Mi novia Eva (Cap 2º)
No me acerque a ellos, pase por el camino a unos diez metros de donde se encontraban, continúe un rato por el camino y cuando no me tenían a la vista volví hacia ellos cubriéndome con los baños. El edifico de los aseos era de madera lo rodee y me coloque justo detrás de los chicos. Podía escucharlos perfectamente, le envíe un WhatsApp a Eva. Estaba en posición y la bragueta me ardía.
El sol a través de la persiana dibujaba sobre la pared de la habitación una línea de puntos a cada cual más larga según se aproximaba al techo de la estancia.
El despertador no había sonado, recordé entonces que era domingo. Me voltee.
Eva dormía profundamente dándome la espalda. introduje una mano a través de sus bragas como solía hacer cuando buscaba mendigar un poco de sexo, recorrí su culo hasta llegar a su vagina. Estaba seca, la borrachera solía tener ese efecto en ella, la privaba de apetito sexual. Continúe con mi magreo, estaba demasiado caliente como para contenerme, la noche anterior me había prometido que lo haríamos el domingo y después del viajecito en coche con los chavales y el desnudarla para meterla en la cama, estaba a punto de explotar. Decidí jugármela. Le baje la braga hasta las rodillas y con la otra mano me saque el pene, escupí en la palma y lubrique convenientemente la punta, a continuación, lo coloque entre sus dos nalgas y comencé a empujar. No las estaba penetrando, la postura no me lo permitía, pero el gozo era tremendo de todos modos, tras un par de minutos eyacule salvajemente inundando es espacio de sus nalgas. Mi semen resbalaba por su culo manchando la sabana, me daba igual, lo necesitaba. Ella ni se inmuto, dudo que llegase a enterarse de algo.
Me levante, tras limpiarme y orinar, me pegue una ducha. Tuve tiempo de desayunar y ver un rato la televisión hasta que Eva volvió en si. La escuche meterse en la ducha.
Un rato después apareció en albornoz y una toalla enrollada en la cabeza, el agua caliente no había borrado las ojeras de su cara.
- ¿Cómo lo llevas? -le dije al tiempo que daba unos golpecitos con la palma sobre el sofá para que se sentase a mi lado. - ¿Qué tal de resaca? -
-Fuff..- resopló. - ¿A qué hora nos fuimos?, no recuerdo una mierda. -dijo ella apretándose las sienes con las palmas.
-Demasiado tarde, ya no estamos para estos trotes. -contesté. La rodeé con el brazo.
-Habla por ti, yo estoy esplendida, si nos olvidamos del dolor de cabeza, las náuseas y el mareo, esplendida. -dijo divertida mientras se levantaba.
Liberó su pelo y se sacudió hacia delante para después secarlo con la toalla, en esa posición el albornoz dejaba ver sus pechos colgando como dos peras maduras.
Aquella visión despertó de nuevo mi deseo, casi sin darme cuenta mi pene luchaba por salir, duro como una piedra.
¿Te gusta lo que ves eh? - Dijo ella sin mirarme, sacudiéndose el pelo hacia detrás. -esta mañana también se te puso dura la cosita, ¿verdad? -dijo con una mueca en la cara.
¿Te enteraste? - pregunte, un poco ruborizado.
¿Eres idiota? - dijo colocando los brazos en jarra. -casi me la mentes por el culo y aun preguntas si me enteré.
Perdona, fue un calentón mañanero, estabas dormida y, en fin. - dije no muy seguro de mí mismo. Necesitaba saber si recordaba algo de la noche pasada, en concreto si recordaba algo de lo sucedido en la parte trasera del coche.
-Y ahora, ¿qué estás tramando? -preguntó.
¿En serio no recuerdas nada? -me ruborice, supongo que me lo noto en la cara.
¿Qué coño paso ayer?, me estas asustando. -su cara era seria, pero en sus ojos podía distinguir cierta picardía.
-Sabes que no me gusta ocultarte nada, no sé cómo explicártelo, tiene que ver con lo ocurrido hace unos días en aquel callejón.
- ¿Pero de que cojones hablas? -ahora si estaba sorprendida, entendí que no recordaba absolutamente nada.
