Mi nueva compañera de cuarto

Solo una chica pudo hacerme dudar de mi orientación sexual y resquebrarla completamente. Anna. Mi nueva compañera de cuarto en la universidad. Ella como un torbellino, removió todo mi mundo, y cuando menos me lo espere se había adueñado de mi corazón.

Hola me llamo Camila y tengo 19 años. Yo toda mi vida pensé que era heterosexual. Y la verdad, no tenia razones para dudar de ello. Siempre me habían gustado los chicos y había tenido dos novios anteriormente, a los cuales había sido feliz y quise en su momento e incluso con el ultimo llegue a tener relaciones.

Las chicas nunca me habían llamado la atención, sexualmente hablando. Podía admirar un cuerpo bonito o incluso llegar a sentirme excitada con alguna película porno en el que salían dos chicas, pero nunca pasaba de ahí

hasta hace un año. Solo una chica pudo hacerme dudar de mi orientación sexual y resquebrarla completamente.

Anna.

Mi nueva compañera de cuarto en la universidad. Ella como un torbellino, removió todo mi mundo, y cuando menos me lo espere se había adueñado de mi corazón.

Habían pasado tres meses desde que las clases comenzaron y teníamos exámenes por doquier.

Ese fin semana de principios de abril yo decidí quedarme en la universidad y no bajar hasta mi casa para así poder estudiar mas tranquila.

Anna también se quedo, lo que para mi fue una sorpresa porque todos los fines de semana ella se quedaba con su familia.

Me dijo que en su casa estaban haciendo trabajos de construcción y por eso prefería quedarse aunque ella no estaba tan acaparada de exámenes como yo.

Ella no tenia novio y cada vez que yo le preguntaba por que no. Ella me respondía que era que el príncipe azul no había llegado a su vida, pese a montón de admiradores que tenia por todo el campus.

Desde que llego causo sensación entre los chicos y no era para menos. Tenía unas facciones muy bonitas y delicadas, coronadas con unos ojazos de un azul cristalino, cabello oscuro y hasta la cintura, y figura esbelta y curvilínea, de pechos medianos y caderas anchas.

En resumidas cuentas era preciosa, además de que excelente persona y se había ganado mi amistad rapidísimo. Era de estas personas alegres, divertidas, sociables que son tan fáciles de tratar y gozar de su compañía. Ese sábado en la mañana, pese a que no tenia clases, puse el despertador para levantarme temprano y aprovechar el día al máximo para estudiar. Dando bandazos y entre bostezos y un par de estrujadas de ojos llegue hasta la puerta y la abrí sin mas.

Estaba tan soñolienta aun que no me di cuenta del ruidito del agua en la ducha. Si, estaba ocupado… Anna se estaba duchando. Al darme cuenta di un salto del susto que me espabilé completamente, puesto que no me lo esperaba. Lo que separaba a la ducha del resto del baño era una cortina de un transparente opaco, por lo que se podía ver bastante bien desde ambos lados… Así que antes de yo reaccionar y volver a salir del baño y cerrar la puerta, Anna se habia dado cuenta de mi presencia.

  • ¿Cami?

  • Lo siento. Yo…yo no me di cuenta – le dije a modo de disculpa y con mi cara roja como un tomate. – ya salgo.

  • No pasa nada. –dijo en tono desenfadado, quitándole importancia- Si quieres usa el vater y el lavamanos en lo que yo termino aquí. – me invito.

  • Emm… bueno – conteste dudosa, pero me adentre mas en la habitación.

Ella asomo su cara por la cortina, me guiño un ojo y luego siguió en lo suyo.

Mientras usaba el vater no puede evitar mirarla de soslayo a través del plástico transparente que nos separaba.

Si con ropa era guapísima, desnuda lo era aun mas. Y lo que menos me esperaba, me sucedió. Mi corazón empezó a golpetear contra el pecho aceleradamente y me sentí excitada viéndola frotarse y enjabonarse con aquella esponja de forma tan lenta y sensual. Y por un momento desee que mis manos o incluso mi boca fuera aquella esponja….para recorrer y saborear cada recoveco de su cuerpo….y me asuste ante lo que estaba sintiendo y deseando por otra mujer, que era a la vez mi amiga y compañera de cuarto

Perturbada y azorada me limpie y me levante del vater…y salí del baño.

Fui hasta mi cama me senté contra el cabecero de esta con la mirada perdida.

Estaba nerviosa, confusa y muy avergonzada por lo que me había pasado minutos antes... "Esto estaba mal", me decía para mi. A mi siempre me habían gustado los chicos y con mis demás amigas nunca me había pasado esto, entonces, ¿por qué con ella?

