Mi novia necesita trabajo (XII)

-El corazón me empieza a ir a mil por hora, me empieza a temblar el labio inferior- Es Andrea.

LORENA

LORENA: ¿Cómo está mi pianista favorita? –La saludo efusivamente rodeándola con un solo brazo alrededor del cuello para darle un beso corto en los labios-

PAU: ¡Vaya! Con este recibimiento, ¿cómo voy a estar? Encantada!

LORENA: Me alegro. ¿Unas cervezas?

PAU: Pocas, pocas, que mañana tengo que presentar ese dichoso trabajo en el hospital.

LORENA: Okay, una rápida.

PAU: Estás muy contenta por algo?

LORENA: -Estoy emocionada por la sorpresa que le voy a dar, y como siempre lo exteriorizo todo, supongo que me lo nota- Nah! – Quitándole importancia- Tenía ganas de verte… cuatro días son demasiados. Tengo unas ganas de que entregues el trabajo…!

PAU: Yo también. Me tiene frita. Este fin de semana en Madrid no podremos recuperar mucho el tiempo perdido… con tu madre por la casa...

LORENA: Este finde no –Me dirijo un momento a la camarera de la barra- Dos Voll Damms –Nos sentamos en una de las mesas-  Pero al que viene sí, vamos a estar todo el puente juntas y solitas.

PAU: Te han dado fiesta?

LORENA: ¡Claro!!! Y nos vamos.

PAU: ¿Cómo que nos vamos?

LORENA: A un sitio que empieza por Se y acaba por Villa

PAU: -Con una sonrisa de incredulidad y los ojos algo salidos de sus órbitas- ¿Es en serio? ¿Qué pasa? ¿Nos ha tocado la lotería?

LORENA: Sí, a mí, el día que te conocí… jajajaja. Perdón, ya termino el momento moñas. No, la lotería no, más quisiera yo.

PAU: ¿Entonces?

LORENA: Me apetecía. Te invito. Ya tengo los billetes de AVE y tres noches en un hotel en plena calle San Pedro Mártir.

PAU: ¿Eso está bien?

LORENA: Eso está mmmuuuy bien. Pleno centro. Ya verás, vamos a estar casi cuatro días a nuestra bola. Sevilla te va a encantar.

PAU: Joder, qué ilusión me hace… pero déjame pagar algo! Al menos allí! Tenemos que probar el famoso Serranito.

LORENA: Sí. E iremos de tapas.

PAU: Y a tomar rebujito.

LORENA: Y donde tú más quieras. Pero ahora concéntrate en la presentación de mañana. Aunque seguro que te sale genial, confío en ti.

Las cervezas pasan rápido y después de despedirnos durante un buen rato nos vamos cada una a su casa, yo a preparar la maleta para ir a Madrid el fin de semana y ella a ensayar por última vez su exposición.


PAU

Lorena no deja de sorprenderme, o mejor dicho, la tengo infravalorada en ese aspecto. Me da mucha vidilla y aunque mis relaciones anteriores no hayan sido lo que se dice aburridas, Lorena es lo que me hacía falta, algo de tranquilidad. A veces me da miedo que Andrea se dé cuenta de lo que se perdió con ella y quiera ir a por todas para reconquistarla, y Lorena ceda, por eso de que dicen que donde hubo fuego cenizas quedan. Sería un golpe bajo para mí…

LORENA: -Hemos quedado directamente en la estación- ¡Cariño!!  ¿Qué tal la presentación??

PAU: Bien bien, han sido un poco cabrones con las preguntas al final, pero bien, he salido bastante contenta.

LORENA: El tren sale en diez minutos, ya he comprado los billetes.

PAU: ¿Me vas a dejar pagar algo alguna vez?

LORENA: Tranquila, ya me lo pagarás en otro momento… en especias, por ejemplo!! –me arquea las cejas con una sonrisa divertida-

PAU: Jajaja, ¡¡qué tonta!! Anda vamos al andén.

Al llegar a Madrid pasamos primero por su casa a dejar las maletas para poder salir a cenar con tranquilidad y sin ir cargadas.

PAU: ¿No está tu madre?

LORENA: No, estará en su curso de pintura… ¿qué es esto?

