Mi novia necesita trabajo (I)

Se gira y se queda de frente a mí, mirándome a escasos centímetros. Esos ojos y esa mirada que tiene me ponen muy nerviosa.

Bueno... vuelvo con otra historia. Creo que esta parte me ha quedado un poco larga pero no había por donde separarla, quería expresar bien lo que piensan y sienten las protagonistas. Espero que os guste y valoréis y comentéis y critiqueis constructivamente.


LORENA

Llevo rato haciendo pereza para irme a dormir, pero sigo atrapada navegando por internet… menudo vicio, no veo el momento de apagar el ordenador, pero mañana por la mañana me voy a morir cuando suene el despertador… y además esta semana me toca a mí abrir la farmacia, así que tendré que ser puntual… Pero hay algo que me dice que me va a costar dormirme, y es que he visto un comentario de Andrea en una red social que me hace pensar que a partir de ahora no voy a compartir con ella más que algún café y poco más.

Andrea… Andrea, esa chica a la que conocí casi por casualidad, que con sus 20 años demuestra una madurez que poca gente de su edad tiene (aunque alguna vez tenga algún ramalazo de inmadurez), que tiene claros sus objetivos en la vida, cosa que me sorprendió cuando la conocí, hasta el punto de primero encariñarme de ella y poco más adelante, a base de alguna otra cena y quedada amistosa, enamorarme. Aunque yo no le haya dicho que me gusta, ella me ha insinuado que yo no soy su tipo,  pero que está muy bien cuando está conmigo. A raíz de esta declaración que me hizo hace algunas semanas, he intentado distanciarme un poco de ella, esperando a que sea ella la que inicie una conversación y no hacerlo siempre yo. Supongo que de esta manera, poco a poco, conseguiré verla solamente como una amiga y no como una chica con la que me gustaría compartir algo más que cenas y cafés.

Justo cuando me estoy metiendo en la cama suena mi móvil con un whatsapp…

Andrea: Hola preciosa, ¿todavía despierta? –Además tiene la costumbre de llamarle a las chicas “preciosa”, hecho que en un principio me hizo tener ilusiones, hasta que me dí cuenta de que era su forma de hablar… demasiado tarde- Hace ya días que no hablamos!

Lorena: Lo sé, lo sé… es que últimamente ando pendiente de otras cosas que no son el móvil, estoy pensando en redecorarme mi piso y paso los ratos libres con el ordenador tomando ideas –Miento con una excusa, sí que es verdad que me quiero redecorar el piso, pero también sigo pendiente del móvil todo el tiempo, por si me habla.

Andrea: ¡Qué dices!! Pues avísame!! Te podría dar buenas ideas si quieres.

Lorena: Lo haré, si mi imaginación se estanca te diré algo. Oye, perdona que te deje, pero me tengo que ir a dormir ya, que mañana madrugo muchísimo. A ver si nos vemos la próxima vez que vaya a Madrid!

Andrea: Ok  guapísima, cuídate! Mañana hablamos y te cuento cosas!

Ese “te cuento cosas” me deja mosqueada; por mucha distancia que intente mantener, no puedo evitar sentir cosas por Andrea, y me estoy temiendo que haya iniciado una relación con alguien…

Se me había olvidado decir que, aunque las dos somos de Madrid, trabajo en Talavera de la Reina, una ciudad a 130 kilómetros, así que paso la semana allí y algunos fines de semana vuelvo a Madrid para ver a mi familia y mis amigos de toda la vida.

Llevo todo el día dándole vueltas a esas cosas que me tenía que contar anoche Andrea…  llevo horas resistiéndome a iniciar una conversación, pero con la excusa de la decoración de mi piso, las ansias me pueden y ahora que ya ha pasado casi un día no puedo más y la saludo.

Lorena: Hola!! Andrea, estoy estancada!!!! Aggg llevo media hora pensando combinaciones de colores para las paredes de mi habitación y no hay manera.

Andrea: Bueno a ver, dime, ¿qué colores son tus favoritos? –Pasamos un rato hablando de ideas y realmente, alguna duda me ha resuelto, pero hace un rato que ninguna dice nada… hasta que vuelve a hablar- Ayy!!  Que te tengo que contar novedades!!

Lorena: Ah sí!! Que ayer me dijiste que tenías cosas por contarme,  ¿Qué es? ¿Ya tienes las entradas para ese concierto de Muse?

