Mi Nuevo Papi Negro La historia de Alexis 4

Alexis tiene su primera sesión de entrenamiento personal con Aiyden.

My New Black Daddy Chapter4: Can't Say I Love You-2 Nazty

La pantalla de la computadora le daba un tono azul a mis hermosas facciones, mientras buscaba entre decenas de reglamentos escolares, cada maldita escuela tenía el suyo, el reglamento de la Martin Luther King Jr. Descansaba a mi lado, un pequeño libro de pastas negras de piel.

Era el reglamento de la escuela, había ido directamente a la biblioteca después de que Roxy me ayudara a recuperarme de mi encuentro con Tafari.

En el baño después de mojarme la cara con agua fría en el baño de chicos, y despejar un poco mi acalorada mente, pude pensar con claridad, y avergonzarme de mi asqueroso comportamiento, se suponía que dejaría de comportarme como una perra en celo, y solo había bastado que mi antiguo bully me tocara un poco para derretirme en sus manos, en sus gigantescas y negras manos africanas, y hablado de eso, tuve que entrar a uno de los excusados para poder limpiarme, mi dicklett había babeado mucho, creando una mancha de humedad al frente de mis horribles boxers, la parte de atrás no estaba mejor, mi boypussy seguía caliente y mi miel de marica había manchado un poco la tela, el agridulce aroma de mis fluidos llenaba el cubículo. El aroma de una perra en celo, una zorra caliente, una potra en calor con ganas de macho…

Maldita sea Alexis deja de pensar de esa manera, me ordené.

Roxy había vuelto a su clase, aunque no antes de advertirme que teníamos que hablar seriamente.

Ahora estaba en la silenciosa y vacía biblioteca tratando de olvidar mi comportamiento de puta, Me despreciaba por ser tan débil ante un hombre negro, al parecer cualquier hombre negro, la voz en mi cabeza tenía razón, yo era una zorra enamorada de las vergas negras.

Suspiré enojado, y me concentré en la pantalla frente a mí.

El código de vestimenta en nuestra escuela y en la mayoría de las demás preparatorias era claro, los alumnos debían vestir de manera pulcra y respetable…

Las reglas citaban de la Martin Luther King Jr.

“Está prohibido usar prendas provocativas o con mensajes  “indecentes, obscenos o lascivos” o que “sustancialmente perturben” las actividades escolares o relacionadas con la escuela. También está prohibido el uso de prendas de vestir que fomenten el uso de drogas.”

(Los mensajes “indecentes, obscenos o lascivos” incluyen mensajes sexualmente explícitos incluyendo desnudez o el uso de palabras profanas u ofensivas.)

Mientras leía la información un mechón de mi largo cabello me cubrió uno de mis grises ojos, asi que como siempre tuve que poner el rebelde mechón detrás de mi oreja con ese movimiento tan femenino que ya era natural en mí.

“Se prohíbe el uso de atuendos “relacionados con pandillas”

(Cualquier prenda o insignia que ensalce o pertenezca a una pandilla queda totalmente prohibida, pañuelos, cadenas, o sudaderas con el logo de una pandilla criminal no serán aceptadas en el recinto escolar)

Eso explicaba porque Tafari y sus amigos todos ellos negros, dejaron de vestirse de blanco, al principio del ciclo escolar, a finales de agosto, T.A. y su grupo comenzaron a vestir totalmente de blanco, sus pantalones holgados y sus enormes camisetas de baloncesto o de futbol, e incluso sus zapatillas deportivas eran blancas, por no hablar de los pañuelos y bandanas, todo era blanco puro, adornado con picas negras ♠, vistieron de aquella manera durante un mes, hasta mediados de septiembre,  mes en el cual muchas de las chicas de la escuela todas ellas novias de la banda de Tafari también comenzaron a vestir de blanco, los profesores no se metieron con ellos porque la mayoría de los miembros de aquella banda recién fundada eran los mejores jugadores de la escuela, tanto de basquetbol, como de futbol, pero cuando apalearon aun chico blanco que se atrevió a vestir totalmente de blanco, la junta escolar prohibió el uso de prendas que se usaran para demostrar la pertenencia una banda.

Ahora recordando a T.A. con aquellas prendas blancas mi corazón se saltó un latido, Tafari se veía muy bien de blanco, su piel negra africana destacaba escandalosamente gracias al contraste, e incluso con esa cara de rasgos feos y rudos mi bully se veía extremadamente guapo…

Me mordí los labios al recordarlo, pero inmediatamente después sacudí mi cabeza, debía dejar de pensar como una quinceañera enamorada.

Fue por ese incidente que la junta escolar y la asociación de padres de familia habían convocado a una junta y el código de vestimenta se hizo más estricto, y ahora a finales de verano, cuando las chicas querían aprovechar los últimos días de sol y calor, luciendo la ropa más sexy y descubierta que tenían, la junta escolar estaba censurando las prendas pequeñas y ajustadas.

Me estiré en la silla de la biblioteca, arqueando mi espalda, y entrelazando mis dedos mientras los elevaba hacia el techo, un bostezo escapo de mi gruesos labios, bostezo que se convirtió en gemido cuando mis sensibles pezones rozaron la tela de mi hoodie, hacia una hora que estaba investigando y mi cuerpo aun seguía sensible y excitado.

Me odie tanto, normalmente me consideraba heterosexual, y podía pensar claramente la mayoría del tiempo, y mientras estuviera alejado de cualquier hombre negro, los pensamientos homosexuales que inundaban mi mente me asqueaban, y me repelían, pero era suficiente oler el fuerte almizcle de un toro negro para enloquecerme y convertirme en una puta, una Sissy.

«Vamos niña, tranquilízate, no hay nada de malo en ser una Sissy, deberías estar orgullosa, deja de pelear contra tu naturaleza, eres una puta y lo sabes»

Cerré mis ojos firmemente, y trate de bloquear aquella sexy voz.

Leí otra vez aquellas reglas que estaban amenazando la escuadra de porristas.

“Las niñas en no podrán usar blusas cortas (que muestren el abdomen y el ombligo) y otros artículos previamente prohibidos como micro minifaldas y shorts muy cortos, tampoco se podrán usar ligueros, o dejar a la vista la ropa interior, como tangas, y lencería”

“No se permitirán tatuajes ni perforaciones a menos que estén relacionados con la religión, la ideología y la sexualidad del estudiante”

Bebí un sorbo de mi leche de fresa, que había comprado antes de entrar a la biblioteca, Aiyden se enojaría si bebía Coca-Cola.

Los uniformes de los diferentes clubs y equipos deportivos también se regirán por estas normas

Los hombres no podrán llevar cadenas, joyería y perforaciones, con la excepción y antes mencionada, solo por motivos religiosos, ideológicos y de orientación sexual”

Suspiré de nuevo, al parecer estábamos en problemas, la única manera en que dejar que las chicas vistieran los indecentes y súper sexys uniformes de porristas, sería que de alguna manera convenciéramos a la junta escolar que eran una prenda religiosa, o que todas las porristas fueran lesbianas y que eso obligaba a las chicas a vestirse como putas.

Una completa locura.

Miré hacia el techo, las lámparas de neón lastimaron mis grises ojos, los cerré, Alika se enojaría si no encontraba algo útil.

Mi IPhone vibró mientras la Call Me Maybe de Carly Rae Jepsen sonaba en la silenciosa biblioteca, lo que ganó un regaño enojado de la anciana bibliotecaria la Señorita Worm.

La pantalla se iluminó dejándome ver el color rosado de mi fondo de pantalla.

HOLLA LEXY, RECUERDA QUE HOY COMIENZA EL ENTRENAMIENTO, TE VEO EN EL GIMNACIO DESPUES DE LA PRACTICA DEL EQUIPO, ¿TRAJISTE ROPA DEPORTIVA, CIERTO? SEE YA DUDE.

Una sonrisa tonta se extendió en mi cara, y mi corazón latió más rápido, mientras sentían un cálido fuego en mi pecho.

Logré salir de mi atontamiento cuando leí de nuevo el mensaje de mi Aiyden.

¡Ropa deportiva!, mierda, con todo lo que había vivido el día anterior, no recordé traer mi uniforme de deportes, un chándal y una sudadera gigantes color negro que la escuela regalaba al principio del año.

Me mordí de nuevo mi labio, otra manía femenina que debía evitar.

Pensé en decirle que aplazáramos el entrenamiento a otro día, pero no quería perderme la oportunidad de pasar tiempo con el perfecto Aiyden.

Hola Aiyden, claro que me acuerdo, estoy listo, nos vemos en el gimnasio♥

Presione el botón de enviar antes de darme cuenta que de nuevo había llenado mi mensaje de emojis.

Deja de ser tan femenino Lexy, me dije, mirando la pantalla esperando emocionada la respuesta de ese poderoso joven negro…

Nunca llegó, y eso me puso triste.

«Tal vez si le enviaras una sexy foto de ti desnuda contestaría, sabes que eso les encanta a los hombres»

Dios, esa voz me iba a volver loco.

Regresé la mirada a la pantalla de la vieja computadora pública, y cuando estaba a punto de rendirme una nota llamó mi atención.

Imprimí todo lo que había reunido y justo cuando la campana sonó salté asustado, tenía miedo, miedo de que Alika me regañara por la poca ayuda que podría darle, y miedo de Tafari, justo ahora tenía que ir a la clase de francés, después una hora libre y después me tocaba Biología, donde tendría que ver de nuevo a ese enorme gorila negro.

Cuando entré a la clase me senté a lado de Roxy, Madeimoselle Fleur comenzó a hablar en ese delicado y hermoso idioma que en su francesa voz sonaba francamente erótico, ojala y yo pudiera tener ese acento.

«Trata de controlarte niña» me exigí.

“Roxy, tengo un problema…” Le murmuré a mi amiga, mientras fingía escribir en mi cuaderno.

“Claro que tienes un problema, que bien que por fin me dirás que diablos te pasó ayer”

“No me refiero a eso… ya te dije que te contaré después, ahora mismo no quiero hablar de ello”

La sexy latina me miró enojada, como una madre severa, pero cuando bajé la mirada avergonzada y tímida, su rostro se suavizo.

