Mi nueva madrastra (parte 5)

Los planes improvisados siempre son los mejores.

A la mañana siguiente despierto, algo desconcertado, con María acurrucada a mi izquierda, muy dulce, quién diría que esa chica tan preciosa se convertía en la zorra que era en la cama, pienso para mis adentros. Miro mi reloj, sin saber muy bien a qué hora me dormí ni que hora era en aquel momento, las 10:45, joder, a las 12 me iba con Rebeca a Madrid, se me había olvidado. Rebeca, es verdad, ayer nos espió mientras follabamos al llegar, menos mal que María se puso a 4, si se hubiera puesto encima la podría haber visto, sigo pensando, cuando noto que María se va despertando.

L- Buenos días dormilona, que tal estás? Le pregunto al sentirme yo con un poco de resaca, ¿Cuanto bebí ayer? Pienso en mi cabeza, al haber pedido la cuenta en el trastos después del tercer chupito.

M - Joe, tengo un poco de resaca, hoy no bebo nada. Me dice María con un poco de mala cara.

L - Si, eso mismo me dijiste el sábado pasado. Me río al recordar que tuve que llevarla a casa por el pedo que llevaba encima.

M - Anda calla, no me lo recuerdes. Me dice María con una sonrisa avergonzada en la cara, incorporandose para darme un beso.

L - María, ayer se me olvidó decirte que hoy me iba a Madrid con Rebeca, hemos quedado a las 12, ¿Te llevo a casa? Le pregunto haciendole una caricia en su mejilla derecha

M - Vale Lucas, no te preocupes. Si, igual mejor, si tengo que ir andando o en bus creo que me va a dar algo.

Salimos ambos de la cama, aún desnudos. María se pone algo cómodo para ir al baño a lavarse el coño, ayer me había corrido dentro de ella y nos habiamos quedado dormidos. Al llegar del baño, nos vestimos ambos y la llevo a su casa.

M - Joder, que ganas de darme una ducha, huelo a sexo y a semen. Dice María justo cuando estamos llegando a su casa, con un tono algo cómico.

L - Jajajajaja ahora según subas te duchas, así estarás más fresca.

M - Si, y me voy a dormir, que estoy reventada, ¿Tu ya tienes ganas de irte de aquí a Madrid? ¿No tienes resaca? Me pregunta justo antes de salir del coche.

L - Muchas ganas no tengo, pero he quedado con Rebeca y ahora no me puedo echar atrás, además, tengo algo de resaca pero estoy bien. La digo, antes de darla un beso y que salga del coche, camino de su portal.

Vuelvo a mi casa, para darme yo también una buena ducha y prepararme para irnos. A las 12 en punto como un reloj estoy en el salón, esperando a que baje Rebeca. Escucho sus pasos en la escaleras. Baja con una minifalda color verde pálido, que apenas llega a taparle el culo, con una blusa con algún que otro fleco de color marrón clarito, con un escote que deja muy poco de sus tetas a la imaginación, y unos zapatos de tacon también verdes, que hace que se vea como una diosa del erotismo. Mi cara debe ser un poema, por qué Rebeca ríe al llegar al final de las escaleras, parando en seco y dando una vuelta sobre si misma, exhibiendo su cuerpo a mi mirada.

R - ¿Voy guapa? Me pregunta Rebeca, consciente de que mi cara es mi respuesta.

L - Joder Rebeca, estás impresionante. Le digo mientras me acerco a ella y la rodeó con mi brazo derecho, subiendo su falda y agarrando sus nalgas.

R - Ey ey quito Romeo, tenemos que marcharnos. Me frena en seco mi madrastra, sacando las llaves del coche dándomelas a mi.

R - Con estos tacones no puedo conducir muy bien, ¿Llevas tu el coche? Me pregunta Rebeca.

Y yo por supuesto encantado de conducir el coche que teníamos reservado para los viajes. Era un Audi RS6, del año 2008, un coche espectacular, que mi padre no me dejaba coger, ya que apenas tenía el carnet hace poco más de medio año. Nos vamos al garaje, me monto en el coche, que comparado con mi Clio parece una nave espacial, coloco el asiento y los retrovisores a mi medida y arranco el motor, dispuesto a emprender el viaje.

