Mi novia necesita trabajo (VI)
Quédate a dormir conmigo, por favor
Ya volví... lo siento por haber tardado, pero se me fueron las ideas no sé a donde... ya están volviendo xDD. Me alegra que os esté gustando la historia :). Aquí tenéis un trozo más, valoro las valoraciones (valga la redundancia) y los comentarios. Gracias!!!!
Le he estado explicando a Vero toda la tarde y la noche del sábado y todo el domingo que he pasado con Pau… lo he hecho todo el tiempo con una sonrisa en la boca y con la emoción de un niño de ocho años que explica el sueño que ha tenido esa noche. Nos hemos reído las dos con lo de los chicos del billar, y se ha enternecido cuando le he contado lo del desayuno en la cama o el momento en el que llegamos a su habitación y nos empezamos a desvestir.
VERO: Lorena, me alegro muchísimo. Te conozco desde hace poco pero por las cosas que me ha contado Andrea y por lo que he podido ver estos días, eres demasiado buena como para que no estés con alguien si lo deseas. Mezclado con ese sentido del humor y el carácter que te sale a veces.
LORENA: No me hagas la pelota…! – dándole un ligero golpe en el antebrazo sin ningún ánimo de hacer daño-
VERO: No no, es que es verdad!! La gente buena merece estar con alguien. Y parece que con Pau encajas perfectamente.
LORENA: Sí, realmente me encanta, ya la estoy echando de menos, después de haber pasado 24 horas seguidas con ella…
VERO: ¿Cuándo volveréis a quedar?
LORENA: Pues no sé… quedaremos para comer algún día de esta semana.
VERO: Para comer?? Pfff… yo me acuerdo cuando empecé a salir con Andrea, bueno y de hecho aún ahora… que sólo queríamos quedar para irnos a la cama…
Un pensamiento de no-se-qué me invade la mente, y dejo de pensar un segundo en Pau para pensar en Andrea, sólo imaginándomela con Vero, y a flashes conmigo. Creo que me ha cambiado la cara al pensar un “podría haber sido muy bonito si ella hubiese querido…”. Pero de repente vuelvo a pensar en Pau, en lo bien que me cae, en cómo me corresponde y en lo guapa y buena que está (en esa parte piensan más mis hormonas que mis neuronas) … y mis ideas vuelven a cambiar “No seas tonta Lore!! Lo de Andrea es agua pasada y cada una está con otra. No te intoxiques más con el pudo haber sido y no fue ”.
VERO: ¿Lorena? ¿Hola? –Pasándome la mano por delante de la cara para que deje de mirar al infinito-
LORENA: Dime dime! Perdón!! Se me ha ido la cabeza un momento!
VERO: Nada, eso, que supongo que Andrea y yo somos más fogosas.
LORENA: No te engañes, tengo muchas ganas de repetir lo de esta noche, pero bueno, también hay que ser realistas, andamos todo el día ocupadísimas las dos, y apenas tenemos tiempo de nada….
VERO: Si tenéis ganas, lo encontráis, ya verás!
LORENA: Lo intentaré, por mí no quedará!
VERO: ¿Sabes? Me da la impresión de que engañas
LORENA: ¿Cómo que engaño?
VERO: Pues eso, que aparentas una cosa y en realidad eres otra bien distinta.
LORENA: ¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que aparento y que es lo que soy? –con una sonrisilla curiosa preparándome para el psicoanálisis-
VERO: Pues aparentas, no te ofendas, ser un poco… reprimida, cortada, fría, en el campo, digámoslo, sexual, o por lo menos, en las relaciones sentimentales.
LORENA: ¿Y que soy? –Arqueando la ceja incrédula, todavía con la sonrisilla-
VERO: Ahora va ahora va, impaciente!! Creo que en realidad lo que te faltaba era la oportunidad de expresarte, que tenías todo eso dentro pero no habías tenido ocasión de exteriorizarlo. Alguien reprimida o, en realidad no sé la palabra… pero la chica que creía que eras cuando te conocí no se habría ido a la cama con otra en la primera cita.
LORENA: Es que no sabes cómo está Pau… -creo que mi cara ha expresado demasiado deseo porque Vero hasta se ha asustado un poco-
VERO: Jajajaja!
LORENA: No, ahora en serio. Llevaba mucho tiempo esperando a alguien así, y lo he tenido claro desde el momento en que empecé a hablar con ella, que Pau es de buena pasta, y sobre todo, ya no estoy para perder el tiempo con dudas adolescentes. Lo intenté, y si iba mal, pues iba mal, pero resulta que está yendo muy bien… así que represiones fuera.
