Mi novia y yo volvimos puta a mamá (3)

Mi mami se aprovecha de mi pensando que estaba durmiendo pero...

MI NOVIA Y YO CONVERTIMOS EN PUTA A MAMÁ III

Mi madre llegó mucho después que nosotros a la casa, venía impecable por lo que era evidente que había tenido el cuidado de pasar primero por algún sitio donde pudiera recuperarse un poco así como acicalarse, seguramente un hostal. También se preocupó por comprar unas medias idénticas a las que le prestó Sonia y que Lorenzo había reservado para si. Entró intentando mostrarse amena y de inmediato nos contó toda una historia de un trabajo donde podría desempeñarse por días eventuales, algo de una empresa de encuestas y sondeos de mercado, lo único malo era que a veces, no siempre, tendría que ausentarse algunos días, pero no sería a menudo ni muchos, lo bueno era que pagaban bien, afirmó.

Descorchamos una botella de vino que habíamos tenido cuidado de llevar y, cosa increíble porque mi mamá era absolutamente abstemia, nos acompañó con dos copitas lo que era, más que un record, una transgresión audaz de su parte. Luego nos dijo que estaba molida y que lo único que quería hacer era descansar, Sonia aprovechó para sugerirle un masaje previo que la relajara y la dejara lista para dormir "con los angelitos". Como mi mamá dudara yo comenté que Sonia hacía unos masajes formidables que a mi me hacían mucho bien y que me dejaban súper relajado lo que me permitía dormir como un bebé, mi madre aceptó la propuesta. De inmediato la dejamos en braguitas y sujetador y la echamos en su cama, yo me traje la botella de vino y le serví otra copa, como la rechazó Sonia delicadamente insistió "vamos suegrita sólo un sorbito que te va ayudar a soltarte". Le llevó la copa a los labios y mi mami, según dijo, por no ser desatenta aceptó otro sorbito lo que aprovechó Sonia para como sin querer empujarle la copa entera, mi mami se rió un poco achispada y comentó que de seguir así se iba a meter la primera borrachera de su vida.

En realidad nosotros no pretendíamos tanto todavía, por eso habíamos escogido vino, tan sólo que se entonara un poco, sabíamos que después le vendría la depresión, las reflexiones sobre su día, el sentimiento de soledad. El vino contribuiría a que todo eso se acentuara.

Sonia comenzó a hacerle un masaje en serio sin intentar propasarse, yo me coloqué a los pies de la cama y le cogí uno de sus piecesillos y se lo acariciaba con delicadeza intentando proporcionarle descanso, le frotaba la planta, los deditos y así hasta el tobillo, no quise ir más allá. Me encantaba la vista que tenía desde allí, a veces Sonia le hacía abrir las piernas o flexionarlas lo que a mi me producía descargas eléctricas, después de un rato la volteó y continuó su trabajo. La recorrió toditita, siempre sin que pudiera haber la más mínima sospecha de que hubiera algo fuera de lo permisible, de todos modos desde mi posición pude ver que las braguitas de mamá se empezaban a humedecer, entonces ella nos informó que ya era suficiente, que había sido estupendo y que seguramente se dormiría enseguida, es más que no tomaría ningún medicamento para ello, cosa que había pensado hacer al principio.

Yo también anuncié en voz alta que me dolía un poco la cabeza y que quería descansar así que yo sí me vería en la obligación de tomarme dos pastillas para dormir a menos que Sonia aceptara hacerme a mí otro masaje, a lo que ella contestó que ni hablar, que a mi mamá sí porque estaba enamorada de ella pero que a mi no me soportaba y que además era tardísimo así que se iba a su casa, se despidió de mi mami con un beso en la boca y a mí me dio la mano cosa que hizo que mamá se riera con ganas.

Después que se fue mi mamá tuvo que levantarse a sacarme las pastillas del botiquín que quedaba en su baño, lo que yo aproveché para apreciarla en todo su esplendor, tenía el culo paradito y costaba mucho trabajo aguantarse frente a ese cuadro, cuando me despedí la abracé tomándola de la cintura, ella me pasó los brazos por el cuello y me besó en los labios, yo le dije que la amaba mucho y que no podría vivir sin ella lo que ocasionó que los ojos se le humedecieran, delicadamente con la yema de los dedos le acaricié durante un par de segundos los muslos más torneados y duros debido a que se había empinado para abrazarme y me separé; "bueno me voy a la cama" anuncié. Mi mamá se quedó mirándome como pensando algo y por fin se animó a decirme, "por qué no te quedas a dormir conmigo, hoy me daría pena dormir solita, a sido un día algo duro, ya sabes que nunca en mi vida había trabajado".