“Está bien Alex, pero no podrás escapar de mí, ahora dime ¿qué problema tienes? Es ese idiota de Tafari?”

“Tampoco es eso, hoy, después de clase iré al gimnasio para entrenar con Aiyden, y no traje mi ropa para deportes, solo tengo estos feos y enormes jeans, ni siquiera me puse los tenis para correr”

Roxy bajo la mirada a mis pies, mis pequeños converse se asomaban debajo de mis enormes y holgados pantalones.

“Maldita sea Lexy, nunca he  entendido por que usas esa horrible ropa, debe ser cuatro tallas más grande que la tuya, sé que no es por problemas de dinero, tu madre también odia que te vistas de esa manera”

Roxy y mi madre habían hablado muchas veces como dos buenas amigas, en realidad Roxy era amable con todos.

“Vas a ayudarme o no, no traje mi bicicleta asi que no puedo ir a casa por mas ropa”

Roxy me miró una vez más…

“Tienes suerte, siempre traigo un conjunto extra para las prácticas de porristas, supongo que te quedará,  ¿qué talla de zapatos usas?

“25” Respondí entusiasmada, la idea de decepcionar a Aiyden me había puesto realmente ansiosa.

“Maldita sea Alex, tu pie es más pequeño que el mío…”

Mi rostro debió de mostrar mi decepción, por que inmediatamente  añadió.

“Pero Cindy usa la misma talla que tú asi que ella puede prestarte un par… solo hay un problema”

“¿Cual?” pregunte de nuevo ansiosa.

“El conjunto es rosa”

♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥

“Oh my Gogh, te ves hermoso Alex, y mira ese enorme culo, parece que vayas a romper la tela”

Cindy y Roxy estaban viéndome desde todos los ángulos, estábamos usando la hora libre, y los vestidores  de porristas en las canchas de futbol, donde Roxy me había dado un hermoso conjunto deportivo Nike, totalmente rosado, Cindy se había vuelto loca de alegría al saber que yo usaría ropa femenina, e insistió en acompañarnos, ahora usando un par de tenis para correr, también de la marca Nike y también rosas, ambas porristas me miraban encantadas y asombradas.

Gracias a la ajustada ropa de Roxy, todas mis curvas se marcaron escandalosamente.

Mis estrechos hombros, mi diminuta cintura de avispa, mis pezones se dibujaban obscenamente a través de la playera de nylon, pero lo que definitivamente llamaba la atención de mis amigas era mi enorme y redondo culo de burbuja.

El conjunto no estaba diseñado para ser sexy o provocativo, y era bastante amplio para ofrecer comodidad, y sin embargo mis largas y gordas piernas llenaban los pants de manera vulgar, igual que mis enormes nalgas estiraban al máximo la suave tela.

Roxy me miraba con una mirada extrañada y sorprendida, a diferencia de la emocionada y alegre Cindy, que daba saltitos alrededor de mi mientras me tocaba por todos lados, pero no de manera sexual, más bien como un granjero que revisa una yegua, para ver si es buena para ser preñada.

“¡Oh my Gosh!, mira tú maldita cintura, ¿cuánto mide?, perra suertuda eres más delgada que yo, y ese culo es más grande que el de Alika, y más redondo… ¡pero si hasta tienes tetitas, mírate!”

Cindy trato de tocar mis erectos pezones.

Me cerré la sudadera tratando de ocultar mi excitación.

Yo totalmente avergonzado trataba de hacerme pequeño pero el espejo frente a mí me regresaba la imagen de una hermosa niña, una caliente niña blanca, mis caderas y mis largas piernas se veían hermosas y escandalosas, mi cintura hacia que mis enormes caderas parecieran aún más anchas y cuando me giré, pude apreciar  mis nalgas en forma de corazón.

Me sonrojé y mi cuerpo adopto naturalmente una pose sexy, espalda arqueada, nalgas hacia arriba, piernas tensas, uno de mis pies en punta, y mi pecho hacia afuera, mi mano derecha en la cadera, y mi mano izquierda comenzó a jugar con mi largo cabello.

“Ahora si pareces todo una señorita, Roxy mira ese culo, sigo sin poder creérmelo, tal vez es el mejor culo de toda la escuela, no puedo esperar a que Alika vea esto, esta tan orgullosa de ese culo negro, por fin esa puta será vencida, ya tenemos una nueva ASS QUEEN”

Cindy seguía fascinada con mi cuerpo, y ahora con esa ropa rosa, yo también lo estaba, me veía tan increíblemente sexy, tan natural, tan correcta, esa ropa había sido creada para que yo la usara, incluso mi entrepierna lucia bonita con un pequeño bultito, mi clitty, parecía un pubis femenino.

Me en encantaba mi nuevo look, y esperaba que mi aspecto le gustara a Aiyden también.

“Cindy, podrías ir por un poco de agua, y algo de crema para peinar, quisiera darle un nuevo peinado a Alex”

“Oh my Gosh, tienes toda la razón, Alex se verá muy lindo si le peinamos ese hermoso cabello… y también traeré mi maquillaje, te verás hermosa…. Oh my Gosh, esto será divertido”

Cindy dio unos cuantos saltitos emociona, y aplaudiendo como una niña salió de los vestuarios.

Yo seguía totalmente encandilada por la imagen en el espejo, abrí de nuevo la sudadera, la camisa rosa se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel, tan ajustada que se marcaba mi plano vientre.

Gire una y otra vez para verme de todos los ángulos, y pude apreciar como mi enorme culo llamaba la atención no importando el ángulo, mis caderas eran realmente escandalosas, y mis nalgas se habían tragado la tela del pants remarcando la línea que los dividía.

“Ahora veo porque usabas aquella horrible ropa…”

La voz de Roxy me hizo saltar del susto, me había olvidado de ella.

La miré avergonzado, mis mejillas se tiñeron de rojo, y puse mis manos entre mis firmes y femeninos muslos, tratando de hacerme pequeño, más pequeño de lo que era.

“Yo…” No supe como continuar, simplemente me quede mirando los rosados tenis, eran tan bonitos.

“No digas nada, la verdad es que me sorprende como has podido esconder ese cuerpo, Cindy tiene razón tienes el culo más grande de toda la escuela”

Yo seguía encogida tímidamente no sabía que decir, o tal vez no debía decir nada.

Roxy me seguía mirando de manera médica, como un científico mira a un espécimen raro.

“Maldita sea Alex siempre supe que eras gay, pero resulta que eres una trans, ¿Desde cuándo te has estado hormonando?”

Me quedé desconcertada por un momento sin saber a qué diablos se refería.

Mi rostro debió expresar muy bien mi confusión por que Roxy se explicó rápidamente.

“No piensas que voy a creerme que conseguiste ese cuerpo de manera natural ¿o sí?

Seguía en silencio, mirando mis despampanantes curvas femeninas y por primera vez me di cuenta que no era ni remotamente natural tener ese cuerpo de puta.

“Yo no uso hormonas… y no soy gay”

Roxy me miró unos segundos más con esos oscuros ojos tratando de decidir si mentía o no.

Después de unos largos segundos sintiéndome bajo un microscopio por fin mi amiga habló.

“Me estás diciendo que tienes ese culo naturalmente, y Cindy tiene razón tienes tetas, muy pequeñas pero tienes, ¿en serio no has hecho nada para estar asi?”

“Bueno he estado haciendo ejercicio casi todas las noches con mama desde hace como un año… últimamente no porque ha estado llegando tarde… la muy puta se consiguió un toro negro” La última parte la murmure tan bajo y con los dientes tana apretados que ni yo misma me escuché.

“Eso explica ese vientre y tu cintura de avispa, pero ese culo gordo y redondo no lo consigues con un año d ejercicio, yo llevo una década haciendo sentadillas y tu culo es más grande y redondo que el mío perra suertuda”

“En realidad desde los trece años mi cuerpo comenzó a cambiar, desde ese momento mis caderas se hincharon y mi culo creció, y todo el tiempo me duelen los pezones”

“Wow mírate nada más, pero si hasta dices que  los pezones te duelen como si fueras una adolescente, ¿nunca se te ocurrió ir al médico?, nunca te preguntaste ¿por qué tu cuerpo cambió de esa manera?

Roxy me miraba preocupada y un poco molesta.

“Pues si me lo preguntaba pero… me daba vergüenza contárselo a alguien, ni mi mami sabe que luzco asi”

“Alex debes ir a un médico, no es normal que un hombre se vea asi sin  haber usado hormonas o ciruja plástica, podría estar pasándote algo malo”

Me encogí de nuevo, muy en el fondo de mí, sabía que ella tenía razón y que debía haber ido al médico años atrás para saber qué diablos le pasaba a mi cuerpo, pero era demasiado vergonzoso, y tenía tanto miedo…

«O tal vez te gustó como fue cambiando tu cuerpo, tal vez estabas contenta de lucir como una linda zorra, y por eso no hiciste nada, porque sabes que no hay nada de malo contigo, naciste para ser una marica y las maricas lucen exactamente como tú, la naturaleza quería que fueras una niña, una niña especial»

“Iré a un médico, lo prometo”

“Y dices que no eres gay?”

Mi mirada seguía en mis bonitos tenis rosas.

“No soy gay, tampoco soy trans o lo que sea”

Roxy se quedó en silencio de nuevo.

“Creo que estas mintiendo, ¿pero no sé a quién?, tú mamá se muere por tener un hijo gay, y nosotras simpre asumimos que eras gay, todos en la escuela piensan que eres gay”

“Aiyden no piensa que soy gay…” Murmuré esta vez sí me pudo escuchar.

Roxy se quedó en silencio, yo aun con la mirada baja no supe que expresión tenía.

“Asi que estas mintiéndote a ti misma solo para no decepcionar a Aiyden?

No respondí, no quería pensar en eso.

“Es tu decisión, pero estas loco si crees que puedes ser un hombre con ese cuerpo, ninguna mujer saldría con un “niño” que es más hermoso y sexy que ella”

Me sonrojé por el cumplido.

“Como sea tal vez cuando Aiyden te vea con esta ropa entienda que no hay manera de que puedas parecer un hombre, no importa cuánto te entrene”

Mire mi reflejo en el espejo, Roxy tenia razón, mi cuerpo jamás seria el de un hombre, siempre lciria como una mariquita, una delgada débil y sexy marica.

