Mi novia, Eva y yo
Mi novia y yo siempre fantaseábamos sobre la posibilidad de hacer un trío con una de sus amigas. Meses después se nos presentó la oportunidad con su amiga Eva.
La vida sexual de mi novia María y yo siempre ha sido muy activa y progresiva, es decir, cuando veíamos que las relaciones sexuales corrían el riesgo de volverse monótonas buscamos alternativas, abríamos nuestros horizontes, sin limitarnos en lo más mínimo.
Al principio fueron las películas pornos, luego el decirnos cosas más fuertes como "Voy a comerte el coño hasta que no puedas dejar de gritar de placer, puta", "Córrete en mi boca, cabrón", y cosas así. Luego intercambiábamos fantasías, ella me decía que le excitaba imaginarse a otra chica chupándome la polla, y nos masturbábamos contándonos las perversiones que se nos venían a la cabeza. A ella le excitaba que le contara la fantasía en la que un montón de tíos se la follaban enérgicamente, abriéndole el coño y su culo con enormes pollas le encanta, y a mi también, porque se pone más y más fogosa de manera que prácticamente me viola hasta que me corro en su boca y en su cara.
Luego esas fantasías las íbamos acercando a la realidad, usábamos nombres reales de personas más o menos cercanas. Casi siempre ella proponía a una amiga suya, o incluso a alguna de sus primas, pues ella estaba empecinada en tener una relación lésbica con una de sus amigas o de trío conmigo.
Este año conoció en el trabajo a Eva, una chica muy extrovertida que, la verdad sea dicha, no tenía una cara lo que se dice bonita, pero poseía un buen cuerpo, tampoco para tirar cohetes, pero sí como para echarle un buen polvo. María (mi novia), me la presentó por el messenger y enseguida comencé a entablar ese tipo de extraña amistad que se produce a través de internet. Poco tiempo después, ambas quedaron para ir de marcha, y dado que Eva vivía lejos de las discotecas más frecuentadas por la juventud de mi ciudad, María le propuso que se quedara a dormir en nuestra casa. Así fue. Aquella noche, cuando conocí a Eva en persona, me puse mis pantalones favoritos, esos que marcan mi paquete sobre todo, y que a las chicas les resulta casi imposible no quedarse mirando. La pillé en muchas ocasiones mirándome el paquete, pero no le di importancia. Antes de que llegaran a casa las esperé despierto, sólo con el pantalón de pijama puesto, sin calzoncillos, de manera que se podía apreciar, pues casi transparentaba, la forma de mi polla y de mis huevos. Sé que bromearon con eso, hecho que me excitó. Yo dormí aquella noche en el sofá, pero antes me hice una buena paja imaginando a María y a Eva en el cuarto metiéndose mano, acariciándose el coño, y corriéndose como un par de putas viciosas. Recuerdo que cuando me corrí en el wc, imaginaba sus caras recibiendo mi gran descarga de semen.
Le pregunté a mi novia al día siguiente si le había tentado la posibilidad de acariciar a Eva y de tener sexo con ella. Me respondió que sí, que la situación era extraña y excitante, y que llegó a masturbarse discretamente mientras Eva dormía. A todo esto yo le metí mi mano bajo el pantalón de su pijama y comencé a masturbarla a medida que me contaba lo gratamente prohibitivo que resultaba tener a su lado la posibilidad de llevar a cabo una de nuestras fantasías más repetidas. Ella me cogió la polla y comenzamos a imaginarnos a Eva en actitud de puta caliente ansiosa de follar con nosotros dos. María y yo terminamos haciendo un sesenta y nueve en el sofá, yo le chupé el agujero de su culo y le metía mi lengua por el coño, y ella me comía los huevos con gran fuerza. Ambos nos corrimos en nuestras bocas.
Días después, María y Eva bromeaban entre ellas diciendo que la próxima vez me llamarían para que durmiera con ellas. La iniciativa, curiosamente, surgió de Eva. Pasaron tres semanas antes de que María y Eva quedaran de nuevo en casa, esta vez no para ir de marcha, sino para ver una película en nuestro DVD (la película en cuestión era "Infiel"). Antes ya Eva me había dicho cosas por el messenger del tipo "imagínate a las dos abrazadas a ti" y alguna que otra frase de ese tipo.
Mi novia estaba más que dispuesta a llevar a cabo una de nuestras fantasías más repetidas con su amiga Eva. María se encargó los días previos de hablarle bien de mi a Eva en el terreno sexual, para que ella misma se fuese creando expectativas y pudiera llegar a fantasear sexualmente con esa noche que estaba a punto de venir.