VERO: Así me gusta!! Me encanta hablar contigo tía! Eres muy… no sé la palabra… ¿sensata?
LORENA: Lo sé lo sé, me lo dicen muchas veces –Lo digo con tono de broma, disimulando el no saber qué decir ante tal halago.
VERO: ¿Nos vamos a la cama?
LORENA: Buff… sí, estoy reventada de no hacer nada… y no he hecho los deberes de alemán pero bueno da igual, ya los haré mañana en un momento.
VERO: Bah, no te preocupes, por un día no te van a decir nada…
Nos vamos cada una a nuestras respectivas habitaciones. No he mirado el móvil en todo el día, así que cuando lo saco veo que alguien me ha escrito por whatsapp. ¿Pau? Sí!! Pero también Andrea… como siempre, lo bueno para el final, así que empiezo por Andrea. Tengo infinidad de mensajes, desde la noche anterior de hecho, los primeros bien, simples “Qué tal-como estás-qué haces?” para empezar una conversación, sin más. Y a medida que había avanzado la noche me había ido escribiendo cosas más personales, como que tenía ganas de cenar conmigo como “en los viejos tiempos”, que echaba de menos bromear con tonterías y que a ver cuando nos íbamos de fiesta las dos… con un tono rozando el cariño que hacía tiempo que no me dedicaba. Las últimas cosas que me dijo ya las leo llenas de faltas de ortografía, más bien, mal escritas por no atinar al teclado. Me imaginé que, como al parecer salió de fiesta, el alcohol hizo mella en su mente y en su coordinación y acabó escribiéndome lo que me escribió y con las faltas con las que me lo escribió.
Decido contestarle, al fin y al cabo, ha pasado casi un día y tampoco le voy a hacer el vacío tan exageradamente, en primer lugar porque soy la primera a la que no le gusta que se lo hagan.
ANDREA
LORENA: Hola Andrea!! Veo que anoche tuviste fiesta eh! Yo he llegado a casa hace un rato, estaba hablando con Vero ahora.
ANDREA: Vaya, te estás haciendo muy amiguita de Vero.
LORENA: Eh… bueno, muy amiguita tampoco, pero no sé, vivimos juntas
ANDREA: -Vaya, igual me he pasado con ese comentario, hasta a mí me sonó a celos- Sí bueno en realidad me alegro que os llevéis tan bien… después de todo, la metí en tu casa como aquél que dice, casi sin avisar, hubiera sido incómodo si no os llevarais bien.
LORENA: Eso es, pero no, Vero es muy agradable, es muy fácil llevarse bien con ella.
ANDREA: Bueno y tú? Qué tal con esa amiguilla…?
LORENA: Ah, genial tía, ayer pasé la tarde y toda la noche con ella, y hoy hemos estado también todo el día juntas, me quedé a dormir a su casa.
ANDREA: -Cóoooooomo?? No puede ser… joder con la mosquita muerta… me tengo que enterar bien de qué pasó- Pero… a dormir? O a “dormir”?
LORENA: jajaja, bueno, ya tú sabes, un poco de todo. Oye, ya te lo cuento bien otro día, que ahora estoy muertísima y me quiero acostar ya… Buenas noches!!
ANDREA: Buenas noches guapa!
Joder, ni despedirme casi me ha dejado! Qué fuerte… no pensaba que fuera a ir tan rápida con su nueva amiga. Conociendo a Lorena, debe gustarle de verdad esa chica. Mónica tenía razón, no puedo entrometerme en su vida ahora, pero hay algo que no me deja, que me mata de curiosidad, que se arrepiente de no haberle prestado más atención y ahora que ella no me la presta tanto, lo noto más. De verdad que la echo de menos, salir a cenar en plan cool con ella y bromear hasta el desgaste a partir de cualquier ocurrencia o chiste. O que surja algún tema más profundo y reflexionar acerca de él hasta agotar las ideas; se puede sacar cualquier tema con ella sin tener miedo a qué pensará. Me gustaría que ahora que las dos estamos con alguien, las cosas fueran como antes…
Por otro lado, empiezo a echar de menos estar con Vero, con ella todo es muy sencillo, es simplemente… dejarnos llevar por lo que nos apetece, que casi siempre suele ser algo en posición horizontal… Bueno, no es que no se pueda hacer otra cosa con ella, no es que sea de esa gente pobre de mente; sus circunstancias familiares la hicieron madurar muy pronto y enterarse de lo dura que puede ser la vida si te vienen cosas en contra, así que muchas veces acabamos hablando de temas profundos o ideando planes o cosas que podríamos hacer algún día… pero poco rato después y si las condiciones y el lugar lo permiten, no podemos evitar comernos vivas la una a la otra. Así es nuestra relación, me gusta y me divierte, que creo que para lo que se vé por el mundo, ya es mucho.
