Mi novio Mi amo: me castiga

La relación avanzaba muy bien. Tanto que me relajé y cometí dos errores que mi Amo me hace pagar con creces... ¡Necesito aprender!

Hola querido lector. Soy yo, otra vez, Isa la sumisa. Déjame confesarte que hoy tengo especial ilusión en narrar cómo cometí mis dos mayores errores y cuyos castigos no se me olvidarán nunca; y alguna que otra anécdota caliente con la que espero excitarte mucho.

Así que sin más enredos pongámonos manos a la obra y comencemos por orden.

Varias semanas habían pasado desde que probé por primera vez la polla de Rafa. Desde entonces, y al igual que en mis primeras semanas de inicio, fui puliendo mis dotes de sumisa y mi capacidad para complacerle. A medida que avance el relato lo irás comprobando...

Rafa cada vez tomaba más partido en diferentes aspectos de mi vida como los estudios, las amistades, el dinero. Pero esto no quiere decir que me privara o manejara en ninguno. Sino me advertía de cualquier inconveniente o peligro; y la verdad debo reconocer que nunca fallaba.

Al revés, yo tuve que aprender a dejarme guiar por él. Sin contar alguna otra vez que no le hice caso en sus consejos y pagué con la humillación de tener que darle la razón. Se dio una ocasión más importante en la que mi error nos afectó a los dos y aparte de tener que soportar la vergüenza tuve que sufrir un castigo bien merecido.

Me encontraba una tarde en su casa, como era ya rutina en nuestras vidas, pues por las mañanas íbamos a clase y por la tarde continuábamos con el proyecto. Incluso volvíamos juntos al acabar las clases pues comía con él para no perder el tiempo de ir y venir de mi casa a la suya. Esa tarde estaba especialmente perezosa y no me apetecía seguir el trabajo. Nada más comer recogimos lo manchado y para no enganchar de seguido con el proyecto me puse de rodillas y pedí chupársela. Se quedó un rato dubitativo antes de decirme nada.

  • Esta bien... pero luego directos al proyecto.

Me alegró realmente que cediera. Desde la primera vez me había vuelto muy juguetona, sexualmente hablando. Había cogido gusto a comerle la polla casi tanto como él. Ví como se sentaba en la silla y rauda me metí bajo la mesa de la cocina a buscar mi juguete. No era la primera vez que hacíamos ese juego y como dije al principio había pulido bien mis artes mamatorias al gusto de mi Amo.

A Rafa le encantaba despacio, pero profundo, que la hiciera desaparecer en mi boca. Sólo al final cuando estaba a punto de correrse agarraba mi cabeza para menearla a buen ritmo y llegar al clímax. También me hice con ese ritmo para que mi Amo no tuviera que ocuparse más que de disfrutar. Me guiaba por sus gemidos y en el momento exacto pegaba el acelerón hasta el instante exacto que debía quedarme quieta mirándolo fijamente a sus ojos con la polla bien a dentro esperando a que soltara su simiente en mi garganta. Casi siempre descargaba su semen en mi garganta, aunque yo me había entrenado, ya que al principio me resultaba muy amargo, lamiendo los restos de la mamada o de las prendas llenas de corrida que seguía poniéndome cada vez que me iba de su casa.

Volviendo al momento mamada bajo la mesa. Repetí todos los pasos relatados anteriormente mientras él magreaba mis tetas con fuerza, recuerdo que otra norma era estar siempre desnuda, y se corrió. El tiempo había transcurrido demasiado rápido para mí y con desgana nos pusimos al proyecto. Tras un par de horas, en un breve descanso, volví de rodillas para suplicarle que me tocara.

  • Isa se nos va a hacer tarde y no finalizaremos la parte del proyecto. Te recuerdo que pronto hay que entregarlo.

Protestó ante mi actitud infantil.

  • Si no lo acabamos prometo finalizarlo por mi cuenta a tiempo.

Ante mi insistencia y la imagen de tenerme de rodillas y desnuda implorando con las manos unidas, debió excitarle de nuevo y accedió.

