Mi novia la tetona en el pueblo (y 2)

Fue entonces cuando mi novia y Olga salieron del agua. Las dos completamente desnudas .Definitivamente, al verlas juntas, pude ratificar que mi novia era más delgada y con los pechos más grandes pero Olga estaba más proporcionada. Les bamboleaban las tetas de forma brutal.

Dormimos de un tirón. Sobre las 10 de la mañana oí un ruido en la cocina y me desperté. Eran Olga y Marta que se encontraban recién levantadas y preparando el desayuno. Hacía un día esplendoroso por lo que había una luz demasiado intensa como para pajearme como la noche anterior. Además, tanto Olga como Marta se levantaron más vestidas que la noche anterior.

Olga llevaba la parte de abajo de un bikini y una camiseta holgada en la parte de arriba. Marta llevaba la misma ropa de cama de la noche anterior. Aún así, me deleité un rato observándolas. Mi novia seguía dormida. Al sentir un poco de frío por la noche, teníamos una ligera sábana para taparnos. Fingí dormir para escuchar la conversación de las dos chicas...

  • ¿Oíste a esos dos anoche? -Refirió Marta-

  • Como para no oírlos, -contestó Olga-

  • Vaya pedazo de mamada le debió hacer tu hermana....

  • Sí, por los jadeos de mi cuñado, debió ser impresionante y, además, con lo grande que tiene la polla¡¡

  • Es verdad, yo oía cómo se atragantaba y me imaginaba el ahogo que debía estar pasando tu hermana.

  • Buff¡¡ yo no sé si sería capaz de hacer algo así.

La conversación era de lo más entretenida, pero me estaba orinando. Me puse el slip de la noche anterior y me levanté. La cuestión es que por la mañana llevaba una erección espectacular (como todas las mañanas). En buena lógica, el paquete que se me marcaba era ciertamente llamativo.

  • hola chicas me voy al baño.

  • hola -respondieron ambas-.

Dejé la puerta abierta mientras orinaba.

  • Joder¡¡ has visto que paquete¡¡-susurró Marta-.

  • Diooos¡¡¡ yo no creo que me dejara meter eso en la boca, -contestó Olga, sorprendida-.

Oriné con muchas ganas. La erección empezó a disminuir y entonces decidí salir al salón. Allí me encontré a las dos chicas desayunando. Mi novia se había levantado. Iba con una de mis camisetas puesta y, aparentemente, sin nada más por debajo.

MI NOVIA LA TETONA

  • Cariño ponte algo más de ropa, porque estas dos no paran de mirar.

  • Como que no habrán visto a otro hombre en paños menores, ¿eh chicas?, -comente de forma jovial-.

Las chicas asintieron con escaso convencimiento. Decidí sentarme a desayunar. Pasó la mañana sin mayores sobresaltos y decidimos ir a darnos un baño al pantano. La idea me parecía ciertamente atrayente dadas las circunstancias. Se trata de un pantano muy grande con zonas ciertamente apartadas. Pregunté durante el desayuno si había alguna zona nudista. Marta no era del pueblo y lo desconocía, pero mi novia comentó que había alguna zona menos visitada aunque de difícil acceso. Les propuse visitar aquella zona para estar más tranquilos y disfrutar del sol sin mirones. Mi novia no estaba muy convencida pero Olga se mostró bastante entusiasmada. Eso me animó.

Nos acercamos en coche hasta el final del camino y luego anduvimos un buen rato. La zona era preciosa. Llevamos bocadillos para pasar todo el día. Instalamos el campo base y llegó el primer momento interesante del día. Yo me quité la camiseta y el pantalón de deporte que llevaba y me quede con un bañador tipo bermuda. Las chicas se quitaron su ropa y se quedaron en bikini.

Mi novia llevaba un bikini de flores con grandes aros para sujetar sus melones y una parte de abajo de bikini grande y poco vistosa. Era evidente que la presencia de Marta y su hermana debía acomplejar a mi novia de forma incomprensible. Quizá quería dar un ejemplo de castidad a las chicas.

MI NOVIA VIENDO LA TELEVISIÓN

Olga llevaba un precioso bikini blanco. La parte de abajo del bikini se ataba con cuerdas y era diminuto. No se podía decir que fuera una tanga, pero realzaba su culo de forma extraordinaria. La parte de arriba le quedaba ciertamente pequeña. Era dos o tres tallas inferior al volumen de sus pechos lo que hacía que éstos se le salieran por todos los lados.

Marta llevaba un bañador de una sola pieza que no realzaba en absoluto su cuerpo, de por sí no excesivamente agraciado, salvo su hermoso culo.