-Ayer, los amiguitos de Noa, no sé si los recuerdas. -
-Si, los tres críos. -
-Bien, cuando llego la hora de volver a casa, me preste voluntario para traerlos de vuelta, para ahorrarnos taxi y tal. - intentaba contarlo restando importancia, pero estaba inquieto por como ella podía reaccionar.
-Continua. -dijo agitando una mano.
-Si, dos de ellos fueron detrás contigo, tu estabas dormida entre esos dos picaros y creo que aprovecharon para sobarte un poco.
¿Qué? - dijo con la cara desencajada, se quedó en aquella posición un momento, se enjuago los ojos con una mano y cuando me volvió a mirar se lo nota al instante, las mejillas sonrosadas, los ojos brillantes, estaba excitada, casi me corrí al descubrirlo.
¿Y a ti te gustó?, serás cabrón, esto es como lo de esta mañana, te la puso dura que esos criajos me metiesen mano, y decidiste actuar sin preguntármelo siquiera. - dijo ella intentando parecer enfadada.
-Mira, es cierto, me gusto lo que pasó, pero no fueron maneras. -en el fondo lo pensaba de verdad, habría sido más excitante si ella participase voluntariamente. - ¿Te ha puesto un poco cachonda verdad? -
-Un poco, pero no vuelvas a hacer algo así, es muy egoísta. -
-Lo prometo, la próxima vez serás participe de todo. -
- ¿La próxima vez? -pregunto con una sonrisa socarrona. - ¿Ya has pensado una próxima vez?
-No, la verdad es que no, crees que podríamos seguir probando cosas así, quiero decir, a los dos nos excita, ¿verdad? -
-Un poco cachonda sí que estoy, putos críos. -
- ¿Qué quieres decir? -pregunte
-Que esos niñatos se aprovechasen de mí, no sé, me ha puesto cachonda. -dijo con la cara visiblemente congestionada.
¿Crees que podríamos probar algo más? -
¿Estas de coña? Para empezar, es delito, ¿Qué edad tiene eso mocosos?, ni de coña. -dijo mientras se ataba de nuevo el albornoz y salía de la habitación.
Escuche el secador de pelo, me levante del sofá y me asomé a la puerta del baño, Eva manipulaba el aparato agachado hacia delante con el pelo caído sobre la cara, secándose el pelo de la nuca.
- ¡Jesús! -dijo ella sorprendida al ver mi erección. - ¿Sigues empalmado? -
-Si, la conversación que acabamos de tener me ha puesto bastante cachondo, y creo que a ti también. -
-Si estas mendigando sexo, lo siento, ya descargaste por la mañana y sin permiso, ahora te jodes. -me espetó, se agacho de nuevo y continuo con el secador.
Me senté en la cama, mi cabeza daba vueltas, la idea de ver a aquellos demonios encima de mi novia me volvía loco, pero Eva tenía razón, era una locura.
Nuestros horarios eran flexibles, yo trabajaba en la empresa de mi padre y prácticamente curraba las horas que me daba la gana, Eva era voluntaria en una ONG, un par de veces por semana acudía a los centros sociales y echaba una mano.
No, no éramos ricos pero el dinero no representaba una preocupación, nuestra vida era tranquila, sin lujos destacables, quizá algún viaje de vez en cuando pero poco más.
Vivíamos en una casita a las afueras, herencia de una tía mía. Con paciencia y esmero conseguimos transformar aquellas cuatro paredes en nuestro hogar.
Entre semana Eva tenía las tardes bastante ocupadas, entre las clases de baile y hacer deporte se mantenía distraída. En ocasiones la acompañaba a correr, bueno ella corría y yo intentaba no morir en el intento. Siempre he preferido la bicicleta, a decir verdad, algún fin de semana de vez en cuando, los dos recorríamos los montes cercanos a nuestra casa.
Los días que yo salía tarde del trabajo Eva solía aprovechar y acercarse a la ciudad corriendo, a lo largo del rio se extendía un camino muy bonito lleno de zonas para los niños y merenderos, era una zona muy apacible. Solía esperarla en un parking en el extremo más alejado del camino, eran casi 20 km desde nuestra casa perfecto para ella, asique un par de veces a la semana hacia ese recorrido y yo la recogía en coche.
Era viernes, ese día acostumbraba a salir tarde del trabajo, debía preparar las tareas de la semana siguiente y siempre entraban más llamadas de lo habitual a última hora.
