Mi nuevo instructor (parte 3)
Yo al fin y al cabo tenía 19 años...¿Cómo iba a saber que podía llegar a sentir esas cosas,o tan siquiera pensar en ellas?
Esa mañana me desperté realmente confundido, no recordé por unos segundos lo que había pasado horas antes y de repente, zas, todo comenzó a venir a mi mente, recordé lo que dio Neo ‘’Mañana nada más que desayune recibirás los azotes del otro día’’ dios…sentía que me iba a explotar la cabeza y en ese momento lo noté de nuevo ese puto hormigueo que tanto odiaba que tanto me aturullaba.
Me vestí y bajé a hacer el desayuno, mi amo…espera espera, ¿Le estaba empezando a llamarlo mi amo en mi mente? Cada vez todo me confundía más y dejé de pensar. Ese día hice unos huevos con salchichas que no sabía por qué me recordaban a la polla mascada de Neo en sus calzones, y eso llamaba al monstruo sexual que estaba creciendo dentro de mi sin entender qué coño podía estar ocurriendo en mi interior de forma racional, preparé la mesa y café y un zumo de naranja recién exprimido a mano colando la pulpa, como a Neo le gustaba.
-Buenos días chaval -me dijo Neo en medio de un bostezo-
-Buenos días amo -le dije cabizbajo-
-¿No te has hecho desayuno para ti? -me preguntó-
-No…como usted…
-Sí sí me acuerdo, pero pensaba que intentarías librarte, me parece bien chaval solo por esto no te daré con el otro palo, aunque si más fuerte que la otra vez-explicó sonriente y frio al mismo tiempo-
Callé sin responder y le serví lo que pedía, al fin y al cabo, no podía hacer más, el solo pensamiento de que iba a volver a azotarme y sentir ese hormigueo en el ano me agitaba la respiración, pero el solo pensó que estaba asustado así que me miró y sonrió sarcásticamente.
Minutos más tarde bajamos y me hizo desvestirme, me puse en la misma posición que el día anterior, pero…
-No chaval, esta vez te pondré boca arriba con unos agarres en las piernas al techo para verte la cara, no quiero ser muy blando, no puedes hacer cosas como lo de esta noche me sacas de quicio, sabía que no podía confiar en tu progreso es que de verdad ,me agotas…-soltó sin ningún pudor-Creo que estoy empezando a cogerte asco, no eres como los demás chavales tu tienes que tener un mal trasfondo me la quieres jugar de alguna forma y te voy a mantener muy bien vigilado.
No podía ser, me iba a ver las caras que pondría y esta vez sabía que iba a disfrutar y pondría alguna cara de placer, estaba deseando lo que venía y no quería que se notara.
-Serán 20 golpes -me aclaró- cada sanción tiene un numero estipulado, asique aunque me gustaría, no puedo darte más.
No sabía por qué esos 20 golpes se me harían demasiado cortos y de pronto sin pensar le escupí en la cara.
-Puto niñato de mierda -me dijo con cara de odio- Serán pues 30 golpes más ya me has cabreado demasiado, y este de regalo -me dijo cogiéndome del pelo y abofeteándome con mucha fuerda-
Noté sangre en el labio inferior, el muy cabrón me lo había partido, pero no sabia por qué esa situación de agresividad plena en él me estaba excitando. Comenzó con el primer golpe, solo pude soltar un grito suave, no dolió mucho y tampoco me estaba dando todo el morbo que necesitaba no estando cerca de ano.
No fue si no hasta el numero 9 en el que los golpes se acercaban cada vez mas a ese punto que tanto quería sentir esas sensaciones que días atrás lo había dejado aturdido y que ansiaba volver a notar con todo su ser. Mis pequeños gemidos los ocultaba con gritos de dolor y llanto aunque no llorara, pues me sentía cada vez más en la gloria.
Finalmente llego ese ansiado golpe, el número 16 en el que el golpe llegó de lleno en mi ano
-Ohh dios-dije sin contenerme en un gemido fuerte e intenso-
-¿Qué cojones? -Dijo Neo incorporándose- ¿Qué ha sido eso chaval? Eso no ha sido de dolor más bien ha sido de placer.
Me dio las llaves de las esposas en una mano y se dirigió hacia las escaleras.
