Mi novia y su amiga, un trío jamás soñado (1)

Primera parte de la historia de mi trío con mi novia y su amiga durante las vaciones.

Cuando entró de nuevo Ana, se encontró con que yo había puesto a Rosalía sentada al borde de la cama y le comía el coño de rodillas. Ana al ver esto dijo "Ole, mis niños, mira que cómo se lo pasan". Se acercó a la boca de Rosalía y la besó, para luego darle de beber de la botella de morro. Rosalía bebió como pudo entre sus gemidos y le cayó líquido por sus pezones, el cual Ana limpió con su boquita. Yo seguía comiéndole el coño a su amiga, metiendo y sacando dos de mis dedos tan rápido como podía, mientras mi novia se hacía un porrazo de marihuana y bebía largos tragos de licor cada dos por tres.

Se acabó de liar el porro y lo encendió. Vio la cara de Rosalía con casi los ojos en blanco, se rió a carcajadas y dijo:

-Ahora, cariño, ya la tienes al borde del precipicio.

Entonces saqué mis dedos de golpe, lo que hizo que Rosalía comenzara a correrse, así que yo apreté con mis dedos su hueso púbico, tal y como Ana le había narrado que yo le hacía, con lo que Rosalía explotó:

-¡Qué hijo de la gran putaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Se quedó tendida sobre su espalda, con la boca abierta. Ana le derramó un chorro de licor en la boca haciendo que casi se atragantara y le dio una calada larguísima al canuto de maría para llevarle el humo a la boca de Rosalía y expulsárselo dentro. Rosalía aceptó el envite como pudo y después de echar el humo afirmo estar en la gloria.

Ana se tiró junto a mi y comenzó a besarme en la boca. Rosalía se incorporó, apartó amablemente a Ana y empezó a comerme la boca con ansia. Mi novia se rio y le dijo:

-Oye, que no es tuyo, ¡eh!

Nos reímos y rulamos la botella. Entonces Rosalía dijo:

-Este campeón se merece un premio.

Se acercó al oído de Ana y esta al oír lo que dijo se partió de risa.

-Sí, tienes toda la razón –contestó- se merece ese premio.

Rosalía me invitó a sentarme al borde de la cama y cogió de la mano a mi novia, colocándose las dos de rodillas delante de mi. Ana me dio el peta y la botella y me dijo que iba a disfrutar como nunca. Cogió mi polla con la mano y le dio unos lametones, miró a Rosalía y esta captó el mensaje, así que mientras yo me fumaba el porrete, las dos me lamían la polla. Entonces, Rosalía, sabiendo que la clave de la nocher era mantener a Ana tan metida en el asunto como hasta ahora, le dijo:

-A ver, guapa, quiero ver como se la comes.

Ana siguió dando lametones, hasta que su amiga le cogió la cabeza la situó sobre la punta de mi polla e hizo que desapareciera mi capullo dentro de la boca de mi novia. Ana chupaba, bastante más rápido que siempre, en parte porque cuando se relajaba un poco Rosalía volvía a marcarle el ritmo con las manos, pero no bajaba más que hasta la mitad Hasta que no aguantó más y le dijo:

-Bueno, déjame un poquito a mí. Te voy a enseñar cómo se chupa una polla.

Puso su boca sobre la punta e hizo dos amagos de metérsela, introduciendo la mitad en su boca pero sin tocarla con nada. Y el tercer amago no fue tal sino que se comió toda mi polla de un solo trago, llegando a tocar con su nariz en mi vientre. Se quedó así unos segundos y me la fue chupando bien chupada, despacito, hasta que la fue sacando de su boca. Entonces los dos miramos a Ana y esta estaba con los ojos abiertos como platos. Rosalía la cogió por la nuca y le dijo:

-Ummmm, su polla tiene el sabor de su leche mezclado con tus líquidos. Está riquísima.

La trajo hacia sí y la beso con lascivia, provocando que se babaran y que al apartarse un hilo de saliva se quedara puenteando sus labios. Rosalía se giró hacia mí y comenzó de nuevo a comérmela, tragándosela toda y haciéndolo sin ni siquiera rozar con los dientes, aprovechando la delicia de labios bien carnosos que tenía. Me estaba dando la mejor mamada de mi vida, subiendo y bajando, tocando con su nariz en mi cuerpo cada vez que tragaba y dándole chupadas al capullo mientras bailaba con su lengua al sacársela, y acariciándome los huevos con su mano libre.

