Mi novia, mis amigos y yo en la playa nudista
La primera vez que vamos a una playa nudista mi novia y un amigo con su novia, como sucedió todo y la situación tan morbosa que vivimos.
Se me ha venido a la memoria la primera vez que hice nudismo con alguien que no era de mi familia directa. Mis padres toda la vida lo hicieron en la playa y yo con ellos, pero hasta ahí. Hasta entonces, todavía no era muy consciente de lo que tenía entre las piernas y que su tamaño se salia de lo normal.
En este caso, la primera vez que me puse a hacer nudismo en la playa fuera de mi espacio familiar fue estando con mi primera novia, Jennifer, y un amigo con su novia. Rondaríamos los diecinueve años. Con esta novia de entonces llevaría saliendo ya más de hacía un año, y con esta pareja de amigos... bueno, pues nos conocíamos de toda la vida, pues habíamos ido juntos al colegio y al instituto.
Con Jennifer había ya bastante confianza. Eramos los dos muy primerizos en el sexo. Nos habíamos desvirgado juntos y nuestra experiencia era reducida, y esto incluía que hasta el sexo oral había sido nuevo para los dos. De esta forma, siempre había habido un detalle en nuestras relaciones sexuales: el dolor, tanto de ella como en mi. Ella cuando me realizaba una mamada, sobre todo al principio cuando estaba aprendiendo, acababa destrozándome el capullo con el roce de sus dientes, con el consiguiente daño (tardó muchísimo tiempo en hacerlo como una profesional, pero eso es otra historia), y lo achacábamos a que tenía la boca pequeña. Y en nuestras relaciones sexuales, era común que ella sintiese mucho dolor siempre que la penetraba en los primeros embistes, llegando a soltar alguna lágrima. Esto era los primeros segundos hasta que el coño se amoldaba y dilataba, y entonces ya sentía placer. De todas formas, si ella llegaba al orgasmo antes que yo, era muy común tener que parar porque el coño se le quedaba al rojo vivo y ya solo entonces volvía a sentir dolor. Y si no parábamos y me dejaba terminar, era con un aguante del dolor vaginal por su parte. A veces hasta dos días después no podíamos volver a follar porque le dolía mucho. Una vez más, lo achacábamos a que tenia el coño pequeño (y además, desconocíamos los lubricantes). La cosa es que pese a todos estos inconvenientes, seguíamos juntos, y el sexo y el morbo nos gustaba mucho.
Solíamos ir a la playa con la pareja de amigos que he comentado antes, y había bastante buen rollo. Un día después de una tarde de sol, mar y arena, nos fuimos a las ferias que se celebraban en la ciudad y terminamos cenando juntos. Durante la cena salió el tema de lo bien que nos lo pasábamos en la playa y la curiosidad del nudismo. Ellos ya sabían que yo de siempre lo había hecho, y que era una experiencia que yo vivía con normalidad, a parte de que bañarse en pelotas estaba genial. Seguimos hablando sobre el tema y la cosa se empezó a animar, asentando mi amigo que al día siguiente nos teníamos que animar a ir a una conocida playa nudista de la zona y ponernos en bolas. Pese a todo, yo tenía hasta cierta vergüenza porque nunca lo había realizado fuera de mi espacio familiar, pero viendo que también mi novia se veía animada a hacerlo, al final accedí. Todos estábamos de acuerdo menos la novia de mi colega, que era un poco remilgada y se negó en rotundo. Lo cierto es que ella ni si quiera hacía topless, cosa que mi novia si realizaba sin mayor problema, y en estos temas se la veía más cortada. Tampoco la presionamos mucho y respetamos su decisión. Para mis adentros era una putada, porque la verdad es que ella estaba bastante buena, con buen cuerpo, estilizado, buenas tetas, morenita... en fin; que me iba a quedar con ganas de verla en bolas y mi colega se iba a poner las botas viendo a la mía, la cual era más normalita, pero muy guapa, y con las tetas de buen tamaño y en su sitio, a parte de tener un culo carnoso; vamos, donde agarrar.
Al día siguiente acordamos hora de quedada, y nos pasaron a buscar en su coche a mi y a mi novia en nuestras respectivas casas. Como siempre, buen rollo y muchas risas, hasta llegar a la playa nudista que comentábamos el día anterior. Era julio y pese al buen tiempo, todavía no era una época en la que digamos que la playa estuviera a rebosar, así que nos fue fácil encontrar sitio donde poner nuestras toallas y tumbarnos al sol. Cuando nos quitamos la ropa, nos quedamos todos en bañador (bueno, mi novia en topless) y nos tumbamos, cada pareja en frente unos de los otros.