LORENA
La semana va transcurriendo y a cada hora que pasa tengo más horas de estar con Pau. A ratos se me va la mente por completo y empiezo a recordar partes del fin de semana, sobretodo de los momentos en la cama, cuando me recorría el cuello a besos, cuando me quitaba la ropa o simplemente cuando la tenía entre mis brazos disfrutando del tacto de su piel. Pienso en todas las ganas que tengo de repetir esos momentos lo más pronto posible. Me cuesta mucho concentrarme, en el trabajo, en alemán, mientras veo la tele… Voy hablando con ella durante el día mientras podemos pero no es lo mismo, claro está.
Ayer martes tuvo guardia y tuvo que pasar 24 horas en el hospital, así que supongo que hoy no estará para muchos trotes, espero que al menos le apetezca que nos veamos un rato. Aprovecho el rato de descanso para mirar el teléfono y como no podía ser de otra manera, me ha escrito hace un rato. “He salido a las 9, estoy que no me aguanto, pero ahora iré a dormir un rato y a las 3 te paso a buscar para comer. No acepto un No. Besos donde más gustes ;)”. Buff, qué sofoco con esto último, creo que hasta me he puesto un poco colorada después del escalofrío que me ha dado; ha sido algo raro. Bueno, raro para mí, mi novedad. Cosas que no me habían dicho nunca y que me encantan, esa picardía; me gustaría que me saliera a mí con tanta facilidad, pero no soy mujer de muchas palabras, sinceramente, no estoy tan acostumbrada a mostrar por escrito mis sentimientos y mis intenciones, me da como vergüenza… Poco a poco, supongo, iré aprendiendo y me iré soltando.
He acabado el turno como mejor he podido, todavía nerviosa; más, si cabe, de lo que lo estaba al principio de la mañana. Pero desde que he leído el mensaje de Pau he empezado a pensar en lo que me dijo Vero, de aprovechar cualquier momento si de verdad queríamos para estar juntas. Estamos las dos muertas de hambre así que en seguida llegamos al restaurante donde trabaja su hermana. Por suerte a esas horas ya hay poca gente y Vicky nos sirve rápido el entrante para compartir y el plato de cada una.
VICKY: Una lasaña para mi hermana y una pizza Capresa para su princesa. –Reímos las dos ante tal pareado improvisado o quizás no tanto- Que aprovechen, tortolitas.
PAU: -Después de que su hermana haya desaparecido- Seguro que llevaba un rato pensándolo, con tal de hacerse la graciosa…
LORENA: Es muy divertida.
PAU: Lo sé, siempre ha sido la payasa de la familia. No se corta ni con cristales.
La comida va transcurriendo, los platos se van vaciando y la botella de vino que estamos compartiendo también. Pocas veces me había sentido contentilla por culpa del alcohol a estas horas en un día entre semana, pero me divierte, y me ayuda a estar algo más desinhibida.
LORENA: Por cierto, no te lo dije el otro día, pero me encantó tu tatuaje.
PAU: Ya… es una pasada. Lo diseñé mientras estudiaba para sacarme el BIR.
LORENA: Espera, ¿qué has dicho? ¿Eso lo dibujaste tú??
PAU: -Ligeramente sonrojada- Eh… sí, lo fui haciendo a ratos, cuando mi cabeza no daba para más entre tanto estudio. Y me hice la autopromesa de que si aprobaba el examen me lo tatuaría.
LORENA: ¿Algún talento más que tengas que no me hayas contado?
PAU: Jajaja, no digas esas cosas que me haces poner colorada.
LORENA: Más de lo que ya estás, imposible.
PAU: ¿En serio? -Llevándose las manos a las mejillas para detectar si estaba diciendo la verdad- Ostras, sí, las tengo un poco calentitas…
LORENA: Pues lo que te decía, me encanta. Tengo un montón de ganas de volverlo a ver… -Le digo esto dedicándole una mirada intensa con toda la intención de intimidarla que al menos consigue que se le caiga del tenedor el último trozo de lasaña que se iba a meter en la boca-
PAU: Lore, estas cosas con estas miradas así de repente NO, que luego pasa lo que pasa, ¿ves? Se me ha caído la comida.