PAU: Parece una nota.

LORENA: Es la letra de mi madre. “Toni y yo nos hemos ido a un balneario. Tienes comida en la nevera. Volvemos el domingo, portaros bien. Un beso, mamá”.

PAU: OHH!!!!

LORENA: -Dejando la nota en la mesa y mirándome con los ojos superabiertos y una sonrisa enorme- ¡¡No me lo puedo creer!!

PAU: Cómo quiero a tu madre.

LORENA: ¿Pedimos comida en el wok de aquí al lado?

PAU: Sí!!

LORENA: Ves a comprar una botella de tinto mientras yo llamo. ¿Te pido sushi?

PAU: Por favor. De salmón. Déjame las llaves.

Qué guapa está cuando se lleva los trozos de sushi a la boca. Tan concentrada en que no se le caiga de los palillos y a la vez tan natural, con ese mechón de pelo moreno que le baila todo el rato delante de la cara; demasiado corto todavía para que se le aguante detrás de la oreja. Se merece una foto. Pero no se puede dar cuenta.

LORENA: ¿Qué haces?

PAU: Nada, voy a buscar el móvil, le voy a enviar una foto de todo esto a mi hermana que se va a morir de la envidia. Sigue comiendo.

LORENA: Vale.

Bien, se lo ha creído. Pero cuando voy subiendo el móvil para pasar de enfocar la mesa a enfocarla a ella, parece ser que se percata y levanta su mirada con una sonrisa de medio lado pero sin dejar de llevarse la pieza de arroz con atún a la boca. Ahora.

LORENA: Lo sabía. ¿Qué tal he quedado?

PAU: Guapísima.

LORENA: No será para tanto. A ver, enséñame. Hmm… no está mal.

PAU: No está mal, dice. Está perfecta. Oye, vamos a acabarnos esto ya. Tengo ganas del postre.

LORENA: Mi madre ha dejado chocolate para fundir en la despensa.

PAU: Qué bien me cae tu madre. Está en todo. Lorena con chocolate, creo que me voy a pedir ese postre, y voy a repetir.  Aunque igual manchamos tus sábanas…

LORENA: Las mías no, las de mi madre. He cambiado las sábanas de su cama. Mañana ponemos la lavadora, luego la secadora, y aquí no ha pasado nada.

PAU: Ven –pongo el bote de chocolate deshecho en el microondas para que se vaya calentando. Se acerca hasta estar al lado mío- más –me rodea la cintura con sus brazos, agarrándose las manos y apoyándolas en mi espalda –más- pega su vientre con el mío –má..- Sin mediar palabra me calla con un beso muy húmedo, sin prisa pero sin pausa, paseando su lengua por el interior de mi boca y viceversa, rozándose entre ellas en este intercambio. Cogiéndome a pulso me sube a la mesa de la cocina para dejarme sentada y tener el botón de mi falda más a mano mientras seguimos besándonos extinguiendo el aire que nos queda en los pulmones. Justo en ese momento suena el “ping” del microondas.

LORENA: Coge el bote –mientras me eleva de la mesa agarrándome con sus manos por mis muslos y rodeando su cintura con mis piernas. Nos dirigimos hacia la zona de las habitaciones. Me deja sentada en la cama de su madre. –Cierra los ojos- Noto sus movimientos por la habitación y un ruido de mechero. Me imagino lo que está haciendo. – Ya. Ábrelos.

Ha encendido algunas velas en las mesillas de noche y la cómoda. Apaga la luz de la lámpara y se queda la habitación con una luz tenue pero suficiente.  Es perfecto. En poco tiempo y entre besos nos hemos desvestido y estamos completamente desnudas sentadas sobre la cama. La hago tumbarse y mientras lo hace busco entre mis ropas mi foulard , que me acompaña durante todo el invierno.

LORENA: ¿Qué vas a hacer?

PAU: Te va a encantar ya verás, confía en mí. -Le tapo los ojos con el pañuelo; sonríe impaciente-.

LORENA: Siempre he querido que me hicieran esto.  –Cojo el bote de chocolate y lo vierto con cuidado sobre su vientre para que caiga un pequeño chorro- Ah!!

PAU: ¿Quema?