Dada la castidad que se observaba en el ambiente (salvo la honrosa excepción del bikini de Olga), decidí tomar la iniciativa. Comenté que dado que no había gente alrededor me iba a desnudar. Mi novia susurró algo parecido a que no le parecía muy oportuno, pero ya estaba bajándome el bañador por lo que no siguió sus comentarios.

Me encontraba sentado sobre la toalla, por lo que las chicas no debían tener una buena visión. Tanto Olga como Marta no mostraron sorpresa y se mantenían calladas y tomando el sol. No obstante, observé como Olga, que se encontraba sentada junto a mí, enviaba miradas furtivas hacia mi polla. Me coloqué boca abajo y lo cierto es que me dormí. No quise forzar la conversación y pensé que cada uno hiciera lo que quisiera.

MI CUÑADITA PREPARANDO EL EQUIPAJE

*nota del autor: posa con la camiseta con la que se solía pasear por la casa.

Me desperté al de unos minutos y me percaté que junto a mí, solo se encontraba Marta. Mi novia y Olga no estaban. Observé que se encontraban dándose un baño. Mi excitación subió cuando observé que los bikinis se encontraban sobre sus toallas. Estaban desnudas en el agua¡ Era solo cuestión de esperar. Marta seguía con su bañador. Me incorporé y me senté enfrente de Marta. Tenía la polla en absoluto reposo y Marta lanzaba miradas furtivas mientras hablábamos; pero sin descaro. Las chicas no salían del agua por lo que decidí entablar conversación con Marta. Le comenté que a Olga le veía cambiada, más lanzada. Marta hablaba de ella con devoción, lo que me hizo sospechar que quizá sentía por Olga algo más que amistad. No recuerdo muy bien cómo llegó la conversación, pero en cierto momento Marta comenzó a contar una experiencia que empezó a parecerme de lo más atractiva. Marta comenzó a contar la pérdida de la virginidad de Olga. Lo vivió en primera fila.

Nuevo relato de Marta.

Comenzó contando que todo ocurrió en un viaje de estudios que realizaron con quince años. Marta y Olga compartían habitación. Se trataba de un hotel pequeño por lo que las habitaciones eran muy pequeñas. Las camas de ambas se encontraban pegadas entre sí. Todo ocurrió la segunda noche. Como todas las noches, bajaron a la discoteca. Según me contaba Marta, se encontraba un poco indispuesta por lo que se despidió de Olga y subió a la habitación. Antes observó cómo Olga hablaba largo rato con Pedro (el chico guapo de su curso).

Llegó a su habitación y se tumbó en su cama. Concilió el sueño inmediatamente. Sobre las tres de la madrugada empezó el espectáculo. Marta oyó ruido en la puerta y una conversación entrecortada. ¿Vendría Olga acompañada? Le extrañaba porque Olga no solía ser de esas. Se equivocó.

Entraron Pedro y ella de forma bastante estruendosa. Daba la sensación de que habían bebido. El hotel se encontraba en una zona de copas con mucha luz de neón que posibilitaba que pese a estar la habitación a oscuras se viera todo con total nitidez.

  • Oye Olga, tu cama está pegada a la de la gorda. ¿no la despertaremos?

  • No la llames gorda. Además tiene un sueño muy profundo.

Lo de gorda no me sentó nada bien, pero decidí callar y observar. Pedro parecía tener prisa. Se besaban apasionadamente sentados sobre la cama. En un principio, parecían intentar hacerlo en silencio, pero fueron perdiendo la vergüenza. Yo me encontraba a escasos treinta centímetros de ellos fingiendo dormir. Olga iba preciosa con una blusa blanca y una minifalda vaquera. Pedro le sobaba las tetas cada vez con más descaro.

  • ¡Qué tetones tienes Olga¡¡

  • Tócalas más suave que me haces daño, por favor.

Por aquel entonces Olga ya tenía unos pechos enormes propios de una adulta, pero aún le seguían creciendo y los tenía muy sensibles. Olga le decía que le tratara más suave. En un momento dado Olga se levantó y le dijo que tenía que ir al baño. Pedro se tumbó en la cama justo a mi lado y se empezó a desnudar. De vez en cuando me miraba para observar si me encontraba dormida. Se tumbó boca arriba y se empezó a pajear. Me pareció que tenía una polla más bien pequeña. Dicho dato lo pude corroborar posteriormente.

En ese instante Olga salió del baño. Se había quitado la ropa (probablemente para que el otro bruto no se la rompiera) y salió completamente desnuda. Su imagen en la penumbra era llamativa.

  • ¿Qúe haces?

  • Me hago una paja mientras te miro.

  • ¿te gusta lo que ves? ¿no son demasiado grandes?

  • Son perfectas. Acércate.

  • Házmelo suavemente.

