar los reportes correspondientes. En un día de esos, tenía que entrevistar a 15 diferentes candidatos para un puesto complicado. Se requería a un hombre joven, con mucha fuerza ya que las actividades son pesadas y de mucho estrés físico.
Entrevisté a 10 personas en total ese día, ya que me quedaron mal 5. Algunos candidatos guapos y otros no tanto, pero eso sí todos muy fortachones y muy tontos. Al llegar mi hora de salida, una compañera y yo estabamos a punto de irnos, cuando llegó un hombre para la entrevista. Preguntó por mí, y mi compañera le dijo que pasara a mi escritorio.
A diferencia de los demás, este hombre estaba bien vestido, olía bien y era de muy buen ver. Grande, muy alto, ojos obscuros, ceja poblada, cabello negro, y muy muy musculoso. Me puse un poco nerviosa al verlo por su gran tamaño y fuerza y ya que yo comparada con él, yo era una nada: bajita, delgada y toda sin fuerza.
Después de preguntarle sus datos generales, mi compañera se asomó para avisarme que ya tenía que irse y que iba a dejar cerrado ya. Así que nos quedamos solos el joven y yo.
Cuando llegamos a la parte de la experiencia laboral, me comentó que actualmente era entrenador de un gym, de la cual él y su papá eran dueños. Luego le pregunté por qué buscaba este tipo de trabajo, a lo que el confesó que su mamá estaba muy enferma, y que necesita seguro médico y otras prestaciones que solamente trabajando en la industria podría tener.
Me pareció muy lindo que este chico quisiera hacer algo por su familia y que tuviera buen enfoque de sus motivaciones. En lo que seguíamos hablando, el aire acondicionado dejó de funcionar y solo unas luces quedaron encendidas. "Disculpa", le dije a mi entrevistado, "se me olvidaba que después de cerrar se apagan las luces y el aire acondicionado automáticamente, pero en unos minutos más terminamos para que ya te vayas". A lo cuál el contestó que no había problema y pidió instrucciones para llegar al baño.
En lo que él iba al baño, yo empecé a tener mucho calor y me quité el sacó, recogí mi pelo y me desabotoné un poco la blusa. Vestía en este momento solamente blusa blanca, bra color negro con rojo de encaje, minifalda color negro, mini panties tipo tanga de encaje negras, no traía medias, zapatos negros de tacón de aguja (mis favoritos).
Dado a mi continúo proceso de hormonas, mi dieta, ejercicio y a que me quité mis testículos mi cuerpo pasó por una serie de transformaciones que me fueron feminizando a ritmos muy acelerados y a veces desproporcionados. Pasé de cuerpo tipo pera (caderas anchas pechos pequeños a tipo manzana pechos más grandes, pero ya para este entonces mi cuerpo había adquirido una figura tipo reloj de arena. Mis medidas son 94-62-94 lo cual es la envidia de muchas, estatura promedio, pelo largo castaño, ojos castaños, piel blanca, piernas super bien torneadas y anchas, cuello largo y brazos delgados. Este es el punto de mi vida que quería llegar: a que mi cuerpo se viera perfecto frente al espejo de baño.
Al llegar el joven candidato de inmediato notó que tenía calor y que había abierto mi blusa un poco. Esto es porque sus ojos de inmediato se clavaron en mis pechos (el color blanco de la blusa se transparentaba y dejaba ver mucho del color negro del brassiere). Le dije que solo tenía que tomar una prueba rápida de aptitudes que podría tomar en la sala de juntas y ya con eso ya terminabamos. En eso me pusé de pie para indicarle que me siguiera, cuando ahora lo dejé admirar mis hermosas y bien formadas piernas que se veían por completo por la minifalda que usaba.
Se incorporó de inmediato y se fue detrás de mí a una sala contigua. En este cuarto había una mesa grande para juntas y algunas sillas alcolchonadas, proyector, computadora y un pequeño refrigerador. Le pedí se sentará en cualquier lugar y le pasé las hojas para que contestara el examen. Le ofrecí algo de tomar, me pidió un refresco gaseoso.