LORENA: No… me gusta. -Su piel se eriza. Inclino mi cuerpo sobre su vientre para recorrerlo con los labios desde el ombligo, donde tiene el chocolate, hasta el esternón,  y me dirijo a su boca para que pruebe el chocolate que he recogido de su cuerpo, besando sólo nuestros labios, entreteniéndonos hasta que mis labios quedan limpios de chocolate. -Más.

Le vierto un poco más de chocolate, ahora sobre la línea imaginaria que separa el bajo-vientre del pubis, allí donde la sensibilidad es máxima. Un escalofrío recorre su cuerpo y mi lengua se prepara para saborear de nuevo el chocolate y volver a su boca para volver a compartirlo con ella. Mientras tanto, dos de mis dedos de mi mano derecha cogen algo de chocolate para embadurnarle los pezones. Su sonrisa se amplía, una sonrisa de gusto, de placer, de felicidad, con la boca entreabierta y respirando a través de ella. El chocolate sobre sus pezones no dura mucho tiempo ahí, mi boca se encarga de masajearlos suavemente, saboreando ambas delicias, como un bebé que se relame de un chupete embadurnado en azúcar, al tiempo que escucho como su respiración se acentúa y es cada vez más pesada.

Poco a poco me voy dando la vuelta encima de ella, poniendo una pierna a cada lado de su cuerpo e inclinándome sobre su sexo, abriéndole un poco las piernas para facilitarme el trabajo y dejando toda mi zona erógena delante su cara. Instintivamente, ella semiflexiona sus piernas con lo que su hendidura y su clítoris quedan en postura perfecta para que pueda seguir deleitándola con mi boca. Sin pensármelo dos veces y teniéndola agarrada por debajo de los muslos, empiezo a chupar su clítoris fervientemente como si no hubiera mañana, con lo que Lorena se empieza a agitar, temblando, retorciéndose de placer sobre su espalda, mientras gime sin disimulo alguno. Poco a poco siento como a tientas va intentando localizar mi vagina con su lengua, pero se queda algo corta y acaba en el camino entre la vagina y el agujero trasero. Esa zona tan extremadamente sensible y de la que tan poco se habla. Noto como me empieza a palpitar todo mientras pasea su lengua inocentemente por ahí, con miedo de acercarse demasiado al trasero, así que definitivamente se queda en mi vagina, atrapando mis labios con los suyos, introduciendo y sacando su lengua rígida; todo eso me dificulta mi tarea de  seguir haciéndola disfrutar, me cuesta concentrarme, pero sigo chupando su clítoris como si fuera un caramelo prohibido, cada vez con más ganas. No le queda mucho para hacerme llegar, y después de que haya metido su dedo en mi vagina y lo haya sacado un par de veces, comprimiéndolo involuntariamente con las contracciones de mi vagina, un ardor me recorre desde el pelo más largo de mi cabeza hasta la punta del dedo pequeño del pie, haciendo que quede exhausta todavía sobre su cuerpo, también agotado tras el orgasmo que ha experimentado mientras exploraba mi interior con su dedo.

Mi cuerpo, sudoroso y todavía temblando, se da la vuelta para que quedemos de nuevo la una cara la otra. Le quito el pañuelo de los ojos; tiene que haber alucinado si ha estado todo el tiempo con él puesto. Nuestras bocas se juntan después de tanto tiempo en el sexo de la otra, para compartir nuestros sabores más íntimos. Nuestras piernas quedan enredadas entre ellas, mientras mis manos van a buscar las suyas para entrelazar nuestros dedos. Nos quedan varias horas en esa cama para el uso y disfrute de nuestros respectivos cuerpos, y parece que ninguna de las dos quiere desperdiciar la ocasión.


LORENA

Sabía que cuando te privaban de uno de los sentidos, los otros cuatro se acentuaban. Pero no sabía hasta qué punto, hasta anoche. Pau tuvo una excelente idea al combinar el chocolate con su pañuelo…  Tenemos que hacerlo más. También me sorprendió cuando empezó con el sesentaynueve; había oído maravillas de esa práctica pero no sé por qué motivo nunca lo habíamos hecho. Hemos pasado un montón de horas haciendo cosas y me imagino que otras tantas durmiendo, no sé qué hora será ya, pero a juzgar por la intensidad de la luz que entra por las rendijas de la  persiana, creo que ya debe ser bien entrado el día.

