Mi nueva vida impuesta Cap. III Final

Acepto mi destino

Han pasado unas cuantas  semanas, me despierto y veo a Amalia al fondo en la cocina, mientras la miraba, pensaba en lo guapa que era y lo bien que se estaba comportando conmigo.

Al levantarme y como todas las mañanas, me hago mi coleta, me pongo mi braguita y una camisa, la cual nunca puedo llegar a abrocharme del todo, porque mis pechos se han hinchado y la verdad están muy sensibles.

Tenía mucha hambre y sed, fui a la cocina y como debo hacer, no sé porque, pero es lo que debo hacer, me tomé mi zumo mis pastillas y un buen plato de pasta que había en una olla. Pasé la tarde caminando por el jardín, no pensaba en nada en especial, algunas veces quería haber salido a tomar alguna copa, pero por alguna razón eso ya no me importaba.

Estuve en el columpio, bastante, rato, muy calmada, miraba al cielo, me balanceaba, estiraba las piernas, las metía, estaba serena, tranquila. Pensé que esa noche saldría a dar una vuelta.

Entré a la casa otra vez, Amalia, estaba como siempre cosiendo y viendo la tele,

caminé hacia ella, pero de forma tranquila, melodiosa de hecho no separaba mis manos de mis caderas, como una niña pequeña me senté a su lado y mirando hacia abajo ella puso su mano en mi braga

-          ¿Dónde estabas Nino?

-          Fuera en el jardín tomando el aire (me recoloqué el pelo), por cierto esta noche he pensado que podría salir a dar una vuelta por ahí

-          Ay Nino, no empecemos por favor, ¿Dónde vas a ir, mejor que estar aquí conmigo?

-          Bueno, me apetece ¿algún problema? Salgo un rato a tomar algo

-          ¡Nino, ya hablaremos!

-          No hay nada de que ha….hab…blar

Me sentí extraño, raro, un escalofrío, me invadió y no me encontraba bien, yo solo miraba y veía a Amalia coser, ella me volvió a preguntar

-          Entonces ¿Qué vas a hacer esta noche?

-          Na…nada… estar aquí contigo, perdóname Amalia, perdóname

-          Bueeeno, no pasa nada, todo esta bien

-          No de verdad, yo necesito….pedirte perdón

-          Y yo las recibo encantada

Ella abrió su escote y yo quedé fijo mirándola, pequeñas caricias, hicieron que mi consciencia nuevamente se perdiera. Amalia volvió a probarme quería saber como iba mi manipulación.

  • ¿Cómo estas Nino?, ¿Entonces te quieres ir de casa? Me preguntó, sabes que puedes hacerlo cuando quieras.

Ahora comenzó acariciar mi pubis, dejando pasar varios de sus dedos, por dentro de la braga rozando en alguna ocasión mi sexo.

Me fui hacia atrás jadeando y con los ojos cerrados, lo que vino a continuación lo explicó todo.

Las caricias de Amalia continuaban, por fuera, por dentro, donde cada vez hacia círculos y bajaba un poco mas, para ese momento yo estaba totalmente absorto y sin ninguna voluntad.

Apagó la luz del salón, dejando solo una tenue de la mesa de camilla y me habló. Nuevamente repitió su sesión de terapia por decirlo así…

-          Sabes ¿por qué no te has ido, ni lo harás?

-          N…no contesté risueño y medio adormilado

-          Todo este tiempo has ido mejorando, ¿verdad que si?

-          Si… si

-          Te encuentras mejor, haces tus tareas y te sientes bien por hacerlas, ¿verdad?

-          Si…supongo que si (yo comencé a balbucear y con mi mano acariciaba el muslo de Amalia)

-          Contéstame siempre con la respuesta y mi nombre Amalia, está claro?

Ahora ya agarraba mi pene pero sin apretarlo, notaba el calor de su mano, cálida y segura

-          Si, Amalia

-          Todo ahora está mejor, tu piel es mas suave, te gusta llevar bikini, ¿verdad que si?

