¿Mi novia, o mi mejor amigo?

Así comienza la historia de Blanca. Os animo a comentar o valorar si os gusta o tenéis alguna crítica.

I. Nosotras y él

Sara gemía fuerte y terminaba muy pronto cuando era yo quien

cogía el relevo en el sexo oral. Nuestra vida sexual era bastante monótona, con las mismas posturas prácticamente siempre, pero que al menos nos hacían llegar al orgasmo a ambas. Nos conocimos y entablamos una bonita amistad. Ella era lesbiana, yo no sabía muy bien que era. Me dejaba llevar, sin saber si mañana estaría en la cama con un hombre o una mujer. Un buen día Sara me besó y despertó ganas en mi, aunque con cierto temor por si quería algo más, puesto que yo no estaba preparada para una relación. A mis 18 años, había tenido una relación "seria" anterior que fue solo sexo finalmente. Aunque creía no estar preparada, Sara me dio un pequeño empujón y empezamos algo bonito, a la vista sano, aunque más bien yo me sentía atrapada.

Él. Alex. Alex era un antiguo compañero del instituto, que decidió hablarme un día por una razón que ya he olvidado, pero que consiguió llamar mi atención. De un día a otro se convirtió en mi mejor amigo. Hablábamos durante horas, nos empezamos a ver para ir al cine, compartíamos gustos, aficiones... Incluso a Sara. Para él también era una gran amiga. A mi nunca me molestó que Sara y Alex se llevaran bien, más bien hizo las cosas más fáciles. Reconozco que Alex era atractivo. Alto, pelo negro ondulado por la barbilla, complexión grande, ojos verdosos. No entendía por qué no tenía novia, ligues o alguna follamiga, que me contara. Tampoco me hablaba de chicas que le gustaran, por lo que me hizo pensar que era gay. Salvo por algo, sus continuas erecciones.

Alex empezó a invitarme a su casa a dormir los viernes. A sus 19 años ya contaba con un trabajo más o menos estable que le permitía vivir en un piso de alquiler. El piso era amplio aunque sólo contaba con una habitación, por lo que él dormía en el sofá cuando dormíamos, y yo en la habitación principal. Aún así, pasaba toda la noche antes de acostarme en bragas, y camiseta sin sujetador. Yo realmente no me daba cuenta del efecto que podría causar en él. Sé que no estoy mal, pero no soy creída. Soy bastante baja, de pelo rojizo corto, con un cuerpo normal aunque ancha de caderas y culo, pecho pequeño, que compenso con un culo grande que ya he mencionado. Sabía que los hombres me miraban pero yo a ellos no, así que nunca pensé que Alex pudiera ver algo en mi. Solía llegar a su casa, cenar y quitarme la ropa para ver una peli, escuchar música o hablar. Cada vez que me levantaba a por algo y volvía Alex estaba tenso. Miraba a un punto fijo con el cojín entre las piernas o sino, con sus manos en su entrepierna. Un día me senté encima de él para abrazarlo y noté su erección pegada a mi vagina, tan solo separados por una fina braguita de algodón y unos calzoncillos. Rápidamente intenté quitarme, pero me volví a sentar y ponerme un pantalón debido a la cantidad de flujo que había manchado mis braguitas por culpa de la situación. Esa noche me fui antes a dormir.

Sara me hablaba continuamente por teléfono mientras estaba con él, supongo que en parte por celos de no pasar la noche con ella y cierta inseguridad. Aún así, estaba tranquila, pues no me atraían los hombres. Hasta ese momento.