Mi novio liberal 2

Mi novio me hace acostarme con su jefe para conseguir un aumento.

Estaba en la universidad, estudiaba para una presentación que tenía que hacer en una clase de finanzas, el tema era difícil y la maestra de esa materia era muy exigente, algunos de mis compañeros ya habían presentados los diferentes temas que nos habían asignado pero a la mayoría no les había ido bien, yo no quería que mi calificación bajara por esa presentación así que trataba de comprenderlo y aprenderlo todo.

Estaba muy metida en el estudio cuando sentí que vibraba mi celular, le había bajado el volumen pues no quería distracciones. No quería dejar de estudiar así que lo dejé vibrar. Un rato después vibro otra vez, decidí que era hora de tomar un descanso, así que contesté el teléfono.

Era César, me dijo que antes también me había hablado él. Estuvimos platicando un rato y después me dijo que era hora de que él tuviera la parte de nuestra vida sexual que a él le faltaba, lo cual no era más que acostarme con quien él quisiera para que mi novio pudiera obtener algo a cambio. Todo eso porque no quisé tener un trío con otra mujer.

Realmente la idea de andar de puta con permiso de mi novio me gustaba mucho. Me dijo que el siguiente viernes habría una salida con gente de su trabajo y que tenía que encamarme con su jefe para que le autorizara un aumento. Me pedía arreglarme lo más provocativo que pudiera.

Ese viernes en la tarde, estando en casa me puse a revisar mi ropa, necesitaba algo que calentara al jefe de mi novio, por supuesto como siempre llevaría algo que denotara mi gran culo. Escogí un pantalón negro que dejaba ver la división de mis nalgas, con tacones negros de aguja, para abajo del pantalón una tanga negra, un brassier blanco y una blusa blanca.

Cuando César pasó por mí, me hizo darme una vuelta y me dijo.

C -Que culazo se te ve.

P -¿Te gusta papi?

C -Lo que se va a coger mi jefe.

P -Todo sea por tu aumento.

Llegamos al bar donde había quedado verse con sus amigos, la gente del bar veía con lujuria mi culo. Yo ante las miradas de los machos ya me sentía muy caliente. Al llegar a la mesa donde estaban sus compañeros todos estaban acompañados, me los fue presentando. Aún su jefe no había llegado.

Como a la media hora llegó su jefe, cuando me lo presentó, me di cuenta de la lujuria de su jefe en los ojos, me vio con enorme deseo y yo lo vi igual, pues era guapisimo debía de tener unos 30 años, moreno, alto, con un cuerpo súper formado, unos brazos tan fuertes que desaba que me abrazara por horas, una cara con unas facciones bellísimas, el cabello lo usaba corto. Se llamaba Martín, nos acercamos para darnos un beso en la mejilla y un abrazo.

Estuvimos un rato platicando con él, en algún momento otro de sus subordinados le sacó plática y mi novio me dijo.

C -Se ve que le encantaste.

P -Sí y a mi también me gustó mucho.

C -Que bueno, porque esta noche te coje porque te coje.

P -Que rico.

Me dijo que en algún momento que él fuera al baño lo iba a seguir, decirle abiertamente el plan.

La siguientes dos horas volvimos a platicar con el y la otra pareja que había estando hablando con él. Martín se paró al baño, mi novio me acarició la pierna y lo siguió.

Al regresar los dos venían riendo, Martín se puso a platicar con una subordinada y su novio. Mi novio me dijo que estaba hecho. Yo al escuchar eso sentí como se me mojaba la concha.

Como a las dos de la mañana, todos decidieron pedir la cuenta, algunos querían irse a descansar otros no lo decían pero se quería ir a coger. Ellos pensarían que César y yo tal vez también nos iríamos a coger, pero no, esa noche me cogería Martín.

