Mi novia Eva (Cap 5º)

Nos pasamos toda la tarde del sábado preparando el encuentro en el piso. Pusimos a punto los portátiles. Instalamos un programa para hacer video llamadas y otro para capturar el video en el mío.

Durante la semana Eva fue tramando un nuevo plan, nuestro amigo el repartidor “aguililla” le había enviado varios WhatsApp. Ella me enseñaba las conversaciones orgullosas como si de un trofeo se tratasen.

“ke tal guapa”

“Perdona, ¿Quién eres?”

“te as olvidado ya de mi jaja, el repartidor del otro día”

“el del Sotavento”

“Si, perdona”

“¿Nada guapa, tienes nombre?”

“Eva, Y tú?”

“Roberto, pero tú puedes llamarme Beto”

“Beto muy descarado eres tú, ¿no?”

“No todos los días te recibe medio en bolas una tía tan cachonda como tú”

“No me conoces de nada, eres un mal educado, ademas estaba recien       salida de la ducha”

-Otro lanzado como el del parque, tienes ojo para los críos impertinentes. -Le dije apartando la vista de su móvil. Ella reía divertida.

“ke casualidad no?”

“El que? ¿Se puede saber cuántos años tienes?”

“lo de la toalla, te paseas con esa alegría delante de cualquiera?”

“tengo 16”

“Eres un poco crio como para hablarme así, ¿no?”

“crio si, pero bien que me mirabas el paquete”

“Pues sí, fue un accidente, si enseñe mas de la cuenta perdona”

“que te perdoné?, ¿sabes la de pajas que me casqué ayer?”

“Eres demasiados mal educado, creo que no quiero continuar con esta conversación”

“espera, perdona, soy un lanzado.”

“a las chavalas les gusta”

“A mí no”

“Joder perdona fuiste un regalo del cielo”

“Por qué?”

“soy un crio, crees que puedo hablar con chicas despampanantes como tú?”

“Con esos modales seguro que no”

“bueno algo he pillado”

“Y hasta donde has llegado?”

“Que?”

“Hasta donde te han dejado llegar ellas?”

“Morrear, no sé, a Vané le toqué las tetas pon encima de la ropa, poco más”

“Y crees que siendo un flipado conmigo vas ca conseguir algo. Te doblo la edad chaval”

-Lo has apretado, así me gusta. -dije

-Es muy descarado, se iba de flipado y le he parado los pies. -

“perdona de verdad, podemos seguir ablando?”

“ya veremos, tengo que ir a trabajar. Ciao”

-No has sido un poco brusca? -

-Na que se joda por flipado. -soltó divertida.-mañana volverá con el rabo entre las piernas.- dijo mientras se levantaba en dirección a la cocina.

  • ¿Entonces te fijaste el su rabo? - Se dio la vuelta y me miro con el ceño fruncido.

  • ¿Tú también te fijaste?, el muy cabrón se colocó el paquete un par de veces en mi puta cara.

-Si, lo vi, cuando estabas en el salón también lo hizo. ¿No ha comentado nada de la foto que te sacó, es raro no?

-Creo que lo acojoné, creería que si me enteraba lo mandaría a la mierda. - se encogió de hombros y entro en la cocina.

Tenía mis dudas, aquel chaval parecía más avispado de lo que estaba demostrando. La foto que le había robado volvía a mi cabeza una y otra vez, ¿porque no había comentado nada el muy cabrón?

-Oye, guarda el número, no conozco a otro Beto, pole eso.

-Como mande su señora. - dije mientras hacía lo que ella me había pedido.

-Lo del baño es una mierda. -dijo mientras se sentaba a mi lado comiendo un bocadillo de atún. -El otro día te mojaste y la verdad no sé cómo fuiste capaz de ver una mierda desde aquel sitio.

-Si no era el sitio más cómodo del mundo, ¿tienes alguna idea?

-El piso tiene un vestidor en la habitación principal.

-Desde hay es imposible que vea nada.

-No, pero puedo poner mi portátil abierto con la cámara conectada y tu desde la Tablet puedes ver todo bueno y escuchar.

-Y grabarlo. - Asentí.

Ella se expresaba con total naturalidad, como si la cosa no fuese con ella, me asombraba toda aquella predisposición sin dudas morales ni nada que se le pareciese.

-Haber con que fantasía nos deleita nuestro amigo mañana.

-Estas muy segura de que mañana volverá a hablarte.

-Estoy segurísima. -y le pego otro mordisco al bocadillo.

  • ¿Crees que le habrá contado algo a su compañero?, al amigo de Noa.

-No había pensado en eso.

-Creo que si vuelve a hablarte deberías preguntárselo.

-Lo hare no te preocupes, de todas formas, aunque se entere no pasa nada, no sabe que soy yo.

-Por tu número podría.

-Pues que se joda. -me sonrió con los carrillos llenos. -El espectáculo era para él.

Eva acertó de pleno, la tarde siguiente en cuanto entre en casa ella me asalto con el móvil en la mano.

-Rápido estoy hablando con el ahora, mira.

Deje mis cosas sobre la mesa y nos fuimos al sofá.

“Hola guapa”

“Hola”

“Me has guardado jaja querías ver mi foto o qué?”

“Pues no la verdad, soy una persona ordenada nada más”

“que tal el día?”

“¿Yo bien gracias, y tú?”

“na de tranqui, hoy no curro, solo voy tres días a la semana”

“no deberías estar en el instituto?”

“lo dejé este año, estaba hasta el culo. Así tengo tiempo para mis movidas y me saco unas pelas”

“Así no llegaras a nada en esta vida”

“yo creo que sí, tengo pelas y tiempo, solo me falta una piba”

“tienes novio? jajaj”

“ya estamos, que mas da, te doblo la edad chaval”

“el amor no tiene edad jajaj”

“pero que amor? ¿Qué dices chaval?”

“joder la foto de perfil que tienes da para paja”

“vuelves a ser desagradable y no me gusta”

-Me he quedado aquí.

