Mi novio cibernético
Mi nombre es Mariví. Soy una auténtica milf, viviendo una de las mejores experiencias sexuales de mi vida, un amor sensual y sexual a distancia .una pluma de hombre escrita desde el sentimiento de una mujer
Ya sabemos que en Agosto, a veces las siestas pueden ser eternas. De esas en las que restauras ese cuerpo agotado por la excitación veraniega y el calor….
Y en una de esas siestas, justo antes de levantarme, me puse a entrar por mis redes sociales, a ver que se acontecía por allí.
Allí estaba él. Un chico bien parecido, trajeado, con barbita arreglada captó mi atención. Empezamos a hablar, me cautivó su estilo caballeroso con aire fresco y juvenil. Cuando me dijo su edad, 44 años y la comparé con mis 52 pensé “Mariví, este yogurín te encanta, ideal para esta MILF de tan buen ver”. Enseguida lo apodé YILF, yogurín al que me gustaría follar y….empecé a mojar mis braguitas.
Claro, que también pensé seguro que sus 44 compensarán mis 52 tan joviales, porque otra cosa no, pero el verano me da un empoderamiento tremendo pues todas mis curvas se contornean con un brillo dorado moreno quita el hipo. Eso pasaba por mi cabecita cuando descubro que además de yogurín sexi, tiene una conversación fluída, interesante y con una mezcla entre picante y pícara casi rozando un estilo porno pero elegante a la vez, de verbo claro y palabras descriptivas que arañaban mi piel conforme las leía. Todo esto ocurría en la tercera siesta, ya que en la primera y segunda estuvo muy comedido, ya sabéis, dónde vives, a qué te dedicas, qué te gusta hacer en tu tiempo libre…
Como digo, la tercera siesta empezaba a despertar a la leona que llevo dentro, pues aunque se que cautivo las miradas de los hombres y de muchas mujeres (alguna vez he fantaseado con una experiencia lésbica o de trío con mujer), soy una verdadera gatita de ankora. Pero Iván era distinto. Tras las primeras presentaciones, empezó a tentarme, a decirme cosas bonitas, halagos que todas queremos oír. Que sonrisa tan bonita tienes, esa boca es preciosa, tienes un verdadero tipazo, se nota que te cuidas…yo ante tanta adulación solo sabía decir gracias, al tiempo que alternaba escribir con acariciar la zona superior de mi pubis y la tela de mi fina braguita. No era intencionado, simplemente un acto reflejo ante la verborrea de mi yogurín. Y sucedió; en un momento de hablarme de mi cuerpazo (reconozco que lo tengo, me gusta mucho cuidarme y hacer ejercicio), le envíe algunas fotos mías en la playa, en bikini. En ese momento, la temperatura subió para los dos. El pulso se aceleró. El cosquilleo intestinal empezó. Ya no se podía parar, y ante la distancia física que nos separaba, comenzó nuestra historia de amor cibernético y pensé “está bien Mariví, dejémonos llevar”.
Déjate llevar me dijo él también. A mi no me costó nada hacerlo pues no podía parar de sentir unas ganas locas de rozar sus labios con los mios. Le dije que sintiera mi saliva caliente junto a la suya mientras nuestras lenguas se enredaban una y otra vez. La conexión pareció atravesar nuestros teclados, yo estaba desnuda sobre mi colchón, la ventana entreabierta, mis dedos empezaron a hundirse en mi vagina, al principio lentamente, luego con más y más ritmo, hasta que todo mi jugo calentito iba saliendo por mi entrepierna. Él no paraba de decirme cosas lascivas, como quiero morderte esos pezones de chocolate, pellizcarlos con mis dientes y bajar a tu conejito….STOP CARIÑO, le dije. Él respondió “ahora quisiera olerte y saborearte lentamente”
Por un momento mi mente se volvió turbia pensando uff, qué estoy haciendo. Sin embargo, este nuevo placer cibernético me excitaba, me ponía muy cachonda, y me impedía parar mi masturbación, que provocaba una y otra corrida sin parar…. Iván también se corrió un par de veces. No sólo me lo dijo, pude verlo. Me envió un par de fotos de su polla. “Dios mio, qué polla”, alcancé a decir. Debía medir por lo menos 17 cm, con un grosor de 4 centímetros. Era preciosa, algo curvada, y brillaba por el semen que aún tenía encima. Me excitó ver ese aparato, que en vez de pluma parecía rotulador, de los gruesos. Solo imaginarla dentro de mi boca, entremedias de mis bonitas tetas y por supuesto penetrando mi conejito, con esa forma que seguro tocaría el botoncito clitoriano por dentro y lo estimularía…me hizo correr de nuevo.
Al día siguiente volvimos a hablar, de nuevo comedidos. Ya sabéis, buenos días cariño, qué tal has dormido, cómo se presenta el día…. Estuvimos hablando así un rato, de la vida, de los hobbies, de la playa. Iván me demostraba que no solo era bueno follando mi cuerpo, aunque fuera a distancia. También era un maestro follándome la mente, es decir, era un chico muy culto, muy estudiado, muy vivido, con muchos temas de conversación, sin tabúes, y con mucho juicio crítico. Me encanta un hombre tan culto, porque me recuerda a ese dicho de que “una mujer debe ser señora en la calle y puta en la cama”. Así era Iván en chico, culto, discreto, elegante, con una cabeza muy bien amueblada, que en el momento de cambiar el tercio y hablar de sexo, se convertía en mi fucklover y sacaba la diablesa que soy. Si, lo reconozco, yo también soy esa señora en público, convertida en la más puta y viciosa de las viciosas en la cama. Iván y yo somos un tándem perfecto.