Ahora aparte de tocarme también me pegaba buenas comidas de coño provocándome grandes espasmos que acababan en tremendas corridas. Había descubierto el placer y cada vez me estaba volviendo más viciosa. Tras comerme el coño, lo enredé y charlamos un rato del tema que tanto rondaba mi cabeza últimamente...

  • ¿Amo cuando me vas a desvirgar?

Como de costumbre se tomaba su tiempo y me hacía experimentar las cosas en el momento exacto que él consideraba. Pero con mi nuevo vicio, el deseo de tenerlo dentro de mí no sólo rondaba mi mente sino también en mi cuerpo.

  • Ya te he dicho Isa pronto acabaran las clases y podremos dedicarnos sólo a nosotros, mientras tanto no quiero distracciones ni que te distraigas.

  • ¿Por qué iba distraerme?

  • Una vez que lo pruebes los primeros meses no pensarás en otra cosa y últimamente ya estas demasiado salida. Has de aprender a controlarte y lo más importante…No olvides quién manda sobre ti. Las cosas sucederán cuando yo lo decida.

Viéndolo con perspectiva Rafa tenía razón. Ahora que puedo considerarme una sumisa experimentada, debo reconocer que siempre fue muy tolerante conmigo a diferencia de otros amos. En fin, que me tenía muy consentida. Eso lo vi con el tiempo, pero la juventud es la juventud, los inicios son los inicios, y yo iba directa a aprender por las malas.

Como era obvio se hizo tarde y quedamos en terminar cada uno con su parte. Mi promesa de hacerlo por mi cuenta tampoco se vio cumplida pues lo acabé rápido y mal, aunque esto no lo supimos hasta llegado el fatídico día. Como había dicho Rafa, el curso iba a terminar pronto y el tiempo apremiaba. Así que completamos las restantes partes del proyecto sin repasar las anteriores.

Llegó el día de presentarlo y tras la revisión recibimos la mala noticia. Todo el trabajo quedó anulado por errores graves de la parte que hice yo sola. Por suerte no nos hicieron repetir el curso, pero si rehacer todo el proyecto de nuevo y presentarlo a la vuelta. Obviamente Rafa se enfadó muchísimo y ni siquiera quiso volver a casa conmigo.

  • Te espero en casa.

Dicho esto, se fue rápido por su cuenta. Yo estaba avergonzada y sin saber que decir. Cuando llegué a su casa me estaba esperando sentado en su habitación todo serio. Yo me desnudé como siempre y me senté de rodillas esperando una bronca. Se me hizo eterno el momento hasta que decidió hablar...

  • ¿Comprendes la gravedad de tus actos?

  • Si...Amo.

  • ¿Comprendes que debo castigarte?

  • Si...Amo.

  • Sea pues...

Se sacó la polla y la zarandeó mirándome. Ese acto siempre significaba que debía ir gateando hasta él para chupársela. Pero me mandó algo diferente esa vez.

  • Lame perrita.

Tras escuchar su orden, la cual me dijo con cara enojada, empecé lamiendo. Pero enseguida me dispuse a chupar como yo sabía.

  • ¿Por qué la mamas? Sólo te he mandado lamer como una perrita.

Sonaba más serio y autoritario que nunca así que rápidamente corregí mis acciones limitándome a lo mandado. ¿Acaso quería superar la situación con sexo...? Que confundida estaba al pensar eso. Ni me imaginaba el castigo que me esperaba.

Una vez se la puse super dura con mis lamidas, me cogió del cogote para levantarme un poco y me lanzó a la cama. Quedé tumbada en el borde boca abajo y con los pies colgando pues era un poco alta. Tan repentina brutalidad me asustó. Lo oí acercarse por detrás a la vez que se iba quitando todo de cintura para abajo.

  • Todo esto ha sucedido porque no controlas tu calentura y siempre andas pensando en cuando te la meteré.

Me argumentaba mientras echaba mis brazos hacia atrás y los agarraba con fuerza aprisionándome contra la cama y sus caderas.

  • Pues ahora veras...