“¿Lista para ver a Aiyden?” Me murmuró mientras me abrazaba desde atrás, al mirarla en el reflejo  vi como subía y levantaba las cejas.

Una docena de mariposas aletearon en mi vientre plano.

“Sí claro, pero no sé qué estas insinuando” Me hice la tonta, concentrándome en mi reflejo.

“Oh vamos, no mientas… es obvio que él te gusta, y cuando te vea vestida de esta manera él se va volver loco por ti”

Mi corazón latió más fuerte y un sentimiento cálido inundo mi mente al pensar que tal vez yo le gustara a Aiyden.

“No sé de qué hablas, Aiyden no es gay…  a él no le gustan los hombres…”  murmuré de manera deprimente.

“Yo sé que a Aiyden no le gustan los hombres, pero tú no pareces un hombre ¿o sí?”

“Aiyden no es gay, él es un hombre real” el dolor en mi pecho se intensificó, me estaba deprimiendo al saber que Aiyden gamas me miraría de esa forma, él era un macho de verdad, un hombre real.

“Pero tú no” Roxy me murmuró en el oído como un demonio tratando de tentarme, “tú eres una bonita y hermosa niña, mírate eres más sexy que la mayoría de las porristas del equipo, mira este enorme y gordo culo, son las nalgas de una niña, Aiyden es macho de verdad, y solo un verdadero macho puede follarse a una niña como tú, es normal que estas enamorada de él y es normal que él se enamore de ti”

Las palabras de Roxy se retorcían y combinaban con las palabras de mi papi Darius, yo era una Sissy, y era normal para una Sissy estar loa por los hombres, por grandes y fuertes hombres de verdad, era normal para un niño blanco adorar a los toros negros, era natural para un putito como yo amar a los hombres reales.

Y era natural para un macho, varonil, masculino y heterosexual, follar a blancos niños beta como yo, Aiyden, Tafari y mi papi Darius no eran homosexuales, yo les gustaba porque yo no era un hombre, era una niña, una niña blanca, una sexy niña blanca.

Mis mejillas se sonrojaron de nuevo, y sacudí mi nuevo peinado para alejar esas fantasías gays de mi cabeza.

“Y ¿por qué diablos me estás diciendo esto?, aunque yo esté enamorada de él, él ya tiene novia, Alika” mi rostro se ensombreció, de nuevo la tristeza llenando mi pecho.

“Asi que sí lo amas” Roxy sonrió como el gato que se comió el ratón, “lo sabía”

Mis mejillas se hincharon y mis labios formaron nuevamente ese puchero tan femenino e infantil de siempre”

“Él tiene novia” Repetí para evitar pensar en que había admitido en voz alta que estaba enamorada de mi mejor amigo, de mi negro y hermoso mejor amigo “y esa novia es tu mejor amiga”

Le reproché a Roxy.

“Tú eres mi  mejor amiga, Alika es una perra presumida que necesita que le recuerden que no es la reina del mundo… imagina su cara cuando una maricona como tú le quite  a su perfecto novio, seria épico”

Roxy miraba su reflejo pro era obvio que se estaba imaginando a la  capitana de nuestro equipo, la hermosa cara de Roxy lucia una sonrisa malvada y unos ojos de basilisco.

“¿Por qué la odias tanto?”

“Eso es cosa mía, lo que si te digo es esto, yo te ayudo a que Aiyden te folle como la zorra que eres, y cuando esa perra de Alika este destruida y humillada, entonces podré ser la capitana de la escuadra”

La miré boquiabierta, sabía que Alika y Roxy tenían sus diferencias pero, no me imaginaba que la rivalidad llegara a tanto.

“¿Quieres quedarte con su puesto?”

Roxy miro alrededor para asegurarse que nadie estaba en el vestidor.

“Alika me prohibió salir con su hermano, al parecer sus padres no quieren que su sangre pura africana se mezcle con una espalda mojada”

“¿Alika tiene un hermano?, ¿Alika es racista?”

“Descubrirás Alex, que las minorías son los más racistas, mi madre odia a los chinos, ¿por qué crees que Hana no puede ir a mi casa?

Me quede con mi sexy boca abierta.

“Su hermano se llama Akin, va en la universidad, tiene 22 años,  lo conocí cuando yo iba al jardín de niños, cuando iba a jugar a la casa de Alika, me enamoré de él desde el primer día que lo vi, y cuando creció simplemente me volví loca por él, es tan masculino, tan fuerte, tan macho, pero tú me entiendes”

“Si te entiendo” dije, al recordar a los tres machos que me llenaban mis pensamientos.

“Como sea, estuvimos saliendo durante a secundaria, fue hermoso, nada como un toro negro fallándote, tienen las vergas más enormes duras y negras que puedas imaginar Alex”

Roxy suspiró con los ojos cerrados, seguramente recordando las noches entre los fuertes brazos de su toro negro.

Me hubara gustado decirle que yo también era adicta al chocolate negro, que ya había tenido entre mis manos unas de esas hermosas enormes vergas negras pero no me atrevía a reconocer ante mi mejor amiga que era una chupavergas.

“¿Y entonces que sucedió?” estaba realmente cautivada por la historia de Roxy.

“Alika me dejó de hablar mientras Akin y yo salíamos, la verdad es que me puse triste al principio, pero Alika siempre ha sido una maldita perra, asi que tampoco es que hubiera perdido gran cosa”

“¿Alika dejó de hablarte solo porque tú y su hermano salían?”

“Sí, en ese momento no sabía que lo que le afectaba era que yo fuera mexicana, simplemente creí que estaba celosa de su hermano”

“Wow, Akin debe ser un toro negro hermoso”

“Lo es, es tan alto y musculoso… pero bueno todo iba bien hasta que entramos a la prepa, Alika casi de inmediato heredó la escuadra de porristas, la antigua capitana era su prima, yo quería entrar al escuadrón pero me había resignado a no hacerlo, pensé que Alika se encargaría de que yo no entrara, sorpresivamente fue ella quien me insistió en hacer las pruebas, al principio creí que estaba planeando una broma o algo parecido, Akin vino a ver las pruebas solo para asegurarse de que su hermanita no me jugara sucio…. No lo hizo, entré en la escuadra y durante el primer año todo fue perfecto Alika me hablaba de nuevo, Akin y yo salíamos aunque a escondidas de sus padres,  y mis calificaciones no me importaban porque gracias a ser parte de la escuadra tenía la entrada a la universidad asegurada, pero cuando ganamos la competencia estatal de porristas y con ello las recomendaciones a las universidades, Alika me hizo decidir, o dejaba a su hermano o salía de la escuadra, y sin el escuadrón de porristas ninguna universidad importante va a recibirme, yo no soy una genio como tú”

El silenció llenó el vestidor mientras las amargas palabras de mi mejor amiga morían en el aire.

“Yo… no lo sabía” dije estúpidamente.

“Nadie lo sabe” Roxy se secó las lágrimas que inconscientemente habían brotado de sus hermosos y oscuros ojos latinos, “asi que ahora te ayudaré a enamorar a Aiyden, y cuando Alika este destruida entonces ya no podrá seguir amenazándome, y podré volver con Akin”

Me giré y en un arrebato de emoción la abracé tratando de consolarla.

“Entonces… quieres enamorar a ese toro negro, ¿quieres quitarle el macho a la capitana de porristas de tu escuela?”

Una respuesta trató de salir de mi garganta pero jamás pudimos escuchar la respuesta.

En ese momento Cindy entró corriendo y gritando extasiada, llevaba en la mano un bolso lleno de cosméticos.

“¿Listo para ponerte lindo?” Me pregunto con una sonrisa que casi le partía la cara.

“No lo sé” contesté, y era la verdad.

♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥

Me temblaban las piernas, y mientras caminaba hacia la clase de biología, sentí como una bandada mariposas aleteaban en mi bajo vientre, y mi piel se erizó, mi clitty dio un saltito emocionado.

«Contrólate niña, pareces una puta emocionada»

No me emociona ver a Tafari, odio a ese horrible y varonil toro negro, y definitivamente no deseo que me acose, no quiero su atención, no trato de seducirlo…

Pero mis caderas comenzaron a balancearse de lado a lado, un pie delante del otro, como Roxy, apoyándome en las puntas, alzando my enorme culo hacia arriba, mi manos colgaban femeninamente cerca de mis gordas caderas con las muñecas dobladas como una maricona cualquiera, mi espalda arqueada, mi pecho exhibido hacia adelante, no trataba de seducir a Tafari, pero cuando entré al salón con aquella manera sexy de caminar, sonreí orgullosa al notar a Tafari en el rincón del salón, y en cómo se me quedo viendo todo el tiempo, cuando me miró a mi bonito rostro, que ahora lucia mucho más femenino gracias al peinado que me había hecho Cindy, me había puesto un monton de espuma para peinar, haciendo que mi cabello se esponjara y tuviera un estilo Bob,  agité mis largas pestañas detrás de mis lentes de niño nerd hacia él, y pude notar como se acariciaba la pierna derecha a la altura de la rodilla para acomodarse algo… algo grande, grueso y negro.

Me lamí los labios, que lucían aún más vulgares que de costumbre, tenían una ligera capa de brillo sabor fresa, Cindy había querido que usara pintalabios rosa, pero no me atreví, mis pestañas estaban recién rizadas se veían larguísimas, Cindy había usado solo el rizador no quise que usaran rímel ni delineador, aún asi mis gris mirada se veía extremadamente llamativa.

Los ojos de Tafari me recorrieron de arriba abajo deleitándose en mi figura que entallada en esa ropa ajustada por fin mostraban cada una de mis escandalosas curvas.

Cuando su negra mirada y mis ojos grises se encontraron sonreí tímida mientras mis mejillas se sonrojaban, el enorme gorila negro se quedó hechizado ante mi linda mirada, unos cuantos segundos pasaron mientras él me imaginaba desnuda, me sonrojé al pensar en ello.

Cuando los otros estudiantes comenzaron a murmurar sobre mi nuevo atuendo rosa, Tafari por fin despertó y enojado se levantó y salió del salón, cuando pasó delante de mi pude notar la moustrosa erección que llegaba hasta su rodilla.