Lentamente fui por la bebida al refrigerador mientras me contoneaba y en lo que baje a tomar un refresco con una mano, con la otra me desabotoné un poco más. Mientras caminaba hacia él la bebida se agitó un poco. Al llegar con él, abrí el envase con mis largas uñas y saltó todo el líquido sobre su camisa y sobre mi blusa.
- "AWWWW"- grité asustada - "¡Oh no! Derramé todo sobre ti, perdoname"- le dije mientras seguía sentada y le tocaba las partes mojadas con mis manos, me acercaba a su cuerpo exponiendo a su mirada más de mis pechos, podía oler su fragancia y sentir sus fuertes y duros músculos debajo de su ropa.
-"No te preocupes, con este calor seguro se seca rápido" - me respondió. "Te molestaría si me quito la camisa para tenderla a secar"- me preguntó traviesamente.
-"No para nada, adelante, la puedes dejar aquí sobre una silla" le dije y de inmediato se despojó de su camisa.
-"Yo también me moje un poco mi blusa y ¡es blanca!" (Enseñando nuevamente mis pechos frente a él)- a lo que el contestó enseguida diciendo, "si quieres puedo ayudarte a quitártela".
Me volteé de espaldas a él y empecé a quitarme los botones restantes de la blusa. Me hizo sentarme sobre él y mientras descubría mis hombros comenzó a besarme el cuello lentamente. Con sus manos retiró los tirantes de mi brassiere y lo desabrochó, dejando libres y a la gravedad a mis enormes pechos.
Siguió besándome de espalda, con una mano me tomaba de la cintura y con la otra me frotaba los pechos, mientras que yo con una mano me apoyaba en la mesa y con la otra tomaba de su cabeza acariciando su cabello. Moviendo mis caderas sobre él, circulando mis nalgotas en su miembro.
Hombros, cuello, espalda, hombros, cuello, espalda... seguía su recodido con su caliente lengua y ricas mordidas, mientras que tanto él como yo sudabamos ya a gotas y con una alta temperatura encendida en la pasión del momento.
Luego dejó de acariciar mis pechos para cambiarse a mis piernas, las empezó a tocar suavemente, con leves caricias. Inició debajo de las rodillas y poco a poco mientras seguía besándome y mordiendo llegó a los muslos. Por el calor del momento, se me olvidó verificar si tenía puesto mi adaptador o no. Aunque no tengo testículos y mi pene es pequeño y no tengo erecciones ya, la mayoría de las veces uso un adaptador que "transforma" mis partes remanentes masculinas en "algo parecido a unos labios y vagina".
¡De repente recordé! ¡Ese día no me pusé nada! Así que mientras él seguía en las caricias y avanzando a mi pequeño miembro, yo recorría mentalmente que excusa darle para que no siguiera. Pensé en decirle que estaba en mis días y que no podía continuar así, o empezar a decirle que me podían despedir si alguien averiguaba. Mientras pensaba, de un movimiento brusco le retiré la mano de mi muslo. Me pusé de pie y me senté de frente a él, mientras le quitaba el cinturón y le abría la bragueta. Traté de liberar a su miembro con una mano bajando un poco su ropa interior pero no pude.
Sonriendo maliciosamente me dijo: -"Así nunca va a salir, deja te ayudo" - se paró y de un alce sus manos se bajó ambos el pantalón y su boxer al mismo tiempo. Aquello era un verdadero espectáculo de hombre. Desnudo completamente frente a mí, con sus pantalones abajo, y dejando salir en libertad a un monstruo de pene, casi totalmente erecto ya. Por eso no lo podía sacar me dije a mí misma, pensé que estaba encima de su pierna y era su pene. Su miembro medía unos 25-27cms y era sumamente grueso unos 7-9cms. Sin lugar a dudas era proporcional a su cuerpo, altura y fuerza.