Tengo a Pau al lado, respirándome en el hombro; me acurruco todavía más de lo que estoy a ella, no dejando ni un milímetro entre nuestros cuerpos; sus brazos corresponden a mi abrazo y entreabriendo esos ojos brillantes color miel me susurra un buenos días a ras de mis labios que nadie más en la habitación habría podido oir.

Le devuelvo los buenos días colmándola de besos en los labios, en la cara y en el cuello, inundando mi nariz en él para inhalar su aroma. Siempre que hago esto acabo sonriendo, su olor me trae siempre buenos pensamientos y mi cerebro se encarga de exteriorizarlo con una sonrisa de oreja a oreja.

Me encantaría pasarme así el resto del día, pero el plan para el sábado es otro; queremos ir a comer por el centro y después a pasear por las calles de Madrid, entre todo el bullicio de un sábado por la tarde.

Mientras desayunamos encendemos los teléfonos; en algún momento de la noche se les agotaría la batería. Al encenderlo veo muchas llamadas perdidas de Vero, y empiezan a llegarme un montón de mensajes de whatsapp todos juntos. Muy raro.

Empiezo a leer y no me gusta nada lo que leo entre líneas mientras subo rápido al inicio de la conversación, o más bien monólogo de Vero.

PAU: Lore ¿qué pasa?

LORENA: -El corazón me empieza a ir a mil por hora, me empieza a temblar el labio inferior- Es Andrea.

PAU: ¿Qué pasa?

LORENA: Ha tenido un accidente. Voy a llamar a Vero. –Intento transmitir calma pero en realidad estoy muy nerviosa, torpe, como si se me acabara de ir toda la fuerza por algún lado- Vero. ¿Qué ha pasado?

VERO: Menos mal que llamas. No quería interrumpirte… pero pensé que deberías saberlo.

LORENA: ¿Pero cómo está? ¿Cómo ha sido? ¿Dónde estáis??

VERO: Pues… estamos en el hospital. Lore, Andrea está en coma.

LORENA: ¿EN COMA??????? Pero pero pero… ¿qué ha pasado? ¿Tú estás bien?

VERO: Sí, yo estoy bien. Estamos en el Clínico. ¿Vas a venir?

LORENA: Sí claro, venimos ahora mismo. -La cara de Pau muestra comprensión. Me toma fuerte de la mano-

VERO: Vale… Nos vemos ahora. Tranquila, Andrea está bien.

PAU: ¿Qué ha pasado?

LORENA: No me ha contado mucho. Está en coma… joder, ¡¡qué mierda!!!

PAU: Bueno, tranquila. Mira, nos vestimos y vamos para el hospital. ¿Está muy lejos?

LORENA: No, en metro se llega bien.

PAU: Va que te preparo un café.

LORENA: Mejor una tila…

PAU: -me sonríe- sí, mejor.

LORENA: Gracias

Hacía muchos años que no entraba a ese hospital… desde que tenía 10 años y mi padre estuvo ingresado durante semanas antes de morir… No me trae muy buenos recuerdos que se diga. La administrativa de recepción nos ha mandado a una habitación en la tercera planta. Cuando  llegamos están ahí Vero y un chico joven que supongo que es el amigo que tienen en común, quien las presentó.

LORENA: Hola Vero!

VERO: Hola chicas. –Después de presentarnos al chico entramos a la habitación-

LORENA: Pero como fue?

VERO: Saliendo de la discoteca… Andrea había bebido un poco más de la cuenta y mientras empezaba a cruzar el semáforo antes que el resto no vió a un coche que se lo estaba saltando en rojo. O sí lo vió y no le dio tiempo a reaccionar. Yo que sé. No pude hablar con ella ya más. Madre mía, todavía me acuerdo de la imagen de ella boca abajo, quieta. Pensé que estaba muerta… -arranca a llorar. Supongo que no es la primera vez que lo hace en lo que va de día, sus ojos están hinchados y algo colorados. Me imagino que no es algo fácil para ella, sus padres murieron en un accidente de coche.