Me senté orgullosa, sentimiento que se diluyó rápidamente al aumentar los murmullos, Roxy tenía razón  toda la escuela pensaba que yo era una marica, las poca frases que podía escuchar no eran de sorpresa, pero no por mi inclinación sexual, sino por las despampanantes curvas que lucía.

“…siempre lo supe, ese pequeño marica escondía algo debajo de esos trapos…” La voz de una chica a mi derecha.

“Joder hermano, ya viste al maricón de Alexis, joder tiene mejor culo que tú novia…” La voz de un chico blanco sonó a mi izquierda.

“…y tiene más tetas que tu novia…” Le respondió su amigo.

Mi cuerpo se estremeció, y la sonrisa que tenía se hizo más grande.

“…Maldita perra, mírala, ¿Cuánto crees que le haya costado la operación?” En el rincón del salón la voz de Susan, una rubia que era parte de la escuadra de porristas estaba claramente celosa de mi hermoso culo.

“…quien hubiese pensado que teníamos una transexual en el grupo…” La voz de otra chica se hizo oír.

“…Maldita sea, yo si me lo follo…” Un chico detrás de mi le murmuro a su compañero.

“…Eres asqueroso amigo, esta buenísima, pero sigue teniendo pene…”

“Ya sabes lo que dicen, con pito es más rico”

“¿Cómo mierda consiguió esa cintura?, ¿y esas caderas?”

“Hormonas, tengo un primo lejano que también las usa, puede parecer una zorra pero siempre será un hombre, un maricón, debe estar repleta de hormonas la asquerosa”

Me encogí como siempre  tratando de parecía más pequeño, pero la atención de todos mis compañeros seguía enfocada en mí.

Todas las críticas que estaba escuchando, me atravesaban como dagas, eran dolorosas y degradantes, pero de nuevo la degradación se sentía bien, me gustaba que me llamaran maricón, putito, perra, y me encantaba saber que los chicos heterosexuales estaban pensando en follarme, pero los celos de mis compañeras, sus críticas y envidias eran como miel para mis ojos.

Era fácil excitar a los muchachos de mi edad, llenos de testosterona, parecían más perros en celo más que humanos, no era raro que al verme trataran de aparearse conmigo, yo ya sabía lo hermosa y sexy que era, papi Darius me habia convencido de la hermosa mujer que yo era.

Pero despertar la envidia y el odio de mis compañeras era la prueba más clara de que yo era más sexy que la mayoría de las chicas de la escuela.

Los murmullos seguían subiendo de volumen hasta que claramente se podía escuchar a tres tipos en el rincón debatiendo si usar condón cuando me follaran o no, y Susan y sus amigas estaban criticando mi maquillaje y mi nuevo peinado, diciendo que parecía el maquillaje que usaría una niña de cinco años.

“Muy bien, muy bien, silencio todo el mundo” el profesor Wood entró a la clase sin mirarnos, mientras ojeaba algunas hojas que tenía en las manos. “¿Qué diablos está pasando?”

El hombre alto de mediana edad y pelo castaño se giró aún sin vernos, la clase seguía hablando y haciendo escándalo.

“Dije, SILENCIO, hoy seguiremos con el tema de…”

En ese momento por fin levantó la mirada de las hojas, y me miró, su voz murió en su garganta, su mandíbula calló hasta el suelo, mientras sus ojos se abrieron al máximo, sorprendidos, me miró de arriba abajo, yo me retorcí ante su lasciva mirada, y le sonreí tímida, agitando mis rizadas pestañas hacia él.

Y sentada como yo estaba, mis grises ojos estaban justo al nivel de su entrepierna, y pue ver con claridad como una erección crecía entre sus piernas, no se comparaba en nada a las hermosas erecciones de mis machos negros pero, aun asi mis pezones se rezaron orgullosos, había provocado otra erección.

“Yo… yo… regreso en un momento tengo que ir al baño… es decir por unos papeles… por… vuelvo en un momento…”

Toda la clase miró sorprendida al profesor Wood salir corriendo con una erección.

Una carcajada general estalló en el salón, y las críticas y burlas a mi persona se intensificaron, yo me volví a encoger en mi lugar, apenada y orgullosa a partes iguales.

Un portazo que casi arranca la puerta de sus gozones atronó en el salón.

Tafari entró dando pasos de elefante, esta vez todos callaron al unísono, el aura masculina del macho alfa los acalló mejor que la autoridad del profesor.

Tafari caminó seguro de sí mismo, hasta quedar enfrente de mí, podía ver su entrepierna justo delante, su enorme banaba se extendía hasta la rodilla, hinchada y dura, no se había masturbado, claro que no solo había salido unos cinco minutos, las erecciones de un toro negro como él debían durar una media hora. como las de mi papi, su verga aun daba latidos encerrada.

Pobrecito macho negro, su enorme verga negra estaba hinchada y adolorida, necesitaba mimos y besitos, y era mi deber darle cuidados y caricias a esa enorme banana africana, ese brutal macho alfa necesitaba una perra blanca de rodillas atendiendo su enorme virilidad, Tafari tenía derecho a una puta blanca, y yo era una puta y era blanca asi que…

Casi extendí mi mano para poder liberar esa bestia, pero apenas estaba levantando mi mano hacia la cremallera de sus holgados pantalones, cuando Tafari estiró su enorme mano de gorila y me pellizcó uno de mis hinchados pezones, un gemido profundo y femenino surgió desde el fondo de mi ser y lo miré con los ojos entrecerrados de placer, Tafari retorció mi excitado pezón lo cual me hizo gritar agudamente, mi clitty comenzó a babear.

El enorme toro negro entonces me escupió en el rostro, su saliva me dio justo en mis gruesos labios rosados y brillantes, me lamí su espesa saliva golosamente mientras aun lo miraba directo a sus negros y malvados ojos, el retorció de nuevo mi pezón hasta que comencé a chillar como una cerda y después siguió su camino, se sentó en el rincón del salón y desde ahí con su grave voz anunció a la clase.

“No importa lo que uses o como luzcas perra, sigues siendo el débil y patético niño blanco de siempre, eres mi juguete y no quiero que nadie olvide eso”

Tuve que ir nuevamente al baño pero en lugar de lavarme la saliva de Tafari, simplemente lamí mis labios para probar la deliciosa saliva de macho negro, sabia a desprecio y a humillación, deliciosa.

Regresé al salón después de limpiar nuevamente mi clitty húmedo y boypussy caliente.

El profesor aún no había llegado pero toda la clase estaba en silencio.

♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥

Los murmullos y criticas de nuevo flotaban a mis oídos, esta vez en la cafetería, mientras en mi plato solo había ensalada de frutas, un yogurt y un brownie de chocolate ninguna de las porristas comíamos la misteriosa materia, que aseguraban era carne.

La escuadra completa de porristas me rodeaba en la mesa que teníamos reservada en la parte más alejada de la entrada del comedor, donde uno de los prefectos vigilaba a todos los estudiantes, lo cual nos permitía hablar, planear y criticar a nuestras anchas sin tener oídos curiosos dispuestos a castigarnos.

Asi mismo estábamos lejos de la barra donde cuatro mujeres hispanas se encargaban de alimentar a cientos de adolescentes, también estábamos al lado de las máquinas de bocadillos y sodas, definitivamente el mejor lugar de la cafetería, y por supuesto que era nuestro, las doce más hermosas y sexis chicas de toda la escuela merecían el mejor lugar de todos.

Yo era el único “hombre” del grupo, y todo el año anterior había lucido mis gigantescas y horrendas ropas de niño, lo cual desentonaba horriblemente en ese grupo de sexis sirenas.

Pero hoy, vestida de rosa, con mí nuevo y femenino peinado, y mis labios rosa brillante, me confundía perfectamente dentro de ese grupo de diosas vestidas como zorras.

“Por dios Alex te ves hermosa”

“Mírate, ese culo es enorme y redondo, ¿qué ejercicios haces?”

“¿Por qué diablos no nos habías dicho que eras una mujer?”

Roxy, Cindy, Hana y Alika eran las únicas chicas de la escuadra que me hablaban de verdad, todas las demás solo me usaban como un ayudante, yo era quien les daba sus toallas secas, y sus botellas de agua, para ellas yo era un elfo doméstico, pero ahora por fin me miraban, de verdad me veían, la mitad de ellas sonrientes e intrigadas, emocionadas por las posibilidades de tener un transexual en su grupo, la otra mitad me miraba con desprecio y envidia.

Me sentí especial, como un chico débil, nerd y afeminado todos me despreciaban, o en el mejor de los casos ni siquiera me miraban, pero ahora usando ropa de mujer y luciendo como una mujer, yo era el centro de atención, las mujeres me envidiaban, los hombres me deseaban, e incluso el odio y desprecio, los celos y las miradas de asco, eran nacidas de la envidia de mi belleza, no de mi debilidad.

“Muy bien, muy bien, silencio chicas” Alika se levantó de su lugar, a la cabeza de la mesa, todas guardamos silencio inmediatamente, la abeja reina estaba a punto de hablar, “sé que todas están curiosas por el nuevo aspecto de nuestra mascota, pero justo ahora debemos centrarnos en como poder defender nuestro derecho de usar la ropa que queramos”

Todas las chicas en la mesa asintieron, mirando los atuendos que en ese momento llevaban, jeans ajustados, micro minifaldas, micro shorts de mezclilla que dejaban media nalga al descubierto, algunas incluso dejaban ver los hilos de sus tangas aferrados a sus caderas, los hermosos senos de diferentes tamaños y formas estaban apenas cubiertos por tops y blusas diminutas, que dejaban al descubierto sus planos y sexis vientres, los escotes eran tan amplios que podías ver el color del sujetador de la mitad de la escuadra, y en el caso de Cindy, sus enormes tetas operadas amenazaban con reventar su ajustada blusa de licra.

Cuatro de las doce chicas lucían perforaciones en sus ombligos, y una de ellas en su labio, más de la mitad usaban tintes para el cabello, la más extravagante, Laura, se había pintado recientemente el cabello de plateado, inspirada en Ariana Grande.