-Viene fuerte otra vez el muy cabrón ¿no?

-Es un diablillo.

-Es un capullo integral, las chicas de su edad no creo ni que le hablen, este es el mítico que va de sobrado y después se la tiene que cascar tres veces al día. -dije simulando con mi mano una paja al aire.

-Un poco flipado sí que es la verdad.

-Tarda, se lo está pensando.

El móvil vibro y un nuevo mensaje apareció en la pantalla.

“soy sincero, no quiero molestarte, además que un yogurín se las casque con una foto tuya tiene que ser un orgullo”

“Te las cascas con mi foto de perfil?, ¿estas enfermo?”

“es demasiado pequeña, me la pasas?”

“ni de coña”

“venga mujer, no me la voy a pelar con esa foto, te lo prometo”

“para eso ya tengo esta”

Apareció una foto. Había sido tomada en el piso el día de marras. Eva salía con la espalda y el culo al aire, sujetándose la toalla con una mano tapándose su pecho, pero dejando completamente expuesto su trasero.

-Lo sabía, el cabrón te tiro una foto, te lo dije. -golpee mi rodilla con la palma. -Joder sí que enseñas cacho.

-Mierda menudo festín se ha pegado el colega.

“pero tú de que vas? ¿Estas colgado?”

“sí de ti jajaj”

“te puedo denunciar por esto lo sabes no?”

“y pasearte en bolas delante de un crio, eso no es denunciable?”

“qué coño pretendes?”

“por ahora que me mandes tu foto de perfil”

“por ahora?”

“si”

Eva envío la foto en cuestión. Se la había hecho yo mismo dos años atrás en mallorca de vacaciones. Ella de lado, rodillas sobre la arena con una pamela en la cabeza mirando al mar. Llevaba un bañador negro largo que dejaba su espalda al aire y el lateral de su pecho derecho.

Aquello iba a toda velocidad, el chaval había metido la directa. Hasta ese momento Eva contestaba mecánicamente, sin pensárselo demasiado, hasta que el momento fotos. Cuando el zagal empezó a exigir ella pego un respingo, sus mejillas cambiaron de color, ahora eran fuego vivo. Estaba perplejo, le gustaba que el chaval llevase las riendas incluso que fuese un poco brusco.

  • ¿Qué haces? - la mire incrédulo cuando le envío su foto de perfil.

-Vamos a jugar un poco con él, que crea que tiene el control.

-Está apunto de chantajearte con tus fotos, lo veo venir desde lejos. -Dije un poco alterado, aquello empezaba a superarme.

  • ¿Quieres seguir o no? -Dijo mirándome a los ojos. - Esta celoso de que un crio quiera chulear a tu novia. -Y me dedico una sonrisa burlona.

-No pero este chaval me está rallando, es un listillo.

-Mira, en las fotos no se me ve la cara, nadie tiene que saber que soy yo. Aunque la enseñe por ahí esa imagen la tengo colgada en Facebook podría haberla descargado.

  • ¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar? -no la miraba mis ojos estaban perdidos en algún punto de la pared.

-Con que no me deje preñada me conformo. -me soltó echando una risotada agarrándose la barriga. Un crio de dieciséis años intentaba chulearla y ella no solo se dejaba, parecía disfrutar con todo aquello y encima me vacilaba.

Sumergido en mis pensamientos no caí en la cuenta de que en realidad todo aquello me estaba excitando. Tenía mariposas en el estómago y sentía vértigo. No era un tipo celoso, eso estaba claro, pero me molestaba la actitud de Eva, como si aquello fuese lo más normal del mundo, dejarte sobar, enseñar el culo y tontear con unos críos. ¿Qué pensarían nuestros amigos o nuestros padres si se enteraban de nuestros juegos? ¿Y legalmente?, ¿era delito lo que estábamos haciendo? En realidad, hasta ahora no había pasado nada reseñable, unos sobeteos y un poco de exhibicionismo.

Tras darle muchas vueltas mi di cuenta de lo que realmente me preocupaba, el hecho de que mi novia estuviese dispuesta a tener sexo con aquel chaval y quizá con otros. Por eso le dejaba hacer, las frases impertinentes, decir que se masturbaba con una foto sacada a traición y ella seguía el hilo tranquilamente sin alterarse lo más mínimo.

  • ¿Te lo follarías? -Ella me miro incrédula.

  • ¿En serio? -pregunto, yo asentí con la cabeza.

-Te confieso que me pone cachondisima pero de ahí a follármelo. -bajó la mirada, no se esperaba aquella pregunta y parecía un poco aturdida, como si de repente fuese consciente de todo lo que estábamos haciendo. - ¿Te sentaría mal?, no estoy diciendo que eso ocurra, pero, no sé, si las circunstancias me llevan ahí creo que lo haría. -dijo y me miro. -Joder solo pensarlo tengo el coño empapado la verdad. -cogió mi mano izquierda y la puso sobre sus pubis encima de las mayas. Era cierto, el calor que desprendía su sexo no era normal, podía notar la humedad a través de la tela.

-Te quiero. -la bese suavemente en los labios. -pase lo que pase estaré contigo, tan solo te pido que me prometas que no me ocultaras nada, a ser posible estaré presente en todo lo que ocurra física o digitalmente.

-No tengo que prometértelo, quiero que sea así, quiero que lo veas y lo escuches todo y saber que estás ahí mirándome me vuelve loca. -y me beso de nuevo, esta vez más profundo, con lengua y recreándonos, entonces el móvil vibró de nuevo.

“Dios estas para mojar pan”

“tienes alguna de frente?”

“así en bikini?”

“te estas pasando”

“recorta la cara si es lo que te preocupa”

“a donde pretendes llegar?”

“pásame la puta foto joder!”

“¿Vamos a ver chaval, de qué coño vas?, crees que puedes exigirme una mierda?”

“Mira guapa o me das la puta foto o me pongo a enviar tu culo con tu número de teléfono y tu dirección a todo dios”

“de verdad crees que no te reconocerá alguien?”

