Mi nuevo hermano quiere una criada putilla.

-Tengo un regalo de cumpleaños para ti. ¿Sigues interesado en lo de tener una criada putilla?-

Mi nuevo hermano quiere una criada putilla.

CARLOS

Las cosas son como son. En mi caso, he descubierto qué no somos capaces de cambiar el mundo, tan solo de soportarlo. No me gustaba mi mundo, pero se hacía soportable.

En primer lugar, habría que hablar de una fiesta de empresa, una cena con bebidas de más y una carretera mal iluminada. El resultado: una pobre viuda y un huérfano de 4 años. Supongo que a partir de ahí toda mi vida cambió. Descubrí que el mundo era un lugar oscuro.

Supongo que me aparté del mundo, pero estaba bien. No necesitaba nada más, tenía a mi madre, un par de buenos amigos y una chica con la que había investigado sobre eso que llamaba García Márquez "amor de cintura para abajo".

Todo se torció cerca de Navidad. Sabía que mi madre salía con un hombre, pero en nuestro pacto secreto nunca se hablaba del tema y nunca me afectaba. Aquella Navidad se rompió el primer punto del pacto.

Resultó Víctor ser bastante agradable. Demasiado para mi gusto. Supongo que mi madre quería una especie de bendición laica, que di esperando que no me afectase. Siguiendo el principio de cuanta más información, mejor decisiones recolecté los datos sobre ese hombre. Estaba también viudo, al parecer su mujer había muerto por un cáncer. Lo que menos me gustó era que tenía un hijo de mi edad, Hugo. Parecía majo y jugaba bien a la play, lo que siempre es buena señal.

La segunda parte del pacto la rompí yo involuntariamente. Para entender los antecedentes hay que hablar de mi casa. Y digo mi porque es mía desde la muerte de mi padre. Está en una zona tranquila, cerca de una parada de metro para ir al centro y alejada del fulgor del centro. Además, estaba la joya de la corona, un jardín con piscina. Es el lugar perfecto para una fiesta, de esas que se hacen en verano, en especial cuando coincide con tu cumpleaños. Una fiesta de las que traes a tu amiga "de cintura para abajo" para beber mucho y acabar follando toda la noche.

El plan era aprovechar que mi madre se iba de fin de semana. Lo tenía todo dispuesto para celebrar mi 18 cumpleaños. Sin embargo, me obligó a invitar a Hugo. Esa fiesta rompió el segundo punto del acuerdo con mi madre. Yo no me di cuenta de lo qué significó en aquel momento. La semana siguiente Víctor durmió en casa y, un mes después, resultó evidente que se mudarían a casa.

Intenté evitarlo, en especial por huir de eso que llaman tener familia. Me asustaba compartir mi espacio vital con gente qué no conocía. Yo usaba dos habitaciones, una para dormir y otra para estudiar. Tuve que juntarlo en una, la más grande, obviamente.

La dinámica del verano hizo que todo fuese relativamente bien. En los primeros días, mi rutina era sencilla: nadar temprano, sentarme a leer, comer, dormir la siesta, ducha y volver a dormir.  El siguiente cambio surgió una mañana que Hugo se levantó temprano también. No se hice demasiado caso y se puso nadar en paralelo a mí. Cuando me cansé de nadar salí de la piscina y me tumbé en el jardín para secarme. Él hizo lo mismo, suponía que me iba a decir algo, pero solo me miraba. intenté sacar algo de conversación pero me respondía con evasivas. Las semanas siguientes se levantaba para nadar conmigo. Pensaba que era un chaval algo raro, pero ni vi nada digno de mención.

HUGO

Tenía que dejar de comérmelo con los ojos. Odiaba su manera de pasar de mi, nada le importaba. Llevaba un bañador qué lo marcaba todo pero ni se daba cuenta. Intentaba ir sin camiseta para que me mirase. Nada funcionaba, por lo que empecé a pasar de él. Por desgracia, él no era gay.