LORENA: Vaya, qué contratiempo, ahora tendrás que volver a coger el trozo e intentar comértelo otra vez. ¿Podrás? –Cuando voy medio ebria me sale la ironía-
PAU: Si no dejas de mirarme así, creo que no.
LORENA: Bueno, pues cambio de tema. ¿Qué opinas del mercado de valores? ¿Estás de acuerdo con el precio del barril de Brent?
PAU: Oh! Me alegra que me preguntes sobre ese tema; te daré mis fundadas opiniones, basadas en la más ilustre prensa económica a nivel mundial: La cosa pinta fatal.
LORENA: Lo sé, yo también soy testigo de eso; de hecho, La cosa me pintó algo una vez y tuve que tirarlo de lo mal que estaba, no me servía para decorar la habitación.
PAU: JAJAJAJAJAJA
LORENA: ¿En serio te hace gracia? Pero si es un chiste malísimo!! A medida que lo iba diciendo me daba cuenta, y me estaba arrepintiendo ya antes de acabarlo. Pero lo que se empieza se acaba.
PAU: -Recuperándose de la carcajada- Ya ya, si es malísimo, pero es que me encanta el humor tonto, de hecho, siempre que no se salga de los límites de lo absurdo, es de lo que más gracia me hace. Y además, lo has dicho con una seriedad como quien habla de cualquier cosa trascendental, que le ha duplicado la gracia. Madre mía, ¿nunca has pensado en dedicarte al mundo del humor?
LORENA: Tendría que competir con tu hermana, y sinceramente, la mirarían mucho más a ella que a mí.
PAU: Eso es lo que tú te crees. Pero si piensas que es por eso, sería tan fácil como ponerte un buen escote y unos tacones.
LORENA: Claro porque eso con mi estilo pega una barbaridad. ¿Me ves con unos tacones de 11 centímetros?
PAU: Hombre, a mí gustarme ya me gustas como eres. Otra cosa es que con un vestidazo y unos zapatos no estuvieras impresionante, que sí que lo estarías.
LORENA: Muchas pelis has visto tú.
PAU: Me basta con haber visto tu cuerpo en estado puro y con que mi hermana haya aconsejado y asesorado y dejado impresionantes a amigas suyas que ya quisieran algunas de ellas tener tu cuerpo.
LORENA: Vaya, ahora se me va a caer a mí la comida –entre las carcajadas nos han traído el postre, un tiramisú para mí y un cappuccino para ella, tiene todavía algo de sueño-.
Al salir del restaurante, una hora después de haber entrado, el cielo se ha encapotado totalmente, está gobernado por unas nubes densas y grises, preparadas para descargar agua en cualquier momento. Es de esos días tontos de principios de otoño en que aunque amanezca soleado es perfectamente posible que caiga un chaparrón por la tarde. Empezamos a caminar, nos vamos dirigiendo sin que ella lo sepa en dirección a mi casa, que no está muy lejos, unos diez minutos. Al poco de empezar a caminar nos encontramos un semáforo en rojo en el que aprovechamos para darnos un beso lento pero lleno de pasión, de esos en los que en una película harían un travelling circular para describir el beso desde los 360 grados. Un beso de “cuánto te he echado de menos”, de “que nadie nos interrumpa aunque se acerque un tsunami”, con mis brazos alrededor de su cuello y sus manos agarrándome con suavidad por la cintura. Cuando dejamos de oir pasar los coches detenemos el beso y toma mi mano con la suya, la besa con extrema dulzura y empezamos a cruzar la calle con la mano entrelazada firmemente, muestra del cariño que sentimos la una por la otra.
PAU: ¿Llevas paraguas?
LORENA: Qué va, por? Si hacía un sol cuando he salido de casa…
PAU: Porque me ha caído una gota, y de las gordas. O sea, que en diez, nueve, ocho segundos, estará llovien… mierda, corre!!
En pocos minutos llegamos al primer portal de una fila de bloques, es el mío pero ella no lo sabe, cree que nos hemos parado ahí simplemente porque es el primero. Subimos el escalón para resguardarnos de la lluvia bajo el pequeño porche que se forma en la puerta y de la inercia que traíamos al correr nos hemos quedado las dos pegadas en la esquina que forman la pared y la puerta. Tiene el flequillo mojado y le cae alguna gota por la mejilla, la tengo a tan poca distancia que noto su aliento, todavía hiperventilado por culpa de la pequeña carrera.
LORENA: Estás empapada –secándole con mi pulgar las gotas que le caen por la cara-
PAU: Tú también.