“cómo te pasas”

“déjate de mierdas y pásame la foto, quiero ver esas tetas. Así tengo el pack completo, tetas y culo. Me falta el chocho jajaj”

-Ahora sí que este desbocado. -dije. - ¿Qué foto le vas a mandar?

-Si creo que se le ha subido a la cabeza un poco, a ver hasta donde pretende llegar. -Eva revisaba su álbum, encontró una foto perfecta, con un bikini negro, el pelo le tapaba la cara, recordaba el día que había sacado esa foto en Cancún.

“dioooos”

“estas tremenda así morenita, y que berzas!”

“contento? ¿Ya tienes material para tus pajas?”

“empiezo con ello ahora mismo”

“que días estas libre?”

“para qué?”

“pues para quedar, coño”

“estas loco?”

-Vale, ¿ahora qué coño hacemos? -Eva dejo el móvil boca abajo sobre la mesa. Se paseo inquieta por el salón.

-Era previsible, su escusa de enviar las fotos es una mierda la verdad, pero si hemos decidido seguirle la corriente averigüemos que pretende. -ella me miraba de pie con los brazos en jarra.

  • ¿Quedo con el entonces? -Yo afirme con la cabeza. -Está bien, le bajare los humos, en persona no le voy a dejar comportarse como un energúmeno. -Comenzó de nuevo a caminar por el salón sin ningún orden mientras hablaba. -Tenemos que planearlo bien, tu estarás en el vestidor, usaremos los portátiles y lo grabaremos.

-Si comete alguna estupidez podemos usar en video.

-Si comete alguna estupidez le partimos lacara y destruimos el video. -dijo de nuevo con los brazos en jarra.

-Le diré el domingo por la tarde, seguiré siendo sumida por WhatsApp, ya le cambiaran las tornas en directo. -Cogió el móvil de la mesa y se sentó de nuevo a mi lado.

“Ya te lo he dicho, dame el capricho o las fotos empiezan a circular”

“el domingo a partir de las 6”

“así me gusta, una niña obediente”

“puedes llevar mas ropa si quieres jaja”

“eres un cerdo”

“lo que tu digas”

“la que se pasea en bolas delante de críos eres tú, so guarra”

“y ahora te dejo que tengo una paja pendiente”

“nos vemos el domingo”

Aquel “so guarra” fue como un bofetón para Eva, habían herido su orgullo. La cosa no quedaría así.

-Bueno el cebo esta echado. -Dije.

-He pensado que deberíamos temer una contraseña de peligro, si la situación se descontrola digo la palabra clave, sales y le hostias vivo.

-Si eso estaría bien, ¿qué palabra?

-Ir a por un café. -Dijo frotándose la frente con los dedos. -Si digo eso intentare ir hacia la cocina, entonces sales tu.

-Bien. -dije secamente, los dos nos quedamos mirando el infinito sobre aquella pared.

La bola de nieve cogía velocidad.

Nos pasamos toda la tarde del sábado preparando el encuentro en el piso. Pusimos a punto los portátiles. Instalamos un programa para hacer video llamadas y otro para capturar el video en el mío. Lo probamos y el resultado estaba bastante bien. Colocamos el pc de Eva sobre la mesa del comedor desde allí captaba una panorámica de la estancia casi por completo, giramos el sofá para que la vista fuese frontal, así no perdería detalle. En el vestidor donde yo me ocultaría colocamos una silla y el portátil en una de las estanterías, el espacio estaba integrado en la habitación principal, si alguien entraba en esta me vería enseguida, pero le plan no era ese, ella no pretendía terminar la visita allí ni mucho menos, o al menos eso decía, yo ya no estaba tan seguro, había accedido demasiado rápido a aquel encuentro.

Dejamos el piso preparado y nos fuimos a cenar. Escogimos un restaurante en el centro, nos acomodaron en una esquina. Cenamos en silencio, si alguien ajenos se fijase creería que estábamos enfadados. Pero no, era la calma que precede a la tempestad, los dos estábamos sumidos en nuestros pensamientos con la mirada vacía, masticando mecánicamente. Terminamos, pagamos la cuenta y nos fuimos, en silencio.

El domingo nos levantamos tarde cerca del mediodía. Preparé una tortilla de patatas y ella una ensalada, comimos viendo la tele. Entonces caí en la cuenta de que no habíamos intercambiado una palabra desde la tarde anterior. La mire.

  • ¿Estamos bien, ¿no? -Pregunté. -Ella me miro con la boca llena.

-Claro. -Dijo encogiendo los hombros. - ¿Por qué? -Y continúo masticando atenta a la tele.

-Desde que salimos del piso ayer por la tarde no hemos intercambiado palabra.

-Ya, no se creó que lo que está pasando estos últimos días está cambiando nuestra relación. -Volvió a mirarme esta vez con una sonrisa dibujada. -Eres el hombre de mi vida, te quiero con locura, nada de lo que ocurra en adelante en relación a nuestro pequeño secreto va a cambiar lo que siento por ti. -Me acaricio la mejilla con el dorso de la mano.

-Yo también te quiero, pero todo esto, no se me produce inseguridad. Estoy un poco preocupado con las consecuencias.

-Mira, esta tarde pase lo que pase estaremos juntos allí, mi me veo en peligro diré la frase de seguridad y terminamos con esto. ¿La recuerdas verdad?

-Si, dirás que vas a por un café y te metes en la cocina.

-Eso es. -Me beso en los labios con dulzura.

-Mañana a esta hora veremos el video y nos reiremos.

-Esperemos que no sea muy cómico, esa no era la idea. -Dije sonriendo.

-No, yo creo que para paja puede dar. -Y se echó a reír.

-Por cierto, ¿qué vas a llevar puesto?

-Mayas y una camiseta así sueltilla, sin sostén, que se me bamboleen.

-Se va a poner enfermo el pobre.

-Esa es la idea, me voy a la ducha. - Me dio un pico y desapareció por el pasillo.

