Mi nueva Vecina.

Nunca pense que me sentiria atraia por una mujer , pero esa guapa y sensual rubia hizo romper todos los tabues habidos y por haber que existian en mi mente.

Acabamos de mudarnos a nuestro nuevo apartamento, estaba muy emocionada ya que era nuestro primer  hogar como marido y mujer. Nuestra primera noche fue espectacular ya que mi marido me hizo el amor como nunca.

Al otro día, yo estaba sola en casa porque mi marido se había marchado a trabajar, yo continuaba en casa porque había tomado vacaciones. Mientras arreglaba algunas cosas de la mudanza sentí que alguien tocaba la puerta y fui a ver quién era:

-           Hola.

-          Hola, le conteste, pero con mi ojos internados en sus dos tremendas tetas casi perfectas.

-          Me imagino que serás mi nueva vecina, cierto. Yo me sentía que estaba fuera de la realidad, estaba perdida entre los pechos de mi nueva vecina y pensé Dios que me pasa?

-          ¿Estás bien te pasa algo? Me dijo – jejeje no todo está bien solo me distraje un poco, me decías algo.

-          Si, te decía que si eres mi nueva vecina. Algo aturdida le respondí: si.

En ese momento no sabía qué hacer, si dejarla pasar o dejarla parada en la puerta y yo con mis ojos dentro de sus tetas. Me sentí algo extrañada porque nunca en mi vida había sentido algo por una mujer. Mi  nueva vecina me saco de mis pensamientos diciéndome:

-          ¿Me dejas pasar?

-          Ahh si claro, conteste algo nerviosa.

-          Me llamo Gina.

-          Un placer Gina, mi nombre es Angélica, disculpa el desorden nos acabamos de instalar.

-          Lo se me dijo, dándome un ramo de flores como bienvenida.

Ese día Gina llevaba puesto una faldita que dejaba ver sus bien formadas piernas, una blusa bastante sexy y como les había dicho se mostraban perfectos.  No sé cómo paso ni donde me salió pero de un momento a otro le dije: me encantan tus tetas. Ella se quedo mirándome y sonrió.

-          No espera menos de ti, sabía que yo te iba a gustar, me vestí así para llamar tu atención.

Y valla que lo hizo y muy bien, porque había despertado en mi algo que no  exista en mis pensamientos.  Me dio un pequeño beso y se marcho. Yo me quede sin palabras y lo mejor fue que yo había respondido aquel beso. Pase toda la tarde pensando en mi nueva vecina y en como serian las cosas después de lo sucedido.

Al caer la noche llega mi marido, con un tremendo regalo para mí:

-          Hola amor, como pasaste el día?

-          Todo bien cariño, normal. Mentí.

-          Mira lo que te eh traído, para mi sorpresa era un tremendo dildo negro, en mi mente se dibujo una imagen de Gina desnuda sobre mi cama y yo metiéndole hasta el fondo aquel dildo que mi esposo me había regalado.

-          Y esto mi vida, pregunte, disimulando estar sorprendida.

-          Es que del trabajo me han mandado a una conferencia y es fuera de la ciudad y quería que estuvieras distraída en mi ausencia, con una sonrisa le di un abrazo en forma de agradecimiento.

Después de la cena me sentía muy inquieta por lo que había pasado en la mañana  y además estaba bien cachonda. Tome a mi esposo por las manos y lo lleve a la habitación: quiero que me quites esta calentura que no aguanto, le dije.

Mi marido me tiro en la cama y empezó a besarme con locura, mientras sobaba mis tetas, me quito la ropa que llevaba y comenzó a lamer mi coño, tenía un mete y saca con su lengua mas dos de sus dedos.

-          Ahh papi me vengo, amor me vengo, tuve mi primer orgasmo.

Después yo pase a ser quien dominaba, y comencé a cabalgar a mi marido, seguimos así hasta que el tubo también su orgasmo, quedamos dormidos después de tan menudo polvo. Al otro día no podía dejar de pensar en Gina, fui a su apartamento, al llegar parecía que ella sabía que yo vendría y solamente me dijo pasa. Yo que era bastante calentona lleve el dildo que mi esposo me había regalado. No perdió tiempo y me llevo a su habitación, yo estaba tan excitada que llevaba todo mi coñito húmedo.

Yo no tuve que hacer nada ella hizo todo el trabajo, me desnudo y se desnudo también, comenzó a besar todo mi cuello mientras iba sobando mis tetas, llevo mi mano a su coñito que también estaba húmedo; me tiro en la cama y empezó a lamer mi coño, fue  algo increíble nunca había sentido tal placer y lo peor era que una mujer que lo está ocasionando. Ella seguía lamiéndome el coño mientras introducía sus dedos a mi huequito, el placer fue tan inmenso que ni cuenta me di cuando ella desvirgaba mi culo, solo me decía: - te gusta puta ahh te gusta.

De repente y sin darme cuenta nos encontrábamos en rico y delicioso 69, al principio no sabía qué hacer, pues nunca había probado una coño, además no tenia opción era chupárselo o chupárselo y así lo hice.

Luego pasamos a una posición que ella le llamo tijeras que era su coño frente al mío , lo cual me llevo a la gloria , no me quería despegar de ella el placer era tan inmenso que no me despegue hasta que ambas tuvimos un orgasmo.

Nos tiramos en la cama y le dije con voz poco agitada:

-          Que haremos de ahora en adelante

-          Nada , tu seguirás con tu esposo , yo con el mío ; no tenía la mas mínima idea de que era casada. – pero serás mi amante hasta que tengamos vidas , añadió .

Sus palabras me hicieron estremecer, y lo único que pude decir fue:

-          TE AMO , Gina .