LORENA: Más de lo que parece a simple vista –Oh Dios, ¿yo he dicho eso?
Me la empiezo a comer a besos, si pudiera la desvestía allí mismo, con el agua se le han mojado también los labios y están más brillantes, mucho más apetecibles. Su lengua no tarda en empezar a moverse y hacer de las suyas y mi cuerpo se empieza a calentar a pesar de lo frío que se ha quedado el día. Para mí está siendo cada vez más cálido.
LORENA: Sáltate el conservatorio –consigo decirle entre suspiros cuando noto sus manos como empiezan a bajar peligrosamente hacia mi trasero-
PAU: ¿No tienes alemán?
LORENA: No me van a decir nada por un día. Ni la profesora ni mi conciencia. ¿Tú te puedes saltar clase? –Hablamos con la respiración algo agitada entre la carrera que hemos hecho para no mojarnos y lo excitadas que empezamos a estar-
PAU: Sí, hoy es teoría y la clase es en grupo. No me echarán de menos. Y si me echan de menos que se jodan. –Sonreímos las dos y seguimos con el beso; ágilmente busco las llaves por mi bolso. Paula oye el sonido y vuelve a hablar- Oh perfecto!!!
Entramos al portal y subimos los dos tramos de escaleras que nos llevan al rellano de mi piso.
LORENA: No habrá nadie hasta las siete o así –todavía no son ni las cinco-.
PAU: Me encanta!!!
Esta vez no hay visita por el piso después de abrir la puerta porque mi habitación está al lado de la entrada, y tal como estamos no vamos a ponernos a ver salones, cocinas y lavabos, así que cuando nos hemos querido dar cuenta ya estamos en mi habitación desvistiéndonos, yo quitándole su chaqueta-sudadera y su camiseta ajustada de tirantes y ella quitándome mi jersey de punto y mi camiseta de pico y manga corta. El beso sigue, con algo menos de efusividad pero las mismas ganas mientras nos descalzamos con rapidez y destreza y nos vamos sentando en el centro de la cama. Nos ponemos de rodillas y le hago darse la vuelta, para que me esté dando la espalda, pero bien cerquita de mí. Mientras le acaricio la espalda y el costado por donde tiene el tatuaje, le coloco todo el pelo hacia un lado para poder ir besándole el cuello por distintos lugares, muy suave y lentamente, pellizcándole un poco de piel entre los labios. Puedo entrever de perfil que tiene los ojos cerrados y la sonrisa más grande que la de un bebé feliz. Y su pecho moviéndose hacia fuera y hacia dentro muy pesadamente, debajo de ese sujetador negro de encaje y con un pequeño lazo, también negro, en la unión de las dos copas.
LORENA: Me encantan tus sujetadores. Me tendrás que decir dónde te los compras –Le susurro al oído izquierdo ya que lo tengo perfectamente al alcance de mi boca, y acto seguido le muerdo con suavidad el cartílago, al lado de donde tiene atravesada una barra con una bola a cada extremo.
PAU: -Después de una pequeña inhalación de aire medio ahogada, como si le hubiera pillado por sorpresa- Quítamelo… este tiene el cierre por detrás –Noto como sonríe algo más, como queriéndose reír, recordando el episodio del sábado en que no encontraba su cierre porque lo llevaba por delante-
Nada más desabrocharle el sujetador y ayudar a que acabara de salir por sus brazos, aprovechando que mis manos estaban al lado de las suyas me las toma y me las lleva hacia sus senos, esos senos de forma y dimensión perfectamente diseñados para ser acariciados y manoseados sin ninguna incomodidad. Tiene sus manos sobre las mías aprisionándolas sobre el centro de sus pechos y puedo sentir sus pezones duros. Va conduciendo todo el tiempo mis manos con las suyas mientras me acerco totalmente a ella y aplasto mis pechos en su espalda, moviéndome casi imperceptiblemente arriba y abajo, a la vez que empiezo a besarla otra vez por la oreja izquierda, todo el lateral del cuello, y llegando hasta el hombro, donde le doy un pequeño mordisco. Ante tal cosa da un pequeño respingo y aprieta todavía más mis manos contra sus tetas. Empiezo a juguetear con sus pezones mientras no dejo de besarla y morderle el cuello, su respiración está cada vez más agitada, con algún gemido que otro de vez en cuando, cada vez más seguidos.
