Mi nueva vida 2

-Así quiero que te comportes putita.- Me dijo mientras yo disfrutaba de los típicos calambres mientras me la limpiaba.-Y ahora dime, quieres olvidarte de Pablo y que para mí seas Paula para siempre? Estoy indeciso, ayúdame a seguir el relato, quieres que me convierta en mujer? Haz un comentario e

8 A.M.

Tras una noche plagada de fantasías con Javier, me costó conciliar el sueño, todavía no me lo podía creer. Me estaba enamorando de un hombre que me doblaba la edad, y me encantaba sentirme bajo su lecho.

Llegué unos minutos tarde y el tren se me escapó, así que decidí tomarme la mañana libre, total no tenía clases importantes a las que asistir. Lleno de vergüenza por mi inexperiencia me dirigí hasta un sex-shop cercano a la estación, tras echarle un vistazo a todo el material de la tienda decidí  preguntar a la chica por un consolador que había visto y se parecía mucho a la polla de Javier, también me llevé un par de películas de transexuales, me ponía mucho ver a una mujer con rabo.

-Son 23 con 50

-Gracias.- dije amablemente.

Desayuné en una elegante cafetería donde las mujeres me miraban extrañadas, me gustó la situación así que tras pagar me dirigí hacia a casa aunque estaba un poco perdido por lo que pensé que sería buena idea coger un taxi. Cuando iba hacia la esquina me percaté que en la acera de enfrente había una tienda de ropa interior femenina y vi mejor idea comprarme unas braguitas nuevas para que Javier no pensara que sólo tenía unas. Elegí un tanguita súper femenino de encaje de color morado, con su liguero a juego. Me daba mucha vergüenza pero dije que eran para mi novia, cosa que las chicas del mostrador no creyeron pues oí unas risitas cuando salía de la tienda. Además me regalaron el sujetador advirtiéndome que si mi novia no tenía tetas… no sabía cómo usarlo pero lo usaría.

Llegué a mi casa a las 12 del medio día, Marta estaba trabajando así que decidí usar todo lo que me había comprado. Tras defecar correctamente, me di una ducha y cuando salí me puse el tanga y las medias, me veía muy sexy, así que me probé también el sujetador, me quedaba holgado, pero entre la forma y un relleno que me puse me quedó muy bien, sin embargo sabía que se me escapaba algo, los zapatos! Fui corriendo a la habitación de Marta y escogí unos zapatos blancos con tacón de aguja, ahora sí que me sentía como una putita. Cogí vaselina del baño y fui directo a mi cuarto.

Me puse las pelis mientras me miraba al espejo y me comía el consolador, era naranja de buen tamaño, pronto noté la excitación gracias a la película en la que una preciosa mujer negra perforaba el culito de un blancucho con un rabo espectacular. Me unté el culo y los dedos con la vaselina y empecé a jugar metiéndomelos poco a poco. Con el tanga fuera y la polla como un mástil apoyé la base del consolador en el suelo y de cuclillas empecé a metérmelo poco a poco, la experiencia era sublime y dolorosa, sin embargo seguí metiéndomelo poco a poco con lágrimas en los ojos hasta que llegué a las base. No había sido para tanto, por lo que empecé a cabalgar lentamente sobre él, a veces me lo sacaba entero y lo volvía a meter hasta la base. Me pegué media hora haciendo esto hasta que la negra se corrió en el pecho del hombre y yo descargaba mi leche sobre el suelo de mi cuarto, estaba exhausto, pero me quedaban fuerzas para lamer como una perra mi semen, probarlo y tragarlo, no estaba nada mal.

Aún era mitad día, y yo sólo pensaba en volver a tener un encuentro con Javier, sin pensármelo dos veces me dirigí con paso firme a su apartamento, toqué el timbre dos veces, pero no me contestaba nadie, mi hombre no debía ir a casa para comer, así que me aventuré a dejarle una nota en el buzón: “Soy Pablo, el estudiante de filología de Las Antillas, hoy he llegado tarde al tren, sin embargo, me gustaría dar un repaso a los informes que me dijiste, si tu también quieres, llámame a mi número, 667667767”.

Pasé la tarde viendo la tele y hablando con Marta, le conté que ya había ligado, pero no le dije con quien, me daba vergüenza decir que tuve mi primer acto sexual serio con un hombre maduro, pero a la vez me llenaba de satisfacción. Así hasta las cinco de la tarde que sonó mi móvil.