Andrea: No no, nada de eso… resulta que la semana pasada… bueno, salí de fiesta con unos colegas de clase. Y un amigo se trajo a su mejor amiga, que le estaba buscando novia… -Ya está, mis sospechas se confirman- y bueno, la chica era muy mona, empezamos a hablar, a bailar y…

Lorena: Y os fuisteis a tu casa a jugar a las películas, ¿no?

Andrea:  Jajajaja bueno sí, más o menos. Es que es taaaaaan guapa!! Tendrías que verla tía!! Una melena, unos ojos, una boca!! Y qué bien besa…

Lorena: -me quiero morir, llevábamos ya un rato hablando tan bien, como siempre que nos poníamos a hablar, y había conseguido olvidar un poco mis sospechas, pero en este momento mi cara ha cambiado de golpe, a pesar de que llevara horas intuyendo eso; en estos momentos sólo quiero estampar el móvil contra el suelo y desaparecer del mundo- Vaya, un buen fichaje, no? –Sólo se me ocurre decir eso.

Andrea: Sí sí sí, ya te la presentaré!! Es muy maja!

Lorena: Ok!! :) –He intentado salir del paso con eso. En realidad no quiero conocerla porque, sabiendo cómo soy y lo poco que sé esconder mis sentimientos, no creo que mis formas fueran a ser las mejores, y no quiero acabar montando ningún numerito de niña celosa- Oye Andrea, voy a dormir, hoy he madrugado y tengo mucho sueño – Eso, y que no me apetece seguir hablando.

Pasan los días, mis conversaciones con Andrea están siendo cada vez más escasas y más cortas; muchas veces doy yo el paso. Creo que estoy consiguiendo olvidarme un poco de ella, aunque a veces tenga momentos o incluso días de bajón, pero eso no quita que sigua fijándome en otras chicas; de vez en cuando entra alguna clienta guapa a la farmacia, y a las clases de alemán a las que asistía también van varias chicas hermosas. Pero nunca me atrevo a decirles nada… soy un caso perdido. Supongo que hasta que no me quite del todo a Andrea de la cabeza no podré… O quizás sí, pero tendría que saber qué cosas decirles, y me pongo nerviosa.

Han pasado dos semanas desde que me diera la noticia y tras ver varios titulares de ella con esa chica en sus cuentas de redes sociales, he empezado a asimilarlo. Algún día hemos hablado pero muy poco rato. O ella está ocupada (con Vero, me imagino) o yo estoy pendiente de otros asuntos e ignoro un poco el móvil. Mi actitud ha cambiado un poco, creo, y me estoy acostumbrando a su “decisión”; es lo que hay y punto, tengo que asumirlo. Así que sin ningún tipo de rencor y con todo el buen rollo del mundo, vuelvo a hablar con ella.

Lorena: ¿Ocupada?

Andrea: -tarda varias horas en contestar- Ei perdona!! Estaba aquí con Vero, pero ya se ha ido.

Lorena: Ah vale… -yo lo intento pero algo en mí se sigue resintiendo cada vez que me habla de ella- Así que os va bien, no?

Andrea: Sísísí, muy bien, ella es distinta, no sé, sólo llevo dos semanas con ella pero parece que no va a ser una follamiga como alguna otra que he tenido anteriormente.

Lorena: Madre mía… jajaja.

Andrea: Sí, lo que pasa que ahora lo está pasando un poco mal y no está en su mejor momento.

Lorena: Vaya, ¿y eso?

Andrea: Bueno, resulta que es huérfana desde hace unos años, sus padres tuvieron un accidente de coche… No tenían grandes ingresos ni ningún piso en propiedad, así que no heredó demasiado, pero se ha ido buscando la vida como ha podido con trabajillos aquí y allá.

Lorena: Vaya, que está bien curtida.

Andrea: Sí…  el tema es que hasta ahora estaba viviendo con mi amigo el que nos presentó, en un piso de alquiler con más estudiantes, pero ahora se tienen que cambiar de piso y a ella se le acaban los ahorros porque hace dos meses que se le acabó el contrato en el último trabajo y no encuentra nada… la cosa está fatal, ya sabes. Así que de momento irá de prestado donde vaya  su amigo pero a ella la idea de vivir así no le gusta, ante todo es muy humilde y quiere tener las cuentas siempre claras.