Poco a poco recupera algo de cordura y se da la vuelta para quedar otra vez frente a mí, momento en el que aprovecho para quitarme yo también el sujetador. Me agarra por ambos lados de la cara mientras me dedica una mirada fulminantemente hermosa y me empieza a besar como si no hubiera mañana. Nuestros pechos ahora se aplastan los unos con los otros, sintiendo ahora sus pezones en mi piel, todavía duros y erguidos, al igual que los míos. Su cuerpo está ardiendo, como el mío; presiento que dentro de poco se van a empezar a empañar los cristales de la ventana, que se está mojando por la lluvia que cae ahí fuera. Mientras ella me rodea con sus brazos y empieza a acariciar mi espalda con las yemas de sus dedos y una de las mías hace lo mismo con ella, mi mano derecha baja peligrosamente por su abdomen hasta encontrar su pantalón. Tengo la suerte de que de vez en cuando le gusta llevarlos holgados y sin cinturón, y hoy se da el caso, así que no me cuesta nada meterle la mano por dentro del pantalón. Dudo un segundo sobre si metérsela también por dentro de las braguitas o no, y finalmente opto por acariciarle por encima de la tela de las braguitas, aunque por poco tiempo, ya que cuando descubre cuál ha sido mi elección me toma de la mano y me la acompaña metiéndola por dentro de la braguita. Sin dejar de besarla le voy acariciando el monte de Venus, que tiene cubierto por una tira de bello perfectamente cuidado, y mientras la palma de mi mano sigue ahí, ejerciendo algo de presión, mis dedos van notando toda la humedad acumulada, buscando su clítoris, que no tardo en descubrir ya que empieza a estar hinchado.
Con un simple roce noto, a la vez que sigue besándome, como intenta emitir un gemido que queda silenciado entre nuestras bocas y nuestras lenguas, tan entretenidas como siempre. Pocos minutos después de haber empezado a acariciar su clítoris, y sin haber tenido que ejercer mucha presión, otro gemido más intenso sale de su interior, deteniendo el beso por necesidad y dejando el grito retumbando en mi tímpano.
Supongo que por instinto, o simplemente por ganas de devolverme “el favor”, me empuja por los hombros hasta que me deja tumbada en la cama y se tumba ella encima de mí a comerme el cuello a besos, pero no, esta vez no me voy a dejar hacer como el otro día y rápidamente consigo girarnos a las dos 180 grados para que quede ella tumbada boca arriba y yo sentada a horcajadas sobre su pelvis. Me reclino sobre ella y le doy un beso inocente en la mejilla, otro en los labios y otro en su cuello, a la altura de donde debería marcársele la nuez de Adán.
A partir de ahí bajo por todo su pecho y su vientre haciendo el camino sin parar, sólo con los dos labios pero sin besos, para llegar rápido a su pantalón y podérselo quitar pronto. En menos que dura un suspiro sus pantalones y sus braguitas ya ocupan algún lugar del suelo de mi habitación y me vuelvo a reclinar sobre ella, pero esta vez no sobre su cara sino sobre su entrepierna. Mi lengua empieza a recorrer los alrededores de su zona más erógena. Un lametazo por una ingle, otro en la frontera entre su bajo vientre y su pubis, más besos por su otra ingle… Poco a poco e instintivamente va flexionando sus piernas y retorciéndose disimuladamente sobre su espalda; conduce sus mano izquierda a mi cabeza, jugando con mi pelo, mientras que se lleva la derecha a su cuello para acariciárselo. Nunca he hecho esto antes, por lo que estoy indecisa, pero lo que más me apetece en este momento es hacer llegar al clímax a Pau, y si me pongo nerviosa va a ser peor, así que sin más dilación le doy un beso en sus labios a la vez que la empiezo a agarrar por las caderas. Mi concentración es máxima en este momento, le doy otro beso, esta vez más largo, intentando chupar esos labios hinchados; un suspiro más fuerte sale de sus cuerdas vocales.
PAU: Sigue así Lore, lo estás haciendo muy bien.
