Mi nuevo esposo

Relato escrito hace mucho, pero apenas enviado, esperen otros.

Hola, soy Pao de nuevo, a pesar de que ya hace mucho que no escribo, quiero que sepan que estoy sumamente agradecida con aquellas personas que me han escrito, este relato lo dedico a ustedes.

Durante mi época como profesora en una primaria en mi ciudad (ahora soy estudiante de nuevo), y ya cómodamente instalada en la casa que uno de mis hermanos que se marchó a EU me prestó, una prima me regaló un perro de raza bóxer, cuyo nombre es Nacho, ya que en su casa se estaba volviendo una molestia debido a que ya estaba un poco grande (en realidad estaba dejando de ser un cachorro, pero ella vive en un departamento del infonavit, y le causaba algunos destrozos), ya que sabía que yo habitualmente estaba sola y quizá necesitaría un perro que intimidara a posibles ladrones o a los vagos que se ponen a fumar marihuana frente a mi casa, yo por supuesto acepté gustosa, ya que mis perros habían muerto y la compañía de un can me haría mucho bien.

Desde el primer día se portó excelente, ya que él disfrutaba plenamente del jardín de mi casa, así como de las croquetas y el agua fresca que nunca le faltaron desde el principio al igual que sus vacunas y desparasitación, habitualmente después de una jornada de trabajo yo llegaba y me preparaba mi comida, para posteriormente servirme y meterlo al comedor para servirle junto a la mesa sus croquetas, esto con el fin de no comer sola, sin embargo cómo no queriendo la cosa me quitaba las medias y la pantaleta para ver si se animaba a olfatear, pero para mi sorpresa nunca lo hacia (claro que a veces me sentía frustrada), pero con el paso del tiempo (no mucho, 2 meses quizá) me animé a ser yo la que iniciara la seducción, tratando de llevar minifaldas (sin ropa interior) cada que estábamos solos, como por descuido trataba de tomar su miembro con una mano, cosa que en realidad nunca le disgustó, sino que acercaba su cuerpo al mío para que yo tuviera un mejor ángulo, así pasaron los días, quizá 8 ó 9, hasta que decidí masturbarlo hasta que eyaculara, cosa que hizo debido quizá a la habilidad con que manipulé su pene, o a su falta de experiencia sexual, sin embargo fue un avance que me dejó con una grata impresión acerca de mis habilidades manuales.

Ya para el segundo mes de estar en compañía mía, Nacho ya no dormía en el patio, sino dentro de la casa, de preferencia en mi habitación, en una gran cama para perro que le compré, mis padres y hermanos se enojaron por esto, ya que ellos opinan que un perro debe estar siempre fuera de la casa, pero alegué que era debido a que si llegaba a entrar un ladrón, o alguno de los vagos del rumbo llegaba a internarse en la casa, yo me sentiría más segura de tener a mi lado a un perro de tan respetable tamaño como Nacho, y mejor aún, con la reputación que ganó desde que mató a un pastor alemán que le soltó un vecino, ellos no se convencieron mucho pero aceptaron que en cierta parte sí era más seguro que el perro estuviera cerca para auxiliarme en caso de ser necesario.

Bueno, pues así las cosas, Nacho dejó de dormir en su cama, ya que lo subí a la mía para sentir su calor, y a él tampoco le incomodó el poder estar cerca de su ama ni una cama mucho más mullida que la suya, tampoco tardó en acostumbrarse a que mientras estaba viendo TV por la noche lo llamaba para jugar un poco con su pene, o a rodear con la mano sus bolas y masajearlas con mucha delicadeza, pero lo que si lo sobresaltó fue cuando decidí que, siendo de mi total conocimiento que no tenía contacto alguno con perras, estaba vacunado contra todo tipo de enfermedades, y sin parásitos de ninguna especie, además de bañado, era momento de probar su pene, así que esperé el momento oportuno, que era ni nada menos ni nada más que por la noche, mientras estaba viendo una película, que me incorporé poniéndome de rodillas a su espalda, él creyó que me levantaría así que hizo el además de hacer lo mismo, pero se lo impedí colocado mis manos sobre su cuerpo, mientras que le hablaba para tranquilizarlo mientras mi mano derecha se escabullía entre sus patas traseras, localicé el pene y comencé a masajearlo mientras que me inclinaba sobre él para estar a la altura deseada, hasta que me decidí y me abalancé sobre su miembro, que no estaba muy salido de su funda, y hasta tuve que tragar algunos pelos, mientras que otros me hacían cosquillas en la nariz, Nacho se sobresaltó pero se quedó quieto, hasta que no sé qué pasó que se levantó y se fue.

