Mi nueva vida

Primer episodio de una serie protagonizada por un joven estudiante que descubre los placeres de sentirse mujer

Por fin había llegado el momento que más ansiaba en mi vida, iba a salir de mi pueblo natal a estudiar a la gran ciudad. Por mis condiciones de vida, nunca me había sentido tan libre, tan lleno de vida.  En un pueblo de no más de 10.000 hab Es difícil encajar cuando eres un adolescente homosexual y afeminado. La verdad que siempre había hablado del tema con mi madre, que sabe cuáles son mis preferencias sexuales, y era algo de conflicto familiar ya que mi padre, intentaba obviar algo que todo el mundo en la comarca sabe: Soy gay.

Tras años de esfuerzos venía la recompensa, estudiar filología inglesa en la capital. De todos los chavales de mi quinta sólo un compañero más iba a coger la misma carrera que yo, pero al hablar de compartir piso, gastos, viajes… siempre se había mostrado reticente por mi “condición”. Nunca me importó, es más, buscaba su desaprobación para que mi familia no me culpase pero en el fondo ansiaba que no quisiera vivir conmigo. No era por él, que era un bomboncito moreno que hacía las delicias de las chavalitas del pueblo ( y de lo que no son chavalitas jeje) sino por el mero hecho de no tener ningún control del pueblo. Libertad 100%.

Cómo tuve que buscarme la vida por mi cuenta, no pude ir a una residencia del campus por lo que encontré finalmente un pisito a compartir con una chica profesora de guardería, estaba a unos 20 minutos de la universidad en metro, por lo que la distancia no sería problema, además había leído en foros, que el barrio es bastante joven y de clase media alta, por lo que mis ganas por llegar eran máximas, gracias a la ayuda del estado, que me daba una beca los dos primeros años, y alguna perrica que mis padres me enviarían, iba a vivir a cuerpo de rey. Jeje.

Tras esta pequeña introducción, seguiré por describirme, mido 1,70 peso 60 , de cuerpo atlético y fibroso ya que he practicado deporte hasta hace dos años, sobre todo fútbol sala. Llevo el pelo largo y es castaño, peinado hacia un lado y algo alborotado sobre todo por las mañanas, y tengo cara dulce con rasgos no muy marcados, labios carnosos, nariz un poquito respingona y ojos azules.  A mis 18 años todavía no me salía barba solo un ridículo bello que aquí se le hace llamar “piel de melocotón”. También diré que había tenido dos momentos sexuales con chicos, aunque nunca había sido hasta el final. Sólo me había liado con dos tíos uno de ellos ni le metí mano, y al otro un borracho del pueblo de al lado, me engañó para que le hiciera una paja, fue una experiencia nueva y muy gustosa, me gustó mucho tener ese trozo de carne en mis manos, incluso saboreé la punta con mi boca, me moría de  ganas de volver a probar una en condiciones.

En pleno septiembre, yo ya había visitado mi “hogar”  en un par de ocasiones, había llevado mis cosas y estaba listo para empezar mi nueva vida, Marta, mi compañera de piso era una agradable veinteañera que vivía sola porque su anterior compañera tuvo que marcharse. En un momento que pude le dije mis preferencias sexuales, a lo que ella no mostró ningún tipo de síntoma, es más, yo creo que se alegró. Sólo me dijo que le daba igual a quien llevase a casa siempre y cuando hubiera respeto y discreción.

8 A.M.

Suena el despertador, después de unos días de presentaciones y demás royos burocráticos por fin llegaba el momento del día a día, así que tras un desayuno poco consistente, bajé a por el metro.

En la estación había mucha gente pero me fijé en un madurito espectacular: 1,80, 75kgs, de piel morena, pelo con canas y barba de tres días, vestía un traje informal, sin corbata y portaba un maletín, nos cruzamos las miradas, yo no sé porque me avergoncé y miré abajo mientras el metro se detenía. Me senté en uno de los primeros asientos que vi, pensando lo flipado que era pensando que aquí me iba a ligar a todo el que me gustara, que sensación tan frustante…

-Buenos días, ¿puedo sentarme?- dijo un hombre que me sacaba de mis cávalas.

-Sí, por supuesto- respondí sin levantar la cabeza

Al sentarse pude volver a  ver a esa divinidad masculina que apartaba con cuidado mi mochila y comenzaba a ojear un periódico gratuito

-Uy perdón- me excuse en cuanto mi descuido con la mochila…

-Tranquilo a estas horas todavía va vacío, sin embargo me suelo sentar en este sitio, espero que no te importe…-

-No, no para nada- asentí amablemente.