Alika lucia en su hombro derecho un tatuaje tribal, Estrella, otra chica mexicana, de enormes caderas y grandes senos, también tenía un tatuaje en uno de sus bonitos senos, tres estrellas de diferentes tamaños llamaban poderosamente la atención a su redondos pechos bronceados.

Definitivamente no lucían como las responsables y lindas estudiantes que deberían ser, en realidad la mesa lucia como la reunión de un club de prostitutas de lujo, de prostitutas muy jóvenes.

“Si queremos seguir luciendo fantásticas, sexis y calientes, debemos resolver este problema, pero más importante aún, si vamos a ganar este año las nacionales de porristas, tenemos que asegurarnos de poder usar los uniformes que la abuelita de Roxy nos hizo, todas sabemos que la mitad de los jueces se masturban viéndonos, asi que usando esos uniformes tenemos la victoria asegurada, somos unas perras sexis, debería ser ilegal no poder mostrar esto”

Alika remato su pequeño discurso con una nalgada en su cadera que resonó en la mesa.

Todas aplaudimos al unísono, un fuego se prendió en mi pecho, Alika tenía razón, no podían prohibirnos mostrar nuestros encantos al mundo, éramos unas zorritas sexis y era necesario mostrar al mundo nuestras curvas, dejar que los machos nos vieran, era nuestro derecho poder vestir como putas,

“Asi que… ¿putito que es lo que conseguiste?”

La mirada depredadora de Alika se posó en mí.

Todas las demás también giraron a verme de nuevo.

“Yo, yo…” Tomé un respiro mientras Roxy me daba un suave apretón de en mi gordo muslo, como muestra de apoyo, “yo investigué y… no creo que sea tan fácil, los códigos de vestimenta varían de escuela en escuela, son decididos por la junta escolar y el comité de padres, el asunto es que después de que Tafari trato de crear su pandilla, y ya saben, comenzar a vestir de blanco y usar símbolos,  la junta escolar decidió que no se aceptarían más ropas que hicieran alusión a bandas, droga o sexo… y eso incluye ropa indecorosa, sexi o provocativa”

Todas las chicas gimieron frustradas y enojadas.

Alika se pasó una mano por el cabello desesperada.

“No es aceptable, maldita sea maricona, si no sirves para esto ¿para qué diablos queremos aun patético niño blanco en la escuadra? somos mujeres empoderadas y libres, y no podemos permitir que un grupo de madres viejas con las vaginas secas nos digan cómo vestirnos, te dije que tenías que encontrar una solución, si en lugar de vestirte como una puta hubieses usado ese tiempo en buscar más información…”

“¡Alika! no es culpa de Alex, es culpa de ese idiota de Tafari, si él no hubiese comenzado a crear una estúpida pandilla nada de esto estaría pasando”

“No me importa de quien es la culpa, lo que me importa es que si no hacemos nada al respecto pronto nos obligaran a vestir como unas malditas monjas”

Alika golpeó la mesa con las palmas de las manos para enfatizar su punto.

El silencio se posó en la mesa.

Tomé una respiración profunda y me armé de valor.

“La única manera de que nos permitieran usar cualquier tipo de ropa es por una razón religiosa, o por alguna razón política, incluso la orientación sexual es una razón válida para usar casi cualquier prenda, pues es ilegal que te censuren por querer expresar tu sexualidad, ya saben todo eso del movimiento LGBT, pero aunque todas ustedes se declararan lesbianas no es motivo real para usar ropa sexy, y por lo que sé, ninguna religión promueve vestirse con minifaldas”

Todas las chicas gimieron de nuevo, algunas de ellas incluso pegaron sus frentes a la mesa preocupadas, tratando de pensar en algo.

Alika frunció el ceño mientras meditaba algo muy profundamente, se veía bastante concentrada.

“Aquí tienes todo lo que investigué”

Le di todas las impresiones que había reunido aquella tarde.

Alika de inmediato se puso a leer los documentos, concentrada en proteger su derecho a vestir como una puta caliente.

Las demás chicas comenzaron a murmurar entre ellas tratando de dar ideas para defender su derecho de vestir como quisieran.

Yo simplemente me sentí contenta de poder comer mi ensalada de frutas tranquila.

Roxy se inclinó hacia mí, y mientras comíamos nuestras ensaladas hablamos.

“Lo ves, es una perra malvada, te trata como si fueras su maldito esclavo… y si vas a ser esclavo de alguien, mejor que tu dueño sea Aiyden ¿no crees?”

Mi corazón se saltó un latido, Roxy tenía razón si alguien debía ser mi dueño ese era Aiyden, o papi Darius… incluso Tafari.

«Mala niña, mala niña, tú odias a Tafari, ¿recuerdas?»

“Vamos nena, ayúdame a darle su merecido a esta zorra”

“Lo pensaré”

Me acabé mi yogurt y me levanté rápidamente de la mesa, solo quedaban dos clases más para ver a mi amado Aiyden… es decir a mi amigo Aiyden.

♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥♠♥

YA ESTOY EN EL GIMNASIO, TE ESPERO♥

Maldita sea de nuevo un corazón en el mensaje, pero ya era tarde, ya lo había enviado.

Estaba sentada en las gradas del gimnasio, un enorme bunker con piso de madera, el enorme espacio estaba dividido en dos, por un enorme cristal templado, de un lado estaban la cancha de basquetbol y las gradas, la otra mitad protegida por el cristal blindado estaba llenos de bicicletas estáticas, bancos pres, prensas de pierna, había maquinas elípticas, e incluso cintas de correr.

Mire el trémulo reflejo traslucido que se plasmaba en el enorme cristal, me veía como una hermosa achica, mi cabello estilo Bob, mi piel blanca, mi ropa totalmente rosa, mis curvas escandalosamente llamativas.

Yo era una niña.

No, no soy una niña maldita sea, me grite a mí mismo.

El ruido de unos pasos me hizo levantar la mirada, Aiyden entró al lugar luciendo un conjunto deportivo holgado, una sudadera gris y una bermuda enorme del mismo color, en una de las manos hay un celular y en la otra lleva dos Gatorade, uno rojo y el otro azul, me arroja el rojo sin levantar la mirada de su celular.

Me levante de un salto,  y atrapo la botella, Aiyden levanta la mirada y yo pongo mis manos detrás de mí y me mecí de un al lado a otro como una niña nerviosa esperando a ser evaluada.

Aiyden se quedó quieto y con boca abierta totalmente anonadado, al parecer mi nuevo aspecto también lo afectaba, su boca se movió como si quisiera decirme algo pero ninguna palabra salió, sus oscuros ojos recorrían mi pequeño cuerpo de arriaba hacia abajo, deteniéndose en mis gordas caderas, después de intentar hablar de nuevo y fallar se cubrió el rostro y cerró sus ojos firmemente, negándose a ver mis femeninas curvas.

“Lexy ¿me puedes demonios llevas puesto?”

Lo miro con un tierno, infantil y femenino puchero en mis labios sabor cereza.

“¿No te gusta?” pregunté con voz de niña mimada.

El perfecto macho negro delante de mi trata de ignorar mi inocente expresión pero no puede, mi bonita cara de niña blanca lo atrae, como un blanco y tierno conejo atrae a un hambriento lobo negro.

“No es que no me guste… es solo que… tienes caderas… tu cintura… nunca imagine que fueras tan… maldita sea esa ropa es demasiado ajustada, y es rosa…”

Su grave y ronca voz se escucha molesta y confundida.

“Lo siento, perdóname, olvidé mi uniforme de gimnasia y Roxy me prestó este conjunto, Cindy me prestó los tenis”

Lo miré aún con el puchero en mis sexis labios brillantes por mi gloss de cereza.

Aiyden sigue mirándome entre molesto y fascinado.

“Lo siento, perdóname por favor, no pensé que te enojarías… yo nunca, nunca, nunca jamás haría algo para molestarte, perdóname, por favor, por favorcito, con una cereza en la punta”

Le ruego mientras me meneo nerviosa en mi sitio como una niña al recibir el regaño de su papi, mis grises ojos fijos en su enojada mirada.

El entrecejo de Aiyden se relaja y su expresión deja de ser molesta, mientras sus ojos se abren sorprendidos, fascinados, como cuando un niño ve una estrella fugaz por primera vez.

“No te disculpes… no estoy enojado… no estoy enfadado, no contigo… es solo que…”

Aiyden suspira tratando de poner en orden sus ideas, y también su enorme virilidad, en un gesto automático su mano derecha sujeta ese enorme pedazo de carne negra, y se lo acomoda hacia un lado para ocultar la furiosa erección.

“Sé que me veo ridículo, lo sé, sé que luzco horrible, peo prometo no volver a hacerlo, no te enojes conmigo, por favor, por favorcito, Aiyden”

Mis ojos se humedecen y se empañan con lágrimas que luchaban por salir de mi melancólica mirada gris.

“No llores… No llores Lexy… No llores mi pequeño Lexy”

Aiyden instintivamente se acercó a mí y me rodeó con sus poderosos brazos.

Su instinto de macho alfa, de protector lo obligaba a proteger y consolar a una débil y pequeña mujer herida.

Y eso es justamente lo que parezco, una hermosa niña lastimada y desolada.

Aiyden me rodea con sus poderosos y negros brazos tan gruesos como mis piernas, y me acerca a su musculoso pecho, mi baja estatura provoca que mi rostro se hunda entre sus pectorales, sus grandes manos me presionan contra su musculoso cuerpo, una mano en mi diminuta cintura, la otra en mi cuello dándome tiernas caricias en mi delicada nuca.

Respiro profundamente el delicioso aroma de sudor y colonia.

Aiyden se inclina y puedo sentir como su rostro descansa en mi suave y negro cabello.

Me siento tan bien entre los brazos de este guerrero africano.

Tan a salvo, tan segura, tan débil y necesitada, tan pequeña y frágil.

Se siente bien, natural y correcto.

Su masculino almizcle me embriaga y dispara mi instinto marica, mis pezones se hinchan, mi dicklett crece hasta alcanzar sus bonitas y femeninas dos pulgadas, mi pussyboy comienza a dar pequeños guiños mientras mi dulce miel de marica comienza a lubricar mi rosado y caliente capullo, calor que sube hasta mi vientre y transforma las mariposas en una tormenta de fuego.

