Mi nuevo descubrimieto, mi nuevo vicio...

Correrme para un desconocido delante de mi marido... ha sido una experiencia reveladora para mi... y me excita compartirla

Aunque soy bastante comodona y me van más los hoteles, acepté la idea de mi esposo de irnos de camping estas vacaciones…

Era finales de julio, cuando llegamos, estaba todo abarrotado de gente, y después de dar varias vueltas encontramos un camping que aún tenía sitio. Era un sin parcelas delimitadas, buscamos hueco donde buenamente pudimos.

Cuando terminamos de montar la tienda, me quedé a ordenar las cosas mientras mi esposo iba al minimarket a comprar cosas para el almuerzo. Hacía un calor terrible, ni siquiera quedarme en biquini sofocaba aquel bochorno, estaba sudando, y decidí descansar un poco a la sombra de unos árboles próximos, había unas rocas perfectas para sentarse… fui hasta ellas, y cuando estaba llegando, un chico de unos 25 años, que debía haber tenido la misma idea que yo, llegaba hasta las rocas… no sabía si me resultaba más violento compartir la sombra con el desconocido chico, o darme la vuelta haciéndole ver que me marchaba a causa de su presencia… decidí quedarme.

La situación era incómoda para ambos… estábamos a metro y medio el uno del otro, yo miraba hacia mi tienda, simulando estar ensimismada en mis pensamientos, el chico miraba al infinito, pero podía percibir que también me miraba disimuladamente el escote, estaba deseando que acabara su cigarro y se fuera, pero por otro lado empezó a hacerme gracia que un veinteañero me mirara disimuladamente con deseo el escote…

En estos pensamientos estaba cuando apareció de vuelta mi marido… me sonrió desde lejos, y me levanté aliviada de acabar con esta situación… caminé hacia mi tienda, pero ya no podía evitar pensar en el chico, seguro que me miraría el trasero, así pues, le dediqué el mejor de mis contoneos al caminar hasta la tienda… al  llegar a la altura de mi esposo, fui a besarlo, pero no pude evitar darme la vuelta por sorpresa…. y efectivamente, sorprendí a aquel chico mirando mi trasero con ojos de deseo… me sentí dueña de la situación y le sonreí, logrando que se sonrojara justo antes de girarme y besar por fin a mi esposo.

(…)

Por la noche tras cenar en el restaurante del camping, regresamos y nos tomamos un tinto de verano en el porche de la tienda, en la oscuridad, bajo el árbol de esta, alguien fumaba, la luz del cigarro le iluminaba la cara al llevarlo a la boca: era el chico de esta mañana, tiró la colilla y la apago con el pie. Vino en dirección a nosotros, me puse nerviosa, el chico pasó junto a nosotros, nos dio las buenas noches y se sentó en su silla, en su tienda ¡¡ era la tienda de al lado!  estaba pegada a la nuestra nos separaba apenas un metro...

Mientras mi esposo y yo nos tomábamos el tinto y conversábamos, el chico de cuando en cuando miraba.

Hablábamos de cosas sin importancia del día, de la playa, del mar, de lo bien que se estaba aquí ....

-Mi esposo: me dijo el dependiente del minimarket que hay tantos chavales porque ha habido un concierto de no sé quien, que mañana estaremos más tranquilos... ¿me estás escuchando cariño?

-Yo: eh... si, perdona, ha sido un dia largo - El chico no paraba de mirarme cada vez con más descaro… - Estoy agotada…

Nos fuimos a acostar, era una noche de bochorno,  así que nos desnudamos, me sentía halagada por la atención aquel chico, me sentía deseable, y sexy bajo aquella luz tamizada que se filtraba desde fuera a través del naylon de la tienda, cuando una mujer se siente hermosa, irradia su sensualidad, miré a mi esposo, y quedó mudo ante mi desnudez, acercó su mano y la posó en mis caderas… me encendió su caricia, mmmm cerré los ojos y miré al cielo mientras me abandonaba, estaba embriagada de sensaciones, acaricié las manos de mi esposo en señal de agradecimiento… mi piel se erizaba, y mis pechos estaban reaccionando, iba notando como se endurecían, la sensibilidad de mi piel era casi insoportable, notaba cómo se iban endureciendo mis pezones; mi esposo me abrazó y noté su pene duro apretado contra mi vientre, hacía mucho calor, lo separé de mi, y tomé su miembro con mi mano, masturbándolo lentamente… mientras me perdía en sus besos…

De pronto, un sonido me hizo volver a la realidad; en la tienda de al lado se abría la cremallera y se cerraba de nuevo, su propietario había entrado, se podía escuchar perfectamente cada cosa que hacía como si estuviera dentro de nuestra tienda, mi marido se había quedado paralizado con la boca entreabierta.

