Mi novio y mi compañera de piso.

Como despues de fantasear mi novio y yo con mi amiga y compañera de piso fantasias de las cuales nos volvian a los dos como animales en celo, se hizo realidad y de que manera ufffff.

Os voy a contar la experiencia inolvidable que viví con mi novio y mi compañera de piso hace unos días.

Mi novio es un hombre al que le encanta el sexo, es una persona muy imaginativa y fantasiosa, le provoca muchísimo imaginar situaciones morbosas, se excita sobremanera sólo con que hablemos en voz alta de situaciones que a los dos nos ponen cachondos y sobre todo si incluimos en nuestras fantasías a otras personas especialmente a otras mujeres con las que creamos situaciones eróticas y muy muy calientes.

Hace unas semanas empezamos a fantasear con mi compañera de piso, des de que le expliqué que en varias ocasiones ella y yo hemos tenido sexo, la sola imagen de imaginarnos follando y lamiéndonos la una a la otra como dos gatitas en celo, le tiene loco, sobretodo porque yo le he explicado con detalle cómo han sido nuestras sesiones de sexo. Mi compañera es una chica rellenita, tiene un culo increíble y sobretodo unas tetas enooormes con unos pezones que parecen canicas, morderlos es realmente un placer, su chochito es grande, con unos labios carnosos y abultados y tiene la peculiaridad de que cuando se corre, cosa que hace con mucha facilidad, de su orificio empieza a brotar líquido de forma exagerada.

Teniendo en cuenta lo que he explicado y que la fantasía de mi novio no cumplida es estar con dos mujeres decidí prepararle una sesión muy especial en casa.

Era un tanto complicado puesto que mi compañera había manifestado en varias ocasiones, de palabra, que no deseaba volver a tener sexo conmigo, pero en el fondo yo sabía que encontrarse en medio de una situación excitante y morbosa haría que se pusiera cachonda y no podría renunciar a compartir ese ratito de placer extremo que se le ofrecía.

Así pues decidí organizar una comida en casa, los tres, algo que en principio era un encuentro puramente amigable, evidentemente le fui contando los preparativos a mi novio, pero no le conté cual era mi intención final, la idea era que fantaseara con la posibilidad de que acabáramos los tres participando del juego sexual, jugando y follando, pero lo que él no sabía es que eso iba a ocurrir de verdad.

Decidí preparar una comida especialmente provocativa a base de pescado, marisco, vino blanco muy frío y un postre especial que sé que a él le encanta, unos profiteroles rellenos de trufa con chocolate caliente por encima, acompañados de una botella helada de Möet. Preparé la mesa como si fuera una ocasión realmente especial con velas de color blanco incluidas para darle un toque más íntimo.

Le pedí a mi compañera que se arreglara cómo si fuéramos a una cena especial, teníamos que estar sentirnos muy guapas, se lo pedí como un favor especial y le expliqué que quería que todo saliera perfecto puesto que hacía tiempo que él no venía a casa y quería una tarde especial para los dos.

Así que ella se vistió con un fino vestido de raso negro con un gran escote que resaltaba su abultado pecho y le marcaba el culo. Se puso unos tacones de aguja negros que le hacían contonearse al andar. Yo por mi parte, me puse un traje de seda verde que se pegaba a mis tetas y mi sexo puesto que no llevaba ropa interior.

Cuando él llegó, elegantemente vestido, noté en su mirada que sólo de pensar en lo que yo le había ido contando los días anteriores y al vernos tan arregladas, estaba excitado, sus ojos nos taladraban a las dos y desprendían ese brillo que a mí me hace perder el control cuando me mira, se me estremece todo el cuerpo y un sudor frío empieza a recorrerme la nuca y los muslos.

Brindamos con una copa de vino y nos sentamos a comer. La conversación empezó muy animada y se fue calentando el ambiente puesto que él estaba decidido a provocarnos a las dos, especialmente a ella, ya que sabía que no quería formar parte de nuestros encuentros sexuales. Para él era un reto personal, un objetivo a conseguir, calentarla de manera que cuando nos dejara solos no pudiera evitar tener que irse a su habitación a masturbarse con las enormes pollas de plástico que utiliza normalmente.