A lo pocos minutos ella salio del cuarto de baño, ya vestida y secándose el cabello con la toalla.

-Todo tuyo – dijo con una sonrisa, refiriéndose al baño. – Cami..!hola! ¿en que planeta estas?

  • ¿Eigh?… ¡Oh! Si, gracias – le respondí evitando mirarla a los ojos. Me levante lo mas rápido que pude. Necesitaba un baño de agua fría que me aclarara la mente.

Cuando pase por su lado me retuvo por el brazo.

-¿Estas bien? – me pregunto preocupada. Pero yo solo era conciente del rose de su piel con la mía.

"¿Que me pasaba?" me preguntaba en mi mente. No era la primera vez que había entre nosotras un toque o una caricia cualquiera de amigas. ¿Por que entonces m cuerpo reaccionaba así? Mi respiración se volvió a acelerar… Tenia que safarme de ella, pero ¡ya!…así que trate de sonar convincente.

-Estoy bien, no te preocupes – le sonreí, haciendo la mentira mas creíble y al parecer funciono, ya que me dejo ir, y puede escapar y resguardarme en el baño.

Ese día y los días siguientes trate lo mas posible evitar verla y sobre todo cualquier roce, por lo que trataba de pasarme en menor tiempo posible en el cuarto si ella estaba. Sabía que era injusto para ella que no sabía mis razones, pero de alguna forma tenia que safarme de esto que me estaba pasando y la única que encontré al momento era evadirle.

Al principio dio resultado. Trataba de estudiar en la biblioteca y no en el cuarto, y me metí en varios programas en la universidad: teatro y baile. Así enfocaba mi atención en otros asuntos durante el día, y solo llegar a la habitación a dormir.

Pero esa era la parte difícil: dormir. Porque en las noches…en los sueños continuamente Anna estaba presente, atormentándome.

Ella no se dio cuenta de que yo trataba de evitarla hasta un mes después, del incidente del baño.

Ese día como los anteriores me estaba preparando para salir antes de que ella llegara. Estaba calzándome los tenis cuando la puerta se abrió y entro Anna.

-Hola – me saludo tan pronto me vio, con una sonrisa en los labios.

-Ho-hola – le respondí en tono nervioso y decidí apurarme lo mas posible.

Cada vez que la veía me ponía nerviosa, y avergonzada por las reacciones que mi cuerpo cuando la veía. Parecía una chiquilla adolescente.

Termine de anudarme los cabetes de los tenis y fui al baño a peinarme (o mejor decir alborotarme un poco mi cabello rojizo). Una vez lista fui a buscar mi bolso para salir que estaba en mi mesita de noche al lado de mi cama.

-Nos vemos

-¿Vas para tu clase de teatro?

-Si, ya voy un poco retrasada ¿Por qué? – era mentira, pero me queria escabullir

  • ¿Retrasada? Cami, se que la clase empieza en tres horas. Si no me quieres decir a donde vas no me los digas, pero no me mientas, ¿si?

  • Ehh…yh-yo… tengo que hacer unas cosas antes, eso es todo.

  • Sabes que puedes confiar en mi si tienes un problema…somos amigas

Suspire.

-Lo siento Anne, quisiera decírtelo, pero…yo no puedo. – Me modi el labio y trate de retener las lagrimas que peligraban por caer sobre mis mejillas – Me avergüenza

Ella corrió hasta mi y me abrazo con fuerza y sucumbí al llanto. No se cuantos minutos llore en sus brazos, pero ella me dejo, tranquilizándome con sus palabras tiernas y sus caricias en mi cabello y en mi espalda... Cuando me calme y me di cuenta de lo cerca que estábamos la una de la otra, del olor a frambuesa de su pelo que se había impregnado en mi nariz embragándome como el mejor vino, y que el golpeteo en mi corazón se iba acrecentado me separe de ella, Estaba segura que mis mejillas surcadas de lagrimas estaban rojo tomate.

-Lo siento, Anne. Yo

  • Shh…no digas nada- me dijo con una sonrisa a la ves que con sus pulgares me secaba las lagrimas y me miraba con cariño.

Mi corazón latía desbocado cada segundo que pasaba. Y lo que jamás me imagine que alguna vez sucedería, pasó.

Anne me beso. Fue un beso muy dulce, sin pretensiones de ninguna clase, fuera de compartir una verdad, que minutos antes pensaba que era solo mía.

Nos separábamos un poco y aun con los ojos cerrados le pregunte:

  • ¿Desde cuando yo a ti…? ¿Tu sabias que yo…? ¿Tu y yo…? – suspire – No entiendo nada.