Yo la volví a abrazar y suavemente recorría con mi mano desde sus muslos hasta su cintura, pasando por la parte lateral del culo. "me encantaría, le dije, pero con semejante cuerpazo me temo que terminaría sacándole la vuelta a Sonia". Ella se rió y me dio un palmazo en el culo mientras me llamaba atrevido, yo la jalé hacia mí, le estampé un soberbio beso en los labios, ella me puso las dos manos en el pecho y me los acarició, lo que aproveché para introducirle la punta de la lengua en la boca. Con eso tenía suficiente para que en la noche se pusiera a pensar en mí, así que ahora sí me despedí de verdad haciendo hincapié en que me tomaría las dos pastillas, que eran algo fuertes, por lo que no me despertaría ni un terremoto. Salí de allí con el cuidado de dejar la botella de vino sobre su mesita de noche.

En mi dormitorio, después de pasar las pastillas por el desagüe, coloqué un vaso medio vacío de agua con las envolturas en mi velador, me quedé sólo con un slip y me eché sobre la cama a esperar los acontecimientos, tenía la pija que se me salía por encima del slip de lo grande que la llevaba.

Durante los primeros minutos no escuché nada pero luego sentí claramente el tintinear de la botella contra el vaso por lo que era evidente que mi mamita no había resistido la tentación de la botella de vino. Después de un rato mi mamá abrió la puerta de su cuarto y se acercó sigilosamente al mío, yo me puse boca abajo para que no pudiera ver la tremenda erección que presentaba, golpeó la puerta con suavidad, al no recibir respuesta abrió,

¿Cariño? Me llamó desde la entrada. Se acercó a mi cama, sentí como cogía las envolturas de las pastillas y las volvía a colocar en su sitio. ¿Amor? Insistió. Dado que no obtenía respuesta se sentó a la altura de mis piernas, pude darme cuenta de que se tomaba un trago largo, había llevado la botella de vino con ella. Amor, ¿duermes? repitió.

Al ver que yo no reaccionaba se atrevió a poner una mano sobre la parte posterior de mi muslo y así estuvo acariciando mi pierna un rato, de pronto subió y me empezó a recorrer el culo, era una sensación deliciosa, sin embargo duró poco ya que de improviso se levantó como si se hubiera asustado de lo que hacía y regresó a su dormitorio. Yo estaba feliz porque veía que todo marchaba más o menos como habíamos imaginado Sonia y yo. En su cuarto mi mamita seguía sirviéndose vino. Aproveché para colocar la camarita en un lugar desde donde podría tomar la escena completa cuando volviera. Pasaron otros diez minutos y sentí que nuevamente salía de su dormitorio y se acercaba al mío con sigilo.

Yo estaba convencido de que se la había pasado reflexionando sobre el tremendo día que acababa de vivir y sobre la vorágine en que se había involucrado casi sin darse cuenta. En su ánimo pesaría mucho el creer que era su responsabilidad sostener a la familia, pagar mis estudios y hacer lo posible porque nuestro ritmo de vida no cambiara sustancialmente. Había intentado por todos los medios conseguir un empleo que pudiera solventar todos esos gastos y no tuvo éxito alguno, de mi padre no tenía noticias. Ahora, mientras consumía la botella de vino que tuvimos el cuidado de dejar a su alcance, un revoltijo de sentimientos y pensamientos la asaltarían, su nueva condición de puta y la necesidad de continuar prostituyéndose si quería conservar para mí el mundo que había tenido hasta esa fecha así como los avatares que le depararía su nuevo empleo.

Sin ninguna duda en ese momento mi mamita estaba necesitando a gritos un hombre fuerte, comprensivo, que la abrazara, la engriera, con el que pudiera confiarse, al que pudiera contarle todo, en cuyo hombro pudiera desahogarse y descansar y el único que tenía a mano entonces era yo. Abrió la puerta sin llamar y vino a sentarse de nuevo en mi cama.