Cada pareja tomó su carro y se fue, yo le pregunté a César por Martín, él había ido solo, porque no me había ido con él. Mi novio me dijo que los demás se darían cuenta. Él siguió manejando y llegamos a un edificio, un edificio bastante viejo. En la banqueta me esperaba Martín. César me dijo que le iban a dar un aumento del 7 por ciento así que su jefe tenía que quedar completamente satisfecho.

Antes de bajar del carro le di un beso en la boca a César y le di las gracias por dejarme ser la puta de otros machos.

Camine de forma sexy hacía Martín quien al llegar frente a él me tomó de las mejillas y me dio un beso muy largo en la boca. Cuando nos separamos volteé hacía donde estaba el carro de mi novio, pero él ya se había ido.

Nosotros dos entramos al edificio, el cual olía mucho a humedad. Martín me dijo que ahí vivía, llegamos a su departamento, lo tenía decorado muy bonito.

Me ofreció algo de tomar, yo estaba sentada en un sillón cuando me llevó la bebida, cuando me la dio y él se sentó, yo me paré y me senté en sus piernas.

Con una mano Martín agarraba su vaso, con la otra acariciaba mis nalgas.

M -César me dijo que eres muy buena puta.

P -Sí, tengo fama de ser una buena puta.

Estuvimos tomando y fajandonos, sentía como su verga estaba un poco dura debajo de mis nalgas, ese macho me besaba bien rico. Mis pezones estaban muy duros.

P -Llévame a tu cuarto papi, ya quiero que me cojas, estoy muy caliente.

Abrazados, besándonos, fuimos hacía su cuarto quitandonos la ropa. La cama era grande, lo hice acostarse, su verga semi dura, recibió unos besos míos, mi lengua pasó por sus testículos, los cuales eran grandes. Al hacer eso su verga se paró por completo, la vi bien era de longitud promedio pero era muy gruesa, como pude me la metí en la boca, estaba deliciosa, sabía saladita, lo masturbé con mi boca, después sin sacarmela le pasé la lengua.

M -Como chupas, sigue así.

Yo me esforzaba en darle el mayor placer posible, estaba fascinada con su sabor, pocas veces había probado vergas tan ricas como esa.

P -Que rico saber tienes.

M -Te gusta Pamela, te gusta el sabor de este pito.

P -Mucho, sabe riquísimo.

Seguí mamando, Martín me agarraba la cabeza, pero no hacía presión, me dejaba llevar el ritmo de la mamada.

Después de un rato me la sacó y me dijo que me acostará, así lo hice, él tomó un condón y se lo puso, yo me abrí por completo de piernas y él me la fue metiendo poco a poco, sentía dolor por lo gruesa que era.

P -Papi me vas a partir en dos.

M -Tranquila ya va la mitad.

P -Siento que me falta el aire.

Me permitió acostumbrarme.

P -Sigue, termina de metermela.

Él siguió metiendo su verga en mi vagina. Cuando estuvo toda dentro, puso su boca en mi oído y me dijo.

M -Que rica estás pinche Pamelita, tienes un culazo.

P -Gracias papi, estoy muy orgullosa de mi culo.

Empezó a moverse lentamente, yo aún sentía un poco de dolor pero sabía que al final iba a gozar como una perra.

Cuando me acostumbré a esa verga fui yo la que aceleré el ritmo de la cogida, lo rodeé con mis piernas y lo abracé, quería que entrara lo más profundo posible.

P -Vamos cabrón, cógeme, dame duro.

M -Que rica estás, que pinche suerte tiene el pendejo de César.

P -Dame duro Martín, que vergota tienes.

Él entraba y salía, mi concha ya estaba toda mojada, los dos gemíamos mucho, nuestros cuerpos empezaban a sudar. Como pudo hizo que soltara su espalda y me chupó las tetas. No aguanté más y terminé en un exquisito orgasmo.

P -Me vengo, me vengo.

Cuando me recuperé él seguía con el mete y saca, su verga me daba riquisimo, me sentía toda una puta recibiendo a su macho.