Yo me prepare una tila, el corazón se me salía por la boca cuanto más cerca estaba la hora. Un rato después apareció Eva ya enfundada en su uniforme. Unas mallas negras le licra, desde detrás dejaban ver su tanga negro de forma nada sutil, la prenda partía desde la parte alta de sus tobillos hasta las caderas, sinceramente no parecía de su talla, estaba demasiado ajustado y al estirar la tela esta transparentaba ligeramente.

La camiseta era sencilla, blanca, de tirantes, apenas dejaba ver el comienzo de sus pechos y no cubría la parte baja se su vientre dejando el ombligo al aire.

Busco sus deportivas y al caminar por la estancia el meneo de sus senos era escandaloso, cada vez que hacia un movimiento la camiseta amenazaba con saltar por los aires.

-Madre mía. -Dije sin poder evitar seguir el movimiento de aquellos melones.

  • ¿Te gusta?, creo que a nuestro amiguito también le va a gustar. -En con los brazos en jarra meneo el pecho de izquierda a derecha, aquello podía provocar la locura de cualquier hombre.

-Esta brutal.

-Buen pues recoge que nos vamos. -se hecho su pequeña mochila al hombro y se ha cerco a la puerta. Yo hice lo propio, me guarde la cartera y las llaves y me coloque unos cascos inalámbricos en el cuello, los necesitaría para escuchar todo lo que iba a ocurrir.

Tardamos quince minutos en llegar al piso, metimos el coche en el garaje para que nadie nos viese entrar por la puerta principal. Algunos inquilinos me conocían y no quería levantar más revuelo del necesario. Ya dentro preparamos los portátiles y nos sentamos en silencio.

Consulté mi móvil, las seis y cuarto pasadas y sin rastro del chaval. Me levanté con intención de mirar por la ventana, pero caí en la cuenta de que teníamos las persianas cerradas para evitar miradas indiscretas, el edificio estaba situado en una calle estrecha y era muy sencillo ver lo que hacían los vecinos de enfrente. Me volví al sofá.

-Haber si no se presenta en muy cabrón. -dije consultando de nuevo la hora.

-Tranquilo vendrá. -Eva tenía la mirada fija en sus pies colocados encima de la mesa, parecía ausente hasta ese momento. Hablaba mecánicamente, aquella actitud me sorprendía cada vez más.

Sonó el timbre, me levante de un salto, ella permanecía en la misma posición.

  • ¿Abres? -Dijo sonriéndome. -Y después escóndete.

-Si voy.

Me lancé hacia la puerta, el timbre repicó de nuevo, descolgué el auricular y apreté el pulsador. Volví al salón, comprobé el portátil, todo listo. Besé a Eva, nos miramos unos segundos y me encerré en la habitación. Me acomode en la silla, enchufe los auriculares.

Mi novia estaba de pie chascándose los dedos, por fin la veía reaccionar, estaba claramente nerviosa, miraba la pantalla del portátil como buscando mi complicidad.

Entonces pego un salto, sus pechos se menearon como dos flanes.

  • ¿Qué es esto? -Dijo mi novia sorprendida.

Aparecieron tres figuras en la parte derecha de la pantalla. ¿Qué cojones estaba pasando? El puto crio venía acompañado de otros dos compinches. Aparentaban más o menos la misma edad que el tal Beto, uno de ellos era bastante gordo, completamente vestido de negro, pelo muy corto, casi al cero. El otro zagal era más menudo que sus dos amigos morenos de piel, tenía rasgos gitanos, sus vaqueros estaban bastante sucios, llevaba una camiseta demasiado grande para él, de color azul marino con un dibujo en el pecho. Beto llevaba una pinta similar a la del día anterior, vaqueros y una camiseta de Nike gris. Su pelo de punta perfectamente engominado.

-Hola guapa. -Dijo Beto.

  • ¿Me puedes responder?, ¿Quién coño son estos dos? -Dijo Eva con los ojos muy abiertos. Nos supe identificar si era miedo o en realidad estaba furiosa.

-Pues mira, este es Antón. - rodeó con el brazo el cuello del chaval gordo. -Y este se llama Melano. - Dijo señalando al chiquillo gitano. -Son mis colegas del alma.

  • ¿Pero qué coño hacen aquí?

  • ¿Recuerdas las conversaciones por WhatsApp? Pues en realidad no estaba solo cuando hablábamos. -Los dos amigos comenzaron a reír visiblemente nerviosos. -Estos dos lo vieron todo. La verdad es que aquí el Melano fue el que más apretó contestándote, es un cerdo de cojones. -Echó una carcajada.

Eva estaba noqueada, se quedó quieta mirando a aquellos tres sátiros. Yo esperaba la frase de seguridad, no podía continuar con aquello, un chaval podía manejarlo, pero tres era demasiado. Entonces volvió la vista al portátil de nuevo. Dibujo una leve sonrisa. Pretendía continuar con aquello.

-Eres un cerdo y un cabrón. -Se cruzó de brazos. - ¿Qué cojones pretendéis?

-Pasar el rato, divertirnos un poco. -Dijo Beto.

  • ¿Conmigo? -La posición de mi novia era firme, no estaba dispuesta a caer en las garras de aquellos cerdos sin pelear. De hecho, os dos compinches ya no se reían, parecían cohibidos.

-Si todos juntos, haber…-Beto ahora estaba dubitativo, no esperaba la reacción de mi novia, seguramente esperaba a alguien sumiso.

-Arráncate chaval que no puedo perder toda la tarde con vosotros. -

-Hemos visto las fotos. -El gitanillo abrió por fin la boca. -Las de la playa y en la que enseñas el culo. -La voz le temblaba.

  • ¿Y qué?, ¿os la cascasteis a gusto con ellas?

-Claro que si. -Soltó Beto echando una carcajada y mirando a sus compañeros. -Y estoy seguro que estos dos también.

-Con la de tu culo me hice tres buenas pajas. -Dijo Melano el gitanillo ahora si más seguro de sí mismo.