Mientras me amenazaba colocó, con la mano libre, su miembro en la entrada del coño y una vez encajado devolvió la misma mano a mi nuca apretando fuerte. Lo que vino después me asustó aún más. Me iba a desvirgar sin preparación ni nada. Empezó a invadir mi coño haciendo una tremenda y constante presión dispuesto a meterla toda a la primera.

Como ya comenté Rafa la tiene muy grande y recibirla así de repente, sin estar caliente ni nada, y con la mente bloqueada por los acontecimientos; dificultó más el proceso. Quería protestar, pero me obligué a contenerme consciente de que lo que me estaba haciendo lo había provocado yo misma. Aparte era mi primer castigo, y aunque me pareció desmesurado, quería mostrar coraje.

A base de fuerza bruta consiguió enterrarla dentro de mí. La mantuvo buen rato hasta el fondo sin bajar la presión, como queriendo llegar hasta mi ombligo, y solo cuando él mismo se cansó de hacer tanta fuerza procedió a retirarse lentamente.

Durante la presión sentí un intenso dolor punzante y unas lágrimas salieron de mis ojos involuntariamente del esfuerzo por aguantar. Obviamente sangré y con ello quedé oficialmente desvirgada. Pero mi tortura no había acabado...Una vez me tuvo abierta Rafa empezó a darme fuertes embestidas. Si antes pretendía desvirgarme. Ahora se estaba asegurando de dejarme bien abierta, aunque ello supusiera destrozarme el coño.

Por sus acciones entendí que disfrutaba con mi dolor. Quería que sufriera. Le había fallado y me estaba castigando. Me estaba aleccionando...Como sumisa que ya me empezaba a sentir y hacer. Acepté el mal trago. Acepté mi castigo. Por suerte el tormento duró poco y mi propia sangre me alivió el dolor y permitió que mi coño empezara a humedecer. Comencé a disfrutar y emitir leves gemidos. En cuanto Rafa se dio cuenta paro de follarme.

  • Lo siento hoy no te mereces disfrutar...

La sacó de mi coño, se limpió con una toalla que teníamos siempre a mano para nuestros momentos calientes, se vistió y se dispuso a salir.

  • Cuando tengas fuerzas, límpiate, vístete y cierra la puerta al salir. No te preocupes por mí, me llevo la llave.

Ese fue su único comentario antes de abandonarme. Y así fue como pagué mi primer error, tirada en la cama y recién desvirgada brutalmente.

Se acabaron las clases, pero Rafa y yo teníamos el proyecto. Así que pasaba muchas horas en su casa, ahora que teníamos más tiempo.

Los primeros días tras mi brutal desvirgamiento fueron fríos y centrados en el trabajo. Poco a poco todo volvió a su cauce y la relación retomo su rutina. Trabajábamos, salíamos, nos reíamos, incluso retomamos nuestros juegos sexuales.

Aun así, Rafa no volvió a penetrarme y yo ya andaba con ganas otra vez. Quería que me follara incluso aunque fuera violentamente, pues mi coño ya estaba abierto y listo, y sabía que esta vez lo iba disfrutar...Por miedo no volví a planteárselo, pero busqué maneras de provocarlo. Se me ocurrió una idea y decidí ponerla en práctica, pero lo único que conseguí es ganarme mi segundo castigo.

Una mañana que llegué a su casa, sin desvestir, de pie y mirándole de frente, tuve la osadía de plantearle tener sexo. Fue una provocación y sabía que eso lo cabrearía y quizá, enojado, me pegaría una buena follada.

  • Claro, desnúdate y túmbate al borde de la cama.

Fue su respuesta a mi proposición. Lo había conseguido...vi su cara enojada y que iba pagar mi osadía. Me hice la tonta y seguí sus directrices. Estaba ya desnuda y en pompa y Rafa, que se había desnudado a la par que yo, se situó detrás de mí. Apoyo un brazo en mi espalda y con la otra mano acarició una nalga. Me supo muy bueno y cerré los ojos para disfrutarlo. Pero de repente..."zassss".