Sin embargo ese fue un paso importante, ya que ahora, mientras veíamos TV lo agarraba casi de almohada, con mi cabeza ligeramente apoyada en su vientre, y de vez en vez le tocaba el miembro, o sumía un poco la cara entre sus patas, dando con la punta de mi lengua un pequeño roce en la apertura del capuchón que cubre al pene, paladeando una secreción blancuzca que a veces tiene, con el paso de los días, quizá dos semanas, ya no le incomodaban mis caricias, y al contrario, me permitía prodigárselas más seguido y durante un mayor espacio de tiempo, logrando ambos una mayor confianza, ya no le molestaba que mientras estuviera dentro de la casa, de preferencia en el segundo nivel, yo aprovechara un descuido para tocarlo un rato, y dándole una breve mamada en la punta del pene, cosa a la cual se acostumbró al grado que cada vez que me recostaba, se colocaba a un lado de mi ya con la punta de su pene fuera de su funda (aunque le tuve que enseñar a mantener la compostura frente a otras personas), esa situación se repitió muchas veces hasta que le mostré que él también podría devolverme el favor.

Eso ocurrió una tarde bastante calurosa, me metí a casa y subí a nuestra habitación para quitarme los zapatos, que ya me estaban matando, y me quité el traje, quedando en ropa interior, sólo me coloqué una playera holgada y decidí quitarme la pantaleta, quedando solo en bra y la playera, que me cubría hasta la mitad de las nalgas, ese día realmente hacia calor, y yo no tenia hambre, solo sed, así que bajé y tomé un yogurt frio, y entreabrí la puerta para que entrara Nacho, colocándome detrás de la puerta por supuesto, acto seguido nos fuimos a la habitación a holgazanear un poco, me senté en el borde de la cama y abrí las piernas para que se me refrescara un poco la vagina, esperando con poca esperanza que él se interesara en mi, sin embargo olfateó un poco, así que tomándolo de la cabeza con suavidad lo acerqué para que se animara a dar un lengüetazo, pero no lo hizo, por lo que decididamente abrí el yogurt y dejé caer un poco entre mis labios vaginales, ahora sí se animó a lamer y no paró sino hasta que me descubrí estallando en un hermoso orgasmo, abriendo las piernas lo más posible y moviendo las caderas hacia arriba y abajo, tan agitadamente que nacho mejor se retiró, dejándome como ida y recuperando forzosamente el aliento.

Al otro día, al regresar de dar clases, se me ocurrió una idea, así que de camino me fui a casa de mis padres y tomé una pastilla para dormir, que son propiedad de mis padres, y después de despedirme me fui a casa maquinando la forma de llevar a cabo mi idea, que en realidad era bastante sencilla pero experimental, por lo cual no me costó trabajo y la expongo a continuación. Sucede que pulvericé una parte de la pastilla, en realidad apenas casi una séptima parte, quizá menos, y la hice pasta con un poco de agua para embarrarla en una croqueta que ofrecí a Nacho al ponerme a ver la televisión, se la comió sin más y esperé a que se adormeciera un poco, ya que acomodó un poco su cabeza en mis piernas, con un poco de somnolencia, pero no la suficiente para dormirse, sino que al meterme entre sus patas traseras a darle una pequeña ración de sexo oral, permaneció tranquilo, seguí y noté cómo su pene se ponía cada vez más rígido, y aumentaba su grosor, también Nacho se comenzaba a poner inquieto, pero tampoco podía impedirme seguir, de esa forma continué hasta que sentí que se ponía muy inquieto, y sentí cómo su pene se llenaba de semen, que fue a llenar mi boca, juro que tragué todo el que pude, pero era demasiado así que una buena parte de él se derramó sobre su pelo, mientras que seguí lamiéndolo, Nacho, ya más tranquilo, se relajó y en parte por la pastilla, y en parte por la eyaculación que creo que lo debilitó, se quedó dormidito, mientras que yo, con ayuda de un poco de papel higiénico, limpiaba el semen que aún quedaba sobre su vientre y en mi barbilla.