Lorena: Jolín, pues sí que está mal el asunto… Pero vaya, lo bueno es que si dices que ha trabajado de tantas cosas, no pueden tardar mucho en llamarla de algún sitio… Yo si alguien de Madrid me dice algo ya hablaré de ella, es lo más que puedo hacer-

Han pasado sólo dos días desde esa conversación. Mi jefa se está retrasando demasiado en llegar a la farmacia; suele llegar a las 2 del mediodía para irse preparando porque su turno empieza media hora más tarde, pero son las 3 y media y todavía no ha llegado.

Maite: Lorena perdóname, mi asistenta y canguro de mis hijos me ha fallado sin avisar y he tenido que estar por los críos, no me ha dado tiempo ni de llamarte para avisar, como habrás podido ver. ¿Qué hora es ahora? Madre mía!! Las cuatro!! Ya te puedes ir, te pagaré esta hora de más. –Voy a dejar la bata a la taquilla y a recoger el bolso pero antes de salir por la puerta me frena la voz de mi jefa- Lorena!! Un último favor… ¿haces algo esta tarde?

Lorena: No, ¿por?

Maite: ¿Puedes ir a recoger a mis hijos a su colegio, llevarles a casa, darles la merienda y ayudarles a hacer los deberes? Te pagaré bien.

Lorena: Y si no me pagas bien también lo haré. Cuenta con ello. ¿Qué colegio es?

Maite me da una copia de las llaves y me da las instrucciones sobre lo que meriendan sus hijos, sobre donde están algunas cosas de la casa y sobre el permiso que tienen para ver la tele o jugar a la consola.

Lorena: Estarán bien, no te preocupes. Nos vemos luego, estate tranquila. Cualquier cosa te llamo.

Los gemelos ya han acabado los deberes, así que les he dejado que jueguen un rato a la consola. Aprovecho que están atrapados por un videojuego para estar cerca de ellos físicamente pero con la mente en otro lado. Evidentemente, sigo pensando mucho en Andrea, y en esta chica que está empezando a ocupar su corazón. Yo no me puedo dedicar a cuidar a estos niños cada día, pero a lo mejor esta chica sí... Ha pasado una hora y por fin llega el marido de mi jefa.

José: Muchísimas gracias, Lorena. Esta chica nos ha hecho una jugada yéndose de un día para otro, a ver donde encontramos  a una substituta tan rápidamente.

Lorena: ¿Qué sería exactamente lo que tendría que hacer?

José: Pues recoger a los niños al mediodía para traerlos a comer, darles de comer, volverlos a llevar y volverlos a recoger por la tarde, y bueno por la tarde pues lo que has hecho hoy. Y además dos mañanas a la semana encargarse de la limpieza del piso. Y algún fin de semana entero también, de vez en cuando, quedarse con los gemelos. Y ahora cuando te pague las horas verás que no somos tacaños con nuestras empleadas…

Lorena: Jajaja, está bien. Es que sé de alguien que a lo mejor le podría interesar, pero claro vive en Madrid, no sé si estaría dispuesta a cambiar de residencia… Le preguntaré.

Como cada día a estas horas, me voy a pegar una ducha pero mejor antes voy a hablar con Andrea y así me quito el tema de encima. Intento ser bastante escueta, pues estoy comprobando que nunca es ella la que inicia la conversación conmigo, y eso me disgusta, ya no como chica que me gusta sino como amiga mía que dice ser. Me imagino que estará demasiado ocupada con Vero.

Lorena: Andrea!

Andrea: Ei guapísima, que hay?

Lorena: Nada, cansadísima, he estado trabajando todo el día. Por la mañana en la farmacia y por la tarde de canguro de los hijos de mi jefa.

Andrea: Vaya… No me extraña que estés cansada, vaya paliza.

Lorena: Sí… Oye, que te quería comentar una cosa. ¿Vero sigue buscando trabajo?

Andrea: Sí sí, está desesperada.

Lorena: Ah, es que bueno, mi jefa se ha quedado sin canguro y asistenta y me he acordado de lo de Vero, lo único que evidentemente, es aquí en Talavera.

Andrea: Ya… bueno, de todas maneras, se lo comentaré.

Lorena: Dile que paga muy bien, y que los chavales son muy buenos.

Andrea: Jeje ok, pues ahora mismo se lo comento.

