Mi nueva vida como Gay (1)

Como conocí al hombre que cambió mi vida como mi esposa me ayudó a conquistarlo y como nos quedamos los dos viviendo con él.

MI NUEVA VIDA COMO GAY ( I )

Dedicado a Jean Carlos, gracias por tu historia.

Con veinte años de casado y con un matrimonio felizmente pasivo y rutinario que me daban estabilidad nunca imagine que mi vida daría un salto improvisto hacia algo desconocido totalmente para mí.

Mis dos hijas habían formado sus hogares. Mi esposa, quien toda su vida a sido una mujer cariñosa, entretenida pero muy conformista en el sexo, me trataba mas como a un hermano que como un macho.

Yo sabía que los sábados por la noche ella esperaba su racioncita semanal de sexo que la mantenía en equilibrio totalmente.

Yo cumplía cabalmente como un varón y eso ya era una rutina como bañarse, comer o defecar.

Nunca nos exigímos nada en el sexo, estuvimos muy satisfechos con lo que hacíamos.

Mi esposa aún se conservaba muy hermosa y yo le había sido fiel durante toda nuestra vida conyugal. Igualmente pasaba lo mismo con ella quien nunca había probadp otro hombre sino a mí.

El año pasado conocí a un personaje quién colapsó todo mi sistema nervioso, y quien cambiaría totalmente mi vida.

Se llama Frank., un chofer de gandolas de treinta y tres años, moreno pelo ensortijado de gruesos labios, y una hermosa musculatura producida por los años de entrenamiento físico.

Trabajo como vendedor de una firma comercial especializada en repuestos de vehículos y Frank, era mi cliente.

De inmediato su sonrisa y su cortesía me llamaron la atención. Era muy educado, amable, sencillamente elegante y muy aseado.

En una oportunidad en que salía del trabajo me lo encuentro en el estacionamiento y decidimos tomarnos unas cervezas, era un viernes que anunciaba que yo no trabajaría mas, sino hasta el lunes.

Frank, acababa de llegar de un viaje y venía con ganas inmensas de beber algo frío.

Entablamos una amena charla que se extendió durante cuatro horas, las cuales me parecieron muy cortas.

Ya para despedirnos, ambos con algo de ebriedad quedamos en encontrarnos el próximo viernes, con la promesa que ibamos amanecer tomando tragos. Y hablar muchos mas temas de los que habíamos hablado y de los que habíamos disfrutado plenamente.

Llegué a mi casa con un ánimo inusitado que sorprendió a mi mujer.

Le conté lo ocurrido y ella se admiró de que yo que era tan poco formador de amistades estuviera tan entusiasmado con Frank.

Le prometí traerselo y presentarselo, para que ella me diera su opinión sobre mi nuevo amigo.

Esa semana para mi fue interminable. Solo pensaba en el viernes. En mi interior sabía que algo andaba funcionando mal. Nunca me había llamado la atención entablar amistad con personas de cualquier sexo, y mucho menos con los de mi mismo sexo.

Pero la presencia de Frank me inyectaba energía y alegría. Reí solo pensando la posibilidad de una falla en mi "carburador". ¿ Dios mío porqué ese hombre me gusta tanto?

No conocía entre mí ese fallón netamente homosexual. Siempre estuve indiferente ante las actitudes gay de las personas. Ni las apoyaba, ni las atacaba.

Respetaba esa tendencia sexual de cualquier ser humano.

El viernes invité a Frank a mi casa, en compañía de mi esposa Ana nos tomamos dos botellas de whisky dieciocho años que teníamos guardados para ocasiones especiales.

Ana nos cocinó y atendió de maravilla. Frank quedó encantado y nos prometió que la próxima vez él sería el anfitrión.

Al marcharse Frank, Ana y yo nos fuímos a dormir. Estabamos bastante tomados, pero sin sueño. Y nos pusimos a hablar sobre Frank.

¿Qué te parece Frank? Le pregunté iniciando la charla.

Me gustó mucho- contestó. Y comenzó a enumerar las cualidades de Frank.

Entonces con una sonrisa pícara me preguntó :

Papi, será que te me estás amariqueando?. Te estoy notando muy entusiasmado con ese hombre. Nunca te había visto así con nadie, mejor dicho, esa carita que pones , la ponías cuando me estabas atacando a mí.

Tragué saliva ante la franqueza de mi mujer. Y quedé tan sorprendido que no atinaba que contestar. Esa mujer me conocí como si ella me hubiese parido.

Ante mi silencio se echó a reir como una loca. Se encaramó sobre mí y comenzó a besarme dulcemente. Yo estaba tan erecto como no recordaba desde hacía cuánto. Le apreté las nalgas y nos dimos una cojida como la de aquellos tiempos en que eramos novios. Fue tan satisfactoria la relación, que la repetimos de nuevo hasta quedarnos profundamente dormidos.

Al amanecer, preparé el desayuno y desperté a mi mujercita con un beso rico.Desayunamos alegremente. La tomé de sus manos y le dí las gracias por haberme hecho pasar una noche tan hermosa. También le confirme que nunca amaría a otra mujer en mi vida como lo hacía con ella. Que ella era todo para mí. Que si ella moría primero que yo, no soportaría vivir sin ella. Nos incorporamos de la mesa y nos abrazamos por largo rato.

Ella agarró tiernamente mis nalgas, me miró profundamente a los ojos y me díjo.

Te gusta mucho Frank, verdad?

Bajé la vista con pena y recosté mis mejillas de las de ella.

Volvió a preguntar, ante mi silencio.