Llegó el gran día. Los tres cenamos comida rápida en la calle, en un lugar cercano a la casa, y luego nos tomamos unas copas en un reconocido bar nocturno de aquel lugar. Al regresar a casa, ya estaba la cama matrimonial puesta en el salón, frente al televisor. Nos pusimos nuestros pijamas. Yo, claro está, sin calzoncillos, para facilitar la labor de las chicas si es que esa noche pasaba algo. María me invitó a ponerme entre ellas y Eva no tardó en abrazarme. Pusimos la película, que tenía escenas eróticas bastante calientes y al terminar ésta, nos dispusimos a dormir.
Parecía que todo iba a quedarse ahí, pues Eva se volvió dándome la espalda, quedándose dormida enseguida (al menos eso parecía por el sonido de su respiración). María también me dijo que estaba cansada y, al igual que Eva, me dio la espalda. Y ahí estaba yo, empalmado entre dos mujeres, con unas ganas de follar enormes.
Me volví hacia Eva, y fui acercando mi cabeza poco a poco a su nuca, para que sintiera mi respiración. Sentía como su culo estaba cerca de mi polla, pensé que no iba a poder aguantar más, quería follármela. Con el mismo cuidado le pasé mi brazo por encima de su torso; ella se debió sorprender un poco, pues el ritmo de su respiración cambió. Lo que vino después era impensable que sucediera en la realidad que tanto María y yo habíamos fantaseado, pero así sucedió.
Eva, quizá sin pretenderlo, movió un poco su cuerpo, sin cambiar de posición (de espaldas a mi), y su culo fue a juntarse con mi polla tiesa. Noté cómo su respiración se paró unos instantes, como si se hubiera dado cuenta de lo que acababa de poner tan cerca de su culo. En esos momentos me entraron ganas de bajarle los pantalones y de follármela sin más, pero me aguanté, dejando entrever que lo sucedido había sido una casualidad pero por poco tiempo. La rodeé por la cintura con mi brazo y empujé un poco más para sentir más el calor de su culo en mi polla. Mi sorpresa fue que, después de este primer envite, ella comenzó a mover suavemente su culo acariciando mi polla por encima de nuestros pijamas. La fantasía comenzaba a hacerse realidad.
Yo me volví y me puse boca arriba para que ella me metiera mano en mi polla, pero antes de que Eva tuviera tiempo de darse la vuelta, María se volvió y, creyendo que su amiga seguía de espaldas, fue ella quien puso su mano bajo el pantalón de mi pijama y comenzó a acariciarme mi polla. Eva, que no sabía que María me estaba masturbando suavemente, se encontró con la mano de María sobre mi polla, y lejos de asustarse y de retirarla, comenzó a sobarme los huevos. No me lo podía creer, una de las mayores fantasías sexuales que solemos tener los hombres la estaba complaciendo.
Viendo la situación (o casi, porque estábamos a oscuras), comencé a buscar con mi lengua la lengua de María primero, y de Eva después. Mientras ellas seguían haciéndome la paja por turnos, cruzábamos nuestras lenguas y pude sentir que María y Eva se estaban metiendo mano. Quise meter mi mano por debajo de la parte de arriba del pijama de Eva, pero ya se lo había quitado y pude tocar directamente sus grandes senos. Luego noté la inconfundible lengua de mi novia recorriendo mi polla, llenándomela de saliva, y acercando su culo a mi cabeza. Eva se anticipó y me retiró la cabeza de sus pezones y me ordenó con un susurro "¡cómeme el coño!", y eso hice, saboreando una gran cantidad de flujo a la vez que acariciaba el culo de mi novia con la otra mano. Le chupé su agujero del culo y le iba metiendo mi dedo índice en él, y de cuando en cuando le metía dos, y hasta tres, dedos por su coño.
Sabía que Eva no aguantaría mucho sin comerme la polla, que en eso momentos estaba siendo mamada con fuerza por María. Hubo una pequeña pausa antes de sentir la boca de Eva en mi polla, y es porque creo que las dos comenzaron a besarse, entrelazando sus lenguas. Sin calentamiento ni tocamientos previos, Eva se llevó mi polla a su boca, metiéndosela casi entera y haciéndome cosas que sólo había visto en películas pornográficas. Escupía sobre mi polla y extendía la saliva por mi polla y mis huevos a través de un rápido movimiento de mano antes de volver a clavársela en su garganta. María me chupaba los huevos y yo arqueaba el cuerpo para que me chuparan el agujero del culo, cosa que hicieron, sin yo parar de comerle el coño a Eva, que cada vez estaba más húmeda y excitada.
