Mi nueva compañera de piso (NUEVO)

Me guiñó un ojo recogiendo su ropa, girándose una última vez al salir, aún completamente desnuda. -Bienvenido al piso.

Me llamo Alex, tengo 25 años, un cuerpo bien trabajado del gimnasio y estaba buscando piso para mudarme.

Era noche de sábado, y para inaugurar que tenía piso nuevo, había hablado con mi nueva compañera de invitar a un par de amigos a cenar y beber un rato, para conocernos más a fondo. Y es que, en verdad, Marina estaba tremenda: rubia, delgada, ojazos verdes, lo poco que había insinuado por el piso me había dejado ver que tenía unas tetas bien firmes y un culazo de película y claro, a mi solo me dieron ganas de follármelo.

Durante todo el día, me había dejado insinuar más de una vez, haciendo que poco a poco ella se soltara. Y esta noche iba a caer. Íbamos ya por nuestra cuarta copa, entre las risas de nuestros amigos, jugando a un estúpido "yo nunca" en el que estaban saliendo muchas verdades sexuales a la luz.

Marina cada vez estaba más pegada a mí a medida que pasaba la noche, y nuestros comentarios picantes iban subiendo de tono. Pasé un brazo por la parte baja de su espalda, comenzando a tocarle el culo descaradamente, pero no pareció importarle, ya que se inclinó hacia delante, facilitándome el movimiento.

Un par de horas después, cuando nuestros amigos salieron, me giré hacia ella y más caliente no podía estar por el tonteo continuado de la noche. Se estaba recogiendo el pelo en un moño desordenado, con bastante precisión para como iba, la verdad.

Se levantó de encima de mí, cogiendo un par de botellas vacías de camino a la cocina. Me reí cuando se tropezó, intentando mantener la estabilidad. Se giró, señalándome y riendo coqueta.

-No te rías, que vas más borracho que yo.

-Eso no te lo discuto.- dije siguiéndola con los vasos en la mano. Vaya pedo más tonto llevaba.- Y qué, ¿quieres irte a dormir?

Marina se acercó a mí y enlazó las manos en mi cuello, empezando a caminar hacia atrás.

-Sólo si es contigo.

-Conmigo no vas a dormir mucho, lo sabes.

Sonrió por mi comentario, apoyándose en la puerta de mi habitación. Me miró por un instante, mordiéndose el labio. No pude evitar mirarla cuando lo hizo y eso pareció decidirla, porque abrió la puerta, dando un paso dentro.

-Tampoco me importa demasiado.

Me lancé a su boca, levantándola del suelo sin apenas esfuerzo y notando como enlazaba las piernas en mi cintura cuando la apoyé de nuevo en la pared.

-Alex...- dijo separándose un poco, pero rozando el bulto de mis pantalones con las caderas.- Seguimos siendo sólo compañeros de piso, ¿sí?

Asentí volviendo a besarla, colando mis manos por debajo de su camiseta y llegando al borde de sus pechos. No llevaba sujetador, y eso me ponía demasiado. Embestí suavemente sus caderas, rozando mi bulto contra ella en un movimiento rítmico.

-Entendido, compañera.

Rió contra mi boca, y aproveché ese momento de separación para tirar de su camiseta hacia arriba. Marina entendió el gesto, y se la quitó dejando sus pechos desnudos frente a mi cara. Me lancé a uno de ellos, mordiendo suavemente su pezón hasta sentirlo duro en mi boca y como ella gemía pidiendome más. Cogí su otro pecho en la mano, masajeándolo cada vez más duramente cuando la escuchaba gemir.

-Mmmm... Muérdeme.

-Nos queda mucha noche, nena, pienso comerte entera.

Se movió contra mis caderas, los dos cada vez más excitados, hasta que comenzó a tirar de mi camiseta hacia arriba.

-Yo quiero igualdad de condiciones.- murmuró pasando su lengua por toda mi oreja y mordiendo levemente. Joder...

La bajé al suelo, sacándome mi camiseta y mirando hacia el pequeño pantalón de pijama que llevaba. Eso iba a desaparecer en menos de dos segundos.

