Mi nueva casa

Me mudé a un PH con patio.. ahora si podré tomar sol en tanga

Hacía unos meses que tenía la idea de tomar sol en tanga para que se me marquen las tiras en la piel, como veía en las fotos de las travestis desnudas.

Justo en noviembre me mude a un PH con patio. Y me dije: Esta la mía.

Sobre mi casa había otro apartamento de las mismas dimensiones pero en lugar de patio tenía terraza.

Pero eran pocos los momentos en que podía tomar sol, y menos en tanga. Mis días eran los viernes y tenía apenas dos horas, que eran las horas en que el sol entraba al patio.

Había que estar alerta de que no me vieran de edificios cercanos, pero a esa hora estaba bastante libre como para llevar acabo, mi proyecto.

Pero la verdad es que costaba bastante que esa zona tomara color ya que siempre tomé sol en Short o bermudas y mi piel estaba muy blanca… Mucho protector y poco color en mi piel.

Además como pasaba tanto tiempo entre sección de sol, que la paciencia. Se me perdía.

Apenas había pasado algo mas de un mes, pero todavía me sentía observada y me ponía nerviosa sin poder quedarme quieta. Me costaba bastante poder cumplir mi sueño. Sentía gritos de los obreros de la esquina y me parecía que estaban dirigidos a mí y los ruidos del pasillo me parecían, que me iban a tocar la puerta en cualquier momento.

Pero ese día sentía los ojos de alguien que me miraba desde algún lugar sin que me diera cuenta bien de donde.

Yo observaba todas las posibilidades, ventanas lejanas, techos y balcones de donde posiblemente se me podía ver… pero nada.

Me levanté para refrescarme un poco con la manguera… Cuando se me ocurrió que el espía podía ser alguien del departamento de arriba. ¿Estaría tan cerca que no lo había podido ni imaginar? Tres de sus ventanas daban a mi patio. ¿Cómo evitar que alguien en el piso de arriba pudiera verme? Por otro lado si me había visto estaba perdida, ya que ya sabría mi secreto.

Pasé toda la semana tratando de evitarlos a los vecinos y salía de casa muy temprano y volvía siempre a distintas horas para eludir a cualquier persona del PH. Ya que a la única persona que conocía de los 8 departamentos era a mi vecina de enfrente, una señora de unos 60 años que se la pasaba limpiando y protestando contra todos los demás vecinos.

Y llegó el viernes y mi próxima sección de sol. Me puse la tanga me embadurné con crema protectora y me tiré a tomar sol. No había pasado ni media hora que volví a sentir esa sensación en mi cuerpo. Alguien me estaba mirando.

Me levanté para descubrir quien era el espía de mi intimidad y sobre la ventana mas próxima a mi veo la cara de un hombre que me sonríe. Era mi vecino de arriba.

Creí que me desmayaba. Mis piernas me temblaban.

  • Hola - le dije como si fuera lo mas común del mundo lo que estaba pasando.
  • Hola – contestó con una sonrisa y voz de niño descubierto.

Por el sol no podía verlo bien pero parecía un tipo joven de unos 25 0 30 años.

  • ¿No hace mucho calor para estar a esta hora tomando sol? – Me interrogó como si ahora fuera mi regente o tutor.
  • Es el único momento que tengo para hacerlo, después se va del patio.
  • Pero esta es la peor hora
  • Lo sé.
  • Si querés podés usar mi terraza.
  • Bueno, muchas gracias pero no. Es solo para tomar un poco de color. Este año con la compra del departamento no tengo posibilidades de irme de vacaciones así que si quiero estar a tono, debo hacer esto.
  • Si querés, lo digo enserio, me tocas timbre y subís a la terraza. Me encantaría ya que estoy solo y me haría bien, Charlar un rato. No te insisto pero sabelo. Por cierto te queda muy bien esa tanga. – Pero esta vez lo dijo serio sin ironía ni comicidad.
  • Muchas gracias. – le dije y me disparé para dentro de mi casa donde no me pudiera ver.

Seguía temblando, a pesar de haber contestado con habilidad sus preguntas. Pero no quería seguir tomando sol ya que no sabría que decir, ni hacer, ahora que estaba descubierta y sabía perfectamente quien era mi espía.

