Mi novia necesita trabajo (XII)

No quiero sonar oportunista pero… me acaba de fallar el plan. ¿Haces algo esta noche?

LORENA

Andrea y Vero tienen razón, he sido una egoísta y una exagerada. Es verdad que no es estrictamente necesario estar todo el tiempo posible pegada a ella. Somos amigas, pero en el hospital estará bien, con Vero también, y si mi novia y yo teníamos planes…

LORENA: Hola

PAU: Hola –me contesta secamente y sin levantar la vista de la pared que tenemos enfrente-

LORENA: Ese café está asqueroso.

PAU: ¿Ahora te preocupa eso? Pensaba que te preocupaba más la pierna de Andrea.

LORENA: No seas cruel.

PAU: No si ahora la mala seré yo.

LORENA: Aquí no hay buenas ni malas. ¿Podemos hablar con un café en condiciones? Vamos a la cafetería, va.

PAU: A estas horas mejor un refresco –Bien! No está todo perdido…!-

LORENA: -El camino hasta la cafetería ha transcurrido en silencio. No sé cómo empezar, supongo que cuando la tenga de frente empezaré a hablar sin más…-

PAU: ¿Y bien?

LORENA: Mi padre murió en este hospital

PAU: Ah… No lo sabía.

LORENA: Yo tenía diez años y sólo me decían que estaba “malito”, pero que se iba a curar. Así que mi madre me envió de excursión unos días con el colegio. No sé qué pretendía. Supongo que no quería que le viera en el momento que muriera…

PAU: ¿Qué tenía?

LORENA: Cáncer de páncreas. Su cuerpo rechazó la quimio. Cuando volví de la excursión mi madre tenía preparada la noticia. Había muerto hacía dos días.

PAU: Por eso querías estar cerca de Andrea todo el tiempo que fuera posible.

LORENA: Por eso. Pero me he comportado como una idiota. Lo he exagerado todo, me he ofuscado.

PAU: No Lore… ahora lo entiendo todo, no te preocupes.

LORENA: Mira Pau, yo a veces… no sé, tengo un carácter raro. Sé que puedo parecer la persona más sensata de este mundo. Pero a veces se me gira la cabeza y actúo de una forma poco madura. No sé, es como si la niña de 10 años que volvió de excursión y se encontró la noticia se hubiese apoderado de mí y me haya hecho ser así de egoísta, sin pensar en otra cosa que en mi padre, en vez de en la realidad del asunto, que es que Andrea no está como mi padre.

PAU: Ya, entiendo… Ya me parecía a mí que eras demasiado perfecta… -hace una mueca que muestra una sonrisa muy tímida, como con vergüenza de mirarme a los ojos-.

LORENA: Tengo un carácter muy complicado. Lo irás viendo…

PAU: Serás todo un reto entonces. –su mirada es más directa ya, y todavía con esa sonrisa tímida, pero sigue siendo algo triste-

LORENA: ¿Me perdonas?

PAU: Claro que sí.

LORENA: ¿Ya sabes qué quieres ver de Sevilla? Hay que hacer una lista

PAU: Sí…! –sigue triste aunque le haya cambiado de tema-

LORENA: ¿Qué te pasa?

PAU: Nunca me habías hablado de tu padre.

LORENA: Bueno, no había salido el tema. No me importa hablar de ello eh! Pero tampoco iba a sacar el tema así sin más.

PAU: Es verdad…. Oye, ya es tarde. ¿Vamos a despedirnos de Andrea?

LORENA: Me parece correcto. ¿Sabes qué me apetece luego?

PAU: ¿El qué?

LORENA: Ir a cenar al McDonalds. Me apetece comer porquería.

PAU: ¡A mí también!! Tengo un mono…


ANDREA

Menos mal que Lore y Pau hicieron las paces, por una vez que a Lorena le van bien las cosas no querría que por mi culpa discutieran. Pero están en los primeros meses, y aunque Lore tiene un carácter complicado, estaba visto que la pelea no duraría mucho.

