Mi novia la tetona en el pueblo

Mi cuñadita Olga era completamente diferente a mi novia. Bueno...completamente diferente no. Por lo visto, los grandes pechos son una característica genética en la familia de mi novia. -con fotos-

Espero que os gustaran los relatos sobre mi novia. Esas vacaciones fueron inolvidables. Poder mostrar a mi novia en publico era algo que me excitaba tanto como follármela. Poder hacer que personas, a las que no conocía de nada, contemplaran los tetones de mi novia saltando mientras la enculaba o bamboleándolos cuando salía del mar, era algo que me generaba (y aún hoy me genera) una excitación difícil de controlar.

Lamentablemente, aquella diosa de 50 kilos de delgadez sublime, de culito pequeño y respingón, de carita de niña angelical y pechos descomunales, rompió conmigo hace unos meses. Por ello, y en homenaje a ella, voy a contaros varias historias totalmente verídicas sobre nuestras andanzas; a ellas voy a acompañar varias fotografías que le he sacado a lo largo y ancho de nuestra relación y que, dadas las actuales circunstancias y pese a prometerle que jamás verían la luz, mostraré encantado. Son fotografías que nada tienen que ver con las historias pero que ilustran bien a las claras el perfil de mi novia.

Tras las vacaciones en Cádiz, decidimos ir al pueblo de sus padres a celebrar sus fiestas patronales. Se trata de un típico pueblo de Castilla. Es muy pequeño pero con un gran encanto. En verano hace muchísimo calor pero sus fiestas merecen la pena. Fuimos a la casa de sus abuelos que, como ya habían fallecido, se encontraba vacía. Era una casa muy grande típica de pueblo. La mala noticia era que no íbamos a ser los únicos inquilinos. Pero lo que en principio parecía una mala noticia, pronto se convirtió en algo inolvidable.

Íbamos sobre aviso de que habría gente ocupando la casa. Todo se animó cuando al llegar observé que las ocupantes eran la hermana de mi novia (Olga) y una de sus amigas (Marta). A la amiga de Olga no la conocía, pero mi cuñadita era un auténtico encanto.

Olga. Tenía 18 años. Era todo alegría en el cuerpo. Todo el día se lo pasaba hablando, cantando y haciendo el payaso. Ese año terminaba el instituto, empezaba la universidad y se le veía un poco desbocada. Me llamaba cuñadito y yo le tenía un gran cariño. Era completamente diferente a mi novia, habladora y muy extrovertida. Bueno...completamente diferente a mi novia no. Por lo visto, los grandes pechos son una característica genética en la familia de mi novia. Olga es algo más alta que mi novia pese a sus 18 años. Quizá no sea tan guapa como mi novia, pero su cara proyecta una gran alegría y felicidad. Es difícil verle seria y siempre está bromeando. Está muy delgada, aunque un poco más rellenita que mi novia. Tiene un culo bien puesto y unas piernas muy delgadas. Antes tenía el pelo largo y moreno, pero al pueblo fue con la cabeza prácticamente rapada al uno. Dicha circunstancia no parecía gustar mucho a su familia, pero ese "look" de chico le hacía muy atractiva.

Como comentaba, a ese cuerpo menudo se le unía un piercing en la nariz y unas extraordinarias tetas. Siempre vestía muy a la moda. Cuando llegamos iba muy veraniega con un pantaloncito muy corto y una camiseta verde de chico (tipo ejercito). Iba descalza por la casa y se le percibía un sujetador inmenso que no ocultaba sus abultadísimos pechos. No obstante, no parecía el tipo de sujetador con grandes aros, típico de las grandes tetonas y tan habituales en mi novia (lógicos en mujeres con mucho pecho), sino que parecían más propios de una jovencita. Los 18 años para algo tenían que servir. Observar a Olga con esa apariencia de chico y esos voluminosos tetones en una chica de 18 años, hizo que al poco de llegar y verle, ya tuviera mi primera gran erección.

Marta. No la conocía y mi descripción se refiere, por tanto, a una primera impresión. Era preciosa de cara. De cuerpo flojeaba un poco. Tenía también 18 años. Era más bien callada y, aparentemente, introvertida. La primera vez que la ví vestía con una camiseta muy holgada en la que se percibían unos pechos pequeños. Tenía un culo muy grande que parecía querer ocultar en todo momento con su ropa. Estaba más bien rellenita, aspecto que, por lo que observé posteriormente, le suponía un cierto complejo. Resultaba muy educada y contrastaba mucho con Olga que era todo vitalidad.