La conversación no fue a más, sólo nos dedicamos unas miradas en silencio, y aunque a mí me gustaría que esas miradas fueran cargadas de erotismo, sólo eran mero trámite. El día transcurrió sin incidencias, conocimos al grupo, los profesores, asignaturas, créditos…. Todo ese royo.

Cada mañana me despertaba con la ilusión de cruzarme al hombre interesante y a menudo lo conseguía, un día vi que entraba por la misma puerta de metro que yo, por lo que supuse que vivía en el mismo distrito, no sé porque pero me puse contento. Nos dábamos los buenos días con una sonrisa, y me intentaba sentar cerca de él, pero no enfrente como el primer día pues está situación provocaría grandes emociones en mí, y no quería llamar la atención.

8 A.M.

-Buenos días-

-Buenos días- como cada mañana

-Veo que hoy no has elegido tu sitio preferido- me armé a decirle con una sonrisa

-Jaja, cómo lo sabes?-

-Soy un chico muy observador-

-Eso está bien, no pretendía molestarte pero a veces es bueno cambiar, por aquello de la rutina.-

-No te preocupes, no molestas, además siempre me fijo en ti porque cojo el periódico que tu lees, hasta la universidad aún me queda camino.-

-Utilizas mi periódico? Me lo podrías haber dicho antes, si quieres puedo coger dos, los encuentro en la esquina de las Armas.

-Ah! Eres muy amable pero no es necesario, sólo ojeo el que dejas tú y lo vuelvo a dejar cuando me bajo- ese dato me daba más información, pues la esquina de Armas estaba dos manzanas de mis piso, ¡qué emoción! – además en la universidad tenemos más para leer durante los descansos.- sentencié con aires de humildad.

-Supongo que estudiaras en la Universidad de las Antillas ¿no?, yo también estudié allí, en el campus tecnológico, tú que estudias?- concluyó” mi madurito”, que me estaba dejando helado con la conversación

-Filología inglesa, no conozco el campus todavía pero mi facultad es la de letras, es mi primer año.- Acerté a decir.

-A bueno seguro que te haces con el campus en un par de meses, hay muy buen ambiente, jaja! Por lo menos en mis tiempos! Tengo que bajar en la siguiente.-

-Sí lo sé.- Casi le corté.

-Ya veo que eres un chico observador- dijo con una sonrisa,- hasta mañana!-

-Adiós!

Pasé todo el día súper feliz, me sentía pletórico después de mi conversación con aquel hombre, a pesar de todo no había nada imposible, quizá también era gay! No quería hacerme ilusiones, aunque ya me las había hecho. Me pegué toda la noche sin pegar ojo, nervioso en que llegase el día siguiente, me levanté muy temprano, me duché, me depilé todo el cuerpo, por mi aspecto aniñado no tengo mucho, aún así no me gustaba tener ninguno, también me hice las dejas, incluso planche mi largo flequillo castaño. Hice el desayuno para los dos, también quería tener un detalle con Marta de vez en cuando, parecía ser una chica maja y alguna noche nos habíamos quedado despiertos hablando de nada hasta las tantas.

8 A.M.

Cuando bajaba las escaleras del metro estaba él releyendo el periódico con un café en la mano, había dejado su maletín en el suelo y apoyado contra éste tenía otro periódico exactamente igual al que llevaba en la mano.

-Buenos días, he traído un periódico para ti!- me saludo con energía, él también parecía radiante y feliz.

-Gracias es un detalle aunque ya te dije que no era necesario agradezco el gesto.-

-No es molestia chaval.-

-Gracias de todos modos,- me quedé callado durante 2mins que tardaba el metro, me había llamado chaval! Jaja parece que le caigo bien, tal era mi nerviosismo que casi tropiezo al entrar al vagón, menos mal que estaba él detrás de mí y me sujetó de la cintura.

-Ten cuidado! Qué no vas a llegar a viejo.

-Ufff, gracias, me he pisado el cordón, menos mal que me has detenido porque iba de morros contra los asientos jaja.

-Para eso estamos hombre, para eso y para lo que quieras campeón ;), además quería pedirte un favor, no sé si es descabellado por mi parte, casi no nos conocemos, pero tengo unos archivos en inglés que quizá tú podrías traducirme…

-Bueno con tal de que no sean muy complicados eso está hecho, además has tenido la molestia de traerme el periódico, pareces un buen tío.- Dije al momento de su proposición.