-Se oye todo Cris -

-Ahora no te pares- le susurré al oído… Estaba tan excitada, que no pensaba parar, la quietud de mi esposo, aquel parón en sus caricias, sólo hacía que crecieran mi ansiedad y mis ganas..… ya no era la embriaguez de sensaciones, amor y sensualidad, lo que me envolvía, ahora estaba, simplemente, caliente… y mucho.

-Se nos oye perfectamente… - insistía mi marido.

Entonces tomé plena consciencia de que, eso era precisamente lo que me había catapultado hasta aquel estado, mi esposo seguía irritantemente paralizado, prestando oídos a todos los sonidos de fuera de nuestra tienda, el chico se movía en su colchoneta hinchable; yo me dejé caer sobre la nuestra, frente a mi esposo que seguía sin reaccionar, cerré los ojos y abrí las piernas, y comencé a masturbarme, es cierto que se oía todo, cada movimiento del vecino atraía mi atención y aumentaba mi excitación, podía oír cómo respiraba… así que empecé dejar de reprimir el sonido de mi respiración, cada vez más acelerada… estaba segura de que él también podía oírme… ¿o deseaba que así fuera?

Por un segundo, abrí los ojos en medio de aquel trance y pude ver a mi esposo arrodillado frente a mi, acariciando muy despacio su erección, con gesto de gran excitación, pero contenido al mismo tiempo, como quien teme interrumpir algo…

Los movimientos del chico de al lado ya no dejaban duda alguna, su colchoneta se movía rítmicamente, volví a cerrar los ojos y me concentré en su respiración, más perceptible ya que la de mi propio esposo, volví a abrir los ojos: mi marido seguía masturbándose sin perder detalle. Sin haberlo acordado, parecía con su actitud comprender, al tiempo que parecía darme su consentimiento, me sentía avergonzada, pero ganaba con creces el morbo…

Aumenté el ritmo de mis caricias, comencé a dejar escapar mis sonidos, quería que fueran evidentes mis gemidos, necesitaba tener la certeza de que me oía, quería exhibir mi excitación,  me había olvidado por completo de mi esposo, hasta que lo noté moverse por la colchoneta, abrí los ojos, se había tumbado, y se masturbaba discretamente a mi lado, le volví la cara, mirando hacia la pared de la tienda, buscando los sonidos del chico y cerré de nuevo los ojos…

La respiración del chico se aceleraba cada vez más, sincronizándose con la mía, el orgasmo de ambos estaba cerca… notaba cómo se aproximaba… todo parecía irreal, pero tenía la certeza de notar su excitación a través de la tela que nos separaba, mi esposo volvió a hacer acto de presencia, reclamando algo de atención, con su mano giró mi rostro hacia él; mi excitación estaba llegando al momento máximo… y me irritó su interrupción… oí de pronto un gemido del chico, casi inaudible, pero inconfundible, ¡había gemido!, un calambre recorrió mi cuerpo, le di la espalda a mi esposo, elevé una pierna y me masturbé con furia cerrando los ojos con fuerza, agarré la polla de mi esposo y lo masturbé, imaginando que aquella polla entre mis dedos era la del chico… mmmm (gemí), y luego susurrando a la pared, casi suplicando… dije…

-Por favor, córrete para mi…

La repuesta fué más inmediata de lo que yo esperaba… pude oir el sutil gemido del chico… una vez… dos… tres… cuatro veces… al mismo tiempo mi esposo eyaculaba en mi mano, el chico quedó en silencio, como mi esposo, ahora ambos estaban quietos, había regresado la calma… yo más que nunca, necesitaba mi orgasmo… me incorporé, y de rodillas, introduciéndome dos dedos lo más profundo que pude, entre gemidos de cuya intensidad ya no era consciente… me penetré con furia, hasta correrme, mientras lamía a sorbetones ansiosos el semen de mi marido de cara a la pared; la última imagen en mi mente antes del orgasmo, fue el recuerdo de aquel chico mirando mi escote…

Lo siguiente que recuerdo es el sonido de mi esposo preparando el desayuno, y el calor de la mañana que me despertó desnuda dentro de la tienda…. avergonzada…

(continuará...)