Entonces Ana se celó y dijo que le tocaba a ella. Le quitó mi polla de la boca y se puso a chupar ella. Esta vez ponía muchas más ganas, trataba de tragas más y subía y bajaba por mi tronco con una vehemencia que ni en mis mejores pajas había imaginado. Me la chupaba y gemía y bufaba. Pensé que era lo máximo, pero esa noche Ana no dejaba de sorprenderme. Se sacó la polla de la boca un momento y le espetó a Rosalía:

-Me encanta que me pajees con los dedos mientras se la chupo, Ros, pero podías echarme una mano a ver si se la trago hasta el fondo de una vez.

Este comentario nos encendió tanto a mí como a Rosalía. Esta cogió por la cabeza a su amiga y cada vez que Ana llegaba a su tope, su amiga le empujaba un poco más hacia abajo, despacio, sin prisas pero un poquito más cada vez, hasta que Ana se estaba tragando casi el 90% de mi polla. Entonces, les avise que no tardaría en correrme y Ana dio un paso atrás y comenzó a pajearme. Rosalía le preguntó que qué hacía y Ana dijo:

-Es que me da rollo que se corra en mi boca.

-Entonces déjame que acabe yo –contestó Rosalía- y así de paso te enseño un truquito.

Ana se hizo a un lado y Rosalía empezó a comerme la polla tan bien como antes. Hizo que Ana se echara unos pasos atrás para que yo pudiera abrir más las piernas y a mí me hizo acercarme más al borde de la cama. Chupaba con ganas, tragándosela toda, y a medida que yo me acercaba a un orgasmo inminente noté como sus caricias manuales en mis huevos se iban acercándome cada vez más a mi culo. Quizá pensó que me asustaría y Ana debió de pensar que no me dejaría, porque me miraba anonadada, pero lo cierto es que yo a veces también me acariciaba el ano cuando me masturbaba e incluso me metía un dedo muy de vez en cuando. Ya casi estaba a punto de correrme cuando Rosalía se sacó mi polla de la boca, comenzó a chuparle un dedo a Ana mientras me seguía pajeando y cuando vio el dedo de su amiga bien lubricado, lo acercó a mi ano y lo introdujo de un golpe mientras al mismo tiempo se tragaba mi polla de nuevo. Ya no podía aguantar más: Rosalía me estaba dando la mamada de mi vida mientras una irreconocible Ana me movía su dedo índice dentro del culito. Entonces, me corrí. Me corrí fuertísimo, echando media docena de espesos chorros de semen en la garganta de Rosalía, que se veía que era toda una experta porque mantenía su boca alrededor de mi polla atragantándose un poco pero aguantando. Cuando acabé de correrme se retiró. Ana estaba boquiabierta, mirándonos a los dos. Le toqué la mano y entendió que quería que sacara el dedo.

Rosalía miró a Ana y le sonrió con la boca llena de semen. Mirándola fijamente a los ojos y con una sonrisa maliciosa, derramó lentamente el contenido de su boca sobre sus manos. Ana no daba crédito. Rosalía se quedó con un último hilo de semen uniendo sus labios con sus manos y le dijo:

-No sabes lo que te pierdes al despreciar esto.

Acto seguido se lo volvió a meter en la boa y Ana, otra vez sobrepasando nuestras expectativas, se abalanzó sobre ella y comenzó a comerle la boca. Se fundieron en un ardiente beso, el semen que se le escapa a una de la boca la otra corría a recuperarlo recogiéndolo de la barbilla de su amiga. Así estuvieron un minuto hasta que Ana me dijo:

-Toma, coge el móvil y haznos unas fotos.

Yo, totalmente alucinado, cogí el móvil y sin rechistar les hice una docena de fotos en las que salían besándose, jugando con el semen que aún les quedaba en la boca, derramándolo en sus tetitas para que la otra las chupara...

Me puse a hacerme un porro y mientras lo fumábamos nos fue cogiendo el sueño. Entonces Rosalía, pensando que habiéndose acabado el polvo, todo quedaba ahí, se levantó y nos dijo que se iba para su habitación.

Entonces Ana la cogió de un brazo y le dijo:

-De eso nada. Tú te quedas con nosotros. Te duermes aquí que la cama es bien grande y así mañana por la mañana si levantamos temprano a lo mejor te pido un deseo, preciosa.

-¿Ah, si? Pues yo también tengo un deseo.

-¿Cuál? –preguntó Ana.

-Di tú el tuyo primero.

-No, dilo tú.

Entonces intervine:

-No seáis tontas. Las dos estáis deseando que la otra le coma el coño.

Se miraron, se partieron de risa y se acostaron cada una en lado y nos acabamos el pete antes de dormir.

Lo que pasó después, en un próximo capítulo. Por favor, envíen sus opiniones si les parece que debo seguir con la serie.