No pude aguantarlo más, así que lentamente me quité mi minifalda frente a él haciendo un intento de strip tease, dejando solo mi mini tanga de encaje y mis tacones de aguja puestos. Él se terminó de quitar su ropa quedando ya sin ninguna prenda, lo hice sentarse de nuevo, me subí otra vez sobre él poniendo mis grandes pechos en su cara y mis nalgas en sus manos para que a la vez que me besara y acariciara yo me moviera frotando "mi cosa" sobre su pene haciéndolo crecer y ponerse más duro.
Ahora yo lo besaba en el cuello y lo tomaba de la cabeza mientra me mordía los pezones y me agarraba ambos pechos con fuerza juntándolos, manoseándolos, besándolos, acariciando mi parte media entre los pechos. Hasta ese momento nos dimos nuestro primer beso.
Tomamos una pausa después del beso. Desnudo él todo, yo con solo mi tanga negra y zapatos. Nos reimos como adolescentes. Los dos empapados en sudor, me preguntó si estaba bien a lo que dije que estaba muy bien. Esa fue mi oportunidad para decirle la verdad sobre mí, pero pensé que terminaríamos ya rápido así que seguí sin decirle nada. Lo comencé a besar rico y suave en sus labios. Él me respondió el beso y comenzamos a tomar calor otra vez, yo me apasioné mucho y el junto conmigo.
Me tomó de la cintura y me acostó mi curveado cuerpo sobre la mesa de juntas, podía verlo ahora a él en todo su esplendor y sobre mí. Fuerte, grande, con ojos llenos de deseo por mí, y a su miembro totalmente puesto de pie (cual se veía gigantesco). Recorrió con su lengua mis labios, mi cuello, y mis pechos a la vez que con una mano me agarraba de la espalda, de un momento a otro su mano y su boca bajaron sin darme cuenta encima de mi tanga de encaje. Sentí su respiración en mi entrepierna y su mano en mis caderas. Yo fundida ya en la pasión deje que las cosas fluyeran y si enojaba conmigo o algo "pues ya ni modo" pensé para mí.
Bajo con sus dientes mi tanga y con sus manos tomó mis nalgas. Me las quitó por completo sacándolas por mis pies, dejándome puestos los tacones. Me acomodó en la orilla de la mesa y clavó una mordida en mi ombligo para luego bajar a mi pequeño pene y mi escroto, me sacó un gemido de mucho placer. Cuando él sintió mis partes, simplemente siguió besándolo y lamiendo como si fueran unos labios vaginales. Tocó y acarició mi diminuto pene como si fuera un clítoris algo levantadito, mientras yo solo gemí de mucho mucho placer, ya que lo hacía muy rico y sabroso, tal cual como si fuera cualquier mujer. Después de mil gemidos míos, metió uno de sus dedos en mi apretado ano, añadiendo más placer a mi momento de pasión.
Con su saliva fue humectando más y más mi entradita, mientras que seguía absorbiendo y besando mi pequeñísimo pene y mi escroto vacío. Tal cual si fuera una vagina el sexo oral que me practicaba era delicioso y yo solo llenaba la sala de juntas de mis gemidos y gritos. Luego metió un segundo dedo dentro de mí, haciéndome gritar más y casi sacandome un orgasmo. Se humedecía los dedos con su saliva y luego poco a poco los introducía hasta llegar a lo más hondo que podía.
Seguía chupandome mis partes con amor y pasión, cuando llegó a meter cuatro dedos en mí. Yo no podía creer que me cupiera tanto, este hombre era un maestro para estas cosas, pues lo hacía con mucho amor y ternura. Me encantaba tanto que solo le podía pedir más y más.
Después de trabajar dentro de mí, de repente sentí algo fuerte y duro. ¡Era su puño! ¡Quería meterlo todo dentro de mí!
-"¡No!¡No te pases papito!¡Eso es mucho!"- le rogué con miedo.
_"No te preocupes mamita, te lo voy a hacer con cariño, te va a gustar"- insistió con su puño a la entrada de mi dilatado ano.
-"Me vas a romper toda" - le siguí diciendo con lágrimas.
