Mi nuevo trabajo lV

Termina la primera tarde de trabajo en casa de mi amante maduro.

MI NUEVO TRABAJO  lV

Me cogió de la mano y saliendo del baño, llegamos al borde de su cama.

Tumbándome sobre ella me despojó de mi falda, las medias y el calzado.

Sin dejar de mirarme fue desnudándose, hasta quedar los dos cubiertos solamente por nuestra piel.

Su cuerpo sobre el mío. Basándome y acariciando mi desnudez.

Si ya había salido excitada del baño, con cada beso y caricia mi temperatura subía como un termómetro en una fogata.

Bajando su boca por el canalillo, deslizó su lengua por cada uno de mis pechos hasta llegar a mis pezones y acariciarlos con la punta húmeda de su apéndice viperino, produciéndome un placer muy agradable.

Tras unos minutos jugando con ellos y su mano amasado mis melones, la otra recorriendo el borde de mi nalga y mi muslo.

Fue bajando. Dejando un risco de humedad por donde pasaba su juguetona lengua a la vez que una miraba lujuriosa se clavaba en mis ojos.

Al llegar a mi oscuro monte de Venus, lo rodeó lentamente mientras separaba y doblaba mis piernas, para reposar la planta de mis pies sobre la cama.

El sentir su boca en el interior de mis muslos, alternando besos con leves mordisquillos. Acercándose a mi descubierto secreto, para volver alejarse lentamente con su boca hasta mi rodilla y recorrer de nuevo su rastro para cambiar de muslo.

Me enloquecía sentir su tira y afloja y la humedad de mi vagina era ya más q notable.

Empujando mas aún mis rodillas y llevando sus manos al borde de mis labios para separarlos.

Quedé abierta como un mejillón al vapor, dispuesta y deseosa de ser degustada por mi nuevo jefe y amante.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su lengua recorrer el interior de mis labios de abajo arriba, para volver a bajar y subir lentamente, estimulando toda mi vulva que mi fuerte respiración exhalaba en débiles jadeos del placer que sentía.

Llegó a mi "guisantito rojo" y su lengua imitó con él, el ágil movimiento que había reproducido en mis pezones. Con cada caricia húmeda, fue creciendo e inflamándose hasta ser ya más un garbanzo al rojo vivo.

Lo besó, sujetándolo con sus labios a la vez que la puntita de su lengua seguía acariciándolo.

Me retorcía de gusto, removiendo mis nalgas contra la cama, cuando sentí que uno de sus dedos se hacía camino entre mes labios recorriendo cada borde de mi sensibilidad interior hasta girarlo hacia arriba y encontrar esa zona abultada y rugosa que comenzó a acariciar con suavidad sin dejar de besar, absorber y lamer mi clítoris.

Mis caderas y nalgas moviéndose y frotándose cada vez con más fuerza ante el sentir tan placentero por su boca y su dedo.

Alargando los brazos hacía atrás, me aferré con fuerza al cabecero y arqueando la espalda por un espasmo fortísimo, comencé a correrme al disfrute de tal mezcla de sensaciones, a la vez que Ángel seguía sin aumentar la velocidad, tanto con su boca como las caricias internas en mi yema rugosa.

Un largo suspiro anunciaba el final de un orgasmo mas que prolongado y gratificante.

Tras una orgullosa mirada a mi rostro relajado, volvió a sumergirse entre mis piernas para lamer y saborear los jugos arrancados que no habían caído a la cama.

Bebió de mi almeja jugosa, relamiendo hasta la última gota de su natural salsa.

Terminado su manjar. Deslizó cuerpo hacia arriba, hasta dejar su pecho sobre los míos y con un largo beso de su ácida boca, fundimos nuestros labios al igual que un abrazo tierno y mutuo durante varios minutos.

Tras el abrasador beso, sus labios escogieron mi cuello, donde con la suavidad de la pasión, iban dejando su rastro hasta el lóbulo de mi oreja y su pecho frotando los míos en un sensual movimiento a la vez que me acariciaba el cabello y el dedo corazón se introducía en mi boca, que decidí chupar y degustar, aún conservaba la acidez de mi vagina y lo chupé con cierta lujuria. Casi de la misma forma que había chupado su enorme polla en el baño.