Recibí una cachetada muy fuerte que hizo eco en la habitación y dejo un fuerte picor en mi culo. Acarició la otra nalga igualmente. Yo no me fie e intenté estar lista para otra cachetada. Y si llegó…pero en la misma nalga de antes que aún me dolía.

Un calambre recorrió mi cuerpo y levante una pierna involuntariamente. No me dio tiempo a recuperarme cuando sentí otro azote ya en la nalga aun intacta. Rafa cogió ritmo y me propino una sesión de azotes con todas sus fuerzas y alternando para que no supiera donde me iba a dar. Mi cuerpo se arqueaba a cada golpe ante tanto dolor. Cuando por fin paró tenía el culo rojo y me ardían las nalgas.

Oí como escupió en su polla para lubricarla, pensé que iba a tener por fin me recompensa tras la tortura, abrió mis cachetes y apuntó en mi ano. Se me abrieron los ojos de par en par al percatarme de sus intenciones y como un rayo me giré para pararlo.

  • Amo por favor nooo. Me vas a hacer mucho daño.

  • Es que tu no aprendes zorra. Mira que confianzas has tomado hoy.

  • Si Amo tienes razón he ido demasiado lejos, pero...solo quería sentirte dentro de mí.

  • Pues habérmelo pedido. Sabes que siempre te doy todo lo que me pides.

  • Amo es que tenía miedo desde la última vez.

  • No importa, eso no te da derecho a sublevarte o a creerte más lista que yo.

  • Lo siento Amo lo siento...

  • Quizá sea mi culpa te tengo muy consentida. Hoy vas a aprender de verdad.

  • ¡¡¡Amo nooo!!!

Supliqué casi cerca del llanto al ver que ya había comenzado a empujar mientras me agarraba de los brazos para que no me moviera. Para colmo esta vez se le había puesto dura sin mi ayuda, al parecer se había excitado al azotarme. Empezó a perforar sin compasión, haciendo fuerza sobrehumana, para contrarrestar la presión de mi ano que no estaba preparado para semejante invasión.

  • Aaooh aaooh aaauuuhh...

Me quejaba entre sollozos.

  • Relájate puta, no voy a parar hasta que no vea tu culo inundado de corrida. De ti depende cooperar para acabar cuanto antes...

  • Amo no puedo más...la tienes muy gorda.

Me atreví a contestarle con tono de súplica. Pero no había súplica que valiera quería romperme el culo y punto. Continuó la penetración hasta quedar tumbado sobre mí, pero no había conseguido meterla toda, la presión de mi culo era tal que no lo dejaba avanzar más...

  • Amo te lo suplico ayúdame un poco...

Suplicarle siempre me funcionaba, aunque me hiciera verme inferior a él, lo cual le enorgullecía. Fruto de mi súplica y de ver que su polla ya no iba ni hacia delante ni atrás...Me hizo chuparle los dedos que luego dirigió a mi coño para lubricarlo y masajearlo.

Con ganas recibí sus caricias que aparte de excitarme, ayudaron a que olvidara por un rato la tortura que estaba sufriendo mi trasero. Rafa a su vez realizaba ligeros movimientos para comprobar si mi culo iba dilatando.

Cuando la presión disminuyo y Rafa sintió su polla algo más suelta no dudo en actuar. Dejó de acariciarme, enredó sus dedos con los míos para agarrarme, presiono su tórax contra mi espalda, a la par que arqueó su espalda y me asesto el golpe de gracia.

  • ¡¡¡Aaaaiiiiiiggggg!!!

Con una fuerte clavada acabó enterrando su polla lo más adentro a de mí. Tapó mi boca para ahogar el grito que acaba de pegar. Se corrió dentro por la tremenda presión, más la excitación de verme con boca tapada y el culo partido. A los minutos se retiró y se sentó en la silla de trabajo.  Para contemplar su obra de arte supongo.

Yo en cambio me vi de nuevo tumbada en el borde de su cama humillada y destrozada tanto moral como analmente. Acababa de pagar por mi segundo error.