Mientras Eva y yo seguíamos haciendo el sesenta y nueve, María encendió una vela, y así pudimos empezar verdaderamente a ver lo que estábamos sintiendo. Pude ver sobre mí el coño de Eva abierto por tres de mis dedos, todo lleno de saliva, a María masturbándose con una mano mientras que con la otra sujetaba la cabeza de Eva, quien me seguía chupando la polla con fuerza. María se tumbó a mi lado boca arriba, y en poco tiempo, Eva se pasó de estar sobre mí, a estar sobre María haciendo el sesenta y nueve. Fue excitante ver cómo se comían sus coños, y se metían sus dedos por el culo y por la vagina. Yo me incorporé y me puse de rodillas delante de la cabeza de Eva y del coño de María, haciéndome una paja. De vez en cuando agarraba de los pelos a Eva y le metía mi polla en su boca. Me la follaba fuertemente hasta su garganta, hasta sentía cómo le daban arcadas, pero la muy puta, en vez de retirarme, me animaba a empujar más fuerte. A cada rato también la obligaba a seguir comiéndole el coño a María, y así durante un buen rato, hasta que ella me cogió la polla con su mano y me hizo metérsela por el coño a María. Ella adoptó una posición de casi sentada sobre la boca de María, que no cesaba de meterle su lengua en el coño a la vez que yo me la estaba follando. Esa postura permitía que yo le chupara las tetas a Eva y cruzar nuestras lenguas. A veces yo sacaba mi polla del coño de María y hacía que Eva me chupara la polla para que después ella, con su mano, volviera a meterla en el coño de María.
Eva, la más activa de aquella noche, se puso esta vez a cuatro patas sobre María, de manera que me estaba dando vía libre para follármela e ir turnando mi polla en su coño y en el de María. Así hice, estaba su coño muy lubricado, entre su flujo, mi saliva y la saliva de María, y le clavé mi polla entera, hecho por el cual no pudo dejar de lanzar un fuerte jadeo antes de seguir comiéndole la boca a mi novia. Tener dos coños ante mi fue el no va más. Cuando se me antojaba se la metía por el coño a mi novia, luego a Eva, si quería le metía mis dedos por sus culos, hasta que unas de las veces, se la encajé en el culo a Eva. Siempre que me había follado por el culo a mi novia, tenía cuidado de no hacerle daño, pero esta vez fue la primera ocasión en la que pude sentir cómo mi polla penetró en su culo casi en su totalidad y sin dificultad ninguna. A Eva le encantaba, pues no paraba de decirme que no parara, que le rompiera el culo con mi polla, y María le agarraba la cabeza y la dirigía a sus tetas. Luego vi la ocasión de realizar otro de mis deseos. Me tumbé en la cama y dejaba que María y Eva me follaran. Se ponían encima de mí por turnos. La primera en cabalgarme fue mi novia, que, quizá celosa de lo mucho que me había follado a su amiga por culo, me cogió la polla para abrirse por detrás. Eva se puso de pie y le acercaba su clítoris a la boca de María, y al rato le ponía el agujero del culo para que mi novia se lo chupara. Con el culo y el coño rebosantes de la saliva de María, Eva comenzó a cabalgarme, y con su mano, hacía que cada embestida de mi polla fuese a parar primero en su coño, luego en su culo, y así sucesivamente. Así se fueron turnando ambas, hasta que ya les avisé de que iba a correrme.
Al darles el aviso, las dos dirigieron sus bocas a mi polla. Se agarraban del pelo y se obligaban a meterse mi polla muy profunda en sus gargantas. Paseaban sus lenguas a lo largo de toda mi polla, por mis huevos, haciéndome unas mamadas increíbles. Eva colocó mi polla entre sus tetas y comenzó a masturbarme con ellas.
Cuando ya no pude más me puse de pie en la cama, y ellas se arrodillaron ante mi. Eva enseguida se adueñó de mi polla y comenzó a masturbarme rápido, mientras mi novia me pedía que me corriera en sus bocas y en sus caras. Eva apuntaba a la boca de María, quien recibió el primer "disparo" de semen, que cayó directamente en su garganta. Luego Eva acercó su boca, pasando su lengua sobre la punta de mi polla, y recibió dos envíos de semen más, el primero le llenó la boca y el segundo dejó una gruesa línea blanca a lo largo de su cara. Tuve más para llenar la cara de mi novia, y para que ellas jugaran chupando el semen que salía de mi polla y el que caía en sus caras. Vi cómo se intercambiaban el semen que había en sus bocas, cómo se lo extendían por su cuerpo, escupiéndolo sobre sus tetas y luego, para relajarme, me limpiaron la polla con unas cariñosas mamadas.
Yo estaba destrozado. Una vez que se limpiaron, volvimos a acostarnos, nos abrazábamos y nos besábamos, y yo les metía mano antes de ir quedándome cada vez más dormido. Lo último que pude recordar es que María y Eva empezaron un nuevo sesenta y nueve, porque querían, con toda la razón, correrse. Yo no tenía fuerza para más esa noche.
Mi novia y Eva siguen manteniendo una buena amistad. Apenas nos hemos vuelto a ver Eva y yo desde aquella noche. Lo que sí está claro es que ni mi novia ni yo estamos arrepentidos. Es más, estamos deseando que Eva vuelva a pasar otra noche en casa y espero que sea pronto.