-Esto…chaval necesito ir a comprar comida, a la tarde seguimos con esto van a cerrar-dijo sin ni siquiera mirarme-
No respondí, no sabía cuanto tiempo iba a estar fuera, pero me dejaba solo por primera vez y de forma completamente impulsiva, me dejaba a medias de los azotes que tanto me estaban dando placer y que necesitaba para correrme esa misma noche, estaba cabreado y tenía una rabieta bastante importante.
Me quité las esposas y comencé a pensar en mi venganza de tantos días siendo humillado, deje una sartén con aceite encendida para que se llenara todo de humo y el gripo de la cucha abierto con el tapón puesto para inundarlo todo, comencé a tirar y romper cosas libros, sabía lo que me podía esperar después de eso, pero no racionalicé nada solo me sentía cachondo, confundido, cabreado y completamente fuera de mí, y de pronto ahí estaba, en el suelo después de romper un jarrón de una de las estanterías de las cocinas una llave que seguro abriría la habitación de mi amo. Empezaba a cogerle el morbo a llamarle amo, no entendía nada pero no me importó, era mi amo era mi dueño y yo su puto perro, al que azotaba salvajemente y el que disfrutaba con cada puto azote cuanto mas fuerte mejor.
Entre finalmente en la habitación, estaba completamente colocada, no sabía si ese hombre era un perfeccionista o un maniaco del orden, pero estaba todo perfectamente conjuntado y colocado, no se parecía mucho a la imagen de el de tipo rudo y destructor que quería mostrar, una cama de matrimonio con sabanas color beige adornaban el centro de la habitación, unos cuadros de flores amarillas colgaban de la pared a rayas blanco roto y marrón chocolate. Unas mesillas con libros de literatura y un mueble con cajones y un espejo de cuerpo entero a su izquierda, en el mueble había una foto de un hombre y a su derecha lo adornaban unas rosas blancas muy bien cuidadas.
El baño era azul y verde, con un espejo bastante grande y dos lavabos, los muebles eran de un verde esperanza que hacían sentirse vivo y en paz, y al lado del wc había una gran bañera en la que seguramente cabrían dos personas.
Me paré un segundo observando que al lado del bidé había un cesto de ropa sucia, no estaba muy lleno pero lo suficiente como para encontrar prendas íntimas en él, ‘’Ha estado tan ocupado enseñándome y pendiente de mi que no ha podido poner en 3 días la lavadora’’ pensé, y en efecto un pantalón y un par de camisetas mas tarde allí estaba, el tesoro que no sabía por qué tanto ansiaba, esos calzoncillos de la noche. Los sostuve en mi mano unos segundos, como si aquello fuera un fósil nuevo recién descubierto para un arqueólogo y busque cualquier mancha que pudiera haber, tuve suerte, no solo había una mancha típica de sudor, estaba literalmente manchado de la leche de mi amo, me lo llevé a la nariz tan rápido como pude, lo esnifé con tanta fuerza que pensé que iba a acabar en mi cerebro, olía a macho, no era un olor para nada desagradable aunque sí fuerte, me estaba encantando ese olor, ninguna de mis prendas ni siquiera mi polla había olido así nunca, tan a hombre, tan a sexy, tan a ‘’ohh’’ solté de repente ruborizándome yo solo, sin darme cuenta ya había sacado la lengua y comenzaba a lamer esa mancha como si ese elixir que tenía en mi boca fuera a salvarme de la muerte, lamí todo lo que pude, lo más lentamente posible para disfrutarlo por mucho tiempo, para que quedara grabado en mi memoria hasta el final de mis días. Su sabor era salado, fuerte, tenía un regusto que dejaba en la garganta una sensación seca pero agradable y la mezcla con el sudor lo hacía algo ácido. Guarde en mis bolsillos aquel calzón, seguro tenía muchos y por uno que le arrebatase no se daría cuenta.