Amor, ¿sigues durmiendo? Pregunto con un tono de voz que me conmovió el alma y que me removió la polla hasta sus cimientos.

Naturalmente yo continué en mi papel de dopado absoluto. Sentí cómo apuraba un trago más, ya había perdido la cuenta de los que llevaba pero estaría a punto de terminar con la botella lo que para ella era una borrachera ciclópea. Colocó la copa en el velador y se recostó a mi lado, me pasó un brazo por la cintura y se pegó a mí dándome un beso en el hombro. ¡Estaba sin sujetador! No había podido percatarme de ello porque mantenía los ojos cerrados y todo lo que he narrado hasta ahora lo deducía por los ruidos que producían sus acciones. Sentí sus maravillosas tetas desnudas sobre mi espalda, firmes y grandes, tuve que contenerme muchísimo para no voltearme en ese instante y comenzar a chuparle los pezones con las ansias desaforadas que llevaba por dentro. Lo conseguí a duras penas aunque no me fue posible evitar un estremecimiento que ella percibió.

Mi pequeño, dijo en un susurro, y cruzó una de sus deliciosas piernas por sobre mí.

Dios sabe todo lo que tenía que aguantarme, pero bien valía la pena por el programa que tan minuciosamente habíamos preparado con Sonia. Dejé hacer a mi mamita sin participar más que pasivamente.

Ella empezó un movimiento pélvico frotándose en contra de mi culo, como si me estuviera follando, lo hacía despacio, temía despertarme, yo me dejaba pero en un momento casi sin querer se apretó con más fuerza, creo que tuvo un orgasmo, y me giró boca arriba. Aunque estábamos en silencio pareció como si la noche y el mundo se hubieran callado aún más, noté que ella contuvo la respiración, lo haría por si me despertaba y la encontraba en esa situación comprometidísima y también porque al girar yo su pierna derecha quedó sobre mi pinga que estaba de una dimensión que jamás sospeché que pudiera alcanzar. Estoy seguro de que nunca se imaginó que su "pequeño" pudiera poseer tamaña pieza de colección entre las piernas.

Continuó inmóvil sin atinar a hacer nada, pasados unos instantes murmuró nuevamente, "¿cariño, duermes?". Por fin pareció convencerse de que nada ni nadie podría despertarme esa noche y se tornó mucho más osada. Se atrevió a prender la luz del velador y se dedicó a observarme la polla con atención, yo sentía como me palpitaba el miembro con su carita tan cerca de él e imaginaba su estupor ante ese espectáculo. Posó su rostro en mi abdomen y delicadamente con los dedos recorrió mi pinga por sobre el slip. Aunque intentaba mantenerme sereno y relajado me era imposible, mi respiración se hizo más agitada y mi cuerpo se estremecía. Ella se incorporó un poco sin dejar de acariciarme y me observaba detenidamente el rostro, yo tenía los labios medio abiertos y emitía unos suspiros sordos, entrecortados, arrechísimos.

De pronto sentí que se echaba encima mío y me besaba con pasión en los labios, me metía la lengua y la movía dentro de mi boca como si buscara algo, me la introducía intentando llegar hasta la campanilla, luego me recorría con ella las encías, los dientes, el paladar, la lengua, me llenó la boca de saliva, se separó ligeramente y me escupió dentro de ella y volvió a comenzar sus besos, su comerme la boca, su sorber. Empezó a frotarse sobre mí, me cabalgaba con las piernas a los lados, dejó de besarme y apoyando sus manos en mis pechos, presionando mis tetillas, se impulsaba y se dejaba caer sobre mi pelvis. Se detuvo un instante y se sacó el calzón, yo tenía la polla al aire porque con sus movimientos se me había descubierto, sentí que me la cogió con la mano, que se la colocó en la entrada de su maravilloso coñito y se sentó sobre ella de un solo envión.

Sencillamente no podía hacerme el dormido después de eso, sólo atiné a hacerme el cojudo. Como si volviera de un lugar profundo empecé a murmurar y hacer como si despertara, ella quiso levantarse pero ya era muy tarde, la sujeté de la cintura y, todavía con los ojos cerrados, murmuraba; "Sonia, cariño, te amo, sigue así por favor, no te detengas", mientras le empujaba la polla desde abajo al principio con suavidad y luego con fuerza.

