Mi nuevo instructor (parte 2)

Algo en mi estaba cambiando y ni siquiera sabía que era aquello, tenia miedo pero a la vez...me sentía excitado.

Neo volvió con una muda de ropa que parecía ligeramente una talla más grande que la que normalmente yo utilizaba.

-Detrás de esa puerta hay un baño con una ducha, te quiero limpio y aseado antes de subir arriba, no vaya a ser que me manches el suelo -recriminó-

-Si…

-¿Perdona? -preguntó alzando la voz-

  • Si, amo…-volví a repetir cabizbajo-

  • A…pensaba -dijo con una sonrisa fría-

Seguidamente el subió a la vez que yo con cuidado me dirigía a esa ducha que realmente tanto necesitaba, cuando de repente…

-Chaval, por cierto, como bebas agua en la ducha lo sabré y te tiraras los próximos 2 días sin beber absolutamente nada, ni en las comidas-dijo bajando bruscamente de nuevo por las escaleras-

Se me escaparon unas lágrimas intentando cortarlas sacando las pocas fuerzas que me aún me quedaban y me seguí dirigiendo a la ducha, sintiendo en todo momento como esos ojos penetrantes me apuñalaban desde atrás.

En la ducha no pude dejar de sentir un hormigueo en los golpes cerca de mi ano, los comencé a tocar pensando que era dolor cuando resultó que mi polla empezó a coger fuerza y comenzaba a dejar de estar dormida de nuevo, me acaricié el ano y entonces se disparó completamente hacia arriba. Mi miembro era aproximadamente de 18 cm algo gorda con una ligera curvatura hacia arriba y con prepucio. Sacudí la cabeza intentando salir de esa confusión y me abofetee el miembro para que bajara, no entendía nada, ¿por qué me sentía así?

Ya duchado, con pavor intentando que me entrara el agua menos posible a la boca para que Neo no creyera que había bebido, me dispuse a vestirme con esos pantalones de chándal cortos granates que me había dejado y una camiseta de tirantes negra y unos calcetines y unas zapatillas también negros, busqué por todas partes unos calzoncillos pero no encontré el más mínimo atisbo de intento de meterlos en aquella bolsa donde traía la ropa, ‘’se le habrán olvidado’’ pensé, asique ya subiendo por las escaleras y mirando en todo momento al suelo justo antes de llegar a la puerta de salida del sótano, le pregunte a Neo si podía darme unos.

-A…amo…usted no me ha dejado unos calzon…

-Ya lo se, no te harán falta – me dijo cortándome- voy a estar con la fusta todo el rato y si haces cosas que no debas te atizaré en los huevos, asique cuanto más libres mejor-aclaró- Mírame a los ojos chaval, quiero que sepas que de ahora en adelante esta en tus manos, sufrir un infierno o hacer que esto poco a poco mejore, tengo toooodo el tiempo del mundo para dedicarte y unas ganas increíbles de sacar la ira que tengo acumulada desde hace meses, asique no me hagas sacarla contigo. ¿Bien?- asentí-

En ese momento y por primera vez me fije en ese hombre de pies a cabeza, media un metro ochenta y era corpulento, se notaba que entrenaba cada día sin llegar a ser un por asomo un esculturista, pero sus brazos eran grandes y musculosas portaba una camiseta que se había cambiado ahora estrecha para sus músculos en los que se podía notar algo de tableta y unas piernas carnosas y musculosas sin llegar al exceso, por su parte su cara era ruda, pero muy atractiva, sus facciones cuadradas le daban un erotismo masculino muy potente y el hoyuelo de su barbilla no le hacía si no más sexy. Me di cuenta de que comenzaba a sentir un hormigueo en la polla y bajé la miranda enseguida poniéndome rojo, pero Neo no se dio cuenta.

Me fue enseñando habitación por habitación, era una casa grande con un salón que superaba al mio con creces, una cocina grande con una isla en medio, un cuarto biblioteca la mitad de grande que el salón, y un baño con ducha bastante mas espacioso que el del sótano. por su parte el piso de arriba contaba con una habitación amplia y bastante luminosa, otra que parecía un cuchitril, pequeña y poco iluminada

-Esta es tu habitación -declaró- Dentro de un tiempo si no cometes fallos y sobre todo si mejoras enormemente en todas tus conductas pasaras a la otra habitación

Pasamos por una puerta cerrada con llave, la cual me dijo era su habitación y tenia completamente prohibida la entrada por y para siempre. Finalmente subimos al último piso una guardilla acomodada completamente para el estudio de varios oficios.