Mi piel entera se eriza de deseo, yo que nunca me había masturbado, ahora paso todo el día entrando en celo cada vez que un hombre negro se acerca a mí, me estoy volviendo loca, el fuego en mi bajo vientre se está acumulando, amenazando con calcinarme desde dentro.

Mi pequeño y frágil cuerpo tiembla de deseo contenido, me abrazo al masculino macho negro como un náufrago a la orilla de una playa, rogándole con mis acciones que por favor apague el fuego que hay dentro de mí.

Me embriago con la intoxicante mezcla de sudor de toro negro y colonia de hombre.

Puedo sentir a Aiyden respirar profundamente y me pregunto si puede oler la miel en mi negro y sedoso cabello, las fresas en mi delicada piel, o tal vez él puede captar el agridulce aroma de mi miel de marica, el aroma de pussyboy, el olor de una yegua en celo.

“No estoy enojado Lexy… pero creí que querías entrenar para ser más masculino, y esta ropa rosa, definitivamente no es para niños”

Aiyden me toma de la barbilla delicadamente y me obliga a verlo a sus oscuros ojos.

Mi gris, melancólica y desolada mirada se conecta con sus fieros ojos africanos y una chispa se enciende entre ambos.

El mide casi medio metro más que yo asi que la distancia que separa nuestros rostros es mucha, en ese momento pudo sentir como su brazo izquierdo rodea mi diminuta cintura, su mano descansando en mi plano vientre, sus dedos se detienen a acariciar mi ombligo, puedo sentir el fuego transformándose en un incendio dentro de mí.

Su enorme y poderoso brazo me sujeta con la fuerza de una boa africana, y me levanta del suelo como si no pasara nada, su mano derecha sigue en mi barbilla, se extiende y acaricia mi mejilla y mi cuello, juega con los mechones de mi cabello.

Yo me restriego contra su enorme mano como una gata agradecida, cierro los ojos por el placer de recibir estas caricias.

Cuando vuelvo a abrir mis grises ojos estoy a milímetros de su hermoso rostro, es perfecto, varonil, de rasgos rudos, la mandíbula fuerte y cuadrada, su pequeño bigote lo hace lucir como un príncipe, su rostro es el de un apuesto hombre, a diferencia de mis rasgos redondeados y suaves, de mis enormes ojos de cierva y mis labios de puta, él es un hombre, yo jamás podre serlo.

Mis delicados brazos rodean su cuello y me acerco un poco más, mis labios húmedos deseando probar el sabor de este joven toro negro.

Pero cuando estoy a punto de unir mis delicados y rosados labios con sus gruesos labios color caramelo… la puerta del gimnasio se abre con un estruendo.

Y ahí de pie casi cubriendo la enorme entrada de doble hoja del gimnasio esta Tafari.

Su rostro luce brutal, enojado, casi puedo ver sus ojos ardiendo con fuego, parece un demonio negro, un macho cabrío invocado del infierno.

Aiyden me suelta tan bruscamente que lo único que puedo hacer es caer de rodillas ante él confundida, asustada y decepcionada, el fuego en mi vientre es ya incontrolable, mi pussyboy está babeando y mi clitty completamente duro está goteando y latiendo.

Por unos largos segundos nadie dice nada, y la tensión en el aire es tan intensa que se podría cortar con un cuchillo.

“¿Interrumpo algo?”

Tafari por fin rompe el silencio, su tono es de burla pero la voz suena enfurecida, dolida.

“De echo asi es” Aiyden da un paso delante de mi cubriéndome, protegiéndome, veo sus puños cerrarse con fuerza.

“Ya lo veo, al parecer estaban en medio de su club de maricas”

Aiyden cierra los puños con tanta fuerza que incluso su oscura piel palidece un poco.

“Eso no es lo que está sucediendo, ahora lárgate”

“Vine a entrenar y nadie va evitarlo”

Tafari sigue de pie en la entrada, mirando con furia al capitán de su equipo, y después de unos segundos también camina hasta quedar a unos dos metros de su rival.

Aiyden respira profundo, puedo ver todos sus músculos tensarse.

“Estamos en medio de un entrenamiento personal, tú puedes ir a la cancha de futbol, Leo y Jake están entrenando, ve con ellos”

Tafari mira a Aiyden, su rostro es la máscara de la furia.

“¿Quieres entrenar? ¿para qué exactamente?, por lo que pude ver lo único que estaban entrenando era como besar, ¿quién lo diría el capitán del equipo un asqueroso homosexual”

Aiyden sonrió amargamente, y una risa malvada salió de su garganta.

“No es culpa mía que ninguna chica se atreva a besarte, pero es entendible, que clase de pervertida besaría aun feo mono como tú, ¿por qué no regresas al zoológico del que escapaste maldito negro?”

Tafari se movió rápidamente hasta quedar frente a frente de Aiyden, el enorme gorila tenía que levantar un poco la mirada para sostener la mirada de su rival.

“Es un día de sorpresas, el perfecto Aiyden Prince no solo es un maldito homosexual, también eres un racista, pero que se puede esperar de un maldito mestizo como tú”

Aiyden no retrocedió ni un milímetro, y su sonrisa jamás abandono sus bellas facciones.

“El hecho de que yo no actué como un maldito aborigen no me hace un racista, es tu culpa comportarte como si aún vivieras en la jungla”

Tafari temblaba de furia contenida y mi acelerado corazón amenazaba con salir de mi pecho, estaba horrorizada por la inminente pelea entre estos guerreros negros, pero al mismo tiempo mi excitado cuerpo se derretía por pensar en la violencia que estaba a punto de ver, y más aún en pensar el trofeo que reclamaría el vencedor, yo.

“Todo es culpa de esa maldita maricona, tú también has caído en sus hechizos, es una bruja, una maldita bruja blanca”

Tafari me mira por primera vez desde que entró y pude ver que detrás de su furiosa mirada se escondía el miedo a lo desconocido, el miedo nacido de la superstición e ignorancia de un pueblo tribal que de verdad creía en la magia.

“No te atrevas a insultarlo de nuevo idiota, sé que fuiste tú quien comenzó a molestarlo, pero eso se acabó, ahora lárgate”

Tafari sigue mirándome directo a los ojos, yo tiemblo de miedo, la testosterona en el aire hace que mi pussyboy tiemble hambriento.

“Ella no te pertenece, no eres su dueño… y tampoco eres dueño de la escuela, aunque todos los demás idiotas te hagan creer que eres el rey del lugar”

“Última oportunidad Tafari, lárgate de aquí y aléjate de Lexy”

“Ese niño blanco era mi juguete antes de que tu siquiera supieras que existía”

Las palabras de Tafari estaban llenas de odio nacido de la injusticia.

“Pues ahora es mío”

Aiyden dio el último paso que los separaba y su frente casi toca la frente de Tafari, y con una voz tan baja que no pude oír nada, le susurró algo a Tafari.

La expresión enojada de Tafari pasó a la de sorpresa e indignación, y después a la del desprecio y desagrado.

Me miró una última vez y con una amarga expresión salió del gimnasio hecho una fiera.

Aiyden se quedó mirando la puerta unos segundos para asegurarse que aquella bestia se había marchado realmente, después respiro hondo un par de veces y cuando se hubo relajado se giró hacia mí.

Yo seguía en el suelo en mi pose de sirena, que ya estaba comenzado a hacerse habitual en mí.

“Ese estúpido gorila, no sabe hacer otra cosa que meterse en problemas”

Aiyden me miró, y supongo que pudo ver mi expresión de miedo y deseo en mis grises ojos, por que inmediatamente se agachó a mi lado y comenzó a acariciarme la cabeza tiernamente, como tratando de calmar a su mascota asustada.

“Ya, ya pasó, ese idiota no va a lastimarte, te lo prometo”

Yo me abracé a él de nuevo, necesitaba sentir su piel sus músculos y su calor para saber que todo estaba bien, necesitaba estar rodeada de sus fuertes brazos africanos para sentirme protegida y segura.

Él me abrazó de nuevo y continuó acariciando mi cabeza hasta que dejé de temblar.

“Ahora arriba comencemos ese entrenamiento… aunque por lo que veo ya has estado practicando”

Me levantó con la facilidad que le permitía su fuerza superior y me miro de arriba debajo de nuevo.

“He estado haciendo aerobics con mi mami toda las noches desde hace un año” dije yo sumisa, mi voz aún más delicada y suave que de costumbre gracias al miedo que había sufrido instantes atrás.

Aiyden asintió.

“Asi que es por eso que luces como una mujer… es decir esos ejercicios son para mujeres, y por eso es que tu cuerpo tiene esas curvas tan femeninas”

Sus ojos se detuvieron en mi entrepierna, mi dicklett se marcaba obscenamente contra la tela rosa.

Me cubrí con mis delicadas manos.

Aiyden sacudió de nuevo la cabeza y tosió escandalosamente.

“Ahora lo primero es lo primero, si quieres que te entrene tendrás que obedecerme en todo lo que yo te ordene, sin cuestionar, sin discutir sin quejarse, entendido Lexy?”

“Sí señor, yo haría cualquier cosa que usted me ordene, cualquier cosa señor”

Le mire directo a los ojos mientras me mordía el labio.

“Vamos a calentar y a estirar esos músculos, para que no te lastimes cuando pasemos a usar las máquinas”

Aiyden aplaudió para poder distraer su atención de mi dulce mirada.

Aiyden se aleja de mí y comienza a hacer unos ejercicios de estiramiento que yo debo imitar.

Mi naturaleza marica sigue totalmente encendida y actuó bajo mis instintos más femeninos.

Separo mis torneadas y gordas piernas dejando a plena vista mi entrepierna que luce descaradamente mi pequeño clitty erecto y me estiro hacia arriba entrelazando mis delicados dedos, tratando de alcanzar el cielo, mi espalda arqueada, mi mirada fija en sus ojos.

Al estirarme de esta manera mi pequeño pecho sobresale, y gracias a la entallada playera de licra mis hinchados pezones se marcan escandalosamente, la tela está pensada para usarcé junto con un sostén, es tan delgada y traslucida que el rojo de mis erectos pezones se puede notar en la blanca tela.