Dudé, ¿me gustaba o no?, ella movió un poco su mano

-          Si, Amalia

-          Si, ¿qué…?

-          Me gusta llevar bikini, Amalia

-          De hecho en tu interior sientes que te gusta llevar ropa de mujer

-          Yo no decía nada, dudaba….creo que …si

-          Cada día notas tu piel más suave, tu pecho ha cambiado, tu rosto ha mejorado, tus movimientos más delicados y te hace sentir bien

-          …si…

-          Claro que si, y te gusta tomarte tu zumo de hierbas, ¿verdad que sí?

-          Si, me gusta mucho Amalia

-          Cada vez mas veces piensas que te gustaría ser mujer

-          mmmfff…,s…si…

-          ¿Seguro? Piensa bien en tu interior, quieres ser mas mujer todavia

-          no…quiero… ser así..qui..quie…quiero cambiar…me gustaría ser mujer

-          Por supuesto y yo te puedo ayudar, ¿quieres que lo haga? (seguía con sus

-          Si, mmm…afgg…..quiero

Y de un tiempo a esta parte, todo ha ido a mejor, me has ayudado en casa, haces tus tareas, me acompañas, no discutimos, ¿estoy en lo cierto? Sus movimientos se hacían continuos, me había bajado totalmente la braga que en mis tobillos, impedían que abriera del todo mis piernas, para recibir mejor sus caricias.

-          Si Amalia, todo… ha ido a mejor

¿Ves, como si pones de tu parte todo puede ir bien? Y tu quieres que todo vaya bien, ¿verdad?

-          Si Amalia, que todo vaya bien

Te has portado muy bien y por eso, todo debe seguir así, me gusta tenerte aquí y todo puede mejorar si tu te dejas hacer. Yo puedo llevar la casa y tu debes hacerme feliz, compañía y hacer tus tareas. Eso te hace feliz a ti también, ¿lo crees?

-          Yo quedé en silencio

-          ¿Hacerme compañía, te hace feliz, verdad? Jugaba con sus dedos en mis testículos

-          Si,….si Amalia me hace feliz

-          Muy feliz

-          Si, muy feliz

-          Y tu de un tiempo a esta parte notas, que quieres estar conmigo, ¿verdad?

-          Si…

-          Cada día te sientes mas coqueto, ¿no es así?

-          Si…

Amalia abrió el resto de botones de su camisa y dos enormes pechos brotaron como la primavera, tocándome en la mejilla, me hizo mirarlos, yo jadeaba y quería besarlos, besarlos mucho

Ahora atiende bien, lo estas haciendo muy bien, y vamos a mejorarlo, tu quieres mejorarlo, seguirás tomando tu zumo de hierbas, tiene la combinación perfecta de hormonas y vitaminas, tu sugestión se mantendrá y asimilarás sin rechistar todo lo que te vaya enseñando, ordenando ó imponiendo en casa.

-          Si Amalia….siii…mfff…por….por favooorr

Intenté acercarme a sus pechos.

Amalia insistía, a cada orden, petición y a cada dia que pase, serás mas y mas feliz conmigo… ¡y con ella.! ¿Quieres? La muy lista seguía masturbándome lentamente, lo justo para no correrme pero lo adecuado para no poder negarme a nada

-          Si Amalia, pero ¿e…ella…?

Jajajajaja, rió, que bobito eres, ¿no te he dicho que es posible vivir feliz portándote bien y cumpliendo las tareas?, ¿acaso crees que no me importa mi familia?, ahora abre los ojos y dile cuanto la quieres

Dejando de acariciarme por un momento, abrí los ojos y vi a Eugenia, de pie frente a mi y con una cara de satisfacción que impresionaba, estaba triunfante y gorda como siempre,

  • No te escucho, ¿me vas a decir cuánto me quieres? Cariño mio, mariquita mio

-          Nino, o que te ha llamado, vaya, ¿no le vas a contestar a tu mujercita? Mmmm, mas caricias

-          Yo….eh…(Eugenia miraba con una sonrisa lasciva, tomó una silla y se sentó a mi lado)

-          Dime cariñito, yo sé que tu siempre me has querido

-          Te …aghh…mmff…quiero Eugenia….te amo

Muy bien, eso ha estado muy bien (decía Amalia). De hecho no puedes vivir sin ella y sin mi, todas tus siestas han sido inducidas, y como recordaras donde hubo siempre queda, por eso bastó saber que tendría éxito con mi terapia.