A las siete de la tarde salí del curro y fui directo al parquin donde solía recoger a Eva.
Estaba desierto, pese al buen tiempo parecía que la gente no se había animado a para una tarde de campo al lado del rio. Mas o menos los diez minutos apareció mi novia, venia sofocada, como era lógico después de hacer 10km de carrera continua, pero en su cara noté algo extraño, me preocupé, abrí la puerta y salí del coche.
- ¿Estas bien? - pregunté.
-Si. -hizo una pausa para recuperar el resuello. -no es nada, ahora te cuento. -dijo restándole importancia, pero algo había ocurrido, se lo notaba en la cara.
Nos subimos al coche, salí del parque dirección a nuestra casa.
- ¿Qué ha pasado? - de pregunte mirándola.
-Mira, ha sido una tontería. -se echó la mano a la cara y comenzó a reírse. - me muero de vergüenza por contarte esto. - me miro con una sonrisa, sus mejillas echaban fuego, mi pene pego un respingo en el pantalón.
- Veras, justo antes del parquin, no sé, a unos 200 metros hay un merendero con unas mesitas unos bancos y tal. -
-Si creo que se cual es. -dije.
-Bien, haber yo. -se le escapo una risita nerviosa. -haber, normalmente dejo de correr en ese punto y aprovecho uno del banco que están a pie del camino para estirar después el último tramo lo hago andando para relajar los músculos. -
-Al grano por favor que me estas poniendo negro. -
-Si, el caso es que en el merendero estaban unos chavales, no sé, unos críos de quince o dieciséis, eran tres, estaban con los móviles y hablando sus cosas no se. -dijo encogiéndose de hombros. -No me di cuenta hasta un rato después, pero mientras estiraba creo que les di un buen espectáculo, te juro que no me di cuenta. -dijo juntando las manos.
-Vale, pero ¿te hicieron algo? -
-No no, me giré para estirar los hombros y los vi, estaban embobados mirándome el culo, te juro que casi me meo.
- ¿Y qué hiciste? - en este punto mis pantalones apenas podían disimular el mástil que se había erguido en el interior.
-Seguir, me guste un poco, continué con mi tanda de estiramientos apoyada en un árbol, les puse el culo en pompa un par de veces, creo que recibieron una buena ración de carne, dios es una locura pero estoy cachondísima.-
-Ya somos dos, puedo aparcar por aquí y nos hacemos un apaño. - dije enseñando mi pantalón.
-No, semáforo rojo amigo. - dijo encogiéndose de hombros una vez más.
Me lleve un chasco, pero por otro lado no dejaba de pensar en aquellos chavales, no era de extrañar que se quedasen embobados, Eva vestía unos leggins negros y un top de color blanco con el logo de una marca deportiva en negro. Aquel cuerpo con aquella indumentaria era pecado para cualquier vista.
Llegamos a casa, ella se dio una ducha, yo aproveché para hacerme una paja en el lavabo de invitados. Aquella historia me había puesto como una moto, necesitaba descargar para pensar con claridad. Terminé rápido, ni cinco minutos, me fui al salón a esperarla. Al rato apareció enfundada en el pijama.
-Te veo muy relajado, te la has cascado ¿no? -
-Si, estaba demasiado salido. -
- ¿Qué coño nos pasa?, somo unos putos enfermos, pongo cachondos a unos críos y el coño se me hace gaseosa y tú te matas a pajas. - dijo sentándose en el sofá con las manos frotándose las sienes.
-No somos enfermos, creo que hemos descubierto que somos más morbosos de lo que creíamos, parece que nos va ese rollo.
-Joder, lo que me preocupa es el hecho de que fuese con unos críos, pienso en hacer lo mismo con un adulto y es indiferente, pero con esos putos mocosos…Dios me hierve la sangre. -
-Te gustan calentar a los yogurines no pasa nada, además esos críos de hoy en día son muy precoces, empiezan a ver porno rapidísimo.
-Pues en cómo me miraban el culo quien lo diría. -
-Si hija, pero es que tu culo…-
-Que sí, que ya lo sé, estoy acostumbrada a que me miren, pero esto es distinto, y en el fondo me aterra.
¿Lo volverías a hacer? - pregunte jugándome el todo por el todo. Ella me miro extrañada pero sus mejillas comenzaron a sonrojarse.