P -Dame verga, cógeme rico.

Él se paró y me dijo.

M -Tu novio no dijo nada de tus ricas nalgas, pero me vas a dejar darte por el ano verdad.

P -Él nunca me ha cogido por ahí.

M -Osea que eres virgen por el culo.

P -No como crees si soy bien puta, solo que él nunca me la ha dado por el culo, no sé porque.

M -Pero entonces si me dejas o no.

P -Claro papi, pero no traigo lubricante, ¿tú tienes?

M -Claro, por aquí han pasado muchas putas y a todas les he hecho anal.

Me puse en cuatro, él me lubricó el ano y se lubricó la verga, puso la entrada de su vergota en mi hoyo trasero, volteé a verlo y lo miré como pidiéndole que ya me la metiera, él me tomó de la cadera y trató de meter la punta, pero no pudo.

M -No entra.

P -Vamos mi amor, la quiero toda en el culo.

Puse mi cabeza sobre el colchón y con las manos me abrí lo más que pude las nalgas, él hizo otra vez el intento, gritó cuando entró su cabeza, pero mi gritó fue aún mayor.

P -Aaaahhhh que vergota, me vas a partir en dos.

Él sintió que se iba a salir y dio otro fuerte empujón.

P -Aaaahhhh me vas a matar a vergazos.

Siguió empujando hasta que la mitad estaba adentro, sentí que en cualquier momento mi ano se iba a romper.

M -Ya va la mitad.

Me dolía muchísimo, pero también sentía placer, me gustaba ser la puta de otro macho más, empecé a hacer mi cuerpo hacía atrás, al encuentro de esa verga.

M -Quieres más no perrita.

P -Sí dame toda esa verga.

Él siguió avanzando y poco a poco logramos que entrara toda.

P -Que rico me llenaste toda.

Cuando me acostumbré empecé a moverme, él hizo lo mismo nuestros moviemientos eran lentos. El olor a sexo llenaba el cuarto, gemías bajito, los dos disfrutabamos la cogida.

Fuimos aumentando el ritmo hasta que la cogida era a gran velocidad, hacía rato que el dolor había desaparecido y ya solo quedaba el placer, mucho placer.

P -Cógeme, así rico, dame tu vergota.

M -Toma, que apredata estás.

P -Abreme bien el culo con tu gran pito.

M -Que rico.

P -Sí así.

M -Pamela me encantas.

P -Y tú a mí.

M -Que rico cogerte.

P -Sí cógeme, así dame mi macho, lléname con esa verga.

Él entraba y salía sin tocarme la vagina tuve otro orgasmo.

P -Me vengo, que rico me coges, aaaahhhh.

Con los espasmos de mi cuerpo mi ano se contraía y el decía que lo apretaba riquísimo, no aguantó más.

M -Me vengo perra, me vengo.

Llenó el condón con su leche, cuando me sacó la verga, me volteé rápido y le quite el condón, viendolo a los ojos lo vacié en mi boca, él me veía muy excitado.

M -Ha valido perfectamente el aumento que se le dará a César.

P -Gracias papi, César estará feliz con su aumento.

Nos acostamos y nos abrazamos un rato.

P -Papi no le vayas a decir a César que me diste por el culo.

M -No te preocupes no diré nada.

P -Será nuestro secreto papi.

M -Me gustaría verte otra vez, sin que tu novio lo sepa porque ya no le puedo aumentar más.

P -Claro papi, apunta mi teléfono.

Después me metí a bañar en lo que mi novio llegaba por mi. Martín me acompañó al carro, nos dio las gracias a los dos, mi novio y yo nos fuimos.

De camino a mi casa, siendo ya casi las 6 de la mañana, le dije a mi novio que esperaba que me siguiera poniendo de puta para otros hombre, él solo me sonrió muy maliciosamente, eso me excito mucho sabía que iba a tener que seguir dando las nalgas para que mi novio tuviera más logros.