-          Yo..mmmm… qui… intentaba hablar

-          ¿Qué ocurre Nino, algo que añadir? Amalia fue acercando mi cabeza a sus pechos

-          Te deseo……te amo….E..Eu..Eguenia

Jajaja rieron las dos, - Es maravilloso, como habías dicho, jamás pensé que fuera así. Desde que me dijiste como inducirlo para que comprara el billete a esta isla, está claro hice lo correcto vendiendo las propiedades y viniéndome a vivir aquí contigo y con mi “nuevo” maridito.

-          ¿Verdad que si, cariño? Se inclinó con ese enorme cuerpo que tenia, agarrando con su índice y pulgar el capullo de mi pene del que ahora brotaba, liquido caliente que anunciaba algo mayor

-          Contéstale a tu mujer, me ordenó Amalia

-          Si Eugenia, es…lo mejor, tu siempre…haces lo mejor…haces lo mejor para mi

-          Por supuesto que si, y pronto empezaremos de nuevo tu educación ya lo verás

Yo quede extrañado y mirando a Amalia, esta con su mirada atenta, me explicó.

Ahora te voy a ofrecer mis pechos, puedes lamerlos y chupar todo lo que quieres, beber su leche, amantarte, pero eso hará que tu mente acepte tu nueva condición, una vez hayas besado y chupado mis pechos, no podrás negarte a nada.

No solo serás feliz con tu matrimonio, y cumplirás con nosotras en todo, es que serás educado otra vez como a una niña se le educa, habrá que regañarte, bañarte, portarte bien, sentarte en nuestro regazo cuando te lo digamos, puede que en las noches de tormenta te dejemos dormir con nosotras.

Cada día tomarás el pecho, tus pastillas y te pondré las inyecciones.  Cada día serás mas dependiente de nosotras.

Mi polla aumentaba todo lo que pudo de tamaño y palpitaba, clara señal de que estaba excitado por completo, Amalia como mujer experta giró su cuello, llevó su pelo a un lado y me ofreció un pezón. Me miraba esperando mi reacción, yo solo miraba sus tetas, las quería, quería hundirme en ellas, mi ex mujer, mientras me ibas masturbando lentamente y empujándome la cabeza hacia los pechos de Amalia, acariciaba mi polla,  la agitaba, no lo podía soportar, por una vez me hablo de forma dulce y suave al oído y me dijo – Vamos cariño, sabes que es lo mejor para ti

Yo…tome un pecho de Amalia con mi mano y el otro me abalancé y chupe, chupe, chupe con alegría, me sentía maternalmente querido, daba besos, pasaba la lengua, tomaba aire y fugazmente la miraba y volvía a chupar (mientras ella en voz baja me decía, bebe, bebe, niñito)

Eugenia, por fin me quitó las bragas, y abriendo mis piernas, de rodillas me chupaba mi polla, que no podía mas. Mis movimientos amanerados y pausados producidos por el tratamiento, me hicieron disfrutar aun mas, una abundante corrida fue a la boca de mi mujer, que escupió en su mano.

Amalia me separó, Eugenia me miró y me preguntó, ¿Quién soy?

-          Eugenia… mi esposa

-          ¿Y que mas?

-          La mujer mas guapa que he conocido

-          ¿Y que mas?

-          Te deseo, me excitas, quiero lamer tus pechos también y quiero lamer tu sexo también

-          ¿Y que mas?