¡Joder, Si! -
Nunca habíamos planeado nada así, aquella situación nos pillaba por sorpresa a los dos, pero en el fondo me alegraba de no tener que ocultárselo, creo que ese era el gran triunfo de nuestra relación, nunca nos ocultábamos nada. Durante unos días no volvimos a hablar del tema, continuamos con las rutinas de siempre, incluso hicimos el amor, nada de otro mundo, un rapidito y a dormir.
El viernes siguiente tenía bastante lio en el curro, varios proveedores llamando a última hora me estaban causando un dolor de cabeza de campeonato, intentando lidiar con todo aquello me pillo la llamada de Eva.
-Dime, estoy un pelín liado. -dije con el móvil apoyado sobre el hombro mientras sujetaba con una mano el teléfono y con la otra tapaba el micrófono.
-Hoy he salido antes a correr, los crio están aquí, ¿vienes? -su voz sonaba entrecortada, estaba claro que acababa de correr.
-Dame diez minutos. - y coge el móvil, me puse el teléfono en la oreja de nuevo.
-Si, sí. Mire me ha surgido una emergencia familiar y tengo que irme, pero mañana puede llamarme, le prometo que estaré en la oficina a la misma hora. -Solté lo primero que me vino a la cabeza, mi interlocutor no tuvo tiempo a reaccionar le colgué antes de que llegase a articular palabra. Cogí mis cosas y salí corriendo de la nave.
Algo me resultaba extraño, Eva nunca llevaba el móvil encima cuando salía a correr, no tenía miedo, era más rápida que cualquier hombre y sabia defenderse, solía avisarme por la mañana con un WhatsApp. Pero ese día se había llevado el móvil.
Como a medio kilómetro del parquin vi a Eva en el arcén esperándome, me hizo un gesto con mano para que aparcase al otro lado de la carretera, en un pequeño camino.
Me bajé del coche y crucé la calzada a la carrera.
- ¿Que estas tramando? - le dije.
-Esos hijos de puta están otra vez hay, en el mismo sitio, los vi desde lejos y te llamé. - dijo ilusionada, le faltaba pegar saltos de alegría.
-Si ya me explicarás, ¿qué quieres hacer exactamente? - dije impaciente.
-Al lado del merendero donde están ellos hay unos baños, como a 10 metros, escóndete allí. -
- ¿Y tú que?, ¿les vas a enseñar el culo?
-Tu disfruta del espectáculo, y estén atento por si comentan algo. - me dio un beso en la boca y una palmada en el culo para que ocupase mi posición.
Bajé hasta el camino, me coloqué las gafas de sol y me acerqué al merendero donde estaban los chavales. Eva tenía razón tendrían dieciséis años más o menos, me fije bien, no eran tres hoy se habían juntado cinco. Vestían ropa deportiva uno de ellos permanecía sentado en su bici de BMX con su gorra parecía el líder de aquella manada.
No me acerque a ellos, pase por el camino a unos diez metros de donde se encontraban, continúe un rato por el camino y cuando no me tenían a la vista volví hacia ellos cubriéndome con los baños. El edifico de los aseos era de madera lo rodee y me coloque justo detrás de los chicos. Podía escucharlos perfectamente, le envíe un WhatsApp a Eva. Estaba en posición y la bragueta me ardía.
Tardo unos cinco minutos, a medida que se acercaba fue decelerando su ritmo, en cuanto la tuvieron a la vista los chavales se callaron. Ella se acercó al banco al trote.
Vestía unas mallas rosas y negras por los laterales, el top era escotado, no se lo había visto antes, más preguntas. Sus tetas se meneaban un tanto descontroladas con los últimos saltitos antes de parar.
- ¡Joder esta tremenda! -soltó uno de los chavales poniéndose la mano delante de la boca.
-Ya te lo dije joder. - le contestó el chico de la bici.
Eva separo sus piernas ligeramente y comenzó a estirar la espalda, primero de forma alterar después se agacho dándonos la espalda alcanzando sus tobillos con las manos su culo quedaba totalmente expuesto. Los chavales no perdían detalle, se miraban nerviosos.
-Se le ve todo. -dijo un chaval regordete con la cara visiblemente congestionada.
Tenía razón, en esa posición y con aquellas mallas los labios vaginales se le marcaban muchísimo, estaba seguro que no llevaba ropa interior.