Sus palabras me animan a seguir haciendo lo que estaba haciendo pero a ritmo más rápido. Noto ahora sus manos cerca de las mías, agarrándose las nalgas, canalizando la emoción. Decido avanzar un poco y meter mi lengua en su vagina, quiero saborearla del todo y que sienta todavía más placer, así que empiezo a lamerle de abajo a arriba con suma dedicación y lentitud; bastan sólo un par de lengüetazos para que empiece a retorcerse con más afán, empezando a levantar el culo de la cama. Por un momento salgo de mi concentración y le miro a la cara: su cabeza ladeada, sus ojos cerrados y su boca entreabierta con un dedo entre sus dientes, supongo para intentar acallar un poco sus gritos, pero como estoy pudiendo comprobar, no es muy efectivo. Quiero darle una vuelta al asunto para que pueda llegar al nivel máximo en seguida, sin hacerla más de rogar, así que la agarro de las nalgas, apretándole con las yemas de las manos y abriéndoselas un poco cuando rodeo su clítoris con mis labios y lo empiezo a lamer con la lengua, primero poco a poco, pero cuando comienzo a sentirlo palpitar lo hago con más rápidez, y cada vez se oyen más sus gritos, ya no hace nada por intentar disimularlos. Lleva sus manos a mi cabeza de nuevo, con algo más de brusquedad que antes, acelero el trabajo de mi lengua y por fin, tras un grito dejado como en puntos suspensivos, arquea la espalda de manera que cualquiera pensaría que se ha electrocutado… bien, de hecho, estoy segura que algún que otro estímulo eléctrico le ha recorrido el cuerpo. a juzgar por su respuesta.
PAU: Ven, dame un beso.
LORENA: Dios mío, estás sudando!
PAU: ¿dónde has aprendido a hacer eso? ¿Estás segura que eras virgen antes de estar conmigo?
LORENA: Sí, bueno… Tengo mis recursos.
PAU: … No te sigo
LORENA: Porno
PAU: -Santiguándose, de broma- Madre del amor hermoso, ¿tú? ¿Mirando porno?
LORENA: Bueno, otra que se pensaba que era una mosquita muerta. Que no follara no quiere decir que fuera asexual. De alguna manera me tenía que estimular y tenía que informarme, no? No creo que mi madre se hubiera ofrecido a hablarme del sexo lésbico.
PAU: Oh no, por Dios, ¡qué antitodo!!
Reímos las dos y nos fundimos en un beso plagado de cariño y ternura. Un beso lento en el que nuestras lenguas juegan sin ninguna prisa mientras entrelazamos nuestras piernas para estar pegadas por todos los rincones posibles de nuestros cuerpos. Es preciosa esta sensación de que dos pieles desnudas de tal suavidad se pongan en contacto pleno. Quizá de lo que más me gusta de estar con una mujer, sentir sus curvas encajando con las mías, y más si son las de Pau, que parece diseñada por algún escultor de la Grecia Clásica.
No nos cansamos de besarnos, de mirarnos, de mimarnos bajo el edredón, de jugar con nuestros dedos, con nuestro pelo, de volvernos a besar. No sé si esto es amor pero yo estoy en el paraíso cuando estoy con esta chica, no me quiero despegar de ella.
LORENA: ¿Mañana trabajas?
PAU: Nop… cuando tengo guardia al día siguiente no trabajo…
LORENA: Entonces…
PAU: -Empezando a sonreir, imaginándose lo que le voy a pedir- Entonces…?
LORENA: Quédate a dormir conmigo, por favor
PAU: -sonríe todavía más ampliamente y me regala el enésimo beso de la tarde- Claro que sí. A dormir y a lo que tú quieras preciosa. Pero con una condición.
LORENA: Las que tú quieras
PAU: Tengo hambre y sed.
LORENA: ¿Pero qué hora es?
PAU: No sé… a ver que mire el reloj… las ocho y media.
LORENA: Madre mía… ya?? Vero debe haber llegado… vaya, y a lo mejor nos ha oído.
PAU: Pues que nos oiga. –Me abraza más fuerte con un brazo mientras que con la otra mano nos cubre con el edredón y seguimos jugando y besándonos. Parece que no nos cansamos la una de la otra en ningún momento.
Un rato después, cuando el hambre empieza a apretar de verdad, me pongo las bragas y la camiseta que llevaba por la mañana y que recojo del suelo de la habitación y salgo de la habitación. Hace frío en el resto del piso, o mejor dicho, en la habitación se está demasiado bien, hemos creado un microclima y nuestros cuerpos están más cálidos de lo que lo estarían en esta época del año si no estuviéramos en el plan que estamos. Me acerco a la cocina y al abrir la nevera veo fruta, algo de embutido, yogurts, una jarra con agua, un Tetrabrik de zumo y una botella de vino. Cojo ésta última y un par de vasos, y una bolsa con croissants de chocolate del armario, bollería industrial.
Justo cuando estoy saliendo de la cocina me encuentro con Vero, que había venido del comedor sin hacer ruido.