-Pues espero que os cundiesen, pero repito la pregunta: ¿qué cojones pretendéis?

-Bueno. -Beto miraba alternativamente a sus amigos y a Eva mientras se frotaba la nuca con la mano. -A mis colegas y a mí nos gustaría verte las tetas. -No se atrevió ni a mirarla a la cara.

-Ya, ¿vosotros estáis colgados no?, ¿de verdad creéis que podéis presentaros en mi casa, así tan alegremente y pretender os enseñe las tetas a unos putos críos como vosotros? - Tras soltar aquello, Eva brazos en jarra con la cara roja esperaba la reacción de los chavales, cualquiera que no la conociese creería que estaba furiosa pero sus pezones la delataban, estaba excitadísima, aquella situación la estaba volviendo loca, la desfachatez de aquellos críos la animaba a ir más allá.

-Tenemos las fotos y tu móvil y la dirección de tu casa, Porque ¿esta nos es tu casa verdad? -Melano tomó el relevo de su compañero. Era un chico escuchimizado, muy poca cosa. No la miraba a la cara mientras hablaba, pero su tono era seguro sin atisbos de duda.

  • ¿De qué hablas?, estáis empezando a hincharme las narices. -Eva estaba en shock, pero supo recibir el golpe y se mantuvo firme.

-Sabemos que vives con tu novio a las afueras, este no es tu piso.

-El piso está en alquiler, lo comprobé. -Por fin hablo el tal Antón, el chico gordo.

-Me pareció extraño que el piso estuviese tan vacío. -Dijo Beto. -Investigamos un poco, aquí mi colega Antón es un crack con los ordenadores ¿sabes? -Le frotó la cabeza con la mano, el chico gordo le aparto de un manotazo. -Te sorprendería todo lo que puedes encontrar en internet.

Eva iba miraba atónita a los chicos a medida que hablaban, los miraba y reaccionaba a sus palabras como si fuese encajando golpes. Su cuerpo se estremecía con cada palabra. Ahora sus brazos colgaban a ambos lados de su cuerpo, como sin fuerza, por su expresión sabía que estaba intentando procesar todo aquello. Era evidente que se nos había ido de las manos. Una cosa era poner cachondo a un chaval y jugar un poco con él. Otra muy distinta que tres críos impertinentes investigasen tu vida privada e intentasen sabe dios que con dicha información.

Yo en mi escondite no apartaba los ojos de la pantalla. Apoyando mis codos sobre las rodillas mantenía con mis manos los auriculares pegados a mis orejas lo máximo posible, no quería perderme ningún detalle de lo que se decía en la sala contigua. Ya no esperaba a que mi novia dijese las palabras mágicas y acabase con aquel sainete. Ella tenía un plan y se lo habían desbaratado, aquello hería su orgullo, sabía muy bien que intentaría retomar el control de la situación, para mis adentros deseaba que no lo lograse, quería saber que tenían preparado aquellos cabrones.

-Muy bien, sois unos listillos, dejaos de tonterías y decidme de una vez lo que queréis.

-Ya lo sabes, verte las tetas. -dijo Beto.

-En realidad…-intervino Melano. -Queremos verlas y hacernos una paja. -El chico soltaba las frases de forma lapidaria, pero continuaba mirando al suelo.

  • ¿Algo más? -Pegunto Eva irónicamente.

-Si, queremos una foto.

-Largaos de aquí antes de que llame a la policía, putos cerdos. -Dijo Eva señalando la puerta.

  • ¿Sabe tu novio que vas enseñando el culo a los repartidores?, ¿Y que después quedas con ellos a solas?, todo esto en un piso en el que no vives con el. -Melano continuaba dirigiendo la situación. Sus dos compinches se limitaban a mirar el intercambio expectante ante el resultado.

Eva miro a la cámara una vez más, mordiéndose el labio inferior. Era la señal, conocía aquel gesto, estaba dispuesta a dejarse chantajear, o mejor dicho fingir que estaba siendo chantajeada. Aquella mirada me confirmaba que ella estaba al mando.

-No, no lo sabe. -dijo ella mirando al suelo, fingiendo estar avergonzada. Ante aquella reacción los chavales se miraron eufóricos, habían ganado, o eso creían.

-Si no quieres que se entere de todo esto, ya sabes. -Dijo Beto.

-Si, ya se, tengo que enseñaros las tetas. -Dijo ella mientras se sentaba en el sofá cabizbaja.

-No, tienes que enseñarnos las tetas les hacemos fotos y nos hacemos una paja. -Corrigió Melano.

  • ¿La paja os la hacéis aquí?

-Si, quiero cascármela mirándote. -Dijo el gitano, sus amigos lo miraban sorprendidos, no parecía que aquello estuviese en sus planes iniciales. Beto se colocó el paquete, aquello marchaba muy bien para ellos.

-Sois unos cerdos.

-Pues estos cerdos quieren verte las tetas de una vez. -El cañí la miro por primera vez a los ojos, estaba desatado.

-Si lo hago. -mi novia miró a los tres alternativamente. -No saldrá de aquí, prometedme al menos eso.

-Lo prometemos, será un secreto de los cuatro. -Dijo Beto impaciente.

-Además, si sacáis fotos, no quiero que se me vea la cara. Una cosa es que se entere mi novio y otra muy distinta que lo haga todo el mundo.

-Vale, las fotos solo son para nosotros, nada de cara.

-Tampoco es tu cara la parte que más nos interese. -Dijo Beto riéndose.

-Lo hare, os lleváis vuestras puñeteras fotos y vuestra paja y se acabó, no os volveré a ver jamás.

-No, harás todo eso y después ya veremos lo que hacemos contigo. -Melano contraatacó de nuevo. -que te quede claro que esto es solo el principio.

  • ¿Qué sentido tiene hacer esto si después vais a seguir chantajeándome?

-Entonces nos vamos, ya le explicaras a tu novio las fotos que va a recibir. -Sentencio el cañí dándose la vuelta con intención de abandonar el piso, sus amigos dudaron un momento, pero sabedores de que todo formaba parte del plan le siguieron la corriente a su compinche.