La tensión se cortaba en el ambiente y mi colega ya empezó a chinchar sobre si nos animábamos o que. Yo ya os digo que pese a mi experiencia y tener a mi novia al lado, me resultaba cortante. De repente mi novia, que parecía la más decidida, cogió y dije que por ella no había problema, y con las mismas se puso de pie y se quito la parte de abajo del bikini, para a continuación sentarse encima de su toalla con las piernas cruzadas y con su coñito recién rasurado, apuntando a la pareja. Mi colega se puso un poco rojo, su novia no dijo nada, solo lanzaba una tímida sonrisa, yo estaba un poco en incertidumbre, y mi novia dibujaba una sonrisa en la cara mientras nos decía "venga, a ver, animaros". Mi colega viendo el tema, se levanto y soltó un "que coño", y se bajó de repente el bañador, mostrando ante todos su pelambrera púbica rubia, con una polla de un tamaño normal y que llamaba mucho la atención el prepucio tan grande que tenía, que le cubría el capullo entero y le sobraba bastante. Parecía un macarrón, ja, ja. Cuando termino de quitarse el bañador, volvió a tumbarse boca abajo con una sonrisa nerviosa.
Ya solo quedaba yo, que seguía tumbado viendo el espectáculo. Mi novia me acarició mi espalda y me animo una vez más, diciéndome que solo faltaba yo. Y bueno, visto lo visto ¿que más daba ya? Así que imitando lo que instantes antes hizo mi amigo, me levante y me bajé el bañador, asomando primero mis pelos púbicos morenos, para a continuación dejar libre mi polla. La cara de mi amigo era un poema y la sonrisa de su novia se volvió en una boca de sorpresa.
Tal y como hizo mi novia, en vez de tumbarme, me senté, dejando mi polla reposando en dirección a ellos. Mi colega no se pudo aguantar e hizo el primer comentario: "Hostia cabrón, pero que gorda la tienes", mientras su novia soltó una carcajada y mi novia riéndose me miraba la polla divertida.... "Anda, anda, si no es para tanto" le conteste un poco con cara de vergüenza. Seguimos riéndonos y rebajando la tensión del ambiente. Mi colega nos imitó y también se sentó mirando hacia nosotros y lo cierto es que si, que mi polla era bastante más gorda que la suya, que parecía ahora un fideo. "Si lo llego a saber, no me bajo el bañador, cabrón", me llegó a decir.
Ya más relajados decidimos irnos al agua... menos la novia de mi colega, claro, que iba por libre y se quedó tomando el sol. El agua del mar estaba muy fría, pero nosotros eramos unos valientes y nos metimos hasta adentro. En el agua seguía el colega vacilándome a mi y a mi novia, a la que le llegó a decir que "joder... pero te tiene que destrozar con eso cuando se le pone dura", y bueno mientras mi novia se puso ahora roja de vergüenza por lo directo que había sido nuestro amigo, aunque no dudó en asentir. Es ahí cuando nos empezamos los dos a dar cuenta de que igual nuestros problemas sexuales se debían evidentemente al grosor de mi polla. Seguimos conversando y yo ya le empecé a vacilar diciéndole: "Pobre de tu novia, que con ese fideo no la debes de tener muy contenta", y el trataba de defenderse diciendo que vale que no era tan gorda como la mía, pero que de larga iba sobrado y la follaba muy bien. Y así seguimos riendo y conversando mientras mis manos bajo el agua enredaban en el coñito de mi novia, la cual disimulaba muy bien e intentaba cerrar las piernas para que dejase de enredarla.
Cuando nos cansamos, mi novia y yo salimos del agua, mientras mi colega decidió quedarse un rato más, que le apetecía nadar. La verdad es que era muy morboso ver a mi chica salir totalmente desnuda del agua mientras las pequeñas gotas que le caían del pelo recorrían sus pechos desnudos y se posaban en sus pezones. Estaba preciosa. Supongo que mi colega desde el agua se debía de estar poniendo las botas mirándole el culo desnudo.