CARLOS

Las cosas más curiosas son las que menos se esperan. En mi caso fue por hacer el imbécil. Mi amiga de cintura para abajo había ido a la playa y en Madrid quedaba poca diversión sexual sin ella. Así que pasamos al plano de jugar con fotos y videos.

Era algo incómodo hacerse una paja preocupado por enfocar con el móvil. Así que compré una cámara, bastante discreta para jugar con mi polla de forma más calmada.

Un día olvidé quitar la cámara y la dejé grabando. El resultado fueron casi 24 horas de vídeo. Recorté la parte de mi paja en la ducha para enviarla. En un golpe de aburrimiento examiné el resultado de la grabación. Quería ver si mi hermanastro la tenía más grande que yo, en un ataque de vanidad masculina. Desafortunadamente, perdí esa batalla. El muy cabrón estaba muy bien armado.

La escena era clara, entro en el baño y se desnudó por completo. Empezó a pajearse furiosamente, y de repente paró en seco dándose una fuerte sacudida. Buscó en el cesto de la ropa sucia algo, qué resultaron ser mi bóxer. El mi cerdo los lamía mientras se masturbaba con un ritmo frenético, y yo no pude evitar hacer lo mismo. Tras ver esa escena tomé una de las peores decisiones de mi vida. Iba a grabarlo todo.

HUGO

Algo cambió en mi hermanastro y me gustó mucho. Dejaba todos los días su bóxer con una gran lefada, la cual yo me encargaba de lamer. No sabía por qué había cambiado su costumbre, pero a mí me encantaba.

No fue lo único que cambió. Un noche nos quedamos los dos viendo una película en el sofá. Cuando se fue a la cama dejó el móvil y se fue a dormir. Me fue fácil desbloquearlo y me lo llevé a mi habitación. Leí esa noche todas sus conversaciones, todos sus correos y copié todas las fotos, en especial, las que salía pajeándose. Con todo eso iba a chantajearlo, a convertirlo en mi putilla personal.

CARLOS

Me duele decir que me pasé aquella mañana. Fui demasiado agresivo, aunque se lo mereciese. Le golpeé en la cara y en la boca del estómago. Supongo que lo que más me molestó fue lo de ser su putilla.

Me había robado el móvil y había sacado copia de los vídeos de mis masturbaciones. Solo se le olvidó un detalle, los ordenadores de casa estaban en línea y yo tenía acceso a los archivos. Los borré rápidamente para olvidar el tema.

Resulta que tenía grabando su habitación y me dí cuenta esa misma noche de lo que estaba haciendo. Cuando terminó de copiar los archivos, los eliminé. Iba a hacer como si no hubiese pasado nada, dejarlo correr porque yo tampoco estaba haciéndolo bien.

Lo que no soporté fue que me chantajease y me quisiese tratar como a una putilla. En mi defensa diré que no lo golpeé demasiado fuerte.

-Venga, devuélveme el móvil y olvidamos esto-

-No, no. No quiero que esto quede así. Te compensaré.-

-Jajaja... Vamos a olvidarnos de todo. Eres mi hermanito al fin y al cabo.-

Di por zanjado el asunto. A los pocos días quité las cámaras de su habitación y la del baño. Una parte de mi quería paz.

HUGO

Sabía que la había cagado a base de bien. Por desgracia, la vida no es como en los relatos eróticos. Ni iba a vestir a mi hermanastro de criada, ni iba a comerme la polla , ni iba a encularlo. Todo se fue a la mierda.

Una semana después del incidente, mi padre y su madre se fueron 10 días de viaje. Una parte de mi quería ver mi fantasía cumplida, aunque fuera yo la criada putilla. Sin embargo, no pasó nada. Tal y como había dicho Carlos, se olvidó el asunto.

Pasó el verano sin grandes novedades, y en Septiembre empezó la vida académica. Carlos iba a la universidad y yo estaba terminando el instituto. Cada vez interactuábamos menos, lo que era un alivio y a la vez una tortura.