-Jaja no tan tío que los años no pasan factura….-

-Bueno a mi no pareces para nada mayor.-

-Pues deberías ir al oculista, porque después de 42 primaveras en el cuerpo, todo se nota, tú cuantos tienes?.-

-19.

  • Qué buena edad, con toda la vida por delante.-

-La tuya también es muy buena quedan las cosas más interesantes de la vida.-

-Bueno quizá tengas razón. Volviendo al tema de antes, había pensado que quizá podrías venir a mi casa a cenar y hablamos del trabajo, si te parece complicado o te quita tiempo de tus estudios no pasa nada lo encargo a un profesional.-

-No, no! Digooo que iré a cenar encantado, y hablamos del trabajo…- Cómo le iba a contratar algo a un profesional cuando yo estaría dispuesto a hacerle cualquier cosa, y no precisamente del inglés, porque aparte quiero practicar francés y griego con él! Estoy pillado por él porque estoy convencido de que me corresponde.

-Genial, qué tal te viene está semana?-

-Por mi bien, tengo todas las noches libres.-

-Qué te parece esta noche?.-

-Bien no hay problema.-(es más un placer mmmmmmm)

-Perfecto, da gusto hablar contigo, vivo en la Avenida Almería, número2, 3ºE, la conoces ¿no?-

-Sí sí es muy conocida, yo vivo  al lado, a qué hora te viene bien?

-A las 8? Para que se nos haga muy tarde.-

-Valeee, y no te descuides que esta es tu parada!!! Hasta luegooo.

-Aibá!, no me había dado cuenta, gracias hasta luego.

No me lo podía creer!, Tenía una cita con mi madurito, ni siquiera conocía su nombre aunque sí su dirección. Posiblemente llegaría a su casa y me encontraría con una súper mujer y dos hijos pero algo decía en mí que estaría solo. Esperándome con deseo tras quince días de miraditas en el metro.

Hacía buena tarde así que me puse un polo, un vaquero ajustado (me encanta marcar culito) y unas zapatillas deportivas, aún así cogí un jersey de punto para volver de regreso a casa, volví a mi piso corriendo y finalmente decidí ponerme mi prenda interior preferida, una braga de mujer, muy masculina pero de mujer, aunque nunca me había vestido de chica, siempre se me había rondado por la cabeza, y con esas braguitas me sentía muy sexy y seguro.

8 P.M.

-Ding dong!

-Hombre, pasa pasa, me has pillado en fuera de juego, ves al salón y ponte la tele que regreso en seguida- Estaba en bolas tapado por una pequeña toalla, tenía buenos brazos, un pecho bien marcado y un vientre perfecto, con bello estratégicamente puesto, tras esa toallita se veía un culo perfecto.

-Vaya! Lo siento

  • No, no es culpa mía, estás en tu casa….. por cierto, cómo te llamas?

-Pablo y tú?

-Javier.- dijo mientras se perdía por el pasillo.

No parecía a ver nadie más en la casa, era un bajo bien situado, un edificio antiguo pero restaurado. Estaba decorado de manera minimalista, cotilleé las fotos, y parecía soltero! Mi nerviosismo aumentaba a segundos. Por fin apareció con un pantalón de vestir y camisa, incluso zapatos en su propia casa.

-Vaya te has arreglado mucho, que estás en tu casa.- dije para romper el hielo.

-Me gusta estar formal en asuntos de trabajo.-

-Ah!- dije desilusionado

-Bueno también somos amigos de metro, podemos divertirnos.- dijo notando mi desilusión.

Así se fue a la cocina y trajo un asado que ya había olido, estuvimos ablando de temas triviales pero de información . Que si era informático, que estuvo casado pero no funcionó, que tenía dos hermanos y sus padres en un pueblo de Albacete, y trabaja para el gobierno pero no me dijo específicamente a que. Yo también hablé de mi situación, que tampoco era de aquí, que había venido a estudiar… y me preguntó:

-Y tienes novia?-

  • No, no tengo pareja.-

-Pareces que no lo dices muy convencido.-

-Bueno nunca lo he tenido.-

-Lo??- Vaya, se me había escapado.

-Sí, bueno… espero que no te importe, pero no me gustan las mujeres.- me atreví a decir siendo los segundos más largos de mi vida.