Lorena: Vale… Bueno, voy a hacer cosas que todavía tengo que cenar y deberes de alemán. Dime algo si le interesa, ¿vale?

Estuve un rato haciendo cosas por la casa. Estaba derrotada, por suerte ya era jueves y sólo quedaban dos días para acabar la semana y poder descansar un poco.

ANDREA

Estoy preocupada, Lorena está un tanto rara conmigo. Ya no me habla tan seguido como antes, es mucho más escueta en sus conversaciones y alguna vez me ha soltado respuestas sarcásticas que me han dejado descolocada. No sé, igual entre el montón de faena que tengo para clases y el trabajo no tengo mucho tiempo para hablar… pero no, porque esto ya era así antes y hablábamos más. Igual es porque mis ratos los libres los paso con Vero y las conversaciones no son tan fluidas; sí, igual es un poco culpa de las dos en realidad. No lo sé, tendría que hablarlo con ella, hace tiempo que no nos vemos y hablamos cara a cara. La verdad es que con Vero estoy muy bien, es muy buena conmigo, ya me hacía falta alguien así. Mírala que guapa es, si es que lo tiene todo.

Andrea: Cariño, se te va a caer esa toalla tan corta mientras te peinas y va a ser una pena, toda mojada que estás después de la ducha… -hemos decidido darnos una ducha por separado porque ya sabemos lo que pasa cuando nos duchamos juntas, y no se puede estar tanto tiempo gastando agua- ¿quieres que vaya a ajustártela?

Vero: Uy sí, que yo sola no sabré… -me dedica una sonrisa maliciosa a través del espejo-

Andrea: -Me acerco por detrás y pegada a su espalda le paso la mano sutilmente a la altura de su generoso busto para encontrarle el extremo de la toalla y poder ponérsela más justa. Noto como se le pone la piel de gallina al hacer este gesto- Así mejor- Desde la misma posición le rodeo la cintura con mis brazos y apoyo mi cabeza en su hombro y le doy un beso en la mejilla. –Y así mucho mejor.

Me quedo un rato así, mirándola a través del espejo, mientras ella se da una crema hidratante en la cara y se pone todavía más guapa. Como siga así simplemente le arranco la toalla y…

Vero: Andrea bonita, ¿en qué estás pensando? –Se gira y se queda de frente a mí, mirándome a escasos centímetros. Esos ojos y esa mirada que tiene me ponen muy nerviosa.

Andrea: ¿EH?

Vero: Es que te estaba cambiando la cara y me estabas asustando

Andrea: Mmm… es que… tengo que pedirte algo pero es un secreto, así que te lo cuento al oído como se cuentan los secretos - me pego más a ella, agarrándola de la cintura, y me acerco a su oído; le chupo con mucha sutileza el lóbulo de la oreja, como si fuera casi sin querer, y acto seguido le digo en un susurro- Vístete o te violo aquí mismo.

Vero: JAJAJAJA, estás loca.

Andrea: Lo sé… ¿me vas a hacer caso? –le empiezo a dar besos en el cuello por detrás de la oreja- ¿o tendré que violarte? –siguiendo por el cuello mientras la dirijo a la pared más cercana para ponerla de espaldas a ella.

Vero: Ufff…

Andrea: -creo que se habría dejado violar- Está bien, está bien, ya paro. Pero tápate un poco que tenemos que hablar de cosas serias y… así no puedo concentrarme.

Vero: ¿cosas serias? Me asustas…

Ha tardado nada en ponerse un tanga negro, unos shorts y una camiseta, y se tumba en la cama al lado mío.

Andrea: Pues resulta que tengo una oferta de trabajo. Peeeero …

Vero: Ah sí??!! Cuál? Cuando?? No hay peros que valgan!!

Andrea: Te has olvidado de preguntar el Dónde… es en Talavera de la Reina…

Vero: Ostras, pero… eso está lejos, ¿no?

Valoramos los pros y los contras, cómo haremos para vernos el máximo de tiempo posible, los peligros que conlleva mantener una relación semi a distancia…

Vero: Bueno, yo puedo ir a hablar con la jefa de tu amiga, y si le gusto y la mujer me cae bien creo que aceptaría… Es que tía, llevo casi tres meses sin trabajo, me estoy desesperando ya, necesito lo que sea.