Ella se echo a reír a carcajadas y me tomo de la mano para que nos sentáramos sobre su cama. Yo fruncí el ceño ante su reacción, lo que menos me imagine si se llegaba a enterar algún día de lo que yo sentía por ella era: un beso y que se echara a reír.

-No me mires así, acuno mis mejillas en sus manos y con los pulgares acaricio los parpados de mis ojos que se habían cerrado ante su contacto.

  • Desde que te vi, desde el primer día en que te vi siempre me has gustado.

  • ¿Eres…lesbiana?

-Si

-Por eso no hacías caso a ninguno de los chicos que te rondaban…- dije mas para mas para mi que para ella.

-Si. Aunque si me gustaran los hombres no le hubiera hecho caso a ninguno de ellos, eran todos unos tontos, lo único que les interesaba era mi escote o cuan corta era mi falda. Además porque ya…ya me gustaba alguien. – ahora las mejillas que se colorearon de rojo fueron las de ella.

-¿Por qué nunca me lo dijistes?

-Porque no sabia cual seria tu reacción y prefería tenerte como amiga, a no tenerte de ninguna forma.

-¿Y como…?- no hizo falta que dijera nada mas, puesto que ya ella sabia a lo que me refería.

-Me di cuenta que lo que yo sentía por ti era reciproco hace casi dos semanas.

Yo me levante de madrugada y tu estabas dormida, pero hablabas en sueños, y, sin saberlo, me lo confesastes.

Me sonroje y baje la cabeza ante sus palabras.

-Por mas que trate de evitarte te lo termine confesando, y ni siquiera se lo que dije.

-A mi me gusto lo que decías. –se acerco hasta quedar cerca de mi oreja y me susurró- Sobre todo la parte en que me pedías que hiciera…ciertas cosas.

-Oh… ¡para ya! – le dije con una sonrisa nerviosa – Esto es muy...nuevo para mi. Me siguen gustando los chicos, pero me gustas tu…te quiero… ¿me entiendes? Como pareja.

Me miro intensamente y una sonrisa asomo en sus labios, para luego regalarme un beso. Pose mis manos en sus mejillas acariciándolas y ella coloco las propias alrededor de mi cuello. El beso fue mas intenso que el primero, pero igual de tierno.

Separamos nuestros labios, pero mantuvimos la cercanía, mirándonos a los ojos, cada una abriéndose completamente ante la otra con la mirada…hasta quedar desnudas la una frente a la otra.

  • ¿Y ahora…? ¿Qué sucederá ahora?

  • ¿Ahora…? -me sonrió picadamente – ahora se me ocurren muchas cosas que se pueden suceder

Dicho esto se acerco a mi y me beso nuevamente. El beso comenzó como los anteriores…suave, muy dulce, pero poco a poco fue adquiriendo velocidad y se fue volviendo ansioso y apasionado. Anna mordisqueo una y otra vez mis labios, tentándome. Su lengua recorrió mis labios, buscando la invitación para entrar y jugar con la mía, y yo se la di y bebimos de ese beso como si fuera el ultimo, mientras sus manos recorrían la piel de mi cintura por debajo de la camiseta. Cuando ya nos faltaba el aire a las dos se separo de mis labios, pero no detuvo las caricias, todo lo contrario. Llevo su boca al lóbulo de mi oreja, el cual lamió y mordisqueo con voracidad para luego dejar un reguero de besos hasta mi barbilla, con la que se entretuvo antes de pasar a mi cuello, mientras yo me estremecía y suspiraba ante cada una de sus caricias. Fue subiendo mi camiseta, mientras acariciaba mi espalda y mi abdomen hasta llegar a mis pechos cubiertos por el sostén, con los cuales se entretuvo concienzudamente masajeándolos y ahuecándolos sobre la tela de encaje blanco, por un buen rato. Mis gemidos se hacían más audibles mientras ella seguía con aquella tarea. Me quito la camiseta y su boca y su lengua se volvieron a encontrar con la mía en un beso feroz, en el que nuestras lenguas combatían y luchaban su batalla particular. Sus manos, que estaban en mi trasero ahuecándolo por encima del pantalón, fueron recorriendo mi espalda hasta llegar al cierre del sostén y lo abrió, quedando así mis pechos desnudos y expuestos ante sus ojos y a las caricias de sus manos que no se hicieron esperar.

-Hermosos – me susurró con una sonrisa torcida en los labios, mientras los miraba.