-Ring! Ring!- No conocía la llamada entrante, que raro…

-Pablo?

-Sí, eres Javier?- Contesté sabiendo la pregunta.

-Sí, qué tal? He visto tu nota en el buzón, ha sido un detalle ya me había preocupado al no verte en la estación.-

-Ya, por eso he querido avisarte.-

-Muy bien, oye queeee “los informes” podemos mirarlos cuando quieras.- Me soltó con voz animada.

-Pues yo no tengo que volver a clase hasta mañana me puedo pasar por tu casa cuando te vaya bien.-

-Genial, pásate ahora si quieres, ya he llegado del trabajo.-

-Muy bien, en media hora estoy allí, además también quiero echarle un ojo a ese trabajo que no pudimos hacer ayer, creo que ya he aprendido.-Dije de modo sensual para que supiera que estaba dispuesto a que me petara el culo por primera vez.

-Te has preparado eh perrita? Jaja que bien me caes Pablo. Aquí te espero. Un beso. Chao.-

Con el estómago vacío y tras darme una ducha, me puse mis nuevas compras, el tanga y el liguero, ya que no quería dar la nota por la calle, decidí no ponerme el sujetador.

-Hola Pablo, pasa.-

-Gracias Javi, encantado de volver a tu casa.-

-Yo también estoy contento de que vuelvas, además hoy ya sabemos a lo hemos venido y tenemos toda la tarde por delante.-

-Y la noche si quieres que me quedé.- Le corté con una sonrisa.

-Veo que has venido preparado a dar guerra eh Pablito?-

-Ayer pasé mucha vergüenza porque sinceramente me cagaba encima literalmente.- dije riendo nervioso.- Y hoy quiero compensarlo.-

-Ja ja! No te preocupes, todos hemos tenido una primera vez, y hoy lo vamos a hacer sin prisas te parece?- Dijo mientras se acercaba a mi boca.

Comenzamos a besarnos apasionadamente mientras cerraba la puerta del apartamento, rápidamente me quitó el jersey y empezó a sobarme el paquete, pronto me di cuenta de lo que buscaba.

-Hoy has cambiado de bragas eh puta! Hoy llevas un tanga de señorita, te gusta vestirte de mujer?- Me preguntó mientras me estiraba de la tira del tanga.

-Si te soy sincero nunca me he vestido, pero compré éstas para sentirme más sexy, la verdad que siempre he fantaseado con ser mujer, por lo menos sentirme como una.-

-Vaya, vaya. Si quieres puedo convertirte en una chica, tengo ropa de mi exmujer, además ya he vestido alguno como tú, aunque no tan afeminado. Vamos al baño.- Ordenó.

Sin pensarlo le seguí a través del estrecho pasillo, entró en el baño y empezó a rebuscar por uno de los armarios que tenía. Sacó un neceser y cuando lo abrió vi un kit de maquillaje muy completo. Había diferentes sombras de ojos, lápices para la raya, coloretes, “pote”, pintalabios, incluso había pestañas y uñas postizas.

-Desnúdate!

Lo hice, me daba vergüenza la situación ya que había mucha luz y él estaba vestido, además mi erección era mayúscula ya que estaba ansioso por vestirme de mujer. Me metió en la ducha y tras pasarme una cuchilla de afeitar por la cara y el pubis, empezó a hacerme una mamada.

-Disfruta de tu última mamada como chico, luego te convertiré en Paula.-

Dejé hacerme, me lamía el tronco de la polla mientras me pajeaba, tenía una gran destreza, sabía lo que hacía. Me comió los huevos, incluso noté como se metía los dos a la vez en la boca. Cuando notaba que mis suspiros iban en aumento empezó a hacerme una follada con los labios excepcional, intenté separarle la cabeza para vaciar mi lefa pero se la metió hasta adentro y descargué en su garganta. No vi salir ni una gota se lo tragó todo.

-Así quiero que te comportes putita.- Me dijo mientras yo disfrutaba de los típicos calambres mientras me la limpiaba.-Y ahora dime, quieres olvidarte de Pablo y que para mí seas Paula para siempre?

Estoy indeciso, ayúdame a seguir el relato, quieres que me convierta en mujer? Haz un comentario en el relato con tu opinión. Gracias guapo ;)