Entonces decidí vestirme de varón y dejar mi sueño de lucir el triangulito al final de mi espalda y las tiras que me llegaran a la cadera. Me preparé un Licuado, estaba turbada por lo acontecido cuando suena el timbre de la puerta. Miro por la mirrilla y veo a un hombre que seguramente era mi vecino, ya que no podía verlo bien desde el patio cuando charlamos.

  • ¿Si, quién es?
  • Soy Pablo, el vecino de arriba.

Abro la puerta y por primera vez lo veo con lujo de detalles. Estaba con el torso descubierto, una bermuda de jeans y ojotas. Me sonrió cuando vio que yo lo había scanneado de arriba a bajo.

  • Perdón. – Atiné a decirle ya que lo dejaba en la puerta si decir ni hacer nada. - ¿Qué necesitás?
  • Nada… En realidad venía a presentarme. Soy Pablo el vecino de arriba. Y quería hacerte saber que la proposición de tomar sol en mi terraza era enserio. Y como sentí que te habías avergonzado al verme, quería disculparme.
  • No hacía falta
  • Si, así que andá a cambiarte y subí conmigo. – No sabía como negarme

Si bien yo me vestía de mujer nunca había estado con un hombre. Y menos vestida de mujer… pero lo que Pablo me estaba proponiendo era que me ponga la tanga y suba. Estaba loco. Yo no iba a aceptar pero no tenía excusa para darle. Me moría de vergüenza y me quedé petrificada.

  • ¿Me vas a hacer esperar mucho mas tiempo? Porque si es así dejame sentarme en el sillón. – me espetó con un aire de ironía en cada palabra.
  • No sé que hacer. – Le confesé. – Me da vergüenza. - ¿Cómo dijiste eso? (Me dije para mi) ¿Estás loca?
  • ¿Qué es lo que te da vergüenza? ¿Yo te doy vergüenza? ¿vergüenza de mi? ¡Por favor! Ponete la malla y venite. Apuráte que se va a hacer de noche si lo seguís pensando. – y se rió como un ángel.
  • Ok. Esperame un minuto. O mejor subí yo ya voy. – Necesitaba ganar tiempo para tranquilizarme y pensar que iba a hacer.

Acepto y se fue. No sabía bien que hacer, por un lado me moría de ganas de ir y estar así con él. Pero por el otro, me daba pánico.

Entonces se me ocurrió una idea que me pareció buena. Me pondría la tanga y arriba un short y una remera. Si me daba para estar entanga me saco el short y listo… además no iba a subir la escalera en tanga ya que me moría si alguien aparecía. Y así hice. Me pasé una afeitadora por las entre piernas y bajo el ombligo por las dudas me de para estar en tanga y no parecer una dejada. Peiné mi largo cabello y me hice una colita, ambiguo no era de hombre ni de mujer.

Unos minutos después, me encontraba frente a su puerta llamando al timbre.

  • Hola Vecina. Pasé – ¿Estaba loca o me estaba tratando en femenino?
  • Hola Pablo. – Dije sin darme por aludida, disimulando el impacto que me había causado su "Hola vecina".
  • Usted tiene ventaja sobre mí persona, ya que yo no conozco su nombre.
  • Mi nombre es… - y me interrumpió, sin que dejara darle mi verdadero nombre.
  • Espero que me des el nombre de tu divino cuerpo. El nombre con que vos te bautizaste.
  • No existe tal nombre.
  • Entonces debes elegir uno.
  • No te entiendo bien.
  • Si que me entendes. Te podrías poner Fabela, o Johana… Podrías ser solamente María o Ana… Pero a mi me gustaría algo así como. Soledad. Sole para no ser tan serios… ¿Te parece?
  • Nunca había pensado en un nombre.
  • Yo te bautizo con el nombre de Sole. – Dijo con voz de obispo en misa. Haciendo el sigo de la cruz sobre mi cabeza.

Me reí nerviosa. Nos dirigimos a la terraza donde había dos reposeras, una mesita, una frapera con una cerveza helada y dos vasos enfriados. Me senté en una y el alado. Sirvió los dos vasos y brindamos… - Por la vecina de abajo.

Ahora venía lo peor… ¿Me saco o no la remera? Me saco o no el short?

  • ¿No viniste a tomar sol?
  • Si… pero
  • Vamos Sole, quiero verte de mas cerca esa colita tan bonita que tenes.