Los acaricio con destreza, masajeándolos para luego aprisionarme los pezones entre sus dedos, excitándome aun mas, mientras seguía devorándome la boca. Se separo de mis labios que para ese entonces estaban rojos e hinchados, y se dirigió hasta mi cuello descendiendo sin prisa, pero sin pausa hasta llegar a mis senos, sustituyendo el toque de sus manos por sus labios y su lengua enloquecedora.

Gemí aun más fuerte cuando sus dientes se unieron a mi tortura particular. Mis manos se posaron sobre su cabeza acariciándole el pelo e incitándola a seguir.

Sin darme cuenta me halle recostada sobre la cama con Anna sobre mí. Tampoco me di cuenta de que mis jeans habían desaparecido al igual que mis tenis. Solo las bragas cubrían mi cuerpo y pronto estas fueron a acompañar a las demás prendas de mi vestuario, quedándome desnuda ante Anna. Y para mi sorpresa no sentí vergüenza ni me arrepentía de nada de lo que estaba pasando ni de lo que iba a pasar. Me sentía cómoda ante ella, confiada…protegida.

Ante ese pensamiento le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

Me acaricio los pies hasta llegar al interior de los muslos sin rozar mi parte mas intima, aunque yo lo deseaba con todo mis ser. Las caricias de sus manos dieron paso a las de su boca que de la misma manera se fueron recreando en la parte interna de mis muslos sin llegar a mi vagina la cual pedía a gritos su atención. Estaba mojada, muy excitada. El clítoris me palpitaba desesperado por sus caricias…que no llegaban.

-Me vas a matar – jadee casi lloriqueando…y ella rió por lo bajo, ante mi confesión.

Cuando creí que moriría de la forma más cruel, llego.

Un dedo. El roce resbaladizo de un dedo que me estremeció por completo. Luego se le unió otro y gemí, aun más. Mi cuerpo ansioso de caricias y que pedía a gritos la liberación fue en busca de esos dedos que lentamente me estaban llevando a la gloria. Tocándome justo donde tenia que tocar y de la manera que tenia que tocar. Me penetro con un dedo y luego con el otro despacio al principio y más rápido luego, mientras que con el pulgar me masajeaba el clítoris en circulos. Y aun así yo quería mas…y me lo dio. Su boca sustituyo a sus dedos,saboreandome y degustandome como si fuera el mejor de los manjares. Me penetro con la lengua, la lamiendome y jugueteando con ella, para luego concentrarse en mi botoncito, en el cual repartia caricias humedas, para luego succionarlo, una y otras vez hasta hacerme perder la razon. Ya no fue capaz de pensar, solo era capaz de sentir me acercaba mas y mas a la liberación. Mi cuerpo temblaba y se retorcía compulsivamente de placer, buscando cada vez mas su contacto…hasta que el orgasmo llego y me deje arrastrar por el.

Anne me acaricio dulcemente por una ultima vez y subió hasta mi boca y la bese con mayor deseo y la tumbe sobre la cama.

Le fui quitando la ropa que yodavia llevaba puesta y fui besando toda la piel que se iba descubriendo. Me sorprendía al ver que no llevaba sostén, quedando sus hermosos pechos al descubierto una vez le quite la camisa y los bese y los lamí con total devocion, como si fueran el más sabroso chocolate y yo una adicta a el. Fui bajando hasta llegar a su centro, el cual brillana por exitacion. Le acaricie los muslos con las manos una y otra vez, mientras que la abria mas para mi. Pase el dedo indice por su canal, empapandolo con sus escencia de dulce y sal, haciendo que se estremeciera y sin aguantarme mas, la probé. Queriéndole devolver el mismo, sino mayor, placer que ella me había proporcionado con sus caricias. No quería parecer torpe, ya que nunca había hecho esto, pero sus gemidos, que no se hicieron esperar y cada vez se hacían más audibles, y sus espasmos, me confirmaron que no lo estaba haciendo mal. La deguste con parcimonia, queriendo retrasar el momento…haciendo que lo ansiara más. Hasta que la lleve al orgasmo y me sentí plena con su satisfacción. Nunca había tocado a una mujer de esta manera, pero me gusto, con Anne me podría llegar a gustar todo.

Nos recostamos de costado mirándonos. Acune su suave mejilla con una de mis manos y ella cerro los ojos ante el contacto. Se veía preciosa.

-Te quiero

Una sonrisa asomo en sus labios, al escuchar mis palabras, antes de abrir los ojos y acercarse para darme un beso.

-Y yo a ti.- me entrelazó en sus brazos y así nos quedamos.

Ese día no fui a mi clase de teatro. Tenía mejores y más placenteras cosas que hacer con Anne, por supuesto.