En Octubre, días antes de mi cumpleaños Carlos apareció en la puerta de mi habitación muy temprano. Tenía signos evidentes que se acababa de levantar. Bueno, sinceramente, yo solo miraba el paquete que marcaba:

-Tengo un regalo de cumpleaños para ti. ¿Sigues interesado en lo de tener una putilla?-

Asentí con la cabeza ante su risa por mi reacción. Se acercó a mí y me dijo en un tono muy imperativo:

-¿La has metido en caliente?- Volví a asentir

-No te toques hasta esta tarde. Le gusta la leche-

Y salió de mi habitación.

CARLOS

Me gusta la expresión esa de "matar dos pájaros de un tiro". Mi plan era sencillo. Por un lado, tenía a la putilla de Miguel deseoso de comer pollas. Por otro lado, mi hermanastro era un salido cabrón. Solo tuve que encajar piezas.

Lo mío con Miguel era sencillo: follar y callar. Empezó una noche mientras meaba que me miró la polla y acabó con ella en la garganta. A partir de ahí se convirtió en mi putilla siguiendo las ideas de mi hermanastro.

Ahora quería que Hugo lo probara, en especial porque sabía que podía sacar todo el potencial de semejante putilla. Solo le dije:

-Puedes hacer lo que quieras, solo una norma, se la metes con condón.-

MIGUEL

Sus pollas estaban a mi entera disposición. La de Carlos parecía pequeña en comparación con la de su hermano, la cual siempre estaba en mi boca o me la pasaba por la cara. Tenía una capa de saliva y precum alrededor de mi cara. ME faltaba el aire cuando intentaban metérmela en la garganta, y ambos lo hacían, como picándose por ser el más cerdo.

Carlos me había dicho que su hermano era un guarro y que era un experto en esto. Se quedó corto. El tamaño de su polla hacía que siempre estuviese en el centro de atención. Carlos le dejaba hacer, y le miraba, como queriendo aprender.

Cuando Hugo se cansó, me dejó chupando la polla de su hermano y se fue a la cocina. Apareció con una zanahoria, que fue directa a mi culo. Después cogió mi camiseta del suelo y me la puso como una venda.

El juego era que identificase la polla. el problema era que no me la metían en la boca, solo podía olerla. Si fallaba, me daban un fuerte golpe en las nalgas o me escupían en la boca. Tras varios errores, comenzaron a alternar el concurso con mamadas muy rápidas hasta la primera arcada.

Lo siguiente fue todavía más duro. Me quitaron la zanahoria del culo y Carlos empezó a penetrarme. Mientras tanto, Hugo apareció con pinzas de la ropa. El muy cabrón me puso una en cada pezón y empezó a jugar con mis testículos con su boca. De vez en cuando, pasaba una pinza por mi polla, haciendo que temblara ante la posibilidad que la pusiera allí.

Carlos dejó de petarme el culo sin previo aviso. Hugo tomó su posición y pude notar la diferencia de tamaño. Me sentía completamente lleno. Carlos me quitó la improvisada venda y puso su culo a la altura de mi cara. Empecé a comerle el culo mientras se masturbaba.  Los empujones de Hugo dificultaban mi labor, pero conseguí excitarlo ante los gemidos de Carlos.

Cuando los gemidos subieron de intensidad, pararon en seco. Pusieron sus pollas delante de mi cara y se masturbaron con intención de llenarme la cara de lefa. Me vi obligado a cerrar los ojos.

Mientras recobraba mi aliento, oí el sonido del flash. Los muy cabrones me estaban fotografiando.

HUGO

Estaba con la polla dura. Muy dura. Miguel estaba vestido en el vestido de criada, con un plug con la forma de una cola de caballo. La falda era tan corta que le salían la polla y los huevos.

Carlos salió de la piscina desnudo. Se acercó a la criada y le cogió de los hombro. Me hizo un gesto para que me acercara para disfrutar. Creo que me había aceptado como hermano. Al final, yo había encontrado a mi criada putilla.