La semana se presenta bastante aburrida, sin Vero por aquí… espero que mis amigos me vayan viniendo a ver. Voy a ver si leo un poco y me entra el sueño que ya son horas… uy, alguien discute ahí fuera.

VOZ DE CHICA: ¡Pues no me creas si no quieres!! ¡Te estoy diciendo que he tenido que doblar el turno porque una compañera se ha puesto enferma! –Ay, parece una escena de celos, y por teléfono… qué putada- ¡Me da igual! ¡Mi contrato está colgando de un hilo! Creo que mi sueldo es más importante que ir al bar a ver un partido de futbol contigo!! … Que no estoy con nadie te digo!! … -Vaya, ha bajado la voz, no oigo…- ¡NO! ¡QUE NO VENGAS!! Estoy harta de tus numeritos de celos Mario –Lo que me temía-. Adiós!

ENFERMERA: Hola, Andrea, ¿no? Te traigo la medicación–Está moqueando, como si hubiera llorado-

ANDREA: Sí. ¿Todo bien… señorita… enfermera?

ENFERMERA: Sonia

ANDREA: ¿Todo bien, Sonia?

SONIA: Sí… no.

ANDREA: Sé que no me conoces de nada pero… ¿Te quieres desahogar? No voy a salir corriendo, y no se lo voy a contar a nadie.

SONIA: ¿Nunca has tenido ganas de hacer algo y por no saber cómo hacerlo no lo has hecho?

ANDREA: Sí, alguna que otra vez. Pero he intentado encontrar la manera más fácil para hacerlo. Si tenía ganas por algo sería, y sabía que después me iba a sentir mejor.

SONIA: Tengo miedo de las consecuencias. Mi novio es muy violento. Se oye cada cosa por los medios de comunicación…

ANDREA: ¿Qué es lo que tantas ganas tienes de hacer?

SONIA: No puedo más, no quiero estar más con él. Ya no siento nada cuando estoy con él… Y no me gusta estar sufriendo por qué me dirá o me gritará la próxima vez que me vea. No vale la pena estar con alguien así.

ANDREA: ¿Lleváis mucho tiempo juntos?

SONIA: Trece años…

ANDREA: Madre mía!! ¿Y cuántos años tienes?

SONIA: Veintiocho.

ANDREA: Pfff… media vida.

SONIA: Es que no es sólo eso. Estoy hecha un lío, desde hace meses… y estos días viéndote aquí, con tu chica…

ANDREA: ¿Qué pasa?

SONIA: Es que… tengo dudas.

ANDREA: Ayy!!!  Que creo que ya sé por dónde vas… ¿No tendrás alguna mujer en la cabeza?

SONIA: Joder… sí.

ANDREA: ¿Y estás segura que te gusta? A lo mejor es sólo…

SONIA: Eh… sí, bastante, como para estar pensando en ella en todo momento. –hace énfasis en el todo-. Ya sabes…

ANDREA: Chica, pues sí… ¿Y ella lo sabe?

SONIA: ¡¡NOOO!!! No lo sabe nadie! De hecho eres la primera a la que se lo cuento. No se lo he contado ni a mis amigas, no sé cómo se lo tomarían. Pero es que no puedo callármelo más.

ANDREA: Pues yo de ti… dejaría de verme con tu novio.

SONIA: No es tan fácil.

ANDREA: Lo sé. ¿Te da miedo como pueda reaccionar?

SONIA: Sí

ANDREA: Díselo en un sitio en público, un bar, en la calle… Esta gente es muy distinta fuera de casa. Dentro de esas cuatro paredes son muy gallitos, pero de cara al exterior siempre intentan aparentar buenos modales. Te tendrías que mostrar firme, sin dudar. Y rápido hacer la maleta y largarte de la casa.

SONIA: Pero es que es de los dos. Llevamos la hipoteca a medias.

ANDREA: Hmm… ya, complicado.

SONIA: Bueno, gracias por tu consejo. Intentaré seguirlo…

ANDREA: Oye! –Alargando un poco el brazo haciendo ademán de detenerla. Se gira de nuevo hacia mí - Y esa chica… ¿es guapa?