Mientras comíamos con las manos él inició un interrogatorio sobre nuestras fantasías sexuales, mi compañera es una mujer especialmente sexual, el sexo con varios desconocidos al mismo tiempo le pone tan caliente que al hablar de ello durante la comida tuvo varios conatos de orgasmo sin que apenas la rozáramos, se estremecía en la silla y reía exageradamente ayudada por los efectos del refrescante vino blanco.

El estaba realmente pletórico, rezumaba placer por todos sus poros y su polla empezó a hincharse, estaba dura y apretada bajo los slips, lo sé porque mientras comíamos mi pié le presionaba el miembro erecto por debajo de la mesa. Yo estaba a punto de estallar mis mejillas estaban ardiendo por los efectos del alcohol y la situación que se estaba creando, con mi mano derecha me palpaba el sexo y noté que estaba húmedo y caliente. Él noto que me estaba tocando y al mirarme fijamente saqué la mano y me lamí los dedos disfrutando de mi sabor, procuré que ella se diera cuenta de lo que yo hacía para provocarla aún más al tiempo que notaba que él se estaba volviendo realmente loco viviendo ese momento.

Tras el postre de chocolate caliente que él nos ofrecía a las dos con sus dedos, ocurrió lo que yo esperaba, mi amiga visiblemente cachonda se levantó y con un contoneo especialmente provocador le besó en las mejillas y a mí en los labios y se despidió apresuradamente marchándose a su habitación. Todo estaba ocurriendo según lo previsto y estaba segura al 100% de que mis planes se cumplirían a la perfección.

En el momento en que ella se marchó me dirigí hacia la silla de mi novio y deslizando el vestido de seda por mis muslos hacia arriba, me abrí de piernas y me senté sobre él, sabía que eso definitivamente provocaría que su polla alcanzara toda su extensión y dureza, era como una piedra caliente que me masajeaba el coño mientras yo movía mis caderas sensualmente sobre él.

Inesperadamente me cogió por las caderas y apartando bruscamente lo que había en la mesa me tumbó sobre ella, empezó a masajearme las tetas y a lamerme todo el cuerpo. Sin darme cuenta me metió la polla de golpe, bruscamente, pero tan solo fueron un par de embestidas que hicieron que me corriera de inmediato gimiendo de placer. Él paró de repente y cuando pude abrir los ojos, le tenía frente a mí con la botella de champagne en las manos, mientras retiraba el hilo metálico del tapón deslizaba el culo de la botella helada por mi coño, yo no podía parar de gemir y contonearme.

En el momento en que consiguió descorchar la botella ocurrió algo inesperado para él pero que yo estaba segura de que ocurriría, la puerta del comedor se abrió y apareció mi compañera, sin hablar, se movió lentamente con cara de lascivia hacia mí, se puso junto a él e inclinándose sobre mi empezó a comerme la lengua con avidez, sabía a vino, a pescado,  a chocolate, a sexo…. Él nos miraba fijamente y se quedó realmente sorprendido cuando ella con una mano le ofreció una de las velas que estaban encendidas encima de la mesa  guiñándole un ojo y con la otra le cogió la botella de champagne que él sujetaba momentos antes……………

FIN DEL CAPÍTULO I

CAPÍTULO II

Ante la situación que tenía delante  mi novio estaba realmente sorprendido, mantenía la misma mirada de excitación  que  tenía des de el momento en que entró por la puerta pero ahora se había vuelto especialmente lasciva, no podía apartar la mirada de mi y con la complicidad que ambos tenemos, con solo mirarnos enseguida supe que iba a coger las riendas de la situación y que esa tarde íbamos a experimentar esa experiencia especial que él llevaba tanto tiempo deseando.

Mi compañera, por su parte, había decidido dejarse llevar por la excitación que sentía y, siguiendo las instrucciones que mi novio le había susurrado al oído mientras le magreaba el culo,  sin dejar de tocarme y rozar mi piel con la botella de champagne se puso frente a mí y sin pensarlo dos veces introdujo la botella en mi coño de modo que el champagne empezó a derramarse dentro de mí provocándome escalofríos de placer, yo había perdido el control completamente, había decidido experimentar todas las sensaciones al 100%, se me puso la piel de gallina y el frío que me recorría el cuerpo contrastaba con el calor provocado por la atmósfera caliente que entre los tres estábamos creando.