Lo retiró poco después y pasando su boca a mi pecho izquierdo lo mordió produciéndome un grito al ser algo mas fuerte que los anteriores. Chupada y absorbía para morder ahora el pezón, sujetándolo con los dientes y tirar un poco de él.

Sus cambios parecían ir de un extremo al otro y por algún motivo me gustaba y me excitaba esas dos formas de tratarme.

Sin esperarlo, noté como dos de sus dedos entraban bruscamente de un solo golpe en mi coño.

Un quejido escapó de mi garganta, pero pareció no importarle ya que repitió el movimiento y esta vez mas fuerte incluso.

Su boca cambiaba de pecho cada poco a la vez que sus dedos me perforaban con fuertes y secos movimientos, golpeando con sus dedos recogidos mi zona púbica y el borde de mis hinchados labios.

Me fui excitando a un ritmo estrepitoso. Viendo su actitud y como parecía gustarle esa forma agresiva de follarme.

Con cada brusca clavada de sus dedos, mis pechos se endurecían y mis pezones despuntaban como clavos oscuros, salientes de una noble y pálida madera.

Al sentir mi nueva excitación, comenzó a acelerar el movimiento sin dejar de morderme y chuparme.

Sus dedos parecían percutores perforando mi coño cada vez mas húmedo y sensible ante tales embestidas.

Mi respiración se convirtió en suspiros y mis suspiros ya en jadeos.

Lo que le incitó a aumentar mas aún su velocidad y sacándolos, introdujo otro más y al poco eran ya cuatro los que entraban a gran velocidad en mi abierta vagina.

El placer de sus veloces e impulsivas metidas me hizo empezar a gritar al sentir la llegada de un brutal orgasmo y como los flujos de mi coño salían despedidos con cada estocada de sus cuatro jinetes del apocalipsis.

No paraba de follarme mas y mas fuerte y yo deshaciéndome de gusto, gritando y vaciándome por completo al igual que un pozo al que acaban de descubrir su buscado líquido.

Derrotada, seca ya y tremendamente satisfecha. Deje caer mis brazos en cruz a cada lado de la cama.

Mientras Ángel ahora masajeaba mi vulva con los dedos que me habían destrozado.

Expandiendo parte de mis flujos por todo el exterior de mi coño.

Me besó y noté su miembro completamente endurecido.

Le miré como asustada de lo agotada que me había dejado y sonriendo me dio un beso diciéndome que no me preocupase, que por hoy ya tenía bastante y esa virilidad la guardaría para el próximo día si me apetecía volver a verlo.

Tras un rato descansando, nos besamos ya con mas ternura y gratitud que pasión.

Me dejó ducharme en su baño. Me vestí y recogí el pelo tal como lo había traído.

Nos despedimos antes de abrir la puerta de su casa y sacando su cartera. Extrajo dos billetes de 100€

  • Dijiste 15€ la hora. Me parece poco. Esto creo que es mas justo y será lo que recibirás cada vez que desees y puedas pasar la tarde conmigo.

Le di las gracias y un último beso antes de abrir la puerta.

Llegué a casa ya cerca de las nueve.

Mi marido estaba preparando la cena y viendo mi cara de cansancio me pregunto ¿si había sido muy duro?. (Si tu supieses...) pensé.

Le dije que no había parado en toda la tarde, (eso era verdad) que era una casa muy grande y había lavado, planchado y sobre todo limpiado. Se alegró cuando le dije que me había dado 100€ (los otros 100 para mi, que me los había ganado...).

  • ¿Cuándo vuelves?

  • Quiere que vaya todas las tardes de lunes, miércoles y viernes.

Esbozó una sonrisa complaciente diciendo:

  • Intenta que esté contento contigo, que nos viene bien el dinero.

  • Hoy creo que quedó contento con mi trabajo e intentaré que siga así aunque me deslome.

Me dio un beso en la mejilla y nos pusimos a cenar.

Tras la cena me fui acostar.

Lo poco que tardé en coger el sueño solo pensaba en Ángel y los polvazos y orgasmos que tanto había disfrutado.

Sonriendo en la oscuridad, me decía a mi misma; me encanta mi nuevo trabajo.

Tal vez continúe la semana que viene mi aventura con Ángel o quizás lo dejé así. En fin de semana no puedo escribir… ¡Que lo paséis bien tod@s! ¡Gracias por valorar y comentar!

Besos.