Llegamos sobre las nueve de la noche. Estábamos muy cansados del viaje y tras saludar a Olga y su amiga, decidimos irnos a nuestra habitación. Olga y Marta habían decidido salir de fiesta. Esa noche estábamos tan cansados que pronto conciliamos el sueño. Hacía un inmenso calor por lo que dormíamos sobre la cama sin ninguna manta. Sobre las cuatro de la madrugada me desperté completamente sudado y agobiado por el calor. A mi lado estaba mi diosa completamente desnuda. Se encontraba boca abajo y completamente dormida. Por el lado derecho le asomaba un pecho parcialmente. Sudaba muchísimo, lo que hacía que el cuerpo le brillara intensamente. Me entraron unas inmensas ganas de meterle la polla por el culo, pero en ese momento se dio media vuelta y se colocó delante mío tumbada de costado. Soplaba con gran fuerza. Estaba profundamente dormida pero sus sueños parecían más que interesantes.

La nueva perspectiva me ofrecía la posibilidad de ver sus tetones aplastados. Que grandes eran¡¡. El coñito lo tenía con una tira de pelo perfectamente rasuradito. Me empecé a excitar y ya tenía una erección más que considerable. No la quería despertar por lo que me empecé a pajear observando el cuerpo desnudo de mi novia. De vez en cuando le besaba un pezón o le sobaba las tetas. Ella seguía dormida pero cuando le tocaba soltaba un pequeño suspiro.

Ya estaba a punto de explotar cuando oí ruido en la puerta de entrada a la casa. Teníamos la puerta de nuestra habitación abierta para que hubiera un poco de corriente de aire. Observé que eran mi cuñada y su amiga. Desde nuestra habitación teníamos una visión global del salón, la cocina y la entrada del baño. Era todo una especie de espacio único, típico en las casas de la zona.

Encendieron la luz del salón y les vi llegar. Llegaban muy animadas aunque hablaban en un tono muy bajo para no molestarnos. Pude comprobar que por el efecto de la luz, yo a ellas las observaba perfectamente pero, al estar nuestra habitación a oscuras, ellas no nos podían ver a nosotros. Eso me excitó mucho porque yo podía seguir con mi paja tranquilamente sin que ellas se enteraran de nada.

Observé que pretendían cenar algo. Aunque entre susurros, les entendí algo...

  • Marta, vete a cambiarte tú mientras yo preparo algo para cenar.

  • Vale.

Olga seguía con su pantaloncito corto y su camiseta de tirantes tipo verde-ejercito. Empezó a preparar unos bocadillos de huevos revueltos. Al de unos segundos llegó Marta. Se había colocado su ropa de cama. Yo seguía con mi paja a ritmo pausado observando tanto a mi novia como al culito de mi cuñada. En ese momento Marta me pareció más atractiva que cuando llegamos.

Llevaba una camiseta de tirantes más ceñida que las que llevaba a lo largo del día. Llevaba, además, un pantalón corto de flores que le realzaba su culo que, por otro lado, desde la perspectiva de mi cama se me hizo más apetecible. Acostumbrado al culo pequeño y respingón de mi novia me empezó a apetecer un culo más macizo. Yo entretanto, seguía con mi paja.

  • Olga vete a cambiarte tú, ya acabo yo los bocadillos.

  • Bien.

Cuando volvió mi cuñada de su habitación estuve a punto de estallar. Que visión¡¡ Entró a la habitación descalza, y en tanga. Un tanga diminuto que se le metía por su perfecto culo (pequeño y duro pero algo más macizo que el de mi novia; ciertamente espectacular; como el de esas macizas brasileñas). En la parte de arriba llevaba una camiseta de tirante fino que se le pegaba totalmente al cuerpo. La camiseta llegaba justo a la parte inferior de sus enormes melones mostrando, de esa forma, su vientre absolutamente plano y enseñando su precioso ombligo. Al ser una camiseta tan pegada y no llevar sujetador se le realzaban aún más sus enormes tetazas.

  • Oye Olga.. que está ahí tu cuñado, ¿no te da vergüenza?

  • Vergüenza ¿por qué?

  • No sé.. andar por la casa con esa tanga y esa camiseta..

  • ¿Tú crees? Además mi cuñado está acostumbrado a ver tetas grandes. Mira las de mi hermana. Y las mías yo creo que no son tan grandes como las suyas.

  • Pues no sé, porque con esa camiseta.. Vamos¡¡

  • Si¡¡¿tú crees?