Ella continuo con su tanda de estiramientos, rodeo el banco y estiro una pierna encima a continuación se agacho para alcanzar la punta del pie con la mano. Su escote quedo al visto de los zagales, algún ya no pudo aguantar más y saco su móvil para inmortalizar a la diosa de venus que tenían delante. Aquel detalle lejos de molestarme me excito una más. Los chavales se estaban llevando una buena ración de carne por la cara. El chico de la bici comento algo al oído de su amigo, este sorprendido miro a sus compañeros y parecido transmitir el mensaje.
-Este colgado tío, no hay huevos. -dijo uno de ellos.
- ¿Qué no? - dijo el chico de la bici con una risita.
Este se montado en su BMX se acercó a Eva, sin darse prisa, mirando de forma chulesca a sus amigos un par de veces, como reuniendo fuerzas para hablarle a aquella diosa. Yo no daba crédito, Eva tampoco, cuando el chico llego a su altura se sobresaltó, sus tetas pegaron un bote al incorporarse. El chico le tendió la mano y se presentó. Mi novia con los brazos en jarra escuchaba al chico, entonces miro hacia mi posición nuestros ojos se encontraron como pidiendo permiso, asentí, el chico saco su móvil y apunto algo, el teléfono de Eva vibro y lo miro. Tras otro intercambio de palabras el chico le planto dos besos y se fue subido en su bici, sus compañeros le jaleaban. Eva permanecía de pie con el móvil en la mano mirando al chico, se lo guardo en el bolsillo y despidiéndose con la mano de los chicos continuo hacia el parquin.
Yo espere un momento, quería saber qué coño decían los chavales.
- ¿Te lo ha dado sin más? -pregunto uno de ellos.
-Si joder, así de fácil, tenemos el teléfono de una buenorra. - dijo el chico de la bici riéndose.
- Y que vas a hacer con él. -pregunto otro.
-No sé, a lo mejor le mando una foto de mi polla. -soltó y comenzaron a reírse a carcajadas.
Aquella frase me mató, me quede en shock, tarde un momento en volver a la realidad, todo estaba sucediendo a una velocidad endiablada y no era capaz de asimilarlo todo.
Deshice el camino, pasé por delante de los chicos, pero no me prestaron atención, volví al coche y me dirigí al parquin para recoger a Eva.
Me esperaba al pie de la carretera, crujiéndose los dedos, se la veía impaciente, rodeo el coche y se subió.
- ¿Qué te ha parecido? - preguntó divertida, sus mejillas reflejaban lo excitada que estaba.
-Casi me lo hago encima, pero ¿a qué coño se acercó el chaval?
-Me llevé un susto de muerte, cuando lo vi delante mía casi me da algo. -dijo con la mano en el pecho. -El muy cabrán me pidió el número de teléfono.
- ¿Y se lo diste?
-Me cogió tan de sorpresa que no supe reaccionar, se me fue la olla, pero se lo di y el me dio un toque, también me pregunto cómo me llamaba, pero yo a él no, joder sí que estaba atascada.
-Y ahora tienes el numero de un crio que no sabes ni como se llama. -dije y me eché a reír.
-Y un calentón del copón también.
- ¿Y ahora qué?
-Seguro que me habla por WhatsApp, a partir de ahí ya veremos.
Ya en casa nos pegamos una ducha juntos, hacia años desde la última vez, antes de enjabonarnos le hice un dedo, su orgasmo fue tan violento que casi se me cae al suelo después me la chupó, con calma haciéndome disfrutar, recreándose, no acostumbraba a chupármela, pero cuando lo hacía me desarmaba por completo. Me corrí como un salvaje en su boca, no dijo nada, no era la primera vez, pero sabía que aquello no era santo de su devoción. Después de la ducha le prepare unas deliciosas fajitas de verduras, sus favoritas, intentaba disculparme por la lefada a traición pero ella no parecía molesta, en realidad estaba distraída, seguramente dándole vueltas a lo ocurrido por la tarde.
E fin de semana transcurrió con normalidad. El sábado nos acercamos a la playa. Era abril, el agua todavía estaba demasiado fría, pero aquellos generosos veinticuatro grados animaban a pasear por la orilla y despanzurrarse al sol dúrate las horas altas del día. Pese a eso apenas había gente lo cual me frustró, no se lo dije a Eva, pero tenía la esperanza de continuar con nuestros jueguecitos.