El viaje transcurre sin muchos sobresaltos, más allá de mis miradas a las piernas de mi madrastra, la cual hace de DJ poneindo la música, y cantando las canciones que ella misma pone, mientras yo sonrío al escucharla. Casi llegando al puerto de Somosierra, Rebeca baja la música y me hace una pregunta:

R - Te lo pasaste bien ayer? Me dice mirandome , mientras yo intento no quitar la vista de la carretera, pero tener esos ojos mirando hacia los míos es como un imán, hace que quiera mirarlos yo también.

L - Si, estuvo bien la noche la verdad. Respondo mirando en un segundo sus ojos, que están clavados en los míos.

R - Si, ya te vi que lo pasaste bien, sobre todo al final. Me dice Rebeca con un tono morboso, mordiendo su labio inferior.

L - Si, eso fue lo mejor. Le digo con una media sonrisa en la boca. -Desde cuando llevabas observando? Le pregunto curioso, sin saber realmente el tiempo que estuvo allí.

R - Pues desde que estabas comiéndole el coño a esa zorrita. Dice Rebeca, que se está acariciando la cara interior de sus muslos.

L - Deberías tener más cuidado, tuviste suerte de que María se pusiera a 4 patas y el que te viera fuera yo. Le digo con un tono algo preocupado.

R - Es que eso era lo que quiera. Dice mirandome fijamente.

L - ¿El que? Pregunto algo desconcertado.

R - Pues que me viera tu novia. Contesta ella, con una naturalidad pasmosa.

L - A ver, eso no puede pasar, María podría contar algo a mi padre, además, ¿Que pensaría de mi? Le digo, algo nervioso antes su confesión.

R - Bah, tonterías, viendo lo zorra que es esa cría, seguro que le encantaría que nos folles a las dos a las vez. Dice Rebeca, mirando a la carretera, con muchas seguridad en su tono.

La conversación se para de golpe, pero esa idea ya se ha introducido en mi cabeza, y empieza a jugar con mi calenturienta mente, pensando en como sería follarse a la vez a mi madrastra y mi novia. Mi polla crece por momentos dentro de mi pantalón, pensando en las morbosas imágenes que me vienen a la imaginación de esas dos zorras expuestas para mí solo. Cuando vuelvo a la realidad, saliendo de mi pensamiento, mi polla se ha puesto durisima sin darme cuenta, pero Rebeca si se ha percatado de ello.

R - ¿Que pasa, te pone cachondo la idea de follarnos a las dos a la vez? Me dice Rebeca, con un tono sensual, mientras estira su mano izquierda, palpando mi durisima polla.

L - Joder Rebeca, estoy conduciendo. Le digo, cachondo perdido y algo preocupado, ya que mi experiencia en la carretera aún no es mucha y me da miedo sufrir algún accidente debido a sus toqueteos.

R - No te preocupes, tú sigue conduciendo, yo me ocuparé de esto. Me dice Rebeca, mientras se quita el cinturón, se pone de rodillas en su asiento y me desabrocha el pantalón y la bragueta, sacando mi polla de su apretada cárcel.

L - Joder Rebeca, ten cuidado, al final nos damos la hostia. Le digo, súper excitado y preocupado a la vez por la conducción.

R - Tú conduce tranquilo, que tú putita te va a sacar la leche. Me dice Rebeca mientras se ensarta mi polla hasta el fondo de su garganta.

