Mi novia tenía sexo con su padre desde los 14

Descubrí a mi novia teniendo sexo con su padre. Eso me traumatizó... y me encantó.

MI NOVIA TENIA SEXO CON SU PADRE DESDE LOS CATORCE

Esta es una historia muy real. Hace algunos años, me avergonzaba de que me hubiese pasado a mí. Hoy creo que fui muy afortunado.

Tenía yo entonces 20 años. Había empezado a salir con una chica de muy buena familia. Sus padres gozaban de amplio reconocimiento en la sociedad del distrito; eran activistas en un sin fin de causas filantrópicas y grandes colaboradores de la Iglesia Bautista. Ella era la menor de tres hermanos. Los dos mayores ya se habían ido de casa. Y tenía ella entoces 18 años. Su nombre era Sally.

Mi novia no era particularmente amiga de las actividades sociales de sus padres y rara vez les acompañaba a la iglesia. Era una chiquilla amante de la música de moda, pósters y los filmes de acción. Estudiaba arquitectura. Era una chica en apariencia normal.

A las dos semanas de salir juntos ya éramos novios.

En la sala de su casa, recuerdo, al principio tan sólo nos solíamos besar tiernamente, después con el pasar de los días, gradualmente, con un poco más de pasión. A los dos meses yo, torpemente, procuraba acariciarla más íntimamente.. Solía yo correr mis manos bajo su falda desde sus rodillas hacia arriba, a las que acariciaba mucho, para luego avanzar temblorosamente por sus muslos bien torneados... pero aquí ella por un lógico pudor

( pensaba yo ) me retiraba la mano... Estas luchas contra su pudor eran sumamente exitantes para mí. Ella era mi primera gran experiencia, además era muy tierna, de piel muy suave y con unas piernas deliciosas. Sus faldas cortas me volvían loco.

Salíamos mucho: al cine, a patinar, a caminar o a comer. Éramos una bonita pareja, según decía mi mamá. Y de vez en cuando hasta íbamos a la iglesia. Ya de noche nos portábamos un poquitín mal, como todas las parejas de jóvenes. Era una bonita vida.

Pero esta vida apacible con mi novia acabó súbitamente, de la forma más inesperada. Sucedió una noche cuando la visitaba en su casa. Yo solía llegar todos los días en que al menos uno de sus padres se hallaba en casa. Esto por cuanto eran nuestras familias conservadoras y fieles cristianos Bautistas. Si bien llegaba yo a visitarla casi cualquier día de la semana, prefería los jueves y sábados porque sólo su padre se hallaba en casa. Él, un hombre de casi cincuenta años, era un tipo de mi misma altura, pero fornido. Peinaba algunas canas y tenía una expresión agradable. Aveces hablaba un rato conmigo y hasta me predicaba. Luego se iba y nos dejaba a nuestras anchas, para besarnos y acariciarnos.

El día en que todo sucedió, después de haber estado yo en su casa por cerca de dos horas, me retiré a eso de las 8 p.m. antes de que su madre volviese de sus reuniones con los comités. Le di a mi novia un gran beso en la puerta de su casa, con los dientes, la lengua y los labios, y comencé a caminar tranquilamente por el gran jardín de su casa rumbo a los portones que daban a la calle. De pronto me entró curiosidad. Pensé en lo interesante que sería espiar a mi querida novia por un rato, oír que hablaba de mí o simplemente contemplarla viendo la TV. Así que me agaché y volví sobre mis pasos. Amparado en que su jardín estaba siempre muy oscuro con las luces apagadas, me fui hacia una ventana lateral de la sala de su casa. Pensé que ese sería un buen lugar para ocultarme y mirar hacia adentro por estar todo lleno de plantas trepadoras, matas, arbustos y flores.

No me decepcioné. Al acercarme vi a mi suegro de pie junto a mi novia que estaba sentada mirando distraídamente la TV, él parecía un poco molesto. Sin mirar adentro por miedo, mejor pensé en escuchar. No puedo afirmar que entendía todas las palabras, pero si comprendía bien que le decía que era una "perdida" que se dejaba "manosear" por cualquiera." Yo estaba asustadísmo y pensaba como excusarme al día siguiente, pensaba peros y más peros... Pero entonces sucedió. Una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo cuando escuché a mi suegro decir: " ¿Qué?¿ Te gusta esto? ¿ Te gusta esto?" Lo decía en un tono bruto, sarcástico, que no le conocía. Me asomé a ver que sucedía...