SONIA: Pfff…. sí, muchísimo. Tiene el pelo castaño oscuro y los ojos verdes,  y lleva gafas negras de pasta… supersexy. Y no sé, siempre la veo pensativa, no habla mucho,… no sé, como misteriosa. –Parece que le gusta en serio, se le acaba de iluminar la cara y su mirada está dirigida al infinito- Pero bueno, seguro que tiene novio.

ANDREA: ¡O novia!

SONIA: Ya, pero no parece…

ANDREA: ¿Lesbiana? Bueno, que yo sepa tú llevas 13 años con un chico y ahora…

SONIA: Ya, ya, todo es posible. Pero tiendo a pensar en negativo. Pocas veces he conseguido lo que quería… no veo por qué ahora tendría que cambiar.

ANDREA: Bueno, puedes probar. ¿La ves muy a menudo?

SONIA: Trabaja aquí… es médico en urgencias.

ANDREA: Pues ya sabes, cuando la veas por la cafetería le dices algo.

SONIA: Uff!! No no, con calma…

ANDREA: Como te la quiten, te lamentarás…

SONIA: Algún día he intentado hablar con ella, pero cuando he ido a hacerlo… me he echado atrás, no estoy acostumbrada a entablar conversaciones con alguien que me guste, hace por lo menos 13 años que no lo hago.

ANDREA: Muerde?

SONIA: Eh? –A juzgar por su cara no ha entendido la pregunta-

ANDREA: Que si muerde. No sé, igual le dices algo y te pega un bocado en el brazo y te contagia la rabia.

SONIA: Jajaja! Bueno igual no me gusta tanto luego, y sólo es una película que me monto en la cabeza… -Mira el reloj- Da igual, me tengo que ir. Me ha ido muy bien hablar contigo, en serio. Muchas gracias –Me dedica una sonrisa, la primera vez que la veo sonreír en lo que llevo ingresada. Una pena, con la sonrisa tan bonita que tiene, no merece estar triste, y menos por un bruto-

ANDREA: De nada, y ya sabes, consultorio psicológico en la habitación 226, tercera planta.

SONIA: Hasta mañana.


SONIA

Andrea tenía razón ayer, no creo que pase nada por intentar decirle algo a esa doctora de urgencias… y si me muerde el problema realmente es suyo, porque yo no le he hecho nada para que me trate mal. A ver si durante la tarde coincido con ella en algún momento. La verdad es que pensar en ella me hace dejar de pensar en Mario, y aunque no vaya a pasar nada con ella, me gusta tener la mente ocupada en otra persona, aunque me esté montando  películas que seguramente no vayan a acabar en nada.

Qué estrés de tarde llevo, voy a ver si en los 20 minutos de pausa me relajo un poco porque esto es un no parar. Iré a la cafetería a ver si… oh, mírala, ahí está. Venga Sonia, ahora o nunca.

SONIA: Pepe, ponme un cortado y ese croissant de ahí, por favor. –Me dirijo a ella, está sentada en el taburete de al lado- Perdona, ¿me puedes pasar las servilletas? –parece que no me ha oído- Perdona! –un poco más alto, a ver si me oye-

DOCTORA: Ya te he oído. Toma. –Qué ojos!! De cerca son todavía más bonitos. Lástima que sea tan borde. Nos hemos quedado unos segundos mirándonos, los segundos más largos de mi vida, pero después de esa eternidad, vuelve a agachar la cabeza para seguir leyendo la revista-

SONIA: Gracias.

Vaya, creo que no está muy receptiva. Creo que no ha sido muy buena idea querer entablar una conversación con ella. Lo mejor será que me tome el café y vuelva a mi trabajo.

SONIA: ¿Cómo estás, Andrea?

ANDREA: Bien! Hoy han venido a verme compañeros de la facultad, me han venido a decir toda la ristra de trabajos que nos han puesto los profesores para después del puente… Pero bueno, como Vero me trajo ayer el portátil podré ir haciéndolo mientras esté ingresada.