Dios, me hace sentir en la gloria, viendo la imagen tan morbosa de su culo en pompa mientras se come toda mi polla. Estiró mi brazo derecho hasta su culo, dándole un azote en el, haciendo que Rebeca se trague mi polla aún más profundo. Dios, me está matando del gusto, mueve su cabeza a un ritmo endiablado, mientras me pajea a la vez que se mete mi polla en su húmeda boca. Lamo mis dedos y se los introduzco en el coño, haciendo que Rebeca suelte un gemido sin sacarse mi polla de la boca, subiendo la intensidad de la mamada según voy dando yo también velocidad a mis dedos en su coño. Rebeca esta fuera de sí, mama mi polla a toda velocidad, metiéndosela hasta el fondo, si sacarsela nunca de la boca, sonando continúas arcadas y chapoteos de saliva. Estoy a punto de correrme, ya no puedo aguantar mucho más, agarro la cabeza de Rebeca, metiendo mi polla hasta el fondo de su garganta, haciendo que los espesos chorros de leche salgan de mi polla directos a su garganta, tragando Rebeca cómo puede todo lo que sale de mi polla, cayendo algún hilo espeso de mi leche sobre mi ingle. Rebeca se saca mi polla de su boca y lame toda la leche que se ha salido de su boca, limpiando todo, sin dejar ni rastro tragandose toda la leche mientras me mira a los ojos fijamente. Sube mi pantalón y mi calzoncillo, quedando mi polla de nuevo guardada, completamente empapada por su saliva. Rebeca se vuelve a colocar en su sitio, poneindose me nuevo su cinturón mientras se muerde el labio inferior y sigue saboreando mi leche. En un instante miro por el retrovisor, dándome cuenta de que la guardia civil se coloca detrás mío, encendiendo las luces azules que llevan encima, adelantándome a toda velocidad, indicándome que pare en un área de servicio de la autovía. Joder, ¿Habrán visto a la zorra de mi madrastra mamarmela mientras conducía? Dios, como me multen estamos jodidos, mi padre se enteraría y todo se iría a la mierda, pienso nervioso mientras paro el coche, viendo la cara de mi madrastra sin inmutarse, con su sonrisa en la cara.

L - Joder, espero que no nos hayan visto, por qué como sea así estamos jodidos. Le digo a Rebeca, muy nervioso mientras la pareja de la guardia civil se baja de su coche.

R - Tranquilo, seguro que no pasa nada. Me dice Rebeca demasiado tranquila, con una convicción pasmosa.

Un señor de unos 35 años se acerca a la ventanilla del conductor, osea, la mía, mientras bajo la misma y saludo.

L - Bu-Buenos días, ¿Pasa algo señor agente?. Le pregunto muy nervioso.

GC - Buenos días, ¿Me puede dejar los papeles del vehículo? Me dice aquel hombre con un tono muy seco y directo.

Rebeca saca los papeles de la guantera y me los acerca, rozando mi mano.

L - Aquí tiene. Le entrego los papeles al guardia civil.

El hombre los revisa y vuelve a mirarme.

GC - Déjeme su DNI y su permiso de conducir. ¿El vehículo es suyo? Pregunta mirando el imponente coche sobre el que voy montado.

L - Eh no, es de mi padre, pero vamos a Madrid y ella leva tacones y no era lo mejor para conducir, por eso lo llevo yo. Le indico al guardia civil, que mira a mi madrastra, la cual le pone su mejor sonrisa, mirándole directamente a los ojos, los cuales, se deslizan hacia los imponentes pechos y las preciosas piernas de mi madrastra.

Al darme cuenta, siento una sensación muy extraña, me siento furioso, viendo como mi madrastra posa delante mío para aquel hombre. El guardia civil me devuelve los papeles del coche y mis documentaciones dirigiéndose a mi.

GC - Tenga cuidado, es un vehículo con mucha potencia y usted apenas tiene el carnet hace unos meses, conduzca con precaución, buenos días. Me dice, volviéndo a mirar directamente a las tetas de mi madrastra, la cual las aprieta levemente con sus brazos antes de despedirse del Guardia civil y que este se dirija a su vehículo, colocandose la polla de camino al mismo, síntoma inequívoco de que la actitud de mi madrastra le había provocado una semi erección.

La guardia civil arranca y yo vuelvo a poner rumbo hacia nuestro destino, que ya está a menos de 1 hora. Durante la siguiente media hora mi madrastra vuelve a hablar y a cantar, pero yo no le presto demasiada atención, sigo algo mosqueado por su actitud con aquel hombre.