  • Venga Olga, no me vengas con tonterías, tú ya sabes que tienes unos pechos enormes y que eso pone a los chicos a cien. Además con esa camiseta tan pegada tus pezones parecen que van a estallar

  • Sí, pero a mi no me importa lo que piensen los demás.

Entre la conversación de las chicas, el tanga de Olga, y sus enormes tetas sin sujetador para arriba y para abajo, estaba yo a punto de estallar. Fue entonces cuando noté que mi novia empezaba a moverse. Se había despertado. Aparentemente no había notado que me estaba pajeando. Se levantó completamente desnuda y salió al salón muy despacio intentando no despertarme. Si ella supiera....

  • hola chicas, ¿preparando la cena?

  • parece que hace calor eh? Le dijo marta a mi novia con un tono irónico que le delataba.

  • Yo en tanga y con camiseta y mi hermana totalmente desnuda y.. ¿no le dices nada? Tan solo que hace calor¡¡Vaya caradura¡¡

  • Sí Olga, pero el que está en la habitación es su novio y ya le habrá visto desnuda muchas veces. Pero es que tú eres su cuñada...

  • Vaya que sí Olga, muy loca te veo con esa tanga y esa camiseta.

  • Venga vamos a cenar que estoy hambrienta, señaló Olga cambiando de tema.

La conversación, mi novia completamente desnuda y sentada a la mesa comiéndose un bocadillo, Olga, mi cuñada, con esa tanguita y esa camiseta ajustada a sus melones y el culo de Marta me estaban poniendo como un burro. Yo seguía con mi paja, suavemente, sin apenas hacer ruido, flop, flop y deleitándome con la visión de las chicas. Uuff¡¡

  • Por cierto Olga, ¿te han crecido mucho las tetas o es que yo no me he fijado demasiado últimamente? Le comenta mi novia a su hermana.

-uyy¡¡¡ si las tiene así de grandes desde hace mucho¡¡, -le responde Marta no sin falta de gracia-. (La que parecía más tímida se estaba revelando como una cachonda). Si es la más solicitada del instituto¡¡, -seguía Marta-.

En estas, Marta comenzó a contar cómo las clases de gimnasia eran un espectáculo ya que todos los chicos se ponían berracos suspirando por el cuerpazo de Olga. Empezó a contar cómo a Olga le empezaron a crecer las tetas con 12 años....

-En la escuela con 13 años coincidíamos con las chicas mayores en las duchas del gimnasio y Olga ya las tenía más grandes que todas ellas. Por cierto Olga ¿recuerdas lo que ocurrió en los campamentos?

  • Por favor¡¡ No empezarás a contar es historia otra vez¡¡

-¿Qué ocurrió? Preguntó mi novia.

La historia prometía, por lo que agudicé el oído para no perderme ni un solo detalle.

Relato de marta.

-Fuimos a unos campamentos a Mallorca. Teníamos 14 años y éramos todas chicas menos algunos monitores. Estábamos en unos barracones todas juntas con los jefes –como nosotras les llamábamos-. Por aquel entonces Olga ya despuntaba.

Nos duchábamos en unas duchas comunitarias como las de unos vestuarios. Una tarde tras una excursión, Olga y yo nos metimos juntas a las duchas. Creíamos que estábamos solas pero cuando estábamos duchándonos oímos el ruido de la puerta. Creímos que sería alguna chica del grupo. En ese momento entró en las duchas Pedro, el monitor más guapo.

  • Perdonad no sabía que estabais aquí, ¿no os importará que me duche con vosotras, verdad?

Olga y yo nos quedamos petrificadas, pero la verdad es que no le dijimos que no. Estábamos tan avergonzadas que ni siquiera nos fijamos mucho en él... al menos al principio.

Cuando quitamos un poco la vergüenza, y viendo que él tan solo parecía ducharse y no decía nada, comenzamos a mirarle. La verdad es que estaba muy bueno. Era moreno y estaba un poco delgado. No nos gustó el hecho de que tuviera un culo bonito pero lleno de pelo. No se podía decir que estuviera muy cachas pero tenía un buen cuerpo. En el torso no tenía pelo y sí un tatuaje de unas letras chinas o japonesas. Nunca habíamos visto a un tío desnudo pero nos pareció a las dos que tenía una polla bastante grande.

Tenía mucho pelo en esa zona y en las piernas, pero aún así le colgaba un pene muy oscuro, grueso y bastante largo. Las dos empezábamos a relajarnos por lo que le empezamos a mirar sin ningún recato.