SONIA: ¿Te gusta la carrera?

ANDREA: Me encanta, estoy supermotivada.

SONIA: Eso está muy bien. La pierna, ¿te duele?

ANDREA: A ratos… pero bueno, eso no es lo importante, ¿Qué tal tú con tu doctorcita?

SONIA: Mal, fatal. Antes he intentado hablar con ella y no me ha mordido pero un ladrido sí que ha parecido oir. Tiene carácter.

ANDREA: Uuuhh…!! –con un rápido arqueo de cejas divertido- ¿Eso no te pone?

SONIA: No sé qué pensar… creo que lo mejor será pasar del tema y seguir con mi vida y con Mario y ya está.

ANDREA: Es una pena que estés tan desilusionada… ¿Estás segura que no lo quieres volver a intentar?

SONIA: Creo que no… En fin, te dejo, que mi turno se ha acabado ya. ¡Que descanses!

ANDREA: ¡Adiós!

Pues bueno, un día más… ¿Con quién habla la administrativa de la planta? ¿Es la doctora de urgencias? Aunque vaya vestida de calle y esté un poco de lado un poco de espaldas, podría reconocer esa melena lisa y algo escalada entre un millón. Pues está para hacerle un favor ahora que la veo sin el pijama y la bata, y lo bien que le sienta esa chaqueta marrón de polipiel con los vaqueros. Lástima que no me vaya a hacer ni caso. Parece que está algo contrariada con la administrativa. Si los rumores son ciertos, creo que es lesbiana… ¿no será que mi doctora y ella…? No no, será cualquier otra cosa. Me despido de la administrativa con un “hasta mañana” sin detenerme y me dirijo al ascensor. Una vez dentro y las puertas casi cerradas, una pierna se interpone entre la puerta y la célula fotoeléctrica, permitiendo que se vuelva a abrir. Es ella.

SONIA: Hola –La educación ante todo-

DOCTORA: Hola –Parece que no está tan seca como antes, simplemente cordial- Oye, perdona lo de antes en la cafetería. –¡Vaya! Se acuerda de mi cara-

SONIA: Ah! No pasa nada, un mal día lo tiene cualquiera.

DOCTORA: Son ya demasiados malos días… -musitando-

SONIA: ¿Cómo?

DOCTORA: Nada nada, cosas mías.

SONIA: Ah… -Se hace un silencio incómodo- Si puedo ayudar en algo…

DOCTORA: No quiero sonar oportunista pero… me acaba de fallar el plan. ¿Haces algo esta noche? –Joder, qué directa-

SONIA: Mmm… -A Mario no le haría mucha gracia que saliera por ahí después de trabajar… pero qué demonios, yo también tengo una vida- Salimos del ascensor y nos quedamos paradas en la recepción del hospital.

DOCTORA: Perdona, he sido demasiado directa. Seguramente tú tendrás tu vida. Olvídalo.

SONIA: No no, no tengo planes. ¿Por?

DOCTORA: ¿Te gusta la comida mejicana? –Con una sonrisa, la primera que le veo, no es de anuncio, pero aún así me gusta-

SONIA: Sí, mucho! Y hace mucho que no la pruebo… –Mi vida con Mario es bastante monótona y no le gusta nada la gastronomía que no sea española o como mucho la italiana, así que de la lasaña no paso.

DOCTORA: Pues te invito a cenar. Por cierto, ¿cómo te llamas?

SONIA: Sonia, ¿y tú?

DOCTORA: Daniela; encantada Sonia – Con decisión se inclina sobre mí para darnos los dos besos de rigor, apoyando su mano en mi cintura. Un simple gesto entre dos mujeres que se presentan que a mí ya me deja tonta –Salgamos de aquí.


Bueno chicas, he querido meter una minitrama antes del viaje a Sevilla de nuestras protagonistas... Espero que guste! Y no os enfadéis con la pobre Lorena que nadie es perfecto! jajajaja. Muchas gracias por comentar y valorar :)