Aiyden no pude dejar de verme.

Bajo mis manos delicadamente y vuelvo a estirarme un par de veces, siempre exponiendo mis hinchados pezones a su asombrada mirada.

“Bien…” Aiyden habla con la voz ronca, “ahora trata de tocar tus pies con la punta de los dedos”

Él me muestra cómo hacerlo.

Yo sonrió coqueta, y siguiendo los consejos de la sexy voz de actriz porno en mi cabeza le doy la espalda, trenzó mis largas piernas y me inclino hacia delante sin doblar mis rodillas, gracias a todas las horas de aerobics nocturnos con mami mi flexibilidad es extraordinaria.

Puedo tocar la punta de mis tenis rosas con mis bonitas manos.

Mi enorme y redondo culo completamente expuesto ante mi macho, como toda una hembra caliente, una yegua en celo lista para ser preñada por su semental.

Subo y bajo varias veces, deteniéndome varios segundos cuando estoy completamente empinada.

Y asi expuesta y vulnerable meneo mis caderas de un lado al otro, y con ese mismo contoneo de gata, sensualmente me levanto.

Cuando estoy en la décima repetición abro mis piernas formando un arco, y me asomo, puedo ver a Aiyden retirar rápidamente la mirada de mi enorme cola.

“Tienes una flexibilidad digna de una bailarina… no es que parezcas una bailarina, me refiero a que…”

Aiyden deja de hablar y se cubre su rostro avergonzado.

Una felina sonrisa ilumina mi rostro.

En ese momento aun con el culo levantado en el aire, y una vez más mis ojos se dirigen automáticamente a la entrepierna del toro negro que tengo detrás de mí, y ahí está, una enorme banaba africana está creciendo, endureciéndose, levantándose poderosamente, las holgada y fina tela deportiva remarca perfectamente la hermosa silueta de esa enorme verga negra, y asi como mi papi, y como Tafari, Aiyden siendo un toro negro, digno descendiente de África, también luce una verga de al menos un pie de largo.

Me lamo mis labios y por fin me levanto.

“ok, eso es suficiente estiramiento por hoy, ahora calentemos un poco, vamos a dar diez vueltas alrededor de la cancha, andando”

“Si señor”

Me pongo a correr y Aiyden me persigue de cerca, como un veloz y hambriento Chita tras una bonita Impala de gordas nalgas.

Mis caderas se mueven de manera sensual, menándose de un lado al otro de manera exagerada, puedo sentir mis enormes nalgas temblando y rebotando.

Sé que Aiyden está mirándome, sé que parezco una maricona en celo en busca de macho, sé que mis movimientos son amanerados y femeninos, sé que estoy tratando de atraer a mi negro macho, tentándolo y excitándolo para que me haga suya.

Y me avergüenzo por ello, mis vacíos juramentos y promesas de ser más masculino son pura mierda, patéticas mentiras que me contaba a mí mismo, lo que de verdad quiero lo que de verdad deseo lo demuestra mi cuerpo y no mis palabras.

«Claro que si niña, mueve ese culo, muéstrale a este toro negro que estas lista para ser montada, sedúcelo, vuélvelo loco de deseo y después deja que te folle como la puta marica que eres»

La voz de actriz porno en mi cabeza suena excitada emocionada y contenta, sabe que esta ganado la pelea, pronto me rendiré y haré lo que ella quiere.

Ya estamos en la novena vuelta, y mi respiración es agitada, errática y sé que no es por estar corriendo, mi clitty se ha calmado y ya está de nuevo arrugado y escondido en mi vientre, pero mi pussyboy esta húmedo y sigue caliente.

“Ya casi son las diez vueltas, ¿después qué?” pregunto con mi voz entrecortada.

“Sigue directo hacia las maquinas no voltees”

Me ordena Aiyden.

Y aunque prometí obedecerlo, no puedo evitar echar una miradita a mi espalda, la enorme pantera negra que me sigue muestra una erección tan grande que es increíble que pueda seguir corriendo con esa monstruo saltando de un lado al otro.

“Mira al frente” su atronadora voz retumba en el gimnasio vacío.

“Si señor” respondo tímidamente, pero mis nalgas se menean aún más.

Entro trotando a la sala de máquinas, y Aiyden me dice que use una bicicleta estática, me subo a la bicicleta y veo que frente a mí el muro está completamente cubierto por un enorme espejo, puedo ver a Aiyden subir a la bicicleta que esta juste detrás de mí, tiene que acomodar su enorme verga negra para poder sentarse cómodamente, cuando por fin está arriba solo puedo ver su rostro que sobresale sobre mi reflejo gracias a su increíble altura.

Comienzo a pedalear sin sentarme, mi gordo culo de burbuja esta levantado en el aire, mis piernas se sienten calientes por el esfuerzo de pedalear estando de pie, pero sé que asi mi culo está completamente expuesto.

“¿Te gusta?” la pregunta sale de mis labios como un gemido.

Escucho como Aiyden se ahoga con su saliva.

“¿De qué hablas?”

“¿Que si te gusta como estoy haciendo el ejercicio? ¿Lo estoy haciendo bien?”

“Si, vas bien, continua asi” La voz de Aiyden era ronca y gutural.

“Si señor”

Mis nalgas se movieron más lentamente remarcando cada movimiento de los pedales, una arriba y la otra abajo.

Después de veinte minutos viendo en el espejo la excitada mirada de Aiyden en mi culo, por fin me ordenó bajar.

“Ahora a la prensa inclinada” me ordenó señalando una enorme máquina.

Me bajé de la bicicleta, Aiyden me dio la espalda mientras fingía beber de su botella.

Me acosté en la máquina, mis ojos quedan mirando al techo y mis piernas levantadas en un ángulo de casi noventa grados, mi cabeza queda a medio metro del suelo, pongo mis piernas hacia arriba sosteniendo la pesada plancha que amenazaba con aplastarme.

Aiyden se acerca al sistema de sonido que está en un rincón y conecta su celular. Un rap violento y sexual resuena en el gimnasio.

“Cierra los ojos… asi te concentraras más”

Obedecí, sabía que era mentira, sabía que mi macho estaba avergonzado de mostrarme su hermosa erección, sonreí orgullosa, la música electrónica resonaba en mis oídos, excitándome más.

Pude escuchar como Aiyden preparaba la prensa, quería abrir los ojos para poder ver esa enorme banana africana dura y erguida por mí.

Pero un hombre negro había dado una orden, y yo necesitaba obedecer.

“Voy a soltar el seguro, veamos cuanto peso puedes cargar con tus piernas”

El peso en la plancha aumentó de golpe y me obligo a flexionar mis torneadas piernas, haciendo que mis rodillas tocaran mis sensibles pezones, gemí.

“¿Es muy pesado?” me preguntó Aiyden preocupado, su voz estaba de nuevo a mis espaldas, escondiendo su hombría.

“No es eso… en realidad es muy ligero”

Y para demostrarlo empujé las pesas hacia arriba con suma facilidad.

“Wow, esas sí que son unas piernas fuertes…” exclamó sorprendido.

“Hago muchas sentadillas… ¿no se nota?”

Mi voz sonó mimada y jadeante.

“Sí que se nota…” abrí mis ojos para ver alguno de los espejos que rodeaban el gimnasio, y pude ver al joven hombre negro acariciar su enorme verga por encima de su bermuda.

Cerré los ojos con fuerza y sentí como mi pussyboy se abría y cerraba hambriento, caliente y mojado, mi dicklett volvió a ponerse duro, y gracias a mi posición quedo totalmente expuesto, mis dos pulgadas se marcaban escandalosamente una gota de pre semen manchaba la rosada tela.

Sentí como mi piel se cubría de sudor, el roció que exudaba mi delicada piel olía a fresas con crema.

Cuando escuche a Aiyden acercarse a mí, mi clitty salto alegre, era imposible que Aiyden no lo viera.

Mis mejillas estaban completamente rojas, pero por alguna razón en lugar de sentirme humillado por mi insignificante taño, me sentía orgullosa.

Un momento que se hizo demasiado largo permitió a la sensual música llenar mis sentidos.

“¿Te gusta?” volví a preguntar.

Aiyden no contestó de inmediato.

“Me refiero a que si te gusta como lo estoy hacien…”

Pero la sexy voz del joven macho me interrumpe.

“Sí, me gusta, es muy bonito”

Escucho como mueve las pesas de la máquina.

Yo abro las piernas exponiéndome indefensa ante Aiyden, mi clitty da saltitos y la punta moja mi pants rosa.

De nuevo solo la música llena el espacio.

“Continua, despacio, siente el esfuerzo” la voz de Aiyden suena entrecortada, ronca, febril, está muy cerca de mí, siento sus piernas en mi coronilla.

Y un delicioso aroma a macho llena mis fosas nasales, Aiyden está haciendo algo, e intuyo lo que es pero no me atrevo a desobedecer sus órdenes.

Puedo escuchar la fricción de carme siendo frotada con rapidez, y cerca de mi rostro noto el calor que solo puede desprender la piel humana.

Mi clitty da saltitos incontrolados, mi pussyboy babea, se cierra y se abre solo.

Hago muchas repeticiones de veinte flexiones, descansando entre cada una, Aiyden sigue cerca de mí, su voz justo arriba encima de mi cara, me ordena continuar y parar pero sin abrir los ojos, los sonidos de fricción son escandalosos y húmedos, el aroma a macho inunda el gimnasio, saturando mi cerebro.

Yo me muero por ver a mi dios de ébano pero obedezco sumisa.

Después de veinte minutos desde que ese delicioso aroma llego a mi nariz, mis piernas están temblando por el cansancio, y  pongo el seguro para descansar de nuevo, justo en ese momento una enorme gota de espeso líquido cae en mis labios, mi nariz se satura del aroma del pre semen que escurrió en mi cara.

Mi delgada y bonita lengua lame la espesa miel, y pude saborear de nuevo el delicioso néctar de un toro negro.

El sabor fue tan delicioso y tan erótico que mi clitty soltó un disparo de su propio jugo

“Abre los ojos” la voz de Aiyden ya no suena nerviosa, de nuevo es la segura y firme voz de un líder.