¿Qué vas a hacer Papito? No quiero que te hagan daño. No soportaría que te pasara nada malo. Nunca te voy abandonar decidas lo que decidas.

Gracias mi amor, le contesté apretandola fuertemente.

Aunque yo no quería, me puse a llorar como un bebé. Nos acostamos de nuevo. Incrusté mi cabeza entre sus senos y comencé a temblar y sollozar entre el olor divino de su pecho y de sus axilas.

Frank nos invitó a mi esposa y a mí a pasar un fin de semana en una finca humilde pero muy cómoda, de su propiedad. Mi esposa aceptó ir con nosotros.

Pero al estar sola conmigo me díjo, sonriendo:

Quedate tranquilo que yo no voy a ir. Ojalá tengas suerte.

¿Tú crees que acepté hacerlo conmigo? Le pregunté sin verla a los ojos.

Solo se sincero con él. Si no acepta, preparate para no verlo mas en tu vida y resignate a que el propague tu homosexualidad por los cuatro vientos.

Y......... si acepta. Disfrutalo como nunca.

Entonces, con malicia me introdujo dos dedos entre las nalgas, por encima de mi pantalón.

Frank no se imagina lo lindo que tienes tu culito.

Mi amor . Dime la verdad. Le pregunté

Esa vaina duele mucho?

Ella se echó a reir.

  • Cuando tu me cojes por el culo gozo de lo lindo y nunca me duele.

Y eso que tu tienes 16 centimetros de estaca. Ahora........si Frank está muy bien dotado es posible que te duela mucho. Pero sabes una cosa? La penetración anal es deliciosa.

No dormí casi en la noche.

En la mañana temprano Frank nos vino a buscar.

Mi mujer le díjo que estaba indispuesta. Que solo yo lo acompañaria en el viaje.

Nos despedimos. Al besarme Ana me dice al oído. Que tengas suerte Papito.

Note en sus ojos, preocupación y tristeza.

No toda mujer ve partir a su marido hacia una posible relación homosexual y lo acepta.

Hay mi Ana, como tú no hay dos. Gracias mi vida.

Frank y yo hablabamos sin parar durante el viaje y durante toda la mañana.

Comenzamos a ingerir licor después del almuerzo. Paseamos por la finquita y me presentó a varios vecinos. Frank no tenía pareja actualmente, estaba separado de su segunda mujer y me llamaba la atención la forma despectiva cuando se refería al sexo opuesto. Se sentía mucha decepción en sus palabras, incluso sus ojos se humedecían cuando hablaba de su primera esposa a quien nunca había podido olvidar.

Por la noche nos acostamos en unas hamacas en el patio de la casa. Estaba oscureciendo.

Y ya estabamos totalmente ebrios.

Frank quería tomar café y yo me ofrecí a prepararselo.

Le pregunté si tenía hambre. Le hice un aperitivo.

Le pregunté si se iba a bañar antes que yo para prestarle mi paño seco para que se secara.

Le pregunté si tenía cobija para arroparse, porque sino yo le daba la mía.

Frank me miró seriamente y me díjo:

-Jean pareces mi mujer, acaso tu votas la segunda? . Te comportas como un gay.

-Me sorprendí por tal brusquedad

Y sin verle la cara respondí en voz baja pero audible:

-Si eso fuera así, cambiaría algo nuestra amistad?

Frank tenía los ojos inmensamente abiertos.

De pronto, dio la impresión que el entendía que mi respuesta era una broma y cambio la conversación.

Pero yo había comenzado a actuar y esperaba un comportamiento positivo o negativo. Me decidí a que ahora o nunca Frank tenía que enterarse que él me interesaba.

La ebriedad se me había disipado me sentía con valor para hablar. Era mucho lo que me estaba jugando. Mi dignidad como ser humano. Mi hombría. La amistad de un ser querido.

-Frank podrías escucharme un planteamiento que tengo que hacerte?

Frank se volteó, preocupado. Arrugando la frente y frunciendo el ceño.

Parecía que ya se imaginaba lo que le iba a contar.

-De qué se trata?- se sentó en un taburete.

-Primero que nada si no estas de acuerdo con lo que te voy a decir, te prometo que me voy de tu casa ahora mismo. Solo te agradezco que mantengas tu educación y amabilidad con la que me has tratado todo este tiempo.

-Dime pues- agregó

-Tengo una fantasía sexual contigo- le lancé de frente

Frank me miró con odio, sus labios estaban apretados y no díjo nada

-Desde que te conocí solo pienso en esa fantasía, es algo que nunca me había pasado vale, ni yo mismo sabía que tenía tendencia homosexual.

Frank contestó secamente:

-Amigo, usted se peló conmigo, se equivocó. Yo no me relaciono en esa forma con machos, y.......te agradezco te marches de mi casa ya.

Ese balde de agua fría me causo una opresión en mi pecho. Fui hacia donde tenía el maletín recojí mis cosas y me largué.

Un nudo en mi garganta y un llanto ahogado, me acompañaron por el camino oscuro y sin pavimento que se dirigía hacia el terminal de buses.

Muy tarde, casi amaneciendo llegué a mi hogar.

Mi esposa me vió la cara y comprendió todo.

Me acompañó en el baño y me ayudó a bañarme. Me quedé dormido profundamente en sus brazos. No cruzamos palabras. Solo el silencio y mi tristeza le indicaban a ella mi fracaso.

Yo en la próxima entrega les contaré como se desarrollaron los acontecimientos posteriormente, por ahora está muy largo este relato.

sotomayormartin@hotmail.com