Andrea: Entiendo… lo que podemos hacer, si quieres empezar lo antes posible, es ir mañana por la tarde, cuando yo salga de trabajar. Pasamos la noche con Lorena y el sábado vas a ver a su jefa y que te cuente todo, y ya pues empiezas cuanto antes. Y así el fin de semana hacemos turismo por Talavera y luego yo me vuelvo y tú… lo que sea.

Vero: Ya pero, y pensándolo todo… ¿Yo dónde voy a vivir? No conozco a nadie allí!

Andrea: Tú no, pero yo sí!! Igual si se lo pedimos a Lorena te deja quedarte en su piso, creo que tiene dos habitaciones…

Vero: Bueno… a ver qué dice, ya sabes que no me gusta vivir de prestado.

Andrea: Seguro que te deja. Es muy buena, ya lo verás.

Vero: ¿Es muy buena? O sea, que no se come una rosca, ¿no?

Andrea: Jajaja, no seas crueeeel!! Bueno la verdad es que no, creo que muy bien no le va, pero tampoco lo entiendo mucho, es guapilla y no viste mal. No sé, debe ser que no se lanza, y ya sabes, que en esto o te lanzas o estás perdida.

Vero: Debe ser… -Sin darle mucha importancia a toda la disertación sobre Lorena que había hecho- Oye, me tengo que ir ya, es supertarde y van a cerrar el metro. Mañana hablamos y nos vemos para ir a Talavera.

Andrea: Bueno, yo por la mañana te confirmo lo del trabajo, a ver si su jefa aún sigue buscando canguro.

Vero: Ah, claro!

Después de los pertinentes besos y mimos con Vero durante un cuarto de hora, la he dejado irse hacia su piso. Lorena está de buen humor, así que después de contarle la decisión de Vero, no ha puesto problemas para que Vero se quede en su piso a vivir mientras encuentra algún otro sitio. Mañana hablará con su jefa y le propondrá a mi novia como candidata al puesto de canguro, y por la noche nos vendrá a esperar a la estación de tren.

Me suena el móvil con un whatsapp que me despierta; los viernes no tengo clase en la facultad así que aprovecho para dormir hasta tarde. Lorena, tan cumplidora como siempre, ya ha hecho su trabajo y ha hablado con su jefa. La mujer sigue buscando niñera y asistenta, y el sábado puede hacerle una entrevista a Vero para poder empezar lo antes posible, así que al final veré a Lorena este fin de semana. Quedamos en vernos esta noche y se despide de mí con la excusa de que tiene tarea en la farmacia. No la entiendo muy bien. Está como bipolar, a veces de buen humor y a veces muy borde. Tendré que ver cómo está en persona  para poder juzgar.

Llevamos una hora de tren y todavía queda media… en realidad no quiero llegar porque al estar delante de Lorena ya no podré estar tan pegada a Vero, y es que es irresistible. Por suerte este tren es el último y va muy vacío, de hecho, vamos solas en el vagón.

Andrea: Ayss… si es que no puedes ser tan guapa –mientras le paso mi índice por la cara para acariciarla-

Vero: Ni tú…

Andrea: Ven que te dé otro beso

Nuestras caras acortan distancias por enésima vez en el trayecto. Cierro mis ojos y mis labios van a buscar los suyos. Con mucha suavidad se acarician, disfrutándose cada milímetro de superficie, apenas con ese roce. Poco a poco se van atrapando entre ellos para que el beso se haga más firme; me encanta sentir esos labios pequeños pero un tanto carnosos, sin necesidad de que intervenga la lengua. Empiezo a sentir la mano de Vero apoyada en mi muslo y como la va subiendo peligrosamente hasta que la coloca en el trasero y hace un movimiento como si lo amasara, a la vez que me muerde con suavidad el labio inferior.

Andrea: -Por un segundo me quedo sin respiración y algo se remueve en mi estómago, no me esperaba eso- Madre mía, me acabas de poner fatal…

Revisor: -Carraspea- Señoritas, estamos entrando a la estación. Vayan recogiendo su equipaje.

Vero: Por supuesto –Se levanta rápido del asiento como si no hubiese interrumpido nada- Vamos cariño, Lorena nos espera-

Andrea: -Para mis adentros- Vaya calentón que me has dejado…

Ya veo a Lorena. ¿Es sensación mía o se la ve más guapa? No sé, la veo distinta, no sé si es el peinado, que está más delgada o qué, pero hay algo en ella distinto.