En cuanto recupere fuerzas, me limpie y me dispuse a vestirme para largarme. Me daba igual si tenía su permiso o no, estaba llena de dolor y rabia. ¿Cómo había llegado tan lejos? ¿Cómo le había permitido tanto?

Ninguno de los dos dijimos nada. No había nada que decir. Al terminar de vestirme, pues ni si quiera me moleste en ponerme la ropa sucia de semen, tiré a la cara de Rafa las bragas limpias del día en señal de protesta.

  • Lárgate y no vuelvas pasada una semana.

Me dijo levantándose todo enojado. Por supuesto que me iba no hacía falta que me lo mandara...pensé.

Pasó la semana y no supimos nada el uno del otro. Aunque estaba más calmada, todavía no había perdonado a Rafa con que deje pasar otra semana.

Aun enojada no había dejado de pensar en él en todo ese tiempo hasta que me decidí mandarle un mensaje al móvil para saber de él. Me contestó que estaba en casa, así que me fui a verlo. Una vez frente a él ninguno de los dos supimos cómo reaccionar ni que decir. Yo intenté normalizar el momento y comencé a desnudarme. Agarrando mi mano Rafa frenó mi acción y me atrajo hacia él para empezar a besarme.

Me había echado de menos y la verdad que yo también a él. Tras un beso largo, lo abracé y todas las emociones vividas desde mi primer error afloraron, no pude evitar emocionarme.

  • Ya está, tranquila...

  • Lo siento Amo, por todo...

Intento calmarme guiándome hacia la cama. Una vez allí de los besos paso a las caricias y de las caricias a los tocamientos. No puse ninguna objeción para una vez que tomó la iniciativa con dulzura y no a base de órdenes. Minutos después ya estábamos follando y por primera vez recibía con mucho placer a Rafa dentro de mí. Aunque ya no era virgen por primera vez me estaba haciendo el amor...Los dos gemimos y nos corrimos a la par. Tras esto nos quedamos abrazados sin decir nada, pero reconciliados. A gusto el uno con el otro.

  • Bueno vamos a preparar la comida que follar quema muchas calorías.

Con esa broma volvíamos a comportarnos como una pareja feliz, hicimos la comida, y disfrutamos de ella mientras comentábamos que habíamos hecho durante esa distancia de dos semanas y de cuánto nos habíamos echado de menos. Volvimos a la cama para holgazanear y disfrutar del día para nosotros.

Yo estaba feliz de nuevo y de verdad sentía toda mi rebeldía y mi comportamiento contra Rafa. Así que decidí tener un detalle con mi Amo. Me tumbé desnuda sobre el borde de la cama sin que mi Amo se lo esperara y abrí mis nalgas ofreciéndole mi culo. Rafa se quedó analizando mi proposición antes de decir nada...

  • ¿Es lo que quieres?

-  Solo quiero hacerte feliz, Amo.

Mi confesión sincera no fue sólo para él. Quería ser su sumisa con todas las consecuencias. Había cometido errores y me había revelado, necesitaba someterme a mi Amo para sentirme completa, para que todo fuera como antes. Ante mi declaración, Rafa no se lo pensó más, y ya lo tenía desnudo detrás de mí con su polla dura, lubricada con saliva, y apuntando hacia mi ano.

  • ¿Lista...?

Asentí con la cabeza intentando relajarme al máximo posible para recibirlo dentro de mí. Aunque esta vez fue más dulce en la penetración, eso no me libró de sentir cada centímetro que me metía. Una vez dentro fue follándome paulatinamente hasta alcanzar un ritmo razonable. Por suerte mi culo le daba tanto placer que no tardó en inundarlo de semen al tiempo que me susurro al oído...

  • Muy bien zorra...así se cumple con tu Amo.

Sinceramente no disfrute, aunque el dolor fue mucho menor. Pero recibir esa especie de halago me hizo sentirme muy orgullosa conmigo misma. Volví a tener esa sensación de pertenencia e inferioridad hacia mi Amo que tanto había extrañado inconscientemente durante la distancia. Volví a ocupar mi posición, volvía a ser la puta de Mi novio Mi Amo.

Continuara....