-Ah! Genial, lo noté el primer día que te vi en el metro.-

-Lo sabiaaaas? Tanto se me nota?

-Bueno un poco… pero no pasa nada, a mí tampoco me gustan las mujeres, bueno no del todo – aclaró.- Me gustan los chicos como tú.

Su mano empezó a tocarme la pierna y yo me quedé petrificado mirando la mano. Se levantó de la mesa y me dijo al oído:

-No te hagas el tonto, qué sabes a que has venido ¿no?.-

-Sí.- susurré casi sin voz

Acto seguido se me lanzó a los labios, nos besamos apasionadamente mientras me levantaba de la silla y me dirigía al sofá, me tiró de un empujón y se abalanzó sobre mi cuerpo, se quitaba los botones de su camisa, volvimos a besarnos, yo estaba totalmente entregado, me dejaba hacer lo que quisiese, por primera vez estaría a su merced, me quitó la camiseta, me mordisqueaba los pezones, me besaba el cuello. Me ordenó quitarme los pantalones mientras él también lo hacía. Mi bulto era sobresaliente incluso había mojado con la punta del líquido preseminal, se dio cuenta de esto y sobre todo de la prenda que llevaba.

-Vaya, vaya. Si al final vas a terminar siendo unA traviesillA, qué braguitas tan bonitas, te las has puesto para mí?-

Estaba avergonzado y excitadísimo a la vez, no dije nada, sólo me hizo un gesto para que fuera a su lado, me levanté, y cuando llegué me hizo presión en la cabeza para que me agachara, lo entendí perfectamente, me puse de rodillas, así que cuando me dispuse a sacar ese pedazo de tranca del bóxer me agarró las manos, me las llevó a la espalda y me dijo:

-El postre te lo vas a comer sin manos, vale?

De rodillas y sin decir nada más, bajé con torpeza el bóxer con mis dientes, y de repente me sacudió en mi cara un látigo de carne de 19 cms. Gorda de grosor, con vello púbico pero rasurado, y un prepucio hinchado rojizo, con el preseminal también asomando, nunca había tenido ese privilegio de imagen: un pollón de un madurito visto desde abajo, estaba ansioso pos tragármela así que me metí el prepucio en la boca y la succioné, debió gustarle porque un escalofrío recorrió todo su cuerpo, entonces empecé a jugar con mi lengua recorriendo cada centímetro de su polla, lamía desde los huevos hasta la punta, me la pasaba de lado por los labios, estaba disfrutando aún así intenté acomodarme la polla con mi mano y la respuesta fue mayúscula: Zash!

-Te he dicho que las manos no se usan!- dijo aparentemente enfadado tras darme un bofetón en la cara y sujetandome de la mandíbula con la otra mano.-No quiero que hagamos cosas que no queramos los dos, perdona…-se intentó disculpar.

-No no,- dije avergonzado y con cara de lujuria.- La culpa ha sido mía, ya me dijiste que no debía usar las manos,- concluí con una sonrisa antes de volver a meterla en la boca.

-Veo que vamos a hacer muy buenas migas, me gusta llevar la iniciativa y que se haga lo que yo diga, espero que estés decidido a cumplirlo.-

Asentí sin sacármela de la boca.

-Por cierto me gusta mucho las bragas que llevas pero te las vas a tener que quitar, quiero ver tu sorpresa y sobre todo tu culito.-

Acerté a quitármelas con destreza mientras le comía los huevos, los metía y los sacaba de mi boca como si fueran cerezas.

-Vaya, vaya, mira que rabo tiene el muchacho de las bragas, vamos a ver ahora tu cueva, ven!.- dijo mientras se tumbaba en el sofá.

Me indicó que me sentara de rodillas encima de su cara con lo que mi agujerito quedaba perfecto para su lengua, yo mientras sólo pensaba en volver a meterme esa tranca en la boca. Al ver mi culo depilado y con muy poco pelo exclamó:

-Me estás dejando alucinado, apenas voy a tener que transformarte para que me gustes de verdad…-

Sus palabras me sonaron extrañas pero comenzó a lamerme todo el culo, me follaba con su lengua y se lo habría con las manos, yo gemí y me olvidé de sus palabras sólo quería disfrutar del momento, subía y bajaba la cabeza sin parar, estaba realizando mi primera follada con la boca y me ponía muy cachondo, me sentía una auténtica “putita”, empezó a jugar con sus dedos y me daba placer, yo ya me había metido mis dedos alguna vez en la intimidad, y estaba acostumbrado, sin embargo sentí un rayo en mi culo, había insertado en mi interior tres dedos de golpe, casi me desmayo. Se dio cuenta de mi dolor y se sonrió.