Tras unos minutos, él también empezó a mirarnos. Sobre todo a Olga. Entonces se empezó a echar jabón en la polla y se empezó a frotar rítmicamente. Empezó a mirar a Olga sin ningún rubor. Olga se estaba quitando el jabón y, observando que Pedro la miraba de forma descarada, empezó a querer taparse un poco. Eso daba aún más morbo. Al pretender taparse las tetas, éstas sobresalían aún más. Unas tetas adolescentes pero tremendas. Yo estaba un poco al margen de todo. En estas Pedro se empezó a quitar el jabón de su zona y observamos cómo su polla empezaba a hacerse más grande...

Si antes parecía grande, ahora lo parecía aún más. Le comenzaron a salir una especie de venas en su polla y empezó a hacerse más y más grande. Le asomó el capullo y la tenía ya completamente tiesa. Nos pareció tremenda. No dio tiempo a que nos avergonzáramos porque inmediatamente empezó a pajearse delante de nosotras, mirándonos.

Nos quedamos un poco asustadas, pero en vez de irnos, nos quedamos viendo cómo se hacía la paja debajo del agua de la ducha. Olga y yo dejamos de taparnos y aunque nos sentíamos incómodas nos gustaba ser observadas de esa forma. Yo con mi delgadez, mis diminutas tetas y mi culo (por entonces no tan grande) y Olga con su cuerpo de adolescente, su coñito apenas sin pelo, su sonrisa pícara de niña y sus inmensos tetones goteando.

  • No os asustéis, es de lo más normal. El sexo es algo natural.

A nosotras no nos parecía muy normal, pero nos empezaba a gustar aquel juego. En ese momento pasó algo curioso, Olga se relajó y se empezó a tocar. Pedro que no esperaba aquella reacción se corrió de forma brutal. Salía el semen a borbotones, gemía como un animal. Yo me asusté un poco cuando me salpicó la pierna con su semen. Nunca habíamos visto correrse a un tío y nos pareció algo animal. Fue una gran experiencia que repetimos varias veces en aquellos campamentos..

  • ¿De verdad os ocurrió eso? Dijo mi novia sorprendida.

  • Pues sí, contestó Olga. ¿Es algo malo que te miren?.

  • No, no, pero no sé.. eras mi hermana pequeña y veo que has crecido. No hay más que verte.

La historia del tal Pedro me había hecho sentirme a mí debajo de aquella ducha. Poder observar a mi cuñada debajo de la ducha, tocándose y moviendo rítmicamente aquellas tetas, hizo que estallara. No pude aguantar más. Me corrí en silencio. Inunde toda la cama. Inmediatamente antes de correrme miré a mi cuñada y aquella camiseta pegada a aquellos inmensos pechos adolescentes..

Fue tal la corrida, que debía ir al baño a limpiar aquel desastre. Como estaba desnudo y las chicas estaban en el salón me puse unos slips bien apretados para marcar. He de decir si no lo he hecho ya, que tengo una buena polla. Llama la atención por su grosor y es medianamente larga (20cm en plena erección). Con el slip bien ceñido se me marca un buen paquete.

Salí al salón tan solo con mi slip y las chicas se sobresaltaron un poco. Mi novia me guiñó un ojo, y Olga se avergonzó un poco. En marta no me fijé mucho.

  • ¿Qué tal chicas? No estaréis cotilleando mucho ¿no?

  • Un poco. Dijeron casi al unísono.

Me acerqué al baño, no sin antes observar que mi cuñadita lanzó una fugaz mirada a mi paquete. Cuando acabé de asearme, me despedí de las chicas y me acosté de nuevo. Ellas se quedaron un rato más pero hablando tan bajo que apenas les oía (sabían que estaba despierto). Ya en la cama agudicé el oído.

  • Oye ¿tu novio la tiene muy grande? Entre susurros y grandes risas.

  • ¡Qué te va a oír¡ dijo Olga entre risitas.

  • Vaya con Marta, y parecía una chica modosita¡¡ pues la verdad es que sí, la tiene muy grande.

  • Ya me lo había parecido al ver su paquete..., -dijo Olga entre risas-.

  • Pero Olga, por favor¡¡ -respondió mi novia sinceramente escandalizada.

Ante el cariz que estaba tomando la conversación, me volví a empalmar como un mono. Es increíble que el solo escuchar una conversación te pueda poner como una moto. No me bastaba con ver a mi novia desnuda en la mesa o a mi cuñada en tanga, escucharlas era suficiente para motivarme.