El lunes comenzó de la mejor manera con la que puede comenzar un lunes, con trabajo acumulado, tres horas al teléfono, a medio día mi cabeza estaba a punto de reventar.
Vi un aviso de WhatsApp, era Eva.
“Estas liado”
“un poco, pero dime”
“adivina quién me ha hablado”
“estas de coña”
“el puto crio?”
“yes”
“que dice?”
Eva comenzó a enviarme pantallazos de la conversación de WhatsApp.
“que qué tal guapa”
“me recuerdas?”
“eras Eva verdad?, el otro día no te dije mi nombre”
“ya está?”
“sí, no le he contestado todavía”
Dejé el móvil sobre la mesa, con las palmas me froté las sienes, tenía demasiado trabajo como para entretenerme con aquello, pero la erección de mi pantalón decía otra cosa. Cogí el móvil de nuevo.
“Sorpréndeme, cuando vuelva me cuentas ahora tengo mucho lio”
“Vale”
“Besos”
Metí el móvil en el cajón e intenté continuar con mi trabajo, era imposible estaba en otro mundo, uno de sexo y perversión, las horas se hicieron eternas. Al medio día mientras me comía mi bocadillo de pavo le eché un vistazo al móvil, pero ella no me había enviado novedades así que lo dejé estar. A las cinco de la tarde, con un dolor de cabeza increíble y un hormigueo en el estómago, salí como alma que lleva el diablo camino a casa.
Entré, Eva estaba en el sofá, al verme se levantó de un salto se me abalanzo y me besó.
-Tienes que ver esto. -dijo cogiendo su móvil.
- ¿Qué te ha dicho el enano ese? -
-Míralo tú mismo. - y me dio su móvil con la conversación de WhatsApp abierta.
“sí, soy Eva”
“Tú eras?”
“me llaman Jota”
“de Juan José”
“encantada J”
“el de la foto de WhatsApp es tu novio?”
“Muy directo tu no?”
“Si, es mi novio”
“felicítalo de mi parte”
“Jaja”
“lo dicho muy lanzado”
“joder pues estas muy bien”
“porque me pediste el numero el otro día? “
“mis colegas me apostador a que no lo hacía”
“y si te apuestan que te tires a un pozo”
“bueno tirarme a una tía como tu es mejor que tirarse a un pozo”
“que dices chaval, que te doblo en edad”
“Y?”
“Y no deberías decirme esas cosas, no me conoces de nada”
“te llamas Eva, tienes novio y estas buena que te cagas”
“si este va a ser el tono no hablo más contigo”
“era coña, no te enfades, soy el mayor de la pandilla te fardar un poco”
“pues contrólate chaval”
“Perdona, no quiero que te enfades”
-Le paraste los pies. -dije riendo.
-Ese cabroncete va muy “lanzado”. -
-Seguramente no estaba solo, sus coleguitas estarían leyendo la conversación y por esos tenía que fardar un poco. -dije y continué leyendo.
“volverás?”
“a dónde?”
“a correr”
“Voy dos veces por semana, así que si”
“viernes y?”
“martes”
“ok guapa pues nos vemos allí y te presento al resto de mis
colegas”
“que jeta tienes chaval”
-Hostia! -solté al terminar de leer, le devolví el móvil a Eva. -Si que es lanzado el enano hijo de puta.
-Ya te digo, pero me ha dejado chorreando. -la cara de mi novia era un poema, en ella ese mezclaba la culpabilidad y la excitación.
- ¿Vas a volver? -
-No seque hacer, creo que es el Rubicón, si cruzamos esta línea no hay vuelta a otras.
-Es tu decisión no voy a forzarte a nada, si decides parar lo entenderé.
- ¿A dónde conduce esto?, las ideas que me viene a la cabeza son demasiado locas, joder son delito, son unos críos. - dijo tapándose la cara con las manos.
-Si tienen dieciséis no hay problema. - yo estaba desesperado por que continuase con aquella locura y si necesitaba un empujoncito estaba dispuesto a dárselo.
-Entonces, me presento allí los saludo ¿Y qué? -dijo se la notaba aturdida.