Él se reclinó en la reposera y luego se quitó la remera dejando ver su piel tostada, sus músculos marcados, sin exagerar, Su bien formado torso. Y eso me inhibió todavía mas. Siempre pensé que me descubriría un hombre así, un príncipe azul. Ahora que lo tengo aquí dispuesto a sacarme del closet… me asusto y me reprimo.

Pablo pareció hacer escuchado lo que pensaba porque se volvió a sentar frente a mi tomo el borde inferior de mi remera y me la fue sacando despacio pero firme… mis manos intentaron detenerlo pero no fue mas que un reflejo que duró menos de medio segundo. Un pudor me llevó a taparme los pechitos, que surgían apenas unos centímetros. Los había cultivado con pastillas anticonceptivas.

Él se rió por ese gesto. – Sos muy femenina y eso me encanta. – Luego me desprendió el short y tuve que hacer algunos movimientos para que pudiera sacármelos. Una vez así me arreglé las tiritas de la tanga y pensé que bien había hecho en rasurarme la zona. Mi pequeño pene ni se notaba. Estaba perfecta.

Dejé todos mis miedos de lado, me acomodé en la reposera, para tomar el preciado sol; que aquí no se acababa hasta que se iba por la noche.

Cada tanto Pablo me miraba y me ofrecía mas cerveza o lo que quisiera… era muy caballero en su trato y muy atento para conmigo. Estaba pendiente de que yo me sintiera bien. Entendía que esto era mucho para mi y no trató de apurar las cosas… aunque estoy segura que esas eran sus deseos.

  • Esta noche vienen unos amigos
  • Que bien
  • Jugaremos Play Staishon. Pero mañana a la noche estoy libre. Podés pasar a la tarde a tomar sol y luego podemos cenar… ¿Te gustaría?
  • No sé.- contesté como una tonta.
  • No te voy a presionar. Ya sabés, la invitación está hecha, solo tenes que tocar el timbre. – Presioname, presioname, me decía para dentro. Pero él como un caballero no insistió.
  • Avisame cuando quieras que me vaya… no quiero que tus amigos te vean conmigo.
  • Jajajaja No te preocupes llegarán como a las diez.

Una hora mas tarde y casi deshidratada decidí irme… Pablo intentó retenerme, pero yo estaba realmente cansada de tanto sol y los nervios que había sufrido, me dejaron de cama… Me volví a poner la remara y short y luego, él me acompañó hasta la puerta y nos despedimos con un besito, seco, en los labios.

Baje corriendo las escaleras. Mi corazón latía con intensidad y sentí que mi ano también latía.

Me pegué un baño relajante, me preparé una ensalada para cenar y me acosté en la cama a ver televisión.

A eso de las diez me estaba quedando dormida cuando empiezo a escuchar que los amigos de Pablo están riendo

Y hablando a los gritos. Hasta las tres de la mañana estuvieron gritando goles, que se hacían jugando como niños.

Al otro día por la tarde suena el timbre. Si era Pablo.

  • Hola Sole. ¿Estuvimos algo molestos anoche?
  • Jajaja. Algo. ¿Qué tal? – se acercó y me volvió a besar igual que lo había hecho ayer por la tarde. Pero esta vez provocó aún mas que la vez anterior. Pablo era un hermoso ejemplar de macho, podía elegir a la mujer que quisiera y seguro que ganaría. ¿Por qué se fijaba en mí?
  • ¿Vas a subir a tomar sol?
  • No sé, ayer casi me insolé. – se rió
  • In Sole. – dijo, - ¿Se te metió dentro Soledad?
  • ¡Qué pavo!
  • Ponete linda y subí, que los sábados a esta hora no salen ni los loros.
  • ¿Qué es ponerme linda?
  • Sorprendeme. - Me volvió a besar y desapareció escalera arriba. Sin dejarme negarme o resistirme unos segundos para no parecer una regalada.

Excitadísima me fui a mi cuarto y me puse la tanga, pero esta vez con el corpiño. Una blusa blanca que me dejaba el ombligo al aire y una mini de tela hindú. Me pinté apenas los ojos y los labios. Esta vez me dejé el flequillo y el pelo suelto. En un bolsito cargué mi maquillaje, para poder hacerme un retoque.

Después le cuento como siguió esta historia.