-Esperad. -Suplico Eva cabizbaja. -Lo hare.

  • ¿Todo?

-Si, todo.

Los chavales estaban entusiasmados, se chocaron las manos y se acercaron a mi novia. Ella permanecía con la cabeza agachada, sentada en el sofá con las manos entrelazadas. Temí que se colocasen delante de la cámara y perderme el espectáculo, pero no sucedió. Beto y el Antón se sentaron cada uno a un lado de Eva. Melano opto por sentarse frente a ella sobre la pequeña mesa de salón.

-Dios estas para mojar pan. -Dijo Beto.

  • ¿Cómo queréis hacerlo? -Pregunto ella.

-Súbete la camiseta despacio. -Dijo Melano.

-Está bien, pero nada de tocar.

-Eso ya lo decidiremos nosotros, súbete la puta camiseta. -El gitanillo estaba impaciente. Sus dos colegas contemplaban atónitos lo que estaba a punto de ocurrir.

Eva miro a la cara a Melano, le sostuvo la mirada, se sentó al borde del sofá y estiro la espalda, cruzo sus manos sobre su vientre y agarro la el borde inferior de la camiseta después, muy despacio, fue subiendo la prenda. Cuando la parte baja de sus pechos era visible se detuvo, miro a izquierda y derecha. Los ojos de sus compañeros de asiento amenazaban con salirse de las orbitas. Miro fugazmente a la cámara, nunca había perdido el control de la situación, ella quería llegar hasta allí.

Por fin, de un tirón sus mamas quedaron a la vista, temblando como dos flanes durante unos segundos, sus pezones enhiestos dejaban claro el estado de excitación de su dueña. Dejo la camiseta enrollada sobre su pecho y se acarició ambos pechos en todo su esplendor. Relajo la espalda y dejó reposar los brazos sobre sus piernas. Se quedó completamente quieta, de nuevo con la vista clavada en el suelo fingiendo sumisión.

Los tres chicos adoraban aquellos pechos, Antón se puso de rodillas en el suelo para poder contemplar semejante manjar en todo su esplendor. Dudo que ni en sus mejores fantasías soñasen con tener a su merced a una chica como Eva. Era demasiado para ellos, en todos los sentidos.

-Dios son brutales. -Dijo Beto. Este imito a su amigo y se arrodillo en el espacio entre la mesa baja y el sofá. -Necesito descargar. -Dijo agarrándose el paquete, estaba visiblemente empalmado.

-Si venga. -Melano le dio la razón y se levantó, se desabrochó el pantalón y se los bajo hasta las rodillas, no llevaba ropa interior. De espaldas pude apreciar su trasero escuálido, parecía estar apretándolo, desde esa posición no era capaz de ver su pene, pero parecía no estar empalmado. Beto una vez más imito a su camarada, se puso en pie desabrochándose con impaciencia los pantalones, este si lucia una erección considerable cosa que se confirmó cuando se deshizo de sus calzoncillos. Su pene congestionado apuntaba al techo, se echó hacia atrás el pellejo para que luciese mejor.

El chico estaba bien armado para su edad, unos dieciocho centímetros y bastante gorda. El chico obeso prefirió mantener su pajarito en el nido por el momento.

Eva alzo la mirada y se encontró con aquellas o dos pollas, no reparo demasiado en la del gitano, pero a la de Beto no le quito el ojo de encima en un buen rato.

Melano comenzó a sacudirse la sardina, parecía ofuscado, su brazo se movía violentamente. Entonces caí en la cuenta, el chico no estaba empalmado y por lo que parecía su miembro no quería reaccionar. Eva le miro, primero a su miembro morcillón y después a la cara con una sonrisa socarrona dibujada.

  • ¿No te funciona el pajarito? -Pregunto divertida. -Hace un momento era muy gallito y mírate ahora.

La cara del muchacho se congestiono en una mezcla de rabia e impotencia. Mientras su compañero de armas ajeno a su falta de vigor, comenzó a masturbarse observando embobado aquellos pechos. Antón, el tercero en discordia, se limitaba a mirar lo que hacían sus compañeros. El chico no se decidía a actuar, parecía nervioso, se apoyaba en la mesa baja para tener una vista frontal de los pechos, después volvía a su posición y con la boca entre abierta observaba a sus amigos. Beto se mordía el labio inferior, con la cara completamente congestionada, con su mano izquierda se sujetaba la camiseta por encima del ombligo, con la derecha se masturbaba lentamente, disfrutando del momento, estaba claro que alargaría aquello todo lo que fuese posible.

Aquella imagen, mi novia con los pechos al aire delante de tres mocosos mientras dos de ellos se masturbaban casi logra que me corra en los pantalones. Estaba fuera de mí, deseaba más. Antes de que los chavales hiciesen acto de presencia no estaba seguro de lo que estábamos haciendo. Una parte de mi rechazaba todo aquello. Entregar a mi novia a un niño que no tenía ni bigotillo, no se la merecía, era demasiado para él. ¿Pero me la merecía yo? Creo que ese punto era el que más me excitaba, que una chica espectacular como Eva cayese en manos de aquellos imberbes. Había experimentado algo parecido con los chicos del parque semanas atrás. Desde mi escondite viendo como era chuleada por un adolescente frente a sus amigos, en lo más profundo de mi interior había nacido aquel deseo. “Continuad” una voz desde mi interior parecía susurrar a aquellos zagales. Ahora, la situación había ido a más, ella se mostraba sumisa, podía ser fingido, ambos lo sabíamos, pero la representación que estaba viendo a través de aquella pantalla era exactamente lo que deseaba. Eva siendo sometido a los caprichos de unos gamberros.

Me aparte los auriculares y me seque el sudor de la frente, hacía calor en aquel cubículo, me levante para estirar las piernas sin apartar la vista de la pantalla. Sabía que al espectáculo todavía le quedaba la traca final y me preparaba para ello.