¡Me sentí desfallecer! Mi suegro en la misma posición de pie junto a ella, le estaba masajeando uno de sus pechos a mi novia, su hija. ¡Y ella como si nada sucediese! Él la seguía ofendiendo de palabra, la trataba como a una puta de la calle... Y ella ni se inmutaba. Vi como él, después de acariciarla mucho sobre la ropa, metió su mano bruscamente por entre el espacio del cuello de la blusa, y al parecer debajo del sostén, y prosiguió con sus caricias bruscas. Mi novia al fin abrió la boca y dijo: "¡Papá ! Estáte quieto. Mamá no tarda en llegar."

Mi novia se levantó e intentó marcharse, pero su padre se levantó también y la tomó por la cintura, y le dijo: "Sally, ¿que te pasa? ¿Ya no quieres a papá?" Y ella le dijo: " Tú sabes que te quiero, papi... Pero mira la hora que es"

Yo estaba atónito. No sabía que diablos pasaba allí. Con estupor vi como mi suegro volvió a tocar a Sally, poniéndole sus manos sobre las nalgas... Sally sonreía y ... por un instante acarició el lugar del pantalón donde su padre tenía el pene. Yo me quería morir... y aparté la vista no sé cuanto tiempo... Cuando volví a mirar mi suegro estaba sentado otra vez junto a Sally, de forma que me impedía ver lo que hacía con sus manos.

Me corrí un poco de posición con un cuidado indescriptible, prácticamente deslicé mi mejilla por la dura pared de la ventana para mirar. Y vi que lo que mi suegro hacía era... Era que tenía su mano metida bajo la falda de mi novia. La estaba excitando... directamente sin duda sobre sus partes íntimas, porque ella tenía una cara de queja muda, de sufrimiento, de excitación dolorosa.

Yo quería llorar, y a la vez tenía mi pene erectísimo como acero.

Mi novia ya no hablaba, apenas apoyada sobre el hombro de su padre, se quejaba un poco. De repente ella comenzó a respirar muy hondo y con sus manos le apretaba fuerte la espalda, como metiéndole las uñas. Por el movimiento del brazo de mi suegro supe que le estaba metiendo el dedo en la vagina... Ella se veía riquísima con sus piernas rellenicas desnudas.

De pronto Sally comenzó a morderse los labios... y dijo: "Ya, papi, ya está bien, ya, ya..." Y mi suegro sacó su mano de entre aquellos muslos tersos y blancos, torneadicos. Yo deseé, pedí al cielo que fuera todo...

Pero lo que vi fue que mi suegro apenas sacó su mano se la llevó a su cremallera, se desabrochó los pantalones y tiró a fuera su pene colosal. Su hija se levantó veloz, ansiosa, se puso a horcajadas sobre él, él apresuradamente metió su mano izquierda bajo su falda para correrle a un lado las braguitas y ella, sin más, se sentó suavemente sobre su pene, haciendo un movimiento de pelvis para quedar penetrada. Apretó ella los labios, cerró los ojos, y mientras su padre le masajeaba los pechos, ella le embestía, levantando y bajando rítmicamente las caderas. Así hasta que ese hombre maldito se corrió. Se corrió adonde yo había tantas veces soñado correrme. Recuerdo que le dijo: " ¡Eres una guarra, me sacaste todo" Y le dio unas nalgadas. Repito mi novia se veía deliciosa, con sus piernas rellenicas abiertas a horcajadas sobre el pubis de su padre, con su faldita toda corrida hacia arriba.

Cuando terminaron ella se levantó y fue por toallas para borrar las huellas de su incesto, al parecer había semen por todo el sofá. Mi suegro reía y estaba de buen carácter, tranquilamente se guardó el pene, enorme, flácido y mojado dentro de su pantalón. Me parecía imposible que aquel pene tan grande hubiera estado dentro de esa chiquilla tierna y suave como era Sally, mi novia.

Me quedé allí sin aliento como una media hora, hasta que su madre comenzó a abrir los portones y entró en el jardín de esa casa de locura. Luego me fui sin ser visto, queriendo desmayarme y vomitándome, pero por un deseo de incontenible lujuria, apenas llegué a casa me di un pajazo de ensueño pensando en todas esas escenas que había visto. Así es el ser humano de depravado.