-          Quiero servirte

-          Eso esta mejor, Nino, ¿o debería llamarte nina? Con ese cuerpo afeminado y es cara de travesti, debería, jajajaja

-          Eugenia por favor no…no te rias de mi

-          Bien por ahora se bueno tómatelo todo. Extendió su mano y yo sometido a ella, la limpié sin dejar rastro.

-          Ahora me voy a terminar de instalar y a ducharnos, quiero que recojas todo y una cosa mas, Amalia es mi tia y yo tu mujer, pero eso será en la calle. Pero en casa será como siempre ha sido y ya te debes enterar. Apuesto a que alguna vez has pensado en como Amalia puede ser lactante siendo virgen, ¿no?

Ciertamente lo había pensado, pero daba por hecho que tuvo algún embarazo que no nos ha contado. Miré con cara de extrañeza

-          Veo que no se lo has contado Mamá, dijo Eugenia

Yo quedé en estado de shock, de repente todo volvió a mi mente, recordé el día que llegue, lo que estaba tomando, mi aspecto actual afeminado, unos pechos pequeños pero evidentes, me puse a llorar

-          Mira como llora tu marido el mariquita, dijo Amalia

-          Quiero irme, irme de aquí, ¿Qué me habéis hecho? Me habéis drogado me habéis arruinado la vida

-          Nada de eso, todo lo contrario, aquí seremos muy felices, ¡las tres! Cariño a ver si lo entiendes, nunca me has gustado, es mas ni siquiera soporto que me beses, solo admito una buena penetración, a mi como a ti me gustan las mujeres y a mama también, por eso se vino a vivir aquí lejos de miradas y criticas superfluas. Yo por mi parte vi mucho potencial en ti cuando nos conocimos, intenté controlarte pero me salió mal, ahora con la ayuda de mama, lo hemos conseguido.

Yo me levanté y quise salir de allí, pero Amalia y Eguenia me lo impedían, esos dos grandes cuerpos gordos, podían mas que yo sin duda, ahora muy debilitado por todo lo que tomaba, e siguieron hablando, yo solo miraba al suelo herido en mi orgullo, asustado y humillado

-          Una cosa mas, cariño, seguirás convirtiéndote en mujer y nos servirás a nosotras, yo seré mamá para ti y ella ya no será nunca mas Amalia, será Ama …Lia. ¿Entiendes? Y me arreo una fuerte bofetada en mi cara

-          Yo no contestaba solo miraba al suelo, de pié vestido con un bikini y una camisa muy ceñida que ya dibujaba un escote en mi.

-          ¿Está claro? Me tomó por la barbilla y me hizo mirarla, que ahora de pie y desnudándose se abrió de piernas

-          Vamos corazón, ahora besa a tu mujercita como sabes que debes hacerlo, venga!

Muchas veces sobre todo al principio de nuestro matrimonio, habíamos hecho ese juego, ella se sentaba en una silla y yo caminaba a cuatro patas hacia ella, luego besaba sus pies e iba subiendo hasta acabar lamiendo su coño extremadamente peludo que me repugnaba.

-          ¿A que esperas Nina? Dijo Ama Lia, es que así me gusta mas, exclamó mirando a Eugenia

-          Esta bien, mama, a ver ¿oyes a Ama Lia? A que esperas para darle un besito a mama

Fui arrodillándome poco a poco al suelo, sin parar de gemir y brotar lagrimas en mi cara, fui caminando hacia ella, veía como movia los dedos de sus pies, sudorosos y que olian, quise pasar mis labios solo por la rodillas, pero ella me empujo hacia abajo

-          Por lo deeeedoosss, buena chica

Estaba muy provocado, intentando no pensar, me tuvo un buen rato lamiendo sus dedos, para luego ir subiendo por sus piernas y acabar introduciendo mi lengua en su coño, que tuve que mojar bastante, pues era muy denso de pelos.