R - ¿Que te pasa Lucas? Me dice después de un rato en el que no le estoy haciendo caso.

L-¿Por qué te has tenido que comportar así delante de ese hombre? Le digo mirandola a los ojos, notándose que estoy enfadado por ello.

R - Pues por qué me gusta sentirme deseada por los hombres, igual que hago contigo. Me responde Rebeca indiferente.

L - ¿Pero lo tienes que hacer con todos? Pregunto sin quitar la vista de la carretera.

R - oye, tú te follas a tu noviecilla y yo no te digo nada, tú y yo no somos pareja, solo nos da morbo follar, tú me pones cachonda y yo te pongo cachondo, pero nada más, no es que ahora sea tu otra novia o algo así. Me espeta muy tranquila, aunque también muy directa y seria.

Yo quedo callado ante su contestación, asimilando lo que me ha dicho, sabiendo que tiene toda la razón, y aunque me moleste, su pareja es mi padre y se acuesta conmigo, sería el quién se debería enfadar, no yo. Me quedo en silencio durante un rato, mientras Rebeca también está callada, mientras las canciones pasan y los kilómetros cada vez son menos. Ya se ven las torres de Madrid a lo lejos, cuando miro a Rebeca, la cual está sería a mi lado.

L - Tienes razón, Rebeca, siento haberte dicho eso, no soy quien para recriminarte nada. Le digo devolviendo mi vista a la carretera.

R - No pasa nada, pero es algo que quiero que tengas presente, lo nuestro es solo morbo y sexo, no es nada más. Me dice mirandome, ahora con un tono más amable y una mirada comprensiva.

L - Si, lo entiendo, no volverá a ocurrir. Digo sin levantar la vista de la carretera, cuandi Rebeca se estira de su asiento y me da un beso en la mejilla que me hace sentirme mejor.

L - Estamos llegando, ¿a donde tengo que ir?

R - Ahora lo busco en el GPS. Rebeca baja su mirada al mando con el que manejar el ordenador en abordo, introduce una dirección, y la voz del GPS empieza a guiarme.

Sigo las indicaciones de aquella femenina voz, llevándome hasta el parking de un centro comercial, donde meto el coche, aparcando en la primera plaza libre que encuentro. Salimos del coche y nos encaminamos hacia el centro comercial, buscando un lugar donde comer, ya que son más 3 de la tarde.

Nos sentamos en un restaurante de comida rápida a comer algo para, una vez terminada la comida, dirigirnos a las tiendas que Rebeca ha venido a curiosear. Si llego a saber que era para esto no vengo, me digo para mí mismo, mientras Rebeca mira los escaparates de las tiendas. Se para delante del escaparate de una tienda de lencería, mirando lo que hay en el escaparate, agarrándome de la mano y llevándome al interior de la tienda. Rebeca mira la ropa interior conmigo agarrado de la mano, mientras yo noto el nerviosismo de estar en una tienda de lencería con una diosa del Olimpo como es mi madrastra. Veo a un grupo de chicas de unos 20 años, mirando la ropa interior, y pienso en sus cuerpos semi desnudos con las piezas de lencería que tienen en la mano puestas. Joder, mi cabeza es un hervidero de lujuria. Vuelvo a mirar a Rebeca, que tiene un conjunto de color rojo pasión, con un tanga de encaje y un sujetador, también de encaje, que se intuyen sumamente sexis. Los coje, tira de mi brazo y se dirige a los probadores, arrastradome dentro.

R - Hoy vas a ser mi juez, igual que el otro día. Me dice mirandome a los ojos, mientras cierra la puerta del probador tras de sí y empieza a desnudarse ante mis ojos.

En unos minutos mi madrastra está completamente desnuda ante mi en ese probador, mientras yo siento una enorme excitación ante la morbosa situación que se ha presentado ante mí. Rebeca se pone primero el tanga, que queda perfectamente sellado a su cuerpo, cubriéndo su sexo haciendo que se vea sumamente apetecible. Coge la parte de arriba y se la coloca, dándose la vuelta, pidiéndome que le abroche el cierre, apoyando su culo contra mi bulto cuando me acerco a ella.