Iba yo un poco más adelante que ella, mientras me seguía los pasos. La novia de mi amigo estaba sentada mirando hacia el mar. Supongo que nos había estado mirando desde la lejanía. Cuando me vio llegar, pude notar como le pegaba un repaso a mi polla con sus ojos, pese a llevar gafas de sol. Y mientras nos saludábamos, le anime a que se desnudase ella también, pero me dijo que ni de coña, que no se atrevía ni a ponerse en tetas, y que mucho menos se iba a desnudar. Yo me quedé a su lado de pie dejando que el sol me fuera secando poco a poco y con mi polla a la altura de su cara, para que me la viese bien, ja, ja, ja... Veíamos como poco a poco iba llegando mi novia, que estaba preciosa y muy sexy; sobre todo por la situación. Me dio un beso en cuando llegó a mi altura, pegándose bien y haciendo que mi rabo chocase con su vientre y con las mismas se tumbo. A mi se me puso un poco morcillona, y la novia de mi colega lo noto dibujando otra vez una sonrisa morbosa.
Al rato llegó también mi amigo y nos volvimos a tumbar en las toallas. Entre risas, decidimos jugar un poco a las cartas y otra vez nos pusimos sentados cada pareja una en frente de la otra. El vacilón de mi amigo no hacía más que hacer bromas sobre mi aparato, mientras yo reía con orgullo y complicidad, y mi novia y su novia reían divertidas. Bueno... su novia poniéndose también las botas cada vez que me miraba, y a veces un poco cortada por la situación.
La hora se nos echaba encima y el sol ya se ocultaba, así que decidimos irnos para casa. Recogimos, nos vestimos y nos subimos al coche de mi colega. Esa noche mi novia se iba a quedar a dormir conmigo, así que nos acercaron a mi casa y se marcharon.
Cuando subíamos por el ascensor estábamos los dos bastante cachondos y comenzamos a besarnos. Se me ocurrió sacarle las tetas del bikini para a continuación comérselas mientras me decía "Joder... estoy empapada, vaya día... Que morbo me ha dado todo". Llegó el ascensor a mi piso y nos metimos en casa estando mi novia con las tetas al aire que le podía haber visto cualquiera. Fuimos hasta mi habitación y allí nos desnudamos para luego mi novia empujarme hacia la cama y tumbarme. Fui lamiéndome el cuerpo entero, el cual sabía aun a salitre del agua del mar, y llego hasta mi polla, para ponerse a devorarla. Cuando me la puso bien dura a base de lametones y pequeñas chupadas, se la quedo mirando desde abajo y me suelta "¡Es que es enorme!", dándole una ultima chupada y subiéndose encima para metérsela por el coño, que como siempre seguía sin dilatar entero; pero eran tantas las ganas que tenia que se la metió a la fuerza, y pese al dolor, una vez ya dilatada empezó a cabalgar hasta que conseguimos corrernos como nunca lo habíamos hecho.
Después del polvo que acabábamos de echar, y tras una ducha, cenamos y nos fuimos a dormir. En la cama me confesó que todo le había resultado excitante y que teníamos que repetir. Que era verdad que en comparación con la de mi amigo y otras pollas que se veían en la playa, la mía destacaba bastante, y que empezaba a entender que lo que tenía entre las piernas, no era lo normal; si no algo más y mejor.
Al día siguiente hable por MSN con mi colega y también me dijo que le había gustado la experiencia, y que hasta que terminase el verano, cuando fuésemos a la playa no estaría mal que hiciéramos nudismo siempre, cosa que me pareció bien, ya una vez rota la baraja y la vergüenza. Me confesó que le dejó a cuadros que mi novia fuera tan lanzada, que cuando se quitó el bikini le sorprendió que se sentase de frente a ellos dejando ver todo su coño con tanta explicited, y que también le llamo la atención los pezones tan grandes y oscuros que tenía, en contraste con lo blanca que era su piel. Añadió que cuando estábamos en el agua, se le puso la polla un poco morcillona viendo las tetas desnudas de mi novia con esos pezones que tanto le habían llamado la atención y que por eso se quedo un poco más en el agua. Como no, también volvió ha hacerme un comentario sobre mi polla, y afirmó que seguro que la tenía contenta a mi novia. No se lo pude negar, y además le añadí que cuando llegamos a casa tuvimos que echar un polvazo a lo que el también confeso que en su caso igual, y que pese a que su novia era más cortada, en la cama de desinhibió muy bien nada más llegar y que mientras se la estaba follando a cuatro patas le soltó: "¡Vaya polla más gorda tiene Romeo!".