Olga se colocó encima de él. Pedro se encontraba debajo y ella se sentó encima. Olga empezó a mover el culo suavemente jugando con la polla de él. Pedro sobaba suavemente las tetas de Olga. Las palpaba, se incorporaba para chuparle sus pezones. Todavía no se la había metido cuando, oh¡ Pedro se corre como un colegial. Vaya¡ el super macho parece que es de los que se corre pronto.

  • Lo siento Olga, es que esas tetazas y tu culito en mi polla....

  • Sigue, por favor¡ no me puedes dejar así –suplicaba Olga-

Evidentemente Pedro era joven y deportista. Al de un par de minutos la tenía tiesa totalmente. No esperó mucho. Levantó el culo de Olga y se la metió de un golpe. Olga gimió como una perra sin percatarse de quién estuviera al lado. El propio Pedro se sorprendió de su éxito. Olga tenía su primer orgasmo nada más ser penetrada por primera vez.

Saltaba como una yegua en celo. Las tetas le saltaban arriba y abajo. Flop, Flop. Cada vez la penetraba con más violencia. En la sábana se percibía una mancha de sangre que manaba de sus entrañas.

-Me duele mucho, agh¡¡¡¡ Sigue cabrón¡ sigue¡¡

Lo que empezó como un susurro se convirtió en alaridos de placer y dolor. Pedro se corrió otra vez, y otra vez fue demasiado pronto. Olga quería más. Se desmontó de Pedro y bajó a su sexo de forma inusitadamente violenta. Limpió la polla de Pedro, impregnada de semen, flujo y sangre, con su boca, y empezó a chupársela de forma frenética. Pero se había vuelto una polla diminuta. Pedro suplicaba que le dejara. Olga quería más polla.

  • Mas suave Olga, me haces daño. Espera unos minutos. –suplicaba Pedro-.

Olga quería más, pero Pedro no se lo podía dar. Fue en ese momento cuando Pedro se apartó y yo me incorporé. Me acerqué al sexo de Olga y lo bese tiernamente. Limpié con mi lengua su sexo abierto y ensangrentado de forma delicada. Olga comenzó nuevamente a gemir. Rodeaba con mi lengua su clítoris. Y estalló en un sonoro orgasmo que duró varios segundos. Se repetían en el tiempo..

-Sigue no pares, no pares..

Olga se durmió exhausta. Yo la abracé y le agarre sus pechos. Dormimos pegadas toda la noche. A la mañana siguiente coincidimos Pedro y yo en el baño. Estaba desnudo. Tenía una polla rodeada de mucho pelo y extremadamente diminuta.

-Seré una gorda pero tu eres un polla corta que, además, no la sabe usar y que se corre como un colegial. Eres un cerdo.

Olga y yo nunca rememoramos aquella noche. Fue estupendo para las dos, pero fue algo que jamás se volvió a repetir. Olga tuvo alguna otra relación esporádica pero jamás la comentamos..

Quería estallar en mi toalla. Se me empezó a poner la polla morcillona. Fue entonces cuando mi novia y Olga salieron del agua. Fue una imagen que no creo que jamás se me borre de mi mente. Las dos completamente desnudas hablando entre sí. Observé que eran de estatura parecida. Definitivamente, al ver a ambas caminar juntas pude ratificar que mi novia era más delgada y con los pechos más grandes. No obstante de forma general Olga era más proporcionada. Les bamboleaban las tetas de forma brutal. Mi erección era ya total. En un momento dado, Olga comprobó que la observaba e intentó taparse las tetas. Era imposible.

Me llamó la atención que el coñito de mi novia estuviera rasurado dejando una fina tira de pelo que apenas tapaba sus labios, pero el de Olga estuviera intacto. No tenía excesivo pelo pero marcaba un perfecto triángulo que la hacía aún más atractiva. Llegaron a mi lado y mi novia me agarró de la mano para levantarme e ir al agua.

  • vamos cariño que el agua está muy buena.-decía mientras se reía-

  • no, ahora no.

  • mira ahora quién tiene vergüenza.

  • de acuerdo, ya voy.

Me levante y fue entonces cuando las niñas pudieron observar mi polla en su máximo esplendor. La tenía totalmente tiesa y mirando al cielo.

  • Cariño, por favor¡¡ -exclamó mi novia-

  • te he avisado que no era buen momento.

Olga miraba entre sorprendida y divertida.

  • Eso sí que es una buena empalmada eh¡ cuñadito. –rió Olga-

  • Olga, por favor¡¡ -le contestó mi novia-

En ese momento me dirigí con ambas hermanas hacia el agua. Ellas con el bamboleo de sus tetones y yo que apenas podía andar con la polla totalmente tiesa...