-Esos chicos no saben ni que hacer contigo, improvisa, casi les doblas la edad, puedes controlarlos perfectamente. - dije mientras la abrazaba y le besaba la frente. -Tus pones el límite.
- ¿Quieres que ponga cachondos a esos chicos delante de ti? - me lanzó mirándome a los ojos.
-SI.
-Dilo.
-Quiero que pongas cachondos a esos chicos mientras yo lo miro. -
No dijo nada, se dibujó una leve sonrisa y me beso, se puso de rodillas y mirándome a la cara se deshizo de mis pantalones y mi ropa interior. No aguante ni cinco minutos me corrí en su boca de forma violenta justo cuando mi polla estaba en los más profundo de su garganta, espero hasta la última descarga y se la saco, tosió tenía la cara congestionada, se limpió con el dorso de la mano.
-Me voy a pegar una ducha. - dijo mientras se levantaba.
Estaba mareado y no solo por la tremenda mamada que acababa de recibir, todo aquello me parecía irreal, mi novia, una diosa esculpida en mármol cachonda perdida por que unos adolescentes intentaban hacer guarradas con ella. Y yo lejos de cabrearme y partirles la cara, se la ponía en bandeja de plata.
La semana fue insoportable, no podíamos pensar en otra cosa, el tal J no había dado señales de vida por el WhatsApp tampoco queríamos comenzar nosotros la conversación, pareceríamos desesperados, que era la realidad, necesitábamos mantener el control de la situación. Eva había visitado el Decathlon de la ciudad. Mallas, top y unas zapatillas nuevas, ya estaba equipada para la nueva misión, fuese cual fuese.
Salí de trabajar después de comer, di largas por teléfono a un par de distribuidores, me estaba saliendo cara aquella nueva afición, y me fui a casa. Eva ya estaba equipada con su nuevo uniforme.
-Ya no tenemos el control de la situación. - dije embobado.
Las mayas blancas resaltaban de forma exagerada sus labios mayores, aquellas dos rechonchas protuberancias podrían sumir en la locura a cualquier hombre, el top no se quedaba detrás; con tirantes, color blanco y un escote que quitaba el hipo, siempre llevaba un sujetador deportivo debajo del top, aquel día no. Era demasiado.
-Madre mía, se van a correr al verte.
-Seria divertido. -estaba risueña, llevaba toda la semana esperando ese momento.
Nos acercamos en coche, la deje a unos doscientos metros del lugar y me fui al parquin. Dejé el coche y deshice el camino hacia los bancos donde se suponía estarían los chicos. A lo lejos pude ver a un chico intentando dar saltos con su bici, eran ellos estaba claro. Rodee el edificio de los baños y me coloque en el mismo sitio que el día anterior. Con un WhatsApp a Eva di el pistoletazo de salida a aquella locura.
-Hostia que viene ahí tíos. -dijo el más menudo de los chicos.
-Estaba claro. -soltó el tal Jota de manera prepotente.
-Joder como viene. -dijo el más gordito.
Todos se alteraron al verla llegar y sobre todo al ver su indumentaria. Sus pechos danzaban incontrolados mientras ellas se acercaban al trote. Incluso el J se quedó mudo, su fachada de chulito se acababa de caer arrastrada por sus propias babas.
No estaban preparados para lo que ocurrió a continuación, Eva no se paró en el banco a estirar como de costumbre, al verlos los saludo con la mano y los enfilo al trote borriquero, el meneo de sus tetas era demasiado salvaje, los chicos estaban petrificados, Eva tenía el control absoluto sobre aquellos zagales.
-Hola chicos. - dijo ella con una gran sonrisa.
-Hola Eva. - El tal Jota no podía casi articular palabra, el resto se limitó a saludar con un movimiento de cabeza.
-Bueno a Jota ya lo conozco, ¿cómo os llamáis el resto?
Uno de ellos, el más menudo con gafas de culo de baso, levanto la mano.
-Yo soy Andoni.
-Encantada Andoni, yo soy Eva. - se acercó al chico, este estaba sentado en el banco ella de agacho para darle dos besos y de paso regalarles una ración de tetas espectacular. El pobre Andoni no podía apartar los ojos de aquellos melones. Al darse cuenta de la recompensa todos se presentaron.
-Yo soy Carlos. - dijo otro con la cara invadida de acné. Eva se le acercó y le panto dos besos.