Me lancé de nuevo a su boca, y ella retrocedió dejándonos caer en la cama. Quedamos sentados, con ella encima de mis caderas y me mordí el labio cuando se balanceó suavemente sobre ellas, dejando escapar un pequeño suspiro. Empezó a besarme el cuello, bajando por mi abdomen y por mi pecho hasta quedar de rodillas en el suelo, justo frente a mis piernas. La agarré del pelo cuando comenzó a morder suavemente sobre mi bragueta, echando su cabeza hacia atrás.

-Me la vas a comer toda, ¿eh?- ella asintió y pellizqué uno de sus pezones antes de volver a tirar de su pelo.- Pues quítame los pantalones y empieza.

Gimió como respuesta, desabrochando mi bragueta y sacando mi polla por el borde de los bóxer.

-Te dije que me quitaras los pantalones.- me agaché para darle un azote en el culo, provocando un gemido de su parte y que mi polla quedara a la altura de su boca, dándome un lametón. Llevó la mano a la cinturilla de mis vaqueros, bajándolos de golpe justo antes de meterse mi miembro en la boca.- Así me gusta...

Comenzó a pajearme con una mano, mientras que su lengua jugaba con mi punta, metiéndosela y sacándola poco a poco de su boca, con movimientos cada vez más profundos. Enredé otra vez mi mano en su pelo, comenzando a llevar el ritmo de la mamada moviendo su cabeza a mi gusto.

Marina gemía por lo bajo, masturbándose con una mano mientras su boca tragaba toda mi longitud. Casi la tenía metida entera en su boca y, con un movimiento de caderas se la metí del todo, sujetando su cabeza para que no se moviera. Una arcada la recorrió y soltó un gemido, con lo que empecé a moverme de nuevo, dejándola recuperar parte del control.

-Así, nena, sigue así...- murmuré con toda mi polla en su boca.- Como la chupas, cabrona... Joder...

Sentí su risa a la par que aceleraba el movimiento y eché hacia atrás la cabeza, como siguiera así no iba a aguantar mucho más, y no quería que la diversión terminara tan pronto. Saqué mi polla de golpe de su boca y ella quedó arrodillada ante mí, con su boca todavía entreabierta. Golpeé un par de veces con la punta en sus labios, provocándole una sonrisa.

-¿Qué más quieres hacerme?- preguntó incorporándose, quedando de pie ante mí. Pasé una mano por su coño, encontrándolo completamente mojado. Estaba bien cachonda la muy perra.

-No te lo imaginas...

Introduje dos dedos de golpe en su interior, provocando un gemido de su parte. Comencé a moverlos lentamente, consiguiendo más ricos gemidos.

-Túmbate y abre las piernas para mí...

Hizo lo que le decía, colocándose en medio de la cama, con las piernas bien abiertas enseñando su coño empapado. Pasé una mano lentamente, subiéndola a su boca y chupó mis dedos mirándome fijamente. Mierda, eso acababa de ponerme mucho más cachondo de lo que ya estaba.

Bajé mi boca a su entrada, pasando mi lengua entre sus labios, hasta llegar al precioso botón del clítoris. Moví mi lengua alrededor, provocando un pequeño gemido y que Marina arqueara la espalda. Seguí comiéndole el coño, haciendo sus gemidos cada vez más altos y volví a subir a su clítoris antes de meter dos dedos en su interior, iniciando un rico mete-saca.

-Joder, Alex... Acelera...

Hice lo que me pedía, sintiendo cómo se tensaba cada vez más y cómo sus manos tiraban de mi pelo. Sentí como se apretaba a mi alrededor y paré de golpe incorporándome, cortándole un gemido. Me miró con mala cara, dispuesta a protestar pero sonreí, frotándola suavemente con la palma de mi mano.

-No quiero que te corras aún.- la besé sintiendo el sabor de sus flujos mezclarse con el de nuestra saliva mientras jadeábamos.

-Necesito que me la metas, por favor...

Sonreí levemente, tirando de sus caderas hacia mí.

-Primer cajón de la mesilla.- Marina se estiró hasta alcanzarlo, sacando un paquete plateado de su interior. Me lo pasó comenzando a esbozar una sonrisa, masturbándose lentamente mientras yo deslizaba el condón por mi polla dura.- Ponte en cuatro, déjame ver ese culazo...