-Muy bien Nina, muy bien, veo que lo haces muy tranquila, buen carácter,…mmmm. Vamos ¿a que esperas? (ella se tocaba la cabeza revolviéndose el eplo), ¿a que esperas boba?, vamos…métela

Me levanté y me puse frente a ella, metí mi polla en su coño húmedo de mis besos, me movía poco, era raro, la veía a ella a Eugenia, que me había hecho la vida imposible, que me mandaba para todo, y ahora le tenia metida mi polla yo miraba como entraba y salía, pero delante tenia mis dos pechos femeninos que me he habían crecido, era una sensación muy extraña

-          Vamos, muévete no seas boba, empuja… mama ayúdanos

Amalia se levantó y se puso detrás mía, con sus manos me acariciaba el culo, con suaves toques.

-          Ay Eugenia solo hay que motivarlo un poquito, ¿ves? Mira como se empalma mas ahora. Así, pórtate bien cariño, así, asi, vamos….venga dale, dale

Yo me puse en marcha, notaba como sus manos me tocaban por detrás, veía mis pechos por encima de los de ella, que recostada, gemía y gemía. Yo noté como se puso muy dura, sentía las manos frias de Amalia y como rozaba sus pechos en mi espalda. Enseguida me puse a bombear fuerte como me pidieron y enseguida me vinieron las ganas de correrme

-          Eug…mama, me viene, me vien,….ahhhhgg…mmm…aaahh

Seguí empujando, mientras Ama Lia me acariciaba el pelo y me decía que me había portado bien, eso me dio gran satisfacción. Cuando deje de bombear, sabia lo que tenia que hacer, y regresé del baño con unas toallitas húmedas y limpie a conciencia a mami, como hacíamos en casa

Cuando Eugenia consideró que había sido suficiente ejercicio de sumisión me hizo levantar y me dio sus primeras de muchas ordenes

-          Nina, ahora ve y coloca mis maletas y prepara nuestra habitación, hoy dormiremos juntas las dos, veo que las hormonas están haciendo su trabajo y ya te noto un culito gracioso, vas a ser muy mona, ya lo verás

Yo me dispuse sin remisión a hacer lo que me había indicado, pero antes me dijo

-          Nina, Ama Lia te quiere decir algo

-          ¿Si ama lia? Pregunte sin apartar mi vista del suelo

-          Mirame Nina

Levante la vista con los ojos hinchados de lágrimas, ella se desabrochó la camisa otra vez y me ofreció sus pechos a la vista. De inmediato y como me ha enseñado me empalmé

-          ¿Ves como todo va a ser mejor ahora?

Yo estaba inmóvil, solo miraba sus pechos, su camisa abierta, su risa y boca grande, que enseñaba los dientes que estaban y los que no. Solo pensaba en ….solo pensaba en….solo pensaba en o.b.e.d.e.c.e.r.

-          Si Ama Lia va a ser mejor

-          Ahora vete y haz lo que te ha dicho tu nueva mama

Cada mañana tomaba el zumo, cada mañana hacia mis tareas, cumplía con mis obligaciones y me portaba bien

Con el tiempo mi cuerpo cambió y se hizo femenino por completo, ya tenia unos pechos que me hacia tener que llevar sujetador pero me trataban como una niña pequeña, casi no tenia voluntad propia mas para pedir comida y poco mas.

Me sentaba en el regazo de Ama Lia, todas las tardes tomaba el pecho, luego con Mami, dormía con ella, o salíamos en el buen tiempo a tomar el sol al jardín

Hoy por hoy soy muy feliz con mi tia y mi mami, lo pasamos muy bien las tres juntas. No me hace falta salir a ningún sitio, aquí lo tengo todo con ellas y muchas noches, cuando Eugenia me deja llamarla así y nos besamos en la cama, ella como siempre ha hecho me domina y yo le doy las gracias por haberme hecho como soy y ponerme en mi sitio.

Ella saca un poco su lengua que yo beso y beso, hasta que mientras me toco, me corro encima de ella.

Es mi premio por hacer todas mis tareas, yo me dedico a portarme bien y a cumplir lo que me mandan como una buena niña, y no quiero a nadie mas, solo a ellas.

Gracias