R - Te iba a preguntar qué tal me queda, pero creo que tu polla a hablado primero. Me dice, apretando su duro culo contra mi ya más que pronunciada erección.

L - Joder, te follaria ahora mismo. Le digo acercandome a su oído desde atrás, agarrando su cuello con mi mano derecha.

R - ¿Y a que estás esperando para hacerlo? Me dice Rebeca, metiendo su mano derecha en mi pantalón sacando mi polla de dentro de él.

Agarro a Rebeca con mi mano izquierda de su pelo, empujándola contra el banco que hay en el probador haciendo que se ponga de rodillas sobre el, poniendo su culo en pompa y arrancándole yo el tanga haciendo que se rompa.

R - Joder mira que eres brut...¡Joder! Exclama en un grito ahogado Rebeca sitiendo como toda mi polla se ha clavado en su coño de un solo golpe, mientras se apoya contra la pared para no golpearse por mis fuertes envestidas.

L - Esto es lo que quiere mi puta? Ponerme cachondo para que me la folle donde sea? Le digo susurrando al oído, mientras mi polla no deja de entrar y salir de su coño a una gran velocidad.

R - oh sí joder,estoy muy cachonda dios, quiero que me escuche toda la tienda como me follas, joder, sigue, no pares. Ronronea Rebeca intentado no gritar, pero haciendo que se escuche a la perfección fuera del probador.

Mi excitación es tal que ya me da igual si nos escuchan o no, sigo follando el coño de mi madrastra sin compasión, enterrando mi polla hasta lo más profundo de ella, mientras nuestros cuerpos golpean el uno contra el otro haciendo un sonido perfectamente reconocible para cualquiera.

R - Joder Lucas rompeme el coño, follame duro, follate a tu puta, soy tu putita, dame fuerte joder. Me dice Rebeca controlando su tono de voz a duras penas, apretando los dientes para no gritar sus gemidos en medio de aquella tienda.

La situación es tan morbosa que mi orgasmo y el de Rebeca se anuncian pronto, sus paredes empiezan a contraerse, mi respiración cada vez es más agitada y su cuerpo tiembla ante mis envestidas, el morbo se apodera de nosotros y explotamos en un orgasmo los dos a la vez.

L - Oh sí joder me corro Rebeca, te voy a llenar tu coñito con mi leche, joder, me encanta que seas mi puta dios, que buena estás. Le digo al oido mientras le llenó su coño con mi leche, a la vez que agarro una de sus tetas mientras aún mantengo su pelo agarrado con mi mano derecha.

R - Dios sí joder, soy tu putita, lléname de leche Lucas, joder, me encanta que me folles como a una perra. Aguanta sus gritos Rebeca, mientras explota en su orgasmo a la vez que yo.

Ambos quedamos exsaustos dentro de aquel probador, el polvo ha sido corto pero intenso, y el olor a sexo es más que reconocible en el lugar. Subo mis pantalones, guardando de nuevo mi polla, mientras Rebeca limpia su coño con un clinex que queda completamente bañado en semen y flujos, que tira debajo del banco del probador. Rebeca se viste, coge el conjunto, y sale del probador, conmigo de la mano. Justo a la salida del pasillo de probadores una dependienta de la tienda, una chica de unos 25 años, nos mira, con una media sonrisa en la cara, consciente de lo que allí acababa de pasar, sintiendo yo una vergüenza como jamás habia sentido. Rebeca se acerca al mostrador, pone el conjunto sobre el, mirando a la dependienta.

R - Me lo llevo, parece ser que al chico le ha encantado. Dice Rebeca, sonriendo a la dependienta, que coge la prenda rota, metiéndola en una bolsa y entregandosela a Rebeca, que paga con la tarjeta y sale de la tienda conmigo de la mano, con una sonrisa de oreja a oreja.

Continuará...