Marina se colocó como le ordené, poniendo el culo en pompa para mí y moviéndolo en círculos. Le di un azote, dejando mi marca en una de sus nalgas, joder había soñado con tener este culo durante todo el día.

Le di un muerdo en una nalga, incorporándome y pasando la punta de mi pene por su entrada, rozándola de arriba a abajo.

-Por favor...- suplicó. Seguí con mi movimiento un par de veces más, me estaba costando horrores contenerme, pero me excitaba demasiado la situación.

-¿Qué quieres?

-Fóllame.

Y con esa única palabra, se la metí de golpe, provocando un grito por su parte y que se agarrara fuerte de las sábanas. La saqué lentamente, hasta dejar sólo la punta.

-Pídemelo otra vez.

-Fóllame...

Repetí el movimiento y ella volvió a gritar, repitiendo la palabra una y otra vez. Comencé a moverme agarrado a sus caderas, entrando cada vez más a fondo en su interior con sus gemidos cada vez más altos de fondo.

Aceleré dándole un azote, ganándome un nuevo gemido de su parte.

-Fóllame, Alex... Así, sí...

Tiré de su pelo hacia atrás, pegando su espalda a mi pecho sin parar de moverme, empezando a besarle el cuello.

-Tócate para mí, vamos...

Gimió bajando las manos a su clítoris, comenzando a hacer círculos mientras gemía cada vez más.

-Sí, joder, dame más... Fóllame toda...

Sentí sus piernas comenzar a temblar y la solté de golpe, empujándola para que su cara cayera contra el colchón. No pensaba dejarla correrse aún. Paré de metérsela, agarrando sus manos a la espalda y sacando mi polla lentamente, para luego metérsela de golpe, en estocadas duras y firmes.

-¡Ah! ¡Alex!- gimió mi nombre.

-¿Te gusta, eh?

Volví a repetir el movimiento, ganándome un nuevo gemido. Me encantaba tenerla en esa pose, mordiendo las sábanas de la cama mientras mi polla se enterraba dentro de su vagina sin parar. Di una nueva estocada y otro gemido escapó de su boca. Joder, estaba tan apretada.

Me agaché aún con mi polla clavada dentro de ella, pegando mi pecho a su espalda para hablarle al oído.

-Móntame tú a mí.- susurré separándome y saliendo de ella.

Apenas tardó en incorporarse y empujó mi pecho hacia atrás haciéndome caer de espaldas en la cama. Se subió a horcajadas encima de mí, clavándose mi polla al instante.

-Joder que rico...- murmuró echando la cabeza hacia atrás.

Apoyó ambas manos en mi pecho, iniciando un mete-saca de lo más delicioso. Apreté sus tetas en mis manos, pellizcando sus pezones escuchándola gemir y acelerar el ritmo.

El vaivén de sus caderas me estaba volviendo loco, y empecé a moverme a la par de ella, iniciando un ritmo frenético. Le di un azote que resonó por media habitación, agarrándome a su culo para seguir mejor el ritmo.

-Me voy a correr, Alex...- gimió mordiéndose el labio.

Aceleré un poco más mis embestidas, llegando lo más posible dentro de ella, yo también estaba muy cerca de correrme. Sus paredes empezaron a apretarse con el orgasmo, haciéndome soltar un gemido. Joder, eso era la gloria pura.

-¡Ah! ¡Ah, sí! ¡AH!

Gritó mientras sus piernas temblaban y su vagina se relajaba lentamente, terminando su orgasmo y dejándome al borde del mío. Salí de ella rápidamente y Marina lo entendió, porque bajó a mi polla y, quitándome el condón, se la metió de golpe en la boca, comenzando a chupar desesperadamente.

-Joder, que viene...

Chupó más fuerte y mi polla dio las primeras sacudidas, empezando a llenar mi boca con su leche. Chorros salieron hacia su garganta y me estremecí jadeando mientras ella terminaba de chuparla toda.

-Límpiamela bien.- le dije empujando de nuevo su cabeza.

Ella obedeció, pasando su lengua por toda mi longitud antes de incorporarse, saliendo de la cama. Pasó la lengua por sus labios, lamiendo los restos alrededor de su boca.

Me guiñó un ojo recogiendo su ropa, girándose una última vez al salir, aún completamente desnuda.

-Bienvenido al piso.