Al día siguiente, todo colorado hablé con Carolina, ella estaba con la actitud más normal del mundo. Se preocupó por mi salud, pues le inventé que estaba mal. Y cuando estuve seguro de que "todo estaba bien", la acompañé a su casa. Miré a aquel hombre con desprecio ... y con envidia. Su mujer, mi suegra, me hablaba y sonreía, sin duda ignorante de todo. Todo normal y perfecto.

El sábado, sabiendo que mi suegro de alguna forma nos espiaba, procuré ser un verdadero "cerdo" con Carolina. La toqué mucho. Ella se resistió mucho al principio, pero al fin le saqué uno de sus senos y se lo mamé y chupé cuanto quise. Lo había logrado. Como ella, toda excitada, levantaba sus muslos un poco del sofá, le deslicé bruscamente mi mano hasta su vulva velludica y se la acaricié por unos segundos hasta que ella me tomó la mano y me dijo susurrante: "Amor, aquí no...después, después..." Le hice caso. Con un pene de acero, al poco rato, me despedí y me fui. Y me volví a esconder.

Volví a ver una escena similar. Pero pocas veces he visto a un hombre meterla tan duro como él a su hija. Se corrieron los dos de ensueño. Luego él sacó su polla y se acomodó la ropa.

Meses después cuando Sally yo follábamos casi todas las semanas al menos dos veces. Le dije un día que como había sido su primera vez... porque yo sabía que ella no era virgen al momento de hacerlo conmigo y que eso no me importaba. Sally al fin, tras mucho insistir yo, me fue contando la historia. Ella me confesó, por ejemplo que había sido con un hombre al que ella amaba mucho, que no había sido por amor. Yo astutamente le dije que eso era genial, que no había mejor sexo que el que se hacía con amor y qye si ella lo había hecho así era estupendo. Además le dije: "Sabes, Sally, es bueno hacerlo para una mujer con amor y ojalá con un hombre mayor, pues tienen más experiencia..." Sally, entonces mordió mi anzuelo, y me confesó que había sido con un hombre de mucha más edad. Yo le seguía la corriente y la felicitaba por eso, mientras por dentro me moría.

Sally me contó como había eso pasado cuando ella tenía 14 años. Y como ese "hombre mayor" la había llevado a tal excitación que ella misma se le había desnudado y metido en la cama, para que la hiciera suya. Me contó como ese hombre la había besado mucho, le había mamado los pechitos y luego le había abierto los muslos... Y como ella había apretado los dientes al ver como él se ponía sobre ella con ese pene gigantesco y amenazante... Y todo el esfuerzo que hizo para soportar las primeras embestidas... La penetración total... Y la sensación de la eyaculación de ese hombre muy dentro de ella... Yo le decía "Sally, qué bien, qué bien!"

Sally estaba muy excitada recordando. Por ello decidí llegar hasta el fondo de la verdad. Le dije mientras la acariciaba. "Sally, eres una delicia de mujer, desearía ser uno de tus primos o tu padre para poder pasar más tiempo contigo... Ahhh, pero si fuera tu padre creo que no podría follarte... Aunque eres tan rica que creo que lo haría... Y sería una delicia metértela!!!" Sally, me miró con ojos brillantes, y me dijo: "Y yo te lo permitiría, ¿sabes?" Entonces ya no tuve duda. Ellos follaban desde hacía mucho.

Como un mes después le volví a tocar el tema a Sally de follar con su padre. Ella se rió. Yo

le dije : "Sabes, Sally, me volvería loco ver que tu follas a otro hombre... pero todos los hombres me dan celos... El único hombre que no me da celos es tu padre... Pero lo follarías tu?" Sally me confesó que sí, porque era muy grande y fuerte, además de bueno. Yo le dije entonces que ella de seguro bromeaba. Y que de seguro no se atrevía "ni a tocarle los cojones" Ella me dijo:"No me conoces, no me conoces" Yo entonces le dije que me escondiera en su casa que quería ver como no pasaba la prueba. Ella accedió. y me escondí en el armario de su habitación.

Esa misma noche vi a Sally entrar a su habitación y sentarse junto a su padre y luego masajearle el pene. Su padre caliente le sacó los pechos del sostén y se los mamó mucho. Yo desde el armario vi la mejor de las cintas pornos en vivo. Sally, penetrada, subía y bajaba sobre ese pene enorme de su padre y sonreía, sonreía mirando el armario...

En mi corazón yo la desprecié, mientras me masturbaba y eyaculaba entre la ropa allí guardada.