Ella no quería salirse violentamente, me imagino porque temería que eso pudiera hacer que me despertara del todo y quedara en evidencia, de modo que se dejó coger y no pudo reprimir unos gemidos que delataban que se le venía un orgasmo, yo me arriesgué un poco más y aprisioné uno de sus pezones con mis labios y lo succionaba y chupaba con fruición, ella se inclinó un poco hacia delante y su carita quedó más allá de mi cabeza así que por el momento podía continuar con la pantomima de que no sabía que era mi mamá, claro que no por mucho tiempo de manera que antes de que tuviera un orgasmo, contaba con que se quedara a medias para que después se masturbara pensando en mí, "por fin me percaté de a quien me estaba follando". ¡Mamá! Grité, claro que sin soltarle la cintura, la tenía abrazada y seguía penetrando su coñito mientras la miraba a la cara con ojos de estupefacción. ¡Ah! si la cámara hubiera podido tomar la cara de tristeza y consternación que puso mi mamita, en verdad es una mujer muy hermosa y así, encima mío, con mi polla que estaba de unas dimensiones nunca vistas metida en su coño, con el rostro desolado por haber sido sorprendida aprovechándose del sueño de su hijo se le veía todavía más linda si eso es posible.

Lamentablemente la cámara tomaba la escena desde atrás y solo grabó el culo perfecto de ella y su coño siendo penetrado por mí. De todos modos las tomas eran muy buenas como comprobamos luego con Sonia cuando hicimos la edición de esa segunda "peli" de mi mamita.

Intentó algunas excusas.

Cariño...yo...por favor...no creas que...en realidad, y se puso a llorar.

Yo la tranquilizaba pero no le sacaba la polla del coño, incluso como sin querer seguía empujándosela, claro que más suavemente y como quien no se percata de lo que hace aunque ella sí seguiría sintiendo las consecuencias de mis movimientos. Yo intentaba consolarla mientras continuaba tirándomela despacito.

Ya mamita, no te preocupes, yo te entiendo, de veras te entiendo, no a sido nada, la soledad, la necesidad de cariño, de sentir que puedes contar conmigo, no te preocupes. Eso sí, por favor levántate porque estoy a punto de eyacular dentro tuyo y creo que no deberíamos llegar a tanto.

Ella se puso de pie inmediatamente, yo ya la había soltado, y se quedó parada al costado de la cama sin saber que actitud tomar. Me miraba desamparada esperando que yo le dijera qué seguía ahora. Le resbalaban por la parte interna de los muslos los fluidos producto de la cogida y su excitación

Mira mamita, te suplico que no te preocupes por nada y que te calmes. Lo mejor será que te vayas a dormir a tu cuarto y ya mañana con más serenidad podremos hablar de esto. Te aseguro que podremos manejarlo bien, pero por favor vete a tu cuarto porque lo que he sentido hoy ha sido lo más delicioso que he experimentado en la vida y si te quedas aquí mi cuerpo me va a pedir que te posea durante toda la noche sin descanso. Llévate la botella de vino que veo que está aquí y bébete lo que resta que eso te va a ayudar a relajarte y a ver las cosas con tranquilidad.

Efectivamente, cogió la botella y se fue caminando completamente calata ya que yo tenía en mi mano su calzón y por supuesto no hice el menor amago de entregárselo. Ella tampoco se animó a pedírmelo.

Una vez solo eyaculé sobre las bragas sin necesidad de cogerme la polla tal era el estado de excitación que traía, emití unos sonidos sordos, contenidos, pero lo suficientemente altos como para que ella los escuchara desde su dormitorio. Al poco rato volví a escuchar el eco de la botella contra la copa, entonces me dormí como un bebé.