Actualmente el sexo oral entre ambos ya es cotidiano, a veces mientras estoy comiendo él husmea entre mis piernas, las cuales yo abro para que me lama a placer, y de hecho lo primero que hago después de llegar de la escuela es quitarme las pantys y ponerme una falda que disimule cualquier cosa en caso de visitas, pero por lo general nunca traigo ropa interior dentro de la casa, por lo que se pueda ofrecer.

Pero lo culminante del asunto es que ya con un mes y medio aprox. de comenzar con sexo oral, ya no pudimos más y comenzamos a tener sexo, lo cual se dio de la siguiente forma:

Un día, de esos que no te imaginas que no va a pasar nada relevante, me dispuse a ver TV, era un día caluroso y me puse una falda que me llega a mitad de las piernas, y una playera holgada, me puse a cocinar y a comer, pero nacho al parecer estaba de mal humor, supuse que por el calor y decidí bañarlo para que se refrescara, solo que en el proceso me esmeré en lavar su pene y testículos, que son para mí "nuestras" posesiones más valiosas, terminó el baño y lo sequé, ahora si comió y estuvimos dormitando un poco, holgazaneando, hasta que dieron las 6 de la tarde, Nacho aún estaba medio dormido, así que lo desperté colocando la boca en la punta de su pene y haciendo una repentina succión que lo hizo ponerse alerta, yo reí divertida y le acaricié la cabeza, pero entonces me acordé que al otro día debería llevar un tema para exponer, por lo que salí por unos pliegos de papel bond y unos marcadores, al regresar me dispuse a realiza mi trabajo, por lo que acomodé el papel en el piso e hice mi tiradero de marcadores, regla para gráficas, y todo lo que fuera a ocupar, me coloqué en cuclillas y comencé a escribir: "La Revolución mexica..." ¿¡Qué!?, Nacho había metido la cabeza bajo mi falda y 1me acababa de dar un lengüetazo entre las piernas, que fue desde la vagina hasta el ano, pero en el ano sí que lo sentí, por lo que paré un poco el trasero, esperando una lamida de igual intensidad en el mismo sitio, pero no hubo otra, por lo que surgió mi espíritu revanchista y empujándolo lo hice tirarse de lado, para darle una sesión de sexo oral que el pobre de Nacho se retorcía de gusto, de pronto recordé que en internet a veces hay demos de chicas que no tienen que esperar a que el perro las monte, sino que lo acuestan y ellas se sientan sobre él, lo intenté pero la verdad le disgustaba y no se dejó por nada del mundo, así que lo tiré de lado y comencé a masturbarlo, hasta que su pene hubo alcanzado un tamaño apropiado, me coloqué de forma que pasando una pierna por encima de él la punta de su pene entrara a mi vagina, la penetración no fue muy profunda, y apenas se puede decir que me penetró, pero ya era un avance y había que gozarlo por el momento.