Así continuamos varios días, con una complicidad cibernética que jamás hubiera imaginado. De hecho, tanta conexión, química, feeling y buen rollo había entre ambos, que decidimos hacernos oficialmente novios cibernéticos.
Y claro, cibernéticos, virtuales o reales, una pareja de novios necesita muchas cosas, entre otras, buen sexo.
Así, en otro de esos días tórridos de verano, al caer la noche, comenzamos a hablar de nuevo.
-“Hola Mariví, qué tal…”
-“Hello, mi cibernovio querido…bien, en casa, tomando un vino, descansando después de un largo día de playa con amigos”.
-¿Con amigos?, preguntó Iván…
-Y amigas!!! –respondí yo. Mira, te enseño algunas fotos.
Dicho y hecho, no sabía si lo hice a propósito o me traicionó el subconsciente y las ganas de volver a disfrutar de su enorme polla, pero creo que con intención de excitarlo, le envíe varias fotos mias en bikini, en algunas salía sola, en otras con mi grupo de amigas cincuentonas….
-Caray Mariví, joder, que me pones malo!!! Decía mi yogurín cibernético. Vaya grupo, vaya tipazos, para vosotras es la vida. Pero debes saber que entre todas, sólo me quedo contigo.
-Eres un sol Iván, le decía yo. Qué buen gusto tienes. Muchas gracias, cariño.
Entre palabras y palabras, yo seguía tomándome un vinito blanco y dulce.
-“Ese vino se llama bajabragas”, me dijo Iván.
-Ah sí?- respondí yo. Pues no tenía ni idea, pero vas a llevar razón, porque está tan rico, y tu lengua viperina me excita tanto, que ya no las llevo puestas. Me las he quitado.
Iván saltó como un resorte. Fue decirle eso y recibir en mi pantalla de nuevo una foto de su excitada polla.
-“Cariño, joder cómo estás”- le dije.
-“No es como estoy”, respondió Iván. “Es como tú me pones”.
Sinceramente, me encantó ver ese pedazo de instrumento. En la primera conversación me hubiera molestado. Pero después de ya habernos visto previamente, de saber cómo éramos capaces de jugar a ser ángeles y demonios (hablar de todos los temas o hablar sólo de sexo), y de declararnos oficialmente pareja de cibernovios, despertó de nuevo mis instintos íntimos y rebeldes.
Iván me envió otro par de fotos, y mi excitación iba en aumento. Mis tetas se habían puesto muy grandes, mis pezones muy duros, mi sexo muy húmedo, y mis dedos muy mojados de entrar en mi boca y en mi depilado coñito. No es justo, pensé, que tú no me veas. Así que me lancé, y le envíe una foto de mis tetas. Operadas, si, pero una obra maestra. Con la excitación, me di cuenta que solo se veía un pecho y parte del otro, con el pezón aplastado por mi mano. Espera, le dije. Que he aprisionado un pecho. Y volví a enviarle otra foto, esta vez de ambas tetas. Sabía que al otro lado, Iván también estaba disfrutando.
En nuestra siguiente cita cibernética, fui yo la que tomé la iniciativa.
-Hola cariño, cómo va mi escritos de relatos eróticos. Tienes algo en mente?
-Pues si, respondió Iván…pensaba escribir algo nuestro, si te parece bien.
-En serio? Pregunté. Me encanta esa idea!!!
Como imagináis, no pasaron ni cinco minutos para que subiera la temperatura y la emoción, y le dije Iván “te debo muchas fotos para compensar tu generosidad conmigo, así que ahí van, una de mis tetas, que te encantan y …..mi culo!!!, que solo lo has visto en bikini o braga”
Dicho y hecho, según escribía, estaba enviando una foto de mi culo desnudo, redondo y duro y mis redondas y generosas tetas.
-Ya tienes inspiración para nuestro relato – le dije.
-De acuerdo cariño, me respondió Iván. Empezaré nuestro relato, con una condición; que lo escribamos entre los dos.
-Trato hecho le dije. La idea me agrada.
Y dicho y hecho, comenzamos a escribir nuestro primer relato juntos. Mientras lo hacíamos, Iván me enviaba una foto de su pene visto de frente, yo le enviaba una de mi boca de piñón chupándome un dedo, él respondía con una de sus testículos, yo con una de mis pezones, volvía Iván a enviar una en lo que parecía se masturbaba, le enviaba yo una de mi coñito bien abierto con dos dedos dentro…. Él me enseñaba su ano, introduciéndose un dedo, le mostraba yo mi culo abierto….
Y así, estuvimos horas, escribiendo, amándonos, excitándonos, enviándonos nuestros cuerpos, disfrutándonos el uno del otro y sobre todo, respetándonos, ya que la base de nuestra ciberelación es la confianza y el respeto. No forzamos nada, todo fluye y surge y la verdad, a los dos nos gusta. Por ello, siempre que queremos, repetimos. Nos separan 400 km, pero os aseguro que nos amamos más que muchas parejas que duermen a 40 cm.
Por cierto, nuestra ciberelación sigue viva, y en breve, la continuaremos en directo….os la contaré, en otro relato.