-"Vas a estar bien, mira, shuuu, shuuu" me calmaba mientras que con su puño trataba de entrar con la otra mano me tapaba la boca.
-"¡Ay, ay, ayyy!" - gritaba yo de dolor al agrandarse más mi ano.
-"¡Ayyy, ayyy me duele!" - gritaba más, aunque el seguía al mismo ritmo, despacio, poco a poco. Él sabía lo que hacía.
-¡Ayyy, me duele mucho, muchoooo!- insistí, hasta que de repente se detuvo.
-¡Ay mamita estás bien rica! ¡Ya entró todo mi puño! ¡Me encantas mamita!- me susurró con voz de mucha excitación. -"Ya estás lista para lo otro" - agregó.
Sacó su puño con cuidado, se sentó nuevamente en la silla, agarró su grandísimo pene le escupió para lubricarlo un poco y me pidió que me montará en él.
Me incorporé de inmediato bajándome de la mesa, me puse frente a él, usando solamente mis tacones, mis pechos frente a él rebotando mientras me bajaba.
A pesar del gran tamaño de su miembro, salté sobré él, y me la acomodé en mi entradita para que llegara hasta lo más profundo dentro de mí.
Ya una vez bien acomodada me dejé caer con todo mi peso sobré su pene, como si fuera una espada que me partiera en dos. Lo deje entrar hasta el último milimetro de un sentón. Para mi sorpresa no me dolió ahora nada, solo sentí como se deslizó hasta mi diafragma, a la vez que saqué un gran gemido de sumo placer.
Me volví a levantar, tomándome de sus anchos y robustos hombros, hasta sacar casi todo su miembro y luego... me volví a dejar caer, ahora haciéndolo gritar a él de placer, mientras mis pechos rebotaban en su cuerpo y mis nalgas dejaban su peso en sus fuertes brazos.
Volví a levantarme, casi sacándolo todo, y me dejé caer. Así lo hice abusando de la fuerza de mis muslos para hacer una y otra vez el movimiento.
Después lo dejé todo dentro de mí y comencé a hacer movimientos circularles y dejarlo salir y meter un poco, más y más rápido, veía mis pechos rebotar y mi pequeño pene moverse al son de mis múltiples movimientos de amor. Él solo disfrutaba el show, gimiendo de placer y viéndome con ojos de deseo y pasión.
Me pidió que me levantará, me pusó en cuatro sobre la alfombra se acomodó detrás de mí y volvió a meterla hasta el fondo, ahora mucho más rápido (lo cuál me hizo pensar que ya iba a explotar). Me tomó muy fuerte de la cintura, sentí como mis nalgas golpeaban sus muslos mientras que cada vez más bombeaba dentro de mí con mayor y mayor fuerza y velocidad.
-¡Ya voy a terminar mamita!- me dijo con voz desgarrante.
-¡Rápido, ponté enfrente de mí! ¡Deja me lo como todo!- le sugerí. De inmediato se cambió de lugar, abrí mi boca para que la metiera pero explotó antes bañandome la cara con todo su esperma caliente. Sentí como si un globo de agua caliente hubiese explotado en mi cara. Me baño toda mi faz por completo y no paraba de seguir aventando líquido.
Quedamos los dos en el piso por un rato. Nos abrazamos desnudos (yo todavía con mis tacones puestos), y nos quedamos dormidos.
Despertamos hasta que escuché un ruido. ¡Eran las 6 de la mañana! Habíamos quedado tan cansados que nos perdimos en el sueño. Estaba entrando a la oficina el personal de limpieza. Eran dos señoras que dejaban todo listo para empezar a las 8am. Rápido me levanté y desperté a mi amante de una noche. Nos cambiamos de ropa de inmediato, a escondidas y entre muchos nervios salimos de la oficina mientras que una de las señoras se metió al baño y la otra a sacar la basura por la puerta trasera.
Al salir al exterior de la oficina tomamos el primer taxi que encontramos. Me fue a dejar primero a mi casa, me dio un beso, y ya no lo volví a ver.