A la mañana siguiente desperté fresco cual una rama en primavera, nunca me había sentido de tan buen humor, ni Sonia ni yo imaginamos que nuestro plan pudiera salir tan perfecto. Ausculté tras de la puerta del cuarto de mamá, al parecer dormía. Bajé a la cocina y le preparé un jugo de naranjas y unas tostadas con mermelada de fresa que le gustan mucho y subí llevándoselas, entré con la bandeja y su calzón en la mano. El cuadro que presentaba era hermoso, estaba completamente desnuda boca abajo de medio perfil con una pierna flexionada hacia delante, el culo levantado, el rostro algo transpirado, era la vista mas maravillosa que imaginarse pueda, la botella tirada sobre la alfombra junto con la copa, se apreciaban algunas manchas de vino en las sábanas y el olor a licor era evidente.

Luego de colocar la bandeja en el velador me cuidé de retirar las sábanas y arrojarlas al suelo al lado de la cama para que cuando la despertara no pudiera cubrirse y tuviera que oír mi discurso calatita delante de mí, me saqué la polla y me masturbé con pasión muy rápido, pronto eyaculé una buena cantidad de semen sobre su calzón aunque cuidé de derramar unos chisguetazos sobre las tostadas y el vaso de jugo, ahora tenía leche fresca y de la noche anterior seca sobre las bragas y su desayuno, era el momento de despertarla.

Al principio se sobresaltó un tanto, era lógico, de golpe debieron volver a su mente las escenas de la noche anterior y si a eso le sumamos la resaca que evidentemente tenía se explicaba la tristeza de su rostro. Al verse desnuda por completo buscó con la mirada las sábanas para cubrirse y cuando las vio tan lejos y tan cerca la frustración vino a sumarse a la pena en su linda carita. Si quería recogerlas tendría que agacharse de modo que me ensañaría el culo en toda su magnifica dimensión, y su nivel de autoestima sería tan bajo en ese momento que no se atrevió a pedírmelo a mí. Se quedó allí echadita calata como una diosa en desgracia esperando lo que tenía que decirle.

En realidad no era mucho. De acuerdo a nuestro plan, donde lo principal era romperle el culo a mamá y no meterle sólo un polvito más, ahora debía tranquilizarla para dentro de una semana exacta informarle que me iba de la casa y, era la idea, ella ya no pusiera resistencia con tal de impedir mi salida. Le dije entonces lo necesario para ello y añadí:

Ahora mamita me voy al gimnasio, quédate tranquila que yo lo estoy. Toma, ayer olvidaste tu calzón en mi cuarto y, como ya te he dicho, me pareces tan bella que no pude evitar masturbarme ayer mismo y esta mañana sobre él.

Lo siento mucho, estoy muy avergonzado pero espero que comprendas que después de sentir tu cuerpo sobre mí, chuparte las tetas y meter mi polla dentro de tu coñito me a sido imposible dejar de hacerlo una vez que me di cuenta que lo habías olvidado en mi cuarto.

Ella extendió la mano en silencio y yo se lo deposité cuidando que la parte que presentaba más semen quedara sobre su palma embadurnándola toda. Luego me despedí con un beso intachable en la mejilla aunque rocé deliciosamente la comisura de sus labios. Luego salí.

Hice como si me fuera a la calle, golpeé la puerta con algo de fuerza para que creyera que ya había salido y muy rápido me di la vuelta por el jardín con la cámara lista para las tomas de rigor. Mi mamá estaba sentada sobre la cama, seguía desnuda y miraba al vacío, era evidente que estaría reflexionando sobre lo acontecido. De pronto reaccionó, tomó una tostada y empezó a lamer la mermelada como hacía siempre que comía eso, parecía una chiquilla cada vez que desayunaba tostadas, luego se puso a mordisquearla con gusto, terminó con todas saboreándolas y bebió de un golpe el jugo de naranja.

Se recostó en la cama, seguía con el calzón en la mano, jugaba un poco con él, de pronto se lo llevó a la nariz y lo olió profundamente, fue una aspiración poderosa inhalando con fuerza varias veces, a continuación se lo restregó durante unos segundos por el rostro con placer, abrió las piernas flexionándolas y se metió dos dedos al coño, se pajeaba con deleite y seguía frotándose la carita con sus bragas, cuando empezó su orgasmo, o mejor dicho sus orgasmos, se lo introdujo en la boca y parecía que se lo iba a tragar, lo chupaba absorbiendo todo lo que podía, en el clímax soltó un gemido grueso como de animal, prolongado, todavía con su exquisito calzón en la boca.

Recién salí disparado para el departamento de Sonia.