Andrea: Lorena!!!! Por fin!! Hacía un montón que no nos veíamos!!! ¿Cómo estás?

Lorena: Bien bien, un poco cansada ya de la semana pero bien. Ella es Vero, ¿no?

Andrea: Ai sí! Que no os he presentado, mira, Vero, Lorena, Lorena, Vero.

Lorena: Encantada. Escuchad, ¿os importa si vamos hacia casa hoy y ya mañana os enseño la ciudad y cenamos por ahí?

Vero: Claro que no! Además, quiero estar fresca para la entrevista de mañana con tu jefa.

Talavera de la Reina es bonito, me voy fijando en sus calles mientras vamos hacia casa de Lorena. Van hablando Vero y Lorena, parece que se llevan bien. Yo sigo concentrada en el calentón que me ha dejado Vero en el tren.  Llegamos y después de ponernos cómodas y dejar las maletas, pedimos unas pizzas a domicilio.

Andrea: -Cogiendo el último trozo de una pizza- Bueno, ¿y cómo vamos a hacer para dormir?

Lorena: Pues, en la habitación pequeña tengo un sofá-cama… puedo abrirlo y podéis dormir ahí… es bastante cómodo eh!

Vero: Ah me parece estupendo!

Son las 12 y ya estamos en la cama. La habitación de Lorena está pegada a la nuestra, cosa que me corta un poco el rollo a la hora de tontear con Vero por si se nos escapa alguna risa. Después de haber apagado la luz, nos estiramos de lado la una frente a la otra y nos cubrimos con la sábana. Vero se arrima lo más posible a mí, e instintivamente y todavía un poco con el calentón que me había quedado en el tren, encajo de repente mi muslo entre sus dos piernas y atrayéndola con mi mano en su espalda.

Vero: Me encanta cuando me pillas por sorpresa

Andrea: ¿No te da morbo hacerlo con Lorena en la habitación de al lado?

Vero:  Me da mucho morbo hacerlo contigo, en cualquier lugar. Pero me sabe mal por ella, es tu amiga y a lo mejor comparto piso con ella durante un tiempo… sería violento.

Andrea: ¿Y si….? –le empiezo a dar besos por el cuello, sólo rozando los labios. Cuanto más suaves son los besos parece que más le gustan.

Vero: Mmm… no sé…

Andrea: Vaya… a ver, y si en vez de eso… - bajo mi mano hasta la cintura para atraerla más por el vientre y la pelvis, y sigo con los besos en el cuello.

Vero: -Sonríe- No sé, no sé…

Andrea: A la mierda

Con un movimiento improvisado, cambio nuestras posiciones y consigo quedar encima suyo, sentada sobre su pelvis y con las manos apoyadas a ambos lados de su cabeza. Bajo el cuerpo para juntarlo con el suyo hasta que siento su respiración y su aliento bien cerca. Nos quedamos mirando a los ojos. La luz de la habitación está apagada pero llega algo de iluminación de la calle, cosa que hace que no estemos a oscuras al 100 por 100.

Andrea: Me gustas. Mucho.

Vero: Y tú a mí.

Me agarra la cara con sus dos manos y me empieza a besar con suavidad; la sensación que tengo al juntarse sus labios húmedos con los míos es algo que he conseguido con pocas chicas. Nuestras narices también se están rozando mientras nos damos este beso tan tierno. Poco a poco y mientras seguimos besándonos a cámara lenta, cambio mi postura y vuelvo a introducir mi muslo por entre sus dos piernas. Vero se separa unas milésimas de mí, lo justo para parar el beso pero poder recorrer mis labios con la punta de su lengua. Mis braguitas empiezan a empaparse con esto, haciendo que no logre resistirme y me lance sobre su boca para volver a besarla, esta vez con algo más de intensidad. Mi lengua pide paso en su boca mientras siento su sonrisa, y enseguida empiezan a jugar a sus anchas mientras nuestros labios siguen besándose.