Las sesiones de introducirme su pene al igual que las otras experiencias se fueron haciendo cotidianas, pero siempre me preocupé por que nunca fueran repetitivas, alternaba sexo oral, masajes, besos, etc., según mi estado de ánimo y la disposición de Nacho, pero un sábado, que es el día en que más tarde me despierto, parece que nos pusimos de acuerdo Nacho y yo para traer una excitación insoportable, toda la mañana (desde las 9 de la mañana hasta las 12 de día) estuvimos encerrados, viendo tele y haciendo nuestros juegos sin descanso, hasta que decidí probar suerte y me arrodillé frente a la cama, dejando mi vagina y ano expuestos a lo que Nacho quisiera hacer con ellos, de todas formas yo lo disfrutaría, pero esta vez la sorprendida fui yo ya que después de unos lengüetazos mi perrito se me montó y comenzó a moverse rítmicamente, buscando sin duda un lugar dónde desfogar el deseo que ya tenía mucho tiempo acumulado, esto disparó mis instintos y pasé una mano por debajo de mí, tomando su miembro que por poco y hacia diana en mi ano lo coloqué en la entrada de mi vagina y lo centré para que la entrada fuera limpia, y vaya que lo fue, me entró todo el pene de un golpe, al principio estaba casi tan delgado como un marcador para pizarrón, pero casi enseguida se hinchó hasta alcanzar un diámetro muy respetable, sentía el roce de su miembro recorrer una y otra vez las paredes de mi vagina, hasta tocar el fondo de mí y salir casi todo de nuevo para enterrarse, se me salían las lágrimas de dicha, estaba siendo follada de una forma sin par, sentía sus testículos golpetear en mi clítoris, que estaba totalmente empapado de las secreciones de ambos, por mis piernas escurría un río de miel canina y sus patas delanteras rasguñaban de una forma deliciosa mi estómago, llegó el momento en que mi mundo se redujo a una vagina y un pene, y desperté cuando sentí una bola empujar contra mis labios mayores, yo sabía perfectamente lo que vendría, no podía evitarlo, no deseaba evitarlo, por el contrario, lo ansiaba, deseaba firmemente sentir su nudo entrar en mi, y sentirme como la hembra de tan magnifico perro, así que solo murmuré "si mi vida, si mi amor, mételo", él pareció entenderme y siguió empujando, hasta que sentí con un dolor delicioso cómo mi vagina se expandía y albergaba el nudo de mi perro, que siguió dándome una cogida fenomenal por otro rato, hasta que de pronto sentí que un líquido casi hirviendo me llenaba totalmente, a pesar de estar herméticamente sellada, mi vagina no pudo contener tanto semen y se escapó mucho por los bordes, sentí como ese semen hacía presión en mí, expandiendo mi vagina, metiéndose en los pocos espacios existentes entre el pene y yo, o creándolos, sentí un mareo que duró segundos, y una vez que pasó Nacho siguió con su mete – saca ¡era increíble! ¡Aún quería más!, yo estaba rendida, pero tampoco fui tan egoísta como para negarle más placer, así que me dejé hacer hasta que otra eyaculación fue depositada en mi, claro que de menor intensidad pero igualmente rica, después de esto él simplemente se dejó caer en mi espalda, descansó un poco y se dio media vuelta pasando una pata por encima de mi cadera, dando enseguida un tirón y sacando un agotado miembro que aún chorreaba semen, era bastante gordo y largo, pero la verdad no me preocupaba mucho, yo estaba al borde del desmayo, sudando y con las piernas temblando me subí a la cama y me dormí por un largo rato, cuando desperté ya eran las 5 de la tarde, en mi vagina aún había un poco de semen, y los cobertores lucían los resecos restos del encuentro con Nacho, que dormía a mi lado creo que tanto o más agotado que yo, "pobre" pensé "le voy a dar de comer", me puse las pantys y una camiseta para ir a la cocina, le serví una generosa porción de jamón, pan y pechuga de pollo, acompañada de leche, lo llamé y bajó a comer junto conmigo.

Respecto a su pene, no sé mucho sobre cuanto es lo normal en su raza, pero después de otro encuentro se lo pude medir, es de 19.5cm., aunque sospecho que debe ser más, ya que siempre lo saca después de descansar dentro de mi, y respecto a su grosor mide 16cm de circunferencia, así que ya deben imaginarse cómo sufro para albergarlo, pero es un sufrimiento delicioso ¿no creen?

Bueno, esa es la primera parte de una gran relación de "matrimonio" que tengo con Nacho, espero contar lo que sigue muy pronto, si quieren escribirme mi otra dirección de correo es mala_pao@yahoo.com y sugiero que escriban a esta, ya que la de hotmail se me satura constantemente, también pido de favor que los hombres que escriben para pedir fotos mías desnuda, se abstengan de escribirme por ese motivo.

P.D. Anexo una foto para los que la han pedido, tardé mucho en decidirme a mandarla, solo espero que les agrade.