Entonces volví al mueble de la habitación, y busqué con que podría joder más aun la situación. Un cajón de pulseras y colgantes de oro y plata...’’Si se los tiro seguro se cabreará muchísimo’’ pensé, un cajón con toallas de cambio de bajo…, otro con calcetines y calzoncillos limpios…nada interesante… cuando de pronto vi algo que no estaba en mis esquemas. En el último cajón había un repertorio enorme de juguetes sexuales, muchos de BDSM, abrí los ojos como si me hubieran concedido un deseo, necesitaba uno de esos dildos dentro, no sabía por qué ni siquiera sabía lo que iba al sentir, pero mi ano excitado lo pedía con fuerza, comencé a notar ese hormigueo característico de esos días, y esa era una clara advertencia de que si no hacía lo que mi cuerpo me pedía iba a arrepentirme por el resto de aquella ‘’terapia’’ y seguramente por el resto de mi vida, así que sin pensármelo mucho cogí uno de aproximadamente 18 cm, algo gordo, que recreaba una polla de verdad con el escroto algo arrugadito y venas marcadas en todo el tronco, y algo que me dio mucho morbo, esa figura estaba circuncidada…sin atisbo de prepucio..
Me tumbé encima de la cama, me escupí en los dedos y me metí uno de ellos ‘’Dios no puedo creer lo bien que se siente’’ pensé, acaricie mi interior y noté un hormigueo mucho mucho mayor al que había sentido hasta ese momento, mi culo pedía más y más dentro, asique como pude presioné con toda la fuerza que tenía ese dedo en mi interior lo que me hizo soltar un gemido y me penetré con el más fuerte y rápido. Estuve así no sé cuánto tiempo, imaginándome a cada detalle ese cuerpo que mi amo gastaba desnudo, recordando su polla rebosante en ese calzoncillo, recordando esos labios que me decían perro y que ansiaba devorar en ese momento, esas manos fuertes y grandes también algo ásperas que más de una vez me habían abofeteado, si él hubiera estado allí me hubiese dejado hacer cualquier cosa, por muy oscura que fuera la fantasía que mi amo Neo deseara…solo quería que al final me penetrara salvajemente, sentir ese hormigueo no estaba siendo suficiente y solo no sabía cómo hacer mucho más que eso en lo que ya estaba, ni me acordaba de que mi amo podría volver de un momento a otro cuando intente meterme el dildo ‘’ joder no entra’’ pensé, hice fuerza pero mi culo estaba demasiado apretado como para dejar que aquello entrara en lo más mínimo, por más que salivaba y presionaba no entraba ni siquiera la punta de aquel dildo, estaba alli intentándome abrir con un dedo a la vez que metía el dildo en mi culo a ver si asi lograba que comenzara a entrar cuando de pronto oí que se abría la puerta de la casa…
-¡Chaval!-gritó mi amo corriendo hacia la planta en la que me encontraba- ¡Te voy a matar cabrón!
Me quedé helado, ¿Cuánto tiempo habría pasado? Intenté zafarme del dildo pero antes de poder tan siquiera esconderlo la puerta de la habitación de abrió y allí estaba frente a mí, mi amo y la persona a la que ciegamente cada vez más estaba deseando.
-Chaval…¿Qué cojones estás haciendo aquí?-soltó con una mirada completamente confundida-
Me quede completamente paralizado ante la mirada de ese hombre, con los ojos como platos, temiendo cuales podían ser las repercusiones de todo lo que había llegado a hacer, en ese momento recordé todo lo que había hecho en la casa, esa rabieta enorme que había tenido, me estaba aterrorizando la idea de estar allí, así, desprotegido sin ropa, los golpes podían ser tales que me rompería un hueso, o algo peor… pero había estado tan cachondo que la polla no se me bajaba, ni un cm siquiera, la tenía allí pidiendo a gritos atención, babeando precum sin parar manchándome todo el abdomen, pero el peor era mi culo, ese estaba rojo por el esfuerzo pero palpitante, deseoso de ser violado con fuerza y apaleado, no aguantaba no tener algo dentro de él y lo peor era que lo que mas quería era la polla de aquel hombre que me miraba con odio, pero al mismo tiempo sorprendido…
Muchas gracias a quien estáis siguiendo mi historia, en especial a FiccionSx y su relato El tutor el cual fue sin duda mi último aliciente para comenzar a escribir mis propios relatos.
Espero que os esté gustando y siempre agradeceré vuestros comentarios, incluso si alguna vez se me olvida poner un pie de página como este :P.
Muchos besos a tod@s :3.