Siento sus manos como van hacia mis costados e intentan quitarme la camiseta; debo separarme un segundo de ella para que me la pase por la cabeza y ya echo de menos su boca, así que sigo besándola con más intensidad que antes. Mis pechos están al descubierto y mis pezones del todo erectos, y puedo notar a través de su camiseta que los suyos también están duros. Sus manos recorren mi espalda de arriba abajo para llegar al culo y conseguir atraerme hacia ella con un gesto que, igual que en el tren, consigue ponerme muy cachonda. No quita las manos de mi trasero y sigue atrayéndolo hacia ella y moviendo su pelvis, con lo que consigue que nuestras entrepiernas, encajadas perfectamente, se sientan todavía más. Poco a poco empiezo a soltar algún gemido, que intento disimular besándole e incluso mordiéndole el cuello, pero alguno se escapa al aire. Espero que no lo escuche Lorena…

Voy en busca de sus manos, que siguen en mi trasero, para llevárselas a ambos lados de su cabeza y entrelazar los dedos firmemente, y vuelvo a besarla, ya echo de menos sus labios otra vez. Nos besamos con mucha pasión, la delicadez quedó atrás, ahora sólo queda lugar para la pasión, nuestras lenguas y algún que otro mordisco y lametón en los labios, mientras nuestras caderas siguen juntas y moviéndose a la par, sincronizadamente. Poco a poco voy dejando su boca y mientras intento mantener sus brazos a la altura de su cabeza, la mía va bajando por su cuello, paseándole la lengua por el centro y al llegar a su camiseta descubro que me estorba y rápidamente se la quito para dejar su pecho al descubierto. Los genes se portaron bien con ella en este sentido, y tiene una delantera grande y firme que  llama a ser besada nada más verla, así que la colmo de besos por toda su superficie hasta que llego a un pezón mientras que con una mano me dedico a acariciar y pellizcar el otro.  Mi boca chupa y lame su pezón y de vez en cuando lo muerde con sólo dos dientes con lo que consigo que se le escape algún gemido que intenta silenciar mordiéndose el labio. Estamos haciendo un ejercicio de autocontención porque si realmente hiciéramos lo que nuestros cuerpos nos piden, esa habitación ya habría sido testigo de varios orgasmos; noto que su piel está empezando a sudar, a través de la poca luz que hay se le vé algún brillo en la cara y en el pecho.

En un momento de descuido, consigue dar la vuelta a la situación, quedando yo debajo suyo, y me dedica una sonrisa de medio lado. Me gustan esas sonrisas porque sé entonces que está planeando algo. Tanto es así que mientras su boca empieza a jugar con uno de mis pezones erectos, baja su mano derecha por mi costado hasta llegar a la cadera, jugando con la goma de las braguitas. Lo sabía, que estaba tramando algo. Lentamente, empieza a introducir la mano por dentro de la tela hasta que llega a mi clítoris, que está muy hinchado y sensible, y con un leve roce, apenas tocándolo, consigue que de mi boca se escape un grito que no logro callar ni ensordecer; aunque sabía que tramaba algo, siempre consigue pillarme por sorpresa. Deja de jugar con mis pezones y mientras vuelve a base de besos hasta mi oreja, introduce dos dedos en mi vagina mientras con el pulgar sigue jugando con el clítoris. Esta vez ya estoy preparada y mis manos, que hasta ahora se paseaban por su espalda acariciándola con las yemas de los dedos, ahora la abrazan con más fuerza para poder contener la excitación. Vero me está dando placer con todas las partes de su cuerpo posibles, incluso con su piel desnuda, que solamente del contacto con la mía, también desnuda y sudorosa, ya consigue excitarme. Sigue jugando con sus dedos en mi intimidad, cada vez más rápidamente. Mi boca está anclada en su hombro para contener el grito del orgasmo que estoy a punto de….

Andrea: Uffff…. qué pasada cariño –Consigo susurrarle a la oreja con lo que me deja mi respiración entrecortada.

Vero: Te lo merecías –Me da un beso fugaz en los labios- Por haberte dejado así en el tren.

Nos quedamos dormidas muy juntas, abrazadas de brazos y piernas. Unas horas después suena el despertador de Lorena y como tengo el sueño tan ligero, me despierta. Vero y yo seguimos en la misma posición. Ya que me he despertado aprovecho para ir al lavabo, pero al mismo tiempo sale Lorena de su habitación.

Andrea: Buenos días Lorena!!

Mi cara es sonriente pero la suya es todo lo contrario. Tiene unas ojeras que le llegan hasta el suelo  y los ojos colorados y lagrimosos. Me fulmina con la mirada, pasa por al lado mío y se mete en el cuarto de baño pegando un portazo.