Decidieron irse todas dormir. Mi novia se quedó en la cocina recogiendo un poco la cena. La habitación de las dos chicas era la que se encontraba pegada a la nuestra y comprobé que se escuchaba perfectamente lo que hablaban Olga y Marta. En este caso, lo importante no era lo que hablaran entre ellas, sino el hecho de que se les oía como si no hubiera pared entre ambas habitaciones. Resulta evidente que si yo les oía, ellas nos oirían a nosotros perfectamente. Dicha circunstancia hizo disparar nuevamente mi imaginación.

Mi novia entró en la habitación. Yo tenía acostumbrada la vista a la oscuridad y pude observar su figura. Ese cuerpo tan delgado y fibroso pegado a dos inmensos cántaros que se bamboleaban. Se tumbó dándome la espalda. Yo la abracé por detrás y le clavé mi polla totalmente tiesa en su espalda.

  • Ahora no, que es muy tarde y las chicas lo van a oir todo.

Ella no era consciente que me excitaba tanto follármela como que me oyeran "las chicas". No cesé en mi empeño. Le enganché las tetas con mis manos y le empecé a besar la espalda. Mientras les restregaba mi polla contra su culo.

  • Por favor¡¡ qué nos van a oir¡¡ decía susurrando....

  • No importa, ya son mayorcitas..

Le manoseaba las tetas cada vez con más fuerza. Bajé una mano a su coñito y se lo empecé a manosear. Soltó un suspiro. Fue lo suficientemente sonoro para que lo oyeran las chicas.

  • Para, por favor¡ en serio, que me muero de vergüenza..mi hermana..su amiga..

Sin pensarlo dos veces le empecé a introducir el dedo por su culo mientras con la otra mano le manoseaba uno de sus pechos.

  • Y por ahí mucho menos¡¡¡.

  • De acuerdo, pero entonces porque no bajas y me la chupas un poco, venga va¡ en silencio, -le susurré al oído-.

Fue entonces cuando, no sé si por no escandalizar a su hermana y a Marta, se deslizó por la cama y se tragó mi polla de una vez.

-uff¡ exclamé en un tono un poco elevado.

  • Si no es en silencio, te la va a chupar tu madre. Me contestó.

Empezó a chupármela muy suavemente. Pensareis qué parte de voyeur tiene este relato si al final mi novia la tetona me la termina chupando. No sé cómo explicarlo, pero el encanto de la situación no era tanto la espectacular mamada que me estaba haciendo mi novia, sino el pensar que su hermana Olga estuviera oyendo todo. Pensar en que pudiera estar escuchando mis gemidos y el sonido de mi polla en la boca de su hermana -flop, flop-, a escasos dos metros hacía que me pusiera más a cien. No sé si se trata de voyeurismo, pero a mí me lo parece.

Estaba a punto del éxtasis. Mi novia se aplicaba duro, probablemente para acabar cuanto antes. Fue entonces cuando empecé a sentir ganas de comentar la jugada para que mis vecinitas lo oyeran:

  • Así, cariño despacio. Cuidado con los dientes. Ah¡Ah¡.

Mi novia al tener la boca ocupada no podía decir nada. Aunque por si acaso, le empecé a apretar la cabeza contra mi polla para que no la pudiera sacar. Hasta entonces ella llevaba la iniciativa, pero entonces le agarré su cabeza por detrás y le empecé a follar su boca muy duro.

  • Así preciosa, cómetela entera, -empecé a decir en un tono más alto mientras ella empezaba a sentir que se ahogaba-.

  • Te gusta mi pollón eh puta¡¡ Toma, toma, -empecé a decir en un tono cada vez más elevado-.

Sentía que me corría. Debía ser una corrida larga y, sobre todo, muy sonora. Era evidente que para ese momento Olga y Marta debían estar al tanto de lo que ocurría en la habitación de al lado.

  • Sí, sí cómete toda la leche putaaa¡ aagghh¡¡.

Fue una corrida inmensa. Le metí toda mi leche en su boca. A borbotones. Ella se sentía ahogar y le salía el semen por la comisura de sus labios. Le saqué la polla.

  • Cariño ha sido una mamada espectacular, -le dije mientras le acariciaba el pelo-.

  • me gusta verte tan desbocado, pero ya verás mañana la vergüenza con las chicas.

Nos dormimos muy pronto. Concilié el sueño pensando en lo que habrían sentido las chicas de la habitación de al lado. Me preguntaba si les habría gustado. Intuía que pronto sabría lo que habían sentido...