Melano estaba furioso, había llegado tan lejos, había trazado un plan perfecto y ahora su polla no funcionaba. En sus gestos, resoplando y maldiciendo dejaba claro que estaba a punto de rendirse. Vi como miraba a Eva, ella no le quitaba ojo a al pene congestionado de su amigo, eso pareció enfurecerlo.

-Hazme tu la paja. -Exigió el muchacho.

  • ¿Estás loco? Solo mirar, ¿recuerdas? -Eva se sobresaltó con la repentina petición, aun así, lo miro divertida. -Si no te funciona el pito no creo que nos es culpa mía. Mira a tu amigo a él si le gustan tetas ¿a que sí? -dijo acariciándose los pechos y mirado Beto.

-Joder sí, me encantan. -Dijo el aludido apremiando la masturbación, parecía que las palabras que le habían dedicado lo habían excitado todavía más.

-Agárrame la polla, ¡vamos! -Melano estaba fuera de sí, sujeto por el brazo a Eva y dirigió su manita a su desinflado miembro.

Ella no pareció molestarle la brusquedad del chico, al contrario, miro a la cara a su supuesto chantajista, rodeo con dos dedos el pene y lo descapulló, el chico echo la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. Ella miro a cámara y me giño un ojo.

Abandono por un momento el pequeño pene, el chico bajo de nuevo la vista, no la volvió a agarrar, esta vez encorvo su espalda hacia atrás acercando su miembro todo lo que podía, en esa posición su polla ya estaba peligrosamente cerca de la cara de Eva, apenas a un par de palmos. Ella soltó un escupitajo en la palma de su mano derecha y a continuación acuno en ella el pequeño pene suavemente, el chico se estremeció y dejo caer de nuevo su cabeza hacia atrás. Ella poco a poco y con suma delicadeza mecía el miembro dentro de su mano el cual era evidente, incluso desde mi posición, estaba adquiriendo un tamaño y un grosor nada desdeñable, aunque menos al de su amigo. En menos de un minuto aquel pellejo de carne flácida se había convertido en un mástil vigoroso rematado por con un glande de tamaño desproporcional en comparación al resto del miembro.

Ella estimo que estaba listo, rodeó el falo completamente con su mano y comenzó a masturbarlo con brío. El pobre chico se puso de puntilla intentando acercarse más. Cada poco segundo soltaba el aire de sus pulmones con un lamento volviendo a llenarlos de una sola bocanada, recordaba a un nadador, soltando y recuperando el resuello en cada brazada. Su cara estaba completamente congestionada en un color violeta que sería preocupante en cualquier otra situación.

-Yo también quiero que me la casques. -Suplico Beto

-De uno en uno por favor. -Dijo Eva dando una palmada en el muslo desnudo del chico. Este comprendido que ella aceptaba su suplica y por supuesto dejo de masturbarse, quería que fuese mi novia la que rematase la faena.

De repente el chico gordo, Antón, se puso en pie. Hasta ese momento no se había movido ni prácticamente dicho nada en toda la tarde, se desabrocho el pantalón desesperado, se lo bajo calzoncillos incluidos hasta las rodias de un tirón. El pene del chico pego un respingo al incorporarse. Era con diferencia el más grueso de los tres, en eso se parecía a su dueño, de longitud similar a la de su amigo Melano, pero casi el doble de ancho. Estaba circuncidado así que en aquel momento lucia en todo su esplendor.  No dijo nada, pego un saltito y se colocó cerca de ella esperando su turno.

Las mejillas de Eva estaban al rojo vivo, llevaba un rato mordiéndose el labio inferior, yo sabía que aquella era la señal más clara de que estaba encantada en aquella situación. Masturbaba diligentemente aquel pene, pero no se daba prisa, mantenía el movimiento de forma pausada, dando el máximo placer al dueño de aquel trozo de carne, el cual se limitaba a gemir levemente. Cuando Antón hizo acto de presencia ella pareció salir de un estado de ensueño, vio aquel fofo pene a su derecha, sacudió la cabeza como aturdida, ¿Cómo había acabado rodeada de pollas?, pareció preguntarse.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando noto los espasmos en el miembro del gitanillo. Melano comenzó a convulsionar soltando gemidos entrecortados, con la cabeza echada hacia atrás, el cuerpo arqueado hacia delante y los brazos colgando como péndulos. Ella miro fijamente aquel falo, un acto reflejo la hacía entrecerrar los ojos sabedora de lo que vendría a continuación.

Melano apretó el culo y todos los músculos de la espalda. Un grueso hilo de esperma atravesó el aire lentamente, cuando este aún no se había depositado del todo en la mejilla y el hombro derecho de mi novia otro chorro, este con más brío, impactó en el mentón violentamente proyectándose sobre el resto de su cara una parte y lo demás cayendo sobre su camiseta. Eva soplo para quietarse los restos que se habían colado en su boca. No detuvo en ningún momento la masturbación, continuo diligentemente mientras en chico se vaciaba. Un tercer disparo corrió por su cuello, le siguieron dos goterones más, pero estos apenas eran unas migajas. El chico de piso firme, recuperando aire como si acabase de correr la milla. Ella sacudió el miembro como buscando las ultimas gotas de una botella y finalmente lo soltó. Se miro la camiseta y los pechos, estos lucían varios lamparones.

-Como me has puesto. -

-Tres días sin descargar. - Se rio Melano.

-Yo también quiero echártelo encima. -Beto meneo las caderas, no quería tocársela consciente de que estaba a punto de explotar. Eva giro sus rodillas y se colocó frente al chico. Repitió la operación, agarro con suavidad la polla y comenzó a masajearla.

El chico no duro ni un minuto, cogió aire y de repente un torrente de semen se estrelló sobre la nariz y ojo izquierdo de Eva, ella soltó el miembro para liberar su retina inundada. El chico continuo soltando lefazos sin ton ni son, algunos acabaron directamente en el suelo otros en el sofá. Cuando termino se trastabillo y callo sobre su trasero admirando orgulloso el cuadro que había pintado sobre mi novia.