-Yo Miguel. - este chico era el regordete se levantó como un resorte y mi novia también le dio los besos de rigor
-Me faltas tu. -
-Mis colegas me llaman Choro. - El chico estaba en shock no sabía si levantarse o quedarse sentado y recibir su ración de pechos. Ella se lo aclaro enseguida, le coloco una mano en el hombro para que no se moviese y le planto dos besos.
Los chicos estaban bajo su embrujo.
-Y mis besos. -Jota seguía apoyado en su bici, su cara había recuperado aquella mirada picara.
-Es verdad. - Eva se acercó al chico, este dejó la bici en el suelo y agarro a una sorprendida Eva por la cintura para darle los dos besos, el segundo de ellos peligrosamente cerca de la boca. Mi novia se dio la vuelta, pero el chaval no la soltó, su brazo derecho seguía rodeando la cintura de Eva, estaba fardando ante sus amigos ojipláticos, Eva hizo ademan de soltarse, por un momento la cara del crio mostro un asomo de miedo, era todo fachada, en realidad estaba tan acojonado como sus colegas, ella se dio cuenta y lo dejó estar.
-Bueno chicos, ¿Qué tal el insti?.-dijo Eva recomponiéndose.
-Regular, hemos cateado unas cuantas. -dijo el tal Andoni.
-Todos menos Miguelon, es un chapas. -dijo Choro señalando al chaval regordete.
-En el futuro lo agradecerá haber estudiado, ya veréis. -sentencio ella. - ¿Qué planes tenéis para este verano, si cateáis muchas vuestros padres os van a castigar?
-Mis padres pasan de todo, falsifico las notas y listo. -dijo el chaval de la bici.
-Eso no te va a servir siempre, cuando se enteren te la cargas. -dijo Carlos.
-Supongo, pero este verano me libro, así que habrá que aprovecharlo bien. -dijo Jota mirando a mi novia.
- ¿Que planes tenéis?
-La semana que viene acabamos las clases y ese finde abren la playa fluvial, así que despanzurrarnos al sol supongo, y ver chicas guapas. -
-Muy listos vosotros, ¿ninguno tenéis novia?
Todos negaron con la cabeza.
-Deberíais buscaros una y dejar de mirar a las chicas en la playa, o en los parques. -dijo mi novia mientras giñaba un ojo.
-A ti no te miramos, te admiramos. - Le espetó Jota, ella soltó una sonora carcajada.
-Muy bien chicos, pero que muy bien, me siento muy alagada, pero creo que debería seguir con mi rutina.
-No, ¿nos vas a dejar aquí? Dijo el chaval de la bici fingiendo tristeza.
- Me temo que si, a no ser que os apetezca correr cinco kilómetros.
-Yo tengo la bici. -dijo el chico mirando a sus compañeros los cales negaban con la cabeza sobre todo Miguel el más gordito.
-Ya nos veremos otro día y charlamos, ¿sí? -
-Espera, ¿vas a ir a la playa alguno de estos días?
-No soy mucho de playa yo, creo que tengo un par de bikinis nada más y hace años que no los uso. Dijo Eva mintiendo, sí que solíamos ir a la playa, de hecho, en alguno de nuestros viajes pudimos disfrutar de algunas de las más hermosas playas de Tailandia o de Cuba, intentaba, supongo, bajar las expectativas de los chicos, bastante atolondrados estaban ya.
-Porfa tienes que venir un día con nosotros.
-Bueno ya veremos, ahora me voy antes de que se me entumezcan los músculos. -dijo mientras comenzaba a dar saltitos para calentar, comenzó a correr despacio despidiéndose con la mano de los chicos.
Cuando volví al parquin ella me esperaba apoyada en el coche, cruzada de brazos y con una sonrisa de oreja a oreja. Durante el trayecto de vuelta me relató con pelos y señales todo lo ocurrido y aunque había estado presente me fascinaba ver como mi novia se excitaba más a cada nuevo paso. Ya en casa decidimos dales un tiempo a aquellos chicos para que se calmasen.
Durante las semanas siguientes nuestra vida volvió a ser anodina, continuamos con nuestras rutinas diarias, eso sí, ella dejó de entrenar en el paseo. No volvió a hablar con Jota a través de WhatsApp, todo estaba en calma.