LORENA: ¿Llevas aquí todo el día? ¿Sus padres donde están?

VERO: Les he intentado llamar pero no les localizo. Están en Estados Unidos, su madre de estancia un mes, por trabajo, y su padre la acompañó porque como ya está jubilado… Total, que llevo aquí desde anoche.

LORENA: ¿Y sus amigos?

VERO: Es que se le ha acabado la batería y no puedo mirarle los teléfonos de nadie. Menos mal que él venía con nosotras.

LORENA: Bueno oye, vete a dormir que ya nos quedamos nosotras aquí, ¿no, Pau?

PAU: Eh… sí, claro.

VERO: ¿De verdad que no os importa?

LORENA: Cómo nos va a importar! Si no teníamos nada importante que hacer… Va, que necesitas descansar.

PAU: Sí, se te ve cansada.

VERO: Muchas gracias chicas. A la noche vuelvo. Buscaré por casa a ver si tengo algún cargador y podemos encender su móvil.

LORENA: Muy bien…

Pau se ha ido a comer algo al bar del hospital, cuando suba iré yo a por un bocadillo, no quiero que Andrea esté sola ni un momento. Los médicos no creen que tarde en despertar; le hicieron un TAC cuando llegó y no le vieron nada. El único daño que tiene es en la pierna, la han tenido que operar y a lo mejor la tienen que volver a operar, según evolucione.

PAU: Bueno, no te preocupes, seguro que despierta pronto. Lo importante es que los médicos han dicho que estará bien.

Es ya media tarde, por las ventanas se ve que ya ha anochecido. Parece que duerma sin más, que vaya a despertar de una siesta de un momento a otro. Me acuerdo de algunas veces que me quedé a dormir en su casa porque se me había hecho tarde para volver a la mía. De que me daba apuro abrir los ojos y mirarla, porque eso era lo que tenía ganas de hacer, y que ella despertara de repente y me pillara observándola. Así que me hacía la dormida. Y esperaba a que fuera ella la que me despertara con un simple “Lore, despierta”. Estoy tan concentrada en estos recuerdos que cuando me vuelvo a concentrar en ella, me doy cuenta de que tiene los ojos entreabiertos y que está intentando pasar la lengua por sus labios, se los nota secos.

LORENA: Andrea!! Te has despertado!!

ANDREA: Eso parece... ¿Dónde estoy? Joder, cómo me duele la cabeza.

LORENA: ¿No te acuerdas de nada? –me giro para buscar a Pau con la mirada- Pau, llama a un médico por favor.

PAU: ¡Claro!

LORENA: Estás en el hospital. Anoche te atropellaron…

ANDREA: Ah, sí! Ese loco que se saltó el semáforo… Me empiezo  a acordar… ¿Pero Vero donde está?

LORENA: Se ha ido a su casa a dormir. Ha estado aquí hasta casi mediodía. No sabía a quién llamar.

ANDREA: Que llamen a mis tíos.

LORENA: No sabíamos su número. Tu teléfono no tiene batería. –Entra el doctor y detrás Pau-

DOCTOR: Señoritas, tendrían que salir unos minutos.

LORENA: Claro que sí. Vamos Pau, necesito café. Ahora venimos. –Andrea me dedica un intento de sonrisa-

PAU: ¿Lo ves? Parece que se acuerda de todo, a parte de lo de la pierna está bien.

LORENA: Sí… Bueno, decía que le dolía la cabeza…

PAU: Es normal, se debió dar un buen golpe.

LORENA: Supongo que sí.


PAU

Volvemos a la habitación. Lore está demasiado preocupada. Es verdad que dicen que después de un accidente hay que asegurarse muy bien de todos los daños, pero los médicos tampoco tendrían por qué haberle mentido a Vero esta mañana cuando le han dicho que, quitando lo de la pierna, estaba bien. Me da la impresión de que para ser una amiga a la que conoce desde no hace ni un año, se preocupa demasiado. A lo mejor son sólo paranoias mías, pero me da miedo que siga sintiendo algo más que amistad por ella.

DOCTOR: A lo mejor hay que volver a operar la pierna. Veremos la evolución. ¿Esta chica no tiene familia?