Ella se afanaba en recuperar la visión cuando el muchacho que faltaba exigió su recompensa. Todavía frotándose la cara se escupió en la palma y comenzó la tercera paja de la tarde. Antón la miraba embelesado literalmente se le caía la baba. Ella le miraba con una mueca ya que seguía con la mitad de la cara pegajosa y un ojo inoperativo. En esa ocasión Eva apretó el paso, ahora si estaba buscando que el chico se corriese pronto. No la hizo esperar mucho, tres gruesas salvas terminaron en su cara y pechos. Estaba completamente bañada el semen.

El cuadro que se presentaba ante mí era increíble. Eva de rodillas con su cara pelo y pechos llenos de lamparones amarillentos, el semen de su cara resbalaba por las mejillas y formaba varios charquitos en el suelo del salón. Los tres chavales de pie, intentaban recuperar el aliento. Antón y Beto se sonreían mirando a Eva, orgullosos de su obra. Melano se apartó del grupo parecía que buscaba algo para limpiarse, se subió los pantalones y en un movimiento casi imperceptible sacaba algo de su bolsillo y lo apuntaba hacia mi novia. “Otra foto” pensé, no estaba seguro, el chico estaba de espaldas y no podía ver lo que manejaba. Sus compinches no se enteraron, se recolocaron la ropa. Eva se levantó se bajó la camiseta y como un ciego palpando las paredes llego a la cocina, escuche el grifo e imaginé que estaría lavándose la cara. Un par de minutos después apareció de nuevo con el pelo mojado y los ojos irritados.

-Creo que habéis tenido suficiente. -miro a los tres chicos uno a uno severamente.

-Si ya nos íbamos. -Dijo Melano sin dar importancia al todo usado por ella.

-Ha estado de puta madre. -Dijo Beto con una sonrisa en la cara.

-Largaros de aquí de una puta vez, quiero ducharme. -Ella empezó a sacudir las manos apremiándolos para que saliesen del piso.

-Estamos en contacto. -Soltó Melano mientras salía por la puerta. Eva quiso contestarle, pero el chico ya había desaparecido. Escuche las risas de los tres y como se cerraba la puerta de la entrada. Todo había acabado.

Retire lentamente los auriculares posándolos sobre el teclado del portátil, el cual todavía mostraba la imagen del salón esta vez vacío. Apoye la cara sobre las manos y e intente asimilar todo lo que acababa de ocurrir. Me frote los ojos, los tenía secos, creo que no llegue a pestañear en ningún momento. Abandone mi escondite, el salón y la cocina estaban vacíos, entre en el baño. Eva sin camiseta, frente al espejo, intentaba sacarse una telaraña de semen juvenil de su pestaña derecha. Se había lavado la cara, pero sus ojos continuaban congestionados. Me miró.

-Necesito que me folles. -Dijo desesperada, se bajó las mallas de golpe y poyándose en el borde de la bañera me ofreció su trasero. -Métemela ya, por dios. -Me solté los pantalones, mi polla apareció con un respingo, estaba a punto. Se la metí sin miramientos, de un golpe seco, me sujeté a sus caderas y bombeé con energía. La follaba enérgicamente, como si quisiese castigarla, como si estuviese resentido, en cierto sentido fue un polvo bastante frio. Ella jadeaba no tardó mucho en correrse, su espalda se tensó y contuvo el aire, noté como su interior se humedecía, suficiente para mí, di un empellón, intenté llegar lo más profundo que pude, ella soltó un gemido largo y convulsionó arqueando su dorso arriba y abajo. Me descargué en su interior, nos mantuvimos en esa posición hasta que ella dejo de moverse. Mi polla abandono su cobijo flácida y cubierta de nuestros flujos. Era la primera ver en años de relación que conseguíamos corrernos a la vez. Aquel austero polvo fue de los mejores que habíamos tenido nunca.

Pasaron varios días apenas hablamos de lo ocurrido, no era necesario, yo había sido testigo de todo y lo teníamos grabado. Vimos juntos aquel video, ella me describió lo que había sentido en el transcurso de aquella hora y diez minutos; la sorpresa inicial al aparecer los tres chicos, como decidió dejarse dominar por Melano y mostrarse sumisa o que casi se corre encima cuando los chicos empezaros a sacar sus pollas a paseo.

Disfrutábamos de todo aquello, nuestra vida sexual era plena. Se habían traspasado ciertos límites, tanto morales como legales, pero estábamos decididos a continuar, aquellas aventuras nos hacían felices.

Me perecía raro que los chavales no volviesen a contactar por WhatsApp, estaba seguro que poseían una nueva foto de Eva, de sus pechos untados en semen seguramente. ¿A que esperaban?, decidieron chantajearla para conseguir favores sexuales y les había salido de perlas. Quizá no se esperaban un éxito tan rotundo y ahora estaban meditando bien el próximo paso.

Nosotros decidimos dejar de usar el piso, era demasiado peligroso, los vecinos me conocían y que una panda de mocosos acudiese habitualmente resultaba raro. Además, los chavales ya conocían mi existencia era absurdo fingir que ella vivía sola. Esperamos acontecimientos.

Pero el móvil no daba rastro de vida. Comenzamos a impacientarnos, valoramos contactar de nuevo con los chicos del parque, el tal Jota y sus amigos. Pero manejar a dos pandillas de adolescentes con las hormonas descontroladas podía ser peligroso. Desde su último encuentro, Eva había cambiado de ruta para, precisamente no coincidir con ellos. Enfriamos aquel camino.

El amigo de Noa era otra posibilidad, pero era demasiado arriesgado, podían enterarse personas conocidas incluso amigos íntimos. En realidad, la aparición de Beto fue un golpe de suerte, de haber aparecido nuestro invitado inicial podíamos estar en lio bastante gordo. Teníamos que ser más cautos.

Por ahora centraríamos nuestras fantasías en aquellos tres gamberros. Pero el destino siempre es caprichoso e impredecible.