Sin más, ella empezó a lamerme mientras el Champagne rezumaba entre mis muslos y salía a borbotones de mi coño, ella gemía y sorbía con desenfreno ese néctar que se había formado a partir del champagne y mi fluido que también salía a borbotones como nunca me había pasado.

Mi novio  le pidió que parara y dándole la mano le ayudó a ponerse también sobre la mesa y a sentarse sobre mi cara, quería ver como yo le comía su enorme chocho que empezaba a rezumar fruto de la excitación, ella estaba a punto de correrse y mi novio quería que  lo hiciera en mi cara mientras le lamía el coño. Él por se puso frente a mi si siguió manipulando la botella para que terminara de vaciarse en mi interior, empezó a comerme de esa forma que me pone como loca, moviendo su lengua rápidamente en mi clítoris al tiempo que mordisqueaba mis labios. Ante él tenía la visión del culo de mi compañera meneándose sobre mi cara  con rapidez, ambas nos convulsionábamos de placer y eso le hizo volverse loco, su polla palpitaba, quemaba, estaba tan gorda y dura que se le marcaban las venas. Él sabe que me excita muchísimo sentir esa polla en mi interior y sacando la botella  empezó a follarme  despacito para que yo notara absolutamente toda la extensión de su polla mientras rozaba mi coño.

Mi compañera  ya no podía aguantar más, yo notaba por sus gemidos y movimientos que estaba a punto de correrse y quería que mientras él me follaba viera como ella derramaba su  corrida en mi cara así que justo un segundo antes levanté un poco su culo para que viera como ese líquido caliente y viscoso salía a chorros de su coño y se derramaba por mi cara y mi pecho.

Yo estaba a punto de correrme también pero él, de repente paró, estaba claro que había decidido que ninguno de los dos nos corriéramos aún, no quería que se acabara todavía, pensaba alargar nuestra excitación hasta el límite, quería que gozáramos al máximo, así que, siguiendo sus instrucciones me incorporé  y cogí la botella de vino que quedaba, mientras mi compañera se tumbaba boca arriba sobre la mesa. Era evidente que le tocaba a ella experimentar la sensación que yo había experimentado unos minutos antes, enseguida entendí que debía introducir la botella en su coño y así lo hice empezando a lamer ese líquido cuyo sabor él me había descrito tantas veces. Efectivamente era realmente especial esa mezcla de sabores, yo seguía tan cachonda que necesitaba correrme así que cuando empezó a meterme la polla en el culo supe que había llegado el momento de dejarme llevar definitivamente, pero estaba equivocada, todavía iba a experimentar una sensación que siempre había tenido deseos de vivir.

Mientras ella gemía yo seguía lamiendo sin parar y él empujaba con fuerza su polla dentro de mi culo, de repente noté que algo quemaba mi espalda y la raja de mi culo, me quemaba la piel durante un segundo y luego esa sensación desaparecía. Había olvidado las velas, con la excitación del momento no me di cuenta de que él sostenía una vela en la mano con la que derramaba cera sobre mi quemándome y provocando dolor y placer al mismo tiempo, tan intenso que hizo que mis lamidas convulsionaran de nuevo el coño de mi amiga provocando una nueva explosión de líquido en mi cara, yo gritaba de placer y eso hizo que  los dos esta vez nos dejáramos llevar, yo me corrí primero de tal forma que las gotas mancharos en suelo, y luego él gritando de forma exagerada sacó su polla de mi culo y se corrió en mi espalda al mismo tiempo que seguía derramando cera caliente, fue tan placentera esa sensación que perdí el sentido durante unos segundos. Permanecí sobre la mesa con los ojos cerrados  tumbada boca arriba con las piernas abiertas jadeando y respirando entrecortadamente.

Cuando los abrí mi compañera había desaparecido y mi novio estaba sentado frente a mi coño palpitante con una copa de champagne en la mano, me dedicó una de sus sonrisas, me miró con intensidad y alzando la copa bebió un sorbo mientras me acariciaba el vientre suavemente.