-No me digas, que además eres virgen?

-Sí, y espero que me respetes, creo que no estoy preparado todavía.- Respondí a la vez que me colocaba en posición defensiva, mientras un pinchazo agudo en mis entrañas me mataba desde dentro.- Además creo que necesito ir al baño….

-Claro, no vamos a hacer nada que no quieras, ante todo existe el respeto como persona y el baño está al fondo a la izquierda.-

Salté del sofá y corrí a la taza del váter… un estruendo recorrió el edificio, el asado bajó de golpe en forme de heces, tras un par de minutos sonó la puerta. Toc toc!

-Te encuentras bien?

-Sí, sí ya salgo.

Me esperaba apoyado en el marco de la puerta aún con la polla mirando al cielo.

-No te preocupes, me gustaría volver a verte, esperaré con deseo tu decisión.-

-Perdón, poooor todo esto, no me lo esperaba, espero que la siguiente vez lo hagamos bien.-

Tras decir esto, me empezó a besar con ternura, me mordía los labios, a veces con pasional violencia, pero me encantaba, empezó a pajearme y yo instintivamente con los ojos cerrados busqué su tronco.

-Shhhh, ya hemos dicho antes que sin las manos.- dijo cogiéndome del cuello y llevándome directamente a su polla.- Mira he traído esto, para que no te vuelvas a equivocar.-

Me enseñó unas esposas que me puso sin yo decir nada, la verdad que me gustaba la situación, me puso un cojín en las rodillas y empecé a mamársela en al pasillo, la metía y la sacaba de mi boca con rapidez, me dejaba que yo llevase el ritmo de la comida, hasta que me agarró la cara y me djio:

-Quieres comértela entera?

Asentí, y abrí mi boca todo lo que puse, fue poco a poco metiendo su tranca, cacho a cacho desaparecía en mi morada, hasta que llegó a mi campanilla y hice una arcada, me la saco un poco para dejarme respirar.

-Jaja, tu primera arcada? Tienes que acostumbrarte a tragártela entera, debes abrir la garganta también, no solo la boca, volvamos a probar.-

De nuevo me metió la polla en la boca poco a poco y cuando llegó a la garganta la liberé y entró hasta la base, estaba comiendo el vello púbico con la polla dentro! Era genial, pasé unos segundos así hasta que sentía que no podía respirar y me aparte dando un respingo.

-Ahhhh!-Jadeaba.

-Muy bien, eso es, veo que aprendes muy rápido.- Decía con satisfacción mientras se pajeaba…- Voy a terminar pronto, te lo quieres tragar?

No dije nada, así que me la metió de golpe me empezó a follar mi boca sin piedad, agarrándome del pelo y llevando el ritmo de mi cabeza, cuando sentí que sus jadeos se acentuaban me aparaté, y el entendió mi posición. Mientras le comía los huevos él se pajeaba, hasta que sentí una explosión, un chorro me inundó la cara, con extraña maestría llevé mi boca hasta el segundo chorro que calló entre mis labios, saboreé dos chorros más y los demás cayeron en mi pecho. No me atreví a tragarlo así que lo dejé caer sobre las comisuras de mis labios.

-Espera no lo tires!,- dijo y empezó a pajearme, yo estaba a punto así que tras un minuto de sacudidas descargue mi lefa en su mano que estaba esperándola. Con su mano llena de mi leche me la pasó por la boca y luego me besó. Fue una situación extraña pero me sentía completísimo.- La próxima espero que te lo tragues ;).-

Me quitó las esposas y me ofreció una ducha que yo acepté dándole un último beso en su polla morcillona.

Me preparé para la vuelta a casa, hablamos de la experiencia y me dijo que había sido una noche genial y que esperaba que hubiera más. Yo también me mostré ilusionado en una próxima cita, había encontrado a un hombre que me descubriría el sexo, además era simpático, guapo, con clase y respetuoso. Nos tomamos una cerveza mientras se sinceraba conmigo diciendo que siempre le había gustado la juventud y que tras su ruptura en el matrimonio había tenido dos experiencias con chavales, aunque muy inmaduros. Me dijo que yo parecía perfecto.

-Espero verte mañana en la estación.-

-Ahí estaré, no lo dudes.- Me despedí.