LORENA: Llamaremos a sus tíos, pero no sabíamos su teléfono. Sus padres no están en el país.

DOCTOR: Entendido. De momento tendrá que pasar unos días aquí viendo cómo evoluciona la pierna.

LORENA: ¿Y el dolor de cabeza?

DOCTOR: Es normal después del golpe.

Estamos un rato más hablando con el doctor y se va diciendo que si pasa algo le avisemos.

ANDREA: Total, que aquí metida por lo menos una semana.

PAU: Seguro que tienes un montón de visitas y se te pasa el tiempo volando.

ANDREA: Eso espero. Oye chicas… gracias por venir.

LORENA: No digas eso tonta, tú habrías hecho lo mismo…

ANDREA: Bueno bueno, no sé eh… Un fin de semana…

LORENA: Oye!! –le da un pequeño golpe en el brazo, bromeando- Para dolerte tanto la cabeza estás muy graciosa!!

ANDREA: Lo sé…  -desvía la mirada hacia la puerta- ¡¡Vero!!!!

VERO: Andrea!! Estás despierta!!  ¿Cómo no me habéis dicho nada?

PAU: Se acaba de despertar…

Estamos un rato hablando las cuatro. Hemos llamado a casa de sus tíos y se harán cargo de todo mientras sus padres no estén. Es ya de noche, la hora de cenar, y los tíos de Andrea están al llegar, así que Lore y yo decidimos que es hora de irnos.

LORENA: Mañana me voy a Talavera. Bueno, de hecho nos vamos las tres. Pero el jueves me tienes aquí otra vez.

PAU: No, el jueves no -Me sale de mis entrañas sin poderlo evitar-

LORENA: ¿Y por qué no? –No me puedo creer que no se acuerde-

PAU: Em.. bueno… nos vamos a Sevilla, ¿no?

LORENA: Ostras, es verdad. Pero es que… sinó serán dos semanas sin verla.

ANDREA: Lorena, si os tenéis que ir de viaje iros, lo entiendo, he tenido el accidente en la peor época del año. No seas tonta e iros a Sevilla.

LORENA: Andrea no te metas. El jueves vengo y se acabó. –No la reconozco, nunca la había visto tan tozuda con algo. Normalmente se le puede hacer entrar en razón-

PAU: ¡Lore no me jodas!! –Me sabe mal montar un numerito delante de Andrea pero es que tampoco me esperaba su reacción de cancelar el viaje por venir a verla-

LORENA: Pau… lo siento, si quieres ir tú a Sevilla lo entiendo… no sé, ves con tu hermana si quieres, pero a mí me gustaría venir a Madrid…

PAU: Haz lo que te salga de los huevos –No me lo puedo creer. Salgo de la habitación pegando un portazo y me dirijo hacia el final del pasillo, donde hay una máquina de café. Necesito tomar algo y calmarme.


LORENA

ANDREA: No me puedo creer lo que le has dicho.

LORENA: ¿El qué?

ANDREA: Que se vaya con su hermana a Sevilla. Por dios Lore, ¿qué te pasa?

VERO: Deberías ir a hablar con ella… -Me había olvidado de que estaba ahí-

LORENA: Pero es que es muy egoísta! Ella quiere ir a Sevilla y es lo único que cuenta, ¿no?

ANDREA: Yo creo que aquí la egoísta no es ella…

LORENA: ¿Cómo?

ANDREA: Ni te has parado a escucharla. Tú has decidido que el jueves no ibas a Sevilla y ha sido inamovible. Entra en razón Lore, en el hospital estoy bien atendida y van a estar mis tíos. ¿qué vas a arreglar viniéndome a ver?

VERO: De verdad, estará bien. Iros a Sevilla que lo aprovecharéis mucho mejor. Os llamaremos cada día para daros el parte médico si quieres.

LORENA: ¿De verdad?

ANDREA: Va, ves y habla con ella!!


Ya he vuelto, espero que os guste esta parte... la parte médica igual tiene fallos; lo siento, no me dedico a la medicina jajaja, espero no haber cometido ningún error muy garrafal... he intentado hablar del tema muy por encima para evitarlo. Valoro vuestras valoraciones y comentarios, muchas gracias!! :)