-Y finalmente aquí es donde estudiarás 4 horas al día cada día, de lunes a domingo, primero te hare durante una semana cada día un cursito rápido de lo que es cada oficio y elegirás el que mas te guste dentro de los 7 que te enseñe por supuesto, si no te gusta ninguno tendrás que elegir igual, tu padre es el que me los dijo y los que quiere para ti y estoy de acuerdo con que tienen gran futuro.-asentí levemente-

Lo próximo transcurrido en el día fue bastante rápido, unos ejercicios, unas horas explicándome la carrera de derecho, y unas indicaciones forzosas que aseguraban que seria su criada de limpieza y cocina durante todo el proceso.

-Todos los días comenzarás despertándote a las 5, preparando el desayuno para ambos solo que sin comer, si lo haces bien dejaré que comas, si no, comenzaras tus entrenamientos después de ver comerme mi desayuno o prepararme otro si el tuyo no es ingerible- explicó- y ahora a la cama

En la noche ya en esa cama de muelles que se me clavaban en una costilla y el gemelo izquierdo empecé a recordar esos azotes nada mas llegar, lo mal que me había sentido y lo humillante que había sido cuando comenzó de nuevo el hormigueo en el ano y el posterior hormigueo en mi miembro.

-          No puede ser – susurre- Yo no puedo ponerme cachondo por cosas así, debe ser que llevo demasiado tiempo sin correrme, creo que hará semana y media ya.

Comencé a sobarme el pantalón del pijama de verano que me había facilitado Neo y a imaginarme a actrices porno que había visto cuando Neo vino a mi mente, su cuerpo, sus azotes, sus palabras diciéndome que sería su perro, y noté que casi me corría. Paré en seco y abrí los ojos como platos negando con la cabeza y tirándome de los pelos, no podía ser lo que me estaba pasando, yo no era así, paré y me dispuse a dormir.

Pasaron alrededor de 9 o 10 días en los que mi comportamiento era el intento de ejemplar para no acabar azotado de nuevo, tenía pavor a lo que había sentido y Neo en todo momento me hacía saber que no se creía mi cambio repentino, que si no era real ya saldría a la luz tarde o temprano que nada iba a hacer que el tiempo fuese más rápido. Había elegido estudiar cocina, como mi madre, no sabía por qué, pero había empezado a cogerle el gusto a eso de seguir las recetas del libro que Neo me dejaba para cocinar.

Esa misma noche soñé los azotes procurados días antes y me desperté de sopetón con un reguero de corrida en mis pantalones, corrí al baño a limpiarlos antes de que amaneciera, pero sin saberlo aun faltaba mucho para ello. Estaba limpiando los pantalones cuando de pronto Neo apareció en la puerta, en gayumbos con la polla marcándosele entera, estaba dormida pero aun así era grande, me quedé mirándole mientras el se restregaba los ojos y bostezaba.

-¿Chaval que haces desnudo limpiando los pantalones? – me dijo ya mirándome con esos ojos fríos de siempre- ¿Te has meado? ¿En la cama? Mañana nada más que desayune recibirás los azotes del otro día – y se fue sin dejarme entablar palabra alguna-

La idea de recibir esos azotes me aterrorizaba a la vez que me volvía loco de placer, recordé como se le había marcado el rabo en ese momento y los azotes al mismo tiempo y no pude evitar que mi pene cogiera toda la forma de erección entera.

Corrí a mi habitación por si acaso volvía y me metí en la cama derecho, sin pantalones, con la polla completamente dura, no pude evitarlo y me pajeé allí mismo, bocarriba, imaginándome todo aquello sin prestar atención a mis otros pensamientos preguntándome que cojones hacía. Me la machaqué con tanta fuerza que de empezó a escocer, pero de pronto levantándome la camiseta hasta la cara noté como un trallazo de leche chocaba contra uno de mis pezones, los otros fueron algo menos fuertes, pero mancharon todo mi abdomen que asombrosamente ya comenzaba a ser completamente plano por los ejercicios y la algunas veces falta de comida, conté 5 trallazos y eso que me había corrido dormido, me limpié con unos trozos de papel higiénico que tenia en la habitación para cuando lloraba alguna noche echando de menos mi anterior vida, mi asquerosa pero libre vida y me quedé completamente dormido.