VERO: ¿Tú qué? ¿No me cuentas nada? –Con una sonrisa de medio lado de complicidad-
LORENA: Bueno… creo que es bastante obvio, no? –De repente en la cocina vuelve a hacer calor, o igual soy yo que me he sonrojado-
VERO: Claro que sí, tonta. Anda, ves…
LORENA: Se va a quedar a dormir –Con una mirada tímida-
VERO: ¿Lo ves? Como cuando quieres sacas el tiempo de donde sea…
LORENA: Sí, sí… Bueno, me voy que me enfrío y Pau me va a reñir.
VERO: Sí anda corre, que te estará echando de menos!
LORENA: Hasta mañana Vero!
VERO: Jajaja, hasta mañana, y no hagáis mucho ruido eh!
LORENA: Bueno no sé eh, te debo un par!! –Ya yéndome por el pasillo-
VERO: Rencorosa!!!
Qué bien se está en la habitación, en esa burbuja de calor humano, y con la presencia de Pau, su sonrisa, sus pecas, su tatuaje, su diente roto…
PAU: ¿Vino? ¿Croissants? Qué gourmet!!
LORENA: ¿Lo dices por los croissants de plástico o por el vino de oferta?
PAU: Qué cortarollos… -negando con la cabeza y sonriendo de lado-
LORENA: Perdón, segundo intento, ¿lo dices por la bollería fresca con cobertura de chocolate suizo o por el vino joven amplio en boca y con sabores afrutados?
PAU: Así me gusta más… -mientras abre la botella de vino, toma ágilmente los dos vasos con una mano y con la otra los sirve. Finalmente, me ofrece uno de los dos vasos- Brindemos.
LORENA: ¿Por qué brindamos?
PAU: Por ti, por mí y por muchas más tardes así. Me encanta estar a tu lado.
LORENA: Y a mí.
Pasamos el resto de la tarde y parte de la noche en el mismo plan, haciendo el tonto y queriéndonos mutuamente. Aunque de vez en cuando nos hemos emocionado algo más y hemos vuelto a darnos placer en todos los rincones de nuestro cuerpo de la manera más fogosa que sabemos. No sé si Vero habrá podido dormir mucho, a pesar de que hemos hecho todos los posibles por no gritar, ha sido imposible esconder todas las voces.
Todavía no ha sonado el despertador pero ya me he desvelado. Pau me está dando la espalda así que tengo un perfectísimo primer plano de ésta a escasos cinco centímetros de mis ojos. Tengo la tentación de recorrerla con la yema de mi índice pero me sabe mal despertarla, al fin y al cabo ayer durmió poco y hoy no tiene que madrugar. Pero casi sin quererlo, como un acto reflejo que no he podido controlar, me veo paseando mi dedo por su espalda, muy suave, rodeándole las cuatro pecas que tiene desperdigadas por toda su superficie. De repente su piel se eriza, igual la he despertado. Efectivamente, se empieza a girar, con una sonrisa dibujada, y los ojos todavía medio achinados.
PAU: Buenos días preciosa.
LORENA: Buenos días. –Le correspondo con otra sonrisa-
PAU: Se duerme genial en esta cama.
LORENA: Lo sé, el colchón es bueno
PAU: No lo decía por el colchón sino por la compañía.
No puedo aguantar tenerla tan cerca y diciéndome esas cosas, no puedo quitar la mirada de su boca así que decido acortar distancia, parece que ella también, y acabamos dándonos los buenos días con un beso muy dulce mientras aprovecho para ir bajando la mano hacia sus partes íntimas y darle los buenos días de una forma más… completa. Con un par de dedos palpo su clítoris y descubro que permanece húmedo, y siento como le cambia la respiración mientras no deja de besarme, como si se le hubiera cortado por un segundo. Sigo haciendo círculos con los dos dedos, notando como empieza a respirar cada vez con más pesadez, hasta que se vuelve a detener por un segundo, y empieza a recuperar su ritmo normal.
PAU: Me encantan tus buenos días.
LORENA: Síii??? A mí me encanta despertarme a tu lado
PAU: ¿Sabes que somos muy moñas?
LORENA: Sí, lo sé. ¿Y?
PAU: Nada…. Oye… esto me hace acordarme de algo, justo algo anti-moñas. Quería darte una sorpresa pero te diré una parte de la sorpresa que te dejará impaciente por querer saberlo todo…
LORENA: Mala!!
PAU: Sí… tengo que hacer una llamada y pasar por un sitio, pero seguramente esta tarde o mañana te daré un sobre con algo… Vas a flipar cuando lo veas!!
LORENA: Sí que eres mala sí!