Abro los ojos.

Mi pussyboy se frunce con fuerza, y cálida miel brota de él, mi dicklett salta de nuevo, y esta vez lanza un pequeño disparo de mi inútil y estéril semen de marica.

Aiyden está de pie detrás de mí, sus piernas están tocando mi coronilla, asi que al mirar hacia arriba puedo ver la poderosa erección de más de un pie de largo, gruesa, caliente y palpitante encerrada en el fuerte agarre de su enorme mano, que aun asi no pude cubrir la enorme salchicha negra.

Su color es como el caramelo oscuro, las venas se marcan poderosamente alrededor de todo el tronco, es totalmente recto como una lata de Red Bull, su glande es un hongo deliciosamente grande y el orificio en l punta está derramando una interminable cuerda de pre semen, que cae justo en mi boca abierta.

Bebo sedienta, es delicioso.

Puedo ver su enormes testículos, cada uno del tamaño de un huevo de gallina como los que preparo para el desayuno, a diferencia del rizado y tupido vello púbico de mi papi Darius, los testículos de Aiyden están completamente depilados, lo que hace lucir aún más larga su hermosa erección.

Aiyden me mira desde las alturas, su perfecta sonrisa ilumina su rostro, pero a diferencia de la amable sonrisa con que me veía siempre, esta es una expresión de superioridad y poder.

La misma sonrisa que Tafari me daba siempre que me pellizcaba mis sensibles pezones o me daba nalgadas.

Y en mi locura tuve que admitir que me gustaba mil veces más ésa sonrisa presuntuosa, cruel y malvada, a la amable sonrisa que Aiyden me regalaba a diario.

«Eres una perra masoquista, eso es lo que pasa, te gusta que te traten como lo que eres, una zorra, una maricona sin valor, nacida para servir y adorar a poderosos machos negros, por eso amas que te desprecien”

Me lamí los labios, la deliciosa cuerda de pre semen escurre sobre mi rostro tejiendo una telaraña de espesa miel de macho, quería ver si Aiyden le gustaba mi expresión hambrienta pero no podía quitar la mirada de su enorme banana africana.

“Continua Lexy”

Aiyden me ordenó, señalando mis piernas dobladas.

Empuje de nuevo hacia arriba, esforzándome por cargar el nuevo peso que Aiyden había puesto sobre mis gordas y torneados muslos.

“uno… dos… tres… cuatro…” La voz de mi macho marcaba el ritmo con el que yo doblaba y extendía mis rotundos muslos de mujer.

Yo gemía con cada empuje, esforzándome por complacer a Aiyden.

“quince… dieciséis… diecisiete…”

Aiyden seguía de pie mirándome, y acarició de nuevo su dura verga, yo levante mis manos hacia su enorme pedazo de carne, pero un fuerte golpe con su palma abierta detuvo mis pequeñas manos.

“No te he dicho que puedes tocarme ¿o sí?”

Gemí adolorida

“No señor”

Puse el seguro para descansar mis piernas y poder admirar esa belleza con calma.

De nuevo me dirigió esa sonrisa malvada y quita su mano para que dejarme ver su gigantesca verga negra en todo su esplendor, el enorme pene saltó hacia sus marcados abdominales como un resorte, era tan dura, grande y pesada que el golpe contra su piel resonó como una bofetada.

“Tómala Lexy, toca mi gran polla negra”

“Si señor”

Mis manos volaron rápidamente hacia ese perfecto falo.

Mis delicadas manitas trataron de atrapar a la dura bestia, pero era imposible, era un poco menos grueso que el de mi papi, Darius, pero si la vista no me engañaba era más largo, tal vez por una pulgada, la gruesa vena que recorría todo el tronco desde su raíz hasta su hinchado glande latía dolorosamente, mis manos pudieron sentir el calor que esa barra de chocolate desprendía.

Tomé esa hermosa herramienta y comencé a masturbarlo, al principio despacio y lento, recorriendo todo el tronco de la raíz hasta la punta, 14 pulgadas de hombría dura caliente y palpitante para mi solita.

“Asi Lexy, sigue… uno… dos… tres…”

Cada repetición era un gemido de esfuerzo por parte mía, y una caricia de mis delicadas y blancas manos sobre su negra verga.

Cuando llegamos a treinta mis pezones ardían y mis manos temblaban sobre su dura carne, sentía mis músculos calientes y tensos, el sudor empapaba mi espalda y mi pecho, mojando la delgada licra blanca, mis pezones color fresa se destacaban ya sin ningún pudor.

“Ya no puedo señor” gemí sin aliento, “Quiero probarlo… por favor déjeme probarlo, se lo ruego”

Mi voz de marica jadeaba rogando por poder mamar esa preciosa verga.

“Si Lexy, chúpala putita, cómetela toda maricona, es tuya, bébete mi leche hermoso niño blanco”

En ese momento Aiyden dobló sus poderosas piernas para quedar a mi altura, yo abrí hambrienta mi boca con la cabeza hacia atrás como un murciélago.

Aiyden alineo su enorme espada y me enterró su enorme verga directo en la boca, una mamada inversa, mis labios se cerraron alrededor de su enorme glande que casi no me cabía en la boca, y comencé a chupar hambrienta, Aiyden gimió por el placer que mi boca de puta le estaba brindando.

Yo seguía acariciando el tallo mientras tragaba pulgada a pulgada más de esa deliciosa carne de hombre, Aiyden movía sus caderas, fallándome la boca como si fuera una vagina.

Sus enormes manos se cerraron alrededor de mi garganta, acariciando suavemente mi piel cuando su la silueta de su enorme verga se destacaba en mi delicado esófago, era como si se estuviese masturbando por encima de mi piel.

Aiyden me miraba alucinado, yo solo podía ver sus enormes testículos acercarse cada vez más a mis ojos, en un momento mi macho negro simplemente perdió el control…  como le pasó a mi papi, y como le pasó a Tafari.

Había algo en mí que despertaba un animal dentro de los hombres negros, un deseo de usarme y humillarme como una puta barata, la necesidad de maltratarme.

Aiyden se retiró hasta que solo la cabeza de su deliciosa verga estaba en mi boca, la bese, honrada de poder darle placer a esa enorme y perfecta encarnación de masculinidad.

“Espero que estés preparada, Lexy”

Y sin decir nada más encajó de un solo empujón sus catorce pulgadas de ardiente carne negra hasta el fondo.

Mi garganta de marica se abrió como una flor ante el sol, dejando pasar al invasor con suma facilidad.

Los enormes testículos de Aiyden chocaron contra mi nariz y mis ojos, eran tan pesados que el golpe me dolió.

Respire por la nariz para no ahogarme, cosa inútil porque inmediatamente el almizcle de sus bolas me embriago el cerebro.

Mi garganta se cerró alrededor de la enorme verga negra, masajeándola.

Aiyden gimió encantado, sacó de nuevo su hermosa herramienta de mi húmeda garganta, la gran polla escurría litros de mi saliva.

“Maldita sea Lexy, nunca me habían hecho una garganta profunda, eres increíble pequeña putita”

Le sonreí mientras trataba de llevar aire a mis pulmones.

Aiyden tomo su enorme verga y comenzó a golpear mi cara con esa gruesa macana, las bofetadas sonaron húmedas.

Yo solo daba besitos cada vez que su verga tocaba mis labios de puta.

Mis manos estaban ocupadas acariciando sus enormes testículos, que gracias al afeitado se sentía suaves y sedosos.

“Aquí vamos de nuevo, perra”

“Sí señor, úseme, quiero beber su leche caliente, por favor eyacule dentro de mí, se lo ruego”

Aiyden dio un gruñido animal y alineando de nuevo su perfecta y recta verga en mi boca, me penetro de nuevo hasta la raíz.

Yo gemí contenta de ser usada de esa manera tan salvaje.

Aiyden sacaba y metía y sacaba toda su verga, fallándome la cara sus manos aun alrededor de mi garganta.

Su respiración se hizo cada vez más rápida, hasta que sin poder soportarlo más enterró su hombría hasta el fondo de mi garganta, y comenzó a descargarse.

Ni si quiera tuve que chupar, su glande estaba tan adentro que el semen se disparó directamente a mi estómago.

Uno… dos… tres… cuatro… siete disparos atravesaron la dura verga de mi amado, y yo con sus bolas en mis ojos pude ver como se contraiga cada vez que un nuevo fajo de semen era depositado en mi estómago.

Aiyden se quedó dentro de mi hasta que su verga dejo de latir.

Dando un suspiro se retiró lentamente, hasta que su cabeza estuvo en mis labios de nuevo, él quería alejarse, pero agarrando con todas mis fuerzas esa enorme banana, lo obligué a quedarse en su sitio, y con la otra mano exprimí todo el semen que hubiese quedado atrapado en el grueso tallo, mientras que succionaba con todas mis fuerzas lamiendo el orificio en la punta, fui recompensada con una espesa cucharada de leche de toro negro.

Deliciosa, caliente, salada.

Aiyden gimió extasiado por mi comportamiento.

Y esta vez sí se alejó de mí, yo lo mire hacia arriba embelesada, sin poder creerme lo que acababa de pasar.

Aiyden me miraba ahí acostada de espaldas, bañada en sudor con la ropa pegada a la piel por la humedad y mi cara echa un desastre llena de líquidos que escurrían de mi bonita cara.

Me toque mi vientre y bajé mis manos para sentir mi dicklett, toda la entrepierna de mi bonito pants rosa estaba mojada, parecía que me hubiese orinado encima pero yo sabía que era mi propio orgasmo el que había manchado mi ropa nueva, mi enorme culo no estaba mejor, la miel de mi pussyboy había empapado la parte trasera de mi conjunto

Aiyden me miró una vez más, después cerró su ojos se subió su bermuda, privándome de ver su hermosa verga negra y salió del gimnasio casi corriendo.

Aiyden había huido tan deprisa que olvido su celular, en ese momento la canción que se escuchaba en los altavoces era bastante indicada.

Take the "L" out the word "Lover"

Hasta la vista, baby, it's over!

I can't say it, and I don't wanna hear it

